UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia siempre dentro de un contexto militar.

Moderador: Hans Joachim Marseille

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laguno
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UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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La Guerra de la Independencia movilizó a la nación entera y los españoles, independientemente de su posición social, acudieron a la llamada para expulsar al invasor de la patria y enemigo de la religión y del Rey. Una vez recuperada la independencia nacional se procedió a la desmovilización general, retornando cada uno a sus quehaceres previos a la invasión.

Pero en algunas ocasiones me he preguntado cómo sería la vida de un excombatiente después de haber estado cinco años viviendo la guerra y la vida militar y que ahora tenía que recuperar su vid normal, por lo que tras investigar un poco me encontré con un individuo que me iba a servir como ejemplo de ese excombatiente.

De modo que hoy vamos a hablar de un ciudadano que no dudó ni un segundo en lanzarse a combatir al invasor francés cuando estos entraron "tan malamente", empezaron a hacer de su capa un sayo e intentaron añadir a España a su colección de trofeos por medio de la violencia y las atrocidades. El mismo ciudadano que, convencido de las bondades del sistema constitucional, no dudó tampoco en lanzarse a defender con las armas dicho sistema cuando este se vio amenazado por las fuerzas reaccionarias. Y, por fin, el mismo ciudadano que por causa de defender sus ideales políticos se vio represaliado y hubo de esperar a la muerte del tirano para poder hacer valer sus derechos.

Hoy vamos a hablar de D. Salvador Batanero Agüero, un súbdito -en aquella época no había aun ciudadanos- de S. M. el rey de España, natural no se sabe al día de hoy exactamente de donde, pues aun cuando su hoja de servicios militares nos lo hacen natural de Valdeolivas -localidad que en la época de Salvador pertenecía al Corregimiento de Guadalajara y hoy a la Provincia de Cuenca-, consultados los libros de bautismo de aquella parroquia no nos aparece como bautizado en ella. Puede ser que fuera natural de la localidad llamada El Recuenco, basándonos para ello en un dato de uno de los documentos usados para la realización de este trabajo.

Parece ser que vio D. Salvador por primera vez la luz en 1790 siendo sus padres D. Juan y Dª. Ana y es lugar común decir que pasó sus primeros años dedicado al juego y a la escuela, donde aprendió a leer y escribir, como luego se verá, y andando el tiempo a trabajar para labrarse un porvenir y hacerse, como se solía decir, un hombre de provecho.

En Mayo de 1808, el Alcalde de la localidad madrileña de Móstoles lanzó el grito de guerra contra el invasor francés mediante el siguiente bando:

Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Móstoles.

Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos pérfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistándonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.

Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.

Móstoles, dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.

Andres Torrejon Simon Hernández


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Escudo de Sigüenza

Después de los trágicos sucesos de Madrid con el asesinato por parte de los franceses de los madrileños que se oponían a su imperio, vino la famosa Batalla de Bailén, donde por primera vez los ejércitos napoleónicos eran derrotados en campo abierto, aunque la alegría duró poco: Francia se paseó militarmente por España, conquistándola, aunque esa conquista le salió cara por la obstinada defensa que hicieron los españoles, que como un solo hombre se levantaron contra el invasor hostigándolo allá donde se hallara.
Última edición por laguno el 17 Ago 2016, editado 2 veces en total.


"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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1808, 1809 y 1810

Ante estos hechos, no pudo D. Salvador permanecer impasible y deseoso el también de expulsar de la Patria a los gabachos y reponer en el sagrado trono a Fernando VII, no dudó en alistarse voluntario, lo cual tuvo lugar el primero de Octubre de 1808, sentando plaza de voluntario en el Regimiento de Infantería Milicia Provincial de Sigüenza, encuadrado en la División Lapeña y siendo Coronel de dicho Regimiento D. Juan Senén de Contreras y Sargento Mayor el Teniente Coronel D. Rafael Nestares, partiendo para Soria y donde tras recibir el Regimiento uniformes desde Sevilla, se dan las órdenes de salir a campaña, pasando a la provincia de La Rioja -Calahorra, Ausejo,…- y después a la de Navarra, para tras sostener el veintitrés de Noviembre un combate con los franceses en Tudela, en el que D. Salvador no participa, toma camino dirección Guadalajara, enfrentándose a mediados de Diciembre con el enemigo en las cercanías de esa ciudad primero y en las de Sigüenza después, tras lo cual marcha hacia Trillo, donde se reorganiza.

Y bien debió aprender y asimilar el espíritu militar y algunas dotes de mando debía tener, que el primero de Febrero siguiente y tras la reorganización, que lo convierte en Regimiento de línea, fue nombrado Cabo 2º , siguiendo las operaciones por tierras de Calatrava y de Almagro, volviendo luego a la localidad de Trillo, desde la cual emprenden camino a La Solana. Compone el Regimiento seis Compañías, 1280 hombres en total.

El cuatro de Abril de 1809 recibe su Regimiento la orden de pasar a formar parte del Ejército de Extremadura, a la División que mandaba el duque de Alburquerque y pasando por Calzada de Calatrava se unen a dicho Ejército el veintiocho de Mayo, entrando en combate contra los canallas los días 28 y 29 de Julio de 1809 en los campos próximos a Talavera de la Reina, donde cincuenta mil gabachos se enfrentaron con treinta y cinco mil españoles y veinte mil ingleses. Mandaba a los primeros José Bonaparte, a los españoles el Capitán General D. Gregorio García de la Cuesta y a los ingleses D. Arthur Wellesley, más conocido por ser el primer duque de Ciudad Rodrigo y duque de Wellington. No entró en combate su Regimiento al completo, pues las noticias que se disponen informan que lo hicieron 861 hombres.

A partir de aquí ya son batalla tras batalla las que ven a D. salvador batiéndose el cobre con la canalla para liberar a la patria de esos indeseables con diferente suerte en los distintos enfrentamientos y como sería muy prolijo detallar minuciosamente las evoluciones del Regimiento y el objeto del trabajo es la persona que lo motiva, nos vamos a centrar en las acciones en las que participó, aun cuando en alguna de ellas se describirán de forma más detallada. Son las siguientes:

- ataque del Puente del Arzobispo el ocho de Agosto de 1809,

- en la expedición que hizo su Coronel -ya Brigadier- D. Juan Senén de Contreras a la Vera de Plasencia desde Almaraz,

- el trece de Enero de 1810 en la retirada ordenada con el Ejército del Excmo. Sr. duque de Alburquerque a la Isla de León, llegando a La Carraca el siguiente dos de Febrero y pasando ya a la Isla el veinte, donde por sus acciones y buenos servicios prestados durante dicha retirada fue declarado Benemérito de la Patria, concediéndosele, además, la Cruz de Distinción del Ejército de Extremadura, la cual lució con orgullo una vez terminada la tarea de expulsar de la Patria a los invasores extranjeros.
Última edición por laguno el 17 Ago 2016, editado 1 vez en total.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Cruz de Distinción del Ejército de Extremadura.
En el anverso pone: Salvó la nave que zozobraba. En el reverso: Al duque de Alburquerque y su Exercito


Aquí en la Isla se reorganiza el Regimiento, pasando a costar de una Compañía de Granaderos y cuatro de Fusileros, pasando a encuadrarse en la 2ª División, llamada División Polo, contando sus efectivos en la revista de Junio con setecientos hombres disponibles, a los que sumar sesenta más que son baja.

