Historia de los militares incompetentes

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia Militar Internacional.

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Mensaje por Gebisjager »

"RECUERDA MAJUBA"

Imagen General Colley en Majuba

A principios de febrero de 1881 el General Sir George Pomeroy Colley, Alto Comisario británico para África del Sureste, se encontraba en Newcastle, Natal, listo para marchar hacia el Transvaal donde se encontraban los boers en revuelta contra la corona británica.

Importantes refuerzos estaban en camino a Sudáfrica, pero con la desventaja para Colley de la llegada de un General más antiguo, Sir Frederick Roberts, para reemplazarlo. Así las cosas, Colley se trasladó con las fuerzas que disponia y sufrió una primera derrota en Laing's Nek.

El 7 de febrero de 1881 Colley lo intentó de nuevo, atravesando el río Ingogo, donde sufrió otro fuerte revés en manos de los guerrilleros Boer. El 12 de febrero de 1881 el General de Brigada Sir Evelyn Wood VC, un veterano guerras coloniales británicas, llegó a Durban con varios regimientos apresuradamente sacados de la India: el 15º de Husares, 2º/60º de Rifles y la 92º de (Gordon) Highlanders. Al juntarse con Colley, Wood trató de converle de que esperase hasta la llegada de más refuerzos desde Gran Bretaña. Mientras tanto, Wood volvió hacia el río Tugela para organizar la llegada de nuevos efectivos.

Colley no tenía la intención de cumplir lo pactado con Wood y en la noche del 26 de febrero de 1881 se puso en marcha, hacia las posiciones de los boers, con una pequeña fuerza de infantería: 22 oficiales y 627 hombres del 58º Regimiento, 60º Regimiento de Rifles, 92º Regimiento de (Gordon) Highlanders y un destacamento de la Royal Navy.

Dos compañias de la 2º/60º Reg. se quedaron como piquete en la base del Monte Inguela en el camino hacia Majuba con una tropa desmontada del 15º de Husares y 2 compañías más de infantería de un poco más lejos a lo largo de la carretera.

La fuerza británica alcanzó la cima de la colina de Majuba en la madrugada y, agotada, cayó al suelo en la meseta que se extendía a lo largo de las cumbres oblongas. El General Colley poco se hizo para preparar una posición, pues no había traído la artillería, ni dio la orden a sus hombres para atrincherarse.

Cuando amaneció los boers acampaban en el noreste en tierras más bajas, así para su consternación los británicos se encontraban por encima de ellos. Con gran agitación esperaban un ataque contra su campamento, pero Colley se mantuvo pasivo.

Imagen Mapa de la batalla de Majuba

Los boers rápidamente formaron un grupo de asalto, dirigido por Nicolas Smit, formado por voluntarios de diferentes comandos, con un total de al menos 450 hombres, quizás más, para atacar a la colina. Su objetivo: rodear a los británicos por los flancos de Majuba. Los boers que conocían muy bien la colina, por lo que sabían cómo subir los senderos y permanecer bajo cubierta, mientras que los tiradores más veteranos les cubrían. Se dice que los boers disparaban tan rápidamente que sólo se podían ver de sus fusiles a través el humo. Su táctica: acosar a los enemigos a larga distancia, evitando el cuerpo a cuerpo y abatiendo a los británicos uno por uno. Su fuego era tan preciso que los británicos poco apoco comenzaron a abandonar sus posiciones.

Imagen Ilustración del London News de la batalla de Majuba

Los británicos no habían ocupado toda la cumbre y los boers fueron capaces de infiltrarse en la cresta, con lo que efectuaron fuego sobre las tropas británicas desde los sectores más altos de la meseta. Las bajas británicas se amontonoban. El mando estuvo poco coordinado. El Teniente Ian Hamilton (más tarde General) instó a Colley a cargar sobre la línea boer, pero el general le refrenó.

Finalmente la infantería británica, sufriendo considerables bajas, abandonó sus posiciones y huyó de la parte superior de la montaña, dejando un pequeño grupo de 20 hombres del 92º de Highlanders en la parte oeste de la colina(Gordon's Knoll). Dicha fuerza estaba bajo el mando del Alférez Macdonald. Los hombres morían, uno a uno, por la lluvia de fuego. Al final sólo Macdonald y el Cabo Turner se mantuvieron, hasta que en última instancia Macdonald se vió obligado a luchar con los puños, e incluso a arrojarar piedras contra los boers hasta que fue capturado.

Imagen Cabo Turner en Majuba

En medio de esta gran confusión y con bajas en aumento, Colley ordenó la retirada justo antes de que fuera abatido y muerto por los tiradores boer. El resto de la fuerza británica huyó cuesta abajo por las expuestas laderas de Majuba, donde se vieron tiroteados por los certeros boer, que se habían aliniado en la cumbre, para luego verse envueltos y perseguidos por comandos boers montados. Sólo el fuerte bombardeo de los cañones de la Royal Artillery detuvo el avance boer. La batalla había terminado. Los británicos en aquél fatídico día tuvieron 92 muertos, 134 heridos y 59 prisioneros. Por su parte los boers tan sólo tuvieron un muerto y 5 heridos.

Imagen Retirada de Majuba


En particular los errores de Colley fueron mayúsculos:

- Vanagloria (ya que trató de ganar la guerra contra los boers con recursos insuficientes antes de que pudiera ser reemplazado por el general Roberts).

- Subestimación del enemigo (ni fortificó su posición, ni aprovechó su ventaja táctica inicial)

- No asimilación de las posibilidades de nuevas armas y formas de combate

En general, aunque la batalla de Majuba tenga pequeño en alcance, es históricamente importante por las siguientes razones:

- Llevó a la firma de un tratado de paz y más tarde la Convención de Pretoria, entre los británicos y la recién creada República de Sudáfricana, que puso fin a la Primera guerra Anglo-Boer.

- El empleo de fuego y el movimiento ( "vuur en bewug" en afrikaans) táctica empleada por los boers, especialmente por el Comandante Smit en su asalto final sobre la colina, que fue años por delante de su tiempo.

- Para los británicos puso de manifiesto muchas de las deficiencias de un ejército inmerso en los métodos bélicos de principios del siglo XIX y que no comprendía las implicaciones y las posibilidades de las armas modernas de retrocarga y largo alcance.

- Junto con las derrotas en Laing's Nek y Schuinshoogte, esta tercera humillante derrota a manos de los boers, ratificó la fuerza de los boers en la mente de los británicos, la cual, sin duda, tuvo consecuencias psicológicas en la Segunda Anglo-Boer. "Recuerda Majuba" se convirtió en su grito de guerra.

Imagen Mapa con las batallas de Majuba, Laing's Nek y Schuinshoogte

http://rapidttp.com/milhist/vol052gr.html

http://www.britishbattles.com/first-boe ... a-hill.htm

http://pw1.netcom.com/~reincke/majuba.html

http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Majuba_Hill


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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

ADOWA (ADUA), 1896:

Imagen

El afán de los italianos por penetrar hacia el centro de Africa desde su colonia de Somalia les llevó a una multitud de pequeños choques contra fuerzas derviches del Mahdi de Sudán y del Negus (emperador abisinio) Menelik II. No eran enemigos despreciables. Los derviches habían expulsado a los ingleses del Sudan y Menelik era el soberano del único reino cristiano libre de Africa ( con excepción de Liberia). " El león de Judá" no reinaba sobre un país totalmente atrasado: Los contactos con occidente habían permitido un activo mercado de armas que los italianos no habían cortado adecuadamente. Una falta de previsión suicida.

Los italianos habían contenido en parte las ansias de los derviches, pero sus verdaderas intenciones apuntaban a Abisinia, un reino extenso y rico que podía colmar las insatisfechas ansias imperiales de Roma, y de su primer ministro Crispi.

Imagen Oreste Baratieri

El General Oreste Baratieri, comandante en jefe de las tropas italianas en Somalia, recibió ordenes tajantes para comenzar operaciones ofensivas contra Abisinia. Operaciones que deberían concluir en la anexión total, o al menos parcial, del territorio para Italia.

El ejército italiano estaba compuesto de cuatro brigadas que sumaban aproximadamente 17.700 hombres, con 56 piezas de artillería. Una de ellas era una brigada de askaris (infantería nativa reclutada en Eritrea, con oficialidad italiana) bajo el mando del general Matteo Albertone. Las tres brigadas restantes eran unidades italianas formadas por reclutas, pero también comprendían unidades de élite bersaglieri y alpini, bajo los generales Vittorio Dabormida, Giuseppe Ellena y el propio Baratieri. Las cuatro brigadas italianas avanzaron, por separado, por diversos pasos de montaña hacia un polvoriento villorio, Adowa ( Adua), que daría nombre a la batalla. Este trayecto nocturno y por vías montañosas las alejó mucho, de forma que al amanecer del 1 de marzo se encontraban separadas por varios kilómetros en un terreno hostil y abrupto.

Imagen Menelik II

Menelik II y su ejército (que sobrepasaba ampliamente en número a los italianos, consecuencia de las levas feudales que le debian servicio, puso a su disposición un ejército de campaña de más de 100.000 hombres: 82.000 armados con fusiles modernos y espada, 20.000 con lanzas y 8.000 de caballería) se habían levantado temprano para asistir a los servicios religiosos. Al conocer la noticia del avance italiano, el emperador reunió los ejércitos separados de sus nobles (Ras Makonnen, Ras Mikael, y el Negus Tekle Haymanot de Gojjam) y avanzó hacia los italianos .

Imagen Mapa de la batalla de Adowa

La brigada de askaris del general Albertone fue la primera en sufrir el embite abisinio, cerca de una colina llamada Enda Chidane Meret. Los askaris resistieron bien a embestida abisinia, en parte gracias al apoyo de la artillería italiana, pero se enfrentaban a un ejército mucho mayor. El combate duraba ya tres horas, hasta que Menelik II decidió enviar su reserva de 25.000 soldados de Soa, que aplastó a la brigada de Albertone.

La brigada italiana de Dabormida , a gritos de “¡Viva Italia!”,se había trasladado hasta el lugar del combate en ayuda de Albertone, pero no pudo alcanzarlo a tiempo. Lejos del resto del ejército italiano, se vio obligado a combatir a los abisinios. Sin embargo, el factor numérico, el valor, la ferocidad y fervor religioso de los guerreros de Soa condujeron a la muerte del general italiano y la destrucción de gran parte de esta nueva brigada. Tras este nuevo triunfo, las tropas de Menelik II atacaron a las dos brigadas restantes y las aplastaron nuevamente en el monte Belah. Al mediodía, los supervivientes del ejército italiano se retiraban ante una batalla ya perdida.

Aunque Baratieri fue juzgado y absuelto por un tribunal militar, cometió errores magistrales:

- Con un reconocimiento casi nulo, y una inteligencia deficiente, los italianos avanzaron en medio de un terreno dificil y agreste sin mantener la cohesión...

- En lugar de mantener sus fuerzas concentradas, para ofrecer un frente unido, Baratieri desplegó a sus columnas muy separadas unas de otras...posiblemente con el objetivo de evitar que el enemigo huyese al interior del pais, forzandole a penetrar en el interior de Abisinia con las dificultades logisticas que esto conllevaría. Creer que Menelik no defendería sus fronteras era no conocer en absoluto al rey de reyes. En una repetición de Little Big Horn, los nativos fueron concentrando sucesivamente sus fuerzas contra cada una de las columnas invasoras, lo que les permitió disponer de una superioridad numerica aplastante.

La Batalla de Adua había costado la vida de 289 oficiales de italianos, 2.918 soldados europeos y cerca de 2.000 askari. Además, 954 soldados europeos habían desaparecido, mientras que 470 italianos y 958 askari resultaron heridos. Unos 700 italianos y 1.800 askari cayeron en manos de las tropas etíopes. Cerca de 70 italianos y 230 askari fueron torturados hasta la muerte antes de Menelik decubriera dichos actos y los pusiera fin. De los askaris capturados, 800 fueron considerados traidores, y su castigo fue la amputación de sus manos derechas y sus pies izquierdos. Además de las pérdidas humanas, el ejército italiano perdió 11.000 fusiles y todos sus 56 cañones, y tuvieron que soportar los ataques del campesinado abisinio en su retirada.

Se estima que unos 7.000 guerreros abisinios murieron en Adowa, y 10.000 resultaron heridos. Desde luego fue un precio muy alto por la victoria, pero ello les preservó de las ambiciones coloniales italianas.

Fue un desastre colonial aplastante. Al contrario que en Isandalwhana y Annual, los italianos reconocieron su derrota e Italia firmó el 26 de octubre de 1896 el tratado de Addis Abeba, reconociendo a Abisinia como un estado independiente. No buscaron revancha ni venganza...al menos hasta 40 años después (hasta 1935), en que el orgullo herido de Italia y las permanentes ansias de expansión colonial elevaran hasta el cielo un solo grito: "¡ Venguemos lo de Adua!".

