Nadie ha dicho nada sobre el box art de UM, que firma V. Rudenko (la caligrafía en cirílico se me resiste), así que supongo que os gusta. Es un dibujo un poco tosco, más de pintura al óleo que al aerógrafo, pero tiene su encanto, y sobre todo, es un box art abundante, variado y fácil de recortar de las cajas, sin tener que borrar letras ni etiquetas nada, ¡por eso lo pongo!
Otra más, el primer cañón de asalto soviético, inspirado por los
Sturmgeschütze alemanes, los rusos hicieron una serie de cazacarros y cañones de asalto con el chasis del T-34 como base. El aspecto tosco y tan distintivo se debe a que bajo la presión de la guerra no había tiempo de diseñar piezas y manteletes a medida, así que se cogían los modelos disponibles de cañones en los arsenales, y se encajaban como buenamente pudieran en el chasis, cubriendo con planchas de blindaje los cilindros amortiguadores del cañón, de ahí el voluminoso aspecto de caja, con los prominentes remaches.
En este caso al chasis del T-34 se le instaló el obús M-30S de 122 mm. El trabajo de diseño empezó en abril de 1942, y en diciembre de ese año entró en producción. Hasta el verano de 1944, que fue reemplazado por el ISU-152 se fabricaron 1.150. Su principal tarea era destruir posiciones fortificadas en tiro directo, pero también era eficaz contra los carros enemigos. La onda expansiva del impacto directo de una granada de 122mm podía arrancar incluso la torre de un Tiger si se lograba un impacto a corta distancia. En Mayo de 1943 se introdujo un proyectil de carga hueca, pero al disiparse el efecto por la rotación del proyectil, apenas era más eficaz que el efecto de fuerza bruta de los proyectiles de alto explosivo.
Sólo un puñado de SU-122 sobrevivieron a la guerra, de los que sólo se conserva uno, en el museo de tanques de Kubinka.