- el dieciséis de Junio se da la orden de embarque a su Regimiento en Cádiz hacia el Campo de Gibraltar, formando parte de la expedición que iba a llevar a cabo por el Mariscal de campo D. Luis Lacy y Gautier a la Serranía de Ronda de Junio - Julio de 1810, desembarcando en Algeciras el dieciocho, tras lo cual parten hacia la Serranía de Ronda el veintisiete, sosteniendo algunos encuentros con el enemigo. Pasan por Casares, Marbella y nuevamente por Ronda, para luego regresar y embarcar para Cádiz. De novecientos setenta y seis hombres que tenía ahora el Regimiento, desertan doscientos setenta y seis,

- tras esas acciones, se halla en el ataque a Casas Viejas del veinte de Septiembre de 1810, donde junto a veintinueve granaderos más se enfrenta D. Salvador a una Compañía de Dragones franceses,

1811

- el cinco de Marzo de 1811 se halla en la batalla de Chiclana, estando su Regimiento encuadrado en la primera División, en la segunda Sección de la Brigada mandada por D. Antonio Begines de los Ríos. Su Coronel era D. Francisco Texta.

- el siete en la de los pinares de Sancti Petri,

- el ocho y el nueve en el ataque a Medina Sidonia, desarrollada durante las primeras horas de la mañana, rechazándose a los franceses, aunque ello a costa de dos heridos y cinco extraviados, pasando a Alcalá primero para partir el treinta y uno a San Roque.

- entre el diez de Marzo y final de Mayo de operaciones por Estepona, Algeciras, San Roque, Ronda, Ubrique y Campo de Gibraltar, habiendo sucedido en el intermedio la acción de La Albuera del dieciséis de Mayo, donde se volvió a distinguir por sus acciones, de tal modo que de nuevo fue declarado Benemérito de la Patria, lo que le valió tres años más de abono para sus premios y retiro, y ello por Real Orden de quince de Agosto de 1811,

- el tres de Junio en los ataques al cerro de las Alcobas y a Morón de la Frontera. En este último se distinguió D. Salvador y sucedió de la siguiente manera:

Tras las últimas operaciones en las que nuestro D. Salvador participó, a primeros de Junio de 1811 pasó con su Compañía al campo de San Roque, a formar parte de las fuerzas que allí operan bajo el mando del Brigadier D. Antonio Begines de los Ríos, quien había formado una División volante y que el día primero del mes marchó hacia a la localidad de Montellano, en el partido de Morón, con el objeto de establecer en dicho punto el de presentación de los soldados y patriotas dispersos, pues de común acuerdo con los Coroneles D. Pascual Manpoey y D. Luis Michilena -Jefes de Estado Mayor- tenía pensado sorprender a los gabachos guarnecidos en Morón y atacar el castillo de dicho pueblo.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Así, con menos de trescientos hombres de Infantería y sin llegar a doscientos treinta los de Caballería, se pusieron en marcha las fuerzas por la mañana del día dos, siguiendo el camino que llevaba a Algodonales con el objeto de ocultar al enemigo sus movimientos, cambiando luego la dirección a Coripe, lugar al que llegó a medio día y donde dispuso lo conveniente para informarse acerca de la situación de los franceses, tras las cuales indagaciones y con la información obtenida, dispuso marchar al cortijo denominado de Cachipe, lugar donde mandó que se descansara la tropa un rato, tras el cual se continuó la marcha al cortijo de Barbiza, punto en el que se reunió con los antes dichos Coroneles, que se habían adelantado con algunos miembros de la Caballería.

Durante este desplazamiento habían venido noticias ciertas traídas por un paisano de que un Batallón polaco procedente de Sevilla había llegado a Morón que iba camino de Ronda para reforzar sus defensas. Dicho Batallón componíanlo quinientos soldados y que tras descansar tenía previsto continuar su marcha hacia Ronda a eso de las tres de la madrugada siguiente pasando primero por Olvera.

Con estas noticias decidió sorprender a los polacos durante su marcha y eliminarlos si podía, pues no desconocía lo arriesgado de su empresa y la inferioridad en efectivos de infantería y caballería. De modo que mandó cambiar la ruta, poniendo proa al camino de Olvera por el que tenían que pasar los polacos, llegando a la zona elegida para el ataque alrededor de la una de la madrugada, mandando reconocer el terreno con el objeto de colocar a sus hombres en los puntos más adecuados para la sorpresa, decidiendo que sería en la dehesa llamada de Gaena, disponiendo que a su izquierda se situasen los Escopeteros de Getares, situando un poco más arriba y en la misma cañada pero más al interior a la caballería de Madrid y la de la Romana, poniendo estas fuerzas de Caballería a las órdenes del Coronel D. Joaquín de la Fuente.

A la derecha colocó a la Compañía de Cazadores de Sigüenza, donde se hallaba encuadrado nuestro D. Salvador Batanero, y un poco más avanzados a cuarenta Patriotas de Beas.

En un bosque que había a la derecha situó al resto de los Patriotas y una vez dispuesto todo realizó un nuevo reconocimiento de todos y cada uno de los puntos, dando las instrucciones pertinentes para el inminente ataque, incidiendo en la importancia de no permitir la entrada de la canalla en el bosque.

Presentáronse los gabachos a eso de las siete de la mañana y al llegar a la altura de los Patriotas de Beas, iniciaron estos el fuego, siendo la señal de partida del inicio de la operación, y aunque se vieron sorprendidos no por eso dejaron los enemigos de ofrecer fuerte resistencia, empleando incluso la bayoneta, pero en esa arma eran más que duchos nuestros aguerridos varones y con una contundencia digna de elogio cargaron contra ellos haciéndoles retroceder y causarles no menos de cincuenta bajas.

Precisamente en este duelo de bayonetas salvó D. Salvador la vida del Coronel Michilena, pues al ser este atacado por un enemigo con la bayoneta y a punto ya de ser atravesado y muerto el Coronel, se interpuso D. Salvador entre su Jefe y la bayoneta polaca. La herida se la llevó D. Salvador, pero este consiguió matar al enemigo y salvar a su Jefe. Esta acción le valió un abono de dos años más de servicio para sus premios y retiro, en virtud de Real Orden de tres de Septiembre de 1811

Viéndose el enemigo totalmente superado, comprendió que no le quedaba otra que retirarse ascendiendo en el terreno, pero a cada posición que ocupaban posición de la que eran firmemente desalojados por los nuestros, perseguidos y cazados, hasta que al final los que pudieron huyeron antes de sufrir una muerte cierta por española bayoneta, dejando el campo para los españoles, quienes los persiguieron hasta unos olivares próximos a la localidad de Morón, ciudad en la que consiguieron refugiarse los poco más de cien que consiguieron escapar, la mayoría heridos de diferente gravedad.

