LA CABALLERÍA EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Publicado: 04 Jul 2005
La caballería como arma clásica se utilizó ampliamente por los dos bandos en la guerra de España; y no debe extrañar esto, pues también se registra su uso en ocasiones decisivas de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo en los grandes avances del ejército soviético. En este caso hay que circunscribirlo a la caballería clásica, no a su evolución motorizada simultánea y posterior.
Desde las primeras semanas del alzamiento hay constancia de operaciones en que la caballería participó, no sólo como auxiliar, si no como protagonista. Esta es una de las Armas en que mayor porcentaje de jefes y oficiales se inclinaron desde el primer momento a favor de los nacionales; pues ayudó bastante la imprudencia del Gobierno del Frente Popular, que trasladó pocas semanas entes del conflicto valiosas unidades montadas desde Alcalá de Henares a Palencia dejó a casi todos los efectivos del Arma en lo que después sería zona nacional. La incorporación de esta ciudad al bando nacional fue, naturalmente, obra de la caballería del general Ferrer. Nunca sabremos cuantos lo fueron de conciencia y cuantos “geográficos”
Hay tempranas intervenciones de la caballería republicana; por ejemplo en las columnas que se dirigieron desde Barcelona a Aragón figuran unidades pequeñas de caballería y las milicias militarizadas del POUM cultivaron mucho la preparación y empleo de unidades montadas. En las columnas nacionales de Andalucía se alinean desde el principio unidades irregulares de caballería (la famosa Policía Montada cuyo más célebre jinete fue Pepe «el Algabeño») que tampoco faltan en el frente enemigo; el día 1 de octubre de 1936 una valerosa patrulla republicana de caballería regular, infiltrada varios kilómetros dentro de la confusa línea del nuevo frente nacional Maqueda-Toledo, cerró durante unos dramáticos minutos el automóvil del cardenal Gomá y estuvo a punto de capturarle, lo que hubiera logrado de no intervenir a todo galope un escuadrón de caballería del Ejército de Africa. Más desigual fue la lucha entre los Regulares montados y los primeros tanques soviéticos a fines de octubre, en el vigoroso contraataque republicano sobra Seseña y Esquivias, en vísperas de la gran batalla de Madrid.
El enlace entre el Ejército del Norte (Mola) y el de Africa y Sur (Franco), al norte del valle del Tajo, fue asegurado por la caballería del coronel Monasterio, que remontó el valle del río Tietar y pasó luego a cubrir el flanco derecho, sobre el Tajo-Jarama, de la marcha sobre Madrid. Este jefe, pronto ascendido a general, manda la famosa División de Caballería, que participa con enorme eficacia en la batalla del Alfambra, vital para la reconquista nacional de Teruel, en el mes de febrero de 1938. Cientos de testigos hablan aún con asombro de las cargas dirigidas a la usanza clásica por el general jinete, tocado con su boina roja (era a la vez jefe de las milicias unificadas de FET) en sincronización perfecta con la infantería de Galicia y Castilla y con la artillería de Carlos Martínez de Campos. Ante el éxito de esta operación, una vez más se empleó la caballería de Monasterio en misión de enlace para la, penetración en el dispositivo republicano de Aragón, y para asegurar la conexión táctica entre las dos grandes masas de maniobra al Norte y al Sur del Ebro. Merced en gran parte a la eficacia de este enlace pudo llegarse casi a la vez a Lérida y a Gandesa.
Con menos espectacularidad también participaron las unidades montadas, en una y otra zona, para misiones múltiples en otras batallas y acciones anteriores y posteriores de nuestra guerra.
Hoy la caballería de todos los países, incluso el nuestro, está prácticamente mecanizada y blindada; los dragones y los húsares marchan dentro de monstruos que se miden por toneladas. Pero junto a los carros, como entrenamiento eficaz, no sólo como respeto romántico a una tradición ensoñada, todos los ejércitos del mundo, incluido el nuestro, naturalmente, mantienen escuadrones más que simbólicos. En concreto, uno de los aspectos más cuidados en las previsiones tácticas de nuestros Estados Mayores, la guerra de guerrillas, debe seguir contando con la cooperación inteligente del hombre y el caballo para la infiltración, la retirada tras el golpe certero, la explotación de la sorpresa. Y también para las novísimas formas dela guerra, Millones de espectadores han podido ver la nueva caballería china atravesando da barrera mortal de las explosiones atómicas tácticas. No, ni siquiera en la era nuclear, es el Arma montado un caro ornato de los desfiles. Es todavía una posibilidad de imprevisibles aplicaciones.
