Paraitacene, una batalla más...

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Sir Nigel
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Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Creo que merece la pena abrir un hilo sobre esta batalla. Es poco conocida, una batalla de las que pasan desapercibidas porque se produce en unos de esos períodos de tiempo (las conquistas de Alejandro y las subsiguientes luchas entre sus sucesores) en los que las grandes batallas abundan. Y Paraitacene no fue la mayor de ellas, y ni siquiera fue decisiva. Pero, a pesar de eso, sobre esta batalla hay mucho que contar, por varios motivos. Primero porque nos permite observar los métodos macedonios clásicos, es decir, los heredados de Filipo. Segundo, porque también podemos ver cómo esos métodos evolucionaron en un plazo de tiempo muy corto. Tercero, porque es una de las pocas batallas helenísticas de la que tenemos un despliegue más o menos detallado. Y por último, porque los protagonistas tienen el suficiente carisma como para atraer el interés por sí mismos.

Paraitacene estaba situada en en centro de Persia, y allí se enfrentaron en el año 317 a. C. dos antiguos oficiales de Alejandro, Antígono Monoftalmos y Eumenes de Cardia. Alejandro había muerto seis años antes, y durante este tiempo sus generales se habían dedicado a luchar entre ellos para hacerse con el control del recién conquistado Imperio Persa. Eumenes era un caso atípico, ya que no era macedonio, sino griego. De hecho, ni siquiera se puede decir que fuera militar. Había sido secretario de Alejandro hasta que éste decidió que merecía la pena darle el mando de tropas, y Eumenes había cumplido con creces. Era considerado uno de los mejores generales del momento, y eso no era poca cosa, ya que había seria competencia. Para hacerlo aún más extraño, Eumenes destacaba en el antiguo alto mando de Alejandro por ser un intelectual (cosa que no abundaba entre los macedonios), y físicamente débil. A pesar de eso, cuando se encontraba al mando del ejército dirigía las cargas de caballería como lo había hecho Alejandro, e incluso llegó a matar a un comandante enemigo en un combate cuerpo a cuerpo.

Antígono Monoftalmos era la antítesis de Eumenes. Macedonio, gordo, tuerto, su risa podía tumbar paredes y era astuto como un zorro. Podemos imaginarnos que era un líder natural para los macedonios. Posteriormente sería el que más cerca estuvo de unificar el imperio de Alejandro.

Estos dos personajes ya nos presentan una situación interesante para un conflicto, pero por si no era suficiente resulta que ambos eran, por increíble que parezca, grandes amigos. Tras la muerte de Alejandro se encontraron en bandos separados, pero unos años antes de Paraitacene ya se habían encontrado cuando Antígono arrinconó a Eumenes en una fortaleza. Llegaron a verse de nuevo en persona debido a que Antígono pidió llegar a un acuerdo. Eumenes salió de la fortaleza a parlamentar, pero pronto la situación se complicó cuando el ejército de Antígono comenzó a acercarse para verlo de cerca mientras ambos comandantes discutían. Alarmado por la seguridad de Eumenes, Antígono empezó a gritar a sus soldados para que se alejaran y, cuando vio que no le hacían caso, a tirarles piedras. Finalmente abrazó a Eumenes para protegerlo con su cuerpo.

Ahora volvían a encontrarse en el medio de Persia. Pero, por muy amigos que fueran, ninguno iba a escatimar esfuerzos por engañar de la peor manera posible al otro.


El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
flpe
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por flpe »

una pena la vida de Eumenes. muy buena introduccion
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Sir Nigel
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Ambos ejércitos se habían acercado el uno al otro hasta situar sus campamentos a unos tres estadios de distancia (menos de dos kilómetros), y se habían estado observando durante cuatro días. Era una situación de estancamiento difícil para los dos bandos, ya que un río los separaba y esto hacía muy arriesgado para cualquiera de ellos el tomar la iniciativa y atacar. Durante estos cuatro días tanto Antígono como Eumenes habían enviado tropas ligeras a saquear los alrededores ya que estaban muy escasos de provisiones.

El quinto día Antígono, para acabar con esta situación, envió emisarios a los sátrapas y a los macedonios bajo el mando de Eumenes conminándolos a abandonar a su comandante y unírsele (lo cierto es que Eumenes, por su condición de griego, siempre tuvo difícil ganarse la confianza de los macedonios) ofreciéndoles tierras, cargos o riquezas y volver a Macedonia, según las preferencias de cada uno. La tentativa no tuvo éxito, y las tropas de Eumenes llegaron a amenazar a los emisarios. Además esa misma noche aparecieron en el campamento de Eumenes desertores de Antígono que le informaron de la intención de éste de abandonar su posición durante la segunda guardia nocturna y dirigirse a Gabiene, a unos tres días de marcha, donde podría abastecer a sus tropas en un territorio que aún no había sido saqueado. Además, en Gabiene tendría una ventaja táctica, ya que era un territorio repleto de ríos y barrancos que harían muy fácil su defensa. Ante esto Eumenes decidió enviar a sus propios “desertores” al campamento de Antígono para que lo (des)informaran de que Eumenes pretendía atacar durante la noche. Esto hizo que Antígono mantuviese a su ejército en guardia dentro del campamento, y no se dio cuenta hasta horas después que el ejército de Eumenes ya no estaba allí: Eumenes había hecho lo mismo que planeaba hacer Antígono y se dirigía, ya con horas de ventaja, hacia Gabiene.

Eumenes de dirigía a toda velocidad hacia Gabiene con la seguridad de que Antígono no podría alcanzarlo, pero al amanecer pudo ver sorprendido cómo a su retaguardia aparecía el ejército enemigo por encima de unos cerros, teniendo que dar la vuelta al ejército para encararlo. Para lograr este milagro, Antígono había cogido a toda su caballería y se había lanzado a toda velocidad en persecución de Eumenes, dando órdenes al resto del ejército, al mando de Pitón, de que lo siguiera en una marcha forzada. Lo que había visto Eumenes a su retaguardia no era todo el ejército de Antígono, sino a su numerosa caballería, que el macedonio mantuvo en lo alto de los cerros y a la distancia suficiente como para que diera la impresión de que todo su ejército se estaba preparando para el enfrentamiento inmediato. Cuando Eumenes se dio cuenta de la situación ya era tarde, y la infantería de Antígono ya había llegado. El “duelo de ingenios” había quedado en un empate, con ambos contendientes engañados por el otro. La situación iba a tener que resolverse con una batalla.
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Antigono Monoftalmos
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Genial hilo, Sir Nigel :Bravo
Siempre es bueno saber más de la desconocida época helenística :P
Sir Nigel escribió:Antígono Monoftalmos era la antítesis de Eumenes. Macedonio, gordo, tuerto,
Que conste que me he puesto a dieta :)
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Antigono Monoftalmos escribió:
Sir Nigel escribió:Antígono Monoftalmos era la antítesis de Eumenes. Macedonio, gordo, tuerto,
Que conste que me he puesto a dieta :)
No te preocupes, Antígono, la gordura otorga carisma, como la barba.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »



Ambos ejércitos se dispusieron uno frente al otro siguiendo un patrón muy parecido: en el centro las falanges de piqueros, un flanco derecho fuerte de caballería y un flanco izquierdo de contención, también con caballería.

