Situación de satélites militares españoles
Publicado: 07 Oct 2005
Buenas compañeros, abro este hilo para intercambiar opiniones e información sobre estos ingenios que han revolucionado el mundo de la guerra, la información que yo aporto habla de la situación concreta de España.
El Ejército español y sus comunicaciones por viejos satélites
El Estado español invirtió por adelantado 429 millones en 2002 para poner a su servicio un sistema de satélites especializado que garantice hasta 2017 unas comunicaciones militares de alta calidad y confidencialidad, incluida la redundancia en emergencia.
Pero tres años más tarde, la mala fortuna y también una pésima gestión, han conducido a la peor de las situaciones: los ejércitos dependen para sus mensajes reservados de un único satélite, viejo, fuera de órbita desde hace más de un año, y sin posibilidad de suplencia.
El ministerio de Defensa se ha rendido a la evidencia de su mala fortuna. Ha firmado con la sociedad española de satélites un acuerdo por el cual mantendrán con vida operativa por segundo año consecutivo y hasta mediados de 2006 a un auténtico dinosaurio de las telecomunicaciones espaciales: el Hispasat 1B. Este artilugio orbital fue lanzado al espacio hace doce años, y entre sus múltiples habilidades y misiones civiles casi ocultaba una que era la más secreta y delicada; servir de soporte para las comunicaciones de los ejércitos españoles y para los mensajes confidenciales de distintas instancias gubernamentales.
Durante más de 10 años el Hispasat 1B, a un precio anual para el ministerio de Defensa de unos 12 millones de euros, ha cumplido a satisfacción todas sus obligaciones, tanto las de paisano como las de uniforme. Especialmente destacado ha resultado su papel de soporte de los contingentes militares españoles durante las misiones de pacificación en el epicentro del torbellino bélico de los Balcanes.
HISDESAT: UN AMBICIOSO PROYECTO
Pero las fechas de caducidad no perdonan a ras de suelo y menos en el espacio. Al veterano Hispasat 1B le llegaba el momento del retiro a finales de 2003. Con esta previsión el Gobierno, y muy en particular el ministro de Defensa, entonces Eduardo Serra, comenzó a pergeñar en el año 2000 un ambicioso proyecto por el que se daría un salto cualitativo en el terreno de las comunicaciones gubernamentales y militares nacionales.
Atrás quedaría el tiempo de los soportes espaciales mixtos, promiscuos en sus tareas uniformadas y de paisano, para dar paso e una generación de nuevos satélites monomisión especializados en comunicaciones exclusivamente militares y gubernamentales.
Así nació el proyecto Hisdesat, al que fueron arrastrados de grado o por fuerza empresas como Hispasat, EADS-Casa, Indra y Sener. El plan, en el que se invirtieron por adelantado en 2002 unos 250 millones de euros, consistía en diseñar y fabricar un satélite principal el Spainsat, y otro de reserva el Xtar. Ambos operarían en las bandas secretas X y Ku.
Para la construcción de los dos ingenios se buscó al que después ha resultado ser el peor de los compañeros de viaje, la multinacional estadounidense Loral, hoy en situación económica muy delicada. A la pésima elección de socio se unió la mala fortuna y, así, en diciembre de 2003 cuando el satélite principal Spainsat se encontraba concluido en su fabricación y culminando la fase de pruebas en una factoría estadounidense de Boeing, durante un traslado se soltó de uno de sus amarres y cayó al suelo.
La primera evaluación de los daños ocasionados fue muy optimista. Se aseguró que Spainsat retrasaría su puesta en órbita desde la primavera al otoño de 2004. A estas alturas de 2005 las mejores expectativas señalan que Spainsat no podrá ser colocado en orbita geoestacionaria antes del próximo mes de diciembre, con lo que su entrada en servicio se retrasará hasta bien entrado el año 2006.
PROBLEMAS DIVERSOS
Entre tanto, el satélite gemelo Xtar tampoco ha sido agraciado por la fortuna. Las dificultades económicas de su principal propietario, Loral, retrasaron su construcción, y una vez concluido ha debido buscarse al lanzador que lo ponga en órbita por un precio de saldo. La oportunidad de ser catapultado a las alturas de balde se presentó cuando el ultramoderno propulsor europeo Ariane 5, en su versión criogénica AF, falló hace un año.
Loral y sus socios españoles de Hispasat han aceptado que el siguiente vuelo tras el fracaso de este cohete futurista, lleve embarcado como conejillo de indias al satélite Xtar. El viaje será prácticamente gratuito, y los propietarios pagarán una cantidad simbólica, pero solamente si todo sale a la perfección y el gemelo de Spainsat queda en la posición y en las condiciones adecuadas para realizar su misión. Pero a nadie se le escapa el nivel de riesgo que se asume con la elección.
Y mientras esta película de suspense se desarrolla en escenarios de Estados Unidos y de la Guayana francesa donde ya se encuentra el satélite Xtar para ser lanzado el próximo febrero, en España el nuevo ministro de Defensa, José Bono se ha visto obligado a realizar un ejercicio de pragmatismo firmando un pacto con la sociedad Hispasat cuyo objetivo es mantener con vida, aunque sea en al UVI, al viejo satélite Hispasat 1B, jubilado y ubicado en una posición orbital inclinada, con el fin de que durante el tiempo que sea posible, a poder ser hasta mediados de 2006, esta vieja máquina siga sirviendo de soporte para las comunicaciones más secretas y delicadas de los ejércitos españoles.
