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La defensa de Leningrado

Publicado: 06 Sep 2006
por Zaidor
Hola Foro:

Ya que lo que yo conosco un poquito más es sobre este aspecto pues lo pongo como Tema Paralelo al de Avance hacia Leningrado ya habierto anteriormente, pero cuyo autor no esta presente.

Espero les resulte de su agrado y podamos discutor cualquier dato, cuestión etc, que sea puesto en el con el único fin de encontrar la verdad de la historia.

Saludos.


-¡Informe! -ordenó Zhukov al Jefe del Estado Mayor del Frente

Fué aquel un informe triste y duro. Las unidades del 42 Ejercito recién formado, que enlazaban con el 55 Ejercito defendiendo Leningrado por el sur, después de extenuadores combates habían abandonado Krasnogvardeisk, replegándose a la línea defensiva de Púlkovo. De este modo, en la dirección sur el Ejercito Aleman se había acercado casi de lleno a Leningrado, entablando combates ofensivos en las laderas suroeste de las alturas de Púlkovo. La situación se complicaba por que el grueso de las fuerzas en este sector eran unidades de Milicias Populares. En su auxilio fue trasladada precipitadamente a Uritsk la 21 División de tropas del NKVD. Pero eso era insufuciente a todas luces.

Así pues, en el sur contados kilómetros separaban a los alemanes de Leningrado. En el noroeste acometían hacia Petergof y Strelna. En el norte, atravesando todo el istmo de Carelia,pendía sobre Leningrado el frente del Ejército Finlandés. En el oeste los alemanes ocupaban ya todas las repúblicas del Báltico. En el este sólo a través del lago Ladoga tanía aún comunicación Leningrado con el restante território Soviético, al que desde hacía varios días en la ciudad habían comenzado a llamar "La Gran Tierra".

Pero también en el Ladoga solamente la orilla meridional del lago -en el transcurso de unos 90 Km poco más ó menos- no había sido ocupado aún por los alemanes. De hecho, los alemanes, que tenían superioridad en aviación, controlaban casi todo el lago Ladoga y la mayor parte del territorio ribereño.

Este era el escenario trágico cuando Zhukov pasó a asumir la defensa de Leningrado, frente a las tropas de Von Leeb

La defensa de Leningrado

Publicado: 08 Sep 2006
por Zaidor
El 5 de septiembre por la mañana no despertó a Hitler su ayuda de cámara, el sturmbannführer SS Heinz Linge, que lo hacía siempre, sino Martin Bormann, secretario particular del führer y jefe de la cancillería del partido. Y lo despertó no a las 10 de la mañana, como solia hacerlo Linge, sino una hora antes.

Los allegados de Hitler sabian bien que padecía de insomnio, que le costaba dormirse y estimaba mucho el sieño matutino. Por eso cuando Bormann anunció a Heinz Linge que hiba a despertar a Hitler, a los pocos minutos lo sabían todos los habitantes del bunker.

Bien mirado, este hecho no debía interpretarse en el Cuartel General como un suceso extraordinario. Pero cualquier acto de Bormann suscitaba recelosa atención.

A quienes no conocían de cerca a este hombre podía parecerles que era tan sólo un funcionario del partido, modesto y fiel al führer, indiferente a los cargos y recompensas. Pero pasarán los años y los proyectos generales del III Reich y los ex funcionarios nazis, tratando de justificarse, dirán que Bormann, que escapó a la soga en Nuremberg, era el genio malvado del führer.

Este hombre fornido de toscas facciones, que en el pasado cumplió una condena por asesinato, verdaderamente no buscaba recompensas ni honores. No le atraía el oropel, pero en cambio sentía una ansia incontenible de poder.

Bormann, que había siod suplente de Hess, no ocupó simplemente la vacante de jefe de la cancillería del partido. Pasó a ser secretario particular de Hitler y administrador de su casa de Berghof; era él quien amparaba a Eva Braun, la amante del führer, dirigía la adquisición de cuadros para la colección de Hitler, se hallaba junto a él constantemente y a cualquier paret que dirigiera su mirada el führer veía siempre cerca o a cierta distancia a Bormann, callado, pero siempre dispuesto a cumplir los servicios más delicados.

Este hombre, reservado y parco de palabras, era un maestro consumado de la intriga.

Goering, temeroso de cualquier rivalidad, se opuso por todos los medios al nombramiento de Bormann como dirigente de la cancillería del partido, pero fué derrotado y tuvo que esconder profundamente su odio a este hombre que pretendía representar el papel de primer consejero, aunque secreto, del führer.

Hasta un intrigante tan experto e inteligente como Goebbels temía a Bormann y prefería no contarlo entre sus enemigos.

Y ahora cuando Bormann, ejerciendo su derecho de secretario particular del führer, apartó a Heinz Linge y se encaminó personalmente al dormitorio de Hitler, estaba claro para todos que se trataba de algún comunicado de extraordinaria importancia, de un comunicado que debía ser agradable para el führer, pues de lo contrario Bormann no habría asumido esta misión.