Es el tipo de despliegue que se venía usando desde las reformas de Filipo, y la doctrina era usar a la infantería para fijar al enemigo mientras se usaba el flanco fuerte de la caballería para buscar un hueco en la línea enemiga y romperla. Luego la caballería podría dar la vuelta y atacar a la infantería o al flanco derecho del enemigo, según fuese necesario, desbaratando así al ejército contrario. Parece sencillo, y las descripciones que tenemos de las batallas son tan escuetas que lo hacen parecer más sencillo todavía. Pero, como veremos al hablar sobre el despliegue en detalle, la cosa era un poco más complicada.

La lista de unidades la pondré siempre enumerando de izquierda a derecha.

Despliegue del ejército de Eumenes (35.000 infantes, 6.100 jinetes y 114 elefantes):

Flanco izquierdo (al mando de Eudamos):
- 150 jinetes del escuadrón personal de Eudamos – delante de ellos había dos pequeñas unidades de lanceros de 50 jinetes cada una. Todas estas tropas estaban situadas en una pequeña loma.
- Escuadrón al mando de Estasander, de 950 jinetes.
- Escuadrón de Anfímaco (en ese momento sátrapa de Mesopotamia), con 600 jinetes.
- Escuadrón de 600 jinetes de Aracosia al mando de Cefalon (su anterior oficial, Sibircio, había desertado)
- 500 hombres de Paropanisadae.
- 500 tracios.
- Delante de todo este flanco había situados 45 elefantes formando una línea curva “con un número apropiado de arqueros y honderos entre los animales”. Lo más habitual era que por cada elefante hubiese unos cincuenta infantes ligeros, pero en este caso las tropas ligeras de Eumenes eran especialmente numerosas (unos 18.000 del total de infantería), así que es posible que hubiera más. Los elefantes solían situarse a unos 20 metros unos de otros, aunque esto también podía variar.

Centro:
- Justo al lado del flanco izquierdo que acabamos de ver, 6000 mercenarios.
- 5.000 infantes armados al modo macedonio, pero de diversos orígenes.
- Más de 3.000 argiráspides, los Escudos de Plata.
- Hipaspistes, número desconocido. Los argiráspides y los hipaspistes estaban ambos bajo el mando doble de Antígenes y Teutamos. Hablaremos después de estas tropas en más detalle.
- Delante de todo el centro otros 40 elefantes con más infantería ligera entre ellos.

Flanco derecho (al mando del propio Eumenes):
- Junto a los hipaspistes, 800 jinetes de Carmania bajo el mando de Tlepolemos.
- 900 Compañeros.
- Escuadrón de Peucestes y Antígenes, de 300 hombres “dispuestos en una única unidad”.
- Escuadrón de Eumenes, también con 300 jinetes. Delante de éstos, dos unidades de “esclavos de Eumenes”, de 50 hombres cada uno. Justo detrás del escuadrón de Eumenes había 300 jinetes elegidos entre todas las unidades de caballería por su velocidad y fuerza.
- “En un ángulo más allá del final de la línea, guardándola” cuatro unidades de 400 “jinetes escogidos” cada una.
- Delante de todo este flanco, 40 elefantes.

Despliegue del ejército de Antígono (28.000 infantes, 8.500 jinetes y 65 elefantes):

Flanco Izquierdo (bajo el mando de Pitón):
- 1.000 lanceros y arqueros a caballo de Media y Partia. Eran las tropas más ligeras del ejército y fueron situadas ahí precisamente para anular el flanco derecho de Eumenes, el más fuerte. Eran muy hábiles maniobrando y podían mantener al enemigo ocupado.
- 2.200 tarentinos. Éstos eran un tipo nuevo de tropa que tuvo su origen en la ciudad italiana de Tarento. Eran jinetes armados con jabalinas que tenían una forma muy característica de combatir, pero actualmente no está demasiado claro cómo lo hacían. Diodoro los describe como “muy hábiles en las emboscadas”. Parece ser que eran especialmente leales a Antígono, y habían venido con él “de más allá del mar” (¿Grecia? ¿la propia Italia?).
- 1.000 jinetes de Frigia y Lidia.
- 1.500 jinetes bajo el mando personal de Pitón.
- 400 lanceros bajo el mando de Lisanias.
- Además de todos estos, la caballería llamada “hombres con dos caballos”. Por lo que he leído puede que usaran cada uno dos monturas, una como refresco. Parece ser que en otras ocasiones se describe a los tarentinos haciendo lo mismo.
- Una fuerza de 800 jinetes formada por colonos.
- Acompañando a la caballería de este flanco había “unos pocos” elefantes.

Centro:
- 9.000 mercenarios de infantería.
- 3.000 infantes de Licia y Panfilia.
- 8.000 infantes de origen variado, armados al modo macedonio.
- 8.000 macedonios.
- Delante de la infantería había elefantes. Se nos dice que, dejando aparte los 30 de la derecha, la mayoría estaba delante de la infantería (¿unos 25-30?)

Flanco Derecho (bajo el mando directo de Antígono):
- Adyacente a la falange, 500 jinetes mercenarios de diverso origen.
- 1.000 tracios.
- 500 “aliados”.
- 1.000 Compañeros bajo el mando de Demetrio, el hijo de Antígono. Esta fue la primera batalla en la que Demetrio luchó junto a su padre.
- En el extremo de la línea 300 jinetes de la guardia personal de Antígono. Delante de éstos había tres unidades formadas por sus “esclavos personales”, y detrás otras tres unidades reforzadas por 100 tarentinos (es decir, 3 líneas con los esclavos personales de Antígono delante y las tres unidades junto con los 100 tarentinos detrás. En el medio se situaría la caballería personal de Antígono).
- Delante de todo este flanco estaban los 30 elefantes más fuertes del ejército acompañados por infantería ligera.
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Urogallo
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Urogallo »

Muy interesante.
"Adoro Alemania. Por eso me gusta que haya dos" Charles de Gaulle.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por APV »

Las dos batallas Paraitace y Gabiene interesantes.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Sir Nigel
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Como ya hemos comentado, tanto la estructura como el despliegue de ambos ejércitos eran prácticamente iguales, siguiendo la tradición macedonia. Pero pasados tan solo seis años desde la muerte de Alejandro ya se pueden observar también importantes diferencias.

