El Gran Capitán

Saludos.

Podría comenzar el comentario escribiendo que entre el 23 y el 31 de agosto de 1942 los rusos perdieron 200 aviones en el frente de Stalingrado. Que solo les quedaban 97 cazas. Que el mando ruso les acusaba de “conducta bochornosa” por rehuir el combate y que algunos veteranos reconocen que se limitaban a formar círculos defensivos. Y que entonces recibieron a 8 pilotos del 586 Regimiento Femenino... de las que morirían 5 (otra fue capturada). Podría hablar de sus camaradas de las Brujas Nocturnas o de las que volaban los P-2, de sus logros y de su heroísmo... pero me quedaría corto porque el libro es mucho más.

La autora, Lyuba Vinogradova, sabe menos que algunos foreros sobre aspectos técnicos de la guerra, sobre las “performances”de los modelos alemanes o sobre las tácticas de combate. Ni falta que le hace, porque a cambio nos cuenta mil cosas que desconocemos. Que por el primer derribo, el 24 de septiembre, le dieron a Leda Jomiakova un premio de 2.000 rublos. Que había muchachas que llevaban 20 años sin cortarse el cabello y que lo hicieron por primera vez para ingresar en la Aviación. Que el amor romántico, las operetas, el tango y la música norteamericana eran populares en la URSS de Stalin. Que en los planes quinquenales no se programó producir pasta dentrífica ni papel higiénico, y solo un modelo de sujetador (sin pinzas). Que los pasamontañas se hacían de piel de topo. Que Stalin anunciaba por la radio que, como muy tarde, los alemanes serían vencidos el año 42. Que los rusos tenían un humor iconoclasta (aquí, literal): mancillaron la tumba del proyectista aéreo Peltiakov, muerto en uno de sus modelos, con un cincel para grabar: “Ya has visto que las características de vuelo no son las mejores”.

Nos habla de que, en la transición a la sociedad sin clases que era la dictadura del proletariado, las clases renacieron: los mecánicos eran inferiores a los pilotos, quienes no soló tenían ventajas materiales, sino que los trataban con desdén; lo mismo que los mecánicos respeto a los armeros y técnicos de mantenimiento.


La URSS era un sistema muy difícil de entender para un occidental. Y nuestros acercamientos, desde la afección o desde el odio, tienden a ser simplistas e incompletos. La autora nos presenta un realista cuadro de esa realidad tan difícil de aprehender. Una joven de 15 años se suicida cuando el sistema soviético la acosa por tener un cuaderno con poesías de Yesenin. Su hermana, marcada por ello, será heroína de la URSS. La aviadora Sonia Ozerkova cae tras las líneas enemigas. Es una luchadora nata, se viste de campesina y emprende una marcha para volver a su unidad. En el camino, mata a tiros a dos alemanes. Pero la SMERSH la juzga “¡Ha roto su carnet del Partido! ¿Qué has hecho estas tres últimas semanas?”. La pelan a cero y la condenan a muerte. Un sistema de crueldades innecesarias, como no dotar de paracaídas a las pilotos de U-2: ¡mejor muertas que la posibilidad de caer prisioneras!

Se condenaba a diez años de cárcel por sacar el paracaídas de una bengala para hacerse ropa interior, ya que el Ejército Rojo solo proporcionaba calzoncillos. Pero no solía castigarse a quien desertaba de su escuadrilla de retaguardia para enrolarse en una que estaba en el frente. La paradoja de un sistema carcelario con continuas faltas de disciplina

Había heroísmo, hasta suicidio heroico ante el acoso de los superiores. Un sistema intrínsecamente injusto y, aún así, que forjaba muchos seres de acero, que buscaban la perfección física e intelectual, que se recuperaban de lesiones aparentemente mortales para volver al frente y poder morir allí.

