- PLANES DE GUERRA JAPONESES
A ojos de los japoneses, si una potencia occidental lograba el control sobre Korea, este hecho no sólo supondría un definitivo paso atrás en sus intereses por establecerse en el continente, sino que afectaría también a su propia seguridad como nación. El ministro de AA.EE. japonés Jutaro Komura puso de relieve el sentimiento japonés al escribir en un informe realizado en 1903 sobre la situación en Korea que "
era como una daga apuntando al corazón del Japón y nunca se debía permitir su posesión por parte de una potencia extranjera."
La situación se había vuelto irreversible una vez que los japoneses comprobaron que Rusia no sólo no se retiraba de Manchuria según lo acordado, sino que además comenzaba a realizar movimientos agresivos para incorporar a Korea dentro de su esfera de influencia. Para los japoneses, la presencia de una potencia europea en Korea significaba admitir su incapacidad y debilidad por mantener sus intereses en la región, lo que podría acarrear que el siguiente paso de los europeos fuera la invasión de las islas japonesas. Tal y como veremos cuando estudiemos los planes de guerra rusos, esos temores no eran infundados.
No hay lugar a dudas que Korea era un perfecto trampolín para una invasión del Japón. De hecho recordemos lo acontecido a finales del siglo XIII con los ejércitos del mongol Kublai Khan, los cuales partieron desde las costas de Korea en su intento de desembarco en el Japón, y a buen seguro que sus magníficos ejércitos hubieran logrado su propósito a no ser por la repentina aparición del "viento divino". Pero ahora, los japoneses no podían confiar su salvación a una nueva aparición del "
kamikaze" ¡Debían tomar la iniciativa!
Grosso modo, el principal objetivo japonés era la ocupación de Korea y de la península de Liaotung, además de derrotar el ejército ruso antes de que éste pudiera ser reforzado a través de la incompleta vía férrea del Transiberiano. Para ello, los japoneses debían beneficiarse de disponer de unas cortas líneas de abastecimiento y de su habilidad para desplegar sus fuerzas a lo largo del frente.
El "
plan de operaciones del Ejército Imperial para la guerra contra Rusia" fue presentado por el mayor general Shogo Iguchi en la conferencia celebrada en el Cuartel General Imperial en Tokyo en diciembre de 1903. El escenario de guerra previsto por el Ejército en una primera fase era desembarcar en las costas de Korea, tras lo cual y una vez consolidada su posición se iniciarían desembarcos en la península de Liaotung con el fin de separar a los ejércitos rusos y ocupar la fortaleza de Port Arthur. Una vez completada esta primera fase, los ejércitos se reagruparían para avanzar "al norte del río Yalu". Se preveía que el Ejército Imperial japonés podría derrotar al relativamente pequeño ejército ruso en Manchuria (se estimaba que en período invernal los rusos no podrían basar en la región más de un cuarto de millón de soldados), pero era necesario que la victoria japonesa fuera rápida y contundente, en previsión de un reagrupamiento ruso con la incorporación de nuevos refuerzos.
El momento elegido para iniciar la campaña fue el mes de febrero de 1904, una época del año que afectaba de forma muy negativa al precario enlace que Rusia había establecido con el Transiberiano y que también afectaba a las operaciones en la base naval de Vladivostok.
Hay que destacar que tan importante como planificar las operaciones militares era gestionar la futura victoria en caso de producirse, y en este sentido los japoneses eran realistas y sabían que no podrían derrotar totalmente al oso ruso, por lo que se había previsto que las rápidas y contundentes victorias japonesas obligarían a los rusos a sentarse en una mesa de negociaciones. Su principal temor era enfrascarse en una guerra de larga duración en el continente contra los ejércitos rusos sin posibilidad de "ganar la paz" y para evitar esa pesadilla debían vencer en las batallas clave. Llegado ese momento, los japoneses utilizarían el terreno conquistado en Manchuria como moneda de cambio para conseguir el control total sobre Korea y la península de Liaotung. De este modo, los japoneses vengarían la afrenta que para su orgullo nacional supuso en 1895 la ignominiosa retirada de la península de Liatoung, anexionada tras la primera guerra chino-japonesa, debido a las presiones internacionales encabezadas por Rusia, como ya vimos en un mensaje anterior. Por otra parte, los japoneses no necesitaban quedarse en Manchuria y tener que mantener un poderoso ejército de guarnición siempre alerta a que en cualquier momento una humillada Rusia les pudiera atacar por sorpresa en la región, cosa que al final sucedió en agosto de 1945. También se valoró como solución practicar una política en Manchuria que combinara los intereses de varias potencias, lo cual pondría freno a una futura ambición rusa en la región.
