2º TENIENTE ABELARDO MARTÍN DE LA MONJA. MUERTE EN FILIPINAS

"Personajes" que han dejado o pretendido dejar huella en la Historia siempre dentro de un contexto militar.

Moderador: Hans Joachim Marseille

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laguno
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2º TENIENTE ABELARDO MARTÍN DE LA MONJA. MUERTE EN FILIPINAS

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Don Abelardo Martín de la Monja era descendiente directo -tataranieto- del héroe antequerano y gloria de la Patria española, el Capitán de la 5ª Compañía del primer Batallón del Regimiento de Infantería de Málaga D. Vicente Moreno Baptista, asesinado en Granada por los franceses en Agosto de 1810 por defender a España, al Rey y al Pueblo.

Nació nuestro Abelardo en la ciudad de Granada, el diez de Julio de 1877(1), siendo bautizado el siguiente día dieciséis en la iglesia parroquial de San Matías de esa ciudad y era hijo del Capitán de Caballería retirado D. Antonio Martín Catalán, poseedor de la Placa de San Hermenegildo (2), y que el primero de Septiembre de 1890 pasó a situación de retirado con residencia en Madrid (3), falleciendo el quince de Junio del año de 1896.

Fue su madre Dª. Aurora de la Monja Moreno, bisnieta del héroe antequerano (4), quien en la mañana del ocho de Febrero de 1909 fue recibida junto con dos de sus hijas, Blanca y Aurora, por la Reina María Cristina, que la atendió con mucha amabilidad y deferencia. También participó Dª. Aurora en los actos organizados en Antequera con motivo del centenario de la muerte de su egregio bisabuelo, acompañada de sus hijas y de un sobrino del Capitán Moreno, D. José Moreno Sánchez (5)

Desconocemos todo sobre su infancia y adolescencia, aunque si sabemos que desde 1888 hasta 1894, estuvo cursando sus estudios en el colegio de San Fernando de Madrid, de donde salió para preparar las pruebas de acceso a la Academia de Infantería y posteriores estudios en ella una vez admitido. (6)

Aunque no sabemos el motivo, si sabemos también que la familia de Abelardo debía tener algún tipo de relación con S. M. la Reina Regente doña María Cristina, pues dicha Señora la ahijó y le costeó la carrera militar (7), de la misma manera que intervino para que a su hermana Aurora la admitieran en el colegio de Santa Isabel de Madrid, recomendándola para su ingreso (8) Esta Aurora acabó siendo Maestra nacional.

Así pues, el joven Abelardo se prepara para las pruebas de admisión en la Academia de Infantería, pruebas que supera con éxito el 14 de Agosto (9), pasando a sentar plaza como alumno el día 28 de Agosto siguiente, en virtud de Real Orden de 14 del mismo mes, procurando desde el principio aprovechar al máximo el tiempo aplicándose en los estudios.

El día 5 de julio de 1895 es designado, junto a otros compañeros Cadetes, , para ocupar una vacante de pensión de segunda categoría en la Academia, percibiendo 1,50 ptas. (10)

Permaneció como alumno de la academia hasta fin de Febrero de 1896, cuando habiendo terminado con aprovechamiento sus estudios, correspondientes al plan de enseñanza de cursos abreviados, obtuvo el empleo de Segundo Teniente del arma de Infantería por Real Orden de 21 de ese mes de Febrero y con la antigüedad de dicho día, siendo de inmediato destinado al Regimiento de Infantería de Saboya Nº 6, al cual se incorporó en Madrid, donde permaneció prestando el servicio de su clase, familiarizándose con los procedimientos militares y a tratar con la tropa. Acababa de comenzar su aventura militar.

En Madrid se hallaba hasta que en fin de Diciembre siguiente, recibe la noticia de causar baja en ese Regimiento, pues por Real Decreto del nueve anterior es destinado al Batallón de Cazadores Expedicionario para Filipinas Nº 15, adscrito a la segunda Brigada al mando del General Don José Marina Vega, trasladándose de inmediato a Barcelona, donde sin dilación embarcó en el vapor Montevideo con destino a aquel archipiélago asiático.

