La Gran Guerra día a día

Historia Militar 1914-1918

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estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

17 de julio de 1.914.

Continúa el viaje del presidente francés Poincaré y el primer ministro Viviani a San Petersburgo.

El británico Lloyd George pronuncia un discurso en el parlamento instando al desarme. Ante empresarios afirma:"...aunque en los asuntos exteriores nunca se consigue un cielo totalmente azul..." parece que el cielo comienza a clarear.

El presidente del consejo de Serbia, Pašić, hace declaraciones enérgicas sobre la "unión ya establecida con Montenegro y la actitud frente a Austria...Serbia no va a atacar a nadie, pero...en caso de ser atacada, no estará sola..."

Mathias Boschkovitch, embajador serbio en Londres, le envía un telegrama a Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Serbia:”…La embajada de Austria está haciendo grandes esfuerzos para ganarse a la prensa inglesa contra nosotros e inducirla a favorecer la idea de que Austria debe dar una buena lección a Serbia. La embajada está enviando a los editores de noticias recortes de nuestros periódicos como prueba de las opiniones expresadas en nuestra prensa. La situación puede empeorar durante las próximas semanas. No se debe confiar en las declaraciones aparentemente pacíficas de los círculos oficiales austrohúngaros, ya que se está preparando el camino para la presión diplomática sobre Serbia, que puede convertirse en un ataque armado. Es probable que tan pronto como Austria-Hungría tome medidas en Belgrado, cambie de actitud y busque humillar a Serbia…”.

Ljub Michailovitch, embajador serbio en Roma, le envía un telegrama a Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores:”…He obtenido información confiable en el sentido de que el Marqués de San Giuliano ha declarado al embajador austrohúngaro que cualquier medida emprendida por Austria contra Serbia que no haya tenido en cuenta las consideraciones internacionales se encontraría con la desaprobación de la opinión pública en Italia y que el Gobierno italiano desea que se mantenga la independencia completa de Serbia…”.

Muy a pesar del kaiser alemán, el conde Berchtold decide aplazar la presentación de la nota austríaca a Serbia hasta después del cierre de la visita del presidente francés Poincaré a Rusia, hasta el 23 de julio.

El subjefe del el estado mayor alemán, general Waldersse escribe al ministro de asuntos exteriores Gottlieb von Jagow: "El Estado Mayor está listo: se puede movilizar en cualquier momento."

Llega a Austria un informe que advierte que en Serbia han convocado a 70.000 reservistas.

La embajada turca en Berlín informa a Constantinopla que la guerra no es evitable.

Las bolsas de Viena y Budapest están en su tercer día de venta frenética. Las personas con información privilegiada acerca de algún tipo de crisis internacional están vendiendo sus acciones iniciando así un combate de venta masiva.

El almirante von Spee está en Ponape (Micronesia).

Saludos
Esteban


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estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

18 de julio de 1.914.

El rey británico Jorge V visita a la flota en Portsmouth. Son 260 buques.

El embajador británico en Austria, Maurice De Bunsen, envía un informe a Londres sobre su conversación ayer con Berchtold. A pesar de la revelación de Lützow de que Austria-Hungría tiene previsto medidas duras contra Serbia, De Bunsen no está convencido por la postura pacífica de Berchtold y no dice nada en su informe que sugiera que Austria-Hungría podría estar preparándose para la guerra.

Miroslav Spalaikovitch, embajador serbio en Petrogrado, envía un telegrama a Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Serbia:”…He hablado con el viceministro de Asuntos Exteriores sobre el tema de la actitud provocativa de la Korrespondenzbureau y la prensa de Viena. Sazonof me dijo hace unos días que se preguntaba por qué el Gobierno austriaco no estaba haciendo nada para detener la agitación inútil por parte de la prensa en Viena que, después de todo, no asustaba a nadie y solo estaba haciendo daño a Austria misma…”.

En respuesta a los rumores de un ultimátum de Austria, el primer ministro de Serbia, Nikola Pašić, dice que no aceptará ninguna solicitud que ponga en peligro la soberanía de Serbia.

En San Petersburgo, el embajador de Austria-Hungría Szapáry, se reúne con Sazonov. Los dos hombres conversan, cada uno tratando de averiguar lo que sabe el otro sin revelar sus secretos. De este modo evitan cualquier discusión de los temas importantes del momento.

Sazonov se reúne también con el embajador británico George William Buchanan, a quien le comenta que si Austria le envía un ultimátum a Serbia, Rusia no tendría más opción que ir a la guerra.

El embajador alemán en Gran Bretaña, Karl Max Fürst von Lichnowsky, es contrario a iniciar una guerra. Gottlieb von Jagow le informa: "En San Petersburgo seguramente habrá mucho ruido, pero lo importante es que en este momento Rusia no está preparada para la guerra."

El conde Alexander Hoyos, jefe de gabinete del ministro de asuntos exteriores de los Habsburgo, tranquiliza al príncipe alemán Stolberg haciéndole saber que las demandas del ultimátum a Serbia son tales que "ningún país con un poco de respeto de sí mismo y su dignidad podría aceptarlos."

El ministerio de relaciones exteriores alemán, en vista de las movilizaciones y ante la posibilidad de decisiones similares, consulta al káiser que se encuentra en su yate -Hozenzollern- en aguas de Noruega junto con la flota de alta mar alemana.

El embajador alemán en Turquía envía un cable al ministerio de relaciones exteriores en Berlín en el que informa que "sin duda, la Turquía de hoy es totalmente incapaz de llevar a cabo una alianza."

Para esta época el ejército ruso cuenta con 1.423.000 hombres y 3.115.000 de reservistas.

El supuesto ingeniero italiano Giulio Ulivi -el inventor como le gusta llamarse- se escapa de Italia con 80.000 liras pagadas por su clientes para que desarrolle un rayo que, según él, puede puede hacer explotar depósitos de forma remota y bloquear cualquier motor. The New York Times le había dedicado una nota especial llena de elogios y admiración en donde lo comparaba con Arquímedes.

El Congreso de los Estados Unidos crea una sección de aviación en el cuerpo de señales del ejército de los Estados Unidos. Está constituida por 60 oficiales, 260 hombres y 6 aviones.

Saludos
Esteban
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pepero
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por pepero »

Gracias por esta narración.

Me suscribo el tema.

Saludos.
Pepe
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Lutzow
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Lutzow »

estebanj escribió:Para esta época el ejército ruso cuenta con 1.423.000 hombres y 3.115.000 de reservistas.
Una cifra baja teniendo en cuenta la población del Imperio Ruso, pero es que tampoco había fusiles para más...

Saludos.
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Es mejor permanecer con la boca cerrada y parecer un idiota, que abrirla y confirmarlo...
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estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

19 de julio de 1.914.

El rey británico Jorge V convoca a una conferencia en el palacio de Buckingham para tratar la autonomía irlandesa.

El consejo de ministros austríacos se reúne de manera secreta en la casa del conde Berchtold y aprueba el texto final del ultimátum a presentarle a Serbia. Será entregado cuando el presidente francés Poincaré deje Rusia. Intentan actuar sobre el temor que produce una supuesta conspiración serbia.

Alfred Chilhaud-Dumaine, embajador de Francia en Viena, envía un telegrana a René Viviani, primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores francés:”…El canciller del Consulado, me envió su informe semestral, en el que resume los diversos hechos económicos que han sido objeto de su estudio desde el comienzo del año. Ha agregado una sección que contiene información política que emana de una fuente confiable. Le pedí brevemente que resumiera la información que había obtenido sobre la inminente presentación de la nota austriaca a Servia, que los periódicos han estado anunciando persistentemente durante algunos días. Encontrará el texto de este memorando interesante debido a la información precisa que contiene. Memorándum.(Extracto del informe consular sobre la situación económica y política en Austria) De la información proporcionada por una persona especialmente informada en cuanto a noticias oficiales, parece que el Gobierno francés estaría equivocado al confiar en los divulgadores de optimismo; se exigirá mucho a Servia; se le pedirá que disuelva varias sociedades propagandistas, se la convocará para reprimir el nacionalismo, para proteger la frontera en cooperación con los funcionarios austriacos, para mantener un control estricto sobre las tendencias antiaustríacas en las escuelas; es muy difícil que un gobierno consienta en convertirse de esta manera en un policía para un gobierno extranjero. Previenen los subterfugios por los cuales Servia indudablemente deseará evitar dar una respuesta clara y directa; es por eso que quizás se arregle otorgarle un breve intervalo para que ella declare si acepta o no. El tenor de la nota y su tono imperioso ciertamente casi aseguran que Belgrado no aceptará. Entonces comenzarán las operaciones militares. Hay aquí, e igualmente en Berlín, un grupo que acepta la idea de un conflicto de amplias dimensiones, en otras palabras, una conflagración. La idea principal es probablemente que sería necesario comenzar antes de que Rusia haya completado las grandes mejoras de su ejército y ferrocarriles, y antes de que Francia haya llevado a la perfección su organización militar. Pero en este punto no hay unanimidad en los círculos encumbrados; el conde Berchtold y los diplomáticos desean las operaciones más localizadas contra Servia. Pero todo debe considerarse como posible. Se señala un hecho singular: en general, la agencia oficial de telégrafos, en sus resúmenes y reseñas de la prensa extranjera, presta atención solo a los periódicos semioficiales y a los órganos más importantes; omite todas las citas y toda mención de los demás. Esta es una regla y una tradición. Ahora, durante los últimos diez días, la agencia oficial ha proporcionado diariamente a la prensa austrohúngara una revisión completa de toda la prensa servia, dando un lugar destacado a los periódicos menos conocidos, más pequeños e insignificantes, que, solo a cuenta de su oscuridad, emplean un lenguaje más libre, más audaz, más agresivo y a menudo insultante. Obviamente, este trabajo de la agencia oficial tiene como objetivo la exaltación del sentimiento público y la creación de una opinión favorable a la guerra. El hecho es significativo…”.

Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Serbia, le envía un telegrama a todas las misiones serbias en el extranjero:”…Inmediatamente después del atentado de Sarajevo, la prensa austrohúngara comenzó a acusar a Serbia de ese detestable crimen que, en opinión de esa prensa, fue el resultado directo de la idea de la gran Serbia. La prensa austriaca sostuvo además que esa idea fue difundida y propagada por varias asociaciones, como la "Narodna Odbrana", "Kolo Srpskich Sestara", etc., que fueron toleradas por el Gobierno serbio. Al enterarse del asesinato, la familia real serbia, así como el gobierno serbio, enviaron mensajes de condolencia y, al mismo tiempo, expresaron una severa condena y horror por el crimen que se había cometido. Todas las festividades que habían sido arregladas para ese día en Belgrado fueron canceladas de inmediato! Sin embargo, la prensa de la vecina Monarquía siguió responsabilizando a Serbia por el crimen de Sarajevo. Además, la prensa austrohúngara comenzó a difundir varios informes falsos diseñados para engañar a la opinión pública, lo que provocó que la prensa de Belgrado respondiera en defensa propia y, a veces, con una hostilidad activa por un espíritu de resentimiento provocado por la tergiversación de lo ocurrido. Al ver que la prensa austrohúngara estaba llevando intencionalmente a la prensa de Belgrado a una controversia incómoda y delicada, el Gobierno serbio se apresuró a advertir y recomendar a la prensa en Belgrado que se mantuviera en calma y se limitara a simples negaciones y a la represión de informes falsos y engañosos. La acción del Gobierno serbio fue ineficaz en el caso de algunos de los periódicos menos importantes, más especialmente en vista del hecho de que las historias recién inventadas se difundían diariamente en el extranjero con el objetivo de servir a fines políticos no solo contra Serbia sino también contra los serbios en Austria-Hungría. El Gobierno serbio no pudo evitar estas polémicas entre la prensa serbia y austriaca, ya que la ley serbia y las disposiciones de la propia constitución garantizan la total independencia de la prensa y prohíben todas las medidas de control y la incautación de periódicos. Estas polémicas se agravaron aún más por el hecho de que las revistas de Viena y Budapest seleccionaron pasajes de los periódicos serbios que prácticamente no tienen influencia sobre la opinión pública, fortalecieron aún más su tono y, después de manipularlos, los pasaron al extranjero con la obvia intención de entusiasmar a la opinión pública en otros países europeos y de presentar a Serbia como culpable. Aquellos que hayan seguido el curso de estas polémicas sabrán que los periódicos de Belgrado simplemente actuaron en defensa propia, limitando sus actividades a negaciones y a la refutación de falsedades diseñadas para engañar a la opinión pública, al mismo tiempo que intentaban convencer a los gobiernos extranjeros (que , estando ocupados con otros asuntos más serios, no tenían tiempo de profundizar en el asunto) de la intención de la prensa austrohúngara de excitar a la opinión pública en su propio país y en el extranjero. El Gobierno serbio expresó de inmediato su disposición a entregar a la justicia a cualquiera de sus súbditos que pudieran haber demostrado jugar un papel en el atentado de Sarajevo. El Gobierno serbio afirmó además que habían preparado una ley más drástica contra el uso indebido de explosivos. El borrador de una nueva ley en ese sentido ya había sido presentado ante el Consejo de Estado, pero no pudo ser presentado a la Skupshtina, ya que este último no se estaba reuniendo en ese momento. Finalmente, el Gobierno serbio declaró que estaban dispuestos, como hasta ahora, a observar todas esas obligaciones de buena vecindad a las que Serbia estaba obligada por su posición como Estado europeo. Durante todo este período, desde la fecha de la perpetración de la atrocidad hasta el día de hoy, ni una sola vez el Gobierno austrohúngaro solicitó su asistencia al gobierno serbio. No exigieron que alguno de los cómplices fuera sometido a una investigación, o que fueran entregados a juicio. En una ocasión, el Gobierno austriaco solo solicitó información sobre el paradero de ciertos estudiantes que habían sido expulsados del seminario de Maestros de Pakratz y habían cruzado a Serbia para continuar sus estudios. Se suministró toda la información disponible sobre este punto. La campaña contra Serbia, sin embargo, se llevó a cabo incansablemente en la prensa austriaca, y la opinión pública estaba entusiasmada contra ella en Austria, así como en el resto de Europa. Los asuntos llegaron tan lejos que los líderes más prominentes de los partidos políticos en Austria-Hungría comenzaron a hacer preguntas en el Parlamento sobre el tema del atentado, a lo que respondió el primer ministro húngaro. Es evidente, a partir de las discusiones a este respecto, que Austria está contemplando alguna acción, pero no está claro en qué sentido. No se indica si las medidas que se tomarán, más especialmente las medidas militares, dependerán de la respuesta y la actitud conciliadora del Gobierno serbio. Pero se está insinuando un conflicto armado en el caso de que el Gobierno serbio no pueda dar una respuesta categóricamente satisfactoria. Ante la repentina muerte del ministro ruso, M. de Hartwig, en la residencia del ministro austríaco, las polémicas en los periódicos se agudizaron aún más; sin embargo, este triste evento no condujo a ningún trastorno, incluso durante el funeral de M. Hartwig. Por otro lado, la legación austrohúngara estaba tan perturbada por ciertos informes falsos que los súbditos austríacos comenzaron a ocultarse, algunos de ellos refugiándose en los hoteles Semlin y Belgrado, y otros en la propia legación. A las 5 pm. el día del cumpleaños del rey, que pasó de la manera más ordenada, el embajador austriaco, a través del vicecónsul M. Pomgraz, me informó que se estaban haciendo preparativos para un ataque esa noche contra la legación austriaca y súbditos austrohúngaros en Belgrado. Me rogó que tomara las medidas necesarias para proteger a los súbditos austrohúngaros y a la legación, y declaró al mismo tiempo que responsabilizaba a Serbia de todo lo que pudiera ocurrir. Respondí que el Gobierno serbio no tenía conocimiento de que se estuvieran haciendo preparativos de este tipo, pero que, en cualquier caso, informaría de inmediato al ministro del Interior y le rogaría al mismo tiempo que tomara las medidas necesarias. El día siguiente mostró que la legación austriaca había sido engañada por rumores falsos, ya que no se hizo ningún ataque ni se hicieron preparativos para el ataque. A pesar de esto, la prensa austrohúngara aprovechó este incidente para demostrar cuán exaltada estaba la opinión pública en Serbia y hasta qué punto estaba dispuesta a ir. Fue aún más lejos y trató de alegar que algo estuvo por pasar, ya que el propio Pashitch había declarado que había oído hablar de tales rumores. Todo esto indica claramente la intención de levantar a la opinión pública contra Serbia cada vez que surja una ocasión. Cuando todo lo que se ha dicho en el Parlamento húngaro se tiene en cuenta, hay razones para temer que se esté preparando algún paso contra nosotros que pueda producir un efecto desagradable en las relaciones entre Serbia y Austria-Hungría. Todavía hay más motivos para tal aprehensión, ya que es muy evidente que la investigación que se está haciendo no se limitará a los perpetradores y sus posibles cómplices en el crimen, sino que probablemente se extienda a Serbia y a la idea de la Gran Serbia. Por su actitud y las medidas que han tomado, el Gobierno serbio ha demostrado irrefutablemente que está trabajando para contener los elementos exaltados, en aras de la paz y el mantenimiento de buenas relaciones con todos sus vecinos. El Gobierno ha prestado especial atención a la mejora y el fortalecimiento de sus relaciones con la Monarquía austrohúngara, que últimamente se habían vuelto tensas como resultado de las guerras de los Balcanes y de las cuestiones que surgieron de ella. Con ese objetivo en mente, el Gobierno serbio procedió a resolver la cuestión del Ferrocarril Oriental, las nuevas conexiones ferroviarias y el tránsito a través de Serbia de mercancías austrohúngaras para Constantinopla, Sofía, Salónica y Atenas. El Gobierno serbio considera que sus intereses vitales requieren que la paz y la tranquilidad en los Balcanes se establezcan de manera firme y duradera. Y por esta misma razón temen que el exaltado estado de la opinión pública en Austria-Hungría pueda inducir al Gobierno austro-húngaro a realizar una gestión que pueda humillar la dignidad de Serbia como Estado, y presentar demandas que no podrían ser aceptadas.Por lo tanto, tengo el honor de solicitarle que haga hincapié en el Gobierno ante el cual está acreditado, nuestro deseo de mantener relaciones amistosas con Austria-Hungría, y suprimir todo intento dirigido contra la paz y la seguridad pública de la vecina Monarquía. Igualmente, cumpliremos los deseos del Imperio austrohúngaro en el caso de que se nos solicite someter a juicio en nuestros tribunales independientes a los cómplices del atentado que se encuentren en Serbia; por supuesto, si estos existieran. Pero nunca podremos cumplir con las demandas dirigidas contra la dignidad de Serbia y que serían inaceptables para cualquier país que respete y sostenga su independencia. Impulsados por el deseo de que las buenas relaciones de vecindad se establezcan y mantengan firmemente, rogamos a los gobiernos amigos que tomen nota de estas declaraciones y que actúen en un sentido conciliatorio en caso de que surja la ocasión o la necesidad…”.

