Saludos.
Tocamos hoy la defensa de la principal –y única
-vía de comunicación “todo-tiempo” del AOI en aquella época: el ferrocarril Djibuti-Addis Abeba (en realidad existía un tren entre Masawa y Agordat, pero circulaba por territorio eritreo y no había peligro de sabotaje. Una cuestión interesante, porque los ingleses en Somalia tenían enormes problemas para controlar las acciones guerrilleras de los insurgentes).
La única vía de comunicación permanente entre la capital y el océano era este tren, que paraba en Dire Daua cerca de la frontera y luego proseguía por la Somalia francesa. Por ello resultaba esencial su defensa. Las carreteras desaparecían en la época de lluvias y solo el tren aseguraba suministros y el transporte de personas todo el año.
Lo lógico hubiese sido proteger esta estratégica vía mediante trenes blindados o… no sé cómo pueden denominarse en castellano, pero en los 30 existían unos semoventes blindados con ametralladoras para vigilar vías férreas (la empresa Tatra, por ejemplo, los fabricaba para el Ejército polaco). Pero Italia fue incapaz de producir o llevar a Etiopía esos medios.
Así que la línea se protegía con 10 batallones de ascaris, algo muy caro. Y con trenes armados, que no “blindados”. Con el material que hallaron en África los italianos perpetraron ese invento bélico. Una locomotora, un tender, un vagón abierto con sacos terreros que llevaba dos morteros servidos por una sección del Ejército y tres vagones de línea cerrados. En esos tres vagones cerrados había un pelotón de fusileros de la Milicia Fascista (armados con fusiles y 6 fusiles-ametralladores) y una sección de una compañía de ametralladoras pesadas (del Ejército o de la Milicia) con seis máquinas, con un total de unos 90 combatientes. Si le sumanos el personal de morteros, comunicaciones, los médicos, maquinistas y cocineros, hacían 120-130 hombres por tren. Un comandante de la Milicia, un teniente de artillería del Ejército y un teniente médico dirigían las operaciones.
En principio, 12 armas automáticas y dos morteros parecen una potencia de fuego importante, pero no era así. En realidad, una ametralladora disparaba desde una ventana a cada lado de los tres vagones, con un campo de fuego limitado. La táctica de combate consistía en parar el tren cuando se descubría al enemigo y que los fusileros y los fusiles ametralladores salieran por las dos puertas de cada vagón para desplegarse sobre el terreno. Momento muy temido por la Milicia, pues apelotonados al salir por la puerta ofrecían un blanco fácil a los etíopes. Uno se pregunta porqué no se habían practicado puertas amplias laterales o blindado con chapa los vagones de madera, pero el caso es que nada se hizo. Una dejadez muy grave porque son frecuentes las referencias de época “al increíble poder de penetración de la munición belga e inglesa” en las paredes de madera de los vagones. Y, sin embargo, no se hizo nada para proteger mejor a los combatientes.
En uno de los vagones iba la radio emisora-receptora, conectada con Addis Abeba. Los trenes armados hacían el siguiente recorrido: salían de la capital en dirección a Dire Daua y, si no había combates, volvían a los dos días.
El papel de la Regia en la defensa era patrullar la línea con los Caproni 133 basados en ambos extremos de la línea, Addis y Dire Daua. Volaban bajo para observar si había alguna obstrucción en la vía y para descubrir concentraciones enemigas. Cuando las observaban, se lanzaban contra ellas bombardeándolas con "spezzoni" y, a continuación, radiaban el aviso a Aviación-Addis Abeba. De allí, se retransmitía a Ejército-Addis Abeba, que informaba al tren más cercano para que arribase a ese punto. Un sistema indirecto que retrasaba los informes y que provocaba que los trenes casi siempre llegasen tarde. Pero estas deficiencias nunca llevaron a plantearse un contacto más directo entre la Aviación y el Ejército. Ese sistema de comunicación indirecta entre las distintas armas duró hasta ¡1943!
Los etíopes solían tirotear los trenes –ya señalamos como incluso dispararon contra el que llevaba al ministro de Colonias, Lessona- y causaban alguna baja a los vagones en tránsito. En algunos casos, el tiroteo se convertía en un ataque directo a degüello. El 16 de octubre de 1936, por ejemplo, un tren armado fue inmovilizado en la ruta. Los etíopes, muy numerosos, mataron a 8 milicianos e hirieron a 15. Tras unas horas de tiroteo, cuando los italianos ya albergaban pocas esperanzas de sobrevivir, la llegada de dos trenes de socorro salvó la situación.