Llega el barco al archipiélago filipino, entrando en el puerto de Manila el dieciséis de Enero, desembarcando y quedando en situación de campaña a la espera de órdenes de marcha, la cual llegó comunicando que deberían las tropas llegadas de la Península ponerse en marcha para la localidad de Cabuyao, en la provincia de La Laguna, el siguiente siete de Febrero, lo que se verificó de inmediato, quedando nada más llegar a dicho punto prestando el servicio de campaña.

El diecisiete de Febrero y por orden recibida, se pone el Batallón en movimiento, encaminando sus pasos en dirección Montyng Ylo, en Santo Domingo, llegando a dicha localidad sobre las siete de la tarde de ese mismo día, habiendo conseguido las tropas nacionales desalojar al enemigo que se hallaba atrincherado en las inmediaciones del camino que siguieron nuestros hombres.

Imagen

Zona donde actuó Don Abelardo Martín de la Monja, al sur de Cavite, entre Imús y Noveleta

A la mañana siguiente se puso en marcha el Batallón, uniéndose a la Brigada que mandaba el General Marina, con el fin de tomar parte en el asedio y asalto del pueblo de Silang, casa que se verificó con éxito a las diez de la mañana del día diecinueve, quedando nuestras tropas acampadas en las inmediaciones, prestando el servicio de avanzada hasta el siguiente día veinticuatro, que partió el Batallón junto con la Brigada del General Marina en dirección al monte Ybar, lugar donde sostuvo un nutrido fuego con los rebeldes filipinos allí apostados que habían pretendido rebasar la línea establecida por las tropas nacionales en aquel sector, consiguiendo batirlos y ponerlos en fuga.

Sin apenas descansar, a las seis de la mañana del día siguiente -veinticinco de Febrero-, partió el batallón con dirección a Das Mariñas, a treinta quilómetros de Manila, sosteniendo en aquel punto un durísimo combate contra los rebeldes allí establecidos, pero tras varias horas de intenso fuego fueron desalojados de sus posiciones, estableciendo nuestras tropas allí el campamento, lugar en el que permanecieron hasta el día seis de Marzo, que tras desayunar y recoger emprendieron la marcha hacia Salitrán, cerca de Das Mariñas, donde el Batallón de Abelardo estuvo operando y donde se consiguió batir al enemigo allí parapetado, desalojándolo y ocupando los nuestro esas posiciones y estableciendo allí el campamento.

El siguiente día nueve, partieron nuestras tropas a las tres de la tarde con la Brigada a la presa de San Nicolás, haciendo noche en un bosque que próximo se hallaba. Al día siguiente, bien temprano, continuaron la marcha hasta llegar a situarse a unos quinientos metros de la presa, defendida por elementos rebeldes que allí se hallaban atrincherados, pero haciendo gala una vez más nuestros hombres de valor y arrojo, se lanzaron decididamente a tomarla, lo que se consiguió. Tras ocupar las trincheras y limpiar la zona, acamparon, que dando en servicio de avanzada.

El siguiente once prosigue la marcha sin descanso, hasta que llegaron al fuerte de Zapote y acampan en sus inmediaciones hasta el día veintitrés, que partió la columna en dirección a Ymus, donde tras un vivo tiroteo y demostraciones de valor por parte de las tropas nacionales se consigue asaltar las trincheras y desalojar a los rebeldes de sus posiciones, quedando dueños del campo y estableciendo allí mismo el campamento.


"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: 2º TENIENTE ABELARDO MARTÍN DE LA MONJA. MUERTE EN FILIP

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No se relajan Abelardo y sus compañeros, pues el veinticinco por la mañana, después de haber marchado sin descanso, tomaron otra trinchera, tras lo cual procedieron al asalto de Ymus, donde quedaron pernoctaron, para al día siguiente, con las primeras luces del día, partir hacia el pueblo de Bacaor, donde acamparon.

Desde Bacaor, partieron el día treinta y uno en orden de marcha con destino el pueblo o barrio de Banibá, quedando acampados en las llanuras que allí había, pues teníase al enemigo a la vista y se pretendía batirlo a primeras horas de la jornada siguiente, primero de Abril de 1897.

