Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerra

Historia Militar de todas las épocas en las que directamente ha intervenido dichos países. Hasta el 2006.

Moderador: Miguel Villalba

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Rafa.Rodrigo (kappo)
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Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerra

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Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerra (1939-1940)

Terminada la Guerra Civil española, oficialmente el 1 de abril de 1939, se nombró como gobernador militar de Asturias al general de brigada Pablo Martín Alonso. Además de tomar el mando sobre las unidades regulares desplegadas en la provincia también se puso al frente de una columna de operaciones, compuesta por 16 tabores de regulares, 4 grupos de artillería, 1 sección de trasmisiones, 2 secciones de automovilismo y los necesarios servicios de Intendencia y Sanidad. La función de esta columna sería la de limpiar de partidas de guerrilleros los montes asturianos durante los meses siguientes.

Dos fueron las zonas de operaciones principales, una al Sur-Este de Oviedo, con centro en la localidad de Pola de Laviana, la otra al Sur-Oeste de la capital, entre Belmonte y Piedrafita. Se organizaron 5 agrupaciones independientes que ocuparon sus posiciones de partida a los largo del mes de septiembre de 1939. Su primer cometido fue el ir peinando las zonas asignadas para la detección y supresión de las distintas partidas guerrilleras que operaban en la zona. Según estimaciones de los servicios de información militares existían unas 40 partidas con entre 2.000 a 3.500 hombres.

Se contó con una extensa red de información, utilizando, incluso, a la milicia de FET y de las JONS para tareas de control. Se establecieron puestos en carreteras, caminos y pueblos y se procedió a realizar un detallado informe con los nombres de los mandos de cada agrupación guerrillera, zona de actuación y componentes.

Si bien el despliegue de tropas gubernamentales y su organización fue considerable, las operaciones de limpieza resultaron complicadas. El armamento de las partidas era modesto, contando con armas ligeras, pistolas, revólveres, fusiles y algún arma automática, careciendo de cualquier armamento pesado o transporte, lo que les colocaba en franca inferioridad con respecto a las tropas regulares, sin embargo, el apoyo local de familiares y amigos que les suministraban alojamiento, víveres e información sobre los destacamentos militares supuso un importante ayuda.

No obstante, la desproporción de fuerzas y armamento se impuso y entre los meses de septiembre de 1939 y marzo de 1940 la columna de operaciones consiguió desarticular casi todas las partidas, capturando más de 2.000 guerrilleros y causando cerca de 300 bajas. Se iniciaron más de 10.000 asuntos y procedimientos judiciales por un tribunal especial creado al efecto, resultando 262 de ellos condenas a muerte. Por su parte las tropas gubernamentales solamente tuvieron 46 heridos y 10 muertos.

Como escribía en marzo de 1940 el mismo ministro del Ejército, general Varela, de su puño y letra: “El problema de Asturias queda bastante reducido”. Según los datos del Servicio de Información de la 2ª Sección del Estado Mayor Central de 3.421 “huidos” solamente quedaron en los montes asturianos 253.

A partir de ese momento las operaciones de seguridad fueron desarrolladas por unidades de la Policía Armada y de la Guardia Civil.

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Re: Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerr

Mensaje por Rafa.Rodrigo (kappo) »

La Columna de Operaciones de Asturias (1939-1940)

En octubre de 1937 se desarrolló la ofensiva final en el Frente Norte. El 19 de ese mismo mes las tropas nacionalistas llegaron a las cercanías de Villaviciosa y al día siguiente el Consejo Soberano de Asturias y León ordenaba, tras celebrar su última reunión, la evacuación por mar de las principales autoridades civiles y militares, además de muchos líderes políticos y sindicales, y algunos milicianos de las unidades que habían sido clasificadas cómo de mayor calidad militar de entre las tropas del Ejército de Asturias, incluyendo a todos los jefes de batallón. Pese a contar con barcos con capacidad para transportar hasta 50.000 hombres, según expuso en la citada reunión el coronel Prada, jefe del Estado Mayor de dicho Ejército, solamente serían unos 12.000 los que conseguirían forzar el bloqueo y llegar a puertos franceses. La campaña del Cantábrico concluyó el 21 de octubre de 1937, cuando las tropas franquistas ocuparon Gijón y Avilés, donde las autoridades militares republicanas que habían quedado atrás se vieron obligadas a capitular, rindiéndose unos 25.000 hombres, 10.000 ante la plaza de Oviedo y 15.000 en “el corredor” . Desde entonces y hasta la finalización de la Guerra Civil, muchos republicanos tuvieron que echarse al monte huyendo de la represión, la cárcel y en numerosos casos del pelotón de fusilamiento. El número de estos primeros “huidos”, en términos del régimen, es muy difícil de calcular, aunque en opinión de Ramón García Piñeiro debieron rondar inicialmente los 2.000 . El término más adecuado para denominar a estas personas es el de huidos, que fue el empleado por las autoridades militares en la documentación oficial para referirse a ellos. Maquis haría referencia a guerrilleros retornados desde Francia a partir de los años cuarenta. Para aligerar la redacción del texto y para evitar reiteraciones, se irán alternando distintos términos - huidos, guerrilleros, maquis o republicanos -, pero siempre considerando el de huidos como el más exacto para este periodo estudiado.
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Re: Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerr

Mensaje por Rafa.Rodrigo (kappo) »