El kaiser ordena a la flota de alta mar no dispersarse antes del 23 de julio.

El káiser instruye a von Jagow para que advierta a los directores de Hamburg-Amerika Line y de North German Lloyd que los próximos eventos podrían poner en peligro sus naves en los mares más lejanos.

Un dirigible alemán parte de Prusia Oriental y entra en Rusia, donde es recibido con fuego de fusiles que no lo afectan pero lo obligan a retirarse.

En San Petesburgo hay inquietud entre los trabajadores sostenida por la propaganda revolucionaria.

Los ciudadanos de Valona se reúnen y deciden pedir a las grandes potencias formar un gobierno internacional manejado por una comisión. (Albania).

En la frontera entre Rumania y Bulgaria se enfrentan soldados de ambos países. Tres búlgaros mueren.

Saludos
Estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

20 de julio de 1.914.

Comienza en París el juicio contra Henriette Caillaux por el asesinato de Gastón Calmette, director de Le Figaro, el 16 de marzo de 1.914.

El rey británico presencia una demostración de los aviones de la marina real. (17 hidroaviones y 4 aviones).

El imperio Austro-húngaro realiza preparativos en la frontera con Serbia.

El conde Leopold Berchtold, ministro de Asuntos Exteriores de Austria-Hungría, le envía un telegrama al barón Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austríaco en Serbia:”…Se le pide que presente la siguiente nota al gobierno real en la tarde del 23 de julio, a más tardar entre las cuatro y las cinco en punto:"El 31 de marzo de 1909, el embajador servio en la corte de Viena por orden de su gobierno hizo la siguiente declaración ante el Gobierno imperial y real: “Servia reconoce que ninguno de sus derechos ha sido afectado por la situación creada en Bosnia y Herzegovina y que, por lo tanto, se ajustará a las decisiones que las potencias resolverán con respecto al artículo XXV del Tratado de Berlín. Servia, al seguir el consejo de las Grandes Potencias, se compromete a abandonar la actitud de protesta y resistencia que adoptó desde el pasado octubre con respecto a la anexión, y se compromete además a cambiar el curso de su política actual hacia Austria-Hungría y vivir en el futuro en términos de relaciones amistosas y de vecindad”. La historia de los últimos años y, especialmente, los graves acontecimientos del 28 de junio han dado pruebas de un movimiento subversivo en Servia, cuyo objetivo final es desunir ciertas partes del territorio de Austria-Hungría. Este movimiento, que se ha desarrollado bajo los ojos del gobierno servio, ha resultado en actos de terrorismo fuera de las fronteras del reino, en una serie de intentos de muerte y asesinatos. Lejos de cumplir las promesas formales dadas en la declaración del 31 de marzo de 1909, el gobierno real de Servia no ha hecho nada para reprimir este movimiento. Toleraba las acciones criminales de las diversas sociedades y asociaciones dirigidas contra la monarquía, el lenguaje escandaloso de la prensa, la glorificación de los instigadores de las conspiraciones; permitió a oficiales y funcionarios participar en planes subversivos, toleró una propaganda poco saludable en la instrucción pública y dio permiso para manifestaciones, lo que causó que la población servia odiara a la monarquía y despreciara su organización. La tolerancia, de la que era culpable el gobierno servio, duró hasta el mismo momento en que los acontecimientos del 28 de junio mostraron a todo el mundo las horribles consecuencias de tal tolerancia. Las declaraciones y confesiones de los delincuentes responsables del complot del 28 de junio demuestran que el asesinato de Sarajevo como tal se preparó en Belgrado, que los asesinos habían recibido las armas y bombas, con las que estaban armados, de oficiales y funcionarios perteneciente a la Narodna odbrana y que el transporte de criminales y armas a Bosnia había sido preparado y llevado a cabo por los órganos fronterizos servios.Los resultados de la investigación judicial antes citados no permiten al imperial y real Gobierno mantener su actitud de observación paciente, sostenida durante años frente a los negocios criminales, que emanan de Belgrado y de allí se extienden al territorio de la monarquía. Estos resultados hacen que sea el deber del imperial y real Gobierno poner fin a tales acciones, que constantemente amenazan la paz de la monarquía. Para lograr este fin, el imperial y real Gobierno se ve obligado a exigir al Gobierno servio una garantía oficial de que condena la propaganda dirigida contra Austria-Hungría y la totalidad las relaciones cuyo objetivo final es desunir partes del territorio perteneciente a la monarquía y que se comprometa a reprimir con todos los medios en su poder esta propaganda criminal y terrorista. Con el fin de dar a estas garantías un carácter solemne, el Gobierno real servio publicará la siguiente declaración en la primera página de su órgano de prensa oficial…: "El Gobierno Real servio condena la propaganda dirigida contra Austria-Hungría…cuyo objetivo final es desunir partes del territorio perteneciente a la monarquía austríaco-húngara y lamenta sinceramente las horribles consecuencias de estas ambiciones criminales.El Real Gobierno serbio lamenta que los oficiales y funcionarios de Servia hayan participado en la propaganda mencionada anteriormente y, por lo tanto, hayan puesto en peligro las relaciones amistosas y de vecindad, que el Gobierno real prometió solemnemente cultivar en su declaración del 31 de marzo de 1909. El Real Gobierno, que condena y rechaza cada pensamiento y cada intento de interferir en nombre de los habitantes de cualquier parte de Austria-Hungría, considera que es un deber advertir a los oficiales, funcionarios y, de hecho, a todos los habitantes del reino, que en el futuro usará una gran severidad contra tales personas, ya que será declarado culpable de hechos similares, hechos que el gobierno hará todo lo posible por suprimir.” Esta declaración se comunicará al mismo tiempo al Ejército real por orden de Su Majestad el Rey, y además se publicará en el órgano oficial del Ejército. El Real Gobierno de Servia se comprometerá a lo siguiente: 1. Suprimir todas las publicaciones que puedan inspirar odio y desprecio contra la monarquía o cuyas tendencias generales se dirijan contra la integridad de esta última; 2. Comenzar a disolver inmediatamente la sociedad llamada Narodna odbrana, aprovechar todos sus medios de propaganda y actuar de la misma manera contra todas las sociedades y asociaciones en Servia, que están ocupadas con la propaganda contra Austria-Hungría; el real Gobierno tomará las medidas necesarias para evitar que estas sociedades continúen sus esfuerzos con otro nombre o de otra forma; 3. Eliminar sin demora de la instrucción pública todo lo que sirve o puede servir a la propaganda contra Austria-Hungría, tanto en lo que concierne a maestros como a libros; 4. Retirar del servicio militar y de la administración a todos los oficiales y funcionarios culpables de haber participado en la propaganda contra Austria-Hungría, para cuyos nombres y pruebas de la culpabilidad el imperial y real Gobierno se comunicará con el real Gobierno; 5. Consentir que funcionarios del imperial y real Gobierno ayuden a Servia a suprimir el movimiento subversivo dirigido contra la integridad territorial de la monarquía; 6. Que se inicie una investigación judicial contra todos aquellos que participaron en el complot del 28 de junio, si se encuentran en territorio servio; el imperial y real Gobierno enviará órganos que participarán activamente en estas investigaciones; 7. Arrestar sin demora al mayor Volja Tankosic y a cierto Milan Ciganovic, un funcionario del gobierno servio, ambos comprometidos por los resultados de la investigación; 8. Tomar medidas efectivas para evitar que las autoridades servias participen en el contrabando de armas y explosivos a través de la frontera; despedir del servicio y castigar severamente a los órganos del servicio fronterizo en Schabatz y Loznica, que ayudaron a los autores del crimen de Sarajevo a llegar a Bosnia con seguridad; 9. Dar al Gobierno imperial y real una explicación de los comentarios injustificados de altos funcionarios servios en Servia, así como en países extranjeros, quienes, a pesar de sus cargos oficiales, no dudaron en hablar en términos hostiles de Austria-Hungría en entrevistas dadas justo después del evento de el 28 de junio; 10. Informar al imerial. y real Gobierno sin demora que las medidas resumidas en los puntos anteriores se han llevado a cabo. El imperial y real Gobierno espera que la respuesta del Gobierno real llegue a más tardar el sábado 25 de julio a las cinco de la tarde. Se adjuntará un memorándum sobre los resultados de la investigación de Sarajevo, en la medida en que se refieren a los funcionarios mencionados en los puntos 7 y 8. ". Suplemento. “ La investigación iniciada por el tribunal de justicia de Sarajevo contra Gavrilo Princip y sus cómplices del asesinato cometido el 28 de junio, ha llegado hasta la actualidad a las siguientes conclusiones:1. El plan de asesinar al archiduque Francis Ferdinand durante su estadía en Sarajevo fue ideado en Belgrado por Gavrilo Princip, Nedeljko Cabrinovic, un cierto Milan Ciganovic y Trifko Grabez con la ayuda del mayor Volja Tankosic. 2. Las seis bombas y las cuatro pistolas Browning con sus municiones que fueron las herramientas utilizadas por los asesinos, fueron adquiridas en Belgrado por un tal Milan Ciganovic y por el mayor Volja Tankosic y entregados a Princip, Cabrinovic y Grabez. 3. Las bombas son granadas de mano, que provienen del depósito de armas del ejército servio en Kragujevac. 4. Para asegurarse de que la trama tenga éxito, Ciganovic enseñó a Princip, Cabrinovic y Grabez el uso de las granadas y en un bosque cerca del campo de tiro de Topschider les enseñó a Princip y Grabez el uso de las pistolas Browning. 5. Para facilitar que Princip, Cabrinovic y Grabez crucen la frontera de Bosnia-Herzegovina, y para que atraviesen sus armas, Ciganovic organizó un sistema de transportes. Los capitanes fronterizos de Schabatz (Rade Popovic) y de Loznica, el oficial de aduanas Radivoj Grbic de Loznica y varias otras personas fueron implicados en el transporte de los delincuentes y sus armas a Bosnia y Herzegovina.”

