Armamento en los reinos hispanos medievales

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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Vuelvo a la carga con las imágenes para ilustrar la fase 3. Básicamente son obras del siglo XIII pero incluiré también algunas de principios del XIV, justo hasta antes de que comiencen a añadirse placas metálicas de refuerzo sobre la loriga. Como en la fase anterior seguiré un orden más o menos cronológico para intentar que resulte evidente la evolución de los equipos.

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Imagen del Beato de San Andrés de Arroyo, de entre 1210 y 1220. Se observa a un grupo de “guerreros celestiales” que cabalgan usando estribos largos. Van armados con espadas de arriaces rectos y pomos esféricos o circulares y con el nuevo escudo “español”, resultado de recortar el escudo cometa por arriba y redondear el “pico” inferior. Este tipo de escudo resulta mucho más ligero y manejable que el antiguo escudo cometa, aunque no cubre las piernas del caballero (que ahora están protegidas por las brafoneras). Los personajes representados no llevan ni loriga ni casco , pero eso no sería lo habitual y probablemente el pintor pretendía resaltar así su carácter “celestial”.

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En esta otra imagen, también del Beato de San Andrés de Arroyo, vemos en el registro superior otro “guerrero celestial”, un ángel. En este caso no emplea uno de los nuevos escudos sino un escudo cometa, lo que demuestra que durante un tiempo conviven ambos tipos. Tal vez los peones frecuentemente tuvieran que conformarse con elementos de equipo “pasados de moda”, pero lo cierto es que los escudos cometa por su tamaño parecen mejor adaptados para su uso por parte de una infantería “de línea”. Es interesante también observar que el peón blande la lanza con una técnica totalmente diferente a la empleada por los caballeros montados.

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Otra imagen del Beato de San Andrés de Arroyo. En uno de los registros se muestra el combate entre un guerrero y un ser demoniaco. El humano va armado con un arco y emplea la técnica del tiro parto, que veíamos ya representada en los beatos del siglo X. Resulta algo chocante que monte a la brida (como el monstruo que le persigue), con estribos muy largos que le obligan a llevar las piernas totalmente estiradas y silla de montar con arzones muy altos, especialmente el trasero, lo que permite asegurar bien los riñones y mantenerse firmemente sobre el caballo. Parece poco apropiado para un arquero a caballo y más propio de un caballero enlorigado. El demonio de la esquina inferior derecha podría estar vistiendo un perpunte.

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Esta última imagen del Beato de San Andrés de Arroyo muestra un heterogéneo grupo de personajes asaltando una fortaleza. Además del rey que manda el grupo asaltante y de los civiles desarmados del interior de la fortaleza se distinguen hasta tres tipos de combatientes. Hay tres zapadores cuya misión sería debilitar la base de los muros para provocar derrumbes y abrir brechas: van equipados con zapapicos (que llegado el caso, como se ve en la escena inferior, pueden servir como armas), dos de ellos se cubren con cascos semiesféricos (con y sin nasal) y uno lleva además un escudo “español”. Los zapadores van escoltados por cinco peones, armados con lanzas, espadas y escudos “españoles” y cascos apuntados, parece que con nasal. Por su color algunos de los cascos de los zapadores y los peones podrían no ser metálicos sino de cuero endurecido. Dos de los peones llevan loriga corta sin almófar ni brafoneras y uno lorigón de manga corta. Por último en el registro inferior, flanqueando al zapador, hay dos personajes que podrían ser caballeros desmontados. El de la izquierda lleva loriga corta sin brafoneras ni manoplas, y sobre ella un perpunte. Se protege la cabeza con una variante primitiva del yelmo cilíndrico cerrado y va armado con una pesada maza de cabeza esférica y un escudo “español”. El de la derecha viste loriga corta sin brafoneras ni manoplas, se cubre con un casco apuntado con nasal y lucha con una gran espada de arriaces rectos.

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Esta escultura procedente de la catedral de Tudela se sitúa cronológicamente en el siglo XIII y tradicionalmente se interpreta como una representación del rey Sancho el Fuerte de Navarra. Por el tipo de armamento se podría datar en el primer tercio de ese siglo. El caballero lleva ya el nuevo modelo de protección corporal: loriga corta con brafoneras, manoplas y almófar, aunque todavía lleva el casco apuntado que irá cayendo en desuso durante ese siglo (parece que va decorado con una cinta de brocado ceñida a la base). El escudo ya es el característico escudo “español” con borde inferior redondeado, decorado con el motivo radial que ya hemos visto antes en escudos de caballeros navarros y que prefigura el conocido emblema de las cadenas (precisamente las supuestas Cadenas de las Navas se conservan en ese templo). El caballo no presenta ningún tipo de protección, que no veremos hasta mucho más avanzada la centuria.

Continuará...


Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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El Beato de las Huelgas (año 1220 aprox.) resulta especialmente interesante porque sus detalladas ilustraciones parecen reflejar el aspecto de un ejército andalusí (no almohade) de la época de la batalla de las Navas de Tolosa. Esta primera imagen es la vista completa de una de las escenas más interesantes, pero a continuación incluyo una imagen detallada de cada uno de los tres registros.

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En el registro superior vemos una formación compleja de infantería. Viene a coincidir con las descripciones de las tácticas de infantería empleadas por almorávides y almohades: las líneas delanteras están ocupadas con lanceros y las traseras con arqueros (podrían haber líneas intermedias de guerreros armados con jabalinas). Los lanceros de la primera línea están formando un “muro de escudos”. En este caso los lanceros parecen más caballeros desmontados que peones, aunque no calzan espuelas. Si se tratara de peones nos encontraríamos ante un contingente con un equipo excepcionalmente pesado: visten loriga (con almófar y sin manoplas), brafoneras (que resultarían muy incómodas para luchar a pie) y cascos semiesféricos y agudos (uno con nasal). Se protegen con grandes escudos, la mayoría son adargas circulares del modelo antiguo (“almorávide”) con tres penachos, pero hay también un par de escudos almendrados. Combaten con lanzas y espadas, y se ve también un hacha de batalla. Tras los enlorigados hay un peón haciendo sonar un cuerno que lleva un equipo bastante más ligero compuesto de adarga circular, espada y lanza. En las filas traseras vemos dos arqueros disparando por encima de los enlorigados. Además de sus arcos llevan sendas espadas o cuchillos largos (no es visible si de la correa que cuelga del hombro pende la aljaba o la vaina de la espada, posiblemente lo primero). Los tocados cónicos parece que responden a un tipo bastante común en al-Andalus (qalansuwa). El pesado equipo de los lanceros, y el hecho de que incluso los arqueros lleven como arma secundaria una espada, concordaría con el carácter profesional de los contingentes andalusíes (tagríes o zegríes) que combatían en los ejércitos almohades.

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En el registro medio vemos un contingente de caballeros cargando. Su equipo sería tan pesado como el de cualquier caballero cristiano (lo que vendría a confirmar los testimonios de las fuentes escritas). Se protegen el cuerpo con loriga con almófar y brafoneras, pero todavía sin manoplas. Sobre los almófares portan cascos semiesféricos y agudos, algunos con nasal. Llevan grandes adargas circulares con tres penachos y montan a la brida con estribos largos y las piernas totalmente estiradas. La peculiaridad más destacada es el modo en que los caballeros usan sus lanzas: en lugar de cargar con la lanza sujeta bajo la axila la blanden por encima de sus cabezas (incluso podría interpretarse que se trata de armas arrojadizas). Hay dos posibles interpretaciones: o el artista no supo representar la carga con “lance couchée” (lo que extraña dado el detallismo de las ilustraciones) o algunos caballeros andalusíes, pese a montar a la brida y estar llevar equipo pesado, favorecían ya en esos momentos el uso de tácticas de tornafuye. A destacar también el pendón que lleva el portaestandarte (pendones similares veíamos en la formación de infantería del registro superior) y la presencia de un combatiente a pie junto a los caballeros: su equipo es similar al de éstos (aunque no lleva casco sobre el almófar) por lo que queda la duda de si se trata de un caballero desmontado o de un infante pesado.

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En el registro inferior vemos dos guardias flanqueando a un monarca. Su equipo es similar al de los otros enlorigados de ese folio, con la particularidad de que sobre la loriga visten una sobreveste o, más probablemente, un perpunte.

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Imagen del Beato de las Huelgas que representa otra pareja de guardias reales. Llevan un equipo algo más ligero que el de la pareja anterior: no calzan brafoneras, no visten perpunte sobre la loriga ni casco sobre el almófar.

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La infantería andalusí debería, en general, estar equipada más ligeramente que los enlorigados de las imágenes anteriores. En esta imagen, también del Beato de las Huelgas, vemos a un numeroso grupo de peones defendiendo una fortaleza. Van todos equipados con cascos agudos, sin loriga, y se protegen con adargas circulares. Algunos lanzan piedras y otros luchan con lanzas arrojadizas, tal vez azagayas. Es interesante el peón del extremo inferior derecho, que arroja su lanza con la mano derecha mientras que con la izquierda sujeta a un tiempo la adarga y una segunda lanza. Sobre las almenas ondean dos enseñas. La de la derecha farpada sería, según la clasificación de las Partidas, una enseña cabdal.

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En estas dos imágenes del Beato de las Huelgas vemos peones armados con un equipo mucho más pobre: vemos espadas, lanzas y adargas circulares. Estamos lejos de la infantería “profesional” que veíamos en las primeras escenas del post. En la primera de ellas se aprecia bien el sistema de correas que permite asir (como en este caso) o embrazar la adarga “almorávide”. Es idéntico al que veíamos en imágenes del siglo XII.

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Dos imágenes más del Beato de las Huelgas. Los personajes que cabalgan sobre monstruos van tocados con turbante, lo que sería más propio de almohades que de andalusíes. Tal vez ese es el aspecto que tendría la caballería pesada almohade: con loriga pero sin brafoneras ni casco y montando a la brida con estribos largos. Parece que al menos dos de las lorigas podrían no ser de anillas sino de escamas. Desgraciadamente, por la naturaleza simbólica de la escena, no aparecen representadas las armas de mano.