Ejercicios de caballeria del POUM
Caballería nacionalista abrevando
Columna caballería marchando al frente
Caballería republicana marchando al frente de Aragón
Desde las primeras semanas del alzamiento hay constancia de operaciones en que la caballería participó, no sólo como auxiliar, si no como protagonista. Esta es una de las Armas en que mayor porcentaje de jefes y oficiales se inclinaron desde el primer momento a favor de los nacionales; pues ayudó bastante la imprudencia del Gobierno del Frente Popular, que trasladó pocas semanas entes del conflicto valiosas unidades montadas desde Alcalá de Henares a Palencia dejó a casi todos los efectivos del Arma en lo que después sería zona nacional. La incorporación de esta ciudad al bando nacional fue, naturalmente, obra de la caballería del general Ferrer. Nunca sabremos cuantos lo fueron de conciencia y cuantos “geográficos”
Hay tempranas intervenciones de la caballería republicana; por ejemplo en las columnas que se dirigieron desde Barcelona a Aragón figuran unidades pequeñas de caballería y las milicias militarizadas del POUM cultivaron mucho la preparación y empleo de unidades montadas. En las columnas nacionales de Andalucía se alinean desde el principio unidades irregulares de caballería (la famosa Policía Montada cuyo más célebre jinete fue Pepe «el Algabeño») que tampoco faltan en el frente enemigo; el día 1 de octubre de 1936 una valerosa patrulla republicana de caballería regular, infiltrada varios kilómetros dentro de la confusa línea del nuevo frente nacional Maqueda-Toledo, cerró durante unos dramáticos minutos el automóvil del cardenal Gomá y estuvo a punto de capturarle, lo que hubiera logrado de no intervenir a todo galope un escuadrón de caballería del Ejército de Africa. Más desigual fue la lucha entre los Regulares montados y los primeros tanques soviéticos a fines de octubre, en el vigoroso contraataque republicano sobra Seseña y Esquivias, en vísperas de la gran batalla de Madrid.
El enlace entre el Ejército del Norte (Mola) y el de Africa y Sur (Franco), al norte del valle del Tajo, fue asegurado por la caballería del coronel Monasterio, que remontó el valle del río Tietar y pasó luego a cubrir el flanco derecho, sobre el Tajo-Jarama, de la marcha sobre Madrid. Este jefe, pronto ascendido a general, manda la famosa División de Caballería, que participa con enorme eficacia en la batalla del Alfambra, vital para la reconquista nacional de Teruel, en el mes de febrero de 1938. Cientos de testigos hablan aún con asombro de las cargas dirigidas a la usanza clásica por el general jinete, tocado con su boina roja (era a la vez jefe de las milicias unificadas de FET) en sincronización perfecta con la infantería de Galicia y Castilla y con la artillería de Carlos Martínez de Campos. Ante el éxito de esta operación, una vez más se empleó la caballería de Monasterio en misión de enlace para la, penetración en el dispositivo republicano de Aragón, y para asegurar la conexión táctica entre las dos grandes masas de maniobra al Norte y al Sur del Ebro. Merced en gran parte a la eficacia de este enlace pudo llegarse casi a la vez a Lérida y a Gandesa.
Con menos espectacularidad también participaron las unidades montadas, en una y otra zona, para misiones múltiples en otras batallas y acciones anteriores y posteriores de nuestra guerra.
Hoy la caballería de todos los países, incluso el nuestro, está prácticamente mecanizada y blindada; los dragones y los húsares marchan dentro de monstruos que se miden por toneladas. Pero junto a los carros, como entrenamiento eficaz, no sólo como respeto romántico a una tradición ensoñada, todos los ejércitos del mundo, incluido el nuestro, naturalmente, mantienen escuadrones más que simbólicos. En concreto, uno de los aspectos más cuidados en las previsiones tácticas de nuestros Estados Mayores, la guerra de guerrillas, debe seguir contando con la cooperación inteligente del hombre y el caballo para la infiltración, la retirada tras el golpe certero, la explotación de la sorpresa. Y también para las novísimas formas dela guerra, Millones de espectadores han podido ver la nueva caballería china atravesando da barrera mortal de las explosiones atómicas tácticas. No, ni siquiera en la era nuclear, es el Arma montado un caro ornato de los desfiles. Es todavía una posibilidad de imprevisibles aplicaciones.
Ejercicios de caballeria del POUM
Caballería nacionalista abrevando
Columna caballería marchando al frente
Caballería republicana marchando al frente de Aragón