Un primer acercamiento a la parte de las colinas y los combates allí.
El río, aunque con seguridad haya cambiado el curso, también formaría meandros que en algún punto estrecharían el espacio frente a las colinas. Veamos las posiblidades.
Hay varias opciones para que la caballería cartaginesa pudiera aparecer en la retaguardia romana. Aníbal agrupó a la pesada en su ala izquierda y a la ligera en la derecha. La ligera operaría entre colinas y daba la opción a realizar un rápido flanqueo y maniobrar en la retaguardia. La pesada iba al choque directamente, en un lugar donde la sorpresa era poco probable. Hay que empezar por ahí.
Una caballería ligera númida que podía distraer a la aliada, aparecer por cualquier punto y desaparecer sin tempo ninguno de reacción. La movilidad podía superar la falta de pegada.
Lo más llamativo es la anécdota de los falsos prisioneros, una traición.
Los númidas del ala derecha que peleaban con la caballería romana de la izquierda, aunque por su particular modo de combatir, ni hicieron ni sufrieron daño de consecuencia; sin embargo, atacando al enemigo por todos lados, le tuvieron siempre ocupado y entretenido.
Polibio.
Mantenían a la caballería ocupada, entretenida ¿Por qué, con qué fin?
Pero cuando Asdrúbal, derrotada la caballería romana de la derecha a excepción de muy pocos, llegó desde la izquierda al socorro de sus númidas; la caballería auxiliar de los romanos, presintiendo el ataque, volvió la espalda y echó a huir. Cuentan que Asdrúbal en esta ocasión hizo una acción sagaz y prudente. Viendo el gran número de los númidas, y la habilidad y vigor con que persiguen a los que una vez vuelven la espalda, los encargó el alcance de los que huían; y él, mientras marchó con el resto adonde era la acción, para dar socorro a los africanos. Efectivamente, carga por la espalda sobre las legiones romanas y las ataca sucesivamente por compañías en diferentes partes, con lo que a un tiempo anima a los africanos, y abate y aterra el espíritu de los romanos.
Polibio, también, III, 23.
Los númidas se encargan de la persecución y la caballería pesada de atacar a la infantería. En auxilio de los africanos, que es donde se desarrollaba la acción. Los hispano-galos apenas tomarán parte ya en la batalla. Por eso pienso que mayoritariamente apoyaron a los africanos del ala izquierda cartaginesa, que no irían muy lejos. Y que no llegó a trabarse la pesada con la aliada, huyeron antes, salvo los que acudieron al centro. Y no eran pocos, 4.000-4.500.
Polibio no nos menciona traiciones, sí que los africanos combatían con equipo romano capturado.
Livio nos ofrece el relato de la estratagema:
[22.48] En este momento, en el ala izquierda romana, la caballería aliada enfrentaba a los númidas, pero la lucha fue débil al principio y comenzó con a una estratagema cartaginesa. Cerca de quinientos númidas, llevando espadas ocultas bajo la coraza además de sus armas y dardos habituales, salieron de su propia línea con sus parmas colgadas de la espalda como si fueran desertores, y de repente saltaron de sus caballos y arrojaron escudos y jabalinas a los pies de sus enemigos. Fueron recibidos en sus filas, se les llevó a la retaguardia y se les ordenó permanecer en silencio. Mientras la batalla se extendía por
las distintas zonas del campo de batalla se mantuvieron tranquilos, pero cuando los ojos y mentes de todos estaban completamente inmersos en los combates, se apoderaron de los grandes escudos romanos que yacían por todas partes entre los montones de muertos y dieron comienzo a un furioso ataque sobre la retaguardia de la línea romana. Acuchillando espaldas y caderas, hicieron una inmensa carnicería y aumentaron todavía más el pánico y la confusión. Entre el terror y la huida en una parte del campo de batalla y la obstinada pero desesperada lucha de la otra, Asdrúbal, que estaba al mando de aquella parte, sacó algunos númidas del centro, donde el combate se mantenía débilmente, y los envió en persecución de los fugitivos, enviando al mismo tempo a la caballería hispana y gala en ayuda de los africanos, que para entonces estaban ya cansados, más de masacrar que de luchar.
[22,49] Paulo combatía al otro extremo del campo de batalla.
Aquí está parte del lío. Aparecen en la retaguardia númidas con escudos romanos. ¿Emboscados o parte del flanco que comenzaba a girar sobre la retaguardia? Y esto tampoco explica por qué huye la caballería aliada, salvo que pretenda que el lector se crea que por 500 desmontados actuando a traición huyan 4.000 jinetes.
Los númidas que estaban en el centro, son enviados en parte a la persecución, que ya habría empezado por el ala izquierda romana, mientras que hasta ese momento Asdrúbla no pudo mandar tropas de caballería a relevar a los africanos en la retaguardia, y además en el centro, no en el ala izquierda romana según esto. Y Paulo seguía a la derecha, no acudió al centro, según esto, de nuevo.
Con Apiano también tenemos la estratagema, esta vez con celtíberos. Pero hay 3 variables más importantes que la nacionalidad. Que la caballería romana "que miraba hacia el mar", a la izquierda romana, resistía bien. Y la segunda y para mi más misteriosa, la carga de la caballería de reserva que Aníbal tenía en el centro. Y tercera, además de los falsos desertores, los emboscados africanos:
otros grupos de soldados africanos fingieron la huida hacia las montañas prorrumpiendo al unísono en grandes alaridos. Los gritos eran la señal, para los que estaban ocultos en los repliegues rocosos, de cargar sobre sus perseguidores. Y, de inmediato, las tropas ligeras y los jinetes salieron de su escondite, al tempo que un viento fuerte y cegador...
Esto último si tiene lógica para mi. La caballería ligera ataca desde y se retira hacia el terreno montuoso, donde es emboscada por fuerzas ligeras. Con la visibilidad entorpecida y sin poder saber la fuerza real cartaginesa, huyen, tal vez en varias direcciones, tratando de salir de la emboscada. El flanco ahora estaba libre para poder llegar a la retaguardia romana, por donde menos se lo esperaban y con armamento romano.