Me gusta el libro porque explica, sin pretenderlo, porqué la URSS gana. No fue solo la ayuda material de EEUU -que también-, no fue solo la superioridad numérica. Un estado soviético profundamente ineficaz se impone porque, además de disidentes, está lleno de defensores fanáticos. Millones de personas que creían en el ideal soviético y que laboraban para alcanzar el paraíso en la tierra. Los defensores convencidos de la URSS se guiaban por estas palabras de Raskova, la creadora de las unidades femeninas: “Podemos hacer lo que nos propongamos”. Si el edificio estuviese podrido, como vaticinó Hitler, hubiera bastado una patada en la puerta para derribarlo. El edificio podía tener muchas característica de cárcel y de patíbulo, pero en los años 30 y 40, también sólidos cimientos.

Eso sí, el libro no es recomendable para mitómanos, porque veremos cosas de las heroínas que no nos gustarán:. Raskova, aviadora mediocre ascendida como chivata de los organismos represivos; Litviak, fanfarrona y transgresora... Tampoco gustará a quien lo lea desde el amor o el odio a la URSS si no tiene intención de cambiar alguna de sus opiniones. Y también señalar alguna limitación del traductor, como que los Yak-1 llevaban nada menos que “seis misiles autopropulsados por cohete”... con lo fácil que era poner que “llevaban 6 cohetes”.


Aún así, para mi, un libro imprescindible sobre la II Guerra Mundial.

Me has impresionado, Buscaglia. Qué pocas veces se puede uno informar de esos entresijos.

A tomarlo en cuenta Buscaglia, probablemente para navidad...

Saludos.

Sí, informarse de los entresijos de la URSS es muy difícil. Para la vida diaria suele usarse la literatura como fuente indirecta, pero la literatura del realismo soviético no suele entrar en detalles cotidianos de cómo o qué se compra, qué se come y cómo se divierte uno. Y los libros políticos o militares suelen ser muy tendenciosos (y malos). Los antiguos de la editorial Progreso daban bastante vergüenza ajena y los del bando antisoviético... también. Leyendo "Yo escogí la libertad" de Kravchenko o cualquier obra similar no se explica que la URSS sobreviviera a Barbarroja. Recuerdo dos libros de Pellicer, aviador republicano español en la URSS. El primero, escrito en Rusia, stalinista. El segundo, en España, anticomunista. Pero ninguno de los dos te lo podías creer al 100%.

Por eso el libro me impresiona, porque es de una pasmosa sinceridad. No oculta nada de lo malo ni de lo bueno, es un baño de realidad. Esa realidad hasta ahora solo la había encontrado en testimonios de españoles que vivieron allí (Pepita Altuna, Lavín...) con los que pude tratar. Algo más de 400 páginas de verdad... eso nunca lo había visto sobre el tema de la Gran Guerra Patria.

Todo muy interesante. Ganaron la guerra por lo que has explicado y perpetuaron el régimen varias décadas, incluso tras la muerte de Stalin . Pero costó muchos cientos de miles de muertos.

Saludos.

Muy interesante.....me viene a la memoria un libro que leì este año, "Los que susurran" que cuenta muchas cosas terribles de la vida en la URSS, de un sistema donde habìa idealistas que creìan en el mismo, como muchos desalmados que aprovechaban el sistema para dar rienda suelta a sus bajezas.....

Que editorial publica el libro que comentas, Buscaglia...y de cuando data su edición....??


Saludos

Pablorojo escribió:Muy interesante.....me viene a la memoria un libro que leì este año, "Los que susurran" que cuenta muchas cosas terribles de la vida en la URSS, de un sistema donde habìa idealistas que creìan en el mismo, como muchos desalmados que aprovechaban el sistema para dar rienda suelta a sus bajezas.....

Que editorial publica el libro que comentas, Buscaglia...y de cuando data su edición....??


Saludos

Saludos.

La editorial es Pasado&Presente de Barcelona. Es del año 2016, yo tengo la 2ª edición. La autora, Vinogradova, era la que se encargaba de la parte "soviética" de las investigaciones de Beevor, sacando los documentos, seleccionándolos y traduciéndolos.

Excelente reseña, será interesante hacerse con el para conocer ese brutal algo más, por el que tambien ganaron la guerra los soviéticos.
Compra obligada



Me encanta la portada.

