Si, ya se que pareceria repetitivo, despues de todo, ¿Acaso los editores de libros en nuestro idioma no han decidido que "san" Antony Beevor es la ultima palabra al respecto, y que, con algunas excepciones (muchas de las cuales citaremos aqui), luego de Stephen Ambrose, Cornelius Ryan y Paul Carell ya todo estaba dicho al respecto?
La idea de este tema es demostrar que desde luego no es asi :
En primer lugar, a la derecha, tenemos “Fields of Fire: The Canadians in Normandy”, del historiador canadiense Terry Copp. Publicado por la University of Toronto Press inicialmente en el 2003 (una edición de tapa blanda salió al año siguiente).
El libro, compuesto de casi 400 páginas, es fruto de un esfuerzo continuado del autor, profesor emérito de la universidad Wilfrid Laurier de Ontario, Canada. Copp ha tomado como una labor personal el profundizar en los diversos aspectos que hasta los años 90’s hacían que la participación canadiense en la IIGM y sobre todo en la campaña de Normandia y el Noroeste de Europa fuese considerado más un mal chiste que otra cosa. No era raro ver una cierta actitud de condescendencia respecto a la actuación de dicha nación en el conflicto, siendo comunes términos como “deficiente”, “sobreentrenado” y de allí hasta “cierta incompetencia”.
Curiosamente cuando Copp se da a la tarea de revisar el verdadero rendimiento de las tropas de su país en esa campaña, encuentra varias cosas, por ejemplo que definitivamente se ha sobreestimado la eficacia canadiense, y más aun, que al mismo tiempo se tendió a exagerar la calidad y el rendimiento de las tropas alemanas. Sin embargo no debe entenderse que Copp escribió una obra patriotera, envolviéndose en la bandera de la hoja de maple. Cada cosa que el critica y expone, lo hace basándose en cuanta evidencia primaria y secundaria puede encontrar, no por nada antes de esta obra Copp participo durante los años 80’s en numerosos proyectos de recopilación de datos sobre la actuación de las tropas canadienses en la IIGM, además, Copp es del tipo de autores que refuerza sus trabajos visitando los sitios en donde tuvieron lugares las batallas, muy al estilo de Ian Daglish o Steven Zaloga (en sus últimos trabajos).
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Así pues, según Copp, el aura casi mágica que algunos vendedores de humo manejan con cuestiones como el veneradísimo “Auftragstaktik” no era una fórmula ganadora al 100 %, tal y como demostraron los Regina Rifles en Betreville al detener el ataque de la 12 SS orquestado por el también sobre estimadísimo “Panzer” Meyer (Copp no lo menciona, pero podemos encontrar un símil en el caso del malogrado ataque de la Panzer Leher sobre el área de la población de Le Desert el 11 de julio de 1944, ¡Esa memoria selectiva!...). Vamos pues, que el terreno en Normandía hacia que generalmente quien estableciese primero una defensa lo suficientemente fuerte podía detener al rival. Eso incluso a pesar de la aparente disparidad en cuanto a equipo (como la clásica comparación entre los M4 Sherman y los “gatos” alemanes). Copp demuestra de manera correcta que incluso la doctrina y tácticas empleadas por la Commonwealth en esas etapas de la guerra, si bien no eran perfectas, estaban lejos de ser una bazofia. Mucho del valor del libro esta precisamente en que complementa, a veces refuta y sobre todo matiza mucho de lo que hace varias décadas antes C.P. Stacy compilo en la historia oficial del ejercito canadiense en la IIGM en el noroeste de Europa : http://www.ibiblio.org/hyperwar/UN/Canada/CA/Victory/
Para eso el autor nos recuerda que, generalmente la actuación de cada unidad, fuese del bando que fuese, podía variar con el paso del tiempo, debido al natural desgaste, cambios de mandos, tipo de terreno, naturaleza del enemigo a enfrentar y una larguísima cantidad de factores, dejando en claro factores que luego se nos olvidan a los aficionados y no a pocos profesionales de la historia militar, como por ejemplo que :