En su huída dejaron los enemigos abandonado todo lo que transportaban: mochilas, ollas de campaña, cajas de guerra, equipajes y fusiles, treinta cargas de municiones y un interesante botín que pasó a manos de la tropa. A esto había que sumar los trescientos enemigos muertos y un Jefe, dos Capitanes y unos cuarenta de tropa prisioneros.

Por parte española hubo que lamentar la muerte de dos Oficiales, un Sargento, un Cabo y soldados y heridos un Oficial, tres Sargentos, dos Cabos- entre ellos D. Salvador- y veintitrés soldados.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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- en la acción del Puerto de la Leche del día diecisiete de Junio, pasando a Montejaque y de ahí a Ubrique y San Roque,

- entre el quince y el veintisiete de Septiembre sostiene combates con el enemigo en los alrededores de Chiclana de la Frontera, de donde resultan muertos seis hombres y heridos once. Toma el mando del Regimiento el Coronel Francisco Texta,

- entre el primero de Octubre su Regimiento se encuentra en las operaciones llevadas a cabo en San Roque, Los Barrios -donde recoge a la tropa del Regimiento de Pavía-, Puerto de Ojén y retorno a Puente Mayorga, donde embarca con destino a Tarifa una parte del Regimiento y la otra va a San Roque. La fuerza del Regimiento en revista es ahora de quinientos veintitrés hombres de tropa y treinta y nueve Oficiales, aunque no todos están operativos, pues veintiún hombres de tropa y trece Oficiales están enfermos o heridos.

1812

- Encuadrado su Regimiento en la División de Ballesteros, el dieciséis de Febrero se halla en la acción de Cártama, donde resultan muertos tres de sus compañeros, así como dieciocho heridos, dos hechos prisioneros y se contabilizan cinco extraviados,

- el seis de Marzo llegan a Los Barrios, de donde pasan a Tarifa para quedar de guarnición, pasando a formar parte de la vanguardia del 4º Ejército y aunque D. Salvador no participa, el Regimiento se halla en varios encuentros con el enemigo, como en los habidos en Arola, Osuna y Campillo,

- pasa con su Regimiento al Campo de Gibraltar y a Los Barrios, donde toma el mando del Regimiento el Coronel D. Antonio de Montemayor,

- el primero de Junio se halla en la acción de Bornos, marchando en la vanguardia de la 1ª División, y tras el encuentro se contabilizan entre muertos y heridos ciento treinta y siete bajas , además, pierde la bandera,

- entre esa batalla y el trece de Julio pasan por San Roque, Algeciras, Manilva, Estepona, Istán, Monda, Coín, donde se traba combate con el enemigo, aunque D. Salvador no interviene y alrededores de Málaga,

- el quince de Julio se enfrenta al enemigo junto a su Regimiento en los campos de Cártama, tras lo cual vuelve a Coín, Ardales, donde se vuelven a enfrentar a los franceses y recorre el país pasando por Tolox, Yunquera, Cuevas, Osuna, Alcalá del Valle, Ubrique y Jimena, donde recibe la orden de trasladarse al este, hacia la zona de Guadix,

- en la acción llevada a cabo contra el enemigo en los Dientes de la Vieja del quince de Septiembre de ese año de 1812, retrocediendo a Granada y de ahí a Córdoba, a donde llegan el quince de Octubre,

- el nueve de Diciembre pasa al tercer Ejército Ejército y el nueve marchan a Baeza,
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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1813

- marcha a Jaén y luego a la provincia de Málaga, donde toma el mando el Teniente Coronel D. Joaquín Tortosa y es provisto de ropa y guarnición. Pasa su Regimiento a estar encuadrado en la 3ª División, mandada por D. Felipe Berenguer. Permanece en la provincia de Málaga hasta el cinco de Agosto, en que parten para Valencia camino de Navarra, pasando por Ulldecona (Tarragona), a donde llegan el tres de Septiembre,

- encuadrado en la 2ª Brigada de la 3ª División llegan a Cascante (Navarra) el primero de Diciembre, continuando al día siguiente para la localidad de Ablitas (Navarra) donde termina el año.

1814

- salen de Ablitas y llegan a Borja el catorce de Marzo, contando el Regimiento con setecientos hombres de tropa y treinta y dos Jefes y Oficiales,

- el veinticinco parten para Irún y el treinta y uno llegan a Tolosa, donde permanece hasta que habiendo pasado el Regimiento a la 2ª División marcha hacia Usurbil, localidad a la que llega el siguiente día ocho de Abril y ahí permanece hasta que se da la orden de marchar a internarse en territorio francés en persecución del enemigo, entrando en Francia el día trece,

- el dieciséis se halla con su regimiento en Port de Lanne (Las Landas, Aquitania) y de ahí continúa el hostigamiento al francés hasta que se da la orden de regresar a España,

- pasando por Irún, Oyarzun y Zubieta llega a Sigüenza el cuatro de Junio.

(Como anécdota referente al Regimiento donde sirvió durante más de seis años, decir que fue refundido en las Reales Guardias Walonas el diecisiete de Marzo de 1817)

Por fin la guerra terminó, con el invasor echado y el Rey legítimo repuesto en el Trono, continuando D. Salvador prestando sus servicios en el Ejército, pasando el siguiente primero de Julio de 1815 al Real Cuerpo de Guardias Españolas, por orden del Coronel y Director, pero en clase de Sargento 2º. Era Coronel de este su nuevo Regimiento el Teniente General duque del Infantado, Teniente Coronel el Teniente General D. Manuel de Lapeña y Sargento Mayor, D. Raimundo de Sotto Langton, conde de Clonard. Cuando en 1818 se dividió este Cuerpo en dos Regimientos, el pasó a formar parte del primero de ellos, siendo el Coronel, el Teniente Coronel y el Sargento Mayor los mismos que se han nombrado antes.

Como ya hemos visto, por servicios de campaña se le abonaron seis años, confirmados en virtud de Real Orden de veinte de Abril de 1815, pero creyendo que le correspondía algo más, elevó súplica pidiendo se le concediera la Cruz de San Fernando o el grado de Subteniente, pero no se le concedió, dándosele en su lugar el dieciocho de Septiembre el grado de Sargento 1º y el siguiente cuatro de Octubre un año más de abono por méritos de campaña.

En 1815 obtiene el Diploma del Tercer Ejército para usar de la Cruz concedida y en virtud de la Real orden de veintisiete de Agosto y de once de Septiembre de 1815 y aclaratoria del diecisiete de Junio de 1816, pasa a gozar del fuero militar.

El once de Marzo de 1816 obtuvo una cédula de premio de seis reales de vellón al mes por haber cumplido los quince años de servicio, de la cual tomó razón el siguiente veinticuatro de Junio, dándose de baja del Ejército el treinta de Marzo de 1818, ya que se le había concedido el empleo de Sexto Escribiente de la Secretaría del Supremo Consejo de la Guerra, pasando a residir en Madrid, en la C/. San Marcos, bajo.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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El hecho de trabajar en la Administración no hizo que se olvidara del aspecto militar de la vida, el cual parece que tenía ya escrito en su espíritu, no en balde había estado sirviendo en el Ejército desde los dieciocho años y en una guerra, lo cual le dejó huella, de manera, que para no perder contacto con esa vida y quizás, posiblemente, debido a sus ideas políticas liberales y acudiendo en defensa del constitucionalismo que a fines de 1819 se vivía y cuya figura del momento era D. Rafael del Riego, se alistó en la Milicia Nacional, que había sido creada por Real Decreto de veinticinco de Abril del año de 1820.


