- La salud y el descanso del jefe son muy importantes ¿Qué papel tuvieron las hemorroides de Napoleón en Waterloo? Los abscesos de Ghormley serían horribles, más en una época sin antibióticos, pero ya había una cirugía muy eficaz para todo eso, que le hubiese hecho perder un par de días. De hecho los abscesos pudieron ser consecuencia y no causa de la fatiga, es decir, una persona tremendamente sobrecargada es más frecuente que sufra enfermedades.MiguelFiz escribió:Mientras que Richard Franks no es tan benevolente con el :
…Sin embargo y a pesar de que la situación de Ghormley se puede ver con simpatía, su relevo estaba ampliamente justificado. Las explicaciones de la época para la salida de Ghormley compartían el tema común de que le faltaba agresividad, pero eso era realmente un síntoma derrotismo, un mal que se había vuelto endémico en su cuartel general. Su pesimismo emergió desde julio durante su reunión con MacArthur, pero se hizo más profundo después. Después King y Nimitz atribuirían mucho del estado sicológico de Ghormley a las agonías que sufría por abscesos dentales, pero eso era solo uno de varios aspectos físicos que estaban haciéndole mella. Su sentido del deber le llevo a confinarse a si mismo durante meses en su buque insignia y negarse a si mismo recreación o ejercicio mientras trabajaba sesiones interminables en su despacho. Más aun, se volvió tremendamente inmerso en los detalles, en parte debido a que su E.M. no funcionaba muy bien, de manera que perdió la vista de un punto que Nimitz reiteraba continuamente ”Recuerden, el enemigo también está tocado” La falla de Ghormley al no asistir a la reunión de Koro (donde se trazaron los planes básicos de la campaña) revelaron de manera brutal una gran falta de juicio, y durante todo su mando nunca puso pie en Guadalcanal.
De hecho eso le pasó a bastantes más mandos. Gran parte de los almirantes norteamericanos que mandaron grupos de portaaviones (como Mitscher o McCain) fallecieron poco después de acabar la guerra por enfermedades en el que el estrés tiene un papel crucial (por ejemplo enfermedad coronaria, vulgo infartos).
Es más fácil de decir que hacer, máxime en personas con gran apego a la responsabilidad (o no hubiesen llegado a la cúspide) pero hay que obligarles a descansar, es decir, en lo posible tienen que tener “horario de oficina”, tienen que dormir por las noches, y tomarse cortos permisos. Recordemos que no hablamos de jóvenes veinteañeros, sino de cincuentones o sesentones. Vamos, que lo correcto es lo de Montgomery echándose a dormir la noche del ataque de El Alamein, o Eisenhower visitando a las tropas la tarde anterior al Día D. Von Manstein relata en sus memorias los periodos de asueto en pleno avance hacia Leningrado, y Rommel se retiraba todas las noches para cenar tranquilamente con sus oficiales.
- Un segundo error, y que no dice mucho de la capacidad de Ghormley, es perderse en los detalles. Es un problema que las comunicaciones han empeorado, porque un almirante de 1941 tenía mucho más control sobre sus fuerzas que en 1905. Pero aun así lo típico es que los jefes sean atacados por montañas de tareas administrativas. Son muy importantes los horarios de los centinelas, pero acaban distrayendo de la tarea principal, que es ganar la guerra. Además para un Estado Mayor es muy fácil el recurso de pasar la pelota. Quiero decir, de no tomar decisiones sino enviárselas al superior, y así sucesivamente. Así uno nunca se equivoca y su puesto no corre peligro, pero el jefe acaba abrumado. Pero el jefe también tiene mucho que decir ahí, si es el típico tiquismiquis que siempre encuentra defectos en el trabajo de sus subordinados, estos acaban dedicándose al juego de pasar la pelota antes de aguantar broncas por hacer su trabajo.
Un ejemplo es lo que hizo Schwarzkop (según dice en sus memorias) en una estancia en el Pentágono, donde encontró un grupo de oficiales acostumbrados a trasladar la decisión al de arriba y así sucesivamente. Para cortar de raíz el problema ordenó que cuando un oficial trasladase un problema, adjuntase un memorando en el que diese su opinión e indicase los motivos por los que trasladaba la petición a un escalón superior. El juego se hizo mucho menos atractivo.
Por eso cuando se dice que el EM de Ghormley no funcionaba muy bien, apunta a un defecto del Jefe. Y Halsey hizo muy bien en apartar a un EM que no funciona bien, aunque pagase algún justo por los pecados de otros.
Con todo, en todas partes cuecen habas. Hitler se preocupaba del diseño de las ametralladoras y su EM se detenía hasta en el despliegue de cada batallón, sin prestar especial atención a la Gran Estrategia. Yamamoto sufría beri beri, enfermedad ya conocida en la época y para cuyo tratamiento bastaba con unos miligramos de Tiamina (Vitamina B), vamos, que el peso de un proyectil de 105 mm bastaba para curar el Beri beri de todo el ejército japonés en Guadalcanal.
Pero me parecen muy significativos los detalles ya apuntados. No visitó el escenario (Yamamoto tampoco hasta que era demasiado tarde, pero Yamamoto perdió), se detenía en los detalles, su EM no funcionaba bien… En 1944 cuando Estados Unidos disponía de montañas de recursos todo eso no importaba tanto, pero en 1942 puso de manifiesto las cualidades de unos y los defectos de otros.
Saludos