La medicina en las Guerras Napoleónicas
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La medicina en las Guerras Napoleónicas
En principio iba a poner este tema en biografías ,pero com se centra todo el en las guerras napoleónicas y personajes de ellas lo dejo aquí.Como sabreis las guerras en la antigüedad brillaban por su brutalidad y la alta mortandad que se producía entre lo soldados heridos:una herida que no suponía en principio una gravedad peligrosa,la falta de atención e inadecuados cuidados a la msima le podía provocar la muerte a posteriori.
En ese aspecto las guerra napoleónicas suponieron un relativo avance:
Coñac, magulladuras y bravuconería
Cómo operaban los cirujanos en las guerras napoleónicas
El estampido de los cañones y el traqueteo de la artillería ahogaban los gritos de los heridos. El hedor de la carne quemada se mezclaba con el olor acre de la pólvora mientras el cirujano comenzaba a cortar tranquilamente el fémur del capitán.
En la batalla de Borodino, en 1812, el barón Dominique Jean Larrey amputó más de 200 extremidades en 24 horas. A fin de aliviar el espantoso dolor de sus pacientes, Larrey les daba un trago de coñac y un trozo de tela para morder. A continuación empleaba la técnica de los «tres cortes», colocaba una tira de piel sobre la herida y suturaba. Todas las heridas se desinfectaban con un preparado a base de malvavisco y se vendaban con compresas de vino.
La operación duraba sólo unos minutos, a menos que el cirujano tuviera que escarbar en la herida para extraer astillas de hueso o fragmentos de bala. Los médicos prusianos y rusos no eran tan meticulosos; se limitaban a serrar el hueso y estirar la piel para cubrir la herida, que, como consecuencia de ello, rara vez cicatrizaba adecuadamente.
Las reacciones a una amputación eran imprevisibles. Algunos heridos morían de conmoción, muchos se desmayaban y otros mostraban un aguante extraordinario: algunos marineros regresaban a la batalla inmediatamente después de que les cubrieran el muñón con brea. Durante la Guerra de la Independencia española, a un oficial al servicio del duque de Wellington le fue amputado un brazo sin que llegase siquiera a pestañear; cuando hubo concluido la operación, el oficial exclamó: “¡Devuélvame ese brazo! Tiene un anillo que me regaló mi mujer”.
Un destino más terrible que la muerte
Pese a la presencia de cirujanos, la eutanasia era bastante frecuente. Todos los soldados sabían lo que les esperaba cuando caían en manos del cirujano, y por eso muchos pedían a sus compañeros que pusieran fin a sus sufrimientos. Los cirujanos castrenses eran habitualmente los menos aventajados de la profesión porque su trabajo resultaba peligroso y estaba mal pagado.
El duque de Wellington, comandante de las tropas británicas contra Napoleón, tardó en reconocer la labor de sus cirujanos en los hospitales de campaña y se negó a permitir el uso de ambulancias. Los heridos eran retirados en camilla por los músicos del regimiento o abandonados a su suerte hasta que terminase la batalla. Transportados en pesados carromatos, los heridos sentían el crujir de sus huesos rotos con cada bache del terreno.
Entretanto, el ejército de Napoleón utilizaba ligeras ambulancias tiradas por caballos y atendidas por equipos médicos. Estas ambulancias, diseñadas por Larrey, tenían colchones de pelo de caballo que se deslizaban sobre unas guías. Las paredes del carro estaban parcialmente acolchadas y tenían unos bolsillos para contener medicinas. Si las circunstancias lo permitían, se colocaba el colchón en el suelo y se realizaba la operación sobre la marcha.
Los soldados de las guerras napoleónicas fueron más afortunados que sus antecesores. Hasta entonces el soldado raso había sido prescindible. Cuando caía herido, era abandonado a merced de los habitantes del lugar. Al terminar el combate, los saqueadores recorrían el campo de batalla y degollaban sin el menor escrúpulo a los soldados heridos para arrebatarles lo que llevaban en los bolsillos.
Por 1ª vez se ocupaba del soldado en el campo de batalla gracias a la aparición de las ambulancias voladoras.Dibujo de las mismas
Aunque las condiciones no dejaban de ser infrahumanas al menos el herido no se quedaba tendido en el campo de batalla con un disparo en el vientre,por ejemplo,y dependiente de lo que tardaba en terminar la batalla y del resultado de la misma.
Antes se hablaba de la figura de el barón Dominique Jean Larrey.Se le puede considerar como el padre de la medicina militar moderna y su labor en el frente fue reconocido tanto por los suyos(fue amigo del mismo Napoleón y a su muerte le dejo una parte de su fortuna en el testamento)como por sus enemigos(despues de Waterloo tanto Blucher como Wellington le quisieron conocer).Aquí dejo una biografía del mismo,es un poco ladrillo asi que la abrevié un poco,centrándome en su carrera militar y en su legado médico
Dominique Jean Larrey nació en Beaudéan, cerca de Bagnères de Bigorre (Hautes Pyrenées) el 8 de julio de 1766. Su padre era zapatero. Su abuelo fue barbero-cirujano en Tarbes y su tío Alexis fue cirujano en Toulouse.Al finalizar sus estudios escribió una tesis sobre la cirugía de las caries óseas La carie des os, recibiendo la “médaille de vermeil aux armes” de la ciudad de Toulouse. Ese mismo año ingresó en la logia masónica de los “Écossais fidèles”.
Larrey tuvo una corta experiencia profesional como cirujano naval en la fragata La Vigilante, en las costas de Terranova. La misión era proteger la flota pesquera francesa, pero Larrey no llegó a acostumbrarse a la vida en el mar y después de seis meses renunció al cargo y a la marina. No obstante, le sirvió para tomar contacto con la higiene, el escorbuto, el mal de mar y otros temas relacionados. Cuando regresó de la expedición fue felicitado por su trabajo y por sus dotes de organización, altruismo, puntualidad y disciplina.
Para subsistir daba cursos de anatomía y obstetricia en la École pratique. Durante la Revolución francesa Larrey se mantuvo muy activo y participó en las manifestaciones populares. Ejerció entonces como cirujano jefe del distrito de Saint André des Arts. Una vez se calmaron los acontecimientos pasó al Hôtel des Invalides, convirtiéndose en cirujano asistente de Raphael Sabatier, otro destacado cirujano.