Bormann llamó, habrió la puerta y entró. Hitlerdormía aun: la infusión de manzanilla que solía tomar en cuanto abría los ojos se hallaba intacta en la mesita, al lado de la cama.

Acercándose a la cabecera e inclinándose sobre la oreja de Hitler, Bormann dijo en voz baja:
- ¡Mi führer! San Petersburgo está cercado.

Estas palabras pronunciadas quedamente bastaron para que Hitler se despertase en el acto. Tiró la manta, bajo los pies y, arrastrandolos por el suelo, en busca de las pantuflas, permaneció sentado cierto tiempo en la cama, en camisón de dormir que le llegaba hasta los tobillos -Hitler no toleraba el pijama, invención francesa- y adormilado, aturdido todavía por la fuerte dosis de dormitivo, tomada en la víspera, miró a Bormann.

Por fin llegó hasta él el sentido de lo dicho. Presurosamente con voz que en la que se mezclaban la alborozada esperanza y el temor a equivocarse, preguntó:
-¿Algún telegrama de Leeb?
-Sí, mi führer. Y de Mannerheim también. Hace media hora.

Bormann metió la mano en el bolsillo de la guerrera y sacando el telegrama del feldmarschall descifrado ya, se lo tendió a Hitler. Tomando el impreso exclamó.
-¡Las gafas!
La vista de Hitler emperoraba cada año y para leer los documentos importantes, sobre todo los impresos en letras menuda, veíase oblogado a usar gafas.

Hitler odiaba los espejuelos. Le parecía que destruían la imagen del caudillo y jefe militar. Por eso en la prensa no aparecía ni una foto del führer con gafas. Por eso los documentos destinados especialmente a Hitler se imprimian con tio especial, en grandes caracteres.

Hitler leyó las líneas que daban cuenta de que las tropas de Von Leeb habían llegado al Neva y, por lo tanto, habían bloqueado a Leningrado por tierra.
-¿Y qué comunica Mannerheim?-preguntó Hitler apartando por fin la mirada del telegrama.
-Sus tropas han llegado a la vieja frontera estatal- pronunció solemne Bormann.

Bormann era el único testigo de las cabriolas de entusiasmo que ejecutaba el führer. Y podría dar fe que no había visto a Hitler tan contento, tan triunfante ni cuando se conquistó Minsk ni después de la toma de Smolensk. Bormann comprendía bien el estado de Hitler. Las ciudades conquistadas anteriormente eran simples localidades, aunque grande e importantes, pero no pasaban de ser localidades en el camino hacia Moscú, inasequible por el momento.

Petersburgo era uno de los objetivos fundamentales de toda la guerra. Verdad es que segun el plan debía haber sido conquistado ya en julio...

Aquella mañana en toda la Tierra no había tal vez un hombre más feliz y contento de si mismo que Hitler. Todo lo que lo alarmaba y deprimía en el último mes y medio, a pesar de la marcha de la guerra, afortunada en general -la prolongada batalla de Smolensk que había segado decenas de miles de vida de soldados y oficiales alemanes, la sorda resistencia del generalato a su orden de aplazar la ofensiva decisiva sobre Moscú hasta ser conquistados Petersburgo y Ucrania y la pérdida de casi un mes estérilmente en la línea defensiva de Luga- todo eso, ante la nueva y decisiva victoria, quedaba relegado a segundo plano, perdía su agudeza.

hasta un hombre tan engreído y convencido de su don sobrehumano de caudillo y jefe militar como Hitler no podía dejar de comprender que en esta guerra había perdido ya no sólo un enorme número de soldados, sinó tambien algo irreparable: tiempo.

Se odía trompetear al mundo entero las diarias victorias del Ejército Alemán. Se podía pasmar la imaginación de la gente enumerando las localidades conquistadas y los centenares de kilómetros recorridos en combate. Se podía aumentar caprichosamente en los partes el número de soldados y oficiales hechos prisioneros y el de unidades soviéticas cercadas.

Pero nada de eso podía acallar una pregunta fatal: entonces ¿quién cerraba a las tropas alemanas el paso hacia Leningrado y Moscú? ¿Por qué, a pesar de haber entrada ya septiembre, la guerra calculada para 6 u 8 semanas, lejos de haber terminado, no había dado aún ni una sola victoría realmente decisiva?

A pesar de su fe maniática en la poseción de una fuerza mística, Hitler adolecía secretamente de un complejo de inferioridad. Y la causa no se debía, ni mucho menos, al defecto físico con que pasados muchos años explicarían este complejo algunos historiadores fundándose en el acta del examen médico del cadaver medio carbonizado de Hitler

Otra era la causa...

Publicado: 26 Sep 2006
por Zaidor
Hitler comprendía que muchos de los generales que le servían fielmente en el fondo de su alma lo despreciaban.

Estaba seguro, queria estar seguro de que utilizaba a aquellos hombres como dóciles instrumentos para conseguir sus fines. Incluso quienes en años anteriores habían estado en secreta oposición ahora le temían, lo adulaban, le servian concienzudamente formando un todo único con él. Pero Hitler comprendía que en el fondo de su alma seguían desprecíandolo.