Continuará...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Vista parcial de las pinturas murales del monasterio de Valbuena, de mediados del siglo XIII. Los caballeros enlorigados están representados con la mayoría de los elementos característicos de la segunda mitad de esa centuria. De entre los elementos “nuevos” destacamos las brafoneras para proteger las piernas (que ya habíamos visto antes), las bardas que cubren los caballos (que vemos ahora por primera vez) y el uso de escudos “españoles” con el extremo superior recto y el inferior redondeado. Vemos como la heráldica empieza ya a estar más reglada y cada caballero luce unas sobreseñales que lo individualizan. Esas sobreseñales se repiten en el escudo, el casco, las bardas y el pendoncillo. Destaca el caballero de la izquierda que luce como sobreseñales las armas de Castilla y León (que se repiten en la enseña de dos puntas), lo que lo identificaría como el rey. Como elementos “antiguos” habría que señalar que los caballeros todavía no visten sobreveste y que muchos todavía se cubren la cabeza solo con el almófar. El caballero en primer plano lleva un anticuado casco agudo de perfil asimétrico mientras que el rey lleva uno semiesférico más “a la moda”. Por lo demás, es un magnífico ejemplo de la técnica de carga: piernas totalmente estiradas apoyadas en estribos largos, sillas con arzones altos en las que “se encaja” el caballero y lanza sujeta bajo la axila.

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También del monasterio de Valbuena, una representación de un campamento y un grupo de guerreros, seguramente musulmanes. Los peones van armados muy a la ligera, sin ningún tipo de protección corporal. Su único equipo son lanzas (o azagayas) y unos pequeños escudos redondos. Llama la atención el escaso diámetro de los escudos. Tal vez el pintor esté interpretado mal las más grandes adargas circulares “almorávides”, pero lo cierto es que vemos representados escudos circulares muy pequeños en otras pinturas del siglo XIII (casi siempre en manos de “moros”) por lo que no habría que descartar la pervivencia de las viejas adargas “omeyas”. A la derecha se observa un grupo de guerreros a caballo sin ningún tipo de protección, pero no se pueden considerar todavía como jinetes en sentido estricto pues montan con las piernas estiradas.

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Otra pintura del monasterio de Valbuena. De nuevo vemos representado un grupo de peones con rasgos inequívocamente “moros”. Su equipo es idéntico al que veíamos en los beatos del siglo X: escudos redondos de pequeño diámetro y lanzas con cruceta. Aunque en el siglo XIII ya encontremos ejemplos de peones bien armados, el grueso de la infantería (especialmente en los ejércitos musulmanes) debería llevar un equipo muy básico parecido a éste.

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Una última imagen de Valbuena. Vemos representados un grupo de caballeros, tal vez andalusíes. Visten la nueva loriga completa con brafoneras y manoplas, pero llama la atención que, a diferencia de los caballeros cristianos de la primera imagen, no usan bardas para proteger sus monturas. Es muy raro ver representaciones de caballeros musulmanes sobre caballos bardados y no parece que este elemento de protección fuera demasiado popular entre ellos. Desgraciadamente no se representan sus armas, aunque a la derecha se adivinan otra vez los pequeños escudos circulares que ya conocemos. Lo que está claro es que montan a la brida, como los caballeros cristianos. A la derecha se ve otro guerrero a caballo sin loriga. Por su postura (parece que se está cayendo) no se aprecia el tipo de estribos que usa pero la silla es de arzones muy altos por lo que probablemente monte a la brida y no a la jineta.

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Las Cantigas de Alfonso X el Sabio nos ofrecen un gran número de imágenes que nos permiten apreciar muy bien los detalles del armamento de su época (se pintaron a lo largo de un periodo de varios años, entre 1252 y 1284). Voy a postear bastantes de ellas por lo que, mientras no se indique lo contrario, todas las imágenes a partir de este mensaje pertenecen a las Cantigas. Empezaremos por los caballeros que en las Cantigas aparecen ya portando la panoplia evolucionada característica de la segunda mitad del s.XIII. En este grupo de caballeros vemos que todos van equipados con escudos “españoles” que cuelgan del tiracol, loriga con brafoneras y manoplas, y dos nuevos tipos de cascos: el yelmo cerrado cilíndrico y el bacinete semiesférico con el cerco evolucionado en un ala que protege del sol y desvía los tajos dados desde arriba (este modelo prefigura el “capel de fer” de ala ancha). Los caballos van bien protegidos con bardas, (en algunos casos con la pechera y la capizana de malla) y frontaleras de metal. Las sobreseñales del caballero se repiten en el escudo, el sobreveste (que se generaliza ahora), el escudo, el pendoncillo y las bardas. Por delante de los pendoncillos flamea una enseña cabdal que indicaría que la hueste la integran más de 100 caballeros.

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Esta imagen es muy similar a la anterior.

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Una hueste en la que se integran caballeros de las Órdenes de Calatrava (cruz flordelisada negra) y Santiago (cruz flordelisada roja con veneras blancas en el centro y los extremos). Los caballeros lucen los emblemas de su Órden en cascos, bardas, escudos, pendones, banderas e incluso en sus tiendas, pero curiosamente no en los sobrevestes ¿o perpuntes? Vemos tres modelos de cascos: yelmo cerrado cilíndrico, capacete semiesférico con cerco en visera y capacete semiesférico simple. Incluso hay un caballero que lleva almófar sin casco. A destacar que ya no se ve ningún casco apuntado. Es llamativo que lleven brafoneras pero no manoplas, tal vez se las hayan quitado porque parecen estar en actitud de orar. Las monturas van muy bien protegidas con barda (en bastantes casos de malla) y frontalera.

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Como en épocas anteriores los caballeros iban acompañados por combatientes auxiliares que usaban un equipo más ligero. En esta miniatura de las Cantigas vemos, a la izquierda de la imagen, un escudero. Mientras que el caballo de batalla del caballero va equipado con barda y frontalera el escudero cabalga sobre una montura (¿una mula?) desprotegida. El servidor lleva escudo y lanza con pendoncillo con los colores de su señor, que se repiten en su capacete semiesférico. No lleva loriga ni almófar por lo que el casco va directamente sobre la cabeza, sujeto con un barbuquejo. ¿Tal vez el escudero esté sujetando las armas de su señor?

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En las imágenes anteriores hemos visto caballeros con el equipo completo, pero hay también ejemplos de caballeros que usan una panoplia “aligerada”, que se emplearía en algaras e incursiones rápidas. Ya hemos visto algún ejemplo en los caballeros andalusíes del Beato de las Huelgas, y ahora lo vemos en estos caballeros que están atacando a unos pastores para robar su ganado. Los caballeros no usan bardas e incluso alguno ha descartado el escudo. Dos de ellos tampoco llevan lanzas y el tercero usa una lanza más ligera que blande con el brazo en alto en lugar de cargar con ella bajo la axila. Está claro que los caballeros, para una acción en la que no esperan enfrentarse con un enemigo organizado, prefieren renunciar a los elementos más engorrosos del equipo (barda y lanza pesada) y favorecer la velocidad. A parte de eso el equipo es similar y en ningún caso se les puede considerar como caballería ligera. Tal vez en los caballeros villanos (o “pardos”) fuera más común el uso de esa “panoplia aligerada”. Destacan las espadas con gavilanes curvos. Habría que hacer mención también del peón que acompaña a los caballeros y que va armado solo con una azcona mientras que el resto de su vestimenta (cofia incluida) es idéntica a la de los pastores (se trataría por tanto de un campesino que participa en la aceifa). Es una escena típica de “guerra de frontera”.

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Otro ejemplo de caballeros con “panoplia aligerada” lo tenemos en este grupo de “caballeros ladrones” que asaltan a un viajero. Sus caballos no se cubren con bardas y ellos no empuñan escudos. No emplean la técnica de la “lance couchée” sino que empuñan las lanzas con el brazo en alto. Que no luzcan pendoncillo podría ser indicativo de que se trata de lanzas más cortas y manejables. El resto del equipo es el habitual: capacetes semiesféricos, lorigas con brafoneras y manoplas y sillas de arzón alto. Vemos de nuevo una espada con pomo esférico y arriaces curvos. Las prendas que visten sobre la loriga parecen bastante gruesas por lo que probablemente no se trate de sobrevestes sino de perpuntes. Aunque no se puedan considerar como jinetes si que parece que los estribos sean algo más cortos y las piernas vayan ligeramente flexionadas.

Continará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Continuamos con más miniaturas de las Cantigas, centrándonos ahora en la infantería. En esta imagen un contingente de peones está atacando una fortaleza. Por las enseñas sabemos que se trata de una fortaleza castellana atacada por una fuerza musulmana, pero los rasgos de los peones en primer plano podrían indicar que también hay elementos cristianos en el ejército atacante. El ballestero que dispara arrodillado está empleando una ballesta de estribo, y es muy característico el gancho de armar que pende del ceñidor. Las ballestas eran especialmente apreciadas en el ataque y defensa de fortificaciones y, aunque no es este el caso, los ballesteros solían ir protegidos con lorigones. Junto al ballestero hay una conjunto de peones muy bien armados (no son unos simples campesinos): aunque no vistan loriga protegen su tronco con perpuntes, su cabeza con almófares y sus piernas con calcillas o peales. Van armados con lanzas con pendoncillos o flámulas sujetos al asta, y se protegen con grandes escudos ojivales. Estos escudos son mucho mayores que los empleados por los caballeros y se podrían considerar como paveses. Serían empleados por los peones para aproximarse a las fortalezas o para formar un muro de escudos. En este caso parece que los peones están empleando sus paveses para proteger a los ballesteros.

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Imagen de un ejército cristiano. Los caballeros montan sobre caballos bardados y van equipados con escudos “españoles”, yelmos cerrados o bacinetes semiesféricos, y loriga completa. Los peones más abundantes son los lanceros, que van todos equipados con lorigones (de malla o de escamas) y capacetes semiesféricos simples. Unos pocos visten almófar exento de malla, pero la mayoría solo llevan la cabeza protegida por el bacinete. Las piernas no están protegidas. Solo unos pocos llevan escudo. Llama la atención que las lanzas de los peones, a diferencia de las de los caballeros, no llevan pendoncillo en el asta. En primer plano aparecen dos ballesteros equipados con ballestas estriberas. No llevan protección en la cabeza pero visten sendos lorigones (uno de malla metálica y otro de escamas de cuero hervido). Es visible el gancho de armar colgando del ceñidor.

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Imagen de un asedio. Los caballeros del ejército atacante llevan equipo completo aunque los caballos parece que no van bardados. Se ven cascos semiesféricos y yelmos cerrados, destacando en uno de éstos que el brazo superior del refuerzo cruciforme se prolonga hacia arriba formando una voluta o cresta decorativa. Solo son visibles las cabezas de los peones que llevan capacete semiesférico (con o sin cerco) sobre almófar. Llama la atención el extraño escudo triangular de uno de los peones, que podría ser en realidad un escudo ojival mal dibujado. Entre las tiendas asoma otro guerrero que cláramente se protege con un escudo ojival y que sobre el almófar lleva un capacete semiesférico con el cerco en forma de ala corta.