El conde Lepold Berchtold, ministro de asuntos extranjeros de Austria le envía una carta al barón Vladimir Giesel von Gieslingen embajador austríaco en Belgrado:”…Tengo el honor de enviarle a su Excelencia algunas instrucciones con respecto a la presentación de nuestras demandas al Gobierno servio, que no comprenden los deberes de su cargo. Las demandas son lo mínimo que podemos preguntar, si nuestras relaciones intolerables con Servia se van a colocar en una mejor posición. Debemos insistir en que la decisión del Gobierno servio se comunique dentro del plazo de 48 horas y no podríamos, por ningún motivo, consentir una prolongación del plazo, si el Gobierno servio usara el pretexto de que desea juzgar las consecuencias que algunas de nuestras demandas podrían tener. No podemos entablar negociaciones con Servia con respecto a nuestras demandas, y no podemos estar satisfechos con nada menos que con su aceptación incondicional dentro del plazo establecido; de lo contrario, deberíamos estar obligados a extraer más consecuencias. En caso de que se le pregunte a Su Excelencia qué pasos adicionales podrá tomar el imperial y real Gobierno después de que se hayan roto las relaciones diplomáticas, usted declarará que no tiene información sobre el tema. Por su propia iniciativa y sin declarar que tiene instrucciones al respecto, puede decir que la actitud hostil del reino durante los últimos años, nos ha obligado dos veces a incurrir en grandes gastos para medidas militares y que, si esto volviera a ocurrir, sin duda, deberíamos responsabilizar al Gobierno servio de los costos de tales medidas. Debo rogarle a Su Excelencia que evite discutir el contenido de la nota y la interpretación de los puntos y, si Nikola Pasic insiste, declarará que no tiene autoridad para discutir el tema más a fondo, pero debe exigir la aceptación pura y llana de las condiciones. De boca en boca, Su Excelencia también le pedirá al señor Pasic que le permita tener la traducción al servio de la declaración, tal como se publique en el boletín oficial y el texto en servio de la orden del ejército, para que pueda estar seguro de que la traducción es correcta. Tan pronto como el plazo de 48 horas -desde el momento de la presentación- haya expirado sin el anuncio de la aceptación, su Excelencia informará en una nota al Gobierno de Servia que el plazo estipulado ha terminado, y de acuerdo con sus instrucciones, dejará Servia con los miembros de la legación y confiaría a nuestros súbditos y nuestros intereses en Servia a......Después de esto, nuestras relaciones diplomáticas podrían considerarse interrumpidas. Después de haber llevado a cabo todas las instrucciones contenidas en el decreto Nº 80.215 del 28 de noviembre de 1912, su Excelencia cruzará a Semlin con todos los miembros de la legación. Le ruego además a su Excelencia que me informe por medio de un telegrama cifrado de Belgrado sobre el hecho de que Servia se niega a cumplir con nuestras demandas o que el plazo estipulado ha expirado. Al mismo tiempo, uno de sus caballeros debe ser enviado a Semlin, para que pueda telegrafiar un mensaje directo en Claris. Tal vez podría arreglarse que el caballero en cuestión pueda ir a Semlin algún tiempo antes, y pueda enviar el telegrama con aviso telegráfico de su Excelencia…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama a los embajadores austríacos en Berlín, Roma, París, Londres, Petersburgo y Constantinopla:”…El Gobierno imperial y real se encontró en la necesidad de dirigir la siguiente nota al gobierno real de Servia a través de su embajador en Belgrado a presentar el jueves 23: (ver telegrama dirigido al barón Vladimir Giesl von Gieslingen del 20 de julio que empieza:”…se le pide que presente la siguiente nota…”). Tengo el honor de rogarle a Su Excelencia que comunique el contenido de esta nota al gobierno ante el cual está acreditado, y que agregue los siguientes comentarios: El 31 de marzo de 1909, el gobierno real de Servia hizo una declaración a Austria-Hungría (ver telegrama dirigido al barón Vladimir Giesl von Gieslingen del 20 de julio que empieza:”…se le pide que presente la siguiente nota…”). Pero al día siguiente de esa fecha, Servia adoptó un curso de política que no tenía otro objetivo que invocar ideas subversivas en las mentes de los sujetos austríaco-húngaros de nacionalidad servia y preparar la separación de ciertas partes del territorio de la monarquía Austrio-Húngara. Servia se convirtió en el centro de la agitación criminal. Muy pronto se formaron sociedades y asociaciones, algunas de las cuales se organizaron abiertamente, algunas secretamente organizadas para fomentar el desorden y el descontento en el territorio austriaco-húngaro. Estas sociedades tienen entre sus miembros generales, diplomáticos, funcionarios gubernamentales y jueces, personas prominentes en el mundo oficial del reino servio. El periodismo servio está casi totalmente entragado al servicio de la propaganda dirigida contra Austria-Hungría, y no pasa un día en que los órganos de prensa servios no inciten a sus lectores al odio y al desprecio por la monarquía vecina o alienten conspiraciones, que se dirigen más o menos abiertamente contra su seguridad o integridad. Se instruye a un gran número de agentes para mantener la agitación contra Austria-Hungría y difundir la sedición entre los jóvenes de los distritos fronterizos de ambos países. El amor a la conspiración, que es peculiar de los políticos servios, y cuyos resultados sangrientos se pueden rastrear en los anales de la historia de Servia, ha sido estimulado por la última crisis de los Balcanes; los individuos, que pertenecían a bandas hasta ahora ocupados en Macedonia, se han unido a la propaganda terrorista contra Austria-Hungría. Frente a estos complots, a los que Austria-Hungría ha estado expuesto durante años, el Gobierno de Servia no ha considerado apropiado tomar una sola medida. Ha "descuidado así el deber impuesto por la declaración solemne del 31 de marzo de 1909 y se ha colocado en oposición a la voluntad de Europa y a los compromisos contraídos con Austria-Hungría". El Gobierno imperial y real, territorialmente desinteresado, utilizó la máxima paciencia frente a esta actitud provocadora de Servia, con la esperanza de que el gobierno servio en algún momento descubriera lo valiosa que era la amistad de Austria-Hungría para sus intereses. El gobierno austriaco-húngaro, al observar una actitud amistosa hacia los intereses de Servia, esperaba que llegara el momento, cuando Servia a su vez adoptara una actitud similar hacia su vecino. Austria-Hungría esperaba que esta evolución en las ideas políticas de Servia tuviera lugar después de los acontecimientos de 1912 cuando, la monarquía mantuvo su actitud desinteresada, sin mostrar resentimiento por el considerable engrandecimiento de Servia. Sin embargo, la amabilidad mostrada por Austria-Hungría a su vecino no modificó su actitud en lo más mínimo, y Servia continuó tolerando la propaganda como antes. Los efectos desastrosos fueron vistos por todo el mundo el 28 de junio, el día en que el heredero al trono de la monarquía y su augusta esposa se convirtieron en víctimas de un complot preparado en Belgrado. Ante esta situación, el Gobierno imperial y real se ve obligado a tomar medidas nuevas y urgentes en Belgrado, para inducir al gobierno servio a detener el movimiento incendiario, que amenaza la seguridad e integridad de la monarquía austríaco-húngara. El Gobierno imperial y real está convencido de que al emprender este paso actúa de acuerdo con los sentimientos de todas las naciones civilizadas, que no pueden tolerar este asesinato de príncipes…o que la paz de Europa se vea perturbada sin cesar por el complot llevado a cabo en Belgrado. El Gobierno imperial y real está preparado para probar estas afirmaciones mediante una colección de documentos que muestran los complots de Servia y demuestran su conexión con el hecho sangriento del 28 de junio, que está a disposición del gobierno... Se está enviando la misma comunicación a los representantes de Austria-Hungría en las otras Potencias Signatarias. Usted está autorizado a dejarle una copia de esta instrucción al ministro de Relaciones Exteriores…”.

