¡Elefantes!
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Re: ¡Elefantes!
Como puntualizaban en el post de Bragadas, era el miedo a lo desconocido. Los caballos de los púnicos, acostumbrados, se mantenían en calma.
"Adoro Alemania. Por eso me gusta que haya dos" Charles de Gaulle.
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Re: ¡Elefantes!
Ya he acabado el artículo sobre la eficacia de los elefantes por si queréis echarle un vistazo.
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewt ... 9&start=30
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Re: ¡Elefantes!
He encontrado otra batalla con elefantes, bueno supuestamente, pues no hay muchos datos. En el 297 D.C. Cesar Galerio por orden de Dioclesiano Galerio lucho contra los Persas,en un desfile triunfal exhibió 13 elefantes, lo cual no es muy significativo pero también incluyo en el desfile 6 carros de guerra, lo cual da a entender que fue un botín de guerra pero no desde luego son poco más que especulaciones.
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Re: ¡Elefantes!
Yo sigo buscando datos sobre el tema, pero las referencias son muy vagas... y las de Polibio no las encuentro por ningún sitio, no sé que criterio siguieron para darla.
"Wellington esta acabado, Sire. Muy mal se nos tiene que dar".
Dicho por un ayudante de campo desconocido a Napoleón la mañana del 18 de junio de 1.815...
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Ab insomne non custita dracone
Dicho por un ayudante de campo desconocido a Napoleón la mañana del 18 de junio de 1.815...
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Re: ¡Elefantes!
Hay otras dos menciones a batallas con elefante, las dos son de las guerras entre los sasánidas y romanos. La primera fue en el 350 y el responsable de l ejército sasánida, y la otra en el 363.
- Sir Nigel
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Re: ¡Elefantes!
Extracto de un artículo de Quesada-Sanz sobre Aníbal.
http://www.uam.es/proyectosinv/equus/wa ... ibalis.pdf
Un ejército de época helenística, entre los siglos III y I a.C., se caracterizaba por contar entre sus tropas con lo que en terminología actual se denominan ‘armas de dotación’, es decir, armas servidas por dos o más combatientes que unen sus fuerzas para manejar un artefacto cuya capacidad destructiva, en alcance o potencia, es mucho mayor que la de la suma de los miembros de la dotación con sus armas individuales. Cuanto más elevada es hoy la cantidad de armas de dotación en un ejército, más moderno se considera. En la época de Aníbal, el ejército romano era –sólo en este sentido- muy sencillo, muy primitivo, mientras que los cartagineses, aunque ya no empleaban el carro de guerra, fabricaban y empleaban en sus fortificaciones con soltura, y a cientos, diversos tipos de piezas de artillería (lanzadoras de dardos y bolaños de piedra), y sobre todo empleaban habitualmente elefantes en el campo de batalla.
Si atendemos a la mayor parte de los historiadores militares modernos, el uso militar del elefante sería casi un error, dado que, cuando eran heridos o se asustaban, se volvían impredecibles y tan peligrosos para el propio bando como para el enemigo. A Aníbal le ocurrió en Zama (Polibio 15, 12), y Livio cuenta (27, 49) que los elefantes que su hermano Asdrúbal llevó a Italia a morir en la batalla de Metauro eran guiados por cornacas (guías) que llevaban a ese efecto un cincel y un martillo con el que perforar el cráneo de las bestias si se desmandaban y se convertían en un peligro para las fuerzas propias.
Sin embargo, el hecho es que durante siglos los mayores generales del mundo antiguo, como Pirro o el mismo Aníbal, emplearon elefantes con profusión siempre que podían conseguirlos, y no sólo por su efecto psicológico, muy notable en ejércitos que los contemplaban por vez primera, aunque efímero (por ejemplo ante los curtidos soldados de Alejandro Magno, Curcio 8, 12-13). Se emplearon sobre todo, y muy a menudo con éxito, para desorganizar la caballería enemiga, romper las líneas de una infantería poco sólida, arremeter contra fortificaciones de campaña y, muy raramente, contra otros elefantes. La forma en que Aníbal usó sus elefantes contra los carpetanos formando una barrera a la salida de un vado es un buen ejemplo de su utilidad (Polibio 3, 13, 5). Incluso los romanos emplearon elefantes siempre que pudieron procurárselos, contra ejércitos regulares helenísticos (como en la batalla de Cinoscéfalo de 197 a.C. -Polibio 18, 23-, curiosamente los macedonios no los tenían), contra tropas irregulares como los numantinos (Apiano, Iber. 56, ibid. 89), e incluso en sus guerras civiles (Thapso, año 46 a.C., Apiano Bell. Civ. 2, 96).
