Austría-Hungría esperaba un paseo militar. Envió a dos cuerpos de ejército, con 200.000 hombres, para acabar definitivamente con el orgullo eslavo que Serbia representaba.
A su mando, Oskar Potiorek, el gobernador de Bosnia que había visto morir al archiduque Fernando. Un vengador adecuado.
Sin embargo, su despliegue fue lento, despreocupado y mal diseñado. Rápidamente, un ejército serbio de proporciones semejantes acudió desde todos los confines de la pequeña nación impulsado por un fanatismo vengador y sanguinario.
La sagrada tierra de Serbia había sido invadida.
En las últimas horas del 15 de Agosto, mientras las fortalezas de Lieja aún resistían en el Oeste, pequeños grupos de infantería serbia comenzaron un ataque nocturno sobre las posiciones de la monarquía dual.
Rápidamente, las posiciones colapsaron y las fuerzas invasoras se retiraron en desorden, no deteniéndose hasta la línea de aldeas donde se habían instalado las posiciones artilleras. Aquí se logra un éxito momentáneo deteniéndo a los serbios al mando del principe de la corona, Alejandro.
Los austro-hungaros lanzan un contra-ataque sobre la línea del río Dobrava, que fracasa estrepitosamente. Los Serbios siguen intentándo desbordar la posición del monte Cer, lográndo ciertos éxitos en los asaltos nocturnos, pero sin conseguir destruir la resistencia de los invasores.
Sin embargo, los Austro-Húngaros están inmovilizados, y son incapaces de apoyarse mutuamente. Los serbios, conscientes de ellos, lanzan una serie de poderosas ofensivas simultáneas, que obligan a los generales de la monarquía dual a ordenar retiradas parciales que rápidamente se convierten en una retirada sin freno, que no se detiene ni siquiera en la línea del Drina. Fuertemente hostigados por los serbios, centenares de soldados se ahogan al tratar de cruzar el río, que tampoco detiene a los serbios. Tras una batalla de dos días, los serbios conquistan la fortaleza de Sabac, en territorio de la Bosnia Imperial.
Ya en territorio enemigo, tras expulsar a los invasores del sagrado suelo Serbio, el Rey Pedro recibe un telegrama con las noticias de la victoria.
Era el 24 de Agosto, y Austria-Hungría había sido completamente derrotada. Ese mismo día los ejércitos alemanes invadían Francia."El grueso del enemigo ha sido derrotado en Jadar y Monte Cer. Nuestras tropas le persiguen dentro de su territorio"
Rusia no habría necesitado intervenir...