Efectivamente, todavía no estaba el sol asomando su corona, cuando desde el campamento y con el objetivo de la toma de Cavite, avanzaron Abelardo y los suyos, formando parte de la Compañía de vanguardia, dispuso su Capitán que la Sección de Abelardo se situase en primera línea. A pesar del nutridísimo fuego de los rebeldes, los cuales, en número muy superior, les hacían frente desde unos ochocientos metros muy bien atrincherados y en una posición muy ventajosa, lo cual no detuvo a Abelardo, quien con sus hombres continuó avanzando en tan difícil situación, manteniendo la total serenidad y control de la situación, hasta que cuando ya se hallaban a unos sesenta metros de las trincheras rebeldes, el fuego enemigo hizo diana en el cuerpo de nuestro Abelardo, pero despreciando su vida y anteponiendo el deber, continuó avanzando hasta que la rápida pérdida de sangre dio con el en el suelo, siendo recogido su cuerpo entre la lluvia de balas por el Soldado Rodríguez Duque, quien lo trasladó a la ambulancia, donde acabó muriendo el joven Oficial al poco rato de las heridas recibidas. Ocurría esto en las inmediaciones de Noveleta.

Murió como solo lo sabe hacer un español en el campo de batalla: con arrojo y valor. Suponemos que fue enterrado en aquel sitio, dejando un triste recuerdo entre sus Superiores, compañeros y subordinados. Las operaciones militares continuaron, pero eso ya no forma parte de esta biografía.

Imagen

Escudo de las provincias de ultramar españolas

Por informaciones, sabemos que en la capilla del Colegio de San Fernando de Madrid, donde estudió seis años, se ofició una misa de réquiem por el eterno descanso de su alma. (11)

De conformidad con lo expuesto por el Consejo Supremo de Guerra y Marina el 25 de Mayo de 1899, el catorce de Junio de 1899 se le concede a su madre, Dª. Aurora, viuda, la pensión de 821, 25 ptas. anuales que pasaría a cobrar a partir del veinticuatro de Diciembre de 1897, dejando a partir de ese día de percibir las 625 pesetas al año que percibía como viuda de Oficial del Ejército. (12) Un alivio dado que era el único dinero que percibía para vivir. Ignoramos si poseía alguna propiedad
Como recompensa a sus servicios por la Patria, se le concede el diecinueve de Julio de 1898 la Cruz del Mérito Militar de primera clase. Este es el documento que da fe de ello:

DON ALFONSO XIII
POR LA GRACIA DE DIOS REY CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA, Y EN SU NOMBRE
Y DURANTE SU MENOR EDAD LA REINA REGENTE DEL REINO:

POR CUANTO en observancia de la establecido en el Real decreto de tres de agosto de mil ochocientos sesenta y cuatro, instituyendo la Orden del Mérito Militar, y en atención al comportamiento observado por Don Abelardo Martín de la Monja segundo Teniente de Ynfantería en la tomo de Presa del Molino el diez de Marzo del año prosimo pasado;

Vine por MI resolución de veinticuatro de Julio siguiente en concederle la Cruz de primera clase de la referida Orden, con el uso del distintivo señalado para la recompensa de servicios de guerra.

POR TANTO, mando á los Capitanes y Comandantes generales, Gobernadores Militares, Oficiales y soldados de los Ejércitos de mar y tierra, Tribunales, Justicias y demás autoridades, así civiles como militares, y á cualesquiera otras personas de todas clases, fueros y condiciones, que le hayan y tengan por Caballero de primera clase de la Orden del Mérito Militar, guardándole todas las distinciones y prerrogativas que le deben ser guardadas; y que se tome razón de esta cédula en las oficinas de la Administración Militar. Y para que se cumpla y ejecute todo lo referido, mando expedir la presente cédula firmada y con el sello correspondiente y refrendada por el Ministro de la Guerra

Dada en Palacio á diez y nueve de Julio de mil ochocientos noventa y ocho
Yo la Reina Regente

Miguel Correa

V. M. nombra Caballero de primera clase de la Orden del Merito Militar á Don Abelardo Martin de la Monja, segundo Teniente de Ynfanteria


Como se puede comprender, grande fue la pena de su madre y hermanas tras conocer tan trágica noticia, pero ello no fue óbice para que aquella iniciase los procedimientos necesarios para que a su hijo se le concediera la Cruz de San Fernando, pero tras realizado el juicio contradictorio, consideró el Consejo Supremo de Guerra y Marina que su acción no quedaba comprendida en los supuestos que marcaba la ley, de modo que el veintisiete de Diciembre de 1901 se desestimó su petición.