En lo que respecta a la Armada Imperial japonesa, se decidió en un primer momento que la fuerza principal debería ser desplegada con el objetivo de dar cobertura a los desembarcos japoneses en el continente y mantener alejada a la flota rusa de la zona de batalla y de las costas del Japón.
La Armada Imperial japonesa conocía perfectamente la desventaja que suponía para la Armada Imperial rusa su situación en la región en conflicto. Para empezar, la flota rusa del Pacífico estaba separada de las otras dos flotas (Báltico y Mar Negro) por una considerable distancia, lo que hacía prácticamente imposible que los rusos pudieran desplegar toda su potencia naval contra el Japón al inicio de la contienda. Para más inri, la flota rusa del Pacífico estaba dividida entre su escuadrón en el Mar Amarillo, basado en Port Arthur y en el más débil escuadrón en el Mar del Japón, basado en Vladivostok. Entre esas dos fuerzas se interponía la península de Korea y el estrecho del mismo nombre, un punto que estaba claro que sería crucial en la guerra que iba a desatarse.
El primer problema estratégico que se le presentaba a la Armada Imperial japonesa era, por lo tanto, cómo podía mantener el control del estrecho de Korea con el fin de impedir el previsible intento de unión entre los escuadrones de Port Arthur y Vladivostok. Para ello, tres diferentes juegos de guerra celebrados entre 1900 y 1902 en el Colegio Naval se centraron en este problema. A comienzos de 1903 se llevaron a cabo unas grandes maniobras navales en la costa occidental de Kyushu con el fin de comprobar y analizar la preparación de la Armada Imperial japonesa para repeler un intento ruso para forzar el estrecho de Korea.
Cuando los planificadores japoneses analizaron todas estas cuestiones, se llegó a la conclusión de que tal y como estaban las cosas, los rusos adoptarían una estrategia pasiva e intentarían preservar su flota del Pacífico todo el tiempo posible para dar tiempo a que su flota del Báltico pudiera unirse a estas fuerzas, posibilidad que se consideraba catastrófica para los intereses de la Armada Imperial japonesa en particular y por consiguiente, para el buen fin de toda la campaña en términos generales, ya que esa unión daría a los rusos una decisiva ventaja cuantitativa en términos navales.
Se había estimado también que cuando la oportunidad se presentara, la flota rusa del Pacífico basada en Port Arthur se haría a la mar para lanzar ataques contra la flota japonesa que cubría los desembarcos japoneses en el continente, además de que el escuadrón de Vladivostok, aunque más pequeño y con buques de menor entidad, también podría lanzar pequeños golpes de castigo contra las islas japonesas, pero en definitiva se esperaba que la flota rusa no intentaría llevar a la flota japonesa a un encuentro decisivo antes de que los refuerzos de la flota del Báltico llegaran desde aguas europeas. No pasaría lo mismo con la flota rusa del Mar Negro, ya que ésta se encontraba inmovilizada ante la negativa turca de darle paso por los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. Pero lo que quedaba muy claro para el alto mando naval nipón es que los dos escuadrones de la flota rusa del Pacífico eran una grave amenaza contra el ejército expedicionario japonés, contra las vías de suministro marítimas y contra las costas, puertos y ciudades costeras en las islas japonesas.
