Guerra Civil Finlandesa.

Principios del siglo XX y periodo de Entreguerras.

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Pablorojo
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Guerra Civil Finlandesa.

Mensaje por Pablorojo »

Finlandia no pudo escapar a la creciente lucha de clases que amenazaba despedazar a la sociedad europea en los últimos meses de la Gran Guerra.

El éxito de los bolcheviques en Rusia alentó a los trabajadores finlandeses a iniciar una huelga general el 14 de noviembre de 1917, que los más radicales quisieron utilizar dicha huelga para efectivizar la toma del poder, siendo finalmente disuadidos por los líderes del Partido Social Demócrata, que todavía se inclinaban por procedimientos demócráticos y ayudaron a poner fin a la huelga el 20 de noviembre.
Para fines de dicho mes se establecía un gobierno moderado apoyado por las clases medias, bajo el liderazgo de Pehr Evind Svinhufvud, y el 6 de diciembre de 1917 se declaraba la independencia de Finlandia, siendo reconocida dicha independencia por el gobierno bolchevique de Lenin el 31 de diciembre.

Durante los meses de diciembre de 1917 y enero de 1918, el gobiernos de Svinhufvud demostró que no haría concesiones a los socialistas y que gobernaría sin ellos. El punto de no retorno se produjo el 9 de enero de 1918, cuando el gobierno autorizó a la Guardia Blanca ( milicia armada por la derecha) a actuar como una fuerza estatal de seguridad que pusiera fin a la agitación política y restableciera el órden en Finlandia. Esa decisión alertó a los obreros a declarar una huelga preventiva, y en los días subsiguientes, elemento revolucionarios llamaron a un levantamiento general que comenzaría la noche del 27 al 28 de enero de 1918.

Mientras tanto, el gobierno había nombrado al antiguo oficial zarista Carl Gustav Emil Mannerheim ( 1867-1951), como comandante de las fuerzas mlitares, que pasarían a denominarse Blancos. Independientemente de los planes rojos, Mannerheim se había dispuesto a iniciar las acciones militares tambíén en la noche del 27 al 28 de enero.

A los pocos días del inicio de la guerra civil, las líneas del frente se habían estabilizado. Los Blancos, cuyas tropas eran en gran parte agricultores, controlaban el norte del país, mayormente rural. Los Rojos, que tenían su apoyo sobre todo en el proletariado urbano, controlaban la parte sur del país, donde se encontraba la capital Helsinki y la región industrial de Tampere. Las fuerzas rojas llegaron a contabilizar durante el curso de la guerra de 100.000 a 140.000 hombres. Los blancos incorporaron a sus filas unos 70.000, mostrando ambos bandos gran heroísmo en el campo de batalla.

No obstante los Blancos tuvieron una serie de ventajas que resultaron decisivas; probablemente la más importante era el liderazgo profesional de sus fuerzas, ya que Mannerheim tenía experiencia operacional durante la Gran Guerra, y gran juicio estratégico. Además fue reforzado por grupos de militares finlandeses que habían estado en Alemania y a los cuales se les habían permitidos regresar a Finlandia en febrero de 1918. El bando Blanco también dispuso de un número importante de oficiales suecos quienes imbuyeron el profesionalismo inclusive a nivel de pequeñas unidades.
Además, para comienzos de febrero de 1918, los blancos estaban mejor equipados, siendo la mayoría del armamento de orígen alemán, siendo la ayuda extranjera más efectiva que en el bando rojo. Los alemanes no sólo enviaron asesores y equipo militar, sino que reforzaron a los blancos con una división completa de primer orden, la " División Báltica", infinitamente mejor preparada que sus adversarios.

Los aproximadamente 40.000 soldados rusos estacionados en Finlandia, en la zona fronteriza con Rusia, muchos de ellos ardientes revolucionarios, asistieron a los rojos finlandeses especialmente en áreas técnicas como artillería. Pero estas tropas fueron retiradas luego de la firma del Tratado de Brest-Litovsk el 3 de marzo, por lo que ya no podrían participar de la lucha cuando esta alcazó su etapa crucial. Los Guardias Rojos sufrieron de varias desventajas sustanciales: pobre liderazgo, falta de entrenamiento y equipo adecuado, escasez de provisiones; la práctica de elegir a los oficiales democráticamente, lo cual acarreaba que la disciplina se relajara; lo poco propensas que eran las tropas rojas a emprender acciones ofensivas, y aún su renuencia a operar fuera de su área de influencia local.