La más obvia es la línea situada por delante de las formaciones principales, que integraba elefantes e infantería ligera. Los elefantes habían sido incorporados rápidamente a los ejércitos de los Sucesores, y la demanda de estos animales no dejaría de crecer. En esta batalla Eumenes disponía de 114, y Antígono de 65; quince años después, en Ipsos, la batalla decisiva entre los Sucesores, Antígono dispondría de unos 75 mientras que sus rivales llegarían a acumular 400. Los elefantes se habían convertido en una de las armas más importantes del arsenal Helenístico. Un fragmento de Diodoro sobre la lucha entre Eumenes y Antígono (que narra eventos producidos poco después de Paraitacene) nos explica esto:

Pero Antígono, habiendo cruzado el desierto, fue informado por los habitantes [de la región] de que, aunque la mayoría del ejército de Eumenes estaba reunido, los elefantes se habían retrasado al dejar los cuarteles de invierno, y se encontraban muy cerca y sin asistencia. Envió a la caballería contra ellos – dos mil lanceros de Media y doscientos tarentinos – y a toda su infantería ligera, ya que tenía la esperanza de que atacando a los elefantes mientras estaban aislados podría hacerse con ellos y privar al enemigo del elemento más fuerte de su ejército. Eumenes, sin embargo, adivinando lo que estaba ocurriendo, envió al rescate a mil quinientos de su mejor caballería y a tres mil de infantería ligera. Al llegar antes los soldados de Antígono, los comandantes de los elefantes dispusieron éstos en un cuadro y avanzaron, situando el bagaje en el centro y a retaguardia la caballería que acompañaba a los elefantes, y que consistía en una fuerza de no más de cuatrocientos hombres. Al caer el enemigo sobre ellos con toda su fuerza y aún presionar todavía más, la caballería fue puesta en fuga, desbordada por la superioridad numérica; pero los que estaban al cargo de los elefantes resistieron al comienzo y se mantuvieron firmes incluso a pesar de que recibían heridas desde todas las direcciones y no eran capaces de herir de vuelta al enemigo de ninguna forma; entonces, cuando ya estaban exhaustos, aparecieron de repente las tropas enviadas por Eumenes y los rescataron del peligro.

En este extracto se puede ver que Antígono consideraba a los elefantes el elemento más peligroso del ejército de Eumenes. También vemos a los elefantes luchando en la peor de las situaciones posibles para ellos: aislados y acosados por tropas ligeras. Curiosamente aguantaron más que la caballería que los escoltaba, que entró en pánico antes que ellos.

Eumenes había distribuido a sus elefantes en tres grupos casi idénticos por delante de cada una de las partes de su ejército. Antígono, que disponía de menos animales, concentró a los mejores en su flanco derecho (el más fuerte) mientras el resto protegía a la infantería, y sólo unos pocos se situaron en el flanco izquierdo (el de contención). Los elefantes de ambos bandos estarían situados por delante de las tropas y acompañados por gran número de infantería ligera, formando una pantalla. Es difícil saber de qué manera funcionaba esto en la práctica. Evidentemente no era una simple pantalla de hostigadores, ya que los elefantes mantenían su posición y luchaban cuerpo a cuerpo, pero en los huecos entre ellos había infantes ligeros que, enfrentados a tropas más pesadas, podían verse obligados a retroceder. Es posible que tal y como transcurrían las batallas en la Antigüedad esto último se diera pocas veces, ya que pasar entre los elefantes obligaría a las diferentes unidades a quedar separadas y posiblemente desorganizadas – esto fue lo que ocurrió en la batalla del Bagradas, cuando la línea de hastati atravesó la línea de elefantes, siendo a continuación barridos por la milicia cartaginesa.

Pero los Sucesores iban integrando más elementos nuevos que no estaban presentes en el ejército de Filipo, pero que rápidamente se ganaron su lugar en el campo de batalla. Vemos aquí, por ejemplo, arqueros a caballo partos y medos, los cuales tenían la importante misión de anular el ataque principal del contrario. En el ejército de Alejandro esta misión solía estar destinada a la caballería tesalia, considerada por muchos la mejor del ejército. También podemos ver tropas de tarentinos, una novedad muy reciente, así como infantes asiáticos armados al estilo macedonio. En realidad, la inclusión de novedades será una característica muy marcada en los ejércitos helenísticos, y en el futuro seguirían añadiendo tropas de todo tipo: guerreros celtas, tropas armadas al estilo romano, catafractos, thureophoroi, etc.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Entre las tropas más típicamente macedonias destaca la falange y la caballería pesada. Ya en la época de Alejandro se habían creado cuerpos de falangitas de origen asiático, y ahora eran ya una parte indispensable de los ejércitos de los Sucesores.

Había además un regimiento de élite que provenía no ya del reinado de Alejandro, sino incluso de antes. Los Argiráspides (Escudos de Plata), que originalmente tenían el nombre de Hipaspistes (Portadores de Escudo) eran un regimiento creado por Filipo que había mantenido, e incluso reforzado, su identidad de grupo en los tiempos convulsos que siguieron a la muerte de Alejandro. Una de las cosas que más sorprenden de este cuerpo es que no sólo se mantenía el regimiento como tal, sino que sus integrantes eran los mismos. Diodoro nos indica que, cuando se dio esta batalla, “el más joven de los Argiráspides tenía sesenta años, la mayoría unos setenta, y algunos incluso más”. Los Argiráspides operaban dentro de las guerras de los Sucesores manteniendo un potente espíritu de cuerpo que, además de hacerlos prácticamente invencibles en el campo de batalla, los hacía muy difíciles de controlar por sus comandantes.