Por tanto, y pese a sus problemas, todos los ejércitos antiguos que pudieron conseguir elefantes los emplearon. Amílcar Barca contaba con ellos, y su yerno Asdrúbal tenía hasta 200 al tomar el mando en Iberia (Diodoro 25, 12). Aníbal confió en los elefantes desde el principio y hasta el final: llevó con éxito al menos cuarenta de ellos en su expedición contra los vacceos y vetones en 221-220 a.C. (Livio 21, 5; Polibio 3, 13). Partió en 218 a.C. en su ‘larga marcha’ por la Galia y los Alpes con al menos 37 elefantes (Apiano Aníbal 1, 4; Polibio 3, 46), aunque poco después de la batalla de Trebia sólo le quedaba uno, pues los demás murieron de frío (Polibio 3, 74; Livio 21, 56; 22, 2). Sobre éste cruzó Aníbal, enfermo y a punto de quedarse tuerto, los pantanos del Arno en 217 a.C. En Cannas ya no le quedaba ninguno, pero en algún momento recibió refuerzos, quizá hasta cuarenta bestias (Livio 23, 13), porque Livio nos cuenta que en el año 215 Aníbal empleó elefantes ante la ciudad de Casilino (23, 18) para detener una salida de los sitiados, y que en 211 los hispanos apoyados por tres elefantes rompieron la línea de una legión romana ante Capua (Livio 26, 5, 11). Sin embargo, también estos elefantes murieron o fueron sacrificados antes del regreso de Aníbal a África (Livio 30, 20). En cuanto a los quince ejemplares que Asdrúbal Barca llevó consigo en 209/207 a.C. para ayudar a su hermano (Apiano, Anibal 52), cinco debieron ir muriendo en camino, seis cayeron en la batalla de Metauro, ya en Italia, y “los cuatro restantes … los romanos les capturaron más tarde, pero no a los indios que cuidaban de ellos” (Polibio 11, 12, 1).
Se ha discutido mucho sobre los elefantes que pudieron emplear los ejércitos bárquidas. El consenso hasta ahora es que se trataba de una especie local del Atlas, diferente y de menor tamaño que el Elephas Maximus de la India (hasta tres metros en la cruz, lomo convexo y orejas pequeñas) o del Loxodonta africana cyclotis, elefante norteafricano empleado por los Ptolomeos (hasta dos metros y medio, lomo cóncavo, grandes orejas), y desde luego no el gran elefante de la sabana de hasta cuatro metros en la cruz, nunca bien domesticado en la Antigüedad. Por eso se cree generalmente que se trataba de un animal que, a diferencia de los usados por Ptolomeos, Seleúcidas y otros ejércitos helenísticos, no llevaba en su lomo ni torre ni combatientes, salvo un guía (cornaca), siendo el elefante el arma en sí misma. Las monedas de plata hispano-cartaginesas que representan elefantes pequeños sin torre parecen apoyar esta versión. Sin embargo, hay textos explícitos de época romana republicana que aluden al empleo de torres en los elefantes de los númidas (Caes., Bell. Afr. 30, 2; 41, 2; 86, 1), luego su colocación es factible en animales pequeños.
Hay algún indicio, además, del empleo por parte de Aníbal de elefantes asiáticos, quizá adquiridos a los Ptolomeos. En la batalla de Ilipa Livio describe a los elefantes púnicos como “‘bajo el aspecto de ‘castillos’”, en el sentido de empalizada (28, 4). Si, -como ya sugiriera Scullard- uno de los más valientes elefantes de Aníbal (que perdió un colmillo en combate y es quizá el superviviente solitario antes citado) se llamaba Surus (Plinio, Hist. Nat. 8, 5), su propio nombre, ”el sirio”, indicaría que se trataba de un elefante asiático, del tipo que desde Pirro y aún antes llevaba torre y dotación de combatientes. Lo mismo indican las referencias a cornacas indios en Metauro (Polibio 11, 1, 12). Pero sobre todo P. Rance ha llamado recientemente la atención sobre una entrada (la voz thôrakion) de la Suda, un muy tardío léxico bizantino que recoge fragmentos de textos hoy perdidos y que alude expresamente a torres de los elefantes de Aníbal. Se ha discutido si el fragmento citado es de Polibio, pero Rance argumenta de modo convincente que procede de Diodoro Sículo y en último extremo de Sósilo, el griego que acompañó a Aníbal en sus campañas, y defiende que es probable la colocación más o menos ocasional de torres –y por tanto de combatientes- en los elefantes de Aníbal.