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Seguimos con las miniaturas de las cantigas centrándonos ahora en los ejércitos “moros” y más concretamente en los jinetes. Esta miniatura y las tres que le siguen constituyen una serie que narra visualmente un enfrentamiento entre dos ejércitos de caballería. En la primera vemos un ejército musulmán (o tal vez un ejército musulmán con aliados cristianos). A la derecha tenemos un contingente de caballeros armados al estilo “cristiano”: loriga completa con brafoneras y manoplas, perpunte sobre la loriga, capacete semiesférico, lanza con pendoncillo y escudo “español”, silla de arzones altos y estribos largos. Lo único que llama la atención es que parece que tan solo uno de los caballeros monta sobre un caballo con bardas, lo que probablemente los identifique como andalusíes. Detrás de este contingente “pesado” aparece un nutrido grupo de jinetes (en sentido estricto) equipados al estilo africano (¿serían benimerines?). Van tocados con turbantes y montan a la jineta con estribos muy cortos que les hacen llevar las piernas muy flexionada permitiendo un mayor control de la montura. En esta miniatura no se aprecia pero deben usar sillas de montar rasas. Están armados con las nuevas adargas acorazonadas y con unas lanzas muy diferentes a las que hemos visto hasta ahora: su hoja es más larga y ancha que la de las lanzas “cristianas” y llevan en el enmangue dos topes o pesos esféricos. Además no llevan pendoncillos en el asta. El ejército lucha bajo una enseña cabdal farpada.

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Este ejército se enfrenta al que veíamos en la miniatura anterior. En este caso claramente se trata de un ejército formado por un contingente cristiano (por la imagen de la Virgen en la enseña cabdal y las cruces) y uno “moro” (con enseña cabdal propia). Los cristianos llevan el equipo completo incluyendo (a diferencia de los caballeros del ejército antagonista) bardas para todos sus caballos. En retaguardia hay otro contingente de jinetes equipados de manera idéntica a los del otro ejército. En esta miniatura resulta particularmente evidente como en la monta “a la brida” las piernas se llevan estiradas mientras que en la monta “a la jineta” se llevan flexionadas.

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Esta imagen y la siguiente continúan la serie de las dos anteriores. El ejército de la derecha ha derrotado al de la izquierda y hace huir a los supervivientes. El grueso de la caballería pesada del bando izquierdo ha sido destruido y tan solo un par de caballeros son visibles mezclados con los jinetes. Se pueden distinguir los detalles de la espada de uno de los jinetes, que es similar a los de los caballeros vencedores (arriaces curvos y pomo esférico): la espada jineta aparecerá en época posterior. Los caballeros que luchan bajo la enseña de la Virgen son los que han decidido la jornada y persiguen ahora a los derrotados. Llama la atención que no cargan con la lanza bajo la axila sino que la empuñan con el brazo en alto, golpeando de arriba a bajo. Tal vez así era como se manejaba después de la carga inicial, cuando los combatientes ya estaban inmersos en la melé.

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El contingente de jinetes aliados se suma a la persecución del enemigo derrotado y deja atrás su campamento. En los jinetes que hay en primer plano se pueden apreciar las sillas de montar rasas que van sobre unas mantas decoradas con motivos geométricos. También se distinguen los aparatosos acicates que calzaban. Es muy frecuente que los “moros” se representen con las mangas de sus túnicas arremangadas.

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En esta imagen aparecen dos guerreros saludándose, uno equipado al estilo cristiano y otro al estilo africano, y permite apreciar con detalle las diferencias entre el caballero enlorigado que monta a la brida y el jinete ligero que monta “a la jineta”. El cristiano lleva loriga con brafoneras pero sin manoplas (quizás se las haya quitado), casco semiesférico con cerco decorado y sobreveste. Monta en silla con arzón trasero alto y envolvente y con estribos largos. El caballo no va bardado, quizás por tratarse de un caballero “de frontera”. El musulmán viste turbante y túnica arremangada (aunque parece que debajo pueda estar llevando una cota de malla). Monta sobre una silla rasa con arzones bajos, estribos cortos y calza unos acicates muy aparatosos. Sus escudos no están a la vista (tal vez los sujeten los escuderos) pero podemos suponer que se trataría de un escudo “español” y una adarga bivalva respectivamente. Se aprecia bien la espada del musulmán que todavía no es jineta, sino de arriaces curvos.

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Esta miniatura de un ejército musulmán algareando muestra la coexistencia durante la segunda mitad del siglo XIII de dos tradiciones: la andalusí que favorece la caballería pesada del tipo cristiano y la norteafricana que favorece la caballería ligera de jinetes. Esto daría lugar a ejércitos de aspecto muy heterogéneo en los que convivirían jinetes, caballeros enlorigados, y combatientes a caballo “mixtos” que adoptarían elementos de una u otra tradición en función de sus preferencias o su nivel económico. El guerrero en primer plano no lleva loriga pero sin embargo monta a la brida, lleva un capacete semiesférico con ala y porta un escudo “español”. Tal vez cabría interpretarlo como un escudero (según las fuentes los caballeros andalusíes iban también acompañados por un escudero como sus congéneres cristianos). Detrás se distinguen dos yelmos cilíndricos y otro escudo “español”. Pese a estar semiocultos podemos suponer que se trata de dos caballeros enlorigados, aunque se ve claramente que sus caballos no van bardados. Más atrás se ve un personaje barbado que podríamos identificar como el caudillo de la hueste. Va velado al modo africano y usa una adarga bivalva, pero sobre el velo lleva un casco apuntado ricamente decorado con una especie de penacho dorado. El antiguo casco apuntado pervivirá en los ejércitos andalusíes en esta variante. Detrás del caudillo vemos un abanderado enlorigado que sostiene la enseña cabdal. Sobre el almófar lleva un casco apuntado del mismo tipo. Junto a él hay otro guerrero equipado al estilo africano con turbante, adarga bivalva y sin loriga. Las lanzas que se distinguen al fondo son de estilo “cristiano” con hojas más pequeñas sin topes y con pendoncillos.

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Combate de caballería entre cristianos y musulmanes. En el bando cristiano son todos caballeros enlorigados. Vemos capacetes semiesféricos y yelmos cilíndricos, escudos “españoles” y caballos barbados. Algunos luchan con espada pero el caballero en primer plano acaba de derribar al abanderado enemigo con la lanza sujeta bajo la axila (carga a “lance couchée”). En el bando musulmán se observa la característica variedad de equipos. Hay varios caballeros, incluyendo el abanderado, equipados de manera similar a los cristianos, con la única diferencia de que sus caballos no están protegidos con bardas ni testeras. Incluso se ve como uno de los caballeros andalusíes carga con la lanza sujeta bajo la axila. Pero hay también guerreros (algunos con rasgos negroides) que combaten como jinetes, sin protección corporal y armados con adargas bivalvas y blandiendo sus lanzas en alto (al menos una de las lanzas es una azagaya del tipo africano con tres topes esféricos en el enmangue). No se aprecia con claridad pero podría ser que alguno de los jinetes usara escudo español y alguno de los caballeros adarga bivalva. Debemos considerar que todos o parte de los jinetes son africanos combatiendo en la Península, probablemente benimerines.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mclane »

Vaya curro Noviscum!! Qué detalladas son las miniaturas de las Cantigas, además de preciosas.
Cobdician caballeros las guerras de cada día
por levar muy grant sueldo e doblar la cuantía:
e fuelgan cuando veen la tierra en robería
de ladrones e cortones que traen en compañía.


Pero López de Ayala . Rimado de Palacio
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Urogallo »

¡Impresionante y glorioso trabajo!
"Adoro Alemania. Por eso me gusta que haya dos" Charles de Gaulle.
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Noviscum Deus
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

¡Muchas gracias! ,-)

La verdad es que las Cantigas son, con diferencia, la mejor fuente tanto en calidad como en cantidad. Aun van a dar para dos o tres posts.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Es que las Cantigas dan para mucho.
Ánimo Noviscum, que menudo curro te estás pegando :Bravo
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Muchas gracias por los ánimos Antigono. De veras que se agradecen.

En este post concluyo ya con las miniaturas de las Cantigas. La mayor parte representan ejércitos “moros” y son por tanto “más de lo mismo”: para no repetirme no me extenderé demasiado comentándolas. Pero las dos últimas imágenes incluyen representaciones de ingenios de artillería que probablemente resulten más interesantes.

Imagen

Imagen de un ejército musulmán marchando. La caballería está compuesta por jinetes y por caballeros con loriga, almófar y casco agudo con “cresta”. Tanto unos como otros parecen estar equipados con adargas bivalvas. En el “bosque de lanzas” se ven azagayas con hoja ancha y topes esféricos (probablemente de los jinetes) y lanzas con hoja más pequeña y pendoncillo (probablemente de los enlorigados), así como una enseña cabdal farpada decorada con motivos epigráficos. En retaguardia vemos las acémilas del bagaje. Los peones podrían ser más muleros o siervos que guerreros, ya que no se ven armas, aunque uno de ellos lleva un buen lorigón con almófar.

Imagen

Un ejército moro regresa tras una aceifa con botín de cautivos y ganado. La caballería presenta la heterogeneidad característica: hay un par de caballeros enlorigados con yelmo cilíndrico y escudo “español”, pero la mayoría son jinetes ligeros con adarga. Algunos jinetes llevan capacetes semiesféricos. Como novedad se observa que en el “bosque de lanzas” asoman también algunos arcos, por lo que cabe suponer que el ejército incluye también arqueros a caballo. Desgraciadamente ninguno de estos arqueros aparece en primer plano y no sabemos como irían equipados, aunque cerca de los arcos asoman capacetes semiesféricos. Guardando a los cautivos aparece un grupo de peones probablemente africanos (unos son subsaharianos y otros llevan turbante). Su equipo se limita a una lanza, aunque llevan las piernas protegidas con calcillas. De nuevo podemos observar la costumbre de arremangar las mangas que los cautivos cristianos (con cofia) no siguen.

Imagen

Otro ejército moro. No haré nuevos comentarios sobre la caballería, que de nuevo es muy heterogénea, y solo mencionaré que ésta es una de las escasísimas ocasiones en que vemos a musulmanes montando sobre caballos barbados. Es más interesante observar el contingente de infantería: no se trata de peones escasamente armados como los que veíamos en la miniatura anterior, sino de una auténtica infantería “pesada” (solo puede tratarse de guerreros profesionales). Llevan lorigón de mallas con manoplas, y sobre éste otro lorigón de escamas, aunque podría tratarse de una única prenda en las que las partes que requieren mayor movilidad (mangas y faldón) se confeccionan con malla de anillas y el resto con escamas de cuero endurecido. Además llevan calcillas o peales envolviendo las piernas y la cabeza protegida en algunos casos con almófar y capacete semiesférico. Van armados con lanzas y escudos ojivales, aunque uno de ellos porta adarga bivalva. Se trata de una infantería excepcionalmente bien equipada.