A los veintiocho años ya gozaba de mucha fama. En 1794 presentó su programa de ambulancias móviles que fue adoptado por el consejo de sanidad. La autoridad y el dinamismo del joven general Bonaparte le sedujeron. En 1795 regresó a la nueva escuela de Val de Grâce bajo la dirección de Costa. Enseñó anatomía y medicina operatoria.
Entre los años 1796 y 1797 Larrey participó en la campaña de Italia. Su servicio de ambulancias tuvo un gran éxito. Entre 1798 y 1801 estuvo en la campaña de Egipto junto con Desgenettes. En El cairo fundó una escuela de cirugía y allí se interesó también por la elefantiasis, la disentería, el tracoma, la peste, la lepra, etc. Logró que los soldados heridos fueran embarcados los primeros. Su prestigio fue en aumento y Bonaparte lo nombró, a su regreso, cirujano jefe de la Garde des Consuls y del Hospital de la Garde.
Con la reorganización de los estudios médicos, Larrey tuvo que defender su tesis de doctorado en 1803 sobre el tema de las amputaciones. Un año más tarde fue promovido a officier de la Légion d'Honneur y también a Inspector general del servicio de sanidad.
Después de la batalla de Trafalgar estuvo en las campañas de Austria y Rusia. Regresó a París en 1807 a su puesto de cirujano jefe del Hospital de la Garde. Al año siguiente partió como cirujano jefe de la Armada Murât hacia España; llegó el 8 de marzo de 1808. A pesar de que Napoleón tuvo que marchar por los problemas que estaban teniendo en Viena, Larrey permaneció en España haciendo frente a miles de personas infectadas por el tifus, centenares de heridos, etc. Después de la “horrible et inexpiable guerre d'espagne”, harto de las faltas de comportamiento y abusos cometidos por militares en ausencia de Napoleón, regresó a París el 4 de abril de 1809. Tras un breve periodo de tiempo marchó como cirujano jefe a la segunda campaña contra Austria. Allí el emperador lo nombró Baron y le concedió una renta anual de 5.000 francos. Entre 1810 y 1812 retomó sus actividades en París, en el Hospital de la Garde, y comenzó a escribir sus memorias.
Finalmente todavía tuvo que partir como cirujano jefe de la Grand Armée a la que, sin duda, sería la más dura de las campañas: la de Rusia. Como médico jefe iba también Desgenettes. Juntos organizaron en Alemania los hospitales de evacuación. Reunió en Berlín a todos sus cirujanos, les dio instrucciones y los repartió en seis divisiones de ambulancias volantes.
Tras la derrota de Waterloo fue hecho prisionero por los prusianos y condenado a morir fusilado. Gracias a la intervención de un médico alemán que le reconoció por haber asistido a sus lecciones y del propio Blucher ya que Jean Lerry había salvado la vida de su hijo en una campaña anterior en Austria donde había sido hecho prisionero y se encontraba herido.También se dice que durante esta batalla el Duque de Wellington quedó sorprendido por la visión de una ambulancia francesa en proximidad directa con la vanguardia del ejército británico. Cuando el general fue informado que el cirujano que atendía a los heridos en la ambulancia era Larrey en persona, el duque de Wellington, conocedor de su fama, se quitó el bicornio y le saludó con esta expresión, “yo saludo el honor y la lealtad de tal doctor”. Acto seguido, ordenó redirigir la línea de fuego para salvaguardar al cirujano y su ambulancia
Después de Waterloo, Larrey estuvo en Bruselas en la inspección de hospitales y heridos. Regresó a Paris el 15 de septiembre de 1815 siendo acogido por su familia cuando la capital estaba ocupada por los coalicionistas victoriosos. Con la segunda Restauración perdió sus puestos, títulos y rentas, pero evitó la cárcel. No obstante, en reconocimiento de sus servicios a los soldados de todos los países, recuperó su pensión en 1818, tras 28 años de servicios, 40 batallas y 200 combates. Más tarde, en 1831, el ministro de la guerra lo nombró inspector y cirujano jefe en el Hôtel des Invalides.
En 1838 se jubiló a la edad de 72 años. Terminada su carrera continuó redactando sus memorias en 5 volúmenes. El 14 de diciembre de 1840 se dejó ver en el acto de regreso de las cenizas de Napoleón, el hombre que le hizo entrar en la historia. En 1842 solicitó un permiso para visitar junto con su hijo los hospitales de Argelia. El 5 de julio de 1842 regresó a Francia muy fatigado. A su llegada a Toulon se le declaró una neumonía. Contra la opinión de su familia quiso regresar a París, ya que su esposa se encontraba muy grave. El 24 de julio llegó a Lyon en una situación desesperada y fallecía al día siguiente, tres días después de que lo hiciera su esposa en París. No se permitió que se le enterrara en los Invalides, tal como era su deseo, y su funeral se efectuó en el cementerio Pére Lachaise. El 15 de diciembre de 1992 la Sociedad Francesa de Historia de la Medicina hizo efectivo el deseo de Larrey y sus restos fueron trasladados a los Invalides. Su corazón y sus vísceras están en la Iglesia Val-de-Grâce, actual museo militar.
Escribió unas Mémoires de chirurgie militaire en cuatro volúmenes que se editaron entre 1812 y 1817. De 1821 es la obra Recueil de mémoires de chirurgie y, entre 1829 y 1836 publicó Clinique chirurgicale, resumen de casi cuarenta años de ejercicio de la cirugía militar. De su estancia en Egipto redactó una memoria sobre los problemas oftálmicos endémicos de la zona. También escribió alguna cosa sobre la fiebre amarilla (1822), el cólera (1831) y otros textos menores relativos a la cirugía urológica y a la clínica médica.
El uso de mosquetes y artillería producía heridas y lesiones complicadas. Larrey era partidario de amputar las extremidades muy dañadas, pero, a ser posible, en las cuartro horas siguientes y no en los diez o veinte días después, que era lo habitual. La amputación temprana resultaba más sencilla, menos dolorosa, se perdía menos sangre y se infectaba menos. Utilizó el procedimiento de Le Dran, que consistía en efectuar la amputación realizando un cono de base externa y vértice interno, con el área de corte a tres niveles (piel, músculo y hueso). Redujo así la mortalidad que entonces era muy alta. En las heridas de la cabeza recomendaba la realización de trepanaciones si los fragmentos óseos iban más allá de la tabla interna o habían lesionado la duramadre.