http://www.uam.es/proyectosinv/equus/wa ... ibalis.pdf
Un ejército de época helenística, entre los siglos III y I a.C., se caracterizaba por contar entre sus tropas con lo que en terminología actual se denominan ‘armas de dotación’, es decir, armas servidas por dos o más combatientes que unen sus fuerzas para manejar un artefacto cuya capacidad destructiva, en alcance o potencia, es mucho mayor que la de la suma de los miembros de la dotación con sus armas individuales. Cuanto más elevada es hoy la cantidad de armas de dotación en un ejército, más moderno se considera. En la época de Aníbal, el ejército romano era –sólo en este sentido- muy sencillo, muy primitivo, mientras que los cartagineses, aunque ya no empleaban el carro de guerra, fabricaban y empleaban en sus fortificaciones con soltura, y a cientos, diversos tipos de piezas de artillería (lanzadoras de dardos y bolaños de piedra), y sobre todo empleaban habitualmente elefantes en el campo de batalla.
Si atendemos a la mayor parte de los historiadores militares modernos, el uso militar del elefante sería casi un error, dado que, cuando eran heridos o se asustaban, se volvían impredecibles y tan peligrosos para el propio bando como para el enemigo. A Aníbal le ocurrió en Zama (Polibio 15, 12), y Livio cuenta (27, 49) que los elefantes que su hermano Asdrúbal llevó a Italia a morir en la batalla de Metauro eran guiados por cornacas (guías) que llevaban a ese efecto un cincel y un martillo con el que perforar el cráneo de las bestias si se desmandaban y se convertían en un peligro para las fuerzas propias.
Sin embargo, el hecho es que durante siglos los mayores generales del mundo antiguo, como Pirro o el mismo Aníbal, emplearon elefantes con profusión siempre que podían conseguirlos, y no sólo por su efecto psicológico, muy notable en ejércitos que los contemplaban por vez primera, aunque efímero (por ejemplo ante los curtidos soldados de Alejandro Magno, Curcio 8, 12-13). Se emplearon sobre todo, y muy a menudo con éxito, para desorganizar la caballería enemiga, romper las líneas de una infantería poco sólida, arremeter contra fortificaciones de campaña y, muy raramente, contra otros elefantes. La forma en que Aníbal usó sus elefantes contra los carpetanos formando una barrera a la salida de un vado es un buen ejemplo de su utilidad (Polibio 3, 13, 5). Incluso los romanos emplearon elefantes siempre que pudieron procurárselos, contra ejércitos regulares helenísticos (como en la batalla de Cinoscéfalo de 197 a.C. -Polibio 18, 23-, curiosamente los macedonios no los tenían), contra tropas irregulares como los numantinos (Apiano, Iber. 56, ibid. 89), e incluso en sus guerras civiles (Thapso, año 46 a.C., Apiano Bell. Civ. 2, 96).