Tropas italianas:

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Imagen Imagen
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Tropas abisinias:

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http://www.historynet.com/first-italo-a ... -adowa.htm" onclick="window.open(this.href);return false;

http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Adua" onclick="window.open(this.href);return false;

http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Adwa" onclick="window.open(this.href);return false;
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Flogger »

Gebisjäger, una más! :Bravo
Conocía de nombre el desastre de Adua, pero no conocía los detalles.
La "Pérfida Albión" se mantenía entre bastidores por todas partes, ofreciendo ánimos y guineas de oro a quién quisiera arriesgar su trono para destruir a su archienemigo.

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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por APV »

Los contactos con occidente habían permitido un activo mercado de armas que los italianos no habían cortado adecuadamente
Era sencillo los ingleses eran aliados de los etiopes porqué les necesitaban para contrapesar a los derviches; así se permitió la retirada de las aisladas guarniciones inglesas vía Etiopia.
Realizándose incursiones entre derviches y etiopes: en 1887 los etiopes saquearon Metemma, en 1888 los sudaneses se vengaron logrando una aplastante victoria en Gondar y la saquearon. El propio negus emcabezó un contraataque con 150.000 hombres que atacó a 87.000 sudaneses atrincherados en Gallabat o Metemma en marzo de 1889, pese a estar venciendo el negus fue mortalmente herido y su ejército se retiró.

Etiopia tendría inestabilidad política porque pese a los deseos del moribundo Yohannes IV de que su hijo natural Ras Mengesha lo sucediera las disensiones entre los nobles Tigrayan permitirían a Menelik de Shewa proclamarse emperador con apoyo italiano a los que cedió Eritrea (que era parte de los territorios de los Tigrayan que apoyaban a Ras Mengesha).
Además de que de 1888 a 1892 hubo malas cosechas que causaron hambruna en Etiopia.

Ambas circunstancias dieron a los italianos la percepción de que podían ir más lejos y no limitarse a un protectorado y alianza con Menelik sino someter la región aprovechando la ausencia inglesa (ocupados en reconquistar Sudán) alcanzar el Nilo (italianos, franceses e ingleses mantendrían interés por hacerse con el control de tan importante zona).
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Tosk »

Excelente Gebis, como siempre :dpm:
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

APV escribió: Era sencillo los ingleses eran aliados de los etiopes porqué les necesitaban para contrapesar a los derviches; así se permitió la retirada de las aisladas guarniciones inglesas vía Etiopia.
Realizándose incursiones entre derviches y etiopes: en 1887 los etiopes saquearon Metemma, en 1888 los sudaneses se vengaron logrando una aplastante victoria en Gondar y la saquearon. El propio negus emcabezó un contraataque con 150.000 hombres que atacó a 87.000 sudaneses atrincherados en Gallabat o Metemma en marzo de 1889, pese a estar venciendo el negus fue mortalmente herido y su ejército se retiró.

Etiopia tendría inestabilidad política porque pese a los deseos del moribundo Yohannes IV de que su hijo natural Ras Mengesha lo sucediera las disensiones entre los nobles Tigrayan permitirían a Menelik de Shewa proclamarse emperador con apoyo italiano a los que cedió Eritrea (que era parte de los territorios de los Tigrayan que apoyaban a Ras Mengesha).
Además de que de 1888 a 1892 hubo malas cosechas que causaron hambruna en Etiopia.

Ambas circunstancias dieron a los italianos la percepción de que podían ir más lejos y no limitarse a un protectorado y alianza con Menelik sino someter la región aprovechando la ausencia inglesa (ocupados en reconquistar Sudán) alcanzar el Nilo (italianos, franceses e ingleses mantendrían interés por hacerse con el control de tan importante zona).
Buen apunte APV para ponernos en antecedentes :dpm:

Es curioso que desde los hechos que comentas hasta ahora los Tigrayan estén en conflicto con el gobierno central de Etiopía. La región de Tigray (donde está Adowa) es considerada actualmente una provincia rebelde.

Los ingleses por juegos de la política eran aliados de los abisinios, pero naturalmente los cristianos copto-etiópicos no creo que se llevaran muy bien con los fanáticos musulmanes sudaneses del Mahdi.

También hay que tener que los británicos, con el Teniente General Sir Robert Napier (conocido tras su victoria como Lord Napier de Magdala), un militar competente, habían derrotado relativamente fácilmente a los abisinios en la guerra anglo-etiope de 1868. Esta invasión había inspirado a los italianos y estos se pensaban que iban a vencer a los abisinios con la mismo éxito. Como se comprobó en Adowa, en parte por la incompetencia del Mando, los italianos no tuvieron igual suerte.

ImagenSir Robert Napier

Saludos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por APV »

un militar competente, habían derrotado relativamente fácilmente a los abisinios en la guerra anglo-etiope de 1868.
La cosa fue más interesante porque el entoncés Dejamzach Kassai (futuro emperador Juan IV) apoyo a los ingleses en su campaña contra Etiopia, el emperador Teodoro II (se había elevado al trono 13 años antes tras derrotar a los otros señores de la guerra) se encontró abandonado por la nobleza y fue vencido en abril de 1868 en Magdala cayendo su fortaleza por lo que se suicidó en ella.

Su muerte y la captura de su familia creo un vacío de poder donde despuntaron Dejamzach Kassai que recompensado con armas por los ingleses se apoderó de Tigray, Wagshum Gobeze en las provincia de Lasta y Menelik en la de Soa. Wagshum derrotando a rivales menores se autoproclamó emperador Tekle Giyorgis II.
Comenzó un enfrentamiento entre ellos y en 1871 Tekle Giyorgis II fue derrotado y capturado cerca de Adwa por Kassai el cúal usó el armamento dado por los ingleses y contrató a instructores europeos para disponer de un ejército moderno.

Tras cegar y encarcelar a su predecesor (que era su cuñado) se coronó emperador como Juan IV, plegándose Menelik ante él pero manteniendo gran autonómia en sus feudos.
Es curioso que desde los hechos que comentas hasta ahora los Tigrayan estén en conflicto con el gobierno central de Etiopía. La región de Tigray (donde está Adowa) es considerada actualmente una provincia rebelde.
Obviamente tras su victoria Juan IV se apoyó en los Tigrayan que por algo eran la región de la que procedía su poder.
Pero claro con Menelik la cosa cambió porqué procedía de otra zona y algunos de estos nobles habían apoyado a otro candidato.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

APV escribió:
un militar competente, habían derrotado relativamente fácilmente a los abisinios en la guerra anglo-etiope de 1868.

La cosa fue más interesante .....
Efectivamente la cosa era más interesante,

A mediados del s. XIX, Etiopía era un conglomerado de provincias en lucha unas con otras. El gobernante de la provincia hegemónica exigía tributo a las demás y se daba el título de negus. Con todo, el negus salomónida de Gondar seguía siendo, sólo nominalmente, el soberano de Abisinia. A partir de entonces, despuntan tres personajes:

- Teodoro II: El caos fue superado por un personaje extraordinario: Lij Kassa. Hijo de un jefecillo local, creó un reducido ejército y, con feroz energía, se dispuso a reunificar el país (1841). Imponiéndose en el norte, se proclamó negus con el nombre de Teodoro II; trasladó la capital a Mágdala y ocupó Shoa (1855), llevándose como rehén a Menelik, hijo del último negus local. Decidido a exigir la unidad religiosa, sin concesiones a los musulmanes, se enfrentó a Egipto y se orientó hacia los europeos, especialmente ingleses; pero acabó chocando con éstos cuando, al no prestarle ayuda contra los musulmanes, apresó a toda la colonia británica en Abisinia. Los ingleses, que estaban penetrando en el alto Nilo, enviaron una expedición de castigo, al mando de sir Robert Napier; Teodoro, para no caer en sus manos, se suicidó (1868).

- Juan IV: Después de tres años de guerra civil, con el apoyo de los ingleses, se coronó negus, con el nombre de Juan IV (1872-89), rais de Tigray. Su reinado fue una permanente lucha. En el exterior, detuvo a los egipcios, que pretendían dominar el mar Rojo; pero a la amenaza egipcia sucedió el asentamiento de los franceses en Obock y Djibouti y de los italianos en Assab y Massaua. En el interior, se enfrentó al creciente poderío del rais de Shoa, Menelik, que, a cambio de manifestarse vasallo de Juan IV, fue coronado negus de Shoa y designado heredero del trono abisinio (1878); aun así, la impaciencia llevó a Menelik a emanciparse de Juan IV y a conquistar en su propio provecho extensos territorios del sur. Se añadieron además las amenazas de los seguidores del Mahdi, pero Juan IV les venció.

ImagenMenelik II

- Menelik II: defendió la autonomía de Shoa junto al emperador Juan IV de Abisinia, a quien sucedió en 1889 tras muchos intentos gracias a la ayuda de Italia. Ese mismo año anexionó los reinos septentrionales de Tigray y Amhara y firmó con Italia el polémico Tratado de Wuchale/ Uccialli , cuya traducción al italiano incluía una cláusula por la que aceptaba el protectorado italiano, lo cual Menelik II no sabía.
En cuanto supo de los términos en italiano del acuerdo, rechazó el acuerdo, lo cual no sentó demasiado bien a los italianos, que algún tiempo más tarde invadieron Abisinia provocando una guerra entre ambas las naciones. Los italianos pensaban obtener una fácil victoria, como en cualquier otro país africano, pero fueron vencidos en la batalla de Adowa en 1896 y en ese mismo año Etiopía se proclamó vencedora. Firmó entonces un nuevo tratado, en Addis Abeba, con Italia, en el cuál Etiopía ganaba su reconocimiento como país independiente e Italia la colonia de Eritrea. Abisinia consolidó su independencia en 1906, año en el que obtuvo el reconocimiento internacional.

ImagenMapa de Etiopía

Saludos.
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Franz
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Franz »

APV escribió:Realizándose incursiones entre derviches y etiopes: en 1887 los etiopes saquearon Metemma, en 1888 los sudaneses se vengaron logrando una aplastante victoria en Gondar y la saquearon. El propio negus emcabezó un contraataque con 150.000 hombres que atacó a 87.000 sudaneses atrincherados en Gallabat o Metemma en marzo de 1889, pese a estar venciendo el negus fue mortalmente herido y su ejército se retiró.
Ese fue juan, no? Y su cabeza quedo exibida en el palacio del mahdi en ondurman? o me acabo de confundir de negus?

Los grandes errores de Baratieri en Adua fueron :
- Subestimar la capacidad combativa de las "barbaras" huestes etipes (error estatal)
- Carecer totalmente de fuerzas de reocnocimiento. Tarde se darian cuenta los italianos ue sus "mapas" eran solo esbozos ambiguos sin ninguna utilidad.
- Subestimar la fuerza principal del negus, sus calculos quedaron completamente pequeños en comparacion a la realidad.
- Separar las columnas sin practiamente comunicacion entre ellas. Esto llevaria a que dos de ellas se cruzaran perdieran tiempo reorganizandose.Todo esto devino en Albertone dando batalla muy adelante, Dabormida demasiado a la derecha y Armonid y Ellena muy atras, sin contacto con el resto de columnas. Tremenda brecha seria aprovechada por el ras Mekonnen de Harrar para fragmentar la batalla y permitir al ejercito etipe aplastar una a una, separadamente, a las columnas italianas.

Auqnue hya que reconocer que el unico de los generales italianos que sabia lo que hacia fue Dabormida, su columna fue la ultima en caer. su columna permanecio intacta y habia avanzado segun el plan inicial (claro el estaba ignorante que el resto de columnas habian sido aplastadas), sin embargo fueron interceptados y tuvieron que retirarse. Fue el unico que consiguio formar una posicion defensiva solida y fuerte adoptando un rectangulo defensivo (formacion que le permitio a una compañia inglesa soportar el ataque de casi 20 mil zulues en roke dirft) con infanteria a los lados y artilleria en el centro. Para derrotarlo tuvieron que unirse las fuerzas de los ras Menelik galla, Miguel, Makonnen, Mangasha y Adula. Finalemnte superado en 5 a 1, y a pesar de mantener su posicion durante varias horas, tuvo que ordenar la retirada. Al contrario del resto de italianaos, estosefectuaron un retiro ordenado, pelearon palmo a palmo su posicion. Los artilleros murieron al pie de sus cañones hasta el final, la infanteria agunataba protegiendo la retirada de sus compañeros hasta que la caballeria del ras Miguel encontraron una debilitada brecha y cargaron. La gran mayoria murio, incluyendo Dabormida. Los pocos soldados que escaparon emprendieron rumbo a sus aislados fuertes.