El Ejército ya había intervenido militarmente con anterioridad dos veces en el Principado. La primera vez fue durante la huelga revolucionaria de agosto de 1917 y la segunda, de forma mucho más virulenta, en la revolución de octubre de 1934. Y en ambas ocasiones las fuerzas de orden público y el Ejército procedieron a la persecución y limpieza de los montes asturianos. Para sofocar la revolución de 1934 el Gobierno envió varias columnas de tropas: una desde el Protectorado de Marruecos, al mando del teniente coronel Juan Yagüe, que desembarcó en Gijón el 7 de octubre. De Galicia partió la columna del general López-Ochoa; otra más de León, bajo las órdenes del general Bosch, que fue la primera en operar a partir del 5 de octubre, y una cuarta desde Santander, con tropas procedentes de Bilbao, mandadas por el teniente coronel Solchaga. En Madrid dirigieron las operaciones los generales Franco y Goded, que ya tenían experiencia previa en los combates de 1917 .
Según García Piñeiro, el principal objetivo de los huidos de 1937 fue sobrevivir, y no tanto el establecimiento de una lucha armada o resistencia organizada que llevase a la caída del nuevo régimen. Para ello contaron con la ayuda inestimable de amigos y familiares, los cuales, actuando como enlaces, les suministraban información, alimento, ropa y todo lo necesario para subsistir en el monte. Al poco tiempo comenzaron a realizar lo que ellos denominaban golpes económicos y las autoridades sencillamente robos, creando gran inseguridad en la zona.
Existe un gran desconocimiento de la composición y actividades en los años iniciales de las partidas de huidos, especialmente entre los años 1939 y 1942, fecha a partir de la cual se hizo cargo de su persecución la Guardia Civil. Asturias fue uno de los focos más activos de resistencia armada durante la década de los cuarenta. Entre 1937 y 1939 la cifra de huidos alcanzó aproximadamente los dos millares, según García Piñeiro, repartidos por casi toda la región, pero con mayor presencia en el área delimitada por las sierras del Aramo y Peñamayor. Fue tan elevada la concentración de huidos que militares franquistas, como Eduardo Munilla, reconocieron que sólo en Asturias constituyeron un verdadero problema. En cuatro años, las fuerzas del régimen redujeron el colectivo a medio centenar de individuos, que solían actuar en solitario u organizados en pequeñas partidas inconexas. La elaboración de planes de evasión y la lucha por la supervivencia marcaron una etapa caracterizada por la escasa actividad organizativa y política .
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Re: Operaciones anti guerrilleras en la Asturias de posguerr

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Instrucción secreta enviada a los jefes de sector de la columna de operaciones de Asturias el 30 de agosto de 1939.

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FUENTE: AMC-FV: Caja 95-1

Así pues, en el caso asturiano, lo fundamental para el presente estudio será fijar la actuación del Ejército en la persecución de los huidos, así como conocer la situación de las principales partidas y el número de “fugaos” en los montes. Para ello se ha consultado la documentación secreta y reservada de las operaciones desarrolladas por la denominada Columna de Operaciones de Asturias entre agosto de 1939 y marzo de 1940, bajo el mando del general Pablo Martín Alonso , gobernador Militar de Oviedo.
La situación a finales de agosto de 1939 en la provincia de Asturias, si bien no podía ser calificada de grave, era al menos inquietante para las fuerzas de orden público. En determinadas zonas, los guerrilleros controlaban el territorio y lejos de ser una situación que tendiese a mejorar o al menos a estabilizarse parecía que se agravaría en un futuro cercano, escapando así nuevas zonas al control del régimen.
Cuando se dieron por concluidas la primeras tareas de limpieza de los montes en 1938, la administración de orden público y las fuerzas militares regulares pasaron a la situación de normalidad, en espera de que finalizase la guerra y que la reestructuración política y militar del nuevo régimen acarrease el fin definitivo de todas las actividades de los huidos en el Principado.
El general Palenzuela fue nombrado gobernador militar de Asturias, pero de su autoridad quedó desligado el mantenimiento del orden público, que ejercería un delegado. Además, las fuerzas de seguridad Guardia Civil, Guardia de Asalto y Policía Gubernativa , más el Servicio de Información y Policía Militar (SIPM), las milicias de FET y de las JONS y las fuerzas militares comenzaron a actuar cada una en su propia esfera de influencia sin coordinar esfuerzos, actividades o información.
Los efectivos militares quedaron dispersos en 180 destacamentos, siendo los efectivos del mayor de ellos el constituido por un sargento y doce soldados, número muy inferior al necesario para desarrollar operaciones militares de envergadura.
En esas circunstancias, faltos del armamento necesario y sin posibilidad de obtener informaciones fidedignas de los huidos se dedicaron a intentar evitar las acciones guerrilleras con su mera presencia en mercados, aldeas y lugares, así como a intentar dar respuesta cuando se producía una acción de los republicanos, lógicamente con muy poco éxito, debido al desconocimiento del terreno y, en más de una ocasión, a encontrarse en inferioridad numérica con respecto a las partidas.
El 22 de agosto de 1939, por orden del Generalísimo y con la aprobación del ministro del Ejército, general José Enrique Varela, se nombró gobernador militar de Asturias al general de brigada Pablo Martín Alonso, quien, además de tomar el mando de las unidades desplegadas en la provincia, se puso al frente de una columna de operaciones, compuesta por 16 tabores de regulares, cuatro grupos de artillería, una sección de trasmisiones, dos de automóviles y los necesarios servicios de Intendencia y Sanidad. La misión de esta columna sería limpiar de partidas de guerrilleros los montes asturianos durante los meses siguientes. Entre 1937 y 1938 operó otra columna que persiguió a los huidos durante varios meses. La integraban 15 tabores de Regulares, ocho batallones de Infantería y un grupo de obuses de 105/11, distribuidos en seis circunscripciones: Cangas de Narcea, Grado, Infíesto, Lugo, Mieres y Ponferrada .
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