Actualmente no se sabe cómo luchaban realmente los Argiráspides, ni cómo iban equipados. En ocasiones se los nombra realizando operaciones como asaltos a desfiladeros, o atacando objetivos mediante marchas rápidas separándose algo del resto del ejército. Eran el regimiento en el que se confiaban los trabajos más difíciles. En las batallas formales ocupaban el extremo derecho de la infantería, sirviendo de bisagra entre ésta y el flanco fuerte de la caballería. Algunos autores los creen hoplitas basándose en las imágenes del “Sarcófago de Alejandro”, pero lo cierto es que esto sería extraño teniendo en cuenta el tipo de operaciones en terrenos abruptos para los que eran elegidos en muchas ocasiones. Otros los ven como un cuerpo de infantería ligera, que podían armarse con picas en las batallas formales. En definitiva, no se sabe. Lo único que sabemos de ellos es que podían servir para cumplir casi cualquier función y que su calidad era excepcionalmente alta.

Cuando Filipo hizo sus reformas en el ejército dio a estas tropas de élite el nombre de Hipaspistes, los Portadores de Escudo. No era porque se diferenciaran de otras tropas por su escudo, sino porque Ὑπασπιστής era la palabra griega para el sirviente que llevaba el escudo del hoplita y tenía también un significado de hombre de confianza, o incluso de soldado de categoría. Como había ocurrido con los falangitas, a los que se les llamó πεζέταιροι (Pezetairoi), es decir, “Compañeros a Pie” (para equipararlos a los “Compañeros” de la caballería), a las fuerzas de infantería había que otorgarles nombres que les dieran más confianza, ya que tradicionalmente en Macedonia habían sido una tropa prescindible de segunda categoría. Los pezetairoi eran básicamente campesinos y pastores de las montañas macedonias. Los hipaspistes parecen haber tenido el mismo origen. Aunque no hay datos que corroboren esto directamente, en la Macedonia tardía el cuerpo equivalente, llamados por entonces Peltastoi, era reclutado entre los campesinos más fuertes y capaces – el resto iría a la falange propiamente dicha.

Para hacernos una idea de hasta qué punto era un cuerpo excepcional podemos observar a los temidos legionarios de César, los más veteranos de los cuales tenían unos quince años de experiencia a la muerte de éste, aunque para entonces la mayoría ya habían sido licenciados. Estas tropas vencieron ejércitos galos y romanos por igual, y eran consideradas las mejores tropas del momento. Los Argiráspides tenían más de treinta años de campañas a sus espaldas y, sorprendentemente, jamás pidieron ser licenciados. De hecho la mayoría, si no todos, eran ricos, y se nos habla de los tesoros que acumulaban en su tren de bagaje, fruto de años de campañas victoriosas. Pero su riqueza la llevaban con ellos mientras seguían luchando y haciendo marchas por las montañas y los desiertos de Persia.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

En cuanto a la caballería, a grandes rasgos podemos distinguir tres tipos básicos: caballería ligera (arqueros y jabalineros a caballo), caballería de choque (como lo serían los Compañeros de Alejandro) y un tercer tipo intermedio que podría hacer tanto hostigamiento como cargas sin estar especializada en ninguno de estos papeles. Este tercer tipo será muy común en Occidente (como la romana o la cartaginesa), donde la caballería de choque era prácticamente inexistente, así como entre los persas.

En el despliegue de esta batalla podemos ver en detalle la distribución de las unidades de caballería, que normalmente estarían organizados en pequeños grupos de entre cincuenta y unos cientos de hombres. Algo significativo es que no los vemos formando una línea de batalla, sino separados e incluso formando varias líneas. Y, aunque en el flanco de contención el papel principal recaería en la caballería ligera y en el flanco de ataque en la caballería de choque, en ambos vemos unidades de caballería de ambos tipos.

Philip Sabin y Philip de Souza usan precisamente esta batalla para explicarlo: “[…] y las detalladas descripciones de Diodoro de los despliegues de caballería en Paraitacene y Gaza revelan un complejo patrón de unidades en vanguardia y guardando los flancos, que recuerdan a los preceptos de los tratados tácticos bizantinos como el atribuido al emperador Mauricio.

No se esperaba de la caballería, por tanto, una carga en masa, sino que se operaba en pequeños grupos: algunos cubrirían los flancos, otros protegerían al escuadrón de choque principal (en ambos ejércitos vemos a la guardia personal de ambos generales protegida tanto en vanguardia como en retaguardia), otros quedarían en reserva, etc.

Arriano nos ofrece una narración del ataque de Alejandro en Gaugamela:

Cuando los ejércitos se aproximaron cara a cara, se podía observar desde el otro lado el carro de Darío y los hombres alrededor de él, o sea, los melóforos, los indios, albanios, los carios desplazados a Asia Central, y los arqueros mardianos; todos ellos situados frente al mismo Alejandro y su Escuadrón Real de caballería. Alejandro movió a su ejército más a la derecha, y los persas marcharon a su vez en paralelo con él, flanqueando por mucho su ala izquierda. Acto seguido, la caballería escita cabalgó en paralelo a la línea, y provocó una escaramuza con los de la primera fila del cuerpo principal de las tropas de Alejandro. Él, no obstante, no detuvo su marcha hacia la derecha, y pasó con los suyos casi completamente más allá del terreno que había sido limpiado y nivelado por los persas. Entonces Darío, por temor a que sus carros se convirtieran en armas inútiles si los macedonios avanzaban a un terreno irregular, ordenó a las primeras filas de su ala izquierda dar la vuelta al ala derecha de los macedonios, donde Alejandro tenía el mando supremo, para evitar que llevara su ala más lejos. En respuesta, Alejandro mandó a la caballería de los mercenarios griegos de Menidas a atacarlos. Pero la caballería escita y los bactrianos, que habían sido puestos con los primeros, emprendieron la carga contra ellos, y siendo mucho más numerosos que el pequeño destacamento de los griegos, los vencieron. Alejandro envió entonces a Aristón con los peonios y auxiliares griegos a atacar a los escitas, y los bárbaros enseguida despejaron el camino. El resto de los bactrianos, que se lanzaron contra los peonios y mercenarios griegos, lograron que sus propios conmilitones, que ya estaban en fuga, se reanimaran y renovaran el combate. Se desencadenó un denodado choque general de caballerías, en el que muchos de los hombres de Alejandro acabaron cayendo; no sólo por haber sido abrumados por el empuje de los bárbaros, sino también porque los escitas y sus caballos estaban mucho más protegidos, con una armadura que cubría completamente sus cuerpos. A pesar de esto, los macedonios resistieron sus acometidas, y atacando con violencia de escuadrón a escuadrón, pudieron empujarlos fuera del terreno. [...]
Tan pronto como Darío comenzó a poner toda su falange en movimiento, Alejandro ordenó a Aretes pasar adelante para atacar a los jinetes persas que cabalgaban por su ala derecha con intenciones de realizar una maniobra de envolvimiento. Por un momento, él mismo avanzó al frente de la columna. Pero cuando notó que los persas habían dejado un hueco en la primera línea de su ejército, como consecuencia de que la caballería corriera hacia adelante a ayudar a los que intentaban rodear al ala derecha; Alejandro giró para ir a este espacio, con la caballería de los Compañeros y aquella parte de la falange que iba con ellos, en formación de cuña. Los llevó, con veloz galope y dando estruendosos gritos de guerra, en línea recta hacia Darío mismo. Por un corto tiempo, se produjo una lucha hombre a hombre; pero luego la caballería macedonia, mandada por el mismo Alejandro, siguió adelante con ímpetu, empujando sus caballos contra los de los persas, y apuntando con sus golpes de lanza a sus rostros.