Ciertamente, en el alto mando naval japonés existía temor a que los cruceros del escuadrón de Vladivostok intentaran una arriesgada aventura atravesando el estrecho de Tsugaru con el fin de amenazar Tokyo, Osaka y otros puertos situados a lo largo de la costa del Pacífico, aunque finalmente se prefirió mantener la flota de batalla unificada y no distraer parte de su fuerza naval, dejando en manos de la defensa costera, ayudada por numerosas torres de vigilancia y pequeñas unidades navales como torpederos, la defensa ante tal amenaza.
Desde el comienzo de la planificación de las operaciones, el alto mando naval japonés reconoció que los buques de guerra pertenecientes al escuadrón ruso de Port Arthur eran la principal amenaza, en parte porque allí se basaban todos los acorazados de la flota rusa del Pacífico y en parte debido a que Port Arthur estaba mejor situada estratégicamente, dado que se encontraba muy cerca de las zonas de desembarco japonesas que se debían realizar en la costa occidental de Korea. Ahora bien, llegados a este punto y si nos fijamos en una mapa de la región, nos puede llegar a asaltar la lógica pregunta del motivo por el cual los japoneses no intentaron desembarcar en la costa oriental de Korea, dado que parece mucho más segura debido a su cercanía a las costas del Japón. La respuesta es que la costa occidental de Korea disponía de más y mejores puertos y de una buena red de carreteras que facilitaban tanto los desembarcos como el desplazamiento del Ejército Imperial hacia el norte, donde se preveía que sería el principal campo de batalla.
Gracias a la información que la inteligencia japonesa obtuvo durante los años anteriores al comienzo de la guerra, los planificadores navales japoneses llegaron a la conclusión de que Port Arthur tenía graves y numerosos defectos como base naval: no disponía de grandes diques y escaseaban las instalaciones para las reparaciones de buques, el canal de entrada a la base era largo, estrecho y poco profundo para permitir a los grandes buques de guerra navegar por él con marea baja, la rada no era fácilmente defendible y la zona portuaria podía ser batida por medio de la artillería de campaña, ya que el puerto estaba rodeado de colinas que colocarían a cualquier buque en el puerto bajo el fuego directo de la artillería japonesa si éstas eran ocupadas.
Por otra parte, Vladivostok disponía de mejores instalaciones portuarias que Port Arthur, además de disponer de dos canales de entrada al puerto que permitían un fácil acceso al mismo, lo que hacía que Vladivostok fuera decididamente mejor que Port Arthur para albergar una flota de batalla, pero debido a lo ya comentado sobre las dificultades para operar en esa base durante el período invernal y por encontrarse mucho más alejada de la zona de operaciones (excepto los raids que pudieran realizarse contra las islas japonesas), hacía que la base naval de Vladivostok permaneciera como una base secundaria para la Armada Imperial rusa.
De todas formas, la ocupación por parte del Ejército japonés de Port Arthur no era un requisito imprescindible en el plan de operaciones inicial de la Armada Imperial japonesa, ya que su principal aspiración era destruir o incapacitar al escuadrón de Port Arthur, llegado ese momento la base naval perdería mucha de su importancia militar.
Siguiendo con este principio de estrategia ante la previsible pasividad rusa, la aparente debilidad de Port Arthur y la posibilidad de que se despachara a la flota rusa del Báltico hacia aguas asiáticas, los planificadores japoneses comenzaron a debatir sobre las ventajas que ofrecía una acción inicial que fuera concluyente. En estos debates, había dos puntos de vista enfrentados: el alto mando naval en el Cuartel General Imperial era partidario de una decidida acción contra el escuadrón ruso de Port Arthur llevado a cabo por el grueso de la flota de batalla japonesa mientras que el comandante en jefe de la flota combinada, almirante Heihachiro Togo, era partidario de una acción de menor entidad que sirviera como "declaración de guerra".
Sobre esta crucial cuestión del "ataque preventivo" que marcaría el inicio de la guerra que estamos tratando y que se vería reflejado años más tarde en el inicio de la guerra del Pacífico contra los norteamericanos en 1941, ya tendré la ocasión de hablar en otro mensaje. La importancia del tema lo merece.