Repito, Coop no llega a esas conclusiones en base a disquisiciones metafísicas, sino apoyándose en evidencia documental, como los registros y cuestionarios llenados por las mismas tropas, asi como los estudios de organizaciones tales como las unidades de investigación de operaciones (ORS) gracias a los cuales ahora se sabe que supuestos como los esgrimidos por S.L.A.Marshall (que muy pocos soldados de infantería aliados llegaban a disparar sus armas en combate, lo cual se ha probado que era falso) o la efectividad real de la artillería naval y terrestre asi como de las armas de aviones cazabombarderos (realmente un porcentaje muy bajo de efectividad).“La evidencia muestra que en ambos ejércitos, el alemán y el aliado, la motivación a combatir y la efectividad en combate variaban a lo largo del tiempo entre unidades e individuos. La motivación es un tema especialmente difícil de generalizarse. En Normandía, la gran mayoría de soldados en ambos bandos hacían la guerra con la creencia general de legitimidad y necesidad de lo que estaban haciendo. Muchos de ellos igualaban esto con lo que Leonard <V. Smith ha llamado “Proporcionalidad”, el estudio de Smith sobre la quinta división de infantería en la IGM le llevo a concluir que para el soldado de la tercer arepublica, el punto clave era ‘cuando y bajo que circunstancias ellos consideraban el nivel de violencia que se esperaba de ellos fuese relevante para el objetivo que compartían de ganar la guerra.’ Para los soldados peleando en Normandía, desde generales a rasos, el combate estaba sujeto a la misma clase de análisis racional. Las órdenes eran negociadas, corregidas o ignoradas conforme decisiones individuales se enfrascaban en cálculos de riesgo contra ganancia. Unidades que eran bravas y efectivas en una situación podían volverse cautas o inefectivas en otra. El liderazgo podía fallar conforme los hombres eran muertos, heridos o simplemente quedaban desgastados. Ese mismo liderazgo podía renovarse conforme nuevos hombres, en nuevas situaciones, creaban o recreaban la cohesión de la unidad o conforme los veteranos de combate volvían a ganar vigor.
La suerte jugaba un papel significativo en el desarrollo de la moral y efectividad de una unidad. Si un batallón era seleccionado para lo que se volvía una tarea imposible mientras que un batallón hermano se dejaba en reserva, las consecuencias sobrepasaban en mucho las del día del combate. Un éxito temprano en una batalla que se podía ganar igualmente tenía efectos a largo plazo, ya que una buena reputación era un camino seguro a liderar más “oportunidades” para demostrar proezas. Conforme las unidades ganaban experiencia, la moral y el liderazgo se fortalecían y estos aumentaban las oportunidades de éxito en el campo de batalla pero el éxito para un comandante de pelotón, compañía o batallón también significaban supervivencia en cuanto a la captura de un objetivo designado.
Todos los ejércitos que pelearon en Normandía entraron en la batalla entrenados para emplear doctrinas operacionales y tácticas explicitas. Dichas doctrinas eran buenas en algunas situaciones, pero de empleo peligroso en otras. Las doctrinas eran enmendadas, mal empleadas o ignoradas cuando las condiciones del combate cambiaban. Los alemanes se mantuvieron en el empleo del contraataque inmediato hasta que la experiencia convenció a los comandantes en primera línea que esa manera de actuar predecible jugaba con las fortalezas del lado aliado. Los aliados aprendieron que su versión de fuego y movimiento, esto es, la artillería neutralizando al enemigo mientras la infantería avanzaba al objetivo, rara vez funcionaba en la forma en que debía ser debido a la falta de precisión del fuego de protección. Ambos lados aprendieron que la supervivencia en un campo de batalla dominado por morteros y artillería significaba excavar y permanecer fuera de la vista del enemigo hasta que un avance o retirada cuidadosamente coordinado fuese ordenado. Una gran cantidad de aprendizaje tuvo lugar entre el día D y el final de agosto del 44.