Lo que vemos en el principio de la narración, tanto en un bando como en el otro, es el uso de diferentes escuadrones de caballería para neutralizar los movimientos del contrario. Más que una carga, es un intento de sobrepasar en maniobra al enemigo. Más tarde (este fragmento lo he omitido) las tropas ligeras de Alejandro se encargarían de los carros. Finalmente, la caballería de los compañeros vería por fin un hueco en la línea persa y, con el terreno despejado gracias al resto de escuadrones, giraría y cargaría directamente hacia él.

El uso de infantería ligera para apoyar a la caballería era muy habitual, y en Occidente podemos ver incluso infantes ligeros llevados a la grupa de los caballos (como hacían los hispanos, por ejemplo).

El tipo de combate resultante dependería del tipo de caballería de que se tratase y del tipo de objetivo. Así, los combates de la caballería ligera destacaban por su duración, y precisamente eso era lo que se buscaba al usarlos como pantalla frente a otra caballería. Los combates de la caballería de choque, en cambio, serían muy rápidos y decisivos, especialmente si se había escogido bien el objetivo, que idealmente sería el punto más débil de la línea enemiga. Con la caballería “media” la cosa era diferente, y también en casos en los que la caballería de choque se veía empantanada en un combate más difícil. En la propia Gaugamela vemos un ejemplo cuando Alejandro carga contra la caballería persa que acosaba a Parmenio en la izquierda:

Alineados en escuadrones, por así decirlo, los extranjeros se dieron la vuelta para abalanzarse de frente sobre los hombres de Alejandro, ya sin confiar en el uso de jabalinas o la destreza al maniobrar sus monturas, como es la práctica común en los combates de caballería; todo el mundo se esforzaba con vehemencia, cada quien por su cuenta, en arrollar todo lo que se interpusiera en su camino, como si se tratara del único medio de emerger sano y salvo de la conflagración. Ambos bandos golpeaban y eran golpeados sin cuartel, como si ya no estuviesen luchando para asegurar la victoria de un tercero, sino por su propia supervivencia como individuos. Aquí sucumbieron unos 60 de los Compañeros de Alejandro, y Hefestión resultó herido, como lo fueron de igual manera Coeno y Menidas.

Este tipo de combates cerrados y caóticos no debían de buscarse voluntariamente, ya que cuando ocurrían se producían muchas bajas. Sin embargo, en Occidente vemos más descripciones de este tipo, en muchas ocasiones con infantería ligera participando en el combate. Livio nos habla de un enfrentamiento producido en el año 200 a.C. en el que unos 1.400 jinetes macedonios junto con hostigadores ilirios y cretenses se enfrentaron a un número parecido de caballería y hostigadores romanos:

El rey, sin embargo, tenía miedo de arriesgar un enfrentamiento general tan pronto, y se contentó con enviar una avanzada de cuatrocientos tralos, una tribu iliria, como ya explicamos antes, y trescientos cretenses, añadiendo a estos el mismo número de jinetes al mando de Atenágoras, uno de los nobles de su corte [purpurati, purpurados, los califica Livio en el original latino.-N. del T.], para desafiar a la caballería enemiga. Los romanos, cuyo frente formaba a unos quinientos pasos de distancia [unos 740 metros.-N. del T.], situaron por delante a sus vélites y a dos alas de caballería, de manera que el número de sus hombres, montados y desmontados, igualaba a los del enemigo. Las tropas del rey esperaban el tipo de lucha con el que estaban familiarizados: la caballería haciendo cargas y retirándose, lanzando en cierto momento sus proyectiles para luego galopar a la retaguardia; los ilirios se aprovecharían de su velocidad con bruscas y rápidas cargas, y los cretenses descargarían sus flechas sobre el enemigo cuando se lanzara en desorden al ataque. Pero esta táctica de combate quedó completamente desbaratada por el método de ataque romano, que resultó tan sostenido como feroz. Estos lucharon con tanta constancia como si participara todo el ejército; los vélites, tras descargar sus jabalinas, cerraron cuerpo a cuerpo con sus espadas; la caballería, una vez hubo llegado hasta el enemigo, detuvo sus caballos y luchó, unos montados y otros desmontados, ocupando sus lugares entre la infantería. En estas condiciones, la caballería de Filipo, no habituada a un combate estático, no resultó enemiga para la caballería romana, y su infantería, entrenada para escaramucear en orden abierto y sin la protección de la armadura, estaba a merced de los vélites, que con sus espadas y escudos estaban igualmente preparados para la defensa como para el ataque. Incapaces de sostener el combate, se retiraron a la carrera a su campamento, confiados solo en su velocidad.

En cuanto a las formaciones, Asclepiodoto indica que los macedonios, tracios y escitas usaban la formación en cuña, mientras que los tesalios el rombo. El resto de los griegos, así como los persas, usarían el cuadro. La ventaja de la cuña sería principalmente su facilidad de maniobra (la unidad podría girar rápidamente con solo seguir a la cabeza de la formación). Uno de estos rápidos giros es precisamente lo que hizo Alejandro en la descripción de Gaugamela que he puesto más arriba. En el caso del rombo esta ventaja sería todavía mayor, ya que todo el escuadrón podría girar bruscamente en cualquier dirección, convirtiendo uno de sus flancos o la retaguardia en el nuevo frontal de la formación, y moviéndose, como lo definió Lendon, como una bandada de pájaros o un banco de peces, desplazándose todos sus integrantes a la vez en rápidos giros. La caballería tesalia era considerada la mejor por buenos motivos.

A la hora de hacer la carga definitiva, por lo tanto, más que la potencia de choque de la caballería lo realmente importante sería la coordinación entre unidades, la maniobrabilidad y cohesión de cada una de ellas y la capacidad del mando para escoger un lugar y un momento adecuados.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »



Los dos ejércitos se acercaron uno al otro lanzando varias veces alternativamente su grito de guerra, hasta que finalmente las trompetas dieron la señal de batalla. El primer encuentro se produjo en la izquierda de Antígono, al mando de Pitón, el cual envió a sus tropas de caballería ligera hacia delante. Se nos dice que “aunque esas tropas no tenían estabilidad [¿falta de caballería pesada?] ni vanguardia digna de mención, eran superiores en número y movilidad a aquéllos que les hacían frente, así que intentaron hacer uso de sus propias ventajas”. La única forma que tengo de interpretar esa falta de “vanguardia” es que no hubo “regimientos-pantalla”, sino que todos los jinetes ligeros se lanzaron al ataque. En cuanto a “los que les hacían frente”, los jinetes ligeros atacaron a los elefantes, pero por el contexto parece que se está refiriendo a otras fuerzas de caballería, quizá situadas delante o junto a los paquidermos. En cualquier caso, la mayor incidencia del ataque de Pitón fue contra los elefantes, que fueron rodeados por su derecha y acosados con proyectiles.

Para hacer frente a esto Eumenes hizo llamar a varias unidades de jinetes ligeros desde su flanco izquierdo, que se movieron por la retaguardia hasta llegar al flanco derecho. Llama la atención que Eumenes no quisiera usar a su fuerza principal de caballería, que se mantenía en reserva. La falta de jinetes ligeros en ese flanco en ese momento cuadraría con lo que he comentado antes de que podían haberse enfrentado a Pitón, antes de que éste rodeara a los elefantes. Las tropas ligeras que provenían de la izquierda se lanzaron a enfrentarse a los lanceros y arqueros a caballo de Pitón apoyados por infantes ligeros y por los propios elefantes. Entre todos consiguieron hacer retroceder a la caballería enemiga, que fue alejada del campo de batalla.

Mientras, la lucha de la infantería en el centro ya había comenzado y se prolongaba como era habitual, pero finalmente los Argiráspides marcaron la diferencia. Estos venerables ancianos arrollaron todo lo que se puso en su camino y abrieron brecha, lo que provocó que la línea de infantería de Antígono comenzara a deshacerse. Poco a poco, cada vez más regimientos de Antígono abandonaban el combate y se retiraban hacia el terreno alto situado a sus espaldas. Los infantes de Eumenes los seguían en lo que cada vez se parecía más a una simple persecución.

Antígono mientras tanto permanecía en el flanco derecho de su ejército con su caballería. No hay ninguna referencia a combates en este punto, pero podemos imaginar que ya habían empezado a chocar regimientos de caballería de uno y otro bando, lo cual explicaría que se produjese una brecha en la línea de Eumenes entre la caballería de Eudamos y la falange. La caballería de Eudamos que protegía ese flanco de la potente caballería de Antígono quedó separada de la línea de su infantería, que estaba avanzando (lo cual sería entendible si Eudamos estuviese ya fijado por combates en su vanguardia que le impidiese seguir el desplazamiento del resto del ejército). Los oficiales de Antígono aconsejaban a éste retirarse hacia el terreno alto y reunir su caballería con las fuerzas rechazadas y perseguidas del centro y la izquierda, pero la brecha entre la falange y las fuerzas de Eudamos que tenía delante lo decidieron a atacar. Antígono cargó con un “destacamento de caballería” (seguramente su regimiento personal) hacia la brecha, atacó de flanco a la caballería de Eudamos, desbaratándola, y luego giró hacia el centro de la batalla situándose por detrás de la infantería de Eumenes. Esto provocó el final de la persecución de sus tropas y que Eumenes se viera obligado a dar la vuelta a los suyos.

La batalla había durado todo el día y ya era medianoche cuando las tropas de ambos bandos se reorganizaron y se pusieron de nuevo en formación de batalla. La luna llena permitía tener bastante visibilidad, y la situación de las líneas se había desplazado casi 5 kilómetros con respecto al lugar del choque inicial debido al retroceso de las tropas de Antígono. Pero la batalla no se reiniciaría. Las tropas habían marchado y combatido desde la noche anterior y no habían comido, y estaban agotadas.

Eumenes intentaría permanecer en el campo de batalla (él estaba situado entre el lugar del choque y el ejército de Antígono) para erigir un trofeo con las armas de los vencidos y reclamar la victoria, pero sus tropas reclamaron volver al campamento y Eumenes no pudo convencerlos de lo contrario. Aquí se puede ver el precario control que tenía en ocasiones Eumenes sobre sus tropas. Así pudo hacerse Antígono con el campo de batalla, erigir un trofeo y reclamar la victoria, viéndose obligado Eumenes a pedir permiso para reclamar a sus muertos. Antígono se lo concedió, pero no antes de haber enterrado a sus muertos para que no supiera de sus bajas: 3.700 infantes y 54 jinetes, además de 4.000 heridos. Eumenes había perdido 540 infantes y “unos pocos” jinetes, a los que hay que añadir 900 heridos.

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Última edición por pepero el 11 May 2014, editado 1 vez en total.
Razón: editado a petición de Sir Nigel
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por APV »

Sir Nigel escribió:Pero esta táctica de combate quedó completamente desbaratada por el método de ataque romano, que resultó tan sostenido como feroz. Estos lucharon con tanta constancia como si participara todo el ejército; los vélites, tras descargar sus jabalinas, cerraron cuerpo a cuerpo con sus espadas; la caballería, una vez hubo llegado hasta el enemigo, detuvo sus caballos y luchó, unos montados y otros desmontados, ocupando sus lugares entre la infantería. En estas condiciones, la caballería de Filipo, no habituada a un combate estático, no resultó enemiga para la caballería romana, y su infantería, entrenada para escaramucear en orden abierto y sin la protección de la armadura, estaba a merced de los vélites, que con sus espadas y escudos estaban igualmente preparados para la defensa como para el ataque. Incapaces de sostener el combate, se retiraron a la carrera a su campamento, confiados solo en su velocidad.”
Los romanos en ese momento estaban más "modernizados", su experiencia en la guerra contra Anibal les había llevado a aprender como contrarrestar las tropas móviles (los numidas) y a que sus velites asumieran roles de combate cuerpo a cuerpo.
Sir Nigel escribió:Llama la atención que Eumenes no quisiera usar a su fuerza principal de caballería, que se mantenía en reserva.
En absoluto, era del manual de Filipo y Alejandro, la caballería pesada se reservaba para el golpe decisivo.
Sir Nigel escribió:Los oficiales de Antígono aconsejaban a éste retirarse hacia el terreno alto y reunir su caballería con las fuerzas rechazadas y perseguidas del centro y la izquierda, pero la brecha entre la falange y las fuerzas de Eudamos que tenía delante lo decidieron a atacar. Antígono cargó con un “destacamento de caballería” (seguramente su regimiento personal) hacia la brecha, atacó de flanco a la caballería de Eumenes, desbaratándola, y luego giró hacia el centro de la batalla situándose por detrás de la infantería de Eumenes.
Del manual de Alejandro esperar a la brecha entre formaciones y penetrar por ella con la caballería (técnicamente reforzados por elementos de infantería, pero aquí no había) para romper la línea enemiga: o hundiendo un flanco como en Queronea o en Issos o el propio centro como en Gaugamela.
Conoce al enemigo y conócete a ti mismo; y en cien batallas no estarás jamás en peligro Sun Tzu.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

APV escribió:
Sir Nigel escribió:Llama la atención que Eumenes no quisiera usar a su fuerza principal de caballería, que se mantenía en reserva.
En absoluto, era del manual de Filipo y Alejandro, la caballería pesada se reservaba para el golpe decisivo.
Tienes razón, pero me refería a que en la caballería de la derecha de Eumenes tenía que haber algún regimiento de caballería ligera, que estaría situado ahí precisamente para situaciones como ésa. Sin embargo se trajeron fuerzas del flanco izquierdo. Por eso sospecho que los regimientos ligeros de la derecha ya estaban combatiendo contra (o habían sido desbandados por) los arqueros a caballo de Pitón. Es curioso que tampoco se sepa muy bien qué hizo el resto de la caballería pesada de Eumenes el resto de la batalla. Yo me imagino que se sumaron a la persecución de las tropas de Pitón y la infantería del centro, pero a saber.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Noviscum Deus »

Excelente post Sir Nigel :dpm: . Conocía esta batalla solo por referencias y es una gozada poder leer un un relato tan detallado y cuidado. Espero ansioso la continuación.
Sir Nigel escribió:Los Argiráspides tenían más de treinta años de campañas a sus espaldas y, sorprendentemente, jamás pidieron ser licenciados. De hecho la mayoría, si no todos, eran ricos, y se nos habla de los tesoros que acumulaban en su tren de bagaje, fruto de años de campañas victoriosas. Pero su riqueza la llevaban con ellos mientras seguían luchando y haciendo marchas por las montañas y los desiertos de Persia.
Si no recuerdo mal ese detalle tendrá una capital importancia más adelante :-B .
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Tosk »

Excelente hilo Sir Nigel!!!

Una batalla poco conocida y para mejor rescatada del olvido con este detalle...gracias, estimado!
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Sir Nigel escribió: Antígono cargó con un “destacamento de caballería” (seguramente su regimiento personal) hacia la brecha, atacó de flanco a la caballería de Eudamos (no Eumenes), desbaratándola, y luego giró hacia el centro de la batalla situándose por detrás de la infantería de Eumenes. Esto provocó el final de la persecución de sus tropas y que Eumenes se viera obligado a dar la vuelta a los suyos.
Una errata corregida. Me mata esto de no poder editar... :(
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por pepero »

Sir Nigel escribió:
Sir Nigel escribió: Antígono cargó con un “destacamento de caballería” (seguramente su regimiento personal) hacia la brecha, atacó de flanco a la caballería de Eudamos (no Eumenes), desbaratándola, y luego giró hacia el centro de la batalla situándose por detrás de la infantería de Eumenes. Esto provocó el final de la persecución de sus tropas y que Eumenes se viera obligado a dar la vuelta a los suyos.
Una errata corregida. Me mata esto de no poder editar... :(
Ya lo tienes editado. Un tema muy interesante.

Saludos
Pepe
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

¡Muchas gracias!
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Lutzow »

Si te vuelve a ocurrir envíame un MP y te edito lo que resulte necesario, sin problemas... Aprovecho para sumarme a los halagos acerca del hilo, sobre una batalla que reconozco ni siquiera conocía...

Saludos.
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Es mejor permanecer con la boca cerrada y parecer un idiota, que abrirla y confirmarlo...
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Sobre la batalla en sí no hay mucho más que añadir, porque Diodoro no nos cuenta más que lo ya expuesto. Sin embargo, los autores modernos han hecho algunos análisis muy interesantes sobre esta batalla (y por extensión de la evolución de la guerra en este período). Pero antes de comentar todo esto quería dejar algunos apuntes sobre ciertos aspectos que no quedan muy claros.

1) Aunque las cifras de la batalla son muy detalladas dentro de lo habitual para la Antigüedad, hay algunas discrepancias. Por ejemplo, en el recuento total de los elefantes de Eumenes se nos dice que hay 114, pero en el desglose aparecen 125. Algo parecido ocurre con las cifras de la caballería de Antígono. De todas formas, las diferencias no son demasiado grandes.

2) Se incluye un regimiento de Argiráspides y otro de Hipaspistes. Como ya hemos comentado, Hipaspistes era el nombre original de los Argiráspides, así que la inclusión de dos unidades diferentes llama la atención. Aunque es cierto que otras unidades de los reinos helenísticos usarían el nombre de Hipaspistes en el futuro, es extraño que se hubiera creado otra mientras la original todavía estaba presente. Los dos autores modernos de los que conozco un análisis detallado de la batalla, Montagu y Lendon, no hacen ningún comentario al respecto, lo cual me parece aún más llamativo (tanto que me ha llevado a pensar si yo estaría pasando por alto algo obvio). No sé si alguien por aquí tiene conocimiento de la creación de otra unidad de Hipaspistes antes de esta batalla.

3) En la descripción de la batalla aparecen varias unidades de guardias personales al estilo de los Hetairoi (Compañeros) de Alejandro. Por ejemplo, en el ejército de Eumenes aparecen tres: el propio regimiento de Eumenes, el de Eudamos y el de Peucestes y Antígenes. A todos ellos se les llama "agêma", es decir, "guardia". Éste también será un término que se seguirá usando en los reinos helenísticos. Asimismo aparecen algunos otros regimientos bajo el nombre de "Compañeros". Parece que cada alto oficial de Alejandro creó su propio cuerpo de caballería personal, pero es imposible saber si todos los listados son realmente caballería del estilo original, más que nada por la cantidad de ellos que hay. Los Compañeros de Alejandro rondaban los 2.000 si no me equivoco, y tan solo en el ejército de Eumenes podemos observar que hay unos 1.600 que podrían caer en esta categoría.
Última edición por Sir Nigel el 12 May 2014, editado 1 vez en total.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Muwatallis_11 »

Genial el hilo :Bravo ! De hecho se me hace corto jeje, así que te pediría por favor si puedes continuar un poco con la guerra que siguió después entre Antígono y Eumenes. Es una época muy interesante, pero también desconocida...
Y a tu 2ª duda/pregunta, quizás la respuesta sea que no tienen ni idea y por eso no dicen nada acerca de ello :lol:

PD: Me gustaría también recomendar el libro "El mundo griego después de Alejandro Magno" de Graham Shipley, no lo he leído todavía, pero estoy en proceso y de momento me está gustando bastante.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Muwatallis_11 escribió:Genial el hilo :Bravo ! De hecho se me hace corto jeje, así que te pediría por favor si puedes continuar un poco con la guerra que siguió después entre Antígono y Eumenes. Es una época muy interesante, pero también desconocida..
Bienvenido al foro, Muwatallis.

Me alegro de que te guste el hilo. Igual abro otro en el futuro sobre Gabiene y los acontecimientos que ocurrieron entre una batalla y la otra, pero no prometo nada porque no sé si podré cumplir. :D
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Noviscum Deus »

Sir Nigel escribió:- 2.200 tarentinos. Éstos eran un tipo nuevo de tropa que tuvo su origen en la ciudad italiana de Tarento. Eran jinetes armados con jabalinas que tenían una forma muy característica de combatir, pero actualmente no está demasiado claro cómo lo hacían. Diodoro los describe como “muy hábiles en las emboscadas”. Parece ser que eran especialmente leales a Antígono, y habían venido con él “de más allá del mar” (¿Grecia? ¿la propia Italia?).
Al parecer la principal ventaja de esos tarentinos es que estaban equipados con escudos. Hay que tener en cuenta que en el Mediterráneo Oriental los jinetes tradicionalmente NO llevaban escudo (y esto incluye a asirios, persas, griegos y macedonios). En cambio los jinetes "occidentales" (hispanos, galos, itálicos) si que los empleaban, lo que les daba una gran ventaja en el intercambio de proyectiles (que sería la forma más habitual de combate para la caballería). El empleo de escudos para la caballería se extendió gradualmente y parece que para la época de Pydna incluso los "compañeros" macedonios los llevaban (lo que implicaría el abandono del xyston).

Yo pensaba que los tarentinos se habrían intriducido en el ámbito oriental en tiempos de Pirro, por lo que me ha llamado la atención verlos ya al servicio de Antígono en el 317 a.C.
Como el sastre se sirve de la aguja para juntar retazos, así usé yo de mi espada para unir provincias separadas. Desde que la razón me despuntó, nada me pareció tan odioso como la fragmentación del imperio. Pregunta a mis fronteras si queda algún lugar en poder enemigo. Te contestarán que no; pero si afirmativamente te dijeran, presto allí llegaría enlorigado, empuñando mi espada. Interroga también a los cráneos de los súbditos rebeldes, que brillan a la luz del sol, esparcidos sobre la llanura como calabazas hendidas, te dirán que los he abatido sin descanso.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Noviscum Deus escribió:Yo pensaba que los tarentinos se habrían intriducido en el ámbito oriental en tiempos de Pirro, por lo que me ha llamado la atención verlos ya al servicio de Antígono en el 317 a.C.
La verdad es que nunca me había fijado mucho en este tipo de tropa, así que no podría decir cuales son las primeras referencias que existen sobre ella. Pero por lo que comentas puede que esta batalla sea una de las primeras entonces.

Sobre el uso del escudo en Oriente, Sekunda defendía que el escudo era habitual entre la caballería persa, pero creo que es el único autor al que le he leído algo parecido.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Muwatallis_11 »

Si mal no recuerdo hay un libro de Osprey dedicado exclusivamente a la caballería tarentina. Si lo buscáis en google os lo podéis bajar en PDF. Yo creo que lo tengo (en PDF), pero ahora mismo no se por donde para...
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Sir Nigel escribió:Sekunda defendía que el escudo era habitual entre la caballería persa, pero creo que es el único autor al que le he leído algo parecido.
En el artículo de la Wikipedia sobre el ejército aqueménida se habla de que los jinetes sí utilizaban escudo:
En un documento babilónico datado en el segundo año de reinado de Darío II (422 a. C.) figura escrito en acadio el equipamiento de un jinete: un caballo con su mozo, su arnés y su caparazón de hierro, y un casco, un coselete de cuero, un escudo, 120 flechas, una maza de hierro, dos jabalinas con punta de hierro y su cuota de dinero
La referencia te lleva al Archivo Murasu, que parece ser que era una familia hebrea de Nippur asentada en Babilonia.
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Tosk »

Sir Nigel escribió:La verdad es que nunca me había fijado mucho en este tipo de tropa, así que no podría decir cuales son las primeras referencias que existen sobre ella. Pero por lo que comentas puede que esta batalla sea una de las primeras entonces.
Se puede comprar en Amazon.

Es un Osprey raro, pues no es un tema cliché...yo lo tengo y está interesante, básicamente hace una introducción a este tipo de jinete y sirve para complementar información. Debería volver a ojearlo para ver su actuación en Oriente que ahora no lo recuerdo.
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Mitridates »

¿No fue esta la batalla en que los argiraspides enrostraron a la linea rival recordandoles que ellos habia luchado junto a Filipo y Alejandro, para desmoralizarlos?
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Sir Nigel
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Re: Paraitacene, una batalla más...

Mensaje por Sir Nigel »

Mitridates escribió:¿No fue esta la batalla en que los argiraspides enrostraron a la linea rival recordandoles que ellos habia luchado junto a Filipo y Alejandro, para desmoralizarlos?
Eso fue en Gabiene, que se produjo muy poco después de esta batalla.
El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen, ha jugado desde siempre a juegos de niños y es probable que lo siga haciendo hasta el final, lo que supone un engorro para los pocos individuos maduros que hay.” Chesterton.
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