“Blancos contra rojos. La guerra civil rusa”.
Evan Mawdsley.
Título original: “The Russian civil war”.
Traducción: Cristina García García.
368 páginas.
Desperta Ferro ediciones.
Madrid, 2017.
Dentro de poco más de un mes se celebra el centenario de la revolución rusa, uno de esos acontecimientos que cambian el curso de la historia. Durante este año han ido apareciendo trabajos que van desde la divulgación ligera al más erudito ensayo. Sin embargo solo uno se centra en la terrible contienda civil que asoló el país a continuación, y es del que vamos a hablar hoy.
Evan Mawdsley es un historiador estadounidense, profesor de la universidad de Glasgow y especialista en la Unión Soviética. El presente volumen fue publicado en 1987, y al saberlo más de uno fruncirá el ceño. ¿No se habrá quedado anticuado teniendo en cuenta la gran cantidad de fuentes que se han hecho accesibles desde entonces? Sin duda la nueva información habría obligado a cambiar detalles, valorar hechos de forma distinta y modular conclusiones. El propio autor escribió en 2008 que fue concebida como “una obra accesible y general sobre lo sucedido y espero que una nueva generación de lectores lo encuentre útil”. Veamos si es así.
Evan Mawdsley.
Lo primero que hay que mencionar es que defiende que el conflicto se inicia con la misma revolución, en Noviembre de 1917, y no como opina la mayor parte de sus colegas en Mayo de 1918 con el levantamiento de la legión checoslovaca. Aporta buenas razones para ello; no han terminado de convencerme pero dicha postura no perjudica su análisis.
Se trata de una obra general, centrada en los aspectos militares y políticos. Las batallas, cuando se describen, se hace con poco detalle. No se entra en la organización de los ejércitos. Poco se dice sobre su abastecimiento y nada sobre su financiación, lo cual se echa de menos para una correcta interpretación de los sucesos.
La guerra civil rusa fue de gran complejidad, con frentes muy diversos de relevancia variable.
Al encararse con ella caben dos opciones: ceñirse lo más posible a la cronología o atemperarla con criterios temáticos y geográficos. Mawdsley ha elegido esta última. En cada capítulo nos desplaza de un lugar a otro, y adelante y atrás en el tiempo. A veces eso ocurre dentro del mismo como en el 11, titulado “Omsk y Arcángel: Kolchak, Junio-Noviembre de 1919; Rusia septentrional, Noviembre 1918-Marzo 1920”. Ello exige un esfuerzo extra del lector para comprender la situación global en determinado momento, sobre todo si no se está familiarizado con los hechos.
Índice de la publicación.
El estilo es claro y conciso. La traducción buena, y apenas se han colado gazapos. Se hubiera agradecido que el tamaño de la letra fuera algo más grande. Hay dieciséis páginas con fotografías. Unos cuantos mapas ayudan a seguir la narración, aunque en ocasiones les falte algo de detalle.
Por todo lo dicho, y pese a estar superado en algunas cuestiones, constituye una introducción perfecta a la historia de la guerra civil rusa. Los interesados en la misma no se verán defraudados.
Desarme del ejército de Kolchak. Pintado por Mijaíl Ivánovich Avilov en 1926.
"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".
Lord Kitchener
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Ab insomne non custita dracone