El conde Berchtold envía un nuevo telegrama a los embajadores austríacos en Berlín, Roma, París, Londres, Petersburgo y Constantinopla:”…1. Berlín. Cuando su excelencia el viernes, el 24 informe personalmente al gobierno del decreto oficial adjunto (telegrama del 20/7 que empieza así:”…. El Imperial y Real Gobierno se encontró en la necesidad de dirigir la siguiente nota…” ), advertirá que el perfecto entendimiento político con el gobierno alemán ya logrado, le ahorra la molestia de una explicación verbal confidencial de nuestro paso en Belgrado… 2. Roma. Su Excelencia presentará el decreto oficial adjunto al real Gobierno italiano; en caso de que el marqués de San Giuliano todavía esté ausente de Roma, será a su representante, el viernes 24 en la mañana. Su Excelencia no dará explicaciones verbales, ya que habrá visto al marqués poco antes y lo habrá preparado. Pero quizás su Excelencia considere útil llamar la atención sobre el hecho de que la sociedad Narodna odbrana, a la que pertenecen como miembros todas las personas comprometidas en la trama del 28 de junio, es una organización combativa repartida por toda Servia, cuya actividad, de acuerdo con el auténtico programa en nuestro poder, ahora que Turquía ya no cuenta, está dirigido exclusivamente contra nuestra monarquía. 3. Paris. El decreto oficial adjunto que se comunicará al gobierno se refiere a las demandas, que estamos obligados a entregar al gobierno real de Servia, para limitar el movimiento a favor de la Gran Servia. Su Excelencia entregará el documento al Gobierno el viernes 24 en la mañana. La exposición de este documento es tan clara que me ahorra la molestia de pedirle a su Excelencia que no agregue una explicación verbal del paso que estamos dando con respecto a Servia. Aun así, será útil que su Excelencia, al presentar este documento, le recuerde al gobierno francés que, en todas las dificultades que han surgido en la política europea en los últimos años, Francia siempre ha jugado la parte de un mediador entre los grupos discordantes de potencias. 4. Londres Su Excelencia será lo suficientemente amable como para presentar el decreto oficial adjunto al Secretario de Estado o su representante el viernes 24 de junio en la mañana. Su Excelencia podría explicar verbalmente en esta ocasión que la política inglesa y la de la monarquía en el Cercano Oriente, durante los últimos años, han mostrado de la manera más satisfactoria una tendencia convergente; se ha restablecido la confianza recíproca y el público británico (después de un corto período de vacilaciones que ha terminado), se interesa por la posición de Austria-Hungría como Gran Potencia y presta atención a la vida en la monarquía. El asesinato del Archiduque-heredero al trono (del cual el expediente está a disposición de las Potencias), ha demostrado claramente lo que se puede esperar, si Servia no se ve obligada a romper todas las relaciones con los conspiradores políticos (como el Narodna odbrana), cuyos hilos llegan a todos los países y territorios de la monarquía. Inglaterra, donde se mostró tanta indignación cuando el rey servio y su reina fueron asesinados, ciertamente comprenderá que la opinión pública en la monarquía está clamando por la complicidad moral y la tolerancia criminal de las autoridades de Belgrado. Las enunciaciones de los diplomáticos y funcionarios servios prueban que Servia todavía no concibe el grado de abominación del complot de Sarajevo; cada línea impresa sobre el tema en los documentos de Belgrado demuestra lo mismo, y más que nada, el hecho de que el gobierno servio aún no ha movido un dedo para capturar a los cómplices del crimen del 28 de junio, que todavía se encuentran en territorio servio. 5. Petersburgo Su Excelencia enviará el decreto oficial adjunto al ministro de Relaciones Exteriores o a su representante el viernes 24 en la mañana. Le ruego a Su Excelencia que agregue a las explicaciones del documento las siguientes aclaraciones verbales: El imperial y real Gobierno no tiene mala voluntad ni rencor contra Servia; tan recientemente como 1912 el Imperial y real Gobierno por su actitud leal y desinteresada territorialmente le dio a Servia la oportunidad de llegar a ser casi el doble del tamaño que tenía antes. Incluso ahora, la monarquía está dando este paso serio en Belgrado solo porque su autoconservación y su autodefensa lo exigen. Todo lo que el Imperial y real Gobierno quiere, es preservar su territorio del miasma insurreccional que se extiende por todo el reino vecino y poner fin a la indulgente tolerancia, con la que el gobierno real de Servia ha tratado hasta ahora los esfuerzos, que fueron de palabra, escritos y hechos. El asesinato del archiduque heredero al trono agota naturalmente la paciencia del imperial y real Gobierno con respecto al complot servio. (El dossier sobre el crimen, que está a disposición del gobierno imperial, muestra la conexión de los delincuentes con la sociedad Narodna odbrana). El asesinato de Sarajevo debe al mismo tiempo fortalecer el sentimiento de solidaridad entre las grandes monarquías cuyo interés común es defenderse contra el asesinato de monarcas, de cualquier parte que proceda, o de quien sea que sufra. 6. Cosntantinopla. Su Excelencia presentará el decreto oficial adjunto al ministro de Relaciones Exteriores o su representante el viernes 24 de junio en la mañana…”.

El conde Leopold Berchtold envía un telegrama a los embajadores del Imperio Austro-Húngaro en Bucarest, Sofía, Atenas, Cetiñas y Durazzo:”…1.Bucarest: Su Excelencia recibe adjunto el texto de un decreto oficial del imperial y real Gobierno que los representantes ante las Potencias Signatarias (ver tercer y cuarto telegrama del conde Bertchold en este día) deberán presentar a los gabinetes respectivos el viernes 24 de julio por la tarde. Su Excelencia está autorizada para comunicar los contenidos del decreto estrictamente en privado a Su Majestad el Rey y al ministro de Relaciones Exteriores el viernes 24 de julio. Como he tenido la oportunidad de discutir verbalmente todo el complejo de preguntas relacionadas con nuestra gestión en Belgrado, Su Excelencia está en condiciones de darle a Su Majestad el Rey cualquier aclaración que pueda exigir sobre los resultados de nuestra investigación en Sarajevo, aunque las notas a las Grandes Potencias son en sí mismas muy explícitas sobre el tema. En su conversación con Su Majestad, será útil tocar la armonía de la amistad de muchos años, que conecta al Rey con nuestro propio emperador, y llamar la atención sobre el hecho de que el movimiento anarquista que se originó en Servia apunta directamente a la dinastía y a sus miembros. 2.Sofía. Encontrará adjunto el texto de un decreto oficial para los representantes ante las Potencias Signatarias que se les instruirá que entreguen a los respectivos gabinetes el viernes, el 24 de julio en la mañana. Usted está autorizado a comunicar los contenidos del decreto al gobierno de Sofía el viernes 24 de julio, y a tomar las medidas necesarias para que Su Majestad el Rey también sea informado. Cuando estuvo por última vez en Viena, el Ministerio de Asuntos Exteriores le informó completamente sobre nuestra opinión sobre el movimiento terrorista en Servia, de modo que no necesito agregar nada a las explicaciones contenidas en el documento adjunto. Pero será útil si en sus conversaciones con los estadistas búlgaros menciona el hecho de que desde Bulgaria esperamos una amable comprensión por el grave paso que estamos obligados a tomar en Belgrado, y que ciertamente radica en el interés de Bulgaria el esperar en silencio y con sangre fría los eventos que puedan seguir. 3 Atenas A El imperial y y real embajador en Belgrado ayer, jueves, 23 de julio, presentó una nota al real gobierno de Servia, en la que se pide a este último que cumpla una serie de demandas en el plazo de 48 horas, que nos obligaron a presentar, cuando los resultados de la investigación en Sarajevo llegaron a nuestro conocimiento, y ya no podemos cerrar los ojos al hecho de que debemos poner fin a la agitación en nuestras provincias fronterizas del sur, que se originan en Belgrado. Esto para su información y dirección. Usted está autorizado a comunicar el contenido de este telegrama en privado al Premier griego y al señor Streit. El texto de nuestra nota de información a los poderes signatarios fue enviado a usted en la caja de envío el lunes. No hay objeción a que haga uso de este documento en su información a los ministros griegos mencionados anteriormente… 4. Cetiñas Encontrará adjunto el texto de un decreto dirigido a las Potencias…que nuestros representantes entregarán a sus respectivos gabinetes el viernes 24 de julio. Usted está autorizado a comunicar los asuntos del decreto a Su Majestad el Rey y al ministro de Asuntos Exteriores el viernes 24 de julio. En su conversación con el Rey y el ministro, llamará la atención sobre el hecho de que, en lo que respecta al complot de Sarajevo y la agitación revolucionaria que se lleva a cabo en la Monarquía, sabemos muy bien que hay una gran diferencia entre Servia y Montenegro, y que nos complace dar testimonio del hecho de que la investigación sobre el delito del 28 de junio no ha revelado un solo hecho que apunte a Montenegro. Estamos convencidos de que la actitud de Montenegro ante el paso que estamos obligados a dar hacia Servia, será tal que rechazará toda participación en las tendencias que han llevado al crimen del 28 de junio. 5.Durazzo Ayer el embajador en Belgrado, jueves 23 de julio, presentó una nota al gobierno real de Servia, a este último se le pidió que aceptara una cantidad de demandas dentro de las 48 horas, que nos hemos visto obligados a preguntar sobre la base de los resultados de la investigación de Sarajevo, y también porque la agitación en nuestras provincias del sur que limitan con Servia se ha originado durante años en Belgrado y, por fin, debe detenerse. Esto es par su información sobre lo que se puede decir al gobierno en Durazzo…”.

El ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Austro Húngaro, conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador del Imperio en Italia, Kajetan von Merey:”…Con motivo de su reunión con el marqués di San Giuliano, que presumiblemente tendrá lugar mañana, se expresará en este sentido: Hasta el momento no ha recibido ninguna información precisa sobre los resultados del juicio de Sarajevo, ni sobre los pasos que proponemos tomar en este asunto en Belgrado. Sin embargo, yo le había informado el hecho de que la evidencia establecida hasta la fecha, así como las constantes agitaciones subversivas de Servia llevadas a cabo durante muchos años, probablemente nos obligarán a asumir una actitud seria en Belgrado. Usted está autorizado a poner esto en conocimiento del marqués di San Giuliano, y añadir que consideramos decididamente dentro de la variedad de posibilidades, que la paz pueda ser alcanzada en Belgrado. Estamos convencidos de que al aclarar nuestras relaciones con Servia, podemos confiar en la lealtad de Italia en el cumplimiento de los términos de nuestra alianza. Resumiendo correctamente la situación internacional, el marqués di San Giuliano le ha comentado con frecuencia, y también me ha expresado en Abbazia, la opinión de que Italia necesita una Austria-Hungría fuerte. Aclarar nuestras delicadas relaciones con Servia parece una necesidad absoluta para la preservación de la posición actual de la Monarquía y del poder de resistencia de la Triple Alianza, que es la base de la paz y el equilibrio de Europa. En este momento también es de interés de Italia apoyarnos abiertamente. Por lo tanto, sería de gran importancia que el ministro haga esfuerzos oportunos para inspirar a la opinión pública italiana en un sentido favorable a nuestra alianza para que pueda manifestarse en consecuencia, tan pronto como se hagan nuestras demandas a Servia. En el curso de una posible discusión sobre el tema, puede, mientras tanto, expresar su propia y firme convicción de que, si fracasan todos los medios pacíficos, el Gabinete de Viena no pensaría en iniciar una guerra de conquista o en adquirir cualquier territorio servio... Estaríamos muy agradecidos con el Gobierno italiano si utilizara su influencia en Cetinje en un esfuerzo por persuadir a Montenegro de permanecer inactivo durante nuestras conversaciones con Belgrado. Montenegro ciertamente está en desacuerdo con la actitud del Gobierno de Belgrado y, además, ha tenido sus propias experiencias dolorosas con bombas importadas de Servia. Me he expresado en el sentido anterior en mi conversación con el embajador italiano…".

El conde Leopold Berchtold le envía un nuevo telegrama a Kajetan von Merey:”…Debemos considerar la posibilidad de que el real Gobierno italiano, en caso de complicaciones bélicas entre nosotros y Servia, se esfuerce por interpretar el Artículo VII del Tratado de la Triple Alianza de una manera que no se conformaría ni con el sentido ni con la redacción del mismo, y que reclamará una indemnización. La nota adjunta servirá como guía para oponerse a una posible interpretación italiana del artículo mencionado anteriormente que el marqués di San Giuliano puede adelantar. Nota: Al recurrir posiblemente a la necesidad de declarar la guerra contra Servia, Austria-Hungría no pretende de ninguna manera alguna conquista territorial. La Monarquía apunta únicamente al logro del objeto tal como se establece en su nota al Gobierno de Belgrado, a saber, liberarse de una perturbación en su desarrollo normal y pacífico a raíz de una agitación subversiva fomentada por el reino vecino. A pesar de que la Monarquía Dual no apunta a la expansión territorial mediante una guerra con Servia, la naturaleza de la guerra necesariamente transferiría la base de las operaciones al suelo de Servia. También debe entenderse que se mantendría una ocupación provisional del territorio servio hasta que se otorguen las garantías requeridas y hasta el pago de los gastos en que Austria-Hungría habrá incurrido para la movilización y para llevar a cabo la guerra como consecuencia de la negativa original de Servia. Esto se aplica también al caso en que Servia decida ceder, ya sea durante la movilización o después del comienzo de las hostilidades. Significaría un completo malentendido del espíritu del acuerdo de la Triple Alianza, si el artículo VII fuera interpretado de tal manera que condicionara una ocupación temporal del territorio perteneciente a un Estado vecino de los Balcanes en guerra con Austria-Hungría a un acuerdo con Italia sobre las compensaciones. En lo que respecta a la redacción del tratado, el artículo VII puede dar lugar a interpretaciones erróneas: al tratar una posible necesidad de una modificación del status quo por parte de Austria-Hungría o Italia, aparece la frase "dans les region des Balcans" lo que puede sugerir una interpretación en el sentido de que las disposiciones del artículo antes mencionado deben aplicarse tanto a las posesiones balcánicas de Turquía como a los territorios de otros Estados balcánicos, sin hacer una distinción especial entre los dos. La redacción de nuestros acuerdos muestra cuán injustificada sería tal interpretación del artículo VII. Siguiendo las palabras "dans les region des Balcans", el mismo artículo VII dice: "des cotes et lies ottomanes dans la mer Egee" (la costa otomana y las islas en los mares Adriático y Egeo). Esta mención específica del territorio turco implícitamente excluye las costas e islas de otros Estados de las disposiciones de ese artículo, y debe aceptarse como prueba de que las palabras "dans les region des Balcans" también se refieren únicamente a las posesiones turcas. De lo contrario, surgiría una diferenciación no intencionada, según la cual, por ejemplo, las disposiciones del artículo VII no tendrían relación con los territorios o islas costeras montenegrinas o griegas, sino que se aplicarían a partes del interior. La cláusula particular del mismo artículo que se ocupa de una posible compensación, también muestra la exactitud de la opinión de que el artículo VII se refiere únicamente a los territorios del dominio turco. No cabe duda de que, en caso de que cualquiera de las potencias contratantes ocupen algún territorio turco, la otra tendrá la libertad de participar en la guerra y, por lo tanto, tendrá la oportunidad de ocupar temporal o permanentemente un territorio previamente definido a modo de compensación. Parece fuera de lugar aplicar esta máxima en relación con una guerra entre la Monarquía Dual y un estado balcánico que no tiene territorio costero mientras que ningún otro estado balcánico, que posee su propia costa, se una al adversario de Austria-Hungría y, por lo tanto, se ubique Italia en condiciones de ocupar un territorio compensatorio a través del mar. La redacción del "Acuerdo especial de Sandjak de Novibazar" de 1909, también señala claramente el significado de las palabras "les region des Balcans" en el artículo VII del acuerdo de la Triple Alianza. Este "acuerdo", que se hizo expresamente con el propósito de definir y completar el muy discutido artículo VII, dice que las disposiciones de dicho artículo tendrán la misma influencia en el Sandjak de Novibazar que en las otras partes de Turquía. Si, por lo tanto, la siguiente oración en el "acuerdo", que comienza con "Si hecho", una vez más habla del "maintien du statu quo dans les Balcans" (mantenimiento del status quo en los Balcanes) solo se puede entender de una manera, a saber, que en este caso, como en todo el acuerdo, las palabras "les Balcans" se refieren solo a las posesiones turcas en los Balcanes.
En cuanto al espíritu del tratado, debería bastar considerar las palabras de la introducción al acuerdo sobre "hienfaits que leur garantit… "(los beneficios que el mantenimiento de la Triple Alianza garantiza desde el punto de vista político y monárquico y social) para dejar en claro que la Monarquía Dual no puede esperar una interpretación del acuerdo por parte de Italia que obstaculizaría nuestra acción contra Servia; especialmente así, ya que el objetivo de esa acción es obtener garantías contra la continuación de una propaganda que ponga en peligro la existencia misma de la Monarquía. Además, no debe olvidarse que, según el espíritu del artículo VII, se consideraba conveniente mantener el statu quo existente en ese momento, para evitar cualquier cambio territorial que pudiera ser perjudicial para Austria-Hungría o Italia. Desde entonces, tales cambios han tenido lugar de una manera decididamente desfavorable para los intereses de la Monarquía Dual. El engrandecimiento de Servia a expensas de Turquía ha acentuado la utopía de la Gran Servia hasta tal punto que el desarrollo pacífico de nuestros territorios se ve seriamente amenazado y Austria-Hungría puede verse obligada incluso a recurrir a la fuerza de las armas para defender sus posesiones. Una intervención por parte de la Monarquía Dual con el propósito de cambiar el statu quo de las actuales posesiones turcas o de los territorios que en el momento del tratado habían sido parte del dominio turco, indudablemente requeriría un entendimiento previo con Italia; por otro lado, es evidente que Austria-Hungría debe tener las manos libres para proteger sus intereses en relación con los cambios en el statu quo que se han visto afectados sin su intervención…”.