Estas desventajas de la Guardia Roja se hicieron evidentes a fines de marzo y principios de abril de 1918, cuando los blancos se apuntaron una victoria decisiva al reducir el baluarte rojo de Tampere, el mayor centro industrial del interior de Finlandia. Para la misma época, tropas alemanas desembarcaron en la costa meridional, capturando Helsinki el 13 de abril y destruyendo la mitad de los efectivos que todavía disponían los Guardias Rojos. Los últimos focos de resistencia roja en el sudeste de Finlandia fueron reducidos a fines de abril y principios de mayo, y miles de rojos finlandeses, incluyendo sus líderes, huyeron a la Unión Soviética.

El 16 de mayo de 1918, el General Mannerheim entró en Helsinki, lo cual señaló oficialmente el fin del conflicto. Los años subsiguientes hasta la Segunda Guerra Mundial, el 16 de mayo era celebrado por los blancos de Finlandia como un segundo día de la Independencia.
Ha sido motivo de debate en Finlandia si esa cruenta guerra civil se podría haber evitado, pero ambos bandos compartieron la responsabilidad de su estallido por negarse a negociar.


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Bruno Stachel
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Mensaje por Bruno Stachel »

Los orígenes de esta guerra podemos encontrarla en el Manifiesto de Noviembre de 1905, cuando el Zar permitió que Finlandia recobrara su autonomía y sistema de democracia parlamentaria, concesiones que duraron el tiempo preciso para que la autocracia rusa se recobrara de su extrema debilidad. Así en 1908 ya se reemprendió la rusificación del país con la revocación de la autonomía y la suspensión del parlamento. Aunque la censura previa no quedó restablecida, la arbitrariedad de las autoridades rusas golpeó duramente a la prensa finlandesa, mientras que la resistencia pasiva del pueblo se había quebrado. Esto era debido a que los partidos no compartían el viejo ideal del frente común nacional contra Rusia, a raíz de los socialdemócratas hacían llamamientos abiertos a favor de la lucha de clases y la revolución social. El estallido de la Primera guerra mundial introdujo pocos años después una severa censura militar con suspensiones de periódicos, además de la presencia de fuertes contingentes militares rusos en la costa e interior del país. Es más, un plan del gobierno ruso de 1914 preveía la total anexión de Finlandia.

La Revolución de febrero en Rusia supuso para Finlandia la vuelta de los deportados y esperanzas de libertad. Ya el 20 de marzo de 1917 el Gobierno Provisional ruso vuelve a reconocer la autonomía de Finlandia. Posteriormente el gobierno Kerensky disolvió el parlamento finlandés al tiempo que convocaba nuevas elecciones, en las que el Partido Socialdemócrata volvió a convertirse en el partido mayoritario, con el 45% de los votos. Así, tras la Revolución de Octubre, se creó en Finlandia una situación similar: la socialdemocracia creó un Consejo Revolucionario Central y una Guardia Roja que controló todo el sur y centro del país.

La Primera Guerra mundial también había empeorado la situación económica debido a una fuerte reducción de las exportaciones, de forma que aumentó peligrosamente el desempleo, la escasez de víveres, la inflación y el malestar social.

El 6 de diciembre de 1917, conociendo la actitud benévola del gobierno bolchevique, el parlamento proclamó unilateralmente la independencia de Finlandia. Para la prensa fue un período excepcional ya que se incrementaron las tiradas y aparecieron nuevos periódicos en proporción a una creciente demanda informativa.

Al comenzar la guerra civil nadie podía prever su virulencia ni su final, con el triunfo del ejército blanco fuertemente apoyado por tropas y logística alemana. Las represalias, una vez terminada la contienda, fueron igualmente duras, arrojando un saldo de 25.000 muertos, miles de heridos e inválidos, 80.000 prisioneros rojos internados en campos de concentración y fuertes pérdidas materiales(la economía no recuperaría los niveles de 1914 hasta 1922).