Dicho Real Decreto rezaba así:

“Con esta fecha ha expedido el Rey los Decretos siguientes:

1º. Con arreglo al articulo 362 de la Constitucion Politica de la Monarquia española debe haber en cada provincia uerpos de Milicia nacionales, compuesto de habitantes de cada una de ellas, con proporción á su población y circunstancias. Convencido del grande influjo que debe tener en el buen orden interior de los pueblos y tranquilidad de sus habitantes la observancia de de este articulo, he venido en mandar, de acuerdo con la Junta provisional, que se establezca la Milicia nacional, conforme al mencionado articulo y á los tres siguientes del capitulo 2º, titulo 8º, de la misma Constitucion.

Lo tendréis entendido, y comunicareis á quien corresponda para su cumplimiento = Esta rubricado de la Real mano = Palacio 25 de Abril de 1820 = A D. Antonio Porcel.

2º. Queriendo dar a mis amados súbditos la prueba mas completa y decisiva de mis ardientes deseos de plantificar en todas sus partes el sistema constitucional, y de promover cuanto pueda ser conducente para la gloria y felicidad de la Nacion, afianzando sobre bases solidas su libertad é independencia; he tenido a bien resolver, de acuerdo con la Junta provisional, que se establezcan las Milicias nacionales con arreglo al articulo 362 de la Constitución….

…Reglamento provisional para la Milicia nacional local en la península e islas adyacentes

Capitulo I

Formacion, pie y fuerza de la Milicia nacional local

ARTICULO Iº. Por ahora solo se establecera la Milicia nacional local en las capitales de provincia y de partidos y en los demás pueblos cuyos ayuntamientos la pidan.

ART. 2º. Todo español desde la edad de 18 hasta la de 50 años cumplidos, que no hayan perdido o tengan suspensos los derechos de ciudadano por las causas que expresan los artículos 24 y 25 de la Constitucion, podrá entrar al servicio de la Milicia nacional local, siempre que se obligue a uniformarse a su costa, y á cumplir las obligaciones que se le imponen en este reglamento….

ART. 14. Cada batallón tendrá una bandera, que será de tafetán morado como los antiguos pendones de Castilla; su escudo solo los leones y castillos, sin tener en medio las flores de lis, ni cruz de Borgoña, y en las cuatro esquinas las armas del pueblo….”


Hay un total de nueve capítulos y veintiocho artículos.

Pues bien, una vez alistado, pasó D. Salvador a formar parte de la primera Compañía del segundo Batallón de la de Madrid, presentándose para dar cuenta de ello en el Ayuntamiento madrileño en Junio de 1820, reafirmándose nuevamente en ello en Octubre del año siguiente.

Bien, pues el formar parte de la Milicia Nacional le llevó a tomar parte, entre otros, en los sucesos del siete de Julio de 1822 ocurridos en Madrid, y ello fue por lo que sigue.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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En Junio de ese año, Batallones de la Guardia Real, descontentos con la situación política de España del momento y que no estaban en absoluto de acuerdo ni con la Constitución ni con la Milicia Nacional, su fiel valedora y guardiana, decidieron, de acuerdo con elementos reaccionarios próximos al Rey y por el Rey mismo, actuar para repones el absolutismo. Así, en su descontento, cometieron varios desafueros y violencias que culminaron el treinta de Junio con el asesinato del teniente D. Mamerto Landáburu Uribe y tras este triste suceso y a los pocos días dos Batallones se sublevaron y se dirigieron con armas y bagajes al Pardo, para volver la noche del seis de Julio a Madrid con la intención de eliminar con las armas a la Milicia Nacional e intentar proclamar a Fernando VII como Rey absoluto.

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En el Arco de la Amargura. Entre los individuos de la Milicia Nacional, nuestro D. Salvador

Apercibida la Milicia Nacional de las intenciones de los sublevados, decidieron hacerles frente para defender la libertad garantizada por la Constitución también con las armas, enfrentándose ambos bandos el los callejones de Boteros y de la Amargura, entablándose fiero y violento combate, en el que se distinguieron por su valor y arrojo los milicianos, entre ellos D. Salvador Batanero, quien al frente de los hombres encomendados a su cargo arremetía con braveza a los enemigos de la libertad, cumpliendo a la perfección las órdenes recibidas de sus Jefes, como el Brigadier D. Juan Palarea Blanes, obteniendo la Milicia gracias a su tenacidad y a la convicción de sus ideas una contundente victoria sobre los serviles, quienes viéndose ampliamente superados, huyeron de allí, cayendo en su huida bajo los sables de la Caballería que acudió.

A pesar de tan indiscutible victoria, supieron los Milicianos comportarse con corrección y no provocaron altercados ni atacaron a la persona del Rey.

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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Pero a pesar de esta victoria las cosas no pintan bien para el Gobierno Constitucional y para aquellos que lo apoyan y defienden y persuadido D. Salvador de la necesidad de contribuir a la permanencia del Gobierno es por lo que decide el año de 1823 ingresar de nuevo en el Ejército, haciéndolo en clase de Subteniente, siendo destinado a prestar sus servicios en el regimiento de Cazadores de Cuenca, permaneció prestando sus servicios, hasta que para desgracia de España y de los españoles en el segundo semestre de ese mismo año vuelve el absolutismo a España, logrado gracias a la traición a los españoles llevada a cabo por Fernando VII en ese año, cuando aceptando la entrada en España de las francesas de los Cien mil Hijos de San Luis al mando del duque de Angulema, los mismos franceses a los que se les había combatido durante seis años y que ahora volvían de la mano de aquel por el que los españoles habían muerto.

Entre las consecuencias que se derivaron de estos sucesos, aparte de la vuelta al absolutismo y el inicio de la llamada Década Ominosa, fue también la disolución de la Milicia Nacional ese mismo año, y la publicación desde el primero de Octubre de una batería de decretos, resoluciones y demás cuyo fin era deshacer todo lo determinado durante el Gobierno Constitucional. En el caso de nuestro D. Salvador fue su separación del Ejército mediante licencia indefinida y su posterior alejamiento de Madrid y destierro en la villa de Pozancos.

Efectivamente, en virtud de las Circular del Ministerio de la Guerra de veinticinco de Septiembre y Decreto de dieciocho de Diciembre resulta que

"Deseosa la Regencia del Reino de proceder con todo acierto en las frecuentes instancias que dirigen á sus manos los Oficiales de las diferentes armas del Ejército en solicitud de la revalidacion de los empleos que han obtenido de las diversas juntas y autoridades militares, á quienes se presentaron para ser empleados los Ejercitos, Divisiones y cuerpos que defienden la sagrada causa del rey nuestro Señor; y á fin tambien por todos los medios posibles la falta de noticias y antecedentes que por efecto de los sucesos que son notorios de experimenta en esta Secretaría del Despacho de la Guerra de mi cargo, de los que se han conferido á los Militares en los tres años del regimen llamado constitucional; ha tenido á bien S. A. S. resolver:

Iº Los Inspectores y Directores de todas armas del Ejercito remitirán a la mayor brevedad ´a este Ministerio relacion de todos los Oficiales que sirven en los Cuerpos de la suya respectiva, arregladas al adjunto formulario, poniendo al frente el regimiento ó Cuerpo á que pertenece, y manifestando las circunstancias que en sus casillas se expresa; tomando al efecto las noticias que juzguen convenientes de los Coroneles de los Cuerpos.