Imagen

Un grupo de jinetes junto a su campamento.

Imagen

Otro contingente de caballería musulmana. El guerrero en primer plano es un jinete, aunque lleva escudo “español” y los estribos bastante largos. Hay algún otro jinete (todos con lanza con topes esféricos) pero la mayoría de los guerreros del grupo llevan un equipo algo más pesado: perpunte, almófar de malla y casco semiesférico (algunos con cresta y otros con un remate esférico). Parece que van armados con lanzas “cristianas” (con pendoncillo y hierros pequeños) pero unos portan escudos “españoles” y otros adargas bivalvas. Sería una caballería “mixta”, mejor protegida que los jinetes “puros”, pero más ligera que los caballeros enlorigados.

Imagen

Otro heterogéneo grupo de combatientes musulmanes. Como ya hemos comentado mucho sobre ellos no me repetiré, solo señalar como ya van apareciendo jinetes con un equipo más pesado. Dos de los personajes barbados que aparecen en esta miniatura montan a la jineta con estribos cortos, pero su aspecto es menos “africano”: sustituyen el turbante por un casco semiesférico, la adarga por un escudo “español” y la lanza con topes esféricos por la lanza con punta pequeña y pendoncillo. A destacar el modo en que la vaina de la espada pende del hombro con una correa; los cristianos la llevan sujeta a la cintura por el ceñidor.

Imagen

Un ejército moro asedia una fortaleza cristiana. Los peones moros llevan equipo ligero: calcillas y adargas, y casi todos se cubren la cabeza con turbantes (solo un par lleva capacetes semiesféricos). No se aprecian sus armas ofensivas, pero por detrás asoman lanzas con pendoncillos, azagayas y una ballesta de estribo. Por delante del grupo un ballestero monta su arma mientras otro peón le cubre con un escudo ojival decorado con sellos de Salomón. Un zapador con pico parece a punto de avanzar hacia las murallas confiando que los ballesteros mantengan a los defensores alejados de las almenas. La fortaleza parece estar defendida por guerreros equipados con perpunte y escudos “españoles” u ojivales. La mayoría lleva capacetes semiesféricos con cerco y almófar, aunque alguno lleva el capacete directamente sobre la cabeza y otro solo se protege con el almófar. Hay también un ballestero que parece no llevar ningún tipo de protección.

Imagen

Otro ejército “moro” con tipos de tropa que ya hemos visto por lo que no me extenderé mucho. Solo señalar de nuevo la presencia de combatientes a caballo “mixtos”, a medio camino entre los jinetes y los caballeros enlorigados. En primer plano aparece un personaje con ricos ropajes que monta a la jineta y lleva azagaya, pero también lleva capacete metálico y escudo “español”. Detrás de él hay un personaje con loriga sin manoplas, perpunte (¿o sobreveste?), capacete semiesférico y almófar. Lleva escudo “español” y lanza “de caballero” con pendoncillo. Los peones van armados con azagayas y adargas, sobre la cabeza llevan turbante o capacete semiesférico y se protegen las piernas con calcillas.

Imagen

Del grupo de jinetes de la escena izquierda ya habíamos hablado, pero del ejército cristiano de la derecha creo que no. Los caballeros llevan un equipo especialmente pesado: monturas con bardas (textiles o de malla de anillas) y frontaleras, lorigas con almófar y manoplas, yelmos cilíndricos o capacetes semiesféricos (siempre sin nasal, elemento ya en desuso en esa época), escudos “españoles” y lanzas con pendoncillo. Los peones llevan también un armamento bastante pesado. Vemos lorigones de tres tipos: de malla de anillas con manga corta y almófar, de malla de anillas con manga larga, manoplas y almófar, y un lorigón de escamas. Algunos se protegen la cabeza solo con el almófar pero se ven bastantes capacetes semiesféricos. Parece que el peón de la loriga de escamas se cubre con una especie de cofia. Van armados con lanzas de pendoncillo y escudos “españoles”, y algunos llevan cuchillos largos (o espadas cortas) metidas en el cinto. Esas armas podrían caer dentro de la categoría del coltell o cutiello. A destacar que no llevan calcillas, que podrían haber sido más típicas de los peones musulmanes.

Imagen

En esta imagen vemos un ejército musulmán expugnando una fortificación. Junto a la muralla vemos a un zapador protegido con lorigón de escamas, capacete semiesférico y almófar que está atacando la base del muro con un pico. Un compañero que lleva un equipo defensivo similar lo protege de los proyectiles cubriéndolo con un gran escudo (pavés). Detrás de los zapadores dos ballesteros disparan con sus ballestas de estribo contra las almenas. Los ballesteros van también equipados con lorigones de escamas. En retaguardia vemos a otros personajes manejando uno de esos “engeños que tiran piedras por contrapeso”: un fundíbulo o trabuquete. Llaman la atención los extraños cascos cónicos que usan algunos de los defensores de la fortaleza a la izquierda de la imagen: tal vez el artista ha interpretado erróneamente el “capel de fer” con ala.

Imagen

Esta imagen se solapa con la anterior. Aquí el ejército atacante también está usando máquinas de guerra. En primer plano vemos un fundíbulo o trabuquete muy similar al anterior (obsérvense las ruedas que deberían servir para ponerlo en posición). En este caso los operarios están haciendo pivotar manualmente el asta elevando el contrapeso (en la imagen anterior el ingenio ya está listo para disparar). Dos de los operarios van bien protegidos con lorigón de escamas y capacete semiesférico y trabajan cubiertos por las adargas de otros peones. En segundo plano se aprecia una pequeña algarrada de tracción humana (sin contrapeso), que las Partidas definen como “[engeños] que tiran con cuerda de mano”. Es tan pequeña que puede ser operada por un solo hombre.

Continuará...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mclane »

Una pregunta Noviscum, vas a tener en cuenta sólo representaciones pictóricas o también otras, por ejemplo sepulcros de Caballeros?
Cobdician caballeros las guerras de cada día
por levar muy grant sueldo e doblar la cuantía:
e fuelgan cuando veen la tierra en robería
de ladrones e cortones que traen en compañía.


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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Sir Nigel »

Noviscum Deus escribió:Muchas gracias por los ánimos Antigono. De veras que se agradecen.
Creo que te estamos siguiendo todos, aunque no hayamos asomado aún. Grandísimo hilo, Noviscum.
El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por pepero »

mclane escribió:Una pregunta Noviscum, vas a tener en cuenta sólo representaciones pictóricas o también otras, por ejemplo sepulcros de Caballeros?
Pues no es mala idea, seguro que el armamento (individual) es mas cercano a la realidad y no al de un escribano-copista que relata lo que le cuentan terceros.

Estoy de acuerdo con Sir Nigel, gran tema.

Saludos
Pepe
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Noviscum Deus escribió:el contingente de infantería: no se trata de peones escasamente armados como los que veíamos en la miniatura anterior, sino de una auténtica infantería “pesada” (solo puede tratarse de guerreros profesionales). Llevan lorigón de mallas con manoplas, y sobre éste otro lorigón de escamas, aunque podría tratarse de una única prenda en las que las partes que requieren mayor movilidad (mangas y faldón) se confeccionan con malla de anillas y el resto con escamas de cuero endurecido. Además llevan calcillas o peales envolviendo las piernas y la cabeza protegida en algunos casos con almófar y capacete semiesférico. Van armados con lanzas y escudos ojivales, aunque uno de ellos porta adarga bivalva. Se trata de una infantería excepcionalmente bien equipada.
¿Podrían ser mercenarios cristianos al servicio de los musulmanes? :pre:
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

mclane escribió:Una pregunta Noviscum, vas a tener en cuenta sólo representaciones pictóricas o también otras, por ejemplo sepulcros de Caballeros?
Pues lo cierto es que la gran mayoría de las imágenes que tengo son pinturas, sobre códices o murales. Esculturas pocas, y sepulcros con caballero yacente creo que ninguno.
Si alguien encuentra alguna imagen que crea que sea adecuada que no dude en postearla, o si lo prefiere que me la mande.

En todo caso creo que los sepulcros de caballeros con imagen yacente son más propios de los siglos XIV y XV, y solo planeo llegar hasta principios del XIV. Aprovecho para animar a cierto forero a que continué el hilo cuando yo acabe con lo mío :wink: .
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Dos fotografías de una pintura mural de la iglesia de San Juan Evangelista de Uncastillo (Zaragoza), de finales del siglo XIII. Están representados tres soldados que escoltan a Jesús presentándolo ante Herodes. Los peones presentan un aspecto bastante particular. El de la derecha va armado con una espada y protege su cabeza con una especie de capacete recubierto por un lienzo que se prolonga hacia abajo a modo de almófar. Volveremos a ver peones de esta época con un tocado similar: un capacete asociado a una especie de cofia de tela que se prolonga por detrás y por debajo como un almófar. El segundo peón, también un espadado, se protege la cabeza con un extraño casco ¿metálico? ligeramente apuntado dotado de un gran cubrenucas y nasal. El último peón, armado con un hacha de combate, se protege el cuerpo con una especie de coraza (¿perpunte?) fabricada con algún tipo de material trenzado. Parece que tanto el casco como el almófar están fabricados con ese mismo material. Ninguno de los tres lleva escudo.

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A continuación postearé una serie de imágenes pertenecientes a la decoración mural del palacio Aguilar de Barcelona, con una cronología estimada de entre 1275 y 1285. En esta decoración se representa la conquista de Mallorca por el rey Jaume I en el año 1229. En esta primera escena vemos peones musulmanes defendiendo las murallas de Madina Mayurqa. Su armamento es muy ligero, limitándose a lanzas y pequeñas adargas circulares. También aparece un peón usando un fustíbalo, lo que demuestra la longevidad del uso de estas armas. Llama la atención que los defensores de la Madina llevan un armamento no muy diferente al representado en los beatos mozárabes del siglo X. A destacar las dos enseñas cabdales farpadas que ondean sobre las almenas, una de ellas con el Sello de Salomón.

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Esta segunda fotografía ofrece una visión más amplia del asedio de Madina Mayurqa. A la derecha se ve la ciudad y como los cristianos intentan hacerse con el control de una de las torres. A la izquierda el campamento cristiano, en el que reconoce la tienda del rey Jaume que departe con los principales magnates.