Saludos.

lonesomeluigi escribió:Excelente reseña, será interesante hacerse con el para conocer ese brutal algo más, por el que tambien ganaron la guerra los soviéticos.
Compra obligada



Me encanta la portada.

Saludos.

Saludos.

Compra o biblioteca pública, yo siempre defiendo esa opción que nada más triste que un libro "virgen" en una biblioteca. El libro está bien encuadernado, papel de calidad, con fotos y mapas. La traducción no es mala desde un punto de vista literario, pero el traductor no ha hecho el servicio militar y se nota no le interesa esa temática cuando tiene que bregar con cuestiones técnicas.

Realmente, el libro rompe con muchos tópicos. Los hijos de Stalin, Mikoyan... no se emboscan, combaten y mueren en el frente. Hay situaciones un tanto chuscas, como cuando una aviadora consigue que un comisario político cese en su charla de adoctrinamiento en los barracones levantando la manta de su cama e invitándole a continuarla desde allí. Mientras, otras aviadores sabían tan poco de la vida que confundían los preservativos con fundas para las medallas. Una piloto ahorra 19.000 rublos (te pagaban hasta por volver con el avión intacto) y su gran problema era evitar que se los robasen porque la URSS estaba llena de ladrones.

Incluso hay cuestiones que políticamente incorrectas desde la perspectiva actual. Pilotos que beben y realizan tocamientos a las compañeras pero a quienes ellas “en lo fundamental, consideraban buenas personas”.

La misma autora, que ha aclarado todo lo aclarable, confiesa que existen aspectos que nunca podrán quedar cerrados, pues quedan ocultos entre el mito y la mentira. Algunas de las mentiras proceden del estado soviético, otras de veteranas que acabaron por creerlas de tanto repetirlas.

Así, veremos que Litviak provocó la muerte de un compañero en una errónea maniobra de despegue y podía quedarse sin combustible porque tenía escaso conocimiento de lo que es un motor (cosas que la propaganda ocultó, falseando incluso los informes): la velocidad del viento o su dirección era algo que no consideraba fuera de las maniobras concretas del momento. La as pasaba su tiempo libre bailando y cosiendo uniformes no reglamentarios con bolsas verdes de propelente de antiaéreo y paracaídas de origen alemán (su uso particular, a diferencia del material soviético, no implicaba delito).

Cosa rara en un libro bélico, hay mucho amor: a la Patria, al Partido y a las personas. Amores informales, “caprichos”, amores romántico que seguían “el concepto de felicidad de la pequeña burguesía”, concubinato por conveniencia y hasta abortos ilegales. Amores que suelen acabar mal, como en las películas eróticas yugoslavas de los 80: Salomatin, pareja de Litvia, muere estúpidamente al hacer tres tirabuzones en un entrenamiento.

"Incluso hay cuestiones que políticamente incorrectas desde la perspectiva actual. Pilotos que beben y realizan tocamientos a las compañeras pero a quienes ellas “en lo fundamental, consideraban buenas personas”.

Así son las épocas, esto me ha recordado la película "FIN DE SEMANA EN DUNKERKE 1964) Una mezcla de realismo, drama y comedia en el cual Paul Belmondo la suelta un soplamocos por una provocación verbal a la entonces bellísima Catherine Spaak cosa que a esta no la molesta del todo, sino que forma parte del juego de ella...en estos tiempos esa escena no hubiera sido aceptado ni de coña, pero en 1964 lo visto en la pantalla ocurriría en todas partes.

Pues se lo acabo de pedir a mi biblioteca de referencia, pero primero me lo leo yo

Con esa reseña me has enganchado completamente Bus

Saludos

Triton escribió:Pues se lo acabo de pedir a mi biblioteca de referencia, pero primero me lo leo yo

Con esa reseña me has enganchado completamente Bus

Saludos

Saludos.

