1923
Despues de su epica victoria en Napoles los ingleses convocaron una nueva edición el 27 y 28 de septiembre de 1923 con base en Cowes, en un circuito de 68,9 kms situado entre la bahia de Portmouth y la isla de Wight al que habria que dar 5 vueltas.
El equipo britanico estuvo compuesto de dos aparatos, el Supermarine Sea Lion III de Henry Biard y el Blackburn Pellet con Reginald Kenworthy a los mandos que no llegaria a competir por un accidente durante las pruebas.
En esta ocasión los italianos sin fondos publicos ni patrocinadores privados no haran acto de presencia, los franceses, a los que tampoco se les asignan fondos publicos, presentan un equipo de 4 componentes incluyendo un suplente, no obstante dos de ellos nunca llegarian a Cowes para competir quedando el CAMS 38 de Maurice Hurel y el CAMS 36bis de Georges d´Oisy, Hurel tendria que abandonar a la segunda vuelta y d´Oisy no llegaria a competir resultando dañado su aparato en la salida.
Sin embargo en esta edición se produciria un cambio radical y sin vuelta atrás en la competición fruto del interes de los norteamericanos en la competición o por mejor decir del ejercito y la marina estadounidenses que se interasaron como medio de obtener publicidad en su pais y mas fondos en una epoca de presupuestos del estado muy restrictivos en su pais para los militares.
En consecuencia los norteamericanos presentaron un equipo encabezado por dos Curtiss CR-3 pilotados por David Rittenhouse y Rutledge Irvine y un Wright NW-2 pilotado por el tte A.W. Gorton, todos ellos pertenecientes a la US Navy.
No es que el equipo estuviese respaldado por fondos publicos, que tambien, es que se trataba de un equipo organizado militarmente con pilotos entrenados en la competición de velocidad y con experiencia practica en la competición y aparatos diseñados especificamente para la competición con un nivel de desarrollo tecnico muy superior al del resto de competidores, y como era de esperar el resultado fué demoledor.
Rittenhouse quedó en primer lugar con una velocidad media de nada menos que 285,4 kms/h, segundo quedó Irvine, tambien con un urtis CR-3 y una velocidad media de 278,9 kms/h y tercero Biard con su Sea Lion III con unos, por comparación decepcionantes, 252,9 kms/h.
El Curtiss CR-3 de Rittenhouse con dorsal numero 4 ganador de la copa Schneider de 1923. Para esa epoca el diseño de Curtiss estaba muy por delante de cualquier cosa que los europeos pudiesen presentar.
1924
La victoria norteamericana de 1923 fué tan apabullante que al año siguiente ni italianos ni franceses tenian nada con que disputar la competición a lo americanos, solo ,los britanicos pudieron tirar de un diseño de competición ya existente al que se le acoplaron los consabidos flotadores, el Gloster II pero desgraciadamente 5 semanas antes de la competición el aparato se estrelló hundiendose. No cupo mas remedio que solicitar a los norteamericanos que aplazasen la celebración de la carrera para el año siguiente al objeto de poder presentar aparatos competitivos.
En un gesto de deportividad los norteamericanos accedieron a posponer la competición aunque hay quien dice que en realidad fué una chuleria conscientes de la gran ventaja tecnologica que poseian.
Asi pues en 1924 no se celebró la copa Schneider.
La gran esperanza blanca de los europeos, el Gloster II propulsado por un Napier de 585 cv procedente de un cazarecords con tren de aterrizaje terrestre, pero lo cierto es que aun representando un gran paso respecto a los hidrocanoas habituales en los europeos pàra la copa Scheneider, aun le faltaba para llegar a la altura tecnica del Curtiss
1925
Los americanos habian preparado para 1925 lo que tenian previsto para el 24, un circuito de 50 kms al que habia que dar 7 vueltas en Shore Park Bay frente a Baltimore y Annapolis con la carrera pervista para celebrarse el 26 de Octubre.
Estados Unidos presenta un potentisimo equipo con 3 Curtiss RC3C-2, la evolución de los RC-3, pilotados por James H. Doolittle, George Cuddihy y Ralph Oftsie , a los que habria que añadir un cuarto aparato del mismo tipo pilotado por Frank Conant inscrito como reserva. El aparato de Doolittle, unico representante del ejercito, venia de ganar con tren de aterrizaje convencional el trofeo Pulitzer
Los italianos que para aquella edición no contaban con el apoyo financiero del gobierno inscribieron dos hidrocanoas Macchi M.33 pilotados por Giovanni de Briganti y Riccardo Morselli a los que se habia dotado de motores Curtiss D-12 usados prestados por los norteamericanos dada la incapacidad de la industria italiana de proporvcionar motores con un rendimiento adecuado.