2º Los Capitanes generales de las provincias procederán á hacer lo mismo respecto á cuantos Oficiales esten en la comprensión de su mando militar, que no pertenezcan á Cuerpo de terminado, ó que este no se halle en relación con el Inspector general de su arma; y al efecto cuidaran de que los Gobernadores ó comandantes de las armas de los pueblos de la Capitanía general de su cargo les pasen las oportunas noticias de cuantos Oficiales residan en ellos, con inclusion de los retirados y dispersos.

3º........"

"...todos los militares que voluntariamente entraron en la indicada milicia local queden por el mero hecho suspensos de sus empleos y privados de ellos, si enterados de esta soberana disposición, no acreditan ante el Capitán general respectivo hallarse comprendidos en la aclaración de 16 de Septiembre último; para cuyo efecto, previo el conocimiento legal necesario, se resolverá por el mismo juzgado si debe ó no alzarse la suspensión, ó recogerles los Reales despachos..."


Imagen

Botón del uniforme de la Milicia Nacional

y en su consecuencia el dieciocho de Febrero de 1824 se le da la licencia indefinida y es desterrado a la villa de Pozancos, encomendándose a su Alcalde la custodia y vigilancia de D. Salvador.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Es Pozancos una localidad del norte de la provincia de Guadalajara, perteneciente al partido judicial de Sigüenza, situada en hondo y rodeado de cerros, con clima templado y sano. En esa época de su destierro contaba con aproximadamente treinta casas más la consistorial, la escuela y la iglesia parroquial de la Natividad de Nuestra Señora. Eminentemente agrícola, contaba con arroyo cercano, dos molinos harineros y un batán. Montes de encinas, chaparros y matorral eran cobijo de buena y variada caza.

Este era el lugar en el que D. Salvador fue confinado. Lugar interesante y muy ameno sino fuera porque aquí no tenía medios de subsistencia.

El dieciocho de Enero de 1825 se dictó una Real Orden por la que los Oficiales que lo eran antes del siete de Marzo de 1820 podían ser purificados, lo que no era su caso, pues el empleo de Subteniente lo obtuvo en 1823, de modo que las instancias que D. Salvador había promovido para obtener su purificación quedaron sin efecto , esfumándose la posibilidad de obtener la licencia absoluta y cobrar un retiro que paliara la mala situación económica en la que estaba, pues no cobraba sueldo alguno, quedando, además, sin valor alguno la licencia indefinida que se le había expedido en Febrero de 1824, pues ya no gozaba del fuero militar y era considerado un simple paisano.

La verdad es que bien falta le hacía tener un sueldo, pues no solo no contaba como militar sino que tampoco como Escribiente del Supremo Consejo de la Guerra y en estas circunstancias y en palabras del Alcalde de Pozancos en escrito a la Comandancia Militar de Guadalajara, la situación en la que estaba era lamentable y de miseria, pues como ya se ha dicho en Pozancos no contaba con medios para subsistir y si lo hacía sería por lo que sus parientes y la caridad delos habitantes del pueblo le proporcionaban.

Afortunadamente, el veinticinco de Mayo de 1825 el Alcalde de Pozancos recibió notificación por la cual se le notificaba que D. Salvador ya era militar y por lo tanto podía fijar su residencia donde quisiera, por lo que una vez con libertad de acción, parece ser que primero se trasladó a la villa de El Recuenco, donde tenía medios para vivir y de ahí pasó a Valdeolivas.

Desde esta villa de Valdeolivas continuó solicitando su retiro o la licencia absoluta, a pesar de saber que ya no era considerado como militar, y así, el siete de Mayo de 1830 remitió escrito al Rey en el cual exponía los méritos contraídos en la carrera de las armas, su grado de Sargento 1º y el de Subteniente cuando la época constitucional -un atrevimiento por su parte-, así como que desde 1818 era Escribiente de Número del Real y Supremo Consejo de la Guerra y que aun cuando había solicitado en varias ocasiones ser admitido a purificación no lo había conseguido y que al verse sin sueldo pedía que se le expidiera el retiro por los años de servicio militar prestados y por los premios obtenidos antes de ser colocado en el Supremo Consejo.

Imagen

Milicia Nacional

Pero fue inútil, pues como todos los empleos y grados conferidos durante la etapa constitucional fueron declarados nulos, pasaba a ser solo Escribiente y como no había obtenido la gracia de ser admitido a purificación solo era un simple paisano sin derecho alguno a que se le premiaran los servicios contraídos hasta que no pudiera justificar su purificación, de modo que en esas condiciones no se le concedía nada.

El problema, además, se agravaba desde el momento en que mientras que D. Salvador afirmaba que había solicitado ser admitido varias veces a purificación la Comandancia Militar de Guadalajara que no solo no la había obtenido sino que no acreditaba haberlo intentado. A raíz de esto se le solicitó que entregara la licencia indefinida que tenía como Subteniente para ser cancelada, por haber obtenido dicho empleo en tiempo constitucional. La licencia la entregó D. Salvador en la Comandancia y esta la remitió a la Capitanía General de Castilla la Nueva el primero de Julio.

Como se puede ver, la cosa pintaba mal para nuestro hombre, pues por un lado no se le consideraba militar y por tanto no disfrutaba de ningún beneficio económico, y por otro era un Escribiente de Número cesante, por lo cual tampoco percibía sueldo ni pensión alguna. Afortunadamente, al parecer disfrutaba de algunos bienes en El Recuenco y puede que también en Valdeolivas, donde estaba a la sazón residiendo.

Por datos de la información manejada, sabemos que sus penurias debieron terminar alrededor de 1830, pues en dicha fuente de información se dice que antes de Noviembre de 1834 había trabajado como Interventor de Correos en la ciudad de Cuenca y como Administrador interino de lo mismo en Sigüenza.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

Mensaje por laguno »

Pero el no cejaba en su empeño y seguía insistiendo en reclamar lo que consideraba sus derechos adquiridos como militar

El diez de Noviembre de 1834 obtiene plaza de Escribiente de la Administración del Real Sitio de los baños de la Isabela, en el término municipal de Sacedón, Guadalajara y cerca del río Guadiel, aunque algunos datos de la información manejada para la elaboración de esta biografía dan lugar a pensar que algún empleo estuvo desempeñando en una administración de Correos.

Dos van a ser las circunstancias que marcan su vida en los próximos veintisiete meses: el Real Sitio de la Isabela y su reingreso en la Milicia Nacional para combatir al Carlismo y a la delincuencia que infestaban los caminos y ponían en peligro el orden público.