Sin embargo el resto fue un desastre total, falta de comunicacion, incompoetencia, no concoer al enemigo, y seguimos enumerando.

Saludos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Tosk »

Gebisjäger escribió:...Fue un desastre colonial aplastante. Al contrario que en Isandalwhana y Annual, los italianos reconocieron su derrota e Italia firmó el 26 de octubre de 1896 el tratado de Addis Abeba, reconociendo a Abisinia como un estado independiente. No buscaron revancha ni venganza...al menos hasta 40 años después (hasta 1935), en que el orgullo herido de Italia y las permanentes ansias de expansión colonial elevaran hasta el cielo un solo grito: "¡ Venguemos lo de Adua!".....
Casi de primera mano podría decir que Adowa fue una gran decepción y humillación para todos los italianos, y como bien dices, uno de los motivos del buscar nuevamente la anexión de este país, en el siglo XX. La "reconquista" de Abisinia en 1936 significó por eso en un boom en la popularidad de Mussolini, recuperándose el orgullo nacional italiano. Cabe recordar, sin embargo, que Eritrea continuó en poder italiano, al igual que Somalia.

Y como significado a nivel mundial, estamos ante la primera vez que una potencia colonial es vencida completamente en África por un Ejército de ese país, quedando esta acción en la mente de los futuros primeros líderes africanos que años después, luego de la Primera Guerra Mundial vieron la posibilidad de independizarse, aunque eso se lograra en una generación más. Etiopía siguió siendo el único país africano realmente independiente. Como verán no cuento a Liberia, ni a las Repúblicas Boérs, una por ser dependiente de los EE.UU. de facto, y las otras porque los boérs, aunque eran nacidos en África e instalados allí desde el siglo XVII, eran de descendientes de europeos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Stalker »

_Un general que tambien era un incompetente era Dmitry Pavlov, que estubo en españa durante la guerra, y que al volver tubo la "genial" idea de hacer que las divisiones acorazadas rusas fueran disueltas para que los tanques se usaran como apoyo de la infanteria, al estilo del ejercito frances en 1939-1940. Fue ejecutado por orden de Stalin el 22 de julio tras el desastre de la batalla de Bialystock-Minsk donde tubieron esta lista de bajas.

Bajas sovieticas
Total estimado 417000 de 625000
Prisioneros 287704
1500 cañones destruidos
2500 tanques destruidos
1669 aviones

Bajas alemanas
276 aviones
demas bajas desconocido

Los datos son de la Wikipedia
:-
La diferencia entre un civil y un militar es que el primero siempre puede militarizarse, pero el segundo rara vez puede civilizarse.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por MiguelFiz »

Reconozco que he estado siguiendo el tema y los analisis de Gebisjäger y lo aportado por los demas foristas con mucho interes :dpm:

Stalker escribió: Un general que tambien era un incompetente era Dmitry Pavlov, que estubo en españa durante la guerra, y que al volver tubo la "genial" idea de hacer que las divisiones acorazadas rusas fueran disueltas para que los tanques se usaran como apoyo de la infanteria, al estilo del ejercito frances en 1939-1940. Fue ejecutado por orden de Stalin el 22 de julio tras el desastre de la batalla de Bialystock-Minsk donde tubieron esta lista de bajas.
Amigo Stalker, por favor revisa las normas del foro, no creo que tengas algun problema en especial con la "V" dado que varias palabras las escribiste correctamente, como "divisiones" y "volver", asi que por favor no se repita.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Stalker »

Siento lo de la ortografia.
Otro general que era un poco incompetente era el general Friedrich Dollmann, comandante del 7º ejercito en Normandia.
Este general tuvo la "genial" idea de ordenar a la panzer Lehr y a la 12 SS panzer Hitlerjugend que fueran al frente de dia pero con la radio apagada, como si eso no fuera un impedimento para que la RAF y la USAF no la detectaran y la atacaran.
Esto lo leí en el libro El Dia D. Las primeras 24 horas
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Hans Joachim Marseille »

Caballeros, recordad que este hilo se refiere a los comandantes incompetentes ANTES de la Primera Guerra Mundial...

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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Franz »

Tosk escribió:
Gebisjäger escribió:...Fue un desastre colonial aplastante. Al contrario que en Isandalwhana y Annual, los italianos reconocieron su derrota e Italia firmó el 26 de octubre de 1896 el tratado de Addis Abeba, reconociendo a Abisinia como un estado independiente. No buscaron revancha ni venganza...al menos hasta 40 años después (hasta 1935), en que el orgullo herido de Italia y las permanentes ansias de expansión colonial elevaran hasta el cielo un solo grito: "¡ Venguemos lo de Adua!".....
Casi de primera mano podría decir que Adowa fue una gran decepción y humillación para todos los italianos, y como bien dices, uno de los motivos del buscar nuevamente la anexión de este país, en el siglo XX. La "reconquista" de Abisinia en 1936 significó por eso en un boom en la popularidad de Mussolini, recuperándose el orgullo nacional italiano. Cabe recordar, sin embargo, que Eritrea continuó en poder italiano, al igual que Somalia.
Es que ese fue el error de Menelik, debio haber aprovechado el envion para expulsar a los Italianos del cuerno y recuperar para su soberania dichos territorios. Asi se hubiera evitado problemas en el futuro. Pero el queria la paz y queria que se le reconociera como emperador soberano, queria quedar bien con los europeos y por esa razon trato "bien" a los italianos de las otras colonias. Claro, Halie Salessie (o algo asi no recuerdo bien el nombre) pago ese error.

Saludos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Hans Ulrich Rudel »

Un general britacino que yo creo que era un incompetente era Lord Chelmsford, Frederic Thesinger, que infravaloro a los zulues y sus tropas fueron derrotadas en la batalla de Isandlwana en 1879. Tubo suerte de no sufrir las consecuencias porque debia de se amigo de la reina Victoria. Tambien era que los zulues eran mas de 20000 hombres y los britanicos 1200 soldados y mas de 2000 africanos.

Bajas Zulues

1000 muertos
2000 heridos

Bajas Britanicas

52 oficiales muertos
800 regulares britanicos muertos
unas 500 tropas indigenas y auxiliares muertos

Datos sacados de Wikipedia

Para saber mas recomiendo leer el libro Zulu de Carlos Roca que narra la historia de los zulues desde sus origenes hasta ser derrotados por los britanicos.
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MiguelFiz
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por MiguelFiz »

Una observacion Off-topic :
Hans Ulrich Rudel escribió:Un general britacino que yo creo que era un incompetente era Lord Chelmsford, Frederic Thesinger, que infravaloro a los zulues y sus tropas fueron derrotadas en la batalla de Isandlwana en 1879. Tubo suerte de no sufrir las consecuencias porque debia de se amigo de la reina Victoria.
Mmmmm... muy extraño que las forzadas faltas de ortografia sean tan similares... sospecho que alguien es amigo de alguien mas... o quiza su gemelo malefico...
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Tosk »

Franz escribió:
Tosk escribió:Es que ese fue el error de Menelik, debio haber aprovechado el envion para expulsar a los Italianos del cuerno y recuperar para su soberania dichos territorios. Asi se hubiera evitado problemas en el futuro. Pero el queria la paz y queria que se le reconociera como emperador soberano, queria quedar bien con los europeos y por esa razon trato "bien" a los italianos de las otras colonias. Claro, Halie Salessie (o algo asi no recuerdo bien el nombre) pago ese error.

Saludos.
Volviendo al tema...

Franz, no creo que los abisinios las tuvieran todas consigo a la hora de invadir Eritrea o Somalia. Estas posiciones estarían mejor reforzadas por la metrópolis, aparte del hecho que los habitantes estaban "más a gusto" (si se puede decir de esa manera) con los italianos que bajo dominio etíope, sino recordemos que cinco años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, los eritreos ya estabab rebelándose contra Etiopía (luego de la "federación" impuesta desde la ONU), de Somalia ni eso, siguió como país independiente.

Lois italianos, que habían cambiado el gobierno irían a retener Eritrea a toda costa.

El Ejército del Negus, aunque con un componente moderno, era más bien de leva tribal en su mayor parte, creo que sería muy difícil colocarlo en posición de aguantar una campaña larga en territorio enemigo, y eso calculo que el propio Menelik lo sabría, por eso no avanzó más. Carecía de Artillería (o de instrucción y municiones para los recién capturados cañones), y creo que en Eritrea los italianos le podrían dar un mejor uso a esta arma que en Adowa.

Y quizá más, el seguir avanzando, y debilitarse contra los italianos podría significar el ser absorvido tanto por Francia como por Inglaterra, que ya venían "parados en los pedales de la bicicleta". No olvidemos que dos años después de todo esto se da el incidente de Fachoda entre ambas potencias.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Franz »

Pues si tienes razon, hubiera sido muy simplista y triunfalista tratar de aprovechar el envion animico ademas Menelik se conformo con ser reconocido y respetado por las potencias europeas. Lo bueno de Aduwa fue que la victoria fue en el momento preciso y lo suficientemente contundente como para permitir un reconocimiento de su independendcia. Pero si forzaban mas las cosas quiza hubieran dado oportunidad a una revancha.

Saludos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Explorador »

Respecto de la ineptitud de los británicos durante las guerras franco-indias, me asalta una duda que podría reflejar como es que tales paquetes llegaran tan alto ¿No estaba en funcionamiento la compra de la plaza o comisión del ejercito?. Si es así explicaría que fueran con dinero e ineptos. Un saludo.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

Explorador escribió:Respecto de la ineptitud de los británicos durante las guerras franco-indias, me asalta una duda que podría reflejar como es que tales paquetes llegaran tan alto ¿No estaba en funcionamiento la compra de la plaza o comisión del ejercito?. Si es así explicaría que fueran con dinero e ineptos. Un saludo.
No es que me sea afecto el sistema de compra de comisiones y con ocasión de vacante que imperó en el Ejército británico durante los siglos XVII, XVIII y hasta mediados del XIX, pues como se comprobó en no pocas ocasiones propició que puestos militares de alta responsabilidad cayeran en manos de personas claramente incompetentes.

Sin embargo, a decir verdad, y dadas las circunstancias de la época, también dió lugar a grandes militares, que al proceder de la nobleza o clases adineradas, poseían una acrisolada tradición militar, podían costearse una buena formación academica-militar o incluso sugrafar los gastos de su Unidad o regimiento, etc.

Hijos de este sistema fueron por ejemplo: John Churchill (Duque de Malborough), Robert Clive, James Wolf o Arthur Wellesley (Duque de Wellintong).

Por cierto, bienvenido explorador, espero disfrutes ampliamente y despiertes toda tu potencialidad en lides histórico-militares :wink:

Consejillo lee con atención las reglas del EGC: faq.php?mode=rules" onclick="window.open(this.href);return false;

Saludos.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

LA BATALLA DE CARRHAE (53 a.C.): ¡qué Craso error!

Antecedentes y preparativos en Siria (I)

“La avaricia rompe el saco” dice e refrán. La ambición desmesurada de ciertos hombres, que anteponen su interés al de su patria puede llevarles a embarcarse en empresas arriesgadas y de resultado incierto. En Roma estos hombres contaban con uno de los mejores ejércitos del mundo entonces conocido (las legiones). Sin embargo, lo usaron incompetentemente para su propia gloria y al servicio de sus intereses privados, de modo que cegados por su propia ambición miles de romanos murieron o quedaron cautivos de por vida.

Imagen Busto de Marco Licinio Craso

Este es el caso de Marco Licinio Craso y de las legiones que formaron parte de su expedición contra los Partos, los cuales sufrieron en la Batalla de Carrhae (o Carras) una de las derrotas más severas que hasta entonces había padecido la República Romana.

Durante su segundo consulado, en el año 54 a.C., Craso y Pompeyo hicieron que se prorrogara el mandato de César como procónsul en la Galia por cinco años. Así mismo, hicieron que se les otorgase a ellos también un proconsulado por el mismo periodo de tiempo, para lo que eligieron las provincias más apetecibles, que eran Siria y las Hispanias. Lo echaron a suertes, Pompeyo recibió éstas y Marco Craso aquélla. Cada uno quería descollar en el gobierno de sus dominios para sobresalir y si era factible hacerse algún día con el dominio de Roma. Los tres eran buenos generales. Craso era el menos experimentado, pero conviene no olvidar que era quien había sofocado la rebelión de los esclavos liderados por Espartaco.

