El francotirador británico en la Primera Guerra Mundial

Los distintos Ejércitos que participaron en la Gran Guerra.

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Napoleonidas
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El francotirador británico en la Primera Guerra Mundial

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A comienzos de 1915, los británicos comenzaron a organizar sus propios pelotones de francotiradores, encuadrados en la estructura del batallón. Lo componían un Sargento, un Cabo y 16 Soldados-Tiradores. Al igual que sus homólogos alemanes, estaban exentos de efectuar las tareas típicas y de rutina de las trincheras; pudiendo elegir el asentamiento más adecuado para desempeñar con la máxima efectividad su precisa función. Podían moverse hacia posiciones enmascaradas y camufladas que se encontraran en “tierra de nadie” o por el contrario dividir la línea alemana en diferentes sectores, los cuales eran vigilados durante periodos de tiempo concreto, extrayendo conforme a la anterior labor, el informe o parte de observación pertinente.
A diferencia del “modus operandi” de los francotiradores alemanes, que generalmente actuaban en solitario y se valían sólo de unos prismáticos, en las escuelas británicas destinadas para el adiestramiento a tal efecto, se les enseñaba a trabajar por binomios (observador-tirador), los cuales alternaban su función; evitando así acomodos innecesarios y el cansancio de la vista. Se les inició en el manejo del telescopio de 20 aumentos, el cual requería gran destreza, habilidad y mucho entrenamiento, para sacarle todo el rendimiento posible, que era sin duda alguna excepcional por su alcance y claridad del objetivo.
La formación era impartida en gran medida por los componentes de la Lovat Scouts, una Unidad extraordinaria, compuesta de aproximadamente 200 hombres, procedentes de los guardabosques de las Highlands o “ghillies”. Sus capacidades y facultades para la observación eran míticas, ya que cuando se daban las condiciones de visibilidad apropiadas, eran capaces de detectar con sus telescopios; movimientos del enemigo a una distancia superior de 15 Kilómetros. Sin poder olvidarnos de su capacidad, adquirida en la caza del ciervo, para poder identificar blancos ocultos, invisibles; incluso para un combatiente de este tipo bien instruido.
El camuflaje era vital para la vida de un francotirador. Pues bien los miembros de la Lovat introdujeron un término nuevo en la jerga del “oficio”; el traje “guillie”.Éste había sido utilizado durante años por este personal, ya que facilitaba el acecho a la pieza de caza con rsultados muy óptimos. Estaba compuesto de una chaqueta holgada de arpillera cubierta de matas de material marrón y verde, y fajos de hierba que se confundían con el entorno, de tal forma que una persona no podía ver a otra así camuflada a una simple distancia de 3 metros.
Llegó a ser utilizado por los británicos, dedicados a esta labor, durante las dos Guerras Mundiales e incluso por componentes de otros Ejércitos.
A demás del traje anteriormente mencionado, los francotiradores encontraron otros inventos o ingenios para ocultarse de las vistas del enemigo. Los más usados eran árboles metálicos huecos, falsos cadáveres y guaridas subterráneas creadas a tal efecto. Un vez finalizó la Gran Guerra, el empleo táctico del francotirador se amplió, hasta convertirle también en explorador. De tal manera y cara a los mandos de los Cuarteles Generales, esta labor se convirtió imprescindible a efectos de “inteligencia militar” ya que estos “elementos”, eran los ojos y oídos del mando en la zona de operaciones (ubicación de tropas, establecimiento de nidos de ametralladoras, posiciones del mando enemigo).

Bibliografía: los francotiradores
Autor:Martin Pegler
Editorial: Osprey


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