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Dos caballeros charlando en su tienda en el campamento catalano-aragonés. Por sus sobreseñas podemos reconocerlos: se trata de Hugo, IV conde de Ampuries, y Pero Maça, señor de Sangarrén. Sus sobreseñales se repiten en las mangas de los sobrevestes, los cascos, e incluso en la tela de la tienda y el escudo que pende del poste central. Ambos caballeros van armados con loriga con almófar, brafoneras y manoplas, y podrían llevar un perpunte sobre el sobreveste. El casco es semiesférico, parece que con nasal. Se ven pocas representaciones de yelmos cilíndricos en el ámbito de la Corona de Aragón. El motivo heráldico que se repite en las sobreseñas de Pero Maça es “parlante”: una maza que hace referencia a su apellido.


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Esta escena representa el momento culminante del asalto a la cuidad cuando un grupo de enlorigados logra tomar una de las torres y hace ondear sobre ella el pendón Real. Los cristianos aparecen armados con loriga con almófar y manoplas y capacetes semiesféricos sin nasal, y portan escudos “españoles”. Los defensores van muy pobremente equipados, sin defensas corporales y armados solo de lanza y adarga redonda de pequeño diámetro. A destacar que son subsaharianos, lo que concordaría con las fuentes que mencionan la presencia de contingentes africanos (almohades) en la batalla.

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En otro panel del palacio Aguilar se representa la batalla de Portopí. En esta imagen vemos la caballería musulmana. Encabeza la formación un jinete “mixto”: monta a la jineta con estribos cortos, pero va equipado con loriga completa con brafoneras, almófar y manoplas. Sobre el amófar lleva un casco agudo sin nasal y sobre la loriga viste una túnica con mangas arremangadas. No se puede apreciar bien a los otros jinetes, pero se puede adivinar la pierna de otro enlorigado (lleva brafonera) que también monta a la jineta con estribos cortos. Un par de jinetes se cubre la cabeza con una especie gorro curiosamente parecido a la barretina catalana. Ninguno de las monturas aparece bardada.

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La vanguardia catalano-aragonesa en la batalla de Portopí, liderada por Guillem de Montcada, vizconde de Bearn. Los caballeros montan sobre caballos barbados con protección de malla. Llevan loriga completa (con brafoneras, almófar y manoplas), capacetes semiesféricos y se protegen con escudos españoles. A diferencia de sus enemigos, los caballeros montan a la brida, con estribos largos y piernas estiradas. Guillem lucha con espada mientras que su compañero combate con lanza aunque no la sujeta bajo la axila sino que la blande en alto. La heráldica ya está bien desarrollada y Guillem luce en sus armas las vacas de Bearn y los puntos de Montacada. Guillem y Ramón de Montcada morirán en este combate aunque la victoria caerá del lado cristiano.

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En esta imagen vemos al grueso de la caballería de Jaume I. Su equipo es bastante homogéneo. A destacar que todos los caballos llevan bardas con pechera y capizana de malla y que todos los caballeros se cubren con capacete semiesférico sin nasal: no hay ni un solo yelmo cilíndrico. Los pendones en las lanzas de los caballeros no son triangulares como veíamos en las Cantigas, sino rectangulares. Parece que bastantes de ellos visten perpunte.

Continuará...

NOTA: He editado el post correspondiente al último cuarto del siglo XII para añadir dos nuevas imágenes del Beato de Manchester.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Una miniatura perteneciente al Vidal Mayor, una compilación del fuero de Aragón cuyas ilustraciones se datan en torno al año 1290. En esta primera imagen vemos un combate singular entre caballeros. Ambos llevan loriga con almófar, brafoneras y manoplas, cubierta con sobreveste con sobreseñales (que se repiten en las bardas de los caballos y en los escudos). A destacar que ambos van equipados con escudos ojivales y llevan unos cascos parecidos al tipo “capel de fer”. Montan a la brida y resulta muy visible como los arzones de la silla evolucionan para “envolver” y sujetar con firmeza al caballeros sobre su montura. Uno de los caballeros combate con espada y el otro con lanza, aunque la empuña con el brazo levantado por encima de la cabeza. Este estilo de empuñar el arma lo hemos visto representado en tantas ocasiones que habría que concluir que la técnica de la “lance couchée” no lo desplazó por completo. Probablemente el caballero emplearía una u otra técnica en función de la situación táctica: si no había tiempo ni espacio para una carga en toda regla sería preferible blandir la lanza en alto en lugar de sujetarla bajo la axila.

Imagen

Otra ilustración del Vidal Mayor representando otro combate entre caballeros. En esta ocasión si que vemos como ambos está empleando la técnica de la “lance couchée”, sujetando firmemente el arma bajo la axila. De nuevo llevan loriga completa, sobreveste y bardas. Los escudos en esta ocasión son del tipo “español” con el borde inferior redondeado. A destacar los yelmos cerrados que, a diferencia de los modelos que hemos visto hasta ahora, no tienen la calva plana, sino que acaban en punta (yelmos agudos). Los dos caballeros montan a la brida con sillas de arzones altos y, se supone, con estribos largos, aunque el de la derecha aparece con las piernas flexionadas (tal vez debido a un error del artista o como resulta de haber recibido una lanzada).

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Otro combate singular entre caballeros del Vidal Mayor. No presenta apenas diferencias respecto a la imagen anterior.

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Otra miniatura del Vidal Mayor. En la mitad derecha aparece un caballero con protección completa: loriga con brafoneras, almófar y manoplas, sobreveste, escudo, “capel de fer” y caballo bardado. A destacar que el motivo heráldico que se repite en el sobreveste, las bardas, la señal y la tienda son las barras de la casa de Aragón por lo que el personaje representado podría ser el rey o su alférez.

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También del Vidal Mayor: a los pies del trono, sentado en los escalones, un enlorigado contempla al rey. A destacar que no lleva casco encima del almófar, y que el escudo ojival va decorado con las barras de Aragón, por lo que podría tratarse de un guardia real.

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Otros dos enlorigados del Vidal Mayor. Tampoco presentan demasiadas novedades. Como todos los caballeros representados llevan sobreveste y loriga con brafonera, manoplas y almófar. A destacar que la ausencia de casco sobre el almófar y el uso de escudos ojivales. Las espadas de pomo esférico parecen el modelo más común en esta época.

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También del Vidal Mayor, tres enlorigados sorprenden a unos amantes en el lecho. Todos llevan cascos tipo “capel de fer” sobre el almófar. Las hojas de las espadas muestran una acanaladura o decoración ondulada que ya veíamos en la imagen anterior.

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Una última miniatura del Vidal Mayor muy interesante que representa la hueste real aragonesa en marcha. Entre los caballero el propio monarca lleva las barras de Aragón en la barda de su montura, en el pendoncillo, en el sobreveste y (presumiblemente) en su escudo. El mismo motivo se repite en el pendón real rectangular. Los peones van tan bien equipados como los caballeros: con loriga con manoplas, almófar y brafoneras (lo que resulta algo extraño). La mayoría van armados con lanzas con pendoncillos y escudos al parecer circulares (rodelas). En primer plano un ballestero lleva la misma protección, siendo muy visible su equipo: ballesta de estribo, y gancho de montar y aljaba sujetos al cinto.

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Esta imagen pertenece al Gran Libro de la Conquista de Ultramar, relato novelado de la Primera Cruzada. Las miniaturas son muy similares a las de las Cantigas de Alfonso X, estando probablemente realizadas por artistas del mismo taller. Se datan entre los años 1291 y 1295. En esta primera ilustración observamos una ciudad fortificada asediada por dos ejércitos aliados. Tanto entre los defensores como entre los atacantes vemos elementos que parecen típicos de los ejércitos andalusíes: son numerosos los yelmos agudos con cresta que en las Cantigas solo veíamos equipando a guerreros “moros”, y también aparece algún arquero. En los ejércitos atacantes vemos una mayoría de ballesteros y arqueros que disparan contra la ciudad: van equipados con cascos (la mayoría agudos con cresta, aunque se ve también capacetes semiesféricos) y lorigones. Los arqueros parece que llevan arcos cortos compuestos. Uno de los tiradores lleva un lorigón de malla de anillas, pero el resto se protege con lorigones de escamas. En el ballestero que aparece en primer plano se observa que, aunque el cuerpo del lorigón es de escamas, las mangas y el almófar son de malla: quizás en realidad esté vistiendo un lorigón de escamas sobre uno de malla. Además de los tiradores podemos ver algunos peones lanceros. El que aparece en primer plano viste lorigón de malla con almófar y por encima un sobreveste (o tal vez un perpunte). Se protege con escudo ojival (con un motivo que recuerda a las barras de Aragón) y casco apuntado con cresta (se aprecia que la cresta o voluta está unida al cerco del casco, probablemente además de un ser elemento decorativo reforzar la protección). Lleva una gran espada al cinto y sujeta una lanza. Muchas de las lanzas que se observan en el campamento llevan pendoncillos sujetos al asta al estilo cristiano.

Imagen

Una segunda escena del Gran Libro de la Conquista de Ultramar. En este caso parece claro que un ejército cristiano está asaltando una ciudad defendida por musulmanes. A la izquierda de la escena a parece la caballería cristiana que se mantiene a la espera observando el asalto. Los caballeros llevan equipo completo: loriga con manoplas, almófar, brafoneras, sobreveste, escudos ojivales y yelmos cilíndricos cerrados o capacetes semiesféricos. Todos montan caballos bardados, uno de ellos con el petral de malla. Los peones están asaltando las murallas de la ciudad empleando una bastida o torre de asalto móvil. Los peones van muy bien protegidos: algunos llevan lorigón de malla y otros lóriga con manoplas y brafoneras. Todos cubren su cabeza con almófar de malla y capacetes semiesféricos. Uno de los enlorigados (¿un caballero desmontado?) ha reforzado todavía más su protección vistiendo un lorigón de escamas por encima de la lóriga y el sobreveste. Van armados con espadas y se protegen con escudos ojivales. Algunos de esos escudos son de gran tamaño (como el que lleva el peón que empieza a ascender por la escala de la bastida) y deben ser considerados como paveses empleados específicamente para atacar fortificaciones. Los defensores de la ciudad llevan un armamento más ligero. Se ven cascos agudos con cresta y capacetes semiesféricos, pero solo un arquero lleva lorigón de escamas. Dos lanceros van protegidos con adargas acorazonadas decoradas con penachos.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

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En este post y los siguientes voy a incluir imágenes correspondientes a las pinturas que decoran la techumbre de la catedral de Teruel. Se datan entorno al año 1295.