Ejemplo de mapa
Aquí debo confesar que una de las razones por las que adiquiri el libro hace ya mas de dos años, fue debido a una rizpida y acida discusión con pepe guicho, EGEnio, el “Rainman” de los panzers y alguna otra bestia, durante la cual citaban a Copp con singular alegría, pepe guicho no era nuevo en eso, aquí mismo en el foro hay una participación suya en que ya citaba a Copp (por el 2005), siempre en relación a los problemas del tanque Sherman en cuanto a su proclividad a incendiarse luego de ser alcanzado. Copp de hecho contribuyo de sobremanera a la difusión de los estudios del ORS que incluían esos datos (en “Critica de Libros” hago una pequeña reseña de “Montgomery’s Scientists: Operational Research in Northwest Europe”, que no es sino la presentación de dichos reportes de investigación de operaciones editados bajo los auspicios del mismo Copp y el Laurier Centre de Canada.
El problema no es que se haga cita de dichos estudios a travez de Copp o de quien sea para resaltar que el Sherman era vulnerable al fuego AT aleman, sino que la banda anteriormente mencionada al parecer jamás leyó el libro al completo (¡Santo Google books Batman!) ya que de lo contrario se habrían encontrado párrafos como este (pag. 29 y 30, en relación a los pros y contras de las tácticas empleadas por la Commonwealth en cuanto a tanques e infanteria) :
Y es que va resultando que, con solo investigar un poquito, se encuentra uno con que Copp tiene sus razones para poner en la misma canasta al Sherman y al Churchill, este ultimo, supuestamente el tanque en Normandia mejor protegido del lado aliado, en sitios como la colina 112 se vio que el mismo porcentaje de tanques de ese tipo era puesto fuera de servicio y ardiendo que los vitupereados Sherman, lo cual simplemente indica que el asunto no era privativo de un solo modelo (en el frente del este pasaba lo mismo con el T-34 e incluso con los mismos Churchill enviados a la URSS mediante el préstamo y arriendo).“La doctrina británica, como se señala en mayo de 1944, permitia todo y prohibia nada. Se le dejaba a los comandantes individuales el desarrollar métodos para emplear sus tanques de manera efectiva. Dada la vulnerabilidad de los tanques Sherman y Churchill al fuego enemigo, dicha flexibilidad, cuando constante improvisación seria requerida en el campo de batalla, era un acercamiento apropiado al entrenamiento preinvasion.”
Pero centrar el libro de Copp en solo eso es dejar de lado la gran cantidad de datos expuestos y el enfoque que les da a los mismos, se analizan las batallas en que las tropas canadienses tuvieron participación en Normandía, desde Juno, la ya mencionada de Betreville, los terribles combates alrededor de Caen, las operaciones Spring y Totalize y la contribución canadiense (en colaboración con la 1ª div. Blindada polaca) en el cierre de la bolsa de Falaise.
Copp tiene un segundo libro, titulado “Cindirella Army”, donde hace el mismo trabajo sobre el ejercito canadiense, pero con lo sucedido después de Normandía, espero adquirirlo próximamente pues debo decir que me ha dejado enganchado. Ojo, no esta de mas advertir que es un texto bastante especializado, probablemente seria mejor que quien no conozca mucho sobre el asunto, se lea o relea a los “clasicos” sobre la campaña de Normandia, en especial sobre la actuación de las tropas de la Commonwealth (precisamente la historia oficial de las acciones del ejercito canadiense es una gratuita y buena opcion, aunque con sus reservas).
Sobre los aspectos digamos “formales” del libro, esta bien redactado, con un ingles muy ameno y con pocas palabras “técnicas”, las citas convenientemente se agrupan al final del libro (en lo personal no me gustan los textos que agrupan las citas al pie de pagina, muchas veces en vez de “pie” terminan pareciendo el “cuerpo” del texto, pero eso ya es algo subjetivo, y sobre todo la gran cantidad de fuentes primarias y secundarias es refrescante. Mapas y fotos, en poca cantidad, pero suficientes.
Creo que combinando estas obras con las de Mark Zuehlke, quien se especializa también en las acciones del ejercito canadiense, pero en un nivel mas operativo en el mismo teatro, podemos obtener una visión mas que moderna y objetiva de cómo fue realmente el desempeño de las tropas de dicha nación, un “ejercito ciudadano” (“CItizen Army”) y darse cuenta de que en verdad hicieron mucho mas y mejor de lo que uno pensaba.