Ya se había barruntado Doña Aurora que lo de la Cruz de San Fernando iba a ser muy difícil, de modo que dispuesta a que la muerte de su hijo en defensa de los intereses de la Patria no quedaran sin premio, ni corta ni perezosa escribió carta a S. M. la Reina Regente Doña María Cristina, a quien unía cierta relación, por la cual le solicitaba se dignase concederle la cruz de María Cristina. Esta es la carta que escribió el catorce de Diciembre de 1901:

Señora

Doña Aurora de la Monja y Moreno, de estado viuda, domiciliada en esta Corte, calle de Alcalá ciento trece, piso primero izquierda, con cédula personal de novena clase, número veintiocho mil seiscientos seis, expedida en veintisiete de Junio último, y madre del segundo Teniente que fue del Batallón Expedicionario número quince Don Abelardo Martín de la Monja, á V. M. con el debido respeto expone:

Que su citado hijo embarcó para las Islas Filipinas en quince de Diciembre de mil ochocientos noventa y seis, cobrando sueldo de primer Teniente, según en aquella fecha estaba dispuesto por la ley. Al desembarcar en Manila fue destinado su Batallón á operaciones de campaña con la División mandada por el Excmo. Señor General Don José Lachambre y Brigada del Excmo. Señor General Marina, la cual iba siempre á la vanguardia; asistió a las acciones de Monte-ibo, Silang y Pérez Dasmariñas, en este último punto con su compañía recorrió el pueblo persiguiendo al enemigo y al que hicieron numerosas bajas; siguió después a Salitrán y Lomas de San Nicolás en donde con su Compañía asisió a la toma de una trinchera, la cual fue tomada al enemigo a la voz de ¡a la bayoneta, ánimo Cazadores! Y al grito de ¡viva España! Dado por su Capitán, todos subieron á la trinchera desalojando de ella al enemigo; continuó después operando en Ymús, Río Zapote y, Noveleta donde falleció heróicamente al ir á tomar otra trinchera al enemigo el día primero de Abril de mil ochocientos noventa y siete. No se le ha concedido por estos hechos de armas mas que una Cruz roja del Mérito Militar sencilla. Por lo que,

A V. M. suplica en virtud de los hechos mencionados, se digne conceder al mencionado hijo de la recurrente Don Abelardo Martín de la Monja, la Cruz de María Cristina correspondiente al empleo de Capitán (toda vez que como queda dicho cobraba sueldo de primer Teniente), por una de las acciones anteriores á la fecha de la de Noveleta, con el fin de que sean recompensados los buenos servicios que prestó á su querida Patria.

Gracia que espera alcanzar del bondadoso corazón de V. M., cuya vida guarde Dios muchos años.

Madrid catorce de Diciembre de mil novecientos uno.

Señora,

A. L. R. P. de V. M.
Aurora de la monja y Moreno
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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Re: 2º TENIENTE ABELARDO MARTÍN DE LA MONJA. MUERTE EN FILIP

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Bueno, ni que decir tiene que esta carta surtió su efecto, pues el tres de Abril de 1902 se le concede, lo cual podemos leer en el siguiente documento:

DON ALFONSO XIII
POR LA GRACIA DE DIOS REY CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA, Y EN SU NOMBRE
Y DURANTE SU MENOR EDAD LA REINA REGENTE DEL REINO:

POR CUANTO en observancia de la establecido en el Real decreto de treinta de enero de mil ochocientos noventa, instituyendo la Orden Militar de María Cristina, y en atención á los servicios de campaña prestados en Filipinas desde el once al veinticuatro de marzo de mil ochocientos noventa y siete por Don Abelardo Martín de la Monja segundo Teniente de Ynfantería fallecido y muy especialmente por su comportamiento en la toma de Ymus, ocurrida el dia veinticinco de marzo citado.

Vine por Mi resolución de trece de febrero del año actual en concederle la Cruz de primera clase de dicha Orden, pensionada con la diferencia entre el sueldo de su empleo y el de primer Teniente según determina el artículo séptimo del vigente reglamento.