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Esta primera imagen representa a un par de caballeros con un aspecto un tanto anticuado: llevan loriga larga sin brafoneras ni manoplas y se protegen con grandes escudos cometa. Esto parece más propio del siglo XII que de finales del siglo XIII. Uno de ellos lleva la cabeza descubierta y el otro lleva almófar con un cinta anudada a modo de decoración. Van armados con espadas con pomo esférico y montan a la brida con estribos largos y sillas con arzones envolventes.

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Este caballero tiene un aspecto más “moderno”: ya se protege las piernas con brafoneras y el escudo está “recortado” por la parte superior (aunque no vemos si es del tipo español o del tipo ojival). Lleva capacete semiesférico sin nasal sobre el almófar y va armado con lanza con pendoncillo en el que se repite el motivo heráldico de fajas que vemos también en el escudo.

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Caballero con equipo muy pesado. Monta sobre caballo bardado con petral de malla. Lleva loriga completa con brafoneras, manoplas y almófar. Sobre este último lleva un capacete semiesférico. Lleva lanza pero no escudo. Se aprecian los estribos largos y la silla con arzones envolventes.

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Combate singular entre caballeros. Las monturas están bardadas y una de ellas cuenta con petral de malla. Llevan loriga completa y yelmos cerrados. Para no resultar muy repetitivo solo haré hincapié en los aspectos más llamativos de la escena: se aprecia muy bien la técnica de carga con lanza sujeta bajo la axila. Los diseños heráldicos se repiten en las bardas, los cascos y los escudos.

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Otro combate singular entre caballeros. De nuevo se aprecian muy bien los diseños heráldicos. En esta ocasión los caballeros no se cubren con yelmo sino con capacete semiesférico sin nasal. Como en la imagen anterior uno de los caballeros lleva sobreveste sobre la loriga pero el otro no.

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Otro combate entre caballeros. Esta vez con yelmo cilíndrico cerrado (“gran yelmo”). A destacar que uno de los caballeros no lleva loriga y en su lugar lleva una túnica, tal vez un perpunte. Ese caballero no carga con la lanza sujeta bajo la axila, sino que la empuña en alto.

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Combate entre un caballero y un peón. Este caballero, al igual que otros que hemos visto en la catedral de Teruel, va montado sobre una montura protegida solo con la barda de la grupa, sin petral. La verdad es que parece un tanto extraño porque es la parte frontal la más expuesta durante la lucha. No añadiremos nada más sobre el caballero, pero el peón muestra elementos más llamativos: lleva capacete semiesférico sobre una especie de cofia o almófar de cuero o textil, prenda que vemos cada vez con más frecuencia entre la infantería desde finales del siglo XIII. Lleva escudo “español” decorado con un ciervo rojo. Va armado con un bracamarte.

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Combate entre caballeros. Como el equipo es muy similar a los que ya hemos visto no añadiremos ningún comentario.

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Otro combate entre caballeros. Llama la atención que uno de ellos va armado con una ballesta. Aunque en esta época ya debían existir ballesteros montados es bastante extraño que un caballero enlorigado con un equipo tan pesado combata armado con una ballesta. Tal vez se trate de una “licencia artística” más que el reflejo de una práctica habitual.

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Combate entre un caballero cristiano y uno musulmán. El caballero cristiano lleva el equipo pesado que ya hemos visto en repetidas ocasiones: loriga con brafoneras y manoplas, yelmo cilíndrico cerrado sobre el almófar, sobreveste, bardas en la montura y escudo ojival. Monta a la brida con silla de arzones envolventes y carga con la lanza sujeta bajo la axila en posición horizontal. El caballero musulmán lleva un equipo casi tan pesado, solo que usa escudo circular (rodela) y casco apuntado. La barda se reduce a la grupa, no extendiéndose por el petral. Llama la atención el tipo de espada empleado. Hasta ahora siempre hemos visto a los guerreros musulmanes armados con espadas de hoja recta, pero éste emplea un arma de hoja curva. Tal vez sea una especie de bracamarte (no creo que se pueda hablar de cimitarras o alfanjes en estos momentos). La heráldica del cristiano podría representar las barras de Aragón mientras que el musulmán lucha bajo el emblema del Sello de Salomón (o Estrella de David) que ya hemos visto que era bastante habitual en los ejércitos andalusíes.

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Otro combate entre caballeros. Como el equipo no difiere demasiado de lo que ya hemos visto solo haré mención de que ambas monturas llevan petral y frontalera de malla y sobre estos barda con decoración heráldica.

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Otro combate entre caballeros. ¿el de la derecha podría pertenecer a una orden militar?

Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Seguimos con las pinturas mudéjares de la techumbre de la catedral de Teruel. Un nuevo combate singular entre caballeros. Ambos llevan equipo pesado: loriga completa con brafoneras, manoplas y almófar, sobreveste con señas heráldicas, escudo “español” y yelmo cerrado. A destacar que el yelmo deja de ser cilíndrico y empieza a ser puntiagudo, prefigurando el “pico de gorrión”. Cargan a la brida con las piernas totalmente estiradas y la lanza sujeta bajo la axila. Los caballos van cubiertos con bardas textiles en las que se repiten los motivos heráldicos, pintados también en escudos y yelmos.

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En las pinturas de la catedral de Teruel aparecen representados varios caballeros como éste, sin loriga ni casco, tal vez estén participando en un alarde. En todos los elementos de su equipo (escudo, bardas y flámula de la lanza) se repiten los colores particulares de cada caballero (¿éste podría ser un frates de alguna orden militar? ¿Santiago?). Se aprecian bien los estribos largos y las piernas totalmente estiradas.

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Combate singular entre dos caballeros. Ambos luchan sin ningún tipo de protección personal, tal vez se trate de una justa más que de un lance bélico. Se aprecia bien la técnica de la carga con “lance coucheé” y monta a la brida.

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Las tres imágenes anteriores podrían estar representando caballeros desmontados, pero su equipo presenta aspectos anticuados: llevan loriga corta con brafoneras, manoplas y almófar, pero no llevan ni sobreveste ni ningún tipo de casco. Tal vez por comodidad hayan prescindido de los yelmos mientras estén pie a tierra.

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Las cuatro imágenes anteriores, también de la catedral de Teruel, representan peones con equipo muy ligero, sin ningún tipo de protección personal. Todos llevan escudo y una única arma (espada o lanza). Destaca la variedad de escudos que portan: el primero lleva un escudo “español” similar al que usan los caballeros, el segundo lleva un escudo circular muy pequeño (tal vez derivado de las antiguas adargas “omeyas”) y los dos últimos escudos ovales, tipología que todavía no habíamos encontrado.

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El espadado de esta imagen esta protegido con loriga y almófar, pero sin brafoneras. Tal vez este aspecto sea indicativo de que se trata de un peón y no de un caballero desmontado.

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Un peón en lucha contra un unicornio. Combate con la lanza bajo la axila al estilo de los caballeros (lance coucheé). Emplea un gran escudo cometa que pende del tiracol. Aunque a lo largo del siglo XIII los caballeros van sustituyendo estos escudos por modelos “recortados” (español y ojival), todavía los vemos en manos de peones. En este caso llama la atención el recio umbo o bloca en punta que puede ser usado de forma ofensiva.

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Otro peón combatiendo contra un ser fantástico. Éste también emplea lanza, aunque la blande al estilo tradicional, con el brazo en alto. Usa también un escudo cometa de grandes dimensiones con tiracol, aunque en este caso sin umbo puntiagudo.

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Esta imagen es excepcional ya que muestra con detalle como se monta una ballesta estribera. Se coloca el pie en el estribo y se fija la cuerda al gancho sujeto al cinto. Se tensa la cuerda con ambas manos mientras se estira del gancho echando el cuerpo hacia atrás.

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En esta última imagen de la catedral de Teruel se muestra un zapador equipado con un zapa-pico. Como en otros casos el zapador va bien protegido, en este caso con loriga corta con almófar y manoplas.

Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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CABALLERÍA PESADA

Mensaje por Urogallo »

Pardiez, que buena imagen la del caballero musulman en el torneo. Interesantísimas las representaciones de los ejércitos mixtos musulmanes.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Imagen del artesonado del Palacio de Llió en la ciudad de Barcelona. Se datan en torno al año 1300. Se trata de un combate entre caballeros y su equipo es el habitual que ya hemos visto en tantos ejemplos: loriga completa, capacete semiesférico, escudo ojival, caballos bardados... Lo único destacable del equipo sería que las sobrevestes son de un tejido estampado y no repiten el esquema heráldico. También resulta extraño el modo en el que el caballero de la derecha maneja la lanza (que podría responder a un mala interpretación del artista o deberse a la forzada postura del brazo tras el brutal golpe. Pero lo más destacable de la pintura es que la heráldica de los caballeros permite situar muy bien el combate en el contexto histórico. La heráldica del caballero de la izquierda corresponde a la casa de Anjou y la del caballero de la derecha corresponde al del reino de Sicilia tras su incorporación a la Corona de Aragón. Por lo tanto la imagen representaría el conflicto entre la casa de Anjou y la de Aragón por el dominio de Sicilia tras las famosas “Visperas Sicilianas”. Por lo tanto el caballero de la izquierda probablemente sería Carlos II de Anjou y el de la derecha Jaime II de Aragón (o tal vez su padre Pedro III). Como se representa en la imagen serían los catalano-aragoneses los que derrotarían a los angevinos y se harían con el control de la isla.

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Una segunda pintura del Palacio de Llió. El caballero de la derecha lleva un equipo similar a los de la imagen anterior, incluida la sobreveste estampada y el modo de manejar la lanza. Las sobreseñales en casco, escudo y bardas corresponden a la casa de Ribes. El blasón de los Ribes (un grifo rampante) se repite en el resto de la decoración del artesonado. El caballero se enfrenta a un jinete musulmán. Es muy significativo que el jinete no carga frontalmente contra el caballero, sino que practica el tornafuye. El jinete va equipado con lanza y adarga acorazonada (con un motivo que podría ser heráldico), y parece que lleva loriga completa (con manoplas, almófar y brafoneras) bajo su túnica y turbante. El pintor ha representado con acierto al caballero montando a la brida con estribos largos y al jinete montando a la jineta con estribos cortos.

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Un imagen con más detalle del caballero Ribes.