El ministro de Relaciones Exteriores del Imperio Austro-Húngaro, conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador austríaco en Berlín -con noticia al embajador en Italia- en el que le solicita que de ser necesario se informe al secretario de Relaciones Exteriores alemán, Gottlieb von Jagow, el contenido de la nota con la interpretación que Austria hace del Art. VII del Tratado de la Triple Alianza y que contiene los argumentos que el representante austríaco en Italia deberá hacer valer ante el marques di San Giuliano. De esta manera el ministro alemán podrá, además, apoyar la postura del Gobierno austríaco ante el Gobierno alemán.

El conde Berchtold envía un telegrama cifrado a su embajador en Italia, Kajetan von Merey:”… Desde una fuente privada confiable hemos sabido que desde el lado de alemán, probablemente a través de su colega alemán, nuestra intención de tomar medidas enérgicas contra Servia, previamente acordada con Alemania, ha sido comunicada al marqués de San Giuliano. Inmediatamente envió instrucciones a los representantes italianos en Petersburgo y Bucarest, indicándoles que utilicen sus vías para inducir a los respectivos gobiernos a amenazar a Berlín y Viena e impedir la acción contra Servia. No necesito decir que cualquier intento de intimidación sería sin ningún efecto sobre nosotros. Von Tschirschky se mostró muy desinteresado por las noticias del séquito de San Giuliano, quien, como consecuencia de informes fuertemente pesimistas del duque de Avarna, está extremadamente ansioso por la opinión pública y no puede prometer continuar con su política de verdaderos amigos…”.

Sir Edward Gray, ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, le envía un telegrama a Sir Horace Rumbold, Encargado de Negocios británico en Berlín:”…le pregunté al embajador alemán hoy si tenía alguna noticia de lo que estaba sucediendo en Viena con respecto a Servia. Dijo que no, pero que Austria ciertamente iba a dar un paso, y consideraba que la situación era muy incómoda. Dije que no había escuchado nada recientemente, excepto que el conde Berchtold, al hablar con el embajador de Italia en Viena, había desaprobado la sugerencia de que la situación era grave, y había dicho que debía aclararse. El embajador alemán dijo que sería muy deseable que Rusia pudiera actuar como mediador con respecto a Servia. Dije que suponía que el Gobierno austriaco no haría nada hasta que revelara al público su caso contra Servia, fundado presumiblemente sobre lo que habían descubierto en el juicio. El embajador dijo que ciertamente asumió que actuarían sobre algún caso que se conocería. Dije que esto facilitaría a otros, como Rusia, aconsejar moderación en Belgrado. De hecho, cuanto Austria más pueda mantener su demanda dentro de límites razonables, y cuanto más fuerte sea la justificación que pueda presentar para hacer cualquier demanda, más posibilidades habrá de suavizar las cosas. Odiaba la idea de una guerra entre cualquiera de las Grandes Potencias, y que cualquiera de ellos fuera arrastrado a una guerra por Servia sería detestable. El embajador estuvo totalmente de acuerdo con este sentimiento…”.

Yov. M. Yovanovitch, embajador serbio en Viena, envía un telegrama a Nikola Pashitch Primer Ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Serbia:”…Es muy difícil, de hecho casi imposible, determinar aquí algo positivo sobre las intenciones reales de Austria-Hungría. Se ha corrido la voz para mantener el secreto absoluto sobre todo lo que se está haciendo. A juzgar por los artículos de nuestros periódicos, Belgrado adopta una visión optimista de las preguntas pendientes con Austria-Hungría. Sin embargo, no hay lugar para el optimismo. No hay duda de que Austria-Hungría está haciendo preparativos de carácter serio. Lo que se debe temer, y es muy probable, es que Austria se esté preparando para la guerra contra Serbia. La convicción general que prevalece aquí es que sería poco menos que un suicidio para Austria-Hungría, una vez más, no aprovechar la oportunidad de actuar contra Serbia. Se cree que las dos oportunidades perdidas anteriormente en la anexión de Bosnia y la guerra de los Balcanes han sido extremadamente perjudiciales para Austria-Hungría. Además, la convicción es cada vez mayor de que Serbia, después de sus dos guerras, está completamente agotada, y que una guerra contra Serbia de hecho significaría simplemente una expedición militar que concluirá con una rápida ocupación. También se cree que esa guerra podría terminar antes de que Europa pudiera intervenir. La seriedad de las intenciones austriacas se enfatiza aún más por los preparativos militares que se están realizando, especialmente en las cercanías de la frontera serbia…”.

Nikola Pasic, primer ministro de Serbia, es entrevistado por el New York Herald y afirma: "...Los ataques de la prensa austriaca son tan duros y sistemáticos que resultan suficientes para justificar la sospecha de que se quiere preparar a la opinión pública para una intervención...".

El presidente francés Poincaré es recibido por el zar en Kronstadt, base naval rusa al oeste de San Petersburgo. Mientras el barco de Poincare llega al puerto de Kronstadt choca contra un remolcador ruso. A la noche gran banquete en el palacio Peterhof.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paeologue, escribe:"...el Emperador (Nicolás II) reflexiona un instante:-No puedo creer que el emperador Guillermo quiera a la guerra...¡Si lo conocieras como yo!¡Si supieras todo lo que hay de charlatanismo en su actitud!...De retorno a Petersburgo...acabo de saber que esta tarde, sin motivo,...las principales fábricas se han declarado en huelga, y en varios puntos hubo colisiones con la policía. Mi informador...asegura que el movimiento ha sido provocado por agentes alemanes."

Más de 100.000 trabajadores están en huelga en San Petersburgo.

El gobierno alemán informa a las empresas Norddeutscher Lloyd y Hamburg America Line que Austria presentará en breve un ultimátum que podría provocar una guerra general en Europa, motivo por el cual les solicita hacer retornar los barcos que se encuentran en aguas extranjeras a Alemania.

Comienza en Ulster., Irlanda, la resistencia armada contra los británicos.

Gandhi deja Sudáfrica y va a la India.

Saludos
Estebanj
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

21 de julio de 1.914.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe en sus memorias:"...Antes de salir de Peterhof (Poincaré) estaba en conferencia con el zar. Discutieron seriamente todas las cuestiones diplomáticas de este momento... el problema de la disputa austro-serbia, que se convierte en un problema más preocupante todos los días debido a la actitud arrogante y misteriosa de Austria. Poincaré ha insistido con mucha fuerza en que la única forma de salvar la paz del mundo es una discusión abierta entre todas las grandes potencias, teniendo cuidado de que un grupo no se oponga a otro. "Es el método que nos sirvió tan bien en 1913", dijo. "Vamos a intentarlo de nuevo...!" Nicolás II estuvo de acuerdo por completo...".

El presidente francés Poincaré se reúne con embajadores acreditados en San Petersburgo. Viviani asiste a estas reuniones en el palacio de Invierno, pero el protocolo requiere que permanezca en silencio, porque es la visita de estado del presidente, no de él. El embajador británico sir George Buchanan le sugiere a Poincaré que fomente el diálogo entre Austria-Hungría y Rusia, propuesta que horroriza a Poincaré por dejar afuera a Francia. La conversación con el embajador de Austria-Hungría es menos agradable. Poincaré le pregunta acerca de las noticias de Serbia. El conde Szapáry responde que las investigaciones están avanzando. Además afirma que Austria-Hungría no puede tolerar que gobiernos extranjeros permitan en sus territorios ataques asesinos contra sus líderes. Poincaré advierte que Serbia tiene un amigo en Rusia.

El ministro de asuntos exteriores de Rusia -Sergey Sazonov- está furioso cuando se entera de los comentarios de Szapáry a Poincaré. Habla con Pourtalès, el embajador alemán. Sazonov le advierte Pourtalès que Austria-Hungría no debería tratar de castigar a toda la nación de Serbia por los crímenes de unos pocos individuos.

En San Petersburgo son detenidos espías alemanes entre los instigadores a la huelga.

