Luego de varios años, es bueno revisitar algunos temas...
MiguelFiz escribió:Hughes-Wilson indica que desde luego hubo muchisimas mas fuentes de inteligencia para los japoneses, que iban desde el simple reconocimiento aereo hasta la captura del carguero Automedon por parte del crucero Atlantis, que permitio el acceso a importante documentacion y codigos que fueron pasados a los japoneseses.
Bernard Edwards público hace unos años un libro interesante titulado “Japan's Blitzkrieg: The Allied Collapse in the East 1941-42”, un poco malignificado debo decir, pero que contiene secciones geniales.
Edwards menciona el incidente del Automedon y su terrible encuentro con el Atlantis. De cómo el corsario rápidamente dejo al buque ingles indefenso luego de tres salvas, que eliminaron al capitán, al segundo oficial y a otros 4 oficiales, asi como dejando seriamente heridos a 12 tripulantes.
Cuando una partida de abordaje, comandada por el teniente Ulrich Mohr puso pie en el buque, se toparon con que en la cabina de correo, había varios sacos marcados con leyendas del “Royal Mail” indicando que solo podían ser abiertas por los administradores postales. Al registrarlos se encontró correspondencia confidencial para el alto mando del extremo oriente, nuevas tablas de códigos para la flota, documentos confidenciales de la marina como ubicaciones de campos de minas y pasajes seguros entre ellos, planes, mapas y demás papeleo sensible.
Sin embargo, aun había mas. El puente de mando estaba en ruinas, Mohr reviso el cuarto de mapas, donde en su propio testimonio encontró :
El premio mayor fue un largo y angosto sobre cubierto por una bolsa verde equipada con plomos para que se hundiera con facilidad en el agua de ser necesario. La bolsa estaba rotulada ‘Muy Confidencial. Para ser destruida’, y el sobre tenía como destinatario al comandante en jefe del extremo oriente con la indicación clara de ser abierta solo por él. Los documentos en su interior habían sido escritos ni más ni menos que por la división de planeación del gabinete de guerra y contenía las ultimas apreciaciones de la fuerza militar británica en el extremo oriente. Había detalles de las unidades de la RAF, detalles de las fuerza navales, un resumen del papel jugado por Australia y Nueva Zelanda, y lo mas “sabroso” de todo, un largo párrafo sobre las posibilidades de que Japón entrase al conflicto, un párrafo seguido de copiosas notas sobre las defensas en Singapur. ¿Qué diablos pensaban los británicos al enviar ese material tan sensible en un viejo carguero como el Automedon?, ¿No era mejor haber usado un buque de guerra?, No podíamos entenderlo.
Y Edwards añade sobre el “premio mayor” :
El Documento en cuestión resulto ser la minuta de una reunión del gabinete de guerra en Londres el 8 de agosto de 1940, y estaba dirigida al Mariscal del Aire Sir Robert Brooke-Popham, comandante en jefe del extremo oriente. Eran 28 paginas, y contenía la más completa evidencia de la inhabilidad de Gran Bretaña para confrontar a Japón si este decidía atacar. El gabinete era de la opinión, y eso estaba declarado en términos muy concretos, que las fuerzas británicas estaban demasiado comprometidas en otros teatros como para montar una defensa creíble de Hong Kong, Malasia, Singapur o las Indias Holandesas en caso de que cualquiera de dichos sitios fuesen amenazados.
Al parecer el capitán Ewan [del Automedon], quien debía haber estado al tanto de la importancia de ese documento, había mantenido la bolsa con plomos en el cuarto de mapas para que la misma pudiese ser lanzada al agua rápidamente de haber alguna amenaza. Mas ocurrió que, el rápido cañoneo sobre el Automedon (el Atlantis disparo 28 tiros, de los cuales al menos 11 fueron impactos), dejo en ruinas el puente de mando, muriendo el capitán Ewan y el segundo oficial Stewart antes de que tuviesen oportunidad de disponer del documento secreto.
El capitán Rogge [del Atlantis] que era fluido en inglés, rápidamente se dio cuenta de la importancia del reporte del gabinete cuando Mohr se lo entrego al regresar del Automedon luego de colocarle cargas de demolición. Subsecuentemente Rogge transfirió el documento al Ole Jacob [Un petrolero de bandera noruega] que había sido capturado recientemente, e instruyo al teniente Paul Kamenz para que llevase al buque, con todo y su carga de 10,000 toneladas de combustible de aviación, a Japón.
El Ole Jacob arribo a Kobe el 4 de diciembre, donde el teniente Kamenz le entrego el documento a un mensajero, quien a su vez se lo llevo al almirante Paul Wenneker, el agregado naval alemán en Tokio. Luego de revisar los papeles, Wenneker telegrafió un resumen a Berlin, y luego el original fue llevado mediante otro mensajero diplomático a través de la URSS (que todavía era neutral) a la inteligencia naval en Berlín. Eventualmente una copia le fue proporcionada al capitán Yokai, el agregado naval en Berlín, quien entonces mando un sumario del contenido al estado mayor naval en Tokio. Para culminar todo este largo viaje diplomático, el documento original fue regresado a Tokio, donde el almirante Wenneker se lo dio en persona al almirante Kondo.
Obviamente los japoneses estaban al inicio dudosos del reporte. No podían creer que la Gran Bretaña, que habían creado y mantenido un enorme imperio en el extremo oriente estuvieran tan débiles como para no poder defenderlo. Y además, dudaban de que hubiese un gobierno tan estúpido como para enviar material tan sensible en un lento y vulnerable carguero. Parecía mas bien como un conjuro alemán para llevar a Japón a meterse en el conflicto a su lado. Sin embargo, un examen detallado de las defensas de las bases inglesas eventualmente confirmo la valides del documento del Automedon, con lo que se decidieron a actuar.
En la opinión del profesor J.W.M. Chapman, un experto líder en el manejo de la guerra en el extremo oriente, la pérdida del Automedon y en particular las trágicas muertes del capitán William Ewan y del segundo oficial Donald Stewart, llevaron a un dramático giro de eventos. El escribió:
‘Este hecho [la captura de documentos de alto nivel del gabinete británico por los alemanes] le permitió a la flota combinada poderse concentrar en el ataque de Pearl Harbor con el conocimiento cierto de que Gran Bretaña no podría proveer de fuerzas suficientemente poderosas para obligar a dividir la flota combinada aún mas entre las flotas británica y norteamericana. Esto también llevo a las autoridades británicas, que quedaron en poder del diario de guerra de Wenneker, se negasen a revelar todos los detalles del incidente y su contexto. Estos datos son indispensables para entender las razones por las que la guerra europea se transformó en un conflicto global.
Sobre que tanto el gobierno británico estaba desconcertado por la pérdida de los documentos del Automedon puede ser juzgado por su constante negativa a divulgar detalles del incidente. En verdad, a este día [2008] no hay referencias sobre el incidente en los muy exhaustivos archivos concernientes a la IIGM resguardados en los archivos nacionales en Kew. No fue sino hasta 1980 que la captura de dichos documentos vino a la luz, y solo a través de la agencia de seguridad nacional norteamericana, que en ese año desclasifico 130,000 páginas de documentos descifrados de tiempos de la guerra. Entre esos papeles estaba el sumario elaborado por el capitán Yokai del contenido de los documentos enviado al estado mayor naval en Tokio. Y con tantos años transcurridos desde la captura del Automedon, el asunto recibió casi nada de publicidad.
Sin lugar a dudas, algo "embarazoso"...