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Imagen correspondiente a las pinturas murales que decoraban el Salón del Tinell en el Palacio Real Mayor de Barcelona. Representan la conquista de Mallorca por Jaime I. No tengo clara la cronología, tal vez de entorno al año 1300. Esta primera escena representa a un grupo de caballeros catalano-aragoneses. Todos montan caballos bardados y llevan casco semiesférico sobre almófar (se ve algún obispo con casco en forma de mitra, como ya habíamos visto en las pinturas del Palacio Aguilar). Se observa claramente que todos o parte de los caballeros visten perpuntes sin mangas sobre las lorigas. Parece que usan escudos ovales de pequeño tamaño de un tipo bastante inusual.

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Infantería catalano-aragonesa en marcha en las pinturas del Salón del Tinell. Algunos autores los han identificados como almogávares, aunque no muestran el aspecto con que se describen en las fuentes escritas. Se presentan dos grupos diferenciados de ballesteros y de lanceros. Se ve con claridad que las tácticas de infantería van evolucionando e implican la formación de unidades de peones con equipo homogéneo. Tanto los ballesteros como los lanceros llevan capacetes semiesféricos y cofias recias a modo de almófares. Algunos llevan los capacetes sobre la cofia y otros bajo ella. Tanto unos como otros llevan como arma secundaria un cuchillo largo o “coltell”. Los ballesteros llevan colgado del ceñidor tanto el coltell como el gancho de montar. Marchan con las ballestas estriberas al hombro pero no se observa donde llevan el goldre con los virotes.

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Detalle de los lanceros del Salón del Tinell. Parece que algunos visten una especie de perpunte sobre la túnica que podría proteger también el cuello. En los capacetes y vestiduras de los peones aparecen motivos heráldicos, entre los que se reconoce la cruz roja de San Jorge. Casi todos llevan el coltell colgado del ceñidor, pero el que abre la marcha (que en el casco lleva pintada una cruz y una media luna) lo lleva colgado del hombro al estilo andalusí. Llama mucho la atención que los lanceros no lleven escudos. Tal vez, al estar representados durante una marcha, los pesados escudos sean trasportados en las acémilas del bagage. Pero también puede ser que combatan sin escudo sujetando la lanza con ambas manos al estilo de los “brigans” franceses contemporáneos.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

A continuación voy a incluir un “mix” de imágenes que se pueden datar en el primer cuarto del siglo XIV. La panoplia representada se puede incluir todavía en nuestra “Fase 3” pero aparecen unas pocas innovaciones que ya anuncian una nueva fase (que confío que el compañero McLane, al que dentro de poco cederé el testigo del hilo, ilustre con su probada erudición).

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Pintura mural de Sta. Llucia de Mur (Lérida), de entorno al año 1300. A parte de las variadas e imaginativas torturas a las que se ve sometida la pobre mujer destacan dos guerreros. Interpreto que, al no calzar brafoneras ni espuelas, se trata de peones. Uno de ellos lleva lorigón de malla con almófar y va armado con una espada corta o cuchillo largo (coltell). La vaina no pende del cinto sino del hombro al estilo “moro”. El segundo guerrero lleva almófar exento y coltell o espada colgando del hombro, pero no lleva lorigón, solo una túnica (una saya o gonela si hablamos con propiedad).

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Esta miniatura y las dos siguientes corresponden al códice “Flor de las Historias de Oriente”, del primer cuarto del siglo XIV. La primera escena muestra un enfrentamiento entre un contingente de caballería cristiana y otro de caballería musulmana. La definición no es demasiado buena y no se aprecian bien los detalles. Los musulmanes, que parecen llevar la mejor parte en el combate, parecen jinetes bastante clásicos con turbantes, azagayas y, parece, espadas con hojas un tanto extrañas. Los caballeros cristianos montan sobre caballos bardados y vistes sobrevestes por encima de sus lorigas lo más destacable son los yelmos que corresponden a un nuevo tipo. El yelmo cilíndrico evoluciona: la calva ya no es totalmente plana sino que evoluciona hacia una forma de “pan de azucar” que protege mejor los golpes recibidos de arriba a abajo. Los yelmos presentan ahora un ventalle móvil por lo que el caballero ya no necesitará retirarse el yelmo para refrescarse.

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Otro combate de caballería de la “Flor de las Historias de Oriente”. Aunque en su enseña luzca la media luna el grupo de la derecha parece corresponder a un grupo de caballeros cristianos. El equipo de los caballeros es muy similar al que veíamos en la miniatura anterior, aunque los caballos no van bardados. No se ven escudos, lo que llama bastante la atención (pero no debe considerarse como algo representativo). También es curioso que los caballeros aparecen representados con las piernas flexionadas, como si montaran a la jineta. Entiendo que debe tratarse de un error del artista. Lo más interesante de la imagen es que por primera vez vemos una buena imagen del equipo de los arqueros a caballo “moros”. Probablemente se representen arqueros a caballo nazaríes, ya que su equipo presenta bastante similitudes con los guerreros representados en las Casas del Partal. Llevan arcos compuestos y cascos agudos sobre almófares. Los almófares no está claro si son de malla o textiles, pero casi todos parecen exentos. No se aprecia bien pero algunos (o todos) podrían llevar loriga bajo la sobreveste.

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Una última imagen de la “Flor de las Historias de Oriente”. Vemos un caballero, esta vez ya con escudo (ojival o español, no se ve el extremo inferior). La silla es de arzones envolventes aunque, una vez más, aparece representado ¿erróneamente? con estribos cortos. Lo más destacable es que se aprecia bien el nuevo tipo de yelmo ya que el caballero lleva el ventalle alzado.

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Una imagen de la Haggadah Dorada, también del primer cuarto del siglo XIV. Se representa un grupo de caballeros enlorigados. Los motivos heráldicos de cada caballero se repiten en los escudos, las sobrevestes y las bardas de sus monturas. El motivo del caballero que manda la hueste, león rampante dorado sobre fondo azul, se repite también en el pendón triangular. Los escudos que llevan son del tipo ojival, aunque se ve también una rodela circular. En la imagen se aprecia muy bien como son los “hierros” de las lanzas de los caballeros. Los cascos son algo extraños. Parecen algún tipo de capacetes apuntados, tal vez con ala.

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Una escena de una pintura mural de la iglesia de Santa Lucía, en Sos del Rey Católico, datada en el primer cuarto del siglo XIV. Representa a un grupo de caballeros cristianos, tal vez pertenecientes a una Orden (por la uniformidad de los colores y motivos en escudos y bardas). Se aprecia con detalle la técnica de monta, con estribos largos y arzones envolventes. Los escudos son ojivales aunque uno de los caballeros lleva una rodela. Destacan los cascos: pervive el modelo “antiguo” de capacete semiesférico sin nasal, pero vemos también un nuevo modelo apuntado con ala parecido al “capel de fer”, tal vez similar a los que veíamos en la imagen anterior.

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Miniatura del Codex Calixtinus de Salamanca (o Calixto de Salamanca), de la primera mitad del siglo XIV. El aspecto general tanto de los caballeros como de los peones del registro inferior es algo anticuado, más propio del siglo XIII. Los peones lanceros presentan la típica heterogeneidad de la infantería de la época. Algunos llevan loriga con almófar de malla, otros no llevan loriga pero si cofia o almófar “textil”, otros ni una cosa ni la otra. Sobre los almófares llevan capacetes semiesféricos. Vemos un escudo ojival (o español) y un par de rodelas, pero la mayoría de los peones no llevan escudos, lo que coincide con lo visto en el Tinell y otros lugares.

Continuará...
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mitrídates »

Hola. Soy nuevo en el foro. Felicidades por el artículo. Es muy bueno. Me interesa mucho porque siempre me había sorprendido como se representan los guerreros de la España medieval en la televisión, cuadros románticos, novelas etc. y como en realidad aparecen en registros contemporáneos como las "Cantigas" y "La gran conquista de ultramar". Gracias a este hilo ahora me hago una idea más aproximada a la realidad.
A cerca de delo que comentáis sobre la ausencia de protecciones en los caballos de los jinetes árabes yo había leído que éstos ,o al menos los nazaríes, preferían cabalgar sobre yeguas. La yegua es más dócil que el caballo, y esto se adaptaba muy bien a su modo de combatir (el torna e fuye). No en vano le daban tanta importancia a la equitación como al los ejercicios militares. Como contrapartida supongo que la yegua no podría aguantar esos pesos, de hecho ni siquiera lo puede aguantar un caballo corriente. Sólo los caballos de guerra. También creo que había escasez de caballos en reino nazarí, no es la tierra mas apropiada para ellos y además el reino estaba superpoblado. A modo de anécdota, en las treguas los cristianos se cuidaban mucho de prohibir el comercio de armas o caballos con los moros.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Hola Mitrídates, muchas gracias. A mí también me resultaba insatisfactoria la imagen que habitualmente se da de los guerreros medievales hispanos y por eso empecé a “coleccionar” fuentes primarias. Me alegro de resultar útil.

Son muy interesantes tus puntualizaciones sobre los caballos. Confío en que continúes participando y aportando al foro. Bienvenido.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mitrídates »

Nada hombre. Uno aporta lo que puede.. :D
También aprovecho para comentar acerca de una de las imágenes de asedio que muestras y de lo extraños que resultan algunos yelmos cónicos en el contexto hispano. Yo creo que mas que un capel de fer se trata de un modelo oriental muy común en los Balcanes y en la Italia meridional por aquel entonces. La imagen en cuestión describe un asedio a Constantinopla. Los musulmanes abren una brecha en la muralla valiéndose de un trabuquete amenazando con derribar la muralla, pero la Virgen interviene interponiendo su manto entre la muralla y los proyectiles. Ante tal milagro el rey musulmán se convierte al cristianismo.
Llama la atención sin embargo que el rey musulmán aparece representado como un andalusí típico, en vez de como un árabe oriental o un turco.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Desconocía que esos cascos tipo “sombrero chino” (si se me permite la expresión) correspondieran a un modelo real. Yo partía de la base de que “La gran historia de Ultramar”, pese a narrar episodios de las Cruzadas, al estar escrito y miniado en la corte castellana reflejaría el armamento contemporáneo hispano. Esa sigue siendo mi opinión (el equipo es básicamente el mismo que vemos en las Cantigas), pero pudiera ser que los artistas tuvieran alguna referencia o noticia de este modelo y les pareciera interesante introducirlo para dar un toque de exotismo a su obra. A nivel hispano no he encontrado ningún otro ejemplo de ese tipo de cascos.