El Real Sitio de los Baños de la Isabela estaba enclavado en un pequeño valle, en la margen derecha del río Guadiela. Estaba formado por veintiséis manzanas de casas, siendo el total de estas cincuenta, entre las que se hallaban una que fue cuartel de la Guardia de Corps, dos que fueron utilizadas para caballerías e infantería, otra de oficios, otra destinada a la real servidumbre, una posada, dos pabellones en los que se situaba la tienda del lugar, una taberna, una carnicería y un horno de pan. También había dos fuentes, una escula de instrucción primaria para cuarenta y cuatro niños y otra para doce niñas. Añadir la iglesia parroquial de San Antonio de Padua.

Los edificios se hallaban distribuidos en doce calles rectas, tiradas a cordel y en dos plazas llamadas de la Constitución y Mayor. Todas las casas eran de una sola planta salvo el palacio, que lo era de dos. Vivían alrededor de trescientas personas repartidas en aproximadamente setenta y ocho familias.

Imagen

Real Sitio de la Isabela

En cuanto a la Guerra Carlista, tras la muerte de Fernando VII y su designación como reina a su hija Isabell II y regencia de su madre Dª. María Cristina, que abría la puerta al liberalismo y constitucionalismo, estos se vieron atacados por parte importante de fuerzas sociales de España, que creían necesario para el país la continuidad del absolutismo y en el rechazo mas absoluto de la Constitución, por lo que ante la nueva situación política que amanecía en España se agruparon en torno a Carlos, hermano del monarca fallecido, y apoyados en el Dios, Patria, Rey, muchos españoles se rebelaron contra el nuevo orden y dieron lugar a una larga guerra (1833 -1840) civil que asoló al país y a la sociedad.

Se sufrió sobre todo en los pueblos, y en la Alcarria de forma particular, donde la destrucción, la muerte y las desgracias se sucedieron de forma continuada y feroz.

De entre los alcarreños afiliados al partido de D. Carlos, mencionar a Alejandro Astudillo, natural de Millana y que en esos momentos era Secretario del Real Sitio de la Isabela, quien levantó un batallón titulado Voluntarios Realista y cuyas fechorías las llevaba a cabo principalmente por tierras del Guadiela y que el veintidós de Julio de 1834 realizó un pronunciamiento armado antimonarquía en el mismo Real Sitio en el que trabajaba. Poco después su partida era prácticamente disuelta al ser apresados casi todos sus componentes.

Las bandas de carlistas campaban a sus anchas por amplias zonas alcarreñas, sufriendo Sacedón y su comarca sus zarpazos a menudo, aparte de reclutar a jóvenes para su causa, saquear la tierra y mantener el constante ataque en los caminos, principalmente en el que iba de Sacedón a Brihuega y el de Huete a Buendía.

Otro famoso cabecilla carlista fue Vicente Batanero, natural de Sigüenza -¿pariente de D. Salvador?-, quien con su partida recorría la tierra en sus correrías llegando incluso hasta el Tajo.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

Mensaje por laguno »

En Septiembre del año de 1836, una columna carlista formada por unos cuatrocientos hombres armados y al mando de José Chamboret, atravesó el término municipal de Sacedón requisando todo lo que hallase en su camino, como el ganado, alistando jóvenes y fusilando a los que se oponían a sus pretensiones.

Así mismo, ese año también atravesó la provincia de Guadalajara, pasando cerca de Sacedón, un ejército al mando del General Gómez que marchaba con la pretensión de entrar en Madrid y ocuparla. El siete de Diciembre cruzaron el Guadiela y entraron en Sacedón y otras localidades, aunque en Sacedón tuvieron Gómez y sus hombres un buen recibimiento.

Imagen

Fachada de la iglasia de LA Isabela

Bueno, pues esta son las circunstancia en las que D. Salvador pasó a ocupar su puesto en el Real Sitio de la Isabela.

Una de las primeras cosas que hizo D. Salvador al poco de tomar posesión de su cargo y viendo el peligro en que se encontraba España con la acción de los carlistas fue solicita su ingreso en la Milicia el tres de abril de 1835, pidiendo, además, se le concediera en la clase de Teniente en las compañías movibles de la Milicia urbana de la Isabela y su entorno, dando para ello el aval de su adhesión a la Reina y su Gobierno y el haber sido Teniente de Granaderos en la Milicia Nacional en 1822 y luego del Ejército.


Cierto es el dicho de que las cosas de palacio van despacio, y en atención a ello su instancia no fue atendida hasta el siguiente siete de Junio y tras recibirse la propuesta del Comandante general de la provincia de nombramientos de Oficiales para la Milicia urbana del Real Sitio de fecha quince de Julio, el día veintidós de ese mes fueron nombrados D. Salvador el de Teniente y para D. Dionisio Franco el de Subteniente.

Una vez recibidos los nombramientos se procedió a la organización de dicho cuerpo, por lo cual se invitó a los colonos y empleados a que contribuyeran a uniformarse, no pidiéndoles más con motivo de sus escasos medios económicos, pero si su contribución. A esta invitación se sumaron con donativos aquellos empleados que por su edad o achaques habían sido exceptuados de servir en la Milicia. Desde luego hubo quien pudiendo se negó a ello aduciendo diversas razones, como los colonos más antiguos -que en algún caso le supuso la separación de su empleo o concesión en la colonia-, pero en general se pudo organizar, equipar y armar una Compañía, escasa pero con la suficiente capacidad, estando plenamente operativa para el treinta de Septiembre.

En vista de que las partidas carlistas realizaban incursiones cada vez más frecuentes y agresivas por toda la Alcarria y que la Isabela no se quedaba atrás en cuanto a foco de conspiraciones (el día primero de Agosto se sumarió a un confidente del cabecilla carlista Merino que había sido detenido con una carta, y con su captura que se había hecho en su captura un buen servicio a la cusa cristina, pues en ella se descubrió una conspiración que debía estallar al día siguiente junto a la Isabela, en la cual estaban complicados gentes de la Salceda.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

Mensaje por laguno »

El Gobernador del Real Sitio, que trabajaba para mantener el orden y evitar este tipo de acciones, envió en persecución de los individuos complicados a una partida de Tiradores con órdenes de localizar y abatirlos o al menos ponerlos en fuga, dándoles incluso permiso para allanar un convento en el que al parecer se escondían los conspiradores, armas y otros efecto, cosa que se logró. Es por lo que el mismo día primero de Octubre de ese año de 1835 empieza la actividad de la Milicia y reuniendo D. Salvador a su tropa les lanzó la siguiente arenga:

“Compañeros de armas. A nombre de la Reina nuestra Señora se me acaba de confiar el mando de esta benemérita Milicia, á la que me complazco pertenecer; no dudo de vuestra decisión, ni vosotros debéis dudar de la mía, pues conforme la tuve para batir á los enemigos de nuestras libertades en el punto que se me confió en la plaza Mayor de la capital del Reino el siete de Julio de 1822, siendo oficial de una de las compañías de aquella Milicia Nacional, espero con vuestra ayuda hacerlo también cuantas veces se presente la ocasión, no lo dudéis. Más para conseguir tan loable objeto se hace indispensable tengáis subordinación á vuestros gefes, que es el alma de la milicia, y con ello venceremos cuantos enemigos se declaren de nuestra libertad, y de los legítimos derechos de nuestra adorada Reina, siendo el primero que se ponga á los peligros para guiaros á la victoria vuestro Comandante. Viva la libertad, viva Isabel II, viva la Reina Gobernadora, viva la Milicia Nacional del Real Sitio de la Isabela”

A la par que desempeñaba sus funciones militares, realizaba con celo las propias de su cargo en la Administración del Real Sitio, realizándolo tan a satisfacción de sus superiores que recibió el cargo de Administrador patrimonial y Gobernador interino de aquel Real Sitio, aunque por motivos que desconocemos pidió el veintitrés de Octubre de 1836 se le repusiera en su anterior destino como Interventor de Correos en la ciudad de Cuenca e interino de la de Sigüenza, para lo cual recurrió a la Reina enviando un memorial detallando los servicios y méritos contraídos a lo largo de su ya dilatada carrera al servicio del Estado.

