¿Otro libro sobre la batalla de Leyte?, si, y (afortunadamente) vienen más.
Robert Lundgren es la muestra viviente de que los “frikkies” pueden lograr cosas grandes. Lundgren es colaborador asiduo de sitios como http://www.navweaps.com y un investigador incansable de temas tan arcanos como los detalles de la batalla naval de Guadalcanal en noviembre de 1942.
En este libro, Lundgren se dio a la tarea de hacer un recuento casi minuto a minuto, del encuentro de Samar, cuando la flota de buques de guerra japoneses del almirante Kurita se topa con grupos de portaviones de escolta de manera inesperada y los confunde con las fuerzas de tarea de portaviones rápidos en el área. Sucediéndose un confuso encuentro en el cual dichos pequeños portaviones y sus escoltas consiguen perdurar a pesar de enfrentarse a un enemigo que les superaba ampliamente en poder de fuego. Esto desde luego no sin incurrir en perdidas, que sin embargo en conjunto fueron más reducidas de lo que se hubiese esperado.
Lundgren no se sentía contento con los recuentos de la batalla, estaban en el aire preguntas clave sobre por ejemplo si el acorazado Yamato había alcanzado a algún buque, quien había hundido a quien, cual era la autentica secuencia de eventos y como estos afectaron las decisiones siguientes.
Así pues, Lundgren hace un verdadero esfuerzo forense y reconstruye la acción, basándose en cuanta fuente norteamericana y japonesa hay disponible hasta ahora, siendo el resultado muy disfrutable, digo, para quienes disfrutan de ese tipo de cosas claro.
El libro viene en tapa dura (288 paginas), con abundantes fotos, aunque probablemente la gran mayoría de las mismas no sean inéditas, ahora van en la secuencia correcta, de manera que podemos seguir la acción de una forma muy natural, lo mismo los mapas, de los cuales hay varios.
En lo personal, lo veo perfecto, pero como también dije, lo es para quienes se interesan en analizar los detalles para llegar a la cúspide, si por el contrario, está contento uno con saber que los japoneses perdieron, mejor pasar de él.
Obviamente Chuck no tiene reservas al respecto :