EDITO: El tipo de casco a que nos referimos no aparecía en "El gran Libro de la Conquista de Ultramar" sino en las Cantigas... es lo que tiene escribir de memoria cuando se tiene tan mala memoria :pre: .
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por mitrídates »

El modelo en cuestión me sonaba de haberlo visto en miniaturas de la época de las campañas de los normandos en Sicilia y los Balcanes. He estado buscando en internet pero los modelos que salen son parecidos pero no exactamente iguales: unos son demasiado apuntados y otros demasiado redondeados. La miniatura que te digo no la he encontrado, pero creo recordar que eran dos infantes con escudos de cometa y el casco como el que estamos comentando. Pensaba que sería de la batalla de Dirraquio, pero por lo visto no debe ser así.
De todos modos concuerdo contigo en que el armamento de las cantigas y demás es tipicamente hispano y que el artista "coló" ese modelo del que tenía conocimiento. La obra es coetánea de las cruzadas y la expansión del comercio catalán por el mediterráneo, por lo que no es de extrañar que en España se empezase a conocer Oriente.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

Ahora postearé una serie de imágenes correspondientes a las magníficas pinturas murales de la torre del castillo calatravo de Alcañiz. Se datan a principios del siglo XIV pero tanto los caballeros cristianos como los jinetes musulmanes representados muestran una panoplia típica de finales del XIII por lo que entran de lleno en nuestra Fase 3 (aunque señalaremos un par de innovaciones).

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Comitiva de caballeros de la escena conocida como “El abrazo real”. Al otro lado del arco aparece otra comitiva similar que avanza para encontrarse con ésta, aunque la de la izquierda está muy mal conservada. Sobre la clave del arco aparecen otra vez los líderes de ambos grupos fundidos pie a tierra en un abrazo. Se especula que puede representarse algún episodio histórico en que los reyes de Aragón y de Castilla unieran sus fuerzas para alguna empresa. Esta imagen representa al grupo de caballeros aragoneses. Todos llevan equipo completo: sobreveste sobre loriga, caballo bardado y capacete semiesférico. Lo que más destaca es la variedad de diseños heráldicos que se repiten en bardas, sobrevestes, cascos he incluso los almófares y las sillas. Se aprecia bien los estribos largos y las sillas de arzones envolventes. Encabeza la comitiva el propio rey de Aragón, pero vemos también los colores de la casa de Luna (medialuna escaqueada), de los Cornell (un ave negra) y (creo) del condado de Barcelona. Llama la atención que los caballeros en lugar de lanzas llevan mazas.

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Las fotografías anteriores responden a otro panel del castillo de Alcañiz en que se representa un combate entre musulmanes y cristianos. Todos los guerreros musulmanes son jinetes “clásicos”: sin loriga ni casco, solo llevan túnica y turbante. Montan a la jineta con estribos cortos y piernas flexionadas. Se protegen con adargas acorazonadas decoradas con motivos “pseudo-heráldicos”: la mano de Fátima, una estrella de ocho puntas y decoración epigráfica. Llama la atención que no van armados con lanzas, sino solo con espadas. Muchas de las espadas representadas son de un nuevo tipo: hoja recta de doble filo, pomo esférico o circular y arriaces curvos. Podemos considerarlas como espadas “proto-jinetas”, ya que presentan características que ya veremos plenamente desarrolladas en las conocidas espadas nazaríes.

El contingente cristiano está compuesto por caballeros enlorigados con equipo completo, muy similares a los que veíamos en la primera imagen. Se pueden apreciar bien los escudos de tipo “español”. Aunque se ven algunos caballeros seglares, la mayor parte del ejército está compuesto por frates calatravos que lucen la cruz flordelisada negra en sus equipos. El ejército parece estar al mando del rey de Aragón que alancea a un jinete en el centro-derecha de la escena.

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Las tres fotografías anteriores corresponden a otro panel del castillo de Alcañiz. En el registro superior se representa una ciudad sobre cuyas murallas ondea la enseña de Castilla y León. A los pies de la ciudad acampa un contingente de caballeros pertenecientes a la Orden de Calatrava. De nuevo vemos como los frates, todos con loriga completa, llevan pintada la cruz negra sobre las sobrevestes, capacetes e incluso en las tiendas. En el registro inferior, junto a otra ciudad castellana (tal vez la misma) marcha un contingente de caballeros seglares. De nuevo llevan equipo completo similar al que vemos en otras escenas. La diferencia más notable es que todos ellos van armados con mazas. Destaca también como los capacetes semiesféricos van evolucionando: algunos muestran una curvatura hacia el borde que anuncia el ala del “capel de fer”. Lo más destacable es la variedad y colorido de los motivos heráldicos que vemos en bardas, escudos y en los numerosos pendones y enseñas. No vemos símbolos de linajes catalano-aragoneses por lo que es probable que se trate de un contingente castellano-leonés. Choca un poco la sobreveste del caballero que cierra la formación que no lleva señales heráldicas, sino que presenta un rico estampado. No es la primera vez que vemos algo así, pero destaca mucho entre sus compañeros.

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Las dos fotografías anteriores corresponden a otro panel del castillo de Alcañiz. De nuevo vemos contingentes de caballeros catalano-aragoneses. En el registro superior, a la derecha en mayor tamaño vemos a un grupo de caballeros sobre monturas bardadas. Reconocemos señales heráldicas que ya hemos visto: las barras de Aragón que viste el propio rey, el cornejo negro de los Cornell... Detrás de ellos, a cierta distancia (representados en una escala menor) vemos otro grupo de caballeros que, cosa rara en Alcañiz, no montan sobre caballos bardados. El abanderado que encabeza ese segundo grupo porta la “senyera” real de la Corona de Aragón. Los caballeros del primer grupo van armados con mazas y los del segundo con lanzas. ¿Podría ser que el grupo que cabalga sobre monturas sin bardas fueran los escuderos de los caballeros del primer grupo? Tal vez estén llevando los escudos y lanzas de sus señores que así viajan menos embarazados.

En el registro inferior vemos otro contingente aragonés de caballeros sobre monturas bardadas. Por las enseñas que flamean parece que este grupo estaría al mando de los señores de Luna. La mayoría de los caballeros llevan sobreveste por encima de las lorigas y capacetes semiesféricos sin nasal, algunos con una pequeña ala. Entre los caballeros vemos un par de aspecto anticuado, sin sobreveste sobre la loriga ni casco sobre el almófar.

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Todos las escenas pictóricas del castillo de Alcañiz deben representar hechos históricos que, por desgracia, no podemos identificas. No es el caso de este último panel en el que los historiadores han podido identificar la entrada del rey Jaume I “El Conqueridor” en la ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238. De nuevo vemos en la comitiva real señas heráldicas aragonesas: los Luna, los Cornell... Don Pere Cornell participó en la campaña de Valencia y su enseña ondea ya en las murallas de la ciudad donde habría entrado tras la capitulación para asegurarla. Junto a ella, la de los Luna y las enseñas reales de Aragón. Para anunciar la capitulación los moros valencianos hicieron ondear la “senyera” sobre la torre de Ali Bufat:

“A l´altre dia, a hora de vespres, vaig enviar a dir al rei i al Raiç Abulfamalet per tal que sabessen els cristians que meua era Valencia i que no els fessen cap mal, que posasen la meua Senyera a la torre que ara es del Temple.”

(“Al día siguiente, a la hora de las vísperas, envié a decir al rey y al Raiç Abulfamalet que, para que supieran los cristianos que Valencia era mía y no les hiciesen ningún daño, pusieran mi “Senyera” en la torre que ahora es del Temple.”)

¿Se ha notado mucho que soy valenciano?

Continuará...
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Urogallo »

Extraordinario lugar Alcañiz.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Quinto_Sertorio »

Para nada... no se nota en absoluto.. jejejej

.
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Re: Armamento en los reinos hispanos medievales

Mensaje por Noviscum Deus »

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Estas imágenes corresponden a las pinturas de las Casas del Partal en el complejo palaciego de la Alhambra granadina. Se les suele datar en el primer cuarto del s.XIV, aunque otros autores (incluido Álvaro Soler del Campo, máxima autoridad en armamento medieval hispano) las sitúan en el último cuarto de ese mismo siglo. Una cronología temprana permitiría encuadrar el armamento representado en nuestra fase 3, sin embargo la caballería representada es muy diferente a los “jinetes clásicos” de finales del s.XIII y principios del XIV que veíamos en las Cantigas y en Alcañiz, por lo que yo me inclinaría por una cronología tardía, de finales del XIV. Eso las pondría fuera del ámbito que me había propuesto abarcar, pero creo que son tan interesantes que merece la pena incluirlas.

Las pinturas parecen representar un alarde de caballería nazarí. Las fotografías que he podido encontrar no permiten apreciar demasiado bien los detalles por lo que el calco que posteo en primer lugar resulta muy útil.

Dejando de lado los abanderados distingo tres tipos de guerreros montados: jinetes, ballesteros a caballo y arqueros a caballo. Todos ellos montan a la jineta con estribos cortos y sillas de arzones poco pronunciados. En todos los casos la grupa de los caballos va cubierta por una manta decorada como ya hemos observado en jinetes más tempranos.

Los jinetes se cubren la cabeza con cascos metálicos apuntados que parecen llevar cubrenucas, tal vez de malla. Al menos uno de los jinetes se protege el cuerpo con un lorigón de anillas. Van todos equipados con adargas bivalvas decoradas con penachos. En uno de los casos la adarga pende de la silla. Sus armas ofensivas son lanzas y espadas largas que, por su empuñadura, podemos calificar sin lugar a dudas como espadas jinetas. Los jinetes presentan un aspecto “más moderno” que los que hemos visto hasta ahora, pero un par todavía viste al estilo norteafricano con amplia túnica y turbante (¿representan mercenarios o voluntarios norteafricanos?).

Los ballesteros a caballo son un tipo conocido en Castilla desde el segundo cuarto del siglo XIII y ahora por primera vez los vemos representados en un entorno nazarí. Van equipados de manera similar a los jinetes, también con cascos apuntados. Llevan las ballestas al hombro y la aljaba con los virotes cuelga de la silla de montar. El tamaño de la aljaba implica que los virotes o dardos son de poca longitud.

Los arqueros a caballo tienen un aspecto bastante diferente y muestran un aspecto más “oriental” con turbantes enrollados entorno a un tocado cónico. Tal vez los arqueros a caballo sean sucesores de los agzaz de origen turco o curdo llegados en tiempo de los almohades y conserven todavía su vestimenta característica. Llevan los arcos compuestos al hombro, aunque tal vez eso sea solo durante el alarde porque parece que la aljaba que pende de la silla, por su forma y tamaño, podría usarse también como funda para el arma.

Continuará...

EDITO

Añado algunas nuevas imágenes de la casa del Partal, de mejor calidad:

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Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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