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Plano del Real Sitio de La Isabela

No obstante esto, sus servicios en la Milicia no cesaron y ascendido ya a Capitán Comandante de ese Cuerpo entre fines de Noviembre y primeros de Diciembre realizó la siguiente acción junto a los hombres a su mando, pero dejemos que sea él quien nos la cuente en carta que envía el trece de Diciembre al Administrador interino del Real Sitio:

"Excmo. Sr.

A mi regreso al Real Sitio de la persecución que ha sufrido una partida que se presentó una legua de esta población de unos cien hombres de la facción del rebelde Gómez, que sin duda iban dispersos; salí con el destacamento y unos cuantos nacionales, que todos éramos unos treinta y cinco hombres y ha pesar de nuestra poca fuerza los he perseguido hasta meterlos en Aragón, sin querer aguardarnos en ningún punto y hubiera seguido mas persecución sino hubiera conocido la falta que hacía en este punto por estar inundado este país de dispersos, se han cogido sus facciones que dicen ser de la de Gómez, pero como ha sido también batido y dispersado el cabecilla Cabrera y reuniéndosele a su paso de estas poblaciones una porción de miserables, estos han vuelto y se hallan dispersos en los montes y según las partidas de las Juntas no será extraño se reúna esta canalla, pero con la poca fuerza que tengo estoy pronto a marchar donde sea más necesario, impedir cualquiera reunión y desbaratar sus planes....."
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Bien, pues a la vuelta de esas acciones de campaña encuentra que ha recibido contestación positiva a su petición de destino a la Administración de Correos de Cuenca o Sigüenza, notificándosele que será la de esta última. En la misma carta anterior, expresa sus gracias por tal merced y su predisposición a seguir velando por el Trono y por la Patria, a la vez que propone para su sustitución como Administrador Patrimonial y Gobernador interino del Real Sitio a D. José Cid. Pero dejemos que sea el quien nos lo cuente:


"...Me encuentro en el último correo con la Real orden, comunicado por el Excmo. Sr. Dor. Gral. de Correos, en la que S. M. me honra con la Admon. de Correos de Sigüenza: sensible me es Excmo. Sr. separarme del servicio de la Real Casa, pero mi carrera desde el año 23, era aquella y espero prosperar por mi antigüedad, en dho. ramo, pero tanto en este punto como en el que se me ha conferido estoy pronto [a] sacrificar hasta mi existencia a favor de mi Reina y Patria; por cuyo motivo he de merecer de V. E. me diga á quien hago entrega de esta Admon. para marchar a mi nuevo destino ó si V. E. lo tuviese á bien, á quien siempre á quedado cuando he estado en algunas espediciones, por ser sugeto de probidad, como podrá informar D. Angel Rull, este es el Empleado D. Jose Cid, de los mas antiguos de este Real Sitio, ó V. E. determinará lo que crea mas oportuno.
Dios guarde a V. E. ms. as. Isabela 13 Diciembre 1836.

Salvador Batanero Agüero


Sus recomendaciones surtieron efecto y el siguiente veintiuno de Diciembre se aprueba el nombramiento como Gobernador interino del Real Sitio a D. José Cid, quien tomó el cargo a finales del siguiente mes de Enero.

Contento con su suerte, antes de dejar el puesto y deseoso de que se le reconocieran de forma oficial y mediante documento firmado que la Reina -es decir, en este caso el Estado- reconociese su satisfacción por los servicios prestados y si podía ser gratificado económicamente por ello, y animado por este objetivo escribe carta a la Reina, carta que dice lo siguiente:

"Señora:

D. Salvador Batanero y Agüero, Oficial de la Administración Patrimonial del Real Sitio de la Isabela y Administrador interino del mismo, P. A. L. R. P. de V. M. con toda sumisión y respeto espone: que habiendo sido agraciado con la de Correos de Sigüenza á donde tiene que presentarse ha tomado posesión de ella y deseoso de hacer entrega á su sucesor de la que obtiene y rendir las cuentas con la puntualidad que le es propia, correspondiendo a la confianza con que V. M. le ha dignado que...[ilegible]...á pesar de haber estado dos meses con las armas en la mano y sorprendiéndole la facción de Cabrera el veintitrés de Noviembre, ha podido salvar los intereses de V. M. y Nacionales de aquel Sitio aunque á riesgo de su vida perdiendo el esponente bastantes de los suyos como es público, por lo que

Á V. : suplica rendidamente se digne declararle gratos sus servicios y mande que en compensación de los mayores gastos que ha tenido se le de alguna cantidad como se acostumbra hacer en tales casos y acaba de conceder V. M. al Peón interino de los jardines y huertos del mismo Sitio.

Dios guarde la importante vida de V. M. dilatados años para bien de la Patria.

Isabela 16 de Enero de 1837
Señora

P. A L. R. P. de V. M.

Salvador Batanero Agüero"
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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Su petición tuvo efecto en lo que se refiera al reconocimiento de la satisfacción por los servicios prestados a la Real Casa, haciéndole acreedor de recomendación, pero no en lo referente a la retribución económica, de modo que el Contador de la Real Casa notifica el veintiocho de Febrero a D. Salvador la resolución adoptada referente a su petición, que dice lo siguiente:

"Mayordomía Mayor de S. M. Palacio 28 de Febrero de 1837

Sr. D. Salvador Batanero y Agüero. Sigüenza.

Elevada á conocimiento de S. M. la Reina Gobernadora la instancia de V. fha. dieciseis de Enero ultimo en solicitud de que se sirviese S. M. declarara que le han sido gratos sus servicios durante el tiempo que ha desempeñado interinamente la Admon. de la Isabela y mandar que en recompensa de los mayores gastas que ha tenido que hacer se le diese alguna gratificación, se ha servido resolver S. M,. enterada de ello y de lo informado por la Contaduría general de la Real Casa, diga á V. de su real orden como lo ejecuto que le han sido gratos los servicios estraordinarios prestados por V. en aquella Admon. y que en cuanto al segundo estremo de su solicitud, siendo una carga de todos los empleados las sustituciones en los destinos, no esta en el caso de causar un ejemplar accediendo á lo que V. pide..."