Es que de un buen libro es fácil hacer una reseña. Y este es un libro casi sin desperdicio, más allá de tres entuertos culpa del traductor (los misiles ya citados, “el Regimiento de la Normandía fancesa” y el “alambre de cuchillas”). Incluso cuando se sale del campo de las aviadoras. Por ejemplo, nos explica que el as Mijail Deviataiev logró huir de los alemanes ¡robándoles un bombardero! Esas cosas que solo parecía que pasaban en las pelis. Y la terrible reacción que tuvieron las autoridades soviéticas ante esta proeza.

En general se ve mucha miseria institucional. La propaganda alababa a las pilotos, pero en muchos casos no buscaron siquiera sus cadáveres para ponerles una tumba diga. El cuerpo de Tonia Lébedev (3 victorias), por ejemplo, solo fue recuperado por casualidad porque buscaban los restos de unos pilotos franceses. Para liberar a Klava Binova de un campo de prisioneros del SMERSH fue necesaria la intervención del mismísimo Vasili Stalin. Su delito era que, derribada en combate, estuvo agujereando durante tres días la tabla del vagón del tren alemán donde estaba hasta que llegó hasta hacer saltar el pasador. Se tiró del tren en marcha y anduvo 11 días por la estepa hasta volver a sus líneas.

Con Lidviak, que el mismo día de su muerte había hecho 4 salidas y era comandante de escuadrilla, tampoco hubo piedad tras su muerte... Prefiero no desvelarlo, pero fue algo surrealista (quienes hayan leído el inmenso cómic El Gran Duque verán que esa historia de ficción tiene que ver con los comentarios que se hicieron sobre ella).

Uno podría pensar “es un libro lleno de reproches y quejas”. Y no. Se justifica a los comandantes que despegan borrachos porque pocos buenos seres humanos podía aguantar esas responsabilidades y mandar todos los días jóvenes al matadero sin drogarse. Cuando la noche del 31 de julio de 1943, sobre Taman, “donde crecen las cruces de hierro”, el piloto alemán Josef Kociok prende fuego a cuatro U-2 del 588 Regimiento y 8 aviadoras mueren quemadas, la autora no pregunta porqué seguían sin tener paracaídas para ellas y sí para sus bengalas. No es tampoco un panegírico, hay situaciones ridículas y poco edificantes: la soledad de las aviadoras lesbianas. Incluso de las heroínas: Lidviak es tan bajita que, tras una aterrizaje forzoso, no la encuentran porque la hierba es más alta que ella; acepta imposiciones y actitudes incómodas de superiores para seguir volando; es cruel: “Los alemanes han empezado a usar novatos. No son más que chiquillos y me apetece acribillar uno más”.


Una cosa que me apena es que una de las aviadoras que más años vivió era hispanista e incluso estuvo trabajando en Cuba unos años. Lástima de entrevista...

Lo que le pasó a Lydia Lidvak creo que ya lo sabemos todos, escribí un artículo para el foro estos años atras...

lonesomeluigi escribió:Lo que le pasó a Lydia Lidvak creo que ya lo sabemos todos, escribí un artículo para el foro estos años atras...

Saludos.

Un gran artículo pero que no coincide exactamente con lo que expone Vinogradova. Tu artículo sigue el desarrollo de los hechos según la primera mecánica de Lydia. Pero esa mujer es un ejemplo de como, a base de repetir inexactitudes, hay personas que se las acaban por creer. Esa mecánica, por ejemplo, cuando Lydia murió hacía meses que no la veía porque no estaban en la misma unidad. Aún así, ella afirma que fue su mecánica hasta el día de su derribo, cuando desde hacía mucho Lydia tenía un hombre de mecánico. Es un caso un poco patético de adoración: la mecánica se dedicó en la posguerra a ser la albacea, la "memoria viva" de Lydia... y no iba a las reuniones de veteranas porque la contradecían diciéndole que dejase de inventarse cosas. "Yo le cosí el sostén que llevaba el día en que murió" afirmaba orgullosa cuando Lydia se cosía su ropa, era hija de modista y mucho más hábil que las demás en esos menesteres.

Versiones que circulaban boca a boca llegaban a afirmar que Lydia desertó, que un coche con oficiales alemanes la esperaba para evacuarla, que en la posguerra vivía rica en Suecia... despropósitos. Pero despropósitos que impulsó el estado, que presionó a otros pilotos prisioneros para que la acusaran.

Muy interesante, Buscaglia.

Buscaglia escribió:
La autora, Lyuba Vinogradova, sabe menos que algunos foreros sobre aspectos técnicos de la guerra, sobre las “performances”de los modelos alemanes o sobre las tácticas de combate. Ni falta que le hace, porque a cambio nos cuenta mil cosas que desconocemos. Que por el primer derribo, el 24 de septiembre, le dieron a Leda Jomiakova un premio de 2.000 rublos. Que había muchachas que llevaban 20 años sin cortarse el cabello y que lo hicieron por primera vez para ingresar en la Aviación. Que el amor romántico, las operetas, el tango y la música norteamericana eran populares en la URSS de Stalin. Que en los planes quinquenales no se programó producir pasta dentrífica ni papel higiénico, y solo un modelo de sujetador (sin pinzas). Que los pasamontañas se hacían de piel de topo. Que Stalin anunciaba por la radio que, como muy tarde, los alemanes serían vencidos el año 42. Que los rusos tenían un humor iconoclasta (aquí, literal): mancillaron la tumba del proyectista aéreo Peltiakov, muerto en uno de sus modelos, con un cincel para grabar: “Ya has visto que las características de vuelo no son las mejores”.

Los aspectos técnicos por sí solos, sin contexto, no terminan de explicar correctamente las situaciones...

Buscaglia escribió:
Sí, informarse de los entresijos de la URSS es muy difícil. Para la vida diaria suele usarse la literatura como fuente indirecta, pero la literatura del realismo soviético no suele entrar en detalles cotidianos de cómo o qué se compra, qué se come y cómo se divierte uno. Y los libros políticos o militares suelen ser muy tendenciosos (y malos). Los antiguos de la editorial Progreso daban bastante vergüenza ajena y los del bando antisoviético... también.

Poco a poco, con dificultades, pero van saliendo algunos trabajos. Hace tiempo leí el libro de "Los muchachos de zinc", de Svetlana Alexiévich, que crea un relato de la invasión soviética a Afganistán a través de los testimonios de los propios involucrados. Al margen del contenido y las conclusiones que se puedan extraer (que daría para otro hilo), la publicación del libro supuso enconadas reacciones en contra, incluso la autora fue demandada por alguno de los entrevistados que se retractaban y apoyados por ciertos intereses políticos intentaron hacerla callar. El secretismo está muy arraigado, pero trabajos como los de Vinogradova o Alexiévich están cambiando las cosas.

Hay una entrevista en Ivoox - Histocast a Lyuba Vinogradova la autora de "Brujas de la noche".
https://www.ivoox.com/blitzocast-028-en ... 588_1.html

Jonh Sandokan escribió:Hay una entrevista en Ivoox - Histocast a Lyuba Vinogradova la autora de "Brujas de la noche".
https://www.ivoox.com/blitzocast-028-en ... 588_1.html

Muchas gracias, desconocía esa entrevista .

Como dices Penthea, las cosas van poco a poco y con dificultades. Cuando desapareció la URSS, muchos pensábamos que se produciría una enorme eclosión de la investigación histórica pero al final muchos tópicos siguen igual. Recuerdo el cabreo de los padres de una alumna porque les hice ver "Enemigo a las puertas". La URSS había desaparecido hacía un cuarto de siglo, cuando ellos todavía eran menores de edad, pero su visión de la contienda la podía suscribir un comisario político. Si no llego a saber más que ellos del marxismo y la Gran Guerra Patria la cosa se habría complicado porque estaban molestos de verdad.

El regimiento de bombardeo nocturno, en una foto bien posada, con uniformes nuevos. Los periodistas estaban encantados con las aviadoras porque los aviadores generalmente no se dejaban fotografiar debido a que existía la superstición de que, cuando salías en una foto en la prensa, el destino lo compensaba matándote en breve. A ellas, por contra, les encantaba salir. Como las cartas no siempre llegaban, sus conocidos sabrían que seguían vivas.