Eso lo percibía intensamente en los momentos de los reveses que, aunque ocultos y disimulados con todo cuidado, no dejaban de ser reveses reales.

La preocupación principal para Hitler y sus generales era el factor tiempo, por que tras el otoño cercano llegaría el terrible invierno ruso.

Por suerte Hitler no había permitido en Borísovo, villa rusa donde un mes antes habíase instalado el Estado Mayor de Von Bock, Comandante en Jefe del grupo de Ejercitos Centro, su pedido. Se presentó allí a primeros de agosto, colérico por los reveses del Frente Central.

Descarnado, haciendo gala de su rancia marcialidad prusiana, el Feldmarschall estab entonces de pie junto al mapa y le informaba de la situación en el frente. De todo lo que decía, sin ser expresado claramente, se deducía la idea de que era imposible continuar atacando si no se recibían importantes refuerzos. De palabra von Bock ansiaba la ofensiva, pero se percibía veladamente otra cosa: las tropas soviéticas no estaban destrozadas, no huían despavoridas a pesar de los golpes que les asestaban, sino intentaban contraatacar. Y ahora no había que pensar en proseguir la ofensiva, sino en cómo retener Elnia y cómo derrotar la agrupación de tropas soviéticas que se resistía furiosamente en el sector de Smolensk.

Von Bock hablaba con marcado desapasionamiento como si no advirtiera la cólera que hiba invadiendo poco a poco todo el ser del fuhrer sumido en sombrío silencio.
Finalmente, Hitler no resistío y preguntó con velada amenaza en la voz:

- von Bock, ¿que propone Ud, en definitiva?
tras corta reflexión , el Feldmarschall contestó:
- Si no se puede contar con refuerzos importantes... me refiero a un reagrupamiento de las tropas a cuenta del grupo Norte, en la situación creada la única salida es ocupar fuertes posiciones y aguardar que pase el invierno.

Hitler en tono comedido, glacial, pero que no admitía objeciones, repitió de nuevo su plan: ante todo hay que arrebatar al enemigo las regiones de vital importancia. En el sur la ofensiva se desarrolla con buena fortuna. Pronto, muy pronto las tropas de von Leeb cumplirán también su misión y entonces serán trasladadas aquí, al centro, y le tocará el turno a Moscú.
Más, como solía ocurrir, Hitler, que había empezado a hablar con bastante tranquilidad, no resistío y se le fue el santo al cielo. Gritó que nopermitiría torpedear sus planes, que las operaciones en el Frente Oriental se desarrollaban bien, muy bien, aunque había resultado que los rusos tenían más tanques y aviones de lo que se podía suponer por los partes de los ineptos informadores en víspera de la guerra...Y fue cuando pronunció aquella s palabras. "Si yo hubiera sabido todo eso antes de empezar la campaña me habría sido mil veces más dificil tomar la decisión de atacar a Rusia..."

El terrible sentido de lo dicho llegó hasta Hitler cuando estas palabras ya habían sido pronunciadas.

Por esta vez, Hitler había impedido que a von Leeb le quitaran parte de sus fuerzas.

No fue el único caso que tuvo que enfrentar. A fines de agosto se presentó inopinadamente en su despacho Guderián. Trató de convencer una y otra vez al führer de que se debía comenzar inmediatamente la ofensiva sobre Moscú para lo cual, claro está, había que trasladar una parte considerable de las tropas de von Leeb, y en particular sus unidades motorizadas, como refuerzo a los ejércitos del Grupo Centro. Tampoco esa vez había cedido.

Publicado: 26 Sep 2006
por Auchinlenk
Zaidor me parece loable tu actitud, pero en este foro tenemos nuestras normas y todos nos comprometemos a cumplirlas, no lo tomes como un reproche, sino como un consejo para hacer bien las cosas.


[mod="Auchinlenk"]6.3.7 En "elGranCapitan" se deben adjuntar las referencias de donde se ha consultado información para su redacción. No se debe copiar textos ni total ni parcialmente sino que deben ser opiniones y estudios personales. Todo esto no está en contradicción con pequeñas citas complementarias dentro del artículo siempre que claramente se indiquen.

Acción Moderador:
1º infracción. (FL) (Punto 4)
2º infracción. (FR) (Punto 4)
3º infracción. (FG) (Punto 4)
[/mod]

Publicado: 27 Sep 2006
por Zaidor
Pues nada amigo Auchinlenk mensaje captado.

Todo está dado en mi poca habilidad de hacer trabajos como otros foristas que tienen el profesionalismo y conocimiento para eso. Poseo mucha bibliografía, fundamentalmente del lado Soviético, que estoy seguro muchos de ustedes no poseen y que realmente algunas son de datos muy interesantes, y me gustaría devatirlas con todos, pues mi caso es al contrario, no poseo nada aleman ó muy poco que casi es lo mismo, para ir conformando realmente ó al menos una aproximación de la Historía.

Mi documentación trataré de resumirla y no copiarla, además de mencionar la fuente, por lo que espero me sepan disculpar si los posteos dejan cierta calidad, ya les comenté que no soy muy bueno como ustedes....

Saludos