Suponemos que esa respuesta la esperaría, por lo cual creemos que el motivo principal de la petición de D. Salvador fue la obtención del documento en el que se reconocía la satisfacción por sus servicios, lo que además suponía una recomendación allá donde fuese.

No sabemos qué ocurrió durante el periodo de tiempo transcurrido entre 1837 y 1841, pero dadas las turbulencias políticas de aquellos años, no es de extrañar que hubiese tenido problemas con su puesto de trabajo, puede que incluso fuese desplazado de el por algún motivo partidista, y esto lo decimos en base a que en 1841 le vemos de Administrador subalterno de planta fija en la Administración de Correos en la ciudad de Sigüenza, pero como repuesto en ésta por la Junta de Gobierno y nombrado por el Ministerio de la Gobernación en primero de Enero de 1841, es decir, que en algún momento fue movido de su plaza y ahora, por el motivo que fuese era repuesto.

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Escudo de Valdeolivas, su pueblo

Lo que si parece es que se dedicó a comprar fincas en los alrededores de Sigüenza. A este respecto, no es aventurado decir que fue D. Salvador un inversor en bienes inmuebles y en deuda pública. Sabemos que había invertido su dinero en comprar las siguientes fincas:

1- a través del intermediario D. Manuel de la Peña una heredad de cuatro celemines en el término de Barbatona, procedente del convento de monjas de Santiago de Sigüenza, por ciento sesenta reales,

2- a través del mismo intermediario, compra otra heredad de tres fanegas en los Perales de la Solana.

3- compra de tres heredades: una de dos fanegas en la Solana de Ombro, pueblo de Alboreca, por cuatrocientos reales; otra de una fanega en la Cerrada de Borrenguillos por doscientos veinte reales y otra de una fanega en Los Palomares por mil doscientos cinco reales.

4- otra de una fanega en Las Zarcillas por doscientos quince reales; otra de seis celemines en Las Llaves por ciento ocho reales.

5- otra de tres celemines en Las Llaves por cincuenta reales, procedente de las Capellanías de San Valerio, en la capilla de la Concepción de Sigüenza; otra de una fanega en el mismo paraje de una fanega por doscientos quince reales y procedente de las memorias fundadas en la capilla de la Concepción de Sigüenza y otra Los Áneles del Arroyo Sancho de nueve celemines por ciento sesenta reales y procedente de Nuestra Señora de la Salve la Mayor de Sigüenza.

6- Invirtió en Deuda Pública, referida a la Deuda del Personal.

7- en la sesión organizada el diez de Octubre de 1860 por la Junta Superior de Ventas de Bienes Nacionales compra un horno de pan cocer de los propios de Jodra de Pinar en segunda subasta por mil setenta reales.

Desde luego y por los lugares donde se hallaban las tierras compradas parece claro que desde 1841 residía en Sigüenza, pero por si hubiera dudas, tenemos el dato de que en 1850 es suscriptor de un libro y que lo recibía en esa localidad como tal suscriptor y residente en Sigüenza.

Además, aparece como elector en las elecciónes de un diputado a Cortes por el distrito de Sigüenza que se llevaron a cabo entre el treinta y uno de Diciembre de 1854 y el uno y dos de Enero siguiente.

Y aquí acaba la historia de D. Salvador Batanero Agüero, un hombre que desde su juventud luchó por la libertad y no cejó en su empeño en que se le reconocieran sus méritos y derechos. Lo que nos quedamos sin saber es si obtuvo la Cruz de San Fernando.
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

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FUENTES DOCUMENTALES

1- Para su vida militar en el Ejército Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-COLECCIONES, 12, N. 958
2- Estado Militar de España: 1808, p. 105; 1816, p. 55; 1819, p. 67
3- Gazeta de la Regencia de España e Indias. Nºs. 54 y 56 de 10 y 14 de agosto de 1810
4- Gazeta de México, 28-9-1811, ps. 879 a 882
5- Diario de Madrid: 11-6-1820, p. 1; 27-12-1820, p. 4; 9-10-1821, p. 2
6- Gran Enciclopedia Ilustrada. Tomo 12, p. 7865. Espasa Calpe. Madrid 2004
7- El Eco del Comercio. 2-10-1835, p.3
8- Revista Blanco y Negro, 8-7-1899, p. 13
9-Decretos y resoluciones de la Junta provisional, regencia del reino y ps. expedidos por su Majestad desde que fue libre del tiránico poder revolucionario. Tomo 7, ps. 128, 129 y 248. MARTÍN DE BALMASEDA; Fermín. Madrid 1824
10- La Gaceta de Madrid, 27-12-1823, p. 487
11- Archivo General de Palacio AGP, PER 3468, EXP 11
12- Diccionario histórico, geográfico, estadístico de España y sus posesiones en América. Tomo 9, ps. 454 y 455. MADOZ, Pascual. Madrid 1847
13- Historia de Sacedón: patrimonio y costumbres. ps. 99 y 100. MERCADO BLANCO, Jesús, MOYA BENITO, Mª. Jesús, HERRERA CASADO, Antonio. AACHE Ediciones de Guadalajara, 2003
14- El Eco del Comercio: 5-8-1835, p. 3; 2-10-1835, p. 3; 2-1-1841, p. 1
15- Boletín Oficial de Segovia: 21-3-1840, p. 1; 26-6-1843, p. 2
16- Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara: 23-6-1843, p. 4; 26-6-1843, ps. 1, 2 y 3; 28-6-1843, ps. 2, 3
y 4; 26-2-1855, p. 2; 12-11-1860, p. 2
17- Diario de avisos de Madrid, 9-12-1857, p. 1

Imágenes:

- el escudo de Sigüenza, del libro Trofeo Heroico. Armas, emblemas y blasones de las provincias españolas y principales ciudades y villas de España. Lámina 21. PIFERRER, Francisco. Madrid, 1860.

- la Cruz de Distinción al Ejército de Extremadura, del trabajo Recompensas militares en la Guerra de la Independencia en Extremadura. Actas de las Jornadas de Historia de las Vegas Altas: la Batalla de Medellín. Páginas 325 - 335, lámina anexa 2. PRIETO BARRIO, Antonio. Medellín - Don Benito, Sociedad Extremeña de Historia Excmos. Ayuntamientos de Medellín y Don Benito, 2009.

- las del combate entre milicianos y tropa, el botón, de la Isabela y el escudo de Valdeolivas extraídas de internet

- la de los miembros de la Milicia Nacional, de la biblioteca del Depósito General Topográfico de Ingenieros del Ejército.

Si alguien está interesado en saber un poco más del Real Sitio de la Isabela, puede ver un inventario del patrimonio mueble e inmueble en

Archivo Histórico Nacional,DIVERSOS-TITULOS_FAMILIAS,3529,L.75, imágenes de la 49 a la 74
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Schweijk
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

Mensaje por Schweijk »

Una vida y un recorrido por las tres primeras décadas de nuestro siglo XIX. Gracias Iaguno.
"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".

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laguno
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Re: UN MILICIANO DEL SIGLO XIX

Mensaje por laguno »

Gracias Schweijk, me encanta nuestra historia.

Saludos
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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