A mi entender, será el proyecto europeo Galileo (del cual formamos parte activa) que actualmente se encuentra en su fase de despliegue, el que nos sacará las castañas del fuego en este asunto.
Saludos cordiales.
El Ejército español y sus comunicaciones por viejos satélites
El Estado español invirtió por adelantado 429 millones en 2002 para poner a su servicio un sistema de satélites especializado que garantice hasta 2017 unas comunicaciones militares de alta calidad y confidencialidad, incluida la redundancia en emergencia.
Pero tres años más tarde, la mala fortuna y también una pésima gestión, han conducido a la peor de las situaciones: los ejércitos dependen para sus mensajes reservados de un único satélite, viejo, fuera de órbita desde hace más de un año, y sin posibilidad de suplencia.
El ministerio de Defensa se ha rendido a la evidencia de su mala fortuna. Ha firmado con la sociedad española de satélites un acuerdo por el cual mantendrán con vida operativa por segundo año consecutivo y hasta mediados de 2006 a un auténtico dinosaurio de las telecomunicaciones espaciales: el Hispasat 1B. Este artilugio orbital fue lanzado al espacio hace doce años, y entre sus múltiples habilidades y misiones civiles casi ocultaba una que era la más secreta y delicada; servir de soporte para las comunicaciones de los ejércitos españoles y para los mensajes confidenciales de distintas instancias gubernamentales.
Durante más de 10 años el Hispasat 1B, a un precio anual para el ministerio de Defensa de unos 12 millones de euros, ha cumplido a satisfacción todas sus obligaciones, tanto las de paisano como las de uniforme. Especialmente destacado ha resultado su papel de soporte de los contingentes militares españoles durante las misiones de pacificación en el epicentro del torbellino bélico de los Balcanes.
HISDESAT: UN AMBICIOSO PROYECTO
Pero las fechas de caducidad no perdonan a ras de suelo y menos en el espacio. Al veterano Hispasat 1B le llegaba el momento del retiro a finales de 2003. Con esta previsión el Gobierno, y muy en particular el ministro de Defensa, entonces Eduardo Serra, comenzó a pergeñar en el año 2000 un ambicioso proyecto por el que se daría un salto cualitativo en el terreno de las comunicaciones gubernamentales y militares nacionales.
Atrás quedaría el tiempo de los soportes espaciales mixtos, promiscuos en sus tareas uniformadas y de paisano, para dar paso e una generación de nuevos satélites monomisión especializados en comunicaciones exclusivamente militares y gubernamentales.
Así nació el proyecto Hisdesat, al que fueron arrastrados de grado o por fuerza empresas como Hispasat, EADS-Casa, Indra y Sener. El plan, en el que se invirtieron por adelantado en 2002 unos 250 millones de euros, consistía en diseñar y fabricar un satélite principal el Spainsat, y otro de reserva el Xtar. Ambos operarían en las bandas secretas X y Ku.
Para la construcción de los dos ingenios se buscó al que después ha resultado ser el peor de los compañeros de viaje, la multinacional estadounidense Loral, hoy en situación económica muy delicada. A la pésima elección de socio se unió la mala fortuna y, así, en diciembre de 2003 cuando el satélite principal Spainsat se encontraba concluido en su fabricación y culminando la fase de pruebas en una factoría estadounidense de Boeing, durante un traslado se soltó de uno de sus amarres y cayó al suelo.
La primera evaluación de los daños ocasionados fue muy optimista. Se aseguró que Spainsat retrasaría su puesta en órbita desde la primavera al otoño de 2004. A estas alturas de 2005 las mejores expectativas señalan que Spainsat no podrá ser colocado en orbita geoestacionaria antes del próximo mes de diciembre, con lo que su entrada en servicio se retrasará hasta bien entrado el año 2006.
PROBLEMAS DIVERSOS
Entre tanto, el satélite gemelo Xtar tampoco ha sido agraciado por la fortuna. Las dificultades económicas de su principal propietario, Loral, retrasaron su construcción, y una vez concluido ha debido buscarse al lanzador que lo ponga en órbita por un precio de saldo. La oportunidad de ser catapultado a las alturas de balde se presentó cuando el ultramoderno propulsor europeo Ariane 5, en su versión criogénica AF, falló hace un año.
Loral y sus socios españoles de Hispasat han aceptado que el siguiente vuelo tras el fracaso de este cohete futurista, lleve embarcado como conejillo de indias al satélite Xtar. El viaje será prácticamente gratuito, y los propietarios pagarán una cantidad simbólica, pero solamente si todo sale a la perfección y el gemelo de Spainsat queda en la posición y en las condiciones adecuadas para realizar su misión. Pero a nadie se le escapa el nivel de riesgo que se asume con la elección.
Y mientras esta película de suspense se desarrolla en escenarios de Estados Unidos y de la Guayana francesa donde ya se encuentra el satélite Xtar para ser lanzado el próximo febrero, en España el nuevo ministro de Defensa, José Bono se ha visto obligado a realizar un ejercicio de pragmatismo firmando un pacto con la sociedad Hispasat cuyo objetivo es mantener con vida, aunque sea en al UVI, al viejo satélite Hispasat 1B, jubilado y ubicado en una posición orbital inclinada, con el fin de que durante el tiempo que sea posible, a poder ser hasta mediados de 2006, esta vieja máquina siga sirviendo de soporte para las comunicaciones más secretas y delicadas de los ejércitos españoles.
A mi entender, será el proyecto europeo Galileo (del cual formamos parte activa) que actualmente se encuentra en su fase de despliegue, el que nos sacará las castañas del fuego en este asunto.
Saludos cordiales.