Por tanto, y pese a sus problemas, todos los ejércitos antiguos que pudieron conseguir elefantes los emplearon. Amílcar Barca contaba con ellos, y su yerno Asdrúbal tenía hasta 200 al tomar el mando en Iberia (Diodoro 25, 12). Aníbal confió en los elefantes desde el principio y hasta el final: llevó con éxito al menos cuarenta de ellos en su expedición contra los vacceos y vetones en 221-220 a.C. (Livio 21, 5; Polibio 3, 13). Partió en 218 a.C. en su ‘larga marcha’ por la Galia y los Alpes con al menos 37 elefantes (Apiano Aníbal 1, 4; Polibio 3, 46), aunque poco después de la batalla de Trebia sólo le quedaba uno, pues los demás murieron de frío (Polibio 3, 74; Livio 21, 56; 22, 2). Sobre éste cruzó Aníbal, enfermo y a punto de quedarse tuerto, los pantanos del Arno en 217 a.C. En Cannas ya no le quedaba ninguno, pero en algún momento recibió refuerzos, quizá hasta cuarenta bestias (Livio 23, 13), porque Livio nos cuenta que en el año 215 Aníbal empleó elefantes ante la ciudad de Casilino (23, 18) para detener una salida de los sitiados, y que en 211 los hispanos apoyados por tres elefantes rompieron la línea de una legión romana ante Capua (Livio 26, 5, 11). Sin embargo, también estos elefantes murieron o fueron sacrificados antes del regreso de Aníbal a África (Livio 30, 20). En cuanto a los quince ejemplares que Asdrúbal Barca llevó consigo en 209/207 a.C. para ayudar a su hermano (Apiano, Anibal 52), cinco debieron ir muriendo en camino, seis cayeron en la batalla de Metauro, ya en Italia, y “los cuatro restantes … los romanos les capturaron más tarde, pero no a los indios que cuidaban de ellos” (Polibio 11, 12, 1).
Se ha discutido mucho sobre los elefantes que pudieron emplear los ejércitos bárquidas. El consenso hasta ahora es que se trataba de una especie local del Atlas, diferente y de menor tamaño que el Elephas Maximus de la India (hasta tres metros en la cruz, lomo convexo y orejas pequeñas) o del Loxodonta africana cyclotis, elefante norteafricano empleado por los Ptolomeos (hasta dos metros y medio, lomo cóncavo, grandes orejas), y desde luego no el gran elefante de la sabana de hasta cuatro metros en la cruz, nunca bien domesticado en la Antigüedad. Por eso se cree generalmente que se trataba de un animal que, a diferencia de los usados por Ptolomeos, Seleúcidas y otros ejércitos helenísticos, no llevaba en su lomo ni torre ni combatientes, salvo un guía (cornaca), siendo el elefante el arma en sí misma. Las monedas de plata hispano-cartaginesas que representan elefantes pequeños sin torre parecen apoyar esta versión. Sin embargo, hay textos explícitos de época romana republicana que aluden al empleo de torres en los elefantes de los númidas (Caes., Bell. Afr. 30, 2; 41, 2; 86, 1), luego su colocación es factible en animales pequeños.
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“El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
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Re: ¡Elefantes!
Bueno, gran artículo de Quesada, Nigel
Y aprovecho para tener un recuerdo para Sirio, el sufrido elefante de Aníbal
Y aprovecho para tener un recuerdo para Sirio, el sufrido elefante de Aníbal
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: ¡Elefantes!
El artículo de Philip Rance al que hace referencia Quesada Sanz, "Hannibal, Elephants and Turrets in Suda":
http://www.academia.edu/3676961/Hanniba ... 2009_76-96
http://www.academia.edu/3676961/Hanniba ... 2009_76-96
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Re: ¡Elefantes!
Alguien tiene información sobre las batallas de Shapur II con elefantes o de la de Frygium. Si acabo con esas puedo dejar por fin acabado el artículo de los elefantes.
Gracias.
Gracias.
Última edición por pegaso el 05 Dic 2013, editado 1 vez en total.
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Re: ¡Elefantes!
La batalla de Frygium, que yo conocía por Samarra:
http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Samarra
La batalla aparece en la obra de Amiano Marcelino. libro XXV. Aquí en inglés (creo que no hay versión en español en la red):
http://www.tertullian.org/fathers/index ... arcellinus
http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Samarra
La batalla aparece en la obra de Amiano Marcelino. libro XXV. Aquí en inglés (creo que no hay versión en español en la red):
http://www.tertullian.org/fathers/index ... arcellinus
“El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
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Re: ¡Elefantes!
Lo pongo aqui porque son elefantes en la guerra, aunque en un periodo mucho mas reciente, esto es la logistica del Ejercito Afgano en la 1º mitad del siglo XIX:
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La verdad de la patria la cantan los himnos: todos son canciones de guerra.
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"Me incomodan las "manifestaciones", la pertenencia masiva a grupos. Considero que lo más valioso que poseo es mi criterio y mi opinión" E. F.
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Re: ¡Elefantes!
Creo que esto no lo teneis. Elefante en la IGM, no tengo más datos de la foto.
Una curiosidad, existía una subespecie de elefante enano en Sicilia, seguramente extinguido por los primeros sapiens que llegaron a la isla. Cuando llegaron los griegos se encontraron craneos de estos animales (los craneos de los elefantes tienen un enorme agujero donde está la trompa que da la sensación de una enorme cuenca ocular) y se imaginaron que estos craneos pertenecieron a gigantes de un solo ojo.
Una curiosidad, existía una subespecie de elefante enano en Sicilia, seguramente extinguido por los primeros sapiens que llegaron a la isla. Cuando llegaron los griegos se encontraron craneos de estos animales (los craneos de los elefantes tienen un enorme agujero donde está la trompa que da la sensación de una enorme cuenca ocular) y se imaginaron que estos craneos pertenecieron a gigantes de un solo ojo.
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Re: ¡Elefantes!
Si te encuentras esto y de ese tamaño, posiblemente te imaginas a un gigante con un único ojo.
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Re: ¡Elefantes!
Las criaturas míticas surgidas de las interpretaciones de huesos prehistóricos son abundantes, los cráneos de los protoceraptos dieron lugar en su día al mito de los grifos.
Otros animales exóticos inspirarían criaturas míticas a los europeos desconocedores de aquella fauna, como el rinoceronte que dio lugar al unicornio, el tigre que inspiraría a la mantícora...o los aepiornis de Madagascar (aves terrestres de 400 kilos) que darían origen a la leyenda árabe del legendario roc.
Otros animales exóticos inspirarían criaturas míticas a los europeos desconocedores de aquella fauna, como el rinoceronte que dio lugar al unicornio, el tigre que inspiraría a la mantícora...o los aepiornis de Madagascar (aves terrestres de 400 kilos) que darían origen a la leyenda árabe del legendario roc.
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: ¡Elefantes!
Que interesante el tema de los elefantes de guerra.
De una forma u otra los elefantes contribuyeron al esfuerzo militar hasta fechas muy tempranas. Por ejemplo en el siglo XVI los ceilaneses emplearon más de 2.000 paquidermos contra el Imperio Portugués.
También en la Segunda Guerra Mundial, mucho más cercana a nosotros, nativos birmanos armados con fusiles usaron elefantes como monturas para operaciones de reconocimiento en la jungla.
Rubén el Stuka.
De una forma u otra los elefantes contribuyeron al esfuerzo militar hasta fechas muy tempranas. Por ejemplo en el siglo XVI los ceilaneses emplearon más de 2.000 paquidermos contra el Imperio Portugués.
También en la Segunda Guerra Mundial, mucho más cercana a nosotros, nativos birmanos armados con fusiles usaron elefantes como monturas para operaciones de reconocimiento en la jungla.
Rubén el Stuka.
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Re: ¡Elefantes!
También los elefantes que Escipión llevó a Numancia debieron asustar bastante a la caballería celtíbera.Noviscum Deus escribió:Los elefantes eran especialmente eficaces contra la caballería. Los caballos son animales terríblemente miedosos y al parecer el olor, el aspecto, y el barrito de los elefantes les afectaba especialmente. Los caballos se encabritarían y se negarían a acercarse a los paquidermos. Naturalmente el efecto no sería tan grande luchando contra ejércitos que contaran también con elefantes ya que sus caballos estarían ya acostumbrados a su presencia.Antigono Monoftalmos escribió:Parece muy eficaz contra la caballería...¿los usaría Poro de forma similar?
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Re: ¡Elefantes!
Lo cierto es que antes de Escipión los cartegineses ya llevaron elefantes de guerra a España.También los elefantes que Escipión llevó a Numancia debieron asustar bastante a la caballería celtíbera.
Por ejemplo Asdrúbal Barca empleó estos animales en la Batalla de Baécula (actual Jaén) contra el mismo Escipión.
Rubén el Stuka.
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Re: ¡Elefantes!
No, contra otro Escipión, el Africano. El de Numancia era el Emiliano.Rubén. escribió:Lo cierto es que antes de Escipión los cartegineses ya llevaron elefantes de guerra a España.También los elefantes que Escipión llevó a Numancia debieron asustar bastante a la caballería celtíbera.
Por ejemplo Asdrúbal Barca empleó estos animales en la Batalla de Baécula (actual Jaén) contra el mismo Escipión.
Rubén el Stuka.
Un saludo.
"Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo." Plutarco.
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Re: ¡Elefantes!
Yo también tenía la idea de la poca utilidad del elefante, pero claro, la he ido cambiando. Desde luego su lentitud reproductiva, lo tardío del crecimiento y la cantidad de alimento necesaria no facilitaba un uso comparable al del caballo, pero con el tiempo he ido viendo que fue siendo útil.
A ello me ayudó, sin duda, leer que Escipión llevó elefantes a Numancia. Los romanos eran la gente más práctica del mundo antiguo, así que si usaban algo, es que era útil. Eso sí, creo que es la última mención -o una de las últimas- del uso militar del elefante norteafricano, cuyo proceso de extinción ya debía estar bastante avanzado.
También en esa batalla de Frigia, la de la muerte de Juliano, los elefantes debieron ser bastante eficaces, aunque en ese momento el ejército romano -o lo que quedaba de él- debía encontrarse ya bastante maltrecho.
No recuerdo si fue en Qadisiya o en Nihawand cuando los musulmanes, al ver que los caballos se ponían nerviosos ante los elefantes persas se apearon, les lanzaron una lluvia de flechas a los ojos y a las orejas, y a continuación, avanzando con los escudos en alto, iban metiéndose por debajo y cortando las cinchas, que eran de cuero, con la espada.
En suma, que no faltan ejemplos tanto de la eficacia del elefante como de la búsqueda de tácticas eficaces contra él.
A ello me ayudó, sin duda, leer que Escipión llevó elefantes a Numancia. Los romanos eran la gente más práctica del mundo antiguo, así que si usaban algo, es que era útil. Eso sí, creo que es la última mención -o una de las últimas- del uso militar del elefante norteafricano, cuyo proceso de extinción ya debía estar bastante avanzado.
También en esa batalla de Frigia, la de la muerte de Juliano, los elefantes debieron ser bastante eficaces, aunque en ese momento el ejército romano -o lo que quedaba de él- debía encontrarse ya bastante maltrecho.
No recuerdo si fue en Qadisiya o en Nihawand cuando los musulmanes, al ver que los caballos se ponían nerviosos ante los elefantes persas se apearon, les lanzaron una lluvia de flechas a los ojos y a las orejas, y a continuación, avanzando con los escudos en alto, iban metiéndose por debajo y cortando las cinchas, que eran de cuero, con la espada.
En suma, que no faltan ejemplos tanto de la eficacia del elefante como de la búsqueda de tácticas eficaces contra él.
- Antigono Monoftalmos
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Re: ¡Elefantes!
Tampoco olvidemos su uso como animal de carga y transporte, muy importante en la logística de los ejércitos.
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
Harry Flashman
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Re: ¡Elefantes!
No, desde luego, ahí debía resultar utilísimo.
Por cierto, tendré que echar un vistazo al Libro de las maravillas porque creo recordar que Marco Polo también cuenta una batalla en la que los mongoles tuvieron que enfrentarse con elefantes -¿pudo ser en Birmania?- y actuaron de forma similar a la de los musulmanes. A igual problema igual solución.
Por cierto, tendré que echar un vistazo al Libro de las maravillas porque creo recordar que Marco Polo también cuenta una batalla en la que los mongoles tuvieron que enfrentarse con elefantes -¿pudo ser en Birmania?- y actuaron de forma similar a la de los musulmanes. A igual problema igual solución.
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Re: ¡Elefantes!
Fue la batalla de Vochan o Ngasaunggyan en 1277.
Los mongoles tenían 12.000 arqueros montados mientras los birmanos avanzaron con 2.000 elefantes en vanguardía y 40/60/80.000 soldados. Los mongoles desmontaron y enviaron a sus caballos a retaguardía. Los mongoles les lanzaron una enorme lluvia de flechas que deshizo a los elefantes que cayeron o dieron la vuelta huyendo y deshaciendo las líneas que les seguían. Los mongoles parece que llegaron a capturar 200 elefantes.
Los mongoles tenían 12.000 arqueros montados mientras los birmanos avanzaron con 2.000 elefantes en vanguardía y 40/60/80.000 soldados. Los mongoles desmontaron y enviaron a sus caballos a retaguardía. Los mongoles les lanzaron una enorme lluvia de flechas que deshizo a los elefantes que cayeron o dieron la vuelta huyendo y deshaciendo las líneas que les seguían. Los mongoles parece que llegaron a capturar 200 elefantes.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Re: ¡Elefantes!
¿2.000 elefantes? Ni me imagino cómo sería la logística para alimentar tanto bicho, esa crónica debe ser como la de los 100.000 en Las Navas de Tolosa...
Saludos.
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Es mejor permanecer con la boca cerrada y parecer un idiota, que abrirla y confirmarlo...
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Re: ¡Elefantes!
Según Marco Polo:
Cuando supo el rey de Bengala que el Khan estaba en Vocian se dijo que era imprescindible ir contra sus huestes y aniquilarlas, de modo que al Gran Khan no le quedaran ganas de guerrear contra él. E hizo grandes preparativos, y os diré cuáles: Tenía 2.000 elefantes muy grandes, y encima de cada cual hizo construir un castillete de madera muy fuerte, que sirviese para combatir. En cada uno apostó 12 hombres prontos al combate y en algunos hasta 16 o más. Concertó unos cuadros de batalla con 40 hombres a caballo y otros tantos a pie.Todo este aparato respondía al de un gran rey,cual era este rey de Bengala.
Cuando el señor de los tártaros supo con certeza que este rey venía contra él con tan gran número de soldados tuvo miedo, porque él no contaba más que con 10.000 hombres a caballo. En cuanto a él, no había cuidado, pues era valiente condotiero. Defendió a la desesperada al país y a sus gentes. Los tártaros se apostaron en la llanura de Cocian y allí esperaron al enemigo. Esto lo hicieron con mucha prudencia y entendimiento. Al pie de esta llanura había un bosque muy espeso, a cuyas orillas esperaban los tártaros alineados en orden de batalla.
Y así que los tártaros los vieron llegar fingieron no asombrarse y demostraron gran valor y arrojo. Viendo que no les obedecian sus caballos, por un momento se creyeron perdidos. Pero he ahí lo que idearon: bajaron de sus monturas y ataron los caballos a los árboles; cogieron los arcabuces y flechas en mano y arremetieron contra los elefantes; mas los soldados del rey no se arredraron por esto y tiraban sin cesar sobre los tártaros, asaltándolos duramente. Pero los tártaros, que eran mejores hombres de guerra que sus enemigos, aguantaban con ardimiento el duro ataque.
Al sentirse heridos, los monstruosos elefantes retrocedieron con tanto ímpetu que empezaron a romper las líneas del ejército del rey, y no pararon hasta refugiarse en el bosque, en donde, enfurecidos, destrozaron los pabellones que llevaban encima y cuanto se les ponía por delante. Los tártaros volvieron a montar a caballo y arreciaron nuevamente contra ellos; agotadas las saetas, pusieron mano a la espada y al machete y se echaron encima con furia indecible. Caballeros y caballos caen al suelo en la refriega, cercenaban brazos y piernas y el suelo estaba sembrado de cadáveres. ¡Ni el Dios tonante metiera más ruido! Se oían alaridos, gritos desgarradores por doquier. Y, sin embargo, los tártaros tenían la ventaja a pesar de todo, pues el ejército del rey, mayor en número, había quedado diezmado. En llegando el mediodía, el rey y sus milicias quedaban en tan mal estado, que ya no podían aguantar y vieron que permaneciendo allí no quedaría ni uno solo con vida. Entonces se dieron a la fuga y los tártaros arreciaron contra ellos; mas de pronto se acordaron de los elefantes que estaban en el bosque y fueron por ellos. Cortaban los grandes árboles para impedir que éstos se les escaparan, y los elefantes, al reconocer a la gente del rey que traían prisionera, se apaciguaban, porque estas bestias tienen gran entendimiento; de modo que pudieron cogerlos a todos. Y de esta batalla tuvo el gran Khan no pocos elefantes. Y así acabó esta contienda tal como lo habéis oído.
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Re: ¡Elefantes!
Muchas gracias, APV, la cifra de 2.000 elefantes será seguramente exagerada pero el resto del relato muestra bastante bien la versatilidad de los mongoles.