Escopetas artesanales... hablamos de Eibar
Publicado: 02 Ago 2005
Por Izaskun Pérez
San Sebastián, 2 ago (EFE).- Las mejores escopetas artesanas del mundo se producen en Eibar y son el sueño de todo cazador, hechas a medida, precisas en el tiro y elegantes a la vista, armas que se fabrican durante meses y pueden costar hasta 36.000 euros.
Distintos artesanos de este oficio, que tiene seis siglos de historia en Eibar, también conocida como la ciudad armera, explicaron a EFE los pormenores de esta labor, que llegó a congregar a principios del siglo XX en esta comarca guipuzcoana a más de 1.500 armeros, con una fabricación de unas 500.000 piezas al año.
Hoy en día el sistema de elaboración del arma artesanal se mantiene casi intacto pero el sector ha quedado muy reducido, aunque perviven las especialidades de cañonista, culatero, basculero o montador.
En los talleres de la zona de Eibar se siguen produciendo piezas de excelente calidad y cuentan con clientes de casas reales, empresarios, políticos o gente aficionada a la caza llegada desde Australia, Qatar o México, precisó el director de exportación y gerente de Armas Kemen, Juan Cruz. ( apunte propio, gente como Gadafi o Sadam Husein eran grandes compradores de estas escopetas)
La calidad de las armas se refleja en el precio, ya que frente a los 500 ó 900 euros que puede costar una escopeta de fabricación industrial, una artesanal sin grabado asciende a unos 6.800 euros y la más cara, con báscula de titanio grabada, alcanza los 36.000.
El tiempo de fabricación da idea de la laboriosidad que requiere la producción artesanal, dado que una sola arma grabada puede suponer hasta ocho meses de trabajo.
Un experto cazador aprecia al instante esa minuciosidad, ya que, como reconoce Víctor Susperregi, con más 20 años de experiencia en caza menor, una escopeta a medida es "una obra de arte" adaptada a las medidas y a la puntería de su propietario.
"Un milímetro y medio de desajuste es suficiente para fallar", recordó el fabricante armero Juan Cruz, quien subrayó, no obstante, que la mirilla no es lo único que hay que ajustar al cazador, sino también los cañones y la báscula, pieza que une éstos con la culata.
Después, se elabora la culata, que sirve para sostener el arma a la hora de apuntar y disparar, para lo que escoge un taco de madera de nogal, que puede costar desde 6 hasta 600 euros, y al que el culatero da forma a mano según las medidas del futuro propietario.
Sólo en hacer la culata se invierten unas dos o tres semanas, explicó a EFE el culatero Perico Iriondo, quien a sus 60 años se lamenta de la progresiva desaparición de este oficio.
Ese sentimiento es compartido por el artesano picador José Antonio Bastida, quien trabaja la culata con compás hasta lograr finos surcos en la madera que impiden que resbalen las manos, una labor que antes hacían generalmente las mujeres en su tiempo libre y que ahora apenas tiene relevo.
Para que la escopeta esté acabada faltan los últimos detalles y el grabador se encarga de personalizar todavía más el arma, para lo que utiliza como lienzo la báscula.
"Me piden de todo, muchas veces motivos de caza, pero también rostros de cantantes famosos o mujeres desnudas", relató el grabador Pedro M. Arreitunandía, cuyo trabajo es el que más valor económico tiene, ya que puede dedicar entre 40 y 250 horas a grabar la báscula.
Un experto ensambla finalmente todas las piezas en el montaje final de este laborioso proceso que sólo aprecian aquellos que, como Juan Cruz, entienden que "la caza es un deporte con el traje hecho a medida". EFE
FUENTES FOTOGRÁFICAS:
http://www.egoibarra.com
http://www.grullaarmas.com
http://www.sport-kemen.com
http://www.aya-fineguns.com
San Sebastián, 2 ago (EFE).- Las mejores escopetas artesanas del mundo se producen en Eibar y son el sueño de todo cazador, hechas a medida, precisas en el tiro y elegantes a la vista, armas que se fabrican durante meses y pueden costar hasta 36.000 euros.
Distintos artesanos de este oficio, que tiene seis siglos de historia en Eibar, también conocida como la ciudad armera, explicaron a EFE los pormenores de esta labor, que llegó a congregar a principios del siglo XX en esta comarca guipuzcoana a más de 1.500 armeros, con una fabricación de unas 500.000 piezas al año.
Hoy en día el sistema de elaboración del arma artesanal se mantiene casi intacto pero el sector ha quedado muy reducido, aunque perviven las especialidades de cañonista, culatero, basculero o montador.
En los talleres de la zona de Eibar se siguen produciendo piezas de excelente calidad y cuentan con clientes de casas reales, empresarios, políticos o gente aficionada a la caza llegada desde Australia, Qatar o México, precisó el director de exportación y gerente de Armas Kemen, Juan Cruz. ( apunte propio, gente como Gadafi o Sadam Husein eran grandes compradores de estas escopetas)
La calidad de las armas se refleja en el precio, ya que frente a los 500 ó 900 euros que puede costar una escopeta de fabricación industrial, una artesanal sin grabado asciende a unos 6.800 euros y la más cara, con báscula de titanio grabada, alcanza los 36.000.
El tiempo de fabricación da idea de la laboriosidad que requiere la producción artesanal, dado que una sola arma grabada puede suponer hasta ocho meses de trabajo.
Un experto cazador aprecia al instante esa minuciosidad, ya que, como reconoce Víctor Susperregi, con más 20 años de experiencia en caza menor, una escopeta a medida es "una obra de arte" adaptada a las medidas y a la puntería de su propietario.
"Un milímetro y medio de desajuste es suficiente para fallar", recordó el fabricante armero Juan Cruz, quien subrayó, no obstante, que la mirilla no es lo único que hay que ajustar al cazador, sino también los cañones y la báscula, pieza que une éstos con la culata.
Después, se elabora la culata, que sirve para sostener el arma a la hora de apuntar y disparar, para lo que escoge un taco de madera de nogal, que puede costar desde 6 hasta 600 euros, y al que el culatero da forma a mano según las medidas del futuro propietario.
Sólo en hacer la culata se invierten unas dos o tres semanas, explicó a EFE el culatero Perico Iriondo, quien a sus 60 años se lamenta de la progresiva desaparición de este oficio.
Ese sentimiento es compartido por el artesano picador José Antonio Bastida, quien trabaja la culata con compás hasta lograr finos surcos en la madera que impiden que resbalen las manos, una labor que antes hacían generalmente las mujeres en su tiempo libre y que ahora apenas tiene relevo.
Para que la escopeta esté acabada faltan los últimos detalles y el grabador se encarga de personalizar todavía más el arma, para lo que utiliza como lienzo la báscula.
"Me piden de todo, muchas veces motivos de caza, pero también rostros de cantantes famosos o mujeres desnudas", relató el grabador Pedro M. Arreitunandía, cuyo trabajo es el que más valor económico tiene, ya que puede dedicar entre 40 y 250 horas a grabar la báscula.
Un experto ensambla finalmente todas las piezas en el montaje final de este laborioso proceso que sólo aprecian aquellos que, como Juan Cruz, entienden que "la caza es un deporte con el traje hecho a medida". EFE
FUENTES FOTOGRÁFICAS:
http://www.egoibarra.com
http://www.grullaarmas.com
http://www.sport-kemen.com
http://www.aya-fineguns.com