Nunca ocultó Craso su ilusión por emular a sus compañeros de triunvirato en fama militar y satisfacer al mismo tiempo la mayor de sus debilidades: su enorme avaricia. Hasta tal punto estaba dominado por ella que lejos de considerarla un defecto la tenía por virtud y despreciaba a aquellos que carecían de la misma. Dejándose llevar por sus fantasías se veía a si mismo como un nuevo Alejandro Magno llegando hasta la India y aún más allá. Estas cosas sorprendían a aquellos que lo conocían porque aunque Craso siempre había sido un hombre ambicioso podía presumir de tener una cabeza muy bien amueblada y nunca había sido jactancioso ni se había dejado llevar por la avaricia hasta el punto de perder la lógica. Era realmente chocante que a su edad, que ya pasaba de los sesenta, emplease expresiones pueriles y carentes de sentido, ilusionado como un niño cuando hablaba de tales cosas. Quizá, la edad le estaba jugando una mala pasada y ello lo corrobora las necedades que cometería antes y durante la expedición.

No se dijo nada sobre una guerra con los Partos cuando se aprobó legalmente el reparto de las provincias entre él y Pompeyo. Aquellos no eran ninguna amenaza para Roma en ese momento y solían estar más ocupados en sus luchas internas por el poder que en la posibilidad de extender sus dominios. Por otro lado, nunca habían vulnerado los acuerdos suscritos en su día por Sila, ratificados posteriormente por Lúculo y Pompeyo, que señalaban el río Eúfrates como frontera natural entre Roma y Partia.

Sin embargo, quienes conocían bien a Craso sabían que no se conformaría con explotar Siria pues para ello no era necesario un Ejército tan numeroso como el que pretendía desplazar hasta allí. Su excusa era que al no ser Siria una provincia estable le haría falta un buen Ejército para defender los intereses de Roma. No obstante, siete legiones más los auxiliares que tenía reclutados y los que pensaba reclutar era una cantidad de efectivos militares demasiado grande como para engañar a nadie. El mismo César, su amigo y deudor, le escribió desde las Galia felicitándole por el resultado del sorteo y diciéndole que se diera prisa en ir a la guerra pues sin duda no tardaría alguien en tratar de ponerle impedimentos legales. No se equivocaba César. En Roma se olía desde lejos lo que pretendía Craso y un grupo de hombres encabezados por el tribuno de la plebe Ateyo Capitón quiso oponerse a la expedición.

Ateyo no dominaba a las masas como un Graco o un Saturnino, y evidentemente Craso y Pompeyo eran peces demasiado grandes para él. No obstante, no se dio por vencido y poniéndose en medio del camino por el que tenía que pasar Craso para salir de Roma, lo esperó y lo maldijo públicamente invocando a dioses terribles cuya sola mención pública hacía estremecerse a cualquier romano. A más de uno se le pondrían los pelos de punta al oír al tribuno de la plebe soltar esas maldiciones. A efectos prácticos no le sirvió de nada porque lo apartaron del camino y Craso salió sin más de Roma hacia Brindisi, pero indudablemente, esas maldiciones no cayeron en saco roto dado que aquellos que las oyeron o conocían las tuvieron presentes cada vez que algo no iba bien a lo largo de la expedición.

Al llegar a Brindisi se encontró Craso con que el mar estaba revuelto y había tormentas, pero ni aún así se detuvo a esperar a que los temporales amainaran como hubiera hecho cualquier persona cabal. Al contrario, embarcó de inmediato. En la travesía se perdieron varios barcos como era de esperar pero no pareció preocuparle demasiado al triunviro. Al llegar a la península Anatolia decidió continuar el viaje por tierra y atravesó Cilicia. Llegó hasta el río Eúfrates y lo cruzó con su ejército violando así el tratado de paz con los Partos.

Imagen Imperio Parto y provincias romanas de oriente

Su primera incursión en terreno enemigo fue encaminada a reconocer el territorio de Mesopotamia. Además, tomó varias ciudades sin grandes dificultades pues muchas de éstas se rindieron sin luchar porque no esperaban el ataque ni estaban preparadas para defenderse. Otras, de origen griego o semigriego, esperaban la llegada de los romanos para librarse de la dominación de los Partos. En una de ellas llamada Zenodocia le mataron a 100 de sus soldados, por lo que tras sitiarla con éxito y saquearla vendió a todos sus habitantes como esclavos. Sólo por esa nimiedad permitió que su ejército le saludara como “imperator”, un hecho vergonzoso para cualquier romano pues esa pequeña gesta no era merecedora de tal tratamiento. Tras tomar varias ciudades y dejar 7.000 soldados de infantería y 1.000 de caballería repartidos como guarnición entre ellas, se dirigió Craso con su ejército hacia Siria para pasar el invierno allí.

Silaces, el sátrapa parto de la zona, no pudo oponer seria resistencia por haberle cogido desprevenido el ataque y no contar con un ejército lo suficientemente numeroso para defenderse. Tras ser derrotado fácilmente en una pequeña batalla cerca de Ichnae en la que fue herido, logró escapar y se dirigió a darle la noticia personalmente a su Rey.
Al llegar a Siria para pasar el invierno se unió a la expedición de Craso su hijo Publio que traía consigo 1.000 jinetes eduos, regalo de César, para reforzar su caballería.

Ya a esas alturas Craso cometió un error imperdonable: como cruzar el Eúfrates y apoderarse de varias ciudades mientras decidía pasar con sus tropas el invierno en Siria. Por tanto, perdió el factor sorpresa que puede resultar decisivo en una guerra, y le concedió al enemigo un tiempo precioso para reorganizarse. Posiblemente Craso se daba cuenta, pero subestimaba a los Partos, a quienes consideraba inferiores y podría vencer fácilmente. Si hubiera proseguido su avance durante la primera incursión en territorio enemigo aprovechando el factor sorpresa y hubiera pasado el invierno allí, en vez de regresar a Siria, posiblemente habría ganado todo el territorio al este del Tigris sin demasiadas complicaciones. Por otro lado sólo se hizo con el control de aquellas ciudades que podía tomar por un asalto repentino desechando la posibilidad de hacerse con otras. Gran parte de los 7.000 soldados de infantería y 1.000 de caballería que dejó en las distintas guarniciones de las ciudades tomadas fueron presa fácil del contraataque parto mientras Craso descansaba en Siria y se perdieron inútilmente. Según Plutarco, en muchas ciudades estas guarniciones eran en la práctica prisioneros de las mismas.

Durante el invierno en Siria siguió acumulando errores:

- Despreocupadamente, no ejercitó a las tropas, con lo que ello supone de relajamiento de la disciplina y de estado de forma de los soldados.

- Se dedicó a escribir a todos los pueblos y autoridades de la zona haciéndoles saber el número de hombres que debían poner a su servicio o la cantidad que debían pagar para no tener que ceder a esos hombres. Con eso se ganó gran descrédito y desprecio al tiempo que enlodaba con su avaricia el nombre de Roma y ponía en juego la estabilidad de una zona que ya de por si era inestable. Más aún cuando ordenó "recaudar fondos para la guerra" a costa de despojar de sus riquezas a los templos y santuarios de la provincia. Tal vez fuera éste el motivo real de que decidiera invernar allí. Entre los templos más importantes que despojó de sus riquezas se encontraba el de los Judíos en Jerusalén. Ya en su día dolió y mucho al pueblo Judío que extranjeros pusieran al descubierto el recinto sagrado de su Templo que hasta entonces había permanecido sin ser visto, e incluso respetado por Pompeyo, con lo que se ganó al pueblo por su benevolencia. En cambio Craso se apropió de todo lo que había allí haciendo brotar la semilla de un rencor hacia los romanos que duraría generaciones.

- Una serie de presagios negativos empezaron a desmoralizar a la tropa no sólo estando en Siria sino durante el viaje posterior a lo que había que sumar las maldiciones de Ateyo. Sabiendo Craso lo supersticiosos e impresionables que eran los soldados romanos con este tipo de cosas, no se molestó en pagar a un adivino para que prometiera buenos augurios ni en tomar ninguna medida para que la moral de las tropas se mantuviera alta. Tampoco hizo caso a las sugerencias de sus oficiales cuando le pedían tiempo para intentar levantar la moral del ejército. Tenía demasiada prisa por adquirir nuevas riquezas y eso era lo único que ocupaba y preocupaba a su mente.

Durante el invierno, empezaron a llegar a Siria algunos soldados de las guarniciones romanas que había dejado Craso en las ciudades conquistadas y que habían conseguido escapar tras el contraataque parto. Éstos trajeron noticias de lo numerosos que eran los enemigos y de sus características, describiéndolos con todo detalle y advirtiendo de su peligrosidad. Los soldados romanos se llevaron una gran impresión al llegarles estas nuevas y empezaron a ser conscientes de que desconocían al enemigo al que se iban a enfrentar. Seguramente pensaban que sus ejércitos serían como los del Ponto y Armenia a los que Lúculo había derrotado contundentemente. Se les había vendido una campaña fácil con la que acumularían botín y gloria, pero parecía que eso no iba a ser así. Parte de sus oficiales llegaron a la conclusión de que el triunviro se estaba precipitando y que debía recapacitar sobre muchas cosas que había pasado por alto. Más aún cuando los agoreros no hacían más que dar presagios terribles de lo que se les venía encima a los romanos con la mella que hacía eso en los soldados. Marco Licinio Craso se negaba a prestar oídos a nadie que no fuera a sí mismo y a su avaricia.

La estrategia militar de Craso consistía en marchar directamente sobre Mesopotamia y tomar Seleucia del Tigris y Babilonia. Sabía que los Partos nunca contaron con las simpatías de las ciudades griegas y semigriegas de la zona y que muchas de ella les apoyarían para librarse de aquellos como ocurrió en la primera incursión en territorio enemigo. Para llegar hasta allí pensaba tomar el camino más rápido atravesando las llanuras de Mesopotamia. Esa estrategia era demasiado arriesgada porque para derrotar a los ejércitos partos en terreno llano había que contar con una caballería en condiciones de hacer frente a la suya. La caballería ligera con la que contaban los romanos no era la más adecuada para esa misión. Se exponía Craso a un enfrentamiento en espacios muy abiertos y llanos en los que las maniobras de los jinetes arqueros del enemigo, protegidos por su caballería pesada frente a la ligera del ejército romano, serían letales para las legiones.

El rey armenio Artabaces se lo intentó explicar pero el triunviro no le hizo caso. Aquél, al tener noticias de la expedición, venía junto a 6.000 soldados de caballería que eran su guardia personal y decía traer otros 10.000 jinetes con catafractas más 30.000 soldados de infantería para que se unieran a la expedición del triunviro. Como buen ave de rapiña, acudió a Siria para sacar tajada de las conquistas romanas. Aconsejó el rey armenio a Craso que atacara Partia desde Armenia pues su ejército estaría mejor provisto en su reino y tendrían un camino más seguro frente a la caballería enemiga ya que atravesarían montes continuos y collados además de otros sitios inaccesibles para aquellos. Los caballos medos que al igual que sus jinetes también llevaban cota de malla tendrían serias dificultades en ese terreno donde no serían efectivos frente a romanos y armenios. Si ambos ejércitos aliados caían sobre las tierras centrales de Partia al sur del mar Caspio en un ataque rápido y tomaban las ciudades principales como Ecbatana, el golpe podría ser decisivo para la guerra. Si además conseguían atrapar al rey Orodes y a su familia con vida la guerra estaría prácticamente ganada y en el caso de que este muriera posiblemente estallaría una nueva guerra civil entre los aspirantes a la sucesión, lo cual beneficiaría también a romanos y armenios.

Contestó Craso a Artabaces que prefería avanzar por Mesopotamia con el pretexto de socorrer a los soldados que había dejado en las guarniciones de las ciudades que había tomado. Probablemente la verdadera razón de que el triunviro desestimara ese buen plan que se le ofrecía fuera que, de dar resultado, hubiera tenido que compartir casi la mitad de lo ganado con el rey armenio y eso mucho más de lo que estaba dispuesto a ceder a cambio de ayuda. Por otro lado tampoco pensaba que la caballería de los Partos pudiera hacer nada contra su ejército porque, como ya dijimos antes, no sabía o no quería saber con quienes se iba a enfrentar. Al ver Artabaces que no podría sacar tajada porque la expedición iba a ser prácticamente suicida estando guiada un ciego, optó por retirarse con su ejército. Más le convenía tenerlo en Armenia para defenderse de los Partos en caso de que reanudaran la guerra o tal vez para atacar él mientras el enemigo luchaba contra los romanos. De esta forma, no sólo perdió Craso a un aliado que le podía haber servido de ayuda por el ejército que traía consigo y porque conocía mejor que él al enemigo común, sino que desechó una estrategia que era más recomendable que la que él tenía en mente. De especial utilidad hubiera sido todo el contingente de caballería que traía consigo el rey armenio.

Cuando estaba a punto de movilizar a las tropas para comenzar la expedición llegaron a Siria llegaron los embajadores del rey Parto Orodes. Estos le hicieron saber a Craso que si Roma se atrevía a violar los tratados y a emprender esa guerra contra Partia, ésta sería irreconciliable y eterna. No obstante, si la primera acción bélica había sido obra del propio Marco Licinio Craso al margen de su patria y movido sólo por su ambición personal, el rey estaría dispuesto a devolver sanos y salvos a los soldados que se habían quedado en las guarniciones de las ciudades de Mesopotamia y desistiría de hacer la guerra siempre y cuando el general romano hiciera lo mismo. Craso, haciendo gala de su soberbia, arrogancia y falta de diplomacia contestó a los embajadores que ya discutiría ese asunto cuando llegara con sus tropas a Seleucia del Tigris. Tras oír esto los embajadores, el más anciano de ellos llamado Vagises le mostró la palma de su mano y le dijo: "Aquí nacerá pelo antes que tú veas Seleucia".
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

A la conquista de Partia (II)

Imagen Campaña contra Partia

Tras estos acontecimientos, ya en la primavera del año 53 a.C., partió el ejército romano desde Siria hacia Oriente con la moral maltrecha. Contaba Craso con siete legiones (incompletas dado que había dejado parte de estas en las ciudades conquistadas el año anterior), 4.000 auxiliares de caballería y otros tantos de infantería ligera (principalmente arqueros sirios).

Al llegar a Zeugma, ciudad situada al nordeste de Antioquía en la orilla occidental del Eúfrates, se desataron una serie de tormentas bastante fuertes que dañaron en parte el puente que estaban construyendo para cruzar el río. Por temor a que el Eúfrates creciera y se desbordara ordenó Craso cruzarlo a toda prisa en ese momento. Entonces sucedieron varios hechos que fueron tomados por los soldados como presagios negativos de lo que se avecinaba. Sonaron grandes truenos y cayeron varios rayos frente al ejército. Dos de ellos cayeron justo en el lugar donde iban a levantar los soldados el campamento. El caballo de uno de los oficiales, asustado por los truenos, derribó a su jinete y se lanzó al embravecido río en el que desapareció. Temiendo Craso que las tormentas duraran demasiado y el curso del Eúfrates creciera, dio la orden de cruzarlo con la mayor celeridad posible.

Cuando iban a cruzar, el águila de la legión que iba en la vanguardia que estaba clavada en la tierra no pudo ser movida de allí por el aquilifer y tuvieron que ir entre varios a ayudarle. Tal vez fuera casualidad o tal vez como consecuencia del fuerte viento que se desató, dicha águila se volvió del revés a la vista de todos los soldados como si estuviera mirando hacia atrás cuando empezaban a avanzar por el puente. En ese momento había una densa niebla que impedía la visión a los soldados. La organización de las tropas era un auténtico caos. Los soldados tropezaban unos con otros al tiempo que intentaban tranquilizar a los animales asustados por la tormenta. Antes de llegar a la otra orilla uno de los rayos cayó sobre un tramo del puente por el que no había pasado la mayoría del ejército dañándolo seriamente. Los animales no eran los únicos que estaban aterrorizados. Los romanos podían ser muy valientes ante el enemigo, pero ante las supersticiones....

Tras cruzar el puente, quiso el azar, la falta de sutileza o el descuido de los encargados que la comida que sirvieron a los soldados fueran lentejas y sal. Estos eran considerados por los romanos alimentos de luto que se ofrendaban a los muertos. Evidentemente la moral de la tropa no se benefició todos estos hechos.

ImagenLegionarios romanos durante la República

Para colmo, el viejo Craso se ganaba a pulso el desprecio del ejército y tras arengarlo para levantarle la moral, dijo que derribaría el puente para que nadie se volviese atrás porque tenía pensado regresar por Armenia tras la victoria. Esta decisión no fue bien recibida por las tropas y más que levantarles la moral se produjo el efecto contrario. Por otro lado, cuando el agorero hizo el ritual pertinente para la expiación del ejército y pasó al general las entrañas del animal sacrificado, estas se le cayeron de las manos delante de toda la tropa. Al margen de que la expedición estaba condenada al fracaso por su incompetencia, peor suerte no pudo tener el general romano. Ni siquiera corría el riesgo de un amotinamiento porque el ejército no tenía la moral suficiente.

Tras cruzar el Eúfrates marchó Craso con su ejército hacia el sur. Envió exploradores para que reconocieran el terreno y estos volvieron para informar de que el territorio por el que se adentraban estaba totalmente despoblado. También habían encontrado huellas que indicaban que un numeroso ejército a caballo había pasado por allí y se había vuelto atrás. Tanto el triunviro como los soldados malinterpretaron el hecho y empezaron a pensar que los Partos eran unos cobardes y no se atreverían a enfrentarse a ellos. Pero no todos subestimaban a un enemigo del que sabían tan poco. Sugirieron entonces los oficiales al general que acuartelara al ejército fortificando el campamento para que las tropas pudieran descansar y aprovechar para tratar de levantarles la moralmientras averiguaban algo más sobre elejército enemigo. También le aconsejaron que, de proseguir la marcha hacia Nicephorium, sería lo más prudente no alejarse el curso del río por varios motivos. En primer lugar al ser una zona fértil la que circundaba al río, no tendrían que preocuparse por el alimento de los animales ni por el agua. En segundo lugar sería un terreno más recomendable para marchar que cruzar el desierto, sobre todo teniendo en cuenta las altas temperaturas a las que ni romanos ni los galos estaban acostumbrados. En tercer lugar, el río les permitiría no ser rodeados ni atacados por la retaguardia en caso de que el enemigo presentase batalla.

Reflexionaba el triunviro sobre estas cuestiones cuando recibió la visita del príncipe árabe Acbaro, señor de los Mardanos (posiblemente de Edessa). Este personaje había contado con el favor de Pompeyo Magno durante sus campañas en Oriente y muchos lo tenían por fiel a Roma. No tardó el astuto árabe en ganarse la confianza del triunviro y le animó a que atacara a los Partos con la mayor celeridad posible. Debía Craso, según el árabe, evitar todas las demoras que pudiera pues sólo los generales Surena y Silaces estaban preparados para contenerle mientras que no se conocía el paradero del rey Orodes. Por tanto era lo más práctico acabar con aquellos dos antes de que el rey se organizara y se uniera a ellos haciendo la contienda más complicada.

Como buen árabe que comercia con incauto, Acbaro le vendió a Craso lo que pretendía. En realidad Orodes se había dirigido hacia Armenia con un potente ejército para evitar que Artabaces pudiera atacar por allí. El rey parto, que no era tonto ni mucho menos, sabía que el plan de Artabaces sería el más lógico y por ello se preocupó también de un posible ataque desde el norte. Tampoco era Surena ninguna perita en dulce pues, pese a no tener ni treinta años, era ya un general de prestigio. Evidentemente los Partos habían tenido tiempo más que suficiente para organizarse durante el invierno dado que Craso decidió interrumpir la contienda bélica durante esa estación.

También consiguió el árabe meter en la boca del lobo al orgulloso e inconsciente triunviro. Al contrario de lo que le habían aconsejado sus hombres, Acbaro le recomendó atravesar el desierto en dirección sudeste hasta un afluente del Eúfrates llamado Balisso (Balichos) y de allí, seguir su curso hacia el sur hasta su desembocadura en el Eúfrates donde estaba ubicada la ciudad de Nicephorium (que era una de las ciudades que había puesto de su lado durante su primera expedición). De esa manera se ahorrarían varios días de camino y no correrían peligro porque no había partos tan al norte.

Naturalmente que los había y bien que lo sabía Acbaro.

ImagenCaballería gala

Craso no lo puso en duda y se lanzó con alma y vida a dar alcance a los generales Surena y Silaces. La marcha era dura. No sólo por el calor al que no estaban acostumbrados y el desolador paisaje desértico sino porque Craso ordenaba a la infantería seguir el paso de la caballería siendo el terreno muy arenoso. Por tanto, A medida que avanzaban, el ejército romano fue perdiendo su moral y su estado físico (la imagen de los romanos, galos y toda la tropa proveniente de Europa central “corriendo” detrás de un enemigo en pleno desierto debía ser totalmente patética). Mientras tanto, Acbaro -el amigo de Craso- y su tropa, se separaron del grueso de ejercito por "razones estratégicas".
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Re: Historia de los militares incompetentes

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El primer enfrentamiento y retirada hacia Carrhae (III)

Imagen Estatua del general Surena

Poco tiempo después se encontraron casi de frente con el ejercito del general Surena. El encuentro tomó por sorpresa a Craso que no esperaba encontrarlos en ese momento ni en ese lugar ya que los informes de Acbaro indicaban otra cosa.

Los partos no parecían numerosos a la vista, pero se trataba de una estratagema de Surena que había ocultado a la mayor parte del ejército tras una reducida vanguardia facilitándole la labor el terreno llano en el que se encontraban. Cuando los dos ejércitos estuvieron más cerca, el general parto dio la señal a sus tropas para que hicieran sonar determinados instrumentos que producían un sonido ronco y terrible. Estos instrumentos eran unos bastones huecos de pieles terminados en unas piezas de bronce y los solían hacer sonar antes de la batalla produciendo un ruido ensordecedor que Plutarco describió como la mezcla entre el rugido de las fieras y los truenos. De esa manera amedrentaban a sus enemigos porque eran conscientes de que el oído era el sentido más sensible a la hora de fomentar el miedo. Evidentemente debió surgir efecto en los romanos, dado que no se habían enfrentado nunca a un ejército parto ni conocían sus estratagemas. Al mismo tiempo, ordenó Surena que el ejército se desplegara para parecer más numeroso que al principio. Éste estaba compuesto únicamente por unidades de caballería: jinetes arqueros y lanceros. La infantería estaba en Armenia bajo las órdenes de Orodes.

Mientras los romanos experimentaban los efectos de ese atronador sonido y la sorpresa del posterior despliegue de la caballería enemiga, ordenó Surena a sus tropas que descubrieran sus armas de las sobrerropas y zamarras que tenían puestas para deslumbrar a los romanos con sus yelmos y corazas aprovechando la luz del sol . Acto seguido hizo que un grupo de caballería pesada se lanzara contra las primeras filas romanas. Cuando parecía que se iba a producir el choque, hicieron un amago y dieron la vuelta regresando a grupas. Se trataba de una maniobra de distracción para que los romanos no se dieran cuenta de que las otras tropas estaban rodeando el cuadro. Con estos amagos de la caballería pesada no sólo atraían la atención sobre sí sino que además levantaban una polvareda impresionante en medio del desierto que dificultaba la visibilidad de los romanos.

Al percatarse Craso de cual era la intención de esa maniobra táctica, ordenó a las tropas ligeras que corrieran tras ellos, pero éstas se vieron obligadas a retroceder porque los arqueros a caballo comenzaron a dispararles con una mortal precisión. Al caer heridos los primeros romanos pudieron comprobar no sólo la puntería de los arqueros partos a caballo sino lo mortíferos que eran sus disparos, capaces de atravesar el armamento defensivo que llevaban. Esto era así, porque los arcos que usaban eran más grandes y fuertes que los de los sirios y la curvatura de los mismos hacía que la flecha saliera disparada a gran velocidad. Ésta ventaja les permitía además disparar desde una distancia a la que los arqueros sirios no eran tan efectivos como ellos. Cuando los arqueros a caballo consiguieron rodear el cuadro, se separaron a una distancia prudente para no ser alcanzados y comenzaron a disparar sobre las tropas romanas por todas partes causándoles numerosas bajas. De nada servía que parte de las tropas romanas intentaran ir a por ellos porque se alejaban a gran velocidad disparando hacia atrás con devastadora precisión . Evidentemente Surena era consciente de que la victoria pasaba por evitar el choque entre las tropas siempre que fuera posible aprovechando la velocidad de sus jinetes y optar por un ataque a distancia ante el que las legiones eran impotentes.

Imagen Arqueros a caballo partos

Confiaba Craso en que pronto se les acabarían las saetas a los arqueros a caballo y tendrían que volver atrás permitiendo a su ejército continuar el avance hacia una posición más ventajosa. Pero Surena también había previsto este inconveniente y, no lejos de allí, había colocado una caravana de camellos cargados de flechas. De esa manera cuando a un jinete se le terminaban podía ir hasta allí a buscar más y seguir disparando. Viendo el triunviro que el ataque parto no terminaba nunca ordenó a su hijo Publio que tomara el mando de la caballería y saliera de la formación para forzar al enemigo a renunciar al combate a distancia y a entablar el choque entre ambos ejércitos.

Así pues, tomó Publio Licinio Craso bajo sus órdenes a 1.300 jinetes (entre los que se encontraban los 1.000 eduos por cortesía de César), 300 arqueros sirios y 8 cohortes de infantería. Al frente de este contingente se separó del grueso del ejército romano y se dirigió contra los partos. Éstos escaparon al acercarse las tropas romanas haciendo creer que se retiraban para que Publio fuera en su persecución. Sin embargo se trataba de otra de sus estudiadas tácticas y tras la falsa retirada que alejó a las tropas de Publio del resto del ejército romano se reunieron contra él superándole ampliamente en número.

Esperaba Publio que los partos atacaran aprovechando su superioridad numérica, pero en vez de eso, la caballería pesada del enemigo comenzó a cabalgar alrededor de ellos levantando una densa polvareda que impedía la visión a los romanos al tiempo que les dificultaba la labor de organizar a la infantería y cubría los posibles blancos de los arqueros sirios. Entonces los jinetes arqueros, aprovechando la confusión en las tropas romanas, comenzaron a dispararles (el conocido como disparo parto) causándoles numerosas bajas.

Al ver Publio que no podían continuar así y que la infantería no podía hacer otra cosa que cubrirse de la lluvia de saetas, llamó consigo a la caballería y al frente de ésta se lanzó contra el enemigo. Los jinetes galos poco tenían que hacer contra la caballería pesada del enemigo que pese a no llevar escudos estaba ataviada con catafractas (tanto jinetes como caballos) y lanzas largas que empuñaban manteniendo sus cuerpos lejos de las armas cortas de sus enemigos.

Pero aunque llevaban las de perder, combatieron los galos ferozmente y vendieron cara su derrota. Algunos optaron por agarrar las lanzas de sus enemigos y haciéndoles perder el equilibrio los tiraban de su montura. Otros se tiraban de sus caballos y herían a los de los partos en los ijares. Tras una larga y sangrienta lucha vencieron los partos como era de esperar. No sólo se enfrentaban a un ejército superior en número y mejor preparado para ese combate sino además a un clima seco sin la menor humedad y en la estación de verano. Los partos, habituados al mismo, tenían mayor resistencia a esas altas temperaturas y a la sed. Esas circunstancias además de la de tener la moral mucho más alta que la de los galos fueron otros factores decisivos para ganar la batalla. Muchos de los galos agotados por el cansancio y al ver que morían sus caballos se arrojaban ellos mismos contra las lanzas del enemigo buscando una muerte rápida. De las tropas romanas sólo sobrevivieron unos quinientos que fueron hechos prisioneros y algunos pocos que pudieron huir. Publio Craso murió en el enfrentamiento y aunque tuvo la oportunidad de huir abandonando a su ejército prefirió morir en el combate. Los partos le cortaron la cabeza a su cadáver y llevándola consigo se dirigieron de nuevo a donde estaba el grueso de las tropas romanas.

Mientras tanto, Marco Licinio Craso, viendo que la mayor parte del ejército enemigo había ido a enfrentarse a las tropas de Publio aprovechó para desplazar al ejército y situarlo en lugares más ventajosos. Publio había enviado mensajeros a su padre pidiendo refuerzos pero los partos se ocuparon de que éstos no cumplieran su misión. Al final, uno de los mensajeros consiguió llegar a su destino y le dijo a Marco Licinio que si no le enviaba refuerzos de inmediato su hijo estaba perdido. El general reaccionó dando la orden de desplazar a su ejército en auxilio de las tropas dirigidas por Publio, pero ya era demasiado tarde. En ese momento regresaban las tropas enemigas que habían combatido contra las de Publio. Volvieron a hacer sonar el infernal sonido de sus instrumentos y un reducido grupo se paseó delante del ejército romano la cabeza del hijo del general ensartada en la lanza de uno de los jinetes que mostraba en alto para que todos la vieran. Tan maltrecha estaba la moral del ejército romano que lo que debió despertar su ira y deseo de venganza suscitó en su lugar terror y espanto. Craso intentó restablecer el coraje de su ejército pero de nada sirvió porque la desmoralización en éste era profunda.

ImagenCaballería pesada, catafractos partos

Entonces, decidió Surena proseguir la batalla y ordenó a la caballería pesada cargar contra las legiones, pero no con la intención de romper su formación, sino para reducirlos lo más posible a un espacio estrecho mientras que los arqueros a caballo hacían llover flechas sobre ellos causándoles numerosas bajas. Muchos soldados romanos, al ver las numerosas y lentas muertes de sus compañeros y pensando que aquello era el fin prefirieron tener una muerte rápida y se lanzaron sobre la caballería pesada causándoles escaso daño. La mayoría fueron atravesados por las lanzas del enemigo cuando no caían bajo la eterna lluvia de flechas.

Al llegar la noche, el ejército parto dejó de combatir y se retiró. Tenían los Partos por costumbre no combatir de noche y sólo eso libró al ejército romano de su aniquilación total. La derrota había sido contundente pero ahora había que salvar a los supervivientes de ese infierno escapando de allí antes de que amaneciera. Al final la muerte de Publio había servido para algo, para ganar tiempo hasta que llegara la noche y el resto de sus compatriotas no murieran aniquilados en lo que quedaba del día.

Craso emprendió una rauda retirada hacia Carrhae dejando atrás a muertos sin sepultura y abandonando a sus heridos Se calculan unos 4.000 heridos, de los cuales sólo unos 20 lograron llegaron a Carrhae por sus propios medios, el resto fueron masacrados al amanecer.

En esos precisos momentos, la moral del ejército romano estaba por los suelos. No sólo se trataba de que habían sido derrotados con contundencia sino que dada la mentalidad del romano de la época, muchos (si no todos) estarían ya plenamente convencidos de que la expedición estaba maldita y condenada al fracaso de antemano por todos los presagios anteriores y por lo vaticinado por los agoreros. ¿Se vengaban así de ellos los dioses de Siria por los sacrilegios cometidos en sus templos y santuarios?. ¿Habían escuchado aquellos terribles y misteriosos dioses las invocaciones de Ateyo Capitón en Roma?.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

La batalla de Carrhae y sus consecuencias (IV)

Una vez en Carrhae, los romanos decidieron permanecer allí lo que quedaba de día y fugarse cuando cayera la noche . Sabían los romanos que los habitantes de Carrhae no debían enterarse de la huida porque dudaban de su lealtad, pero todo fue en vano porque un tal Andrómaco lo hizo tras ganarse la confianza de Craso que lo necesitaba como guía. Andrómaco estaba en realidad al servicio de los partos y les hizo saber a éstos los planes del triunviro. Ya de noche, el ejército romano se marchó de Carrhae en dirección nordeste sin ser perseguido por el de Surena. Probablemente hizo creer Andrómaco a los romanos que no podían partir hacia Siria por el camino más corto por estar los partos esperándolos más al oeste y al norte cortándoles el paso entre Carrhae y las ciudades de Edessa, Samosata y cualquier punto por el que pudieran llegar al Eúfrates. Por ello decidieron ir hacia Sinaca al nordeste junto a las montañas que llevan ese mismo nombre. En esa ciudad podrían pasar el día siguiente y de allí partir la noche siguiente hacia Amida que era una ciudad más grande ubicada cerca del nacimiento del Tigris donde podrían permanecer sin problemas durante un tiempo para posteriormente volver hacia occidente.

Guiados por el traidor, estuvieron los romanos dando una y mil vueltas hasta que finalmente los condujo a un terreno pantanoso y cortado con frecuentes acequias que hacían la marcha más dura y lenta de modo que no pudieron alejarse mucho de los partos. Finalmente, quienes sospechaban de Andrómaco y presentían el engaño decidieron separarse del resto y buscar soluciones por su cuenta. Un grupo de 500 caballeros, encabezados por el cuestor Cayo Casio Longino, escaparon hacia Siria viajando directamente en dirección oeste hacia el Eúfrates salvando así la vida. Evidentemente Surena no tenía un ejército tan grande como para impedirles el paso por tantos sitios a la vez ni la intención de combatir de noche. La mayor parte del ejército romano restante decidió escapar hacia las montañas Sinacas de las que nacen varios afluentes del Balisso. Allí, la caballería enemiga no tendría nada que hacer contra ellos. Eran unos 5.000 y estaban dirigidos por Octavio, uno de los legados de Craso.

Craso permaneció engañado hasta el final por Andrómaco y amaneció con el resto de su ejército que no había desertado sin haber salido de las zonas pantanosas. Ya sólo le quedaban cuatro cohortes y escasa caballería tras las deserciones. Cuando consiguió salir de ese terreno, los partos ya estaban cerca porque habían avanzado por otro sitio y sabían la ubicación aproximada del grupo guiado por Andrómaco. Habiendo aprendido de sus errores, ordenó Craso a su ejército refugiarse en un monte cercano para restar efectividad a la caballería de Surena, pero este lugar no era tan seguro como el lugar encontrado por su legado Octavio en las Sinacas durante la noche. Éste desde su posición, que no estaba demasiado lejos podía observar la de Craso y al ver que estaba en peligro al comenzar el ataque del enemigo se dirigió al frente de sus tropas para auxiliarle.

ImagenCombates en Carrhae

Entre Craso y Octavio consiguieron rechazar a los partos que ya no eran tan superiores en ese terreno. Tras un día de duros combates se dio cuenta Surena que la victoria era imposible antes de que llegara la noche y por ser tan buen general como astuto y traicionero decidió recurrir otra vez al engaño. Ordenó a sus hombres que soltaran a algunos romanos que traía cautivos y les indicó a éstos que hiciera llegar a Craso que no quería que la guerra fuera perpetua y que estaba dispuesto a tratarle con benevolencia si se avenía a acordar la paz. Acto seguido ordenó a sus tropas que dejaran de combatir y se dirigió al monte con sus principales hombres (fuera del alcance de los romanos lógicamente). Allí quitó la cuerda de su arco para mostrar que iba desarmado con intención de acabar el enfrentamiento y llamó al general romano para conferenciar y firmar un tratado.

Craso, cuyo orgullo le había llevado a ser engañado en varias ocasiones durante la campaña (por no decir en todas), sospechó de las intenciones de Surena y prefirió no ir a parlamentar. Pero sus hombres, ya hartos de la situación en la que les había metido, le comenzaron a gritar e insultar diciéndole que fuera a dialogar con los partos. Intentó Craso convencerles de que sólo había que aguantar hasta la noche y llegar hasta las montañas Sinacas donde estarían a salvo. Sin embargo la tropa estaba harta de su general y tal vez más por expresar este coraje que por no entender razonable lo que éste proponía se opusieron a él con dureza y hasta le amenazaron blandiendo las armas. A la vista de que sus tropas podían amotinarse, dado que habían recuperado algo de moral tras su pequeña victoria al rechazar a los partos del monte, se dio cuenta el triunviro de que tanto se arriesgaba yendo a parlamentar con Surena como permaneciendo allí. Entendiendo que era menos deshonroso morir a manos de sus enemigos que por un amotinamiento de sus tropas prefirió ir a parlamentar con Surena.

Acudió pues como oveja al matadero a la entrevista con los partos acompañado de sus legados Octavio y Petronio y algunos hombres más que se negaron a abandonar a su general. Se empeñó Surena en que Craso fuera montado a caballo para parlamentar con él que también iba montado para que una de las partes no estuviera formalmente en condiciones de inferioridad. Le ofrecieron un caballo pero Craso dijo que no era necesario por no obligarlo la costumbre romana. Sin embargo los partos trajeron el caballo y cogiendo a Craso entre varios lo hicieron montar golpeando a continuación al animal para que saliera corriendo. Los romanos de la delegación no pudieron consentir la burla y sujetaron al caballo frente a la oposición de los partos. Al final llegaron a las manos y de ahí a las armas. En la pelea murieron Craso, Octavio, Petronio y algunos más, mientras que el resto pudieron escapar. Por parte de los partos también murieron algunos pero el objetivo de Surena estaba conseguido. Craso había muerto. Los partos le cortaron la cabeza y la mano derecha al cadáver y abandonaron el resto del cuerpo sin darle sepultura.

Así murió el incompetente Marco Licinio Craso, víctima de su propia avaricia. De los más brillantes entre los hombres de negocios pero de los más mediocres entre los generales.

El resto del ejército romano se dividió. Unos prefirieron entregarse porque Surena les hizo saber que ya tenía lo que quería y que les perdonaría la vida. En total fueron 10.000 los prisioneros romanos. Otros en cambio, bien por estar hartos de los continuos engaños cuyas consecuencias habían sufrido durante la expedición, bien por considerar deshonrosa la rendición, o bien por pensar que la libertad estaba cerca, escaparon a las montañas durante la noche. De éstos últimos una parte consiguió llegar hasta Siria mientras que el resto murió en el intento siendo capturados y asesinados por los árabes .
Sólo 2 legiones pudieron rearmarse de entre los despojos romanos que no se entregaron a los partos. Luego fueron puestas al servicio del cuestor llamado Cayo Casio Longino (uno de los sobrevivientes), quien quedó al frente de la provincia Siria, para defenderla en caso de un contraataque de los partos.

Imagen Tropas partas

Los partos no se hicieron esperar, dos años después de Carrhae (en el año 51 a.C.) llegaron a las puertas de Siria. A la cabeza del ejercito iba Pacorro, hijo del rey Parto, acompañado por el experto general Osaces.

Como no había mucho con que defender Siria, los invasores se pasearon como a sus anchas con excepción de los puntos defendidos por las dos legiones de Casio.

Igualmente, a la primera de cambio, los legionarios se tomaron revancha atacando por sorpresa a los partos y hasta mataron al general Osaces.

En el año 50 a.C. Pacoro pactó con Marco Bíbulo, sustituto de Casio como gobernador de Siria y se volvió de Siria contra su padre.

Enfrascados en una nueva guerra civil, los partos se retiraron al este del Eúfrates y Roma, por fin, recuperó parcialmente el control de Siria.

Pacoro siguió intentado echar a los romanos de Siria pero sin éxito. No obstante, como ya comentamos anteriormente, el principal problema de cualquier rey parto era que al peor de sus enemigos siempre lo tenían en casa. Para no romper "la tradición", en el año 50 a.C. Pacoro pactó con Marco Bíbulo, sustituto de Casio como gobernador de Siria y se volvió contra su padre. Enfrascados en una nueva guerra civil, los Partos se volvieron al este del Eúfrates y Roma recuperó parcialmente el control de Siria.

Imagen Moneda conmemorativa de la devolución de las águilas perdidas

Esta nueva guerra en Partia no supuso la solución definitiva del problema en Siria, sino que sólo fue un paréntesis que les vino a los Romanos como "agua de Mayo" dada la guerra civil que se avecinaba entre César y Pompeyo. No fue hasta la época de Augusto cuando llegó la una paz estable entre ambas naciones. Éste firmó la paz en el año 20 AC con Phraates IV, hijo de Orodes II (al que había asesinado), y consiguió que se le devolvieran las siete águilas perdidas tras la derrota de Craso.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

Epílogo y Curiosidades (V)

La mayor lección de Carrhae fue es que jamás habría otro Alejandro; el joven macedonio había llevado la cultura griega hasta los confines de la India y de China, pero allí marchitó y pereció poco a poco. En este sentido Carrhae se puede considerar una batalla decisiva, ya que todo intento posterior proveniente de occidente se encontró con la férrea resistencia de los partos y los persas.

Otras curiosidades son las siguientes:

- Cayo Casio Longino, como gobernador de Siria, tuvo el gran mérito ante las continuas embestidas de los partos de conservar dicha provincia como romana tras la derrota de Craso. Sin embargo, pasó a la Historia principalmente por ser uno de los asesinos de César .

- Como herencia del lenguaje una de las acepciones de la expresión “craso error”(“Crassus Errare”), es la que sirve para referirse a cualquier error como el de Craso, es decir, cualquier error muy grave y que no tiene disculpa.

- ¿Cuál fue el destino de los 10.000 prisioneros romanos, de la denominada “legión perdida” ?:

Imagen Legionario romano republicano

Sabemos por Plutarco y Plinio el Viejo que alrededor de 10.000 romanos fueron hechos prisioneros tras las dos batallas. ¿Qué destino esperaba a estos romanos?. Indudablemente la esclavitud. Sin embargo no quiso desaprovechar el rey Orodes la oportunidad excepcional de contar prisioneros de un ejército romano y utilizó a muchos de éstos para crear unidades militares destinadas a defender otras fronteras de sus dominios.

Así, una buena parte de los 10.000 fueron reclutados por el rey parto para defender fronteras del otro lado del reino. El resto fue enviado a la región de Margiana que era una región del Asia Central que limitaba al este con Hircania, al sur con Ariana y al este con la Bactria.

En esta zona fue fundada por Alejandro Magno en el 328 a.C. una de las muchas ciudades que llevaron su nombre (Alejandría) en las proximidades de la ciudad que después sería llamada Merv y actualmente Erk Kala de la República de Turkmenistán.

Dicha ciudad fue destruida por una invasión de los pueblos escitas del norte y reconstruida por Antíoco I Sóter a principios del III a.C quién la rebautizó como Antioquía. Este rey, pobló la ciudad con súbditos sirios cerca del nacimiento del río Margo, actualmente conocido como Murghab, y la rodeó en círculo con una muralla de 1.500 estadios. Aún existía en tiempos de Orodes II de Partia y allí fue donde se envió a los prisioneros romanos.

A partir de ahí se pierde la pista de los 10.000 según las fuentes clásicas.

En el año 1955 el sinólogo norteamericano Homer Hasenpflug Dubs descubrió una secuencia entre las crónicas romanas de la perdida de las legiones romanas y la aparición de legionarios en las crónicas de los chinos.
La campaña de pacificación de la frontera occidental de los chinos culmina con el asalto y la toma de la capital de los hunos en el año 36 a.C, actualmente Tashkent, en Uzbekistán.

Los historiadores de la dinastía Han documentaron con detalle las fortificaciones cuadradas y las tácticas militares de los defensores.

En esta región, los exámenes de ADN emparentán a los actuales habitantes con los actuales europeos occidentales.
Nuevamente derrotados, esta vez por los chinos, el resto de estos legionarios (unos 1.000 parece) fueron expatriados (previa reclutación por parte del ejercito chino) a una frontera remota en el desierto de Gobi. Se apostaron en un pueblo que el emperador chino llamó “Li-Jien”. Parece que en chino (y en castellano) el nombre suena parecido a “Legion”, y además es como los chinos solían referirse a los romanos.

Recientes excavaciones parecen confirmar la presencia de romanos en regiones tibetanas, además el ADN de pobladores de la zona parecen confirmar que existe un parentesco reciente con los europeos.

Imaginen ser romanos, en el años 36 a. C. y ser reclutados para pelear en el Tibet a 7.000 kilómetros de su Roma, en el corazón de Asia, ¡1.300 años antes que Marco Polo!

Imagen Mapa interpretativo del destino de la legión perdida.

Personas que como soldados sirvieron a un imperio y quedaron olvidados en la otra punta del mundo. Romanos tan buenos en lo que hacían que terminaron sirviendo a 3 pueblos diferentes. Increíble, ¿no?

http://www.satrapa1.com/articulos/antig ... Carras.htm" onclick="window.open(this.href);return false;

http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Carrhae" onclick="window.open(this.href);return false;

http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Carrhae" onclick="window.open(this.href);return false;

Plutarco, Vida de Craso: http://es.wikisource.org/wiki/Vidas_paralelas:_Craso" onclick="window.open(this.href);return false;
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Quinto_Sertorio »

Apasionante, y muy bien contada la historia de esta, una de las dos o tres más grandes catástrofes romanas que registra la Historia.

Saludos
¡¡A España, servir hasta morir!!

Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y de bailar que de hacer la guerra -- Homero.
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Flogger »

Espectacular relato Gebisjäger!
Saludos
La "Pérfida Albión" se mantenía entre bastidores por todas partes, ofreciendo ánimos y guineas de oro a quién quisiera arriesgar su trono para destruir a su archienemigo.

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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Tosk »

Excelente relato Gebis :Bravo
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Re: Historia de los militares incompetentes

Mensaje por Gebisjager »

BATALLA DE LA SELVA DE TEUTOBURGO (9 d. C.): El desastre de Varo

Antecedentes:

La reciente ocupación romana de Germania había traído a sus gentes, nuevas y desconocidas costumbres. Era de peveer que las habituales guerras intestinas entre pueblos y clanes tenían que llegar a su fin, pues a partir de este momento deberían regirse todos por las leyes romanas. Sin embargo esto sería algo harto difícil. Probablemente durante el gobierno del veterano Sencio Saturnino los germanos comenzaron a amoldarse a la nueva situación, cualquier romano conocedor de aquellos parajes y de aquellas gentes, y Saturnino lo era, sabia de lo difícil y dedicado de la tarea de mantener subyugados a tan numerosos y temibles pueblos bárbaros. Sin embargo, Publio Quintilio Varo, no procedió con igual talante, y comenzó a someter los pueblos germanos a gravosos y humillantes contribuciones. La reacción no se hizo esperar y el caudillo querusco Arminio junto con otros jefes germanos (marsios, chattis, bructerios, etc) se puso en pie de guerra un ejercito de unos 100.000 soldados.

Por tanto, tenemos como principales protagonistas de los sucesos que desembocarán en la denominada Batalla de la Selva de Teutoburgo, a Varo y a Arminio:

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Imagen Retrato de Varo

- Varo, Publio Quintillo (50? a.C - 9 d.C) era hijo de Sexto Quintilio, quien militaba en el bando republicano durante la guerra civil y se suicidó tras la batalla de Filipos. Quintilio Varo estaba casado con una hija de Agrippa, la nieta de Augusto, y era amigo personal de Augusto. Veleyo Paterculo le describe como un hombre amable, moderado y más bien inclinado a los placeres del ocio que a los sacrificios derivados de la vida militar. Fue cónsul en el año 13 a.C teniendo como colega al propio Tiberio; del año 7 a.C al 6 a.C fue gobernador en África y del 6 a.C al año 4 a.C estuvo al frente del gobierno de Siria, provincia que dicen recibió rica siendo el pobre y que dejo pobre habiéndose convertido él en rico. En el año 7 recibe el gobierno de la Bélgica como legatus Augusti pro praetore.

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Imagen Estatuo de Arminio

- Arminio (17 a.C -21 d.C) era hijo de Sigimero, líder de los Queruscos. Entregado de joven como rehén a los romanos, de ellos aprendió sus costumbres, su idioma, sus leyes y su forma de combatir, sirvió en las fuerzas auxiliares y, recompensado por su lealtad, recibió la ciudadanía y mas tarde fue elevado al rango de caballero, en definitiva, parecía haber hecho todo lo posible para ganarse los favores y la confianza de Roma. Como no podía ser menos, se nos lo describe como un personaje astuto, valiente, rápido en comprender, el más listo de entre los de su raza.

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Imagen Germania en los tiempos de Varo, con la ruta del ejército romano y el lugar de la emboscada

En el año 9 d.C. después de un verano pacificación y de expolio en el interior de Germania Magna, Varo decidió retirarse a los cuarteles de invierno en el Rhin con sus tres legiones: XVII, XVIII y XIX, 3 alas de caballería y 5 cohortes de auxiliares. Para entonces la conjura antirromana ya estaba urdida, pero era necesario alejar a Quintilio Varo todo lo posible de su ruta hacia el Rhin. Varo queria llegar a Vetera por la calzada militar, sin embargo un falso informe a cerca de una insurrección local le indujo a dar un rodeo hacia el noroeste aconsejado por los lideres germanos a tal efecto. Por aquel entonces Varo ya había sido advertido por el germano Segestes, otro de los germanos de confianza del gobernador, de que Arminio conspiraba contra los romanos, lo cierto es que aunque advertido, neciamente hizo caso omiso del aviso pues confiaba plenamente en Arminio. Varo se puso en marcha y acudió a sofocar el levantamiento mencionado. Por su parte, Arminio acudió con sus queruscos al llamamiento de Varo, para escoltar lealmente al gobernador y su ejército mientras estos se introducían en las impenetrables selvas de Germania.

La batalla:

FASE I: La emboscada

Había reunido Arminio el ejército rebelde en el llamado Saltus Teutoburgensis(entre los ríos Ems y Weser), un territorio caracterizado por su endiablada geografía, repleto de bosques impenetrables salpicados de colinas y barrancos, un terreno que obligaba a la heterogénea columna romana, a estirar y desordenar todavía más sus filas. Para colmo, contaba el ejército de Varo con un gran numero de acompañantes civiles ( mujeres, niños y esclavos) y de numerosos carromatos con impedimenta y bagajes, que aumentaban el descontrol y enturbiaba la marcialidad de las columnas durante la marcha . La trampa estaba servida, la propia configuración del terreno dificultaba la capacidad de movimiento así como el posible despliegue de la columna romana, que avanzaba lentamente al ritmo que marcaban los zapadores al abrirse paso entre el frondoso bosque en el que prácticamente estaban atrapados. En aquellos momentos, Arminio, con sus tropas germanas, se aleja con la excusa de recoger entre los aliados cercanos más tropas auxiliares. No tardo mucho Arminio en reunirse con los miles de guerreros germanos que se encontraban ocultos, como se había planeado, no muy lejos de allí.

Aquel día de septiembre amaneció nuboso, pronto se desato una recia tormenta unida a una fuerte viento que convirtió en un barrizal la zona por la que se avanzaba lenta y torpemente la columna. De nuevo un hecho más, la fuerte tormenta, venia a enturbiar el orden de marcha, complicando seriamente la situación. Fue en esos momentos cuando los guerreros germanos se fueron acercando sigilosamente a la columna romana. Primero la observaron desde lejos y la siguieron con respeto, mas, decididos por fin al enfrentamiento, se acercaron lo suficientemente a ella como para poder lanzar una lluvia de dardos y lanzas; todavía temían a las fuerzas legionarias y no se sentían lo suficientemente seguros como para atacar cuerpo a cuerpo, pero a medida que los germanos observaban que muchos de los romanos eran heridos y el resto no podían responder adecuadamente al ataque por su difícil situación, se fueron envalentonando y comenzando entonces a acercarse para llegar a las manos. Los legionarios, mezclados en la columna con los numerosos grupos de civiles y su impedimenta, les fue imposible adoptar una línea de batalla clásica con la que enfrentarse a los asaltantes, de esta forma desbaratados y atacados por todos los flancos los legionarios eran cazados sin piedad en un tipo de lucha para la que no estaban instruidos.

Así las cosas, a falta de tropas auxiliares para contraatacar la única esperanza de los romanos era llegar cuanto antes a la fortaleza de Aliso.

FASE II : Reagrupamiento de las tres legiones

Esta fase es hipotética aunque conociendo las estrategias romanas se supone que los legionarios intentarían reagruparse. Eran soldados profesionales y aunque el primer ataque fue una gran sorpresa era muy difícil derrotarlos de un solo golpe. De tal forma que, la primera legión que marchaba en cabeza, retorno desde el noroeste para unirse con las otras dos y ayudarles. Una vez reagrupadas las tres legiones, continúan el camino, bajo un infierno de barro, lluvia, viento y saetas germanas.

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La lucha no era, no obstante generalizada, parecía mas una jauría de lobos persiguiendo a sus presas, atacando y retirándose por momentos, relevándose unos a otros mientras que los romanos continuaban como podían su dramático avance por la espesura. Con la noche era previsible que aumentaran las bajas, pues la oscuridad dificultaría diferenciar a amigos de enemigos. Así, a última hora de la tarde la columna romana se detuvo y comenzó a construir un campamento, en la medida de lo posible debido al tipo de terreno en donde se encontraban y al propio desorden entre sus filas. Por fin, dentro de las empalizadas el ejército romano encuentra reposo, además Varo y sus legados decidieron deshacerse de las carretas y de toda la impedimenta pesada para hacer mas ligera la marcha. Todavía no estaba todo perdido, y aún las perdidas no era cuantiosas.

FASE III : Se desata la masacre

Al amanecer del segundo día Varo ordena a los legionarios incendiar la mayor parte de los carromatos y abandonar todo el bagaje superfluo .Aunque sigue la lluvia y el vendaval, el avance de la columna fue esta vez mas ordenado e incluso, pese a los ataques germanos, se consiguió salir a campo abierto en donde los romanos se defendieron eficazmente.
Sin embargo, al tercer día llegaron de nuevo ante los temidos bosques, pese a los intentos romanos de mantener la formación y la calma, los ataques germanos arreciaron en este punto y se sufrieron numerosas bajas al no poder combatir en orden cerrado. Esa noche la pasaron los romanos seguramente sobre las armas, cada uno en su unidad esperando con miedo el nuevo amanecer.

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Imagen Emboscada final

El cuarto día amaneció de nuevo bajo una climatología adversa, una fuerte tormenta empapó completamente la columna romana, las armas arrojadizas, jabalinas y arcos,las cuales quedaron inutilizadas . Además, el peso de sus protecciones corporales (loriga, scutum,…) entorpecían ahora sus movimientos, mientras que los germanos gracias a su armamento mas liviano, gracias a su movilidad, se plantaron hasta las mismas narices de los soldados enemigos y se lanzaron en masa sobre la cada vez mas débil y desorganizada columna romana. Para colmo, los romanos habían tenido que avanzar por un estrecho desfiladero rodeado de pantanos en su flanco derecho y se vieron obligados a detenerse al encontrar en medio de su camino, una gigantesca barricada de troncos con aberturas construida por los germanos. Y no sólo eso, sino que además, los efectivos germanos se habían multiplicado mucho durante los días de la persecución de la columna, tanto es así que parece que esta vez se decidieron a atacar la columna en toda su extensión y, gracias a su número, combatir sin descanso a los agotados legionarios romanos.

Varo, que se encontraba ya herido, y gran parte de su estado mayor, viendo venir ya lo inevitable optaron por quitarse la vida, la posibilidad de caer vivos en manos de esa horda de germanos les aterrorizaba, otros oficiales romanos, como Vala Numonio, legado de la caballería de Varo, optaron por el “salvese quien pueda”, y abandonando a los jinetes de su unidad que habían perdido su montura huyo acompañado por otros en dirección al Rhin, pero no lo consiguieron. De los dos prefectos del campamento, uno Lucio Egio murió luchando, el otro, Cejonio, se entrego a los germanos (moriría mas tarde en sus manos tras un horrendo suplicio).

La jornada terminó cuando se propago la noticia del suicidio de Varo, a partir de ese momento, todos los núcleos de resistencia romanos se entregaron sin lucha a sus atacantes, huir, pese a que era la intención de muchos hombres, era imposible y, tras este amago espontáneo de rendición incondicional, los romanos que no optaron por suicidarse acabaron muertos bajo el frenesí asesino de los guerreros germanos que ahora se lanzaban a matar a hombres y bestias sin temor a su resistencia, la matanza se extendió incontrolada hasta que, sin que sepamos ni cómo ni cuándo, ceso, los supervivientes fueron entonces encadenados. Como era previsible en un combate de estas características, muchos fueron los grupos de soldados que combatieron y continuaron la lucha tras la rendición de la columna, se sabe que un grupo de legionarios veteranos se hizo fuerte en una elevación (colina de Kalkriese) en donde resistieron durante toda la jornada antes de ser posiblemente aniquilados. Los escasos legionarios que consiguieron escapar, fueron cazados en los pantanos. De las tres águilas de las legiones, dos fueron capturadas, la tercera, un valiente signifer la condujo en su huida a los pantanos de donde nunca salieron ni él ni el valioso estandarte, que desapareció para siempre. Muy pocos de ellos logran sobrevivir para contarlo.

Después de la batalla, parece que Arminio pronuncio una arenga a los guerreros germanos, dedicandose luego a ejecutar a parte de los romanos que habían caído prisioneros y a ensañarse con los heridos y los muertos, al cuerpo de Varo, al que probablemente habían intentado incinerar los propios romanos para evitar el escarnio de su cadáver, le fue separada su cabeza del tronco y enviada al rey Maroboudo (caudillo de los Marcomanos). Todos los oficiales prisioneros fueron sacrificados en en improvisados altares construidos en los bosques cercanos, Germanico encontraría años mas tarde cráneos de soldados clavados en los arboles, los horrores fueron con seguridad innumerables, se cuenta como el joven noble Caldo Celio, encadenado como estaba, ante la perspectiva de acabar en el suplicio se decidió a morir de la única forma en que, en su situación, podía, abriendose la cabeza a base de golpearsela violentamente con las cadenas con que le habían aprisionado, Caldo Celio consiguió morir antes de ser sacrificado por los germanos.

En suma, algunos soldados escaparon amparados por la noche pero 18.000 soldados mas unos 10.000 no combatientes fueron matados o capturados y posteriormente sacrificados.

Como era costumbre en el ejército romano, no se recuperarían las numeraciones de las legiones destruidas en la batalla de la selva de Teutoburgo, los números XVII, XVIII y XIX no se volverán a encontrar jamás entre los de las legiones romanas.

Las consecuencias:

“En cuanto a derrotas graves e ignominiosas sufrió las de Lolio y Varo, ambas en Germania, siendo la primera más vergonzosa que irreparable; la de Varo pudo, en cambio, ser fatal al Imperio, pues que en ella fueron pasadas a cuchillo tres legiones con el general, los legados y todos los auxiliares. Cuando recibió la noticia mandó colocar en Roma guardias militares para prevenir posibles desórdenes; confirmó en sus Poderes a los gobernadores de las provincias, para que su experiencia y habilidad, contuviesen en su deber a los aliados; y ofreció grandes juegos a Júpiter para que mejorase la situación de la República, como se había hecho en la guerra de los cimbrios y de los marsos. Dícese, en fin, que experimentó tal desesperación, que se dejó crecer la barba y los cabellos durante muchos meses, golpeándose a veces la cabeza contra las paredes, y exclamando ¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones!. Los aniversarios de este desastre fueron siempre para él tristes y lúgubres jornadas.”


Suetonio , Vida de los doce césares, Augusto, 23

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Imagen Retrato de Augusto

Lucio Nonio Asprenate, comandante del ejército de Germania Inferior, que contaba con las legiones XIV y XVI, al conocer los rumores que llegaban de la derrota romana decidió replegarse rápidamente hacia el Rhin, evitando que cualquier tribu de la orilla izquierda, aprovechando el vacio de poder, se levantase en armas. Consecuencia de la aplastante derrota y de la desaparición de la fuerza romana de disuasión en Germania el levantamiento se hizo generalizado, y la mayor parte de los fuertes romanos más allá del Rhin fueron atacados por masas de germanos y destruidos. Así, parte de las propias fuerzas de Arminio se dirigieron, tras la batalla con Varo, a destruir el fuerte romano de Aliso, pues según nos cuenta Dion Cassio, tenían la intención de exterminar todos los destacamentos romanos hasta llegar al Rhin, río que cruzarían para, entonces, invadir la Galia.

Cuando en Roma finalmente se conoce la destrucción de las legiones en Germania, Augusto temió que la Galia se rebelase o pudiera resultar invadida, con lo que con toda seguridad se perdería la provincia, e Italia, sin fuerzas de defensa, también aparecía abierta ante el irresistible avance de las hordas germanas. Sin embargo, tras las primeras noticias de que la línea del Rhin se mantenía firme y en calma, el viejo emperador comenzó a actuar y a tomar decisiones con más tranquilidad . Con todo, se vio obligado a tomar medidas de urgencia. No existían tropas en la reserva, las unidades aliadas a las que se podía recurrir habían sufrido severas perdidas en la guerra de Pannonia y no podían ser de mucha utilidad, y se llego a temer, dado el gran numero de auxiliares galos y germanos en la misma Roma, un conato de rebelión. Se comenzó entonces una leva de urgencia por toda Italia, donde existían ya muy pocos hombres en edad militar y eran muy reacios a nutrir las filas. Ante lo cual Augusto adoptó medidas drásticas, de modo que de todos los menores de 35 años que se negaron a entrar en filas a uno de cada cinco les fue confiscadas todas sus propiedades y bienes y a los mayores de esa edad a uno de cada diez. Estas represalias no surtieron ningún efecto, así que se llego incluso a la ejecución de algunos recalcitrantes ciudadanos. Sin embargo ni siquiera esto era ya suficiente, de tal manera que acabó llamándose a filas a uno de cada cinco veteranos jubilados y se armaron a los esclavos que quisieran con ello ganar la libertad. Todas las unidades que precipitadamente se pudieron organizar fueron enviadas rápidamente a Germania, probablemente con Tiberio y Germanico al frente, y mas adelante, con tropas regulares de refuerzo, llegaron al Rhin los cónsules Marco Emilio y Estatilio Tauro, que cruzaron entonces el Rhin aunque más como medida de disuasión que con ánimo de combatir realmente con las fuerzas del enemigo. Prácticamente toda Germania se había perdido, y pasarían 6 años ( 15 a.C.) hasta que los ejércitos romanos, al mando de Germanico, volviesen a emprender una operación de envergadura.

“No lejos estaba el bosque donde se decía que los restos de Varo y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a Varo y a sus soldados. Esta misma conmiseración se extendió a todo el ejército de Germánico, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres... En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según que habían huido o hecho frente. Junto a ellos yacían restos de armas y miembros de caballos y cabezas humanas estaban clavadas en troncos de árboles. En los bosques cercanos había bárbaros altares, junto a los cuales habían sacrificado a los tribunos y a los primeros centuriones.”

Tácito, Anales, Libro 2, 60-63

Por su parte, Arminio, pese a su victoria, fracaso en su intento de convertirse en el rey de una gran coalición de pueblos germanos, lo que a la postre si que hubiera supuesto un gran peligro para el imperio. Arminio murió asesinado o combatiendo contra otros germanos en pos de esta ambición y Germania, libre de ataduras, permaneció durante el resto de su historia dividida y enfrentada entre sí y contra los romanos.

Tras esta tremenda derrota, el Rhin pasó a convertirse en una frontera firme y estable que marcaba el fin del imperio romano, ya que los emperadores renunciaron a conquistar la Germania Magna o Germania Libera. Posteriormente al desastre se siguieron realizando durante siglos diversas incursiones y acciones bélicas, pero sin ganancias ni resultados tangibles.

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Inter arma, silent leges

"No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, si no la que mejor se adapta a los cambios." - Charles Darwin
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