Pero la epoca de los hidrocanoas ya habia pasado y fueron los britanicos los que presentaron el contendiente mas serio a la superioridad norteamericana, Mitchell habia producido un diseño, que al menos conceptualmente estaba por delante de los biplanos de Curtiss, se trataba de un monoplano, el Supermarine S.4 que propulsado por un motor Napier Lion VII de 680 cv venia de batir el record mundial de velocidad en hidroaviones y a la vez el de velocidad absoluta de Gran Bretaña, con un registro de 365.071 km/h. El equipo britanico se completaba por dos Gloster III, la evolución del previo Gloster II, pilotados por Hubert Broad y por Bert Hinkler.
Desafortunadamente el Supermarine S.4 pilotado por Henry Biard se estrelló durante las pruebas de navegabilidad previas a la carrera quedando en la practica la responsabilidad de plantar cara a los norteammericanos sobre los hombros de los 2 Gloster III.
Lo cierto es que en el transcurso de la carrera se puso de manifiesto la insuperable habilidad de Doolittle para doblar los pilones muy cerca sin tocarlos y a gran velocidad, que a la postre le daria el triunfo con una velocidad media de 374,2 kms/h, Broad a bordo de su Gloster III quedaria segundo a bastante distancia con 320,5 kms/h y tercero resultaria De Briganti en su Macchi M.33 con 271 kms/h. Tanto Cuddihy como Ofstie tuvieron que abandonar en las vuelta 7 y 6 respectivamente. ni el Gloster III de Hinkler ni el Macchi M.33 de Morselli pudieron al final tomar parte en la carrera por diversos motivos.
Dos dias despues y para que quedase claro quien partia el bacalao, Doolittle batia el record que detentaba el Supermarine S.4 a bordo del mismo aparato con el que habia ganado la copa Schneider dejando la nueva marca en 395,4 kms/h.
Jimmy Doolittle, que en su epoca estaba sin duda entre los 5 mejores pilotos del mundo, sobre el flotador del Curtiss R3C-2 con el que ganó la copa Schneider de 1925 y batió poco despues el record del mundo de velocidad de hidroaviones.
1926
En esta edición se venia a repetir la situación de la de 1922, solo que ahora eran los estadounidenses los que podian ganar el trofeo permanentemente en vez de los italianos.
Dada la creciente complejidad y coste del desarrollo de nuevos diseños tanto Italia como Gran Bretaña habian solicitado convertir el trofeo Schneider en un evento bianual en vez de anual y se esperaba que los americanos colaborasen posponiendo la edición de 1926 en lo que se tomaba la decisión definitiva oficialmente.
Sin embargo los norteamericanos querian poner fin a su participación en el trofeo y que mejor final que ganarlo definitivamente por lo que en enero de 1926 anunciaron su decisión de no aplazar la edición de 1926, convocando la carrera para los dias 12 y 13 de noviembre en un circuito de 50 kms dispuesto en Hampton Roads al que habia que dar 7 vueltas.
En Gran Bretaña, tanto Supermarine como Gloster fueron cogidas fuera de juego, con sus nuevos bolidos todavia en fase de diseño, por lo que la delgación de este pais hubo de anunciar que le era imposible acudir. No obstante en Italia Mussolini vió en la carrera una oportunidad de demostrar el poder del fascismo y de la industria italiana y en uno de eso gestos tan teatrales de los que tanto gustaba el regimen ordenó ganar la carrera a toda costa, por lo que la edición de 1926 seria un desafio cara a cara entre italianos y norteamericanos.
Sin limitación alguna por los gastos y con todos los medios del pais a su servicio Macchi y FIAT se entregaron al detenido estudio de los Curtiss y del Supermarine S.4 asi como sus motores concluyendo que podian mejorar su diseño y prestaciones. En un tiempo record, otra de las leyendas del trofeo Schneider, el ingeniero Mario Castoldi, crearia el Macchi M.39, una maquina concebida hasta en sus mas minimos detalles para ganar la competición.
Es cierto que un desarrollo tan apresurado tenia por fuerza que dar problemas y en concreto no fueron pocos los quebraderos de cabezas mecanicos que el equipo italiano tuvo que sufrir una vez en Hampton Roads, pero tambien es cierto que los norteamericanos, ni de hecho la mayoria de europeos, esperaban gran cosa de los italianos, algo logico si nos atenemos a la particpación de 1925 con los Macchi M.33 una formula ya superada, de hecho seria el ultimo hidrocanoa en competir en el trofeo Schneider.