POR TANTO, mando á los Capitanes y Comandantes generales, Gobernadores Militares, Oficiales y soldados de los Ejércitos de mar y tierra, Tribunales, Justicias y demás autoridades, así civiles como militares, y á cualesquiera otras personas de todas clases, fueros y condiciones, que le hayan y tengan por Caballero de primera clase de la Orden del Mérito Militar, guardándole todas las distinciones y prerrogativas que le deben ser guardadas; y que se tome razón de esta cédula en las oficinas de la Administración Militar. Y para que se cumpla y ejecute todo lo referido, mando expedir la presente cédula firmada y con el sello correspondiente y refrendada por el Ministro de la Guerra

Dada en Palacio á tres de Abril de mil novecientos dos
Yo la Reina Regente

V. M. nombra Caballero de primera clase de la Orden Militar de María Cristina á Don Abelardo Martín de la Monja, segundo Teniente de Ynfantería fallecido.

Registrado al nº 1644

Cúmplase lo que mandado por S. M.

Madris 29 Abril 1902

Antº Malli


Bien, por fin ha conseguido que a su hijo se le reconozcan los méritos contraídos por amor a la Patria, pero la realidad se impone y la necesidad de vivir cada día en unas condiciones que ella considera decorosas para su posición, la llevan a pedir que se le mejore la pensión que percibe por Abelardo, fundándose en que se le concedió la Cruz de María Cristina de primera clase, pero la Administración, lamentablemente, deniega su petición. (13)

Genealogía del joven Abelardo:

1- Juan Moreno Márquez, hijo de Estanislao Moreno Texada y de Águeda Márquez Romero
+ casados en Antequera el 1-10-1770
Petronila Baptista Ruiz, hija de Cristóbal Baptista Vázquez y de Ana Ruiz Carbonero
I
I
V
2- Vicente Moreno Baptista, hijo de Juan Moreno y de Petronila Baptista
+ casados en Málaga el 9-12-1800
Teresa Velasco García, hija de José Velasco y de Gerónimo García
I
I
V
3- Juan Moreno Velasco, hijo de Vicente Moreno y de Teresa Velasco
+ casados en Málaga
Francisca de Suárez
I
I
V
4- Manuel de la Monja de los Reyes, hijo de Juan de la Monja y de Apolonia de los Reyes
+ casados en Málaga el 6-12-1847
Rosario Moreno Suárez, hija de Juan Moreno y de Francisca Suárez
I
I
V
5- Antonio Martín Catalán, hijo de Manuel Martín y de Manuela Catalán
+ casados en Málaga el 30-4-1870
María Aurora de la Monja Moreno, hija de Manuel de la Monja y de Rosario Moreno
I
I
V
6- Abelardo Martin de la Monja, hijo de Antonio Martín Catalán y de María Aurora de la Monja (el fue Capitán de Caballería)


Fuentes Documentales

1- Hoja de Servicios Militares. AGMS, Sección 1ª, Legajo 946M, Exp. 18
2- El Correo Militar, 3-6-1887, pág. 2
3- Diario Of. del Mº. de la Guerra, 3-9-1890, pág.
4- Inmolación del Capitán D. Vicente Moreno, García Pérez, A. pág. 39
5- La correspondencia Militar, 8-2-1909, pág. 3 y La Unión Ilustrada, 21-8-1910, págs. 15, 18, 19 y 22
6- El Correo Militar, 5 - 4 - 1897, pág. 3
7- El Correo Militar, 3 - 4 - 1897, pág. 1
8- Patrimonio Nacional, PERSONAL, CAJA 7304 EXP.1
9- Diario Of. del Mº de la Guerra, 15 - 8 - 1894, págs. 480 y 482
10- Diario Of. del Mº de la Guerra, 7 - 7 - 1895, pág. 74
11- El Correo Militar, 5 - 4 - 1897, pág. 3
12- Diario Of. del Mº de la Guerra, 16 - 6 - 1899, pág. 1039
13- Diario Of. del Mº de la Guerra, 5 - 6 - 1902, pág. 951
- http://1898.mforos.com/1026830/5302766- ... de-cavite/

- La Guerra Olvidada de Filipinas 1896-1898

- El escudo de Filipinas: Trofeo heroico. Armas, emblemas y blasones de las provincias y principales ciudades y villas de España. PIFERRER, Francisco. Lámina 22. Madrid, 1860.
"...como jueces de la competición están los dioses, que, naturalmente, se pondrán de nuestra parte, ya que nuestros enemigos han jurado en falso sobre ellos, mientras que nosotros, teniendo ante nuestros ojos tanta abundancia de posesiones, nos hemos mantenido firmemente apartados de ellas en virtud de nuestro juramento a los dioses" Jenofonte - Anábasis.
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