Añadamos a eso el coste político: el Partido Socialdemócrata y su prensa fueron puestos fuera de la ley, se votó a favor de la monarquía para colocar a un príncipe alemán al tiempo que el general Mannerheim se convirtió provisionalmente en Regente, se acariciaron ideas expansionistas -la idea de la Gran Finlandia- a costa de Rusia y un fuerte sentimiento anticomunista se apoderó de las clases acomodadas.

La derrota de Alemania en 1918 hizo que las aguas volvieran a su cauce. La república reemplazó a la monarquía, la socialdemocracia y su prensa recobraron la legalidad en 1920 (el Partido Socialdemócrata volvió a convertirse en el partido mayoritario) y las pretensiones expansionistas dieron paso a la idea de entendimiento con la URSS.
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jlchinchilla
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Re: Guerra Civil Finlandesa.

Mensaje por jlchinchilla »

pablorojo escribió:
Durante los meses de diciembre de 1917 y enero de 1918, el gobiernos de Svinhufvud demostró que no haría concesiones a los socialistas y que gobernaría sin ellos. El punto de no retorno se produjo el 9 de enero de 1918, cuando el gobierno autorizó a la Guardia Blanca ( milicia armada por la derecha) a actuar como una fuerza estatal de seguridad que pusiera fin a la agitación política y restableciera el órden en Finlandia.

Independientemente de los planes rojos, Mannerheim se había dispuesto a iniciar las acciones militares tambíén en la noche del 27 al 28 de enero.


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Simplemente los blancos aprendieron de la experiencia rusa: para finales de 1917 hacía falta ser muy ciego para no ver que una base del ideario de los bolcheviques era la toma del poder absoluto por encima de otra consideración. El golpe de Petrogrado (la Revolución de Octubre) fue llevado a cabo por los rojos rusos al margen del resto de grupos políticos y sociales y de los soviets, siendo además una minoría en estos órganos de representación. Por tanto, temer algo parecido en Finlandia era comprensible en ese momento.
¿Qué mejor manera de morir puede tener un hombre, que la de enfrentarse a su terrible destino defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?
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Mensaje por Pablorojo »

FEROZ REPRESION EN AMBOS BANDOS.

La tragedia de la guerra civil trajo aparejado un reinado de terror desencadenado por ambos bandos. Los muertos en combate de la campaña militar habían totalizado 6794, pero este número se incrementaría notablemente.

En las áreas dominadas por los rojos, 1649 personas fueron asesinadas por razones políticas, la mayoría comerciantes, pequeños propietarios y otros miembros de la clase media.
El Terror Rojo parece no haber sido un esfuerzo sistemático de liquidar a los enemigos de clase, sino más bien habría sido al azar por parte de grupos incontrolados. Los líderes rojos negaron toda responsabilidad por estos hechos, lo que ilustra en buen grado como la Guardia Roja actuaba fuera del control de sus líderes máximos. Más que cualquier cosa, el Terror Rojo ayudó a que una parte de la población dejara de simpatizar con su causa, lo cual socavó la moral de este bando.
El Terror Rojo venía en parte a fortalecer la creencia por parte de los blnacos de que los rojos eran criminales y traidores y que por lo tanto no merecían la protección de las leyes de guerra.

Como consecuencia, los blancos se embarcaron en su propia ola de terror, el Terror Blanco, el cual resultó ser mucho más feroz que el de sus adversarios, saldando la deuda con los rojos con fuertes intereses.

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En primer lugar hubo una feroz represión contra los derrotados rojos, teniendo lugar ejecuciones en masa de prisioneros rojos. Estos asesinatos fueron llevados a cabo por los comandantes blancos locales, muchas veces en contra de los deseos de los líderes blancos. Al menos 8380 rojos fueron asesinados, más de la mitad luego de la victoria final blanca.