Sin embargo los americanos no se habian dormido en los laureles, invirtieron fuertes sumas en mejorar la versión anterior del Curtiss dotandole entre otras cosa de un nuevo motor Packard de 700 cv.
Las semanas previas a la competición fueron bastante accidentadas para ambos equipos, los italianos perdieron a su capitán en un accidente poco antes de partir hacia los EEUU y los americanos llegarian a perder hasta tres aparatos y un piloto antes de la carrera.
Con todos estos incidentes el dia de la carrera los americanos presentaron un equipo compuesto de dos de los nuevos Curtiss R3C-4 pilotados por los ttes Cuddihy y Tomlinson y el Curtiss R3C-2 con el que Doolittle ganara el año anterior con Christian Schillt a los mandos, no obstante Tomlinson tuvo problemas mecanicos en su aparato en las pruebas previas a la carrera por lo que tuvo que competir con el avión de reserva un Curtiss F6C-3.
Los italianos presentaron 3 Macchi M.39, dos de ellos propulsados por el nuevo motor FIAT AS.2 diseñado por Benedetto a cuyos mandos estarian el mayor Mario de Bernardi, que acabaria siendo otro de los ilustres del trofeo Schneider, y el capitán Arturo Ferrarin, y el ultimo equipado con un motor Napier Lion y pilotado por el tte Adriano Bacula.
Comenzada la carrera Ferrarin tuvo que abandonar en la cuarta vuelta victima de un manguito reventado, en un apretado final De Bernardi iba en primer lugar pero sufriendo problemas de refrigeración lo que le obligaba a volar mas alto de lo deseado para intentar paliarlos en lo posible, Cuddihy que iba detrás le estaba alcanzando cuando en el ultimo momento al estadounidense le falló la bomba de combustible que transferia el combustible de reserva al deposito principal, parando el motor y obligandole a amerizar a apenas unos cientos de metros de la linea de meta. De Bernardi ganaba la prueba con una velocidad media de 396,6 kms/h, que en si misma constituia un nuevo record mundial de velocidad de hidroaviones, seguido de Schilt con el Curtiss ganador de la edición de 1925 con 372,3 kms/h de media, Bacula quedaria tercero con 350,8 kms/h y cuarto y ultimo clasificado Tomlinson con el F6C y motor de 507 cv a 220,4 kms/h
Lo primero que hizo De Bernardi al acabar la carrera fué telegrafiar al Duce informandoile de que sus ordenes habian sido cumplidas y emulando a Doolittle el año anterior a los 4 dias batió el record de velocidad de hidroaviones con el mismo avión con el que habia ganado la carrera en un recorrido recto de 3 kms de longitud en el mismo Hampton Roads, estableciendo una nueva marca de 416,6 kms/h.
Deportividad o prepotencia, cualquiera que fuese el caso estaba claro que lo de 1924 les habia costado bien caro a los americanos, y lo cierto es que con la misma rapidez que se interesaron por el trofeo Schneider se desinteresaron o desencantaron de el y no volvieron a participar, al menos no como equipo nacional.
El Macchi M.39 dorsal numero 5 de De Bernardi durante la competición de 1926 que acabaria ganando en Hampton Roads batiendo poco despues su propio record de velocidad obtenido durante la carrera . Este aparato, numero de serie MM.76 se conserva hoy en dia en el Museo storico dell´Aeronautica Militare de Vigna di Valle.
Esta etapa del trofeo Schneider viene marcada por la participación norteamericana que cambiaria drastica e irreversiblemente la competición, ya no se trata de un escaparate para los constructores en el que poder lucir desarrollos de aparatos comerciales que posibiliten el progreso en sitios mas o menos remotos, la competición se transforma en un fenomeno de masas donde se pone en juego el prestigio nacional de cada equipo y se entrega a un solo objetivo, la velocidad pura y dura. Ya no hay limite, ni en vidas humanas, ni en esfuerzo organizativo o imaginativo de los mejores cerebros o de entrenamiento de los mejores pilotos encuadrados en equipos miltares de los respectivos paises ni por supuesto en el coste economico de los desarrollos que alcanza cifras astronomicas. Los equipos se trasforman en equipos nacionales perdiendo protagonismo los constructores y se soportan con fondos publicos todo lo cual propicia un desarrollo y avances tecnoligicos vertiginosos, tanto que llega a haber una epoca en la que el record mundial de velocidad de hidroaviones equivalia al absoluto, siendo mas rapidos que los aviones terrestres a pesar de la desventaja aerodinamica que suponian los flotadores.