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia,conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un telegrama al conde Leopold Boerchtold:”… El presidente Poincare recibió hoy al cuerpo diplomático, cada embajador por separado, en presencia del ministro de Asuntos Exteriores Viviani y el embajador francés Paleologue. A mí, el Presidente expresó su compasión con respecto al complot de Sarajevo con palabras cálidas y luego pasó a temas políticos, preguntando por la situación en Albania, en la que se mantuvo la conversación durante algún tiempo. Luego preguntó por las relaciones entre Austria-Hungría y Servia, remarcando que en Servia había inquietud y preguntando por cuáles eran las opiniones en nuestro país. Dije que estábamos considerando la situación con ecuanimidad, porque estábamos convencidos de que Servia no rechazaría lo que pensábamos que era correcto preguntar. La siguiente pregunta fue ¿cuáles eran las demandas que pretendíamos dirigir a Servia? y a esto respondí que la investigación aún se llevaba a cabo, y que no estaba informado con respecto a los resultados. Poincare pronunció una especie de conferencia, utilizando todos sus dotes oratorios y explicó que hacer que un gobierno sea responsable de cualquier cosa solo era admisible cuando había pruebas concretas en su contra, de lo contrario, una gestión de este tipo sería un mero pretexto, y que de esto él no podía creer que Austria-Hungría sea culpable, en el caso de un país tan pequeño. En cualquier caso, uno no debe olvidar que Servia tiene amigos y que se puede crear una situación que puede ser peligrosa para la paz. Me limité a una respuesta callada y precisa, señalando que hasta cierto punto cada gobierno es responsable de todo lo que sucede en su territorio. El presidente trató de refutar esta tesis, al elegir casos análogos entre otros estados, de modo que no pude dejar de decir que todo dependía de las circunstancias y que las analogías y generalizaciones no sirven. En el curso de la conversación Poincare hizo una alusión al supuesto "caso Prohaska" al que respondí adecuadamente. Cerró la conversación expresando el deseo de que los resultados de la investigación sean tales que no den lugar a desasosiegos. Si consideramos que este comportamiento sin tacto, casi amenazante, fue observado por el jefe de un estado extranjero que se encontraba de visita aquí, y si lo comparamos con la actitud reservada y cautelosa de Sazonow, ciertamente no podemos esperar que el el presidente francés haya usado cualquier influencia tranquilizante en este país. Es ciertamente notable que las deducciones jurídicas de Poincare tengan alguna similitud con las exposiciones de Pasic en el "Leipziger Neueste Nachrichten". Spalajkovic, a quien Sasonow recientemente calificó como "desequilibrio", probablemente tuvo algo que ver en esto. Mis colegas de la Triple Alianza no mencionaron si Poincare les habló de Servia…”.

En Londres, el rey Jorge V hace un llamamiento desde el palacio de Buckingham para discutir la situación en Irlanda. El ministro de asuntos exteriores, Edward Grey, se refiere también en la reunión a la situación europea.

El barón Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austríaco en Serbia, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold, ministro de Asuntos Exteriores de Austria-Hungría:”…Después del lamentable crimen del 28 de junio, he vuelto a mi puesto por un tiempo y puedo emitir un juicio sobre el tono que prevalece aquí. Después de la crisis de la anexión, las relaciones entre la Monarquía y Servia fueron envenenadas en el lado servio por el chovinismo nacional, la animosidad y una propaganda efectiva de las aspiraciones de la Gran Servia, en esa parte de nuestro territorio donde haya una población servia; desde las dos últimas guerras de los Balcanes, el éxito de Servia ha incrementado este chovinismo a un paroxismo, cuya expresión en algunos casos lleva la marca de la locura. Se me puede excusar de traer pruebas y evidencias de esto; se pueden tener fácilmente en todas partes entre todos los partidos, en los círculos políticos y entre las clases bajas. Lo expuse como un axioma bien conocido de que la política de Servia se basa en la separación de los territorios habitados por los eslavos del sur, y como corolario de esto, en la abolición de la Monarquía como gran potencia; este es su único objetivo. Nadie que se haya tomado la molestia de moverse y formar parte aquí de los círculos políticos durante una semana puede estar ciego a esta verdad. El odio contra la Monarquía se ha intensificado aún más como resultado de los últimos acontecimientos que influyen en la opinión política aquí; entre ellos cuento el crimen de Sarajevo, la muerte de Hartwig y la campaña electoral. El crimen en Sarajevo ha despertado entre los servios la expectativa de que en el futuro inmediato los Estados de Habsburgo se desmoronarán; sobre esto habían puesto sus esperanzas incluso antes; ha colgado ante sus ojos la cesión de esos territorios de la Monarquía que están habitados por los eslavos del sur, una revolución en Bosnia y Herzegovina y la falta de fiabilidad de los regimientos eslavos, esto se considera un hecho comprobado y ha llevado el método y la aparente justificación a su locura nacionalista.
Austria-Hungría, odiada como es, ahora parece a los servios como impotente y apenas digna de librar una guerra; el desprecio se mezcla con el odio; ella está lista para la destrucción y debe caer sin problemas en el regazo del Gran Imperio Servio, que se realizará en el futuro inmediato. Los periódicos, que no se encuentran entre los más extremos, discuten la impotencia y la decrepitud de la vecina Monarquía en artículos diarios, e insultan a sus funcionarios sin reservas y sin temor a las reprimendas. Ni siquiera se detienen ante la persona de nuestro gobernante. Incluso el órgano oficial se refiere a la condición interna de Austria-Hungría como la verdadera causa de este malvado crimen. Ya no hay temor de ser llamado a rendir cuentas. Durante décadas, la gente de Servia ha sido educada por la prensa, y la política en cualquier momento depende de la prensa del partido; la propaganda de la Gran Servia y su monstruosa descendencia, el crimen del 28 de junio, son fruto de esta educación. Paso por alto las sospechas y acusaciones con respecto a la muerte de Hartwig, que están al borde de la locura, y se caracterizaron por "The Times" como "desvaríos"; no menciono la campaña de mentiras en la prensa que, sin embargo, podría fortalecer a los servios en la convicción de que el Gobierno y los representantes de Austria-Hungría son forajidos, y que las denominaciones como asesino, pícaro, maldito austríaco, etc. son epítetos de valor para nosotros. La muerte de Hartwig y el reconocimiento de la gravedad de esta pérdida para el mundo político servio, han desatado un culto fanático de los fallecidos; en esto, la gente estaba influenciada no solo por la gratitud por el pasado, sino también por la ansiedad por el futuro, y se aventajan mutuamente en sumisión servil a Rusia para asegurar su buena voluntad en el futuro. Como tercer factor, la campaña electoral ha unido a todos los partidos en una plataforma de hostilidad contra Austria-Hungría. Ninguno de los partidos que aspiran a asumir el cargo incurrirá en la sospecha de ser considerado capaz de débil sumisión hacia la Monarquía. La campaña, por lo tanto, se lleva a cabo bajo el lema de hostilidad hacia Austria-Hungría. Tanto por razones internas como externas, se considera que la Monarquía es impotente e incapaz de cualquier acción enérgica, y se cree que las palabras serias que pronunciaron los principales hombres entre nosotros son solo "bluf". El permiso de ausencia del ministro de Guerra Imperial y Real y del Jefe del Estado Mayor han fortalecido la convicción de que la debilidad de Austria-Hungría ahora es obvia. Me permití abusar de la paciencia de Su Excelencia, no porque pensara que en lo que dije había algo nuevo, sino porque consideré que esta imagen me llevó a la conclusión que se me impone, que un ajuste de cuentas con Servia, una guerra por la posición de la Monarquía como Gran Poder, incluso por su existencia como tal, no se puede evitar de forma permanente. Si demoramos en aclarar nuestras relaciones con Servia, compartiremos la responsabilidad de las dificultades y la situación desfavorable en cualquier guerra futura que, sin embargo, debe llevarse adelante tarde o temprano. Para cualquier observador sobre el terreno, y para el representante de los intereses austrohúngaros en Servia, la pregunta toma la forma de que ya no podemos soportar más daños a nuestro prestigio. Por lo tanto, si estamos decididos a presentar requisitos de largo alcance unidos a un control efectivo -ya que esto solo podría eliminar el chiquero de las intrigas de la Gran Servia- entonces todas las posibles consecuencias deben ser consideradas, y desde el principio debe haber una fuerte y firme determinación de llevar el asunto hasta el final. Las medidas a medias, la presentación de demandas seguidas de largas discusiones y terminando solo en un compromiso poco sólido, serían el golpe más duro que podría dirigir contra la reputación de Austria-Hungría en Servia y su posición en Europa…”.

Se realizan conferencias en Ischl y Budapest sobre Serbia; Francisco José comenta al ministro de finanzas:. "...Rusia no puede engañarse, no hay ningún error en ello, será una gran guerra...".

El emperador Francisco José aprueba el ultimátum a Serbia.

El embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény, le envía un telegrama al encargado de las relaciones exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold:”…Según el documento de ayer…el decreto adjunto no podía presentarse ante este gobierno antes de la mañana del 24. Es mