John Keegan

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia Militar Internacional.

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Jaro
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John Keegan

Mensaje por Jaro »

ImagenJohn Keegan

Historiador Militar, el más innovador y brillante de la segunda mitad del siglo XX.
Nació en 1934, en una familia de irlandeses católicos. Hijo de un veterano de la Gran Guerra, nunca ha vestido uniforme. A los 13 años la tuberculosis le incapacitó para hacerlo. Graduado en Oxford, trabajó tres años en la Embajada americana en Londres, pero en 1961 consiguió un puesto de profesor de Historia Militar en la Royal Military Academy, de Sandhurst, un puesto que desempeñó durante 25 años.
Está casado con la escritora Susanne Keegan, con la que tiene cuatro hijos.
Se declara pacifista en un 95%, el otro 5% lo reserva porque dice que hay gente en el mundo con la que no se puede tratar sin violencia. Por ejemplo: Hitler.
Ha sido profesor invitado en Princeton y en el Vassar College. Colabora en el diario conservador Daily Telegraph escribiendo artículos sobre Defensa y junto a otro profesor de Sandhurst, Richard Holmes, escribió la mayoría de guiones de la serie de tv Soldiers.
En 1998 escribió y presentó para BBC Radio una serie de conferencias titulada War on our World, dentro del espacio llamado Reith Lectures. Lo relevante de esto último es que las Reith Lectures de la BBC Radio son encomendadas cada año a una eminencia especialmente notoria del mundo de la cultura para que ofrezca unas conferencias sobre el tema que desee. Han sido protagonistas de las Reith Lectures personajes como Bertrand Russell, Robert Oppenheimer, Arnold Toynbee, Ralf Dahrendorf, Daniel Boorstin, Edward Said, Anthony Giddens, Wole Soyinka... Buena parte de lo más selecto de la intelectualidad de la segunda mitad del siglo XX. Y entre ellos se ha contado John Keegan, un hombre dedicado al estudio de la guerra y las batallas, lo que demuestra el reconocimiento cultural que ha alcanzado la Historia Militar.
Cuando se hizo público que las Reith Lectures de 1998 correrían a cargo de Keegan, el Sunday Times publicó un artículo titulado: Demos una oportunidad a la guerra, refiriéndose a dar una oportunidad a la Historia Militar para enriquecer las ciencias sociales y las humanidades. La Historia de los conflictos bélicos no es una obscenidad sádica de la que apartar la vista con repugnancia, sino un patrimonio cultural revelador de facetas importantes de las sociedades y los hombres. El papel de John Keegan ha sido muy importante para dar a la Historia Militar este reconocimiento.

ImagenSandhurst

La Nueva Historia Militar

La revolución de John Keegan en el mundo de las ideas ha consistido, en gran medida, en destronar a la llamada Nueva Historia Militar de su poltrona teórica, desde la que amenazaba con desarraigar para siempre del mundo de la cultura el estudio de las tácticas y las batallas.
Hasta mediados del siglo XX la Historia Militar tradicional compartía el enfoque de Clausewitz, que preconizaba el análisis de una batalla o campaña con la intención de trascender sus aspectos particulares y llegar a deducir unas normas de validez general que dieran lugar al arte o la ciencia de la guerra. Clausewitz fue el maestro del ejército prusiano, que a su vez fue el embrión del ejército alemán, y éste el referente mundial desde Moltke hasta la Blitzkrieg.
Tras la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el mundo del pensamiento hizo uno de sus habituales movimientos de péndulo y los historiadores comenzaron a despreciar por completo el análisis de las batallas y de la toma de decisiones. El nuevo método de los historiadores consistió en tratar de explicarlo todo según la dinámica de fuerzas socioeconómicas impersonales. Para los historiadores de inspiración marxista (inspiración metodológica, no necesariamente ideológica) las decisiones políticas personales y las coyunturas bélicas no tenían capacidad explicativa. Autores como Peter Paret, Walter Kaegi o Allan R. Mollet, exponentes de la Nueva Historia Económica, despreciaban el análisis de las batallas y de la psicología de los líderes. Para ellos una batalla es sólo una anécdota en el devenir de los procesos sociales. Peter Paret incluso llamaba a las descripciones tradicionales de hechos bélicos: “historiografía de trompetas y tambores”. Esto conllevó el divorcio entre el público general y los historiadores militares. La obra de estos autores no atraía el interés de nadie fuera de los estrechos círculos académicos debido a su empeño en no narrar acontecimientos militares y diplomáticos, sino por el contrario hablar exclusivamente de bases económicas y de estructuras sociales.

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El rostro de la batalla

John Keegan cambió esto con su obra El rostro de la batalla, considerado ya un clásico de la Historia Militar. En este libro plantea una premisa lógica: los ejércitos se forman para guerrear, las armas son creadas para combatir, los líderes se preparan para batallar, por tanto la Historia Militar, que trata de ejércitos, armas y líderes, debe hablar de guerras, de combates y de batallas. Keegan señala que la vida de las naciones y los pueblos no se transforma por lo que los ejércitos “son”, sino por lo que los ejércitos “hacen”, y lo que hacen es ganar o perder batallas.
Keegan vuelve a la modalidad narrativa de hacer Historia, vuelve a la tradición cultural que comienza con Herodoto. Se trata de “ver” lo que hubiera visto alguien que estaba allí, volver a lo tangible, a la Historia a escala humana. La Historia Militar Tradicional, al estilo de Batallas decisivas del Mundo Occidental, de JFC Fuller, hablaba de generales y reyes, la Nueva Historia Militar hablaba de fuerzas económicas y procesos sociales. Ambos enfoques olvidan al protagonista de la historia: al ser humano. Keegan comienza a tratar temas nuevos: el tipo de heridas que causaba cada arma, la manera en que procuraban curarlas, la forma en que un soldado era hecho prisionero y el trato que recibía, la manera en que los oficiales impelían a sus hombres a mantenerse en sus puestos a pesar del temor y las heridas, cómo lucha la infantería contra la caballería, y la caballería contra la artillería, el espacio físico en que se produce el combate, la visibilidad, el olor… Los soldados llegan al campo de batalla cansados de la marcha, sufriendo las variaciones del clima, el hambre porque faltan provisiones o porque no hay tiempo para cocinarlas. Y después viene la aterradora espera. Se recurre al alcohol para combatir el miedo… o el aburrimiento.

Keegan busca recuperar la experiencia real de la batalla. Por ejemplo, al hablar de una unidad en Waterloo, el 71 Regimiento británico, dice que “… había dejado Leuze el 16 de junio, temprano, sin comida, y había marchado durante treinta y seis horas con altos menores de treinta minutos, para alcanzar Waterloo a tiempo para la batalla. Entonces los hombres se sentaron en sus mochilas durante la noche del 17 al 18 y el desayuno que recibieron cuando salió el sol fue el primero que habían tomado en dos días. Los soldados del 4 Regimiento estaban tan cansados la mañana del 18 que difícilmente se mantenían despiertos; durmieron, tumbados en campo abierto, durante las cuatro primeras horas de la batalla, a unas mil yardas detrás de la línea de fuego.”

El rostro de la batalla parte del análisis de tres batallas singulares: la de Agincourt, en 1415, la de Waterloo en 1815 y la del Somme en 1916, para indagar en la realidad de la guerra. La superficie del campo de batalla de Waterloo era veinte veces la del campo de Agincourt, y la superficie en que se desarrolló la batalla del Somme era veinte veces la de Waterloo. Igualmente cambiaron las armas, la disciplina, las tácticas… Pero la realidad de la guerra sigue siendo una misma, y su espíritu podemos destilarlo de la evolución de los combates de unos siglos a otros. Éste es el enfoque que comparten todos los libros de Keegan: apoyar la deducción teórica en el relato de casos históricos concretos.

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La Nueva Historia de las Batallas

Pero no se trata de hacer Historia Social de la guerra, de describir la vida cotidiana de los soldados y poco más. Keegan también analiza la estrategia, la diplomacia y el peso de la psicología de los líderes en la toma de decisiones. Ha escrito:

“La historia política del Siglo XX puede escribirse con las biografías de seis hombres: Lenin, Stalin, Hitler, Mao, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill.”

Esta forma de entender la Historia, tan alejada de los enfoques abstractos sobre fuerzas socioeconóm¡cas impersonales, le ha granjeado el favor del público general. De su libro sobre la Segunda Guerra Mundial se vendieron en los Estados Unidos casi 100.000 ejemplares.
Esta nueva forma de narrar la Historia Militar, denominada en ocasiones la Nueva Historia de las Batallas, la siguen otros autores, con prestigio en los círculos académicos pero a la sombra de Keegan ante el gran público. En Europa destaca Jean Chagniot, en los Estados Unidos Colin Jones y, sobre todo, Martin Van Creveld, del que se dijo en los noventa que era el gurú del pentágono.
Por citar un libro dentro de esta corriente que se haya traducido al español: Historia de la incompetencia militar, de Geoffrey Regan (Crítica, Barcelona, 1989) que junto a un análisis teórico general de las deficiencias organizativas de todo ejército, expone ejemplos de batallas especialmente mal previstas y mal dirigidas.

Keegan ha permanecido atento a la convulsa situación internacional del nuevo siglo XXI. Escribió un libro sobre la invasión de Irak y, tal vez de mayor interés, otro a raíz de los atentado del 11 de septiembre de 2001: Inteligencia en la guerra: el conocimiento del enemigo de Napoleón a Al-kaeda. Incluso al tratar el oscuro y nunca bien conocido mundo de la Inteligencia Militar, permenece fiel a su enfoque: combinar la teoría con la Historia. Teoriza sobre los objetivos de Inteligencia resumiéndolos en el intento de responder en tiempo real a cuatro preguntas: qué, cómo, dónde y cuando. Y sobre el proceso Inteligencia en la guerra, que analiza en cinco fases: adquisición de la información, transmisión, aceptación por el receptor, interpretación en el contexto de toda la información recabada y toma de decisiones por el mando sobre la base de esa interpretación.
Y este aparato teórico lo aplica sobre ejemplos concretos de la Historia en los que la acción militar ha estado ligada íntimamente al éxito o al fracaso de la Inteligencia.
Como fracasos de Inteligencia analiza el intento frustrado de Nelson de impedir el paso de Napoleón y su ejército a Egipto; el total fracaso de la Unión en 1862 por expulsar a Stonewall Jackson del Valle del Shenandoah, y el fracaso inglés en prevenir la invasión alemana de Creta.
Como grandes éxitos de Inteligencia analiza la victoria americana en Midway, la batalla del Atlántico contra los submarinos alemanes y la colaboración de la Gran Bretaña con la Inteligencia chilena en las Malvinas.
Pero Keegan va más allá del análisis de las actividades de Inteligencia para insertarlas en el funcionamiento general de las operaciones militares, y concluye en su libro que la labor de Inteligencia está siempre condicionada por la actitud del mando frente al enemigo: Incluso el mejor trabajo de Inteligencia es inútil si no hay una voluntad decidida de vencer al enemigo.

Obras de John Keegan:

• Barbarossa: Invasion of Russia, 1941 (1971)
• The Face of Battle (1976)
• Six Armies in Normandy (1982)
• The Mask of Command (1987)
• The Price of Admiralty (1988)
• Who Was Who In World War II (1978)
• The Second World War (1990)
• A History of Warfare (1993)
• Battle for History: Refighting World War Two (1996)
• Fields of Battle: The Wars for North America (1997)
• War and Our World: The Reith Lectures 1998 (1999)
• The Book of War (ed.) (1999)
• The First World War (1999)
• Winston Churchill (2002)
• Intelligence in War (2003)
• The Iraq War (2004)

Se han publicado en España sólo siete:

Barbarroja : invasión de Rusia (1974) Ed. San Martín

Dien Bien Phu (1975) Ed. San Martín

Waffen S S. Los soldados del asfalto (1979) Ed. San Martín

El rostro de la batalla (1990) Ejército de Tierra. Estado Mayor. Serv. de Publicaciones

Seis ejércitos en Normandía (1990) Ejército de Tierra. Estado Mayor. Serv. de Publicaciones

Historia de la guerra (1995) Ed. Planeta

La máscara del mando (1991) Min. de Defensa. Centro de Publicaciones

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Fuentes:

http://www.ejercito.mde.es/ihycm/revista/91/espino.html
http://www.booknotes.org/Transcript/?ProgramID=1198
http://nuevamayoria.com/ES/BIBLIOTECA/r ... 40430.html


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Mensaje por Urogallo »

"Siempre me ha marcado profundamente la marcha sucesiva de mis compañeros de promoción, que partían como oficiales a los diversos destinos imperiales: Kenia, Kuwait, Malasia...Mientras que mi enfermedad me forzaba a quedarme atrás".
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Mensaje por Pablorojo »

El "Rostro de la Batalla" es ya todo un clásico. Fue uno de los libros que más me impactó al leerlo pues por primera vez leía una obra sobre historia militar en el cual con lógica y maestria nos relataba la evolución de las armas utilizadas y de los tamaños del campo de batalla. Absolutamente recomendable.

Saludos.
"Cuando Stalin dice " bailen!! ", un hombre sensato baila."
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Re: John Keegan

Mensaje por Pablorojo »

Lamentablemente ha fallecido este prestigioso historiador militar. Que en paz descanse, seguiremos disfrutando de sus libros.....

http://abcnews.go.com/International/wir ... d-16922725
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Re: John Keegan

Mensaje por CASYD »

78 años, tampoco era muy mayor. DEP. :-...
Hace pocos meses Lee me habló muy bien de "Secesión". Espero poder leerlo antes de fin de año.

Un saludo.
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Re: John Keegan

Mensaje por Tosk »

Mi homenaje desde aquí...tengo el placer de tener un par de libros de su autoría en mi biblioteca. QDEP.

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Re: John Keegan

Mensaje por Larousse »

Lamentablemente no conozco nada de la obra del autor, pero la perdida de un buen historiador siempre es sentida.
¡La Garde meure mais ne se rend pas!
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Re: John Keegan

Mensaje por Urogallo »

La delgada línea roja pierde uno de sus principales apoyos...
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Re: John Keegan

Mensaje por lonesomeluigi »

Una pena que por el transcurso de la vida de pierdan autores de esta talla. Al menos dos de sus libros que aun conservo me iniciaron en temas militares. ¡¡¡Por lo que debo darle las gracias!!! :dpm:
DEP. :-...
Mölders era conocido por su gran carácter. Sus hombres lo apodaron "Vati" (papaito), en reconocimiento a su actitud paterna hacia ellos y también por el cuidado que tuvo en su bienestar. Era una persona devotamente religiosa que exigía que todos los aviadores aliados capturados por aquellos bajo su mando fueran tratados civilmente, y que a menudo invitaba cuando podía a estos pilotos capturados a cenar con él.
"Era un táctico maravilloso. Mi admiración por él era ilimitada. Tenía un gran ingenio y una gran personalidad. Era el hombre con más principios que jamás haya conocido".
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Re: John Keegan

Mensaje por Fernando Martín »

Estoy muy triste por la pérdida de uno de los más grandes. Para mi Keegan era un ídolo, un maestro de la Historia Militar.
Sus libros son buenísimos y están escritos con una maestría de crácter superior.
DEP el gran maestro.
a por ellos que son pocos y cobardes
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Re: John Keegan

Mensaje por pascual »

Asombra que Keegan estuviese de acuerdo, a grandes rasgos, con la estrategia norteamericana en la guerra de Vietnam. Creo que aunque sólo fuese por el hecho de que retrasase el triunfo norvietnamita. Aunque no estoy seguro. Si me lo podeís aclarar, me gustaría saber sí esto es cierto, o no.
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Sir Nigel
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Re: John Keegan

Mensaje por Sir Nigel »

De este autor he leído solamente The face of battle, y me pareció un buen libro. La verdad es que es muy ameno de leer, y estoy de acuerdo mucho de lo que dice Jaro en el primer post. Sin embargo, no creo que haya que ponerlo frente a los autores más centrados en lo socio-político, porque en realidad no hablan de lo mismo. Keegan intenta acercar al lector a la experiencia de la guerra, los otros intentan encuadrar ésta (y sus consecuencias) en un ámbito más amplio. Uno intenta conseguir algo parecido a lo que se logra con una novela, haciendo que el lector forme parte de una "historia" y sienta lo que sienten los "personajes", los otros hacer un análisis impersonal. Aunque se incluyan todos en Historia Militar, en realidad son dos géneros diferentes.

Lo "bueno" de Keegan es que le es mucho más fácil llegar al lector y así popularizar un tema. Lo "malo" es que es, por su propia forma de encararlo, muy subjetivo e interpretativo. Pero el mayor problema que le veo a Keegan es que el enfoque es autoconclusivo (o al menos lo es en The face of battle): realmente no importa porqué está nadie en el campo de batalla, qué consecuencias habrá, ni siquiera porqué se está luchando de esa forma y no de otra (y aquí volvemos al apartado socio-político). El único margen que deja es la reinterpretación de lo ya expuesto: si a los soldados les afectó tanto no haber comido ese día, si los arcos largos tenían o no esa potencia, etc., etc.

Yo creo que Keegan hizo un gran aporte al mostrar nuevas formas de encarar el tema. No creo que esa forma de encararlo sea la más completa, pero seguramente le ha dado una herramienta más que poder usar a los que escriben Historia militar.
El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
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