Poliorcetos escribió:Eclipse de sol antes de la batalla. Autor desconocido.
Un hecho así ocurrió en la Batalla de Simancas, año 939. Se considera que la trascendental batalla se libró durante cinco días ante las fortificaciones de Simancas entre el 1 y el 6 de Agosto, el eclipse tuvo lugar el 19 de Julio.
Ramiro II de León, el Grande o El Diablo para los musulmanes, se había convertido en una amenaza muy seria para Abderramán III.
"El califa Omeya concibió entonces un proyecto gigantesco para acabar de una vez por todas con el reino leonés, al que denominó gazat al-kudra o campaña del supremo poder. El Omeya reunió a más de cien mil hombres alentados por la llamada a la yihad. Desde la salida de Córdoba se dispuso que todos los días se entonase en la mezquita mayor la oración de la campaña, no con sentido deprecatorio, sino como anticipado agradecimiento de lo que no podía menos de ser un éxito incontrovertible."
Ramiro II reunió al ejército leonés, el navarro de García Sánchez I y voluntarios aragoneses ante la estratégica plaza de Simancas y esperó la acometida cordobesa, pues debían tomar la plaza para poder seguir avanzando hacia Zamora, su objetivo.
"Encontrándose el ejército cerca de Simancas, hubo un espantoso eclipse de sol, que en medio del día cubrió la tierra de una amarillez oscura y llenó de terror a los nuestros y a los infieles, que tampoco habían visto en su vida cosa semejante. Dos días pasaron sin que unos y otros hicieran movimiento alguno. Kitab ar-Rawd"
Tras la feroz batalla, ante las pérdidas graves, la imposibilidad de tomar la plaza y los problemas de coordinar y maniobrar una fuerza tan grande y heterogénea, con disensiones y traiciones, se retiran los cordobeses hacia Atienza, sufriendo los restos una emboscada en tierras sorianas:
"y en la retirada el enemigo los empujó hacia un profundo barranco, que dio nombre al encuentro (Alhándega), del que no pudieron escapar, despeñándose muchos y pisoteándose de puro hacinamiento: el califa, que se vio forzado a entrar allí con ellos, consiguió pasar con sus soldados, abandonando su real y su contenido, del que se apoderó el enemigo...Al-Muqtabis"
Más que las ganancias territoriales, lo ganado era prestigio. León podía hacer frente a Al-Andalus e incluso vencer en batalla campal a su mayor esfuerzo. El califa a su regreso ordenó ejecutar a numerosos oficiales y nunca más lideró una campaña.