Otro componente del Terror Blanco fue el maltrato y sufriemiento de los prisioneros rojos hechos prisioneros al finalizar la guerra, incluyendo en no pocos casos mujeres y niños. Los rojos fueron considerados criminales y los vencedores temían que pudieran comenzar otra insurrección en caso de ser puestos en libertad.
Hacia mayo de 1918 habían sido capturados alrededor de 80.000 soldados rojos, a los cuales no se estaba en condiciones de alojar ni alimentar adecuadamente. Distribuidos en una serie de campos de concentración, los prisioneros padecieron de malnutrición y negligencia por falta de atención, y en pocos meses 12.000 habían muerto de inanición y enfermedades.
El mayor campo de concentración blanco estaba en la antigua fortaleza zarista de Suomenlinna, frente a la costa de Helsinki. Se estima que al menos 3.000 prisioneros rojos fueron ejecutado sumariamente entre sus paredes: fusilados, ahorcados o simplemente apaleados hasta morir.


Fuentes: - The Winter War. by William Trotter. 2002. London.
- Página Web: Library of Congress Country Studies.
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Mensaje por Bruno Stachel »

Sobre este tema, un excelente hilo

http://granguerra.crearforo.com/viewtopic.php?p=990#990
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Mensaje por Pablorojo »

MANNERHEIM Y EL TERROR BLANCO.

Mannerheim se ganó el mote de el "Barón Sangriento" por parte de sus opositores, no por su desempeño militar, sino por lo que consideraron fue su responsabilidad en los terribles eventos que siguieron al cese de fuego.
El terror pólítico fue de los episodios más vergonzosos de la historia de Finlandia, y aún al día de hoy, los estudiosos sobre dicho período no han podido determinar la parte de culpa que le correspondió a Mannerheim en dichos sucesos.

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Aunque hay que tener en cuenta que las condiciones en la Finlandia rural para la época eran dantescas: la hambruna fue importante ( en algunos distritos remotos hubo rumores de canibalismo), y una epidemia de gripe se diseminó por los campos de concentración sumado a la desidia de los Blancos a cargo de dichos campos.

Los detractores de Mannerheim lo señalan como responsable principal de cada muerte producto del Terror Blanco. Los hagiógrafos de Mannerheim sostienen que el Mariscal no conocía el grado de extensión de las matanzas, y que aún de haberlo sabido, las comunicaciones con el interior eran tan malas que no habría podido tener un control efectivo de lo que estaba sucediendo en las zonas mas apartadas del país. Por un lado es cierto que las comunicaciones entre Helsinki y gran parte de la Finlandia rural eran pobres o prácticamente inexistentes, pero un comandante de su autoridad podría haber hecho que sus órdenes se cumplieran si realmente estaba determinado. Si en el fragor de la venganza y represalias, estas órdenes se hubieran cumplido es un asunto cuestionable.

La política de Mannerheim sobre como manejar el levantamiento rojo era simple y pragmática: fusilar a los líderes y que los trabajadores volvieran a sus puestos tan pronto como fuera posible por el bien del país. Nada en su conducta precedente hacía presumir que fuera una persona particularmente cruel. Simplemente era un antibolchevique visceral. La venganza como política no pareciera ser una táctica que se adecuaba a su personalidad ni a sus planes para el futuro de Finlandia.

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Es difícil, sin embargo, imaginar que Mannerheim no estaba al tanto de lo que sucedía en algunos casos a poca distancia, como en el caso de la antigua fortaleza zarista de Suommenlina, frente a la costa de Helsinki, el mayor campo de concentración blanco.
Si bien Mannerheim posiblemente no ordenó los asesinatos que tuvieron lugr entre sus murallas, parece ser que hizo muy poco para detenerlos, y su silencio bien podría haber sido considerado por los ejecutores, como una aprobación tácita de sus atrocidades.

Cualquiera que fuese el grado de culpabilidad del Barón en el Terror Blanco, es innegable que había logrado una aplastante y permanente victoria sobre los Bolcheviques.

Al concluir la campaña, el Kaiser Guillermo condecoró a Mannerheim con la Cruz de Hierro, convirtiándose en el único comandante militar que había combatido contra Alemania ( formando parte del Ejército Zarista en la Gran Guerra) que recibió tan codiciada consideración.
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