En el terreno de la cirugía vascular hizo observaciones interesantes: describió la patogenia de los aneurismas luéticos y los mecanismos de hemostasia espontaneos en las lesiones arteriales. Observó que en la sección completa de un vaso, la hemostasia sucedía rápidamente por la retracción de los muñones y no por la formación de coágulos, cuando la sección era parcial. Notó la formación de circulación colateral en la rodilla en la oclusión o ligadura de la poplítea. Describió también las fístulas arteriovenosas post-traumáticas.
Fue muy hábil en la desarticulación del hombro, operación que en esa época se consideraba muy peligrosa. Es la que se conoce como "amputación de Larrey", método de desarticulación del hombro por una incisión que se extiende desde el acromion a lo largo del brazo en una longitud de 10 centímetros y desde ese punto alrededor del brazo hasta el centro de la axila.
Larrey contribuyó de forma extraordinaria a la organización de la cirugía militar. Ya hemos dicho que, desde el principio, en la campaña del Rhin, en 1792, comprendió la necesidad de mejorar el transporte de los heridos, problema que resolvió creando su ambulancia móvil. Consistía en un coche ligero de dos o cuatro ruedas con un tiro de dos caballos cuya movilidad y manejo fácil permitía utilizarlas en el mismo campo de combate. La primera “ambulance volante” se compuso de doce vehículos al que se adscribió un servicio de quince cirujanos. Esto ayudó a mejorar las tasas de éxito de la cirugía de guerra. Las intervenciones podían realizarse en el campo de batalla y no en hospitales en malas condiciones con enfermos hacinados.
Percy, por su lado, había creado un cuerpo de auxiliares sanitarios encargado de recoger a los heridos y prodigarles los primeros auxilios. Larrey se ganó el respeto de todo el mundo por su extraordinario valor, por su humanismo, por el desvelo hacia los enfermos de su ejército y de los ejércitos enemigos. Los soldados le llegaron a valorar tanto como al propio Napoleón. Era el salvador de sus vidas. También intervino en temas de abastecimiento de víveres y de material sanitario, e impuso medidas higiénicas.
Sus méritos le fueron reconocidos en vida. Napoleón, que murió veintiún años antes que él en su destierro en Santa Elena, le legó cien mil francos y en su testamento decía que era el hombre más virtuoso que había conocido. En 1806 presidió la Société de médecine de Paris, la institución más vieja de la que fue miembro desde su fundación en 1796. Fue miembro de la Academia de Medicina desde 1820. En varias ocasiones se le bloqueó el ingreso en la de Ciencias, que por fin logró en 1829 sustituyendo a Pelletan.
Como ya dije antes además dejo un legado en forma de literatura,procemientos y descripciones médicas de suma importancia.Espero que os sea interesante el tema...y que ya no haya sido tocado!!
Imagen de la batalla de Borodino en donde se aprecia en el medio una carreta transportando heridos
Mis fuentes:
http://www.answers.com/topic/la-grande-arm-e
http://www.historiadelamedicina.org/larrey.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Dominique-Jean_Larrey
http://www.selecciones.com/acercade/art.php?id=712
En ese aspecto las guerra napoleónicas suponieron un relativo avance:
Coñac, magulladuras y bravuconería
Cómo operaban los cirujanos en las guerras napoleónicas
El estampido de los cañones y el traqueteo de la artillería ahogaban los gritos de los heridos. El hedor de la carne quemada se mezclaba con el olor acre de la pólvora mientras el cirujano comenzaba a cortar tranquilamente el fémur del capitán.
En la batalla de Borodino, en 1812, el barón Dominique Jean Larrey amputó más de 200 extremidades en 24 horas. A fin de aliviar el espantoso dolor de sus pacientes, Larrey les daba un trago de coñac y un trozo de tela para morder. A continuación empleaba la técnica de los «tres cortes», colocaba una tira de piel sobre la herida y suturaba. Todas las heridas se desinfectaban con un preparado a base de malvavisco y se vendaban con compresas de vino.
La operación duraba sólo unos minutos, a menos que el cirujano tuviera que escarbar en la herida para extraer astillas de hueso o fragmentos de bala. Los médicos prusianos y rusos no eran tan meticulosos; se limitaban a serrar el hueso y estirar la piel para cubrir la herida, que, como consecuencia de ello, rara vez cicatrizaba adecuadamente.
Las reacciones a una amputación eran imprevisibles. Algunos heridos morían de conmoción, muchos se desmayaban y otros mostraban un aguante extraordinario: algunos marineros regresaban a la batalla inmediatamente después de que les cubrieran el muñón con brea. Durante la Guerra de la Independencia española, a un oficial al servicio del duque de Wellington le fue amputado un brazo sin que llegase siquiera a pestañear; cuando hubo concluido la operación, el oficial exclamó: “¡Devuélvame ese brazo! Tiene un anillo que me regaló mi mujer”.
Un destino más terrible que la muerte
Pese a la presencia de cirujanos, la eutanasia era bastante frecuente. Todos los soldados sabían lo que les esperaba cuando caían en manos del cirujano, y por eso muchos pedían a sus compañeros que pusieran fin a sus sufrimientos. Los cirujanos castrenses eran habitualmente los menos aventajados de la profesión porque su trabajo resultaba peligroso y estaba mal pagado.
El duque de Wellington, comandante de las tropas británicas contra Napoleón, tardó en reconocer la labor de sus cirujanos en los hospitales de campaña y se negó a permitir el uso de ambulancias. Los heridos eran retirados en camilla por los músicos del regimiento o abandonados a su suerte hasta que terminase la batalla. Transportados en pesados carromatos, los heridos sentían el crujir de sus huesos rotos con cada bache del terreno.
Entretanto, el ejército de Napoleón utilizaba ligeras ambulancias tiradas por caballos y atendidas por equipos médicos. Estas ambulancias, diseñadas por Larrey, tenían colchones de pelo de caballo que se deslizaban sobre unas guías. Las paredes del carro estaban parcialmente acolchadas y tenían unos bolsillos para contener medicinas. Si las circunstancias lo permitían, se colocaba el colchón en el suelo y se realizaba la operación sobre la marcha.
Los soldados de las guerras napoleónicas fueron más afortunados que sus antecesores. Hasta entonces el soldado raso había sido prescindible. Cuando caía herido, era abandonado a merced de los habitantes del lugar. Al terminar el combate, los saqueadores recorrían el campo de batalla y degollaban sin el menor escrúpulo a los soldados heridos para arrebatarles lo que llevaban en los bolsillos.
Por 1ª vez se ocupaba del soldado en el campo de batalla gracias a la aparición de las ambulancias voladoras.Dibujo de las mismas
Aunque las condiciones no dejaban de ser infrahumanas al menos el herido no se quedaba tendido en el campo de batalla con un disparo en el vientre,por ejemplo,y dependiente de lo que tardaba en terminar la batalla y del resultado de la misma.
Antes se hablaba de la figura de el barón Dominique Jean Larrey.Se le puede considerar como el padre de la medicina militar moderna y su labor en el frente fue reconocido tanto por los suyos(fue amigo del mismo Napoleón y a su muerte le dejo una parte de su fortuna en el testamento)como por sus enemigos(despues de Waterloo tanto Blucher como Wellington le quisieron conocer).Aquí dejo una biografía del mismo,es un poco ladrillo asi que la abrevié un poco,centrándome en su carrera militar y en su legado médico
Dominique Jean Larrey nació en Beaudéan, cerca de Bagnères de Bigorre (Hautes Pyrenées) el 8 de julio de 1766. Su padre era zapatero. Su abuelo fue barbero-cirujano en Tarbes y su tío Alexis fue cirujano en Toulouse.Al finalizar sus estudios escribió una tesis sobre la cirugía de las caries óseas La carie des os, recibiendo la “médaille de vermeil aux armes” de la ciudad de Toulouse. Ese mismo año ingresó en la logia masónica de los “Écossais fidèles”.
Larrey tuvo una corta experiencia profesional como cirujano naval en la fragata La Vigilante, en las costas de Terranova. La misión era proteger la flota pesquera francesa, pero Larrey no llegó a acostumbrarse a la vida en el mar y después de seis meses renunció al cargo y a la marina. No obstante, le sirvió para tomar contacto con la higiene, el escorbuto, el mal de mar y otros temas relacionados. Cuando regresó de la expedición fue felicitado por su trabajo y por sus dotes de organización, altruismo, puntualidad y disciplina.
Para subsistir daba cursos de anatomía y obstetricia en la École pratique. Durante la Revolución francesa Larrey se mantuvo muy activo y participó en las manifestaciones populares. Ejerció entonces como cirujano jefe del distrito de Saint André des Arts. Una vez se calmaron los acontecimientos pasó al Hôtel des Invalides, convirtiéndose en cirujano asistente de Raphael Sabatier, otro destacado cirujano.
A los veintiocho años ya gozaba de mucha fama. En 1794 presentó su programa de ambulancias móviles que fue adoptado por el consejo de sanidad. La autoridad y el dinamismo del joven general Bonaparte le sedujeron. En 1795 regresó a la nueva escuela de Val de Grâce bajo la dirección de Costa. Enseñó anatomía y medicina operatoria.
Entre los años 1796 y 1797 Larrey participó en la campaña de Italia. Su servicio de ambulancias tuvo un gran éxito. Entre 1798 y 1801 estuvo en la campaña de Egipto junto con Desgenettes. En El cairo fundó una escuela de cirugía y allí se interesó también por la elefantiasis, la disentería, el tracoma, la peste, la lepra, etc. Logró que los soldados heridos fueran embarcados los primeros. Su prestigio fue en aumento y Bonaparte lo nombró, a su regreso, cirujano jefe de la Garde des Consuls y del Hospital de la Garde.
Con la reorganización de los estudios médicos, Larrey tuvo que defender su tesis de doctorado en 1803 sobre el tema de las amputaciones. Un año más tarde fue promovido a officier de la Légion d'Honneur y también a Inspector general del servicio de sanidad.
Después de la batalla de Trafalgar estuvo en las campañas de Austria y Rusia. Regresó a París en 1807 a su puesto de cirujano jefe del Hospital de la Garde. Al año siguiente partió como cirujano jefe de la Armada Murât hacia España; llegó el 8 de marzo de 1808. A pesar de que Napoleón tuvo que marchar por los problemas que estaban teniendo en Viena, Larrey permaneció en España haciendo frente a miles de personas infectadas por el tifus, centenares de heridos, etc. Después de la “horrible et inexpiable guerre d'espagne”, harto de las faltas de comportamiento y abusos cometidos por militares en ausencia de Napoleón, regresó a París el 4 de abril de 1809. Tras un breve periodo de tiempo marchó como cirujano jefe a la segunda campaña contra Austria. Allí el emperador lo nombró Baron y le concedió una renta anual de 5.000 francos. Entre 1810 y 1812 retomó sus actividades en París, en el Hospital de la Garde, y comenzó a escribir sus memorias.
Finalmente todavía tuvo que partir como cirujano jefe de la Grand Armée a la que, sin duda, sería la más dura de las campañas: la de Rusia. Como médico jefe iba también Desgenettes. Juntos organizaron en Alemania los hospitales de evacuación. Reunió en Berlín a todos sus cirujanos, les dio instrucciones y los repartió en seis divisiones de ambulancias volantes.
Tras la derrota de Waterloo fue hecho prisionero por los prusianos y condenado a morir fusilado. Gracias a la intervención de un médico alemán que le reconoció por haber asistido a sus lecciones y del propio Blucher ya que Jean Lerry había salvado la vida de su hijo en una campaña anterior en Austria donde había sido hecho prisionero y se encontraba herido.También se dice que durante esta batalla el Duque de Wellington quedó sorprendido por la visión de una ambulancia francesa en proximidad directa con la vanguardia del ejército británico. Cuando el general fue informado que el cirujano que atendía a los heridos en la ambulancia era Larrey en persona, el duque de Wellington, conocedor de su fama, se quitó el bicornio y le saludó con esta expresión, “yo saludo el honor y la lealtad de tal doctor”. Acto seguido, ordenó redirigir la línea de fuego para salvaguardar al cirujano y su ambulancia
Después de Waterloo, Larrey estuvo en Bruselas en la inspección de hospitales y heridos. Regresó a Paris el 15 de septiembre de 1815 siendo acogido por su familia cuando la capital estaba ocupada por los coalicionistas victoriosos. Con la segunda Restauración perdió sus puestos, títulos y rentas, pero evitó la cárcel. No obstante, en reconocimiento de sus servicios a los soldados de todos los países, recuperó su pensión en 1818, tras 28 años de servicios, 40 batallas y 200 combates. Más tarde, en 1831, el ministro de la guerra lo nombró inspector y cirujano jefe en el Hôtel des Invalides.
En 1838 se jubiló a la edad de 72 años. Terminada su carrera continuó redactando sus memorias en 5 volúmenes. El 14 de diciembre de 1840 se dejó ver en el acto de regreso de las cenizas de Napoleón, el hombre que le hizo entrar en la historia. En 1842 solicitó un permiso para visitar junto con su hijo los hospitales de Argelia. El 5 de julio de 1842 regresó a Francia muy fatigado. A su llegada a Toulon se le declaró una neumonía. Contra la opinión de su familia quiso regresar a París, ya que su esposa se encontraba muy grave. El 24 de julio llegó a Lyon en una situación desesperada y fallecía al día siguiente, tres días después de que lo hiciera su esposa en París. No se permitió que se le enterrara en los Invalides, tal como era su deseo, y su funeral se efectuó en el cementerio Pére Lachaise. El 15 de diciembre de 1992 la Sociedad Francesa de Historia de la Medicina hizo efectivo el deseo de Larrey y sus restos fueron trasladados a los Invalides. Su corazón y sus vísceras están en la Iglesia Val-de-Grâce, actual museo militar.
Escribió unas Mémoires de chirurgie militaire en cuatro volúmenes que se editaron entre 1812 y 1817. De 1821 es la obra Recueil de mémoires de chirurgie y, entre 1829 y 1836 publicó Clinique chirurgicale, resumen de casi cuarenta años de ejercicio de la cirugía militar. De su estancia en Egipto redactó una memoria sobre los problemas oftálmicos endémicos de la zona. También escribió alguna cosa sobre la fiebre amarilla (1822), el cólera (1831) y otros textos menores relativos a la cirugía urológica y a la clínica médica.
El uso de mosquetes y artillería producía heridas y lesiones complicadas. Larrey era partidario de amputar las extremidades muy dañadas, pero, a ser posible, en las cuartro horas siguientes y no en los diez o veinte días después, que era lo habitual. La amputación temprana resultaba más sencilla, menos dolorosa, se perdía menos sangre y se infectaba menos. Utilizó el procedimiento de Le Dran, que consistía en efectuar la amputación realizando un cono de base externa y vértice interno, con el área de corte a tres niveles (piel, músculo y hueso). Redujo así la mortalidad que entonces era muy alta. En las heridas de la cabeza recomendaba la realización de trepanaciones si los fragmentos óseos iban más allá de la tabla interna o habían lesionado la duramadre.
En el terreno de la cirugía vascular hizo observaciones interesantes: describió la patogenia de los aneurismas luéticos y los mecanismos de hemostasia espontaneos en las lesiones arteriales. Observó que en la sección completa de un vaso, la hemostasia sucedía rápidamente por la retracción de los muñones y no por la formación de coágulos, cuando la sección era parcial. Notó la formación de circulación colateral en la rodilla en la oclusión o ligadura de la poplítea. Describió también las fístulas arteriovenosas post-traumáticas.
Fue muy hábil en la desarticulación del hombro, operación que en esa época se consideraba muy peligrosa. Es la que se conoce como "amputación de Larrey", método de desarticulación del hombro por una incisión que se extiende desde el acromion a lo largo del brazo en una longitud de 10 centímetros y desde ese punto alrededor del brazo hasta el centro de la axila.
Larrey contribuyó de forma extraordinaria a la organización de la cirugía militar. Ya hemos dicho que, desde el principio, en la campaña del Rhin, en 1792, comprendió la necesidad de mejorar el transporte de los heridos, problema que resolvió creando su ambulancia móvil. Consistía en un coche ligero de dos o cuatro ruedas con un tiro de dos caballos cuya movilidad y manejo fácil permitía utilizarlas en el mismo campo de combate. La primera “ambulance volante” se compuso de doce vehículos al que se adscribió un servicio de quince cirujanos. Esto ayudó a mejorar las tasas de éxito de la cirugía de guerra. Las intervenciones podían realizarse en el campo de batalla y no en hospitales en malas condiciones con enfermos hacinados.
Percy, por su lado, había creado un cuerpo de auxiliares sanitarios encargado de recoger a los heridos y prodigarles los primeros auxilios. Larrey se ganó el respeto de todo el mundo por su extraordinario valor, por su humanismo, por el desvelo hacia los enfermos de su ejército y de los ejércitos enemigos. Los soldados le llegaron a valorar tanto como al propio Napoleón. Era el salvador de sus vidas. También intervino en temas de abastecimiento de víveres y de material sanitario, e impuso medidas higiénicas.
Sus méritos le fueron reconocidos en vida. Napoleón, que murió veintiún años antes que él en su destierro en Santa Elena, le legó cien mil francos y en su testamento decía que era el hombre más virtuoso que había conocido. En 1806 presidió la Société de médecine de Paris, la institución más vieja de la que fue miembro desde su fundación en 1796. Fue miembro de la Academia de Medicina desde 1820. En varias ocasiones se le bloqueó el ingreso en la de Ciencias, que por fin logró en 1829 sustituyendo a Pelletan.
Como ya dije antes además dejo un legado en forma de literatura,procemientos y descripciones médicas de suma importancia.Espero que os sea interesante el tema...y que ya no haya sido tocado!!
Imagen de la batalla de Borodino en donde se aprecia en el medio una carreta transportando heridos
Mis fuentes:
http://www.answers.com/topic/la-grande-arm-e
http://www.historiadelamedicina.org/larrey.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Dominique-Jean_Larrey
http://www.selecciones.com/acercade/art.php?id=712
"Huye de los elogios,pero trata de merecerlos"
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comandante con esto casi que podrias haber hecho un Articulo.....datos y fuentes tienes...
buen articulo...el servicio de ambulancias.....ya lo tenian de otra manera los caballeros Hospitalarios...los cuales podian llegar a cualquier punto de conflicto del meditarraneo en breve tiempo en sus negras galeras y montar un hospital de campaña para 200 heridos
saluten
buen articulo...el servicio de ambulancias.....ya lo tenian de otra manera los caballeros Hospitalarios...los cuales podian llegar a cualquier punto de conflicto del meditarraneo en breve tiempo en sus negras galeras y montar un hospital de campaña para 200 heridos
saluten
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Si yo te contara como me pasé el fin de semana intentando hacer un artículo...era de otro tema pero el que no sabe de ordenadores,ni de word y encima el tema que trataba es un tanto complicado y me desborda,pues mal asunto.Se puede decir que ya casi tiré la toalla,me doy unos dias de plazo y si veo que no tal hago un post y pongo fuentes por si alguien quiere mi testigo.Ya te digo es sobre otro tema de la II Guerra Mundial
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¡Excelente!
¡Excelente!, esas cuestiones que a veces parecen ser de segundo orden como la formacion de los servicios de sanidad son en verdad temas muy necesarios.
Con un poquito mas de esfuerzo y queda un articulo en toda regla Comandante Cobra, de todas formas muy bien
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Actualmente leyendo...
...las tropas afganas tienen 300,000 elementos bien equipados, tan bien bien equipados como cualquier ejercito en el mundo, y una fuerza aerea, contra unos 75,000 talibanes. NO ES INEVITABLE la toma de Afganistan por los talibanes.
Respuesta a la pregunta de un periodista el 7/julio/2021 de Joe Biden, comediante, entrenador de amigos imaginarios y presidente aficionado
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Ab insomne non custita dracone
- "The Impact of the Russo-Japanese War" de Rotem Kowner
"The abyss. World War I and the end of the first age of globalization" de Niall Ferguson"
"Lost at Nijmegen: A rethink on operation 'Market Garden'! de R.G. Poulussen
...las tropas afganas tienen 300,000 elementos bien equipados, tan bien bien equipados como cualquier ejercito en el mundo, y una fuerza aerea, contra unos 75,000 talibanes. NO ES INEVITABLE la toma de Afganistan por los talibanes.
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Muy buen post, Comandante, me ha gustado mucho.
Un aspecto interesante de cualquier guerra es el medico, no tan reconocido ni glorioso.
También describió lo que en anatomía se conoce como Hiato de Larrey, que es el espacio situado entre el apéndice xifoides ( porción inferior del esternón ) y las costillas, a través del cual se tiene acceso por punción al saco pericárdico ( envoltura que recubre al corazón), y que Larrey parece ser puncionaba a los heridos que tenían importantes cantidades de sangre acumuladas en dicha cavidad pericárdica y que es causa de muerte por shock cardíaco.
Saludos.
Un aspecto interesante de cualquier guerra es el medico, no tan reconocido ni glorioso.
También describió lo que en anatomía se conoce como Hiato de Larrey, que es el espacio situado entre el apéndice xifoides ( porción inferior del esternón ) y las costillas, a través del cual se tiene acceso por punción al saco pericárdico ( envoltura que recubre al corazón), y que Larrey parece ser puncionaba a los heridos que tenían importantes cantidades de sangre acumuladas en dicha cavidad pericárdica y que es causa de muerte por shock cardíaco.
Saludos.
"Cuando Stalin dice " bailen!! ", un hombre sensato baila."
Nikita S. Krushchev.
"Nadie respeta a un país con un mal ejército, pero todos respetan a un país con un buen ejército. Brindo a la salud del Ejército Finlandés !"
Josef Stalin. 1948.
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Muy buen post
¡¡Gritemos bien alto Arriba España y Viva Franco antes de poner el pie en esta tierra de cabrones!! (General Moscardó, presidente del COE, a la delegación española a los JJOO de Londres-48)
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
Groucho lo llevaba escrito. Tip no.
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
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Indudables los avances y el énfasis puesto por Larrey en cuanto a amputaciones de extremidades se refiere.
Hasta fin del siglo XIX no se operaría abdomen en el ámbito civil y ni que hablar en el militar. Cualquier herido en el abdomen estaba condenado a una muerte casi segura por shock ( por la pérdida de sangre) o por peritonitis.
Saludos.
Hasta fin del siglo XIX no se operaría abdomen en el ámbito civil y ni que hablar en el militar. Cualquier herido en el abdomen estaba condenado a una muerte casi segura por shock ( por la pérdida de sangre) o por peritonitis.
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Muy buen post Comandante Cobra y muy acertado, me parece un tema muy interesante.
La verdad que muchas veces cuando he visto en peliculas las terribles amputaciones ocurridas en el campo de batalla, se le ponen a uno los pelos de punta y muchas veces pensaba que en tiempos mas antiguos donde el soldado era un mero número y la cirujía y los calmantes estaban anclados en el olvido, lo mucho que habrían sufrido esos hombres...
Yo sin dudarlo creo que hubiera dicho a un compañero que me quitara la vida porque pasar por esos sufrimientos para luego morir seguramente a causa de una infección o un mal nacido que venga a robarme y degollarme...la verdad que la idea no me gusta.
La verdad que muchas veces cuando he visto en peliculas las terribles amputaciones ocurridas en el campo de batalla, se le ponen a uno los pelos de punta y muchas veces pensaba que en tiempos mas antiguos donde el soldado era un mero número y la cirujía y los calmantes estaban anclados en el olvido, lo mucho que habrían sufrido esos hombres...
Yo sin dudarlo creo que hubiera dicho a un compañero que me quitara la vida porque pasar por esos sufrimientos para luego morir seguramente a causa de una infección o un mal nacido que venga a robarme y degollarme...la verdad que la idea no me gusta.
"Si quieres la paz, prepárate para la guerra" Vegecio.
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Breve reseña de como funcionaban los diferentes tipos de munición que se disparaba en esa época
"Los proyectiles consistían en balas metálicas redondas y en bolsas o botes de metralla. Estos dos últimos se empleaban fundamentalmente para disparar contra individuos y contenían diminutas bolas de metal o, cuando faltaban éstas, clavos de herradura, cristales, piedrecillas, etc. Los obuses podían arrojar también balas metálicas huecas, de forma esférica, cargadas con explosivo y de las que sobresalía una espoleta. Ésta era encendida por la explosión de la carga propulsora depositada en el cañón del obús y estaba colocada de manera que ardiese durante todo el tiempo que el proyectil tardara en situarse sobre el objetivo."
http://www.losarapiles.com/submenu.asp? ... igoMenu=54
Imaginaos los cuerpos de los soldados que resultaban heridos por la artillería como quedaban y los medios que de aquella existían para tratar a los heridos.Si mal no recuerdo también se podia disparar cadenas(no se si atadas al proyectil)cuyos latigazos podian partir a un hombre a la mitad(o una pierna,brazo,etc etc)
"Los proyectiles consistían en balas metálicas redondas y en bolsas o botes de metralla. Estos dos últimos se empleaban fundamentalmente para disparar contra individuos y contenían diminutas bolas de metal o, cuando faltaban éstas, clavos de herradura, cristales, piedrecillas, etc. Los obuses podían arrojar también balas metálicas huecas, de forma esférica, cargadas con explosivo y de las que sobresalía una espoleta. Ésta era encendida por la explosión de la carga propulsora depositada en el cañón del obús y estaba colocada de manera que ardiese durante todo el tiempo que el proyectil tardara en situarse sobre el objetivo."
http://www.losarapiles.com/submenu.asp? ... igoMenu=54
Imaginaos los cuerpos de los soldados que resultaban heridos por la artillería como quedaban y los medios que de aquella existían para tratar a los heridos.Si mal no recuerdo también se podia disparar cadenas(no se si atadas al proyectil)cuyos latigazos podian partir a un hombre a la mitad(o una pierna,brazo,etc etc)
"Huye de los elogios,pero trata de merecerlos"
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En cualquier caso, el que sobreviviera a una muerte inmediata por el daño a órganos vitales o a la muerte por shock hemorragico, tenía que enfrentar a un enemigo mucho más diminuto, las bacterias y otros microorganismos que infectaban las heridas provocando en numerosos casos la muerte por sepsis.
Los antibioticos ( sulfamidas) con los cuales contrarrestar las heridas infectadas no aparecerían hasta el siguiente siglo.
Saludos
Los antibioticos ( sulfamidas) con los cuales contrarrestar las heridas infectadas no aparecerían hasta el siguiente siglo.
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He visto imágenes de proyectiles de cañón formados por dos bolas metálicas unidas por una cadena o una barra de hierro. Supuestamente, se usaban sobre todo en la marina para disparar sobre las cubiertas enemigas.
¡¡Gritemos bien alto Arriba España y Viva Franco antes de poner el pie en esta tierra de cabrones!! (General Moscardó, presidente del COE, a la delegación española a los JJOO de Londres-48)
"Hitler es un hombre extraordinario. Moderado, sensible, humanista y lleno de grandes ideas" (Francisco Franco a Pedro Teotónio Pereira, 1940).
Groucho lo llevaba escrito. Tip no.
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Buen post comandante, demuestras claramente el porque barristes en las votaciones
Este personaje se merece un recordatorio. Como señalas, durante muchos años, ser herido en un combate, era sinonimo de muerte o bien de una terribles y dolorsas secuelas. Una lastima que los oficiales consideraran a los soldados meras piezas que pueden ser sustituidas y que no merece la pena intentar recuperar.
Este personaje se merece un recordatorio. Como señalas, durante muchos años, ser herido en un combate, era sinonimo de muerte o bien de una terribles y dolorsas secuelas. Una lastima que los oficiales consideraran a los soldados meras piezas que pueden ser sustituidas y que no merece la pena intentar recuperar.
Los pilotos de caza hacen peliculas. Los de bombarderos, historia
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Comandante Cobra escribió:Si mal no recuerdo también se podia disparar cadenas(no se si atadas al proyectil)cuyos latigazos podian partir a un hombre a la mitad(o una pierna,brazo,etc etc)
harry_flashman escribió:He visto imágenes de proyectiles de cañón formados por dos bolas metálicas unidas por una cadena o una barra de hierro. Supuestamente, se usaban sobre todo en la marina para disparar sobre las cubiertas enemigas.
Las balas encadenadas se utilizaban en las batallas navales para desarbolar la embarcación enemiga y dejarla a merced del rival. También era utilizada la palanqueta que era similar pero con una barra de hierro en vez de cadena. Una sola de estas disparada a bordo del Santísima Trinidad contra el HMS Victory mató a diez infantes de marina ingleses. Que yo tenga constancia se empezaron a utilizar en las guerras angloholandesas y no me suenan que fueran utilizadas en tierra nunca excepto en las defensas costeras, algo lógico ya que el principal beneficio de la artillería en tierra era destrozar las formaciones enemigas a gran distancia y para ello se servían del bote de la bala. Ahí es donde el proyectil hacía estragos porque no se sabía bien su trayectoria desde ese momento y arrasaba filas de hombres. Un palanqueta o bala encadenada difícilmente pueda botar ya que su función es precisamente enredarse como se enredaban en los aparejos de los navíos. Os dejo un dibujo bastante esclarecedor:Conde-Duque escribió:Esas bolas de cañón unidas por cadenas, se disparaban en las batallas navales antiguamente para desarbolar los barcos enemigos...y poder capturarlos al abordaje.
1- Bala redonda (hiero fundido) 2- Palanqueta (tipo francés) 2a- Palanqueta (tipo inglés) 3- Balas encadenadas 4- bala enramada 5- granada explosiva (a:mixto lento b:explosivo) 6- bala y saquete de polvora 7- saco de metralla o pollada 8- tarro de metralla o trozos de hierro 9- fusible para colocar en el oído.
Fuente:
http://www.histarmar.com.ar/InfHistoric ... aepoca.htm
Un saludo.
"Decilde a Vernon que para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta sólo le ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir." - Blas de Lezo
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Pues sería muy interesante, hasta ahora no me las he encontrado más que en combates navales. Habría que ver en que casos las utilizaban, distancia y tal. Un saludo.
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Una vez más me parece que se salen del tema, ayuda a los heridos, ambulancias, amputaciones, cirugía, me parece un buen envío, nos
recuerda que siempre existirá la sensibilidad humana, aún en medio de tremendas barbaries, no nos olvidemos de Henry Dunant el fundador de la Cruz Roja.
Saludos.
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He de decir que cuando he visto en alguna pelicula, sobre todo del siglo XVIII o XIX, como serraban las piernas o brazos de los soldados a grito vivo hasta que caían desmallados muchos de ellos, me quedaba de piedra, mas que nada al pensar que eso pasaba en realidad, por no imaginar de todos esos miles de heridos que quedaban a merced de saqueadores, que los robaban y remataban mientras agonizantes los soldados veían estas horrorosas escenas impotentes mientras se desangraban y quedaban inmovilizados por el dolor esperando a la muerte...
La verdad que se pone uno a pensar y es terrible!
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Re: La medicina en las Guerras Napoleónicas
Con lo extenso que es este Foro de EGC, ahora me entero que han tratado este tema
Habláis de operaciones en vivo de las que a veces no escapaba el herido. Para anestesia (o para que el enfermo se tomara la cosa con paciencia) el operado fumaba en pipa, que a estas alturas tenía pocas probabilidades de morir de un cáncer del pulmón. Cuando el desenlace era fatal, la pipa se caía al suelo y se rompía. De allí nació la expresión en francés "casser sa pipe" ("romper su pipa") para significar que una persona ha muerto.
Tocando otro tema dentro de lo mismo, se tendría que recordar el "Würst" del Baron de Percy
En el Würst (que debía su nombre de "salchicha" en alemán a su forma alargada) iban un enfermero, un farmacéutico, un cirujano de 2ª clase, un cirujano de 1ª clase y un cirujano de 3ª clase. Dentro del coche se llevaba todo lo necesario para curar a los heridos en el campo de batalla (vendas, etc.) pero no practicaban operaciones en el mismo campo de batalla.
La lástima es que se olvidaron todos estos medios humanitarios porque se necesitaban los caballos para otras cosas más importantes como arrastrar los cañones y coches de abastecimiento (y ¡ por cierto ! el equipaje de los señores oficiales ). El personal médico no estaba siempre a la altura de un Larrey (se dice que muchos de los enfermeros se habían alistado en el cuerpo de sanidad para poder esperar lejos de la línea de fuego, que era lo normal, y no tener que combatir)
Habláis de operaciones en vivo de las que a veces no escapaba el herido. Para anestesia (o para que el enfermo se tomara la cosa con paciencia) el operado fumaba en pipa, que a estas alturas tenía pocas probabilidades de morir de un cáncer del pulmón. Cuando el desenlace era fatal, la pipa se caía al suelo y se rompía. De allí nació la expresión en francés "casser sa pipe" ("romper su pipa") para significar que una persona ha muerto.
Tocando otro tema dentro de lo mismo, se tendría que recordar el "Würst" del Baron de Percy
En el Würst (que debía su nombre de "salchicha" en alemán a su forma alargada) iban un enfermero, un farmacéutico, un cirujano de 2ª clase, un cirujano de 1ª clase y un cirujano de 3ª clase. Dentro del coche se llevaba todo lo necesario para curar a los heridos en el campo de batalla (vendas, etc.) pero no practicaban operaciones en el mismo campo de batalla.
La lástima es que se olvidaron todos estos medios humanitarios porque se necesitaban los caballos para otras cosas más importantes como arrastrar los cañones y coches de abastecimiento (y ¡ por cierto ! el equipaje de los señores oficiales ). El personal médico no estaba siempre a la altura de un Larrey (se dice que muchos de los enfermeros se habían alistado en el cuerpo de sanidad para poder esperar lejos de la línea de fuego, que era lo normal, y no tener que combatir)
"Mi corazón es para ti, mi sangre para el Emperador, mi vida para el honor." (Carta de Lasalle a su esposa)
"El hombre que más ha vivido no es el que ha contado más años sino el que más ha sentido la vida." (J.-J. Rousseau)
"Todo lo vivido aprovecha, de una u otra forma. Excepto para los fanáticos y los imbéciles." ("Hombres buenos" A. Pérez Reverte)
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Re: La medicina en las Guerras Napoleónicas
Ni siquiera fué condenado, los soldados prusianos que le pillaron iban a pasarlo por las armas diréctamente por ser francés y además parecerse a Napoleón.Comandante Cobra escribió:
Tras la derrota de Waterloo fue hecho prisionero por los prusianos y condenado a morir fusilado. Gracias a la intervención de un médico alemán que le reconoció por haber asistido a sus lecciones y del propio Blucher ya que Jean Lerry había salvado la vida de su hijo en una campaña anterior en Austria donde había sido hecho prisionero y se encontraba herido.
Un tipo curioso, Larrey. Además de ser un excelente cirujano y administrador médico, tenía unas ideas curiosas, como dejarse el pelo largo porque según él, disminuía el riesgo de enfermedad. Sus reformas siguieron viviendo en el ejército francés postnapoleónico (había atendido a muchos de los que estaban al mando, antiguos generales de Napoleón) y el contraste entre lo "viejo" y lo "nuevo" nunca fué más descarado que en la Guerra de Crimea: los británicos trataban a sus heridos más o menos del mismo modo que en las guerras napoleónicas, incluso que las anteriores, mientras que los franceses habían ido evolucionando según las bases que diera Larrey al trato a los heridos.
El miedo es natural en el prudente
Y el saberlo vencer es ser valiente
Alonso de Ercilla (1539-1594)
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Re: La medicina en las Guerras Napoleónicas
Gran personaje Larrey.
Durante la campaña de Egipto, probablemente por la dificultad en hacer funcionar una carreta-ambulancia en las arenas del desierto, ideó un sistema de "dromedarios ambulancia". El animal portaba dos cestas acolchadas, una a cada lado de la giba, dentro de las cuales eran trasladados los heridos.
Saludos.
Durante la campaña de Egipto, probablemente por la dificultad en hacer funcionar una carreta-ambulancia en las arenas del desierto, ideó un sistema de "dromedarios ambulancia". El animal portaba dos cestas acolchadas, una a cada lado de la giba, dentro de las cuales eran trasladados los heridos.
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"Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo." Plutarco.
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Re: La medicina en las Guerras Napoleónicas
Buenas dias caballeros.Durante la campana de la Wehrmacht en Rusia,un grupo de soldados alemanos descubir en una isba de Smolensk muchas documentos del servicio sanitar de la "gran ejercito" de Napoleon.Los moujiks comprende nada a los documentos pero les conservan como relicas religiosos.El colonel Hans Killian de la XVIema ejercito estudio los documentes que dice:La mejora solucion para salvar un soldado de la amputacion no es la calor del fuego pero una maximissa hydratacion:agua,agua,agua...El colonel Killian applica esa solucion y salva 300 hombres de la amputacion!"el precio de la guerra"Robert Laffont 1969,con robert Zimmerman y el commandante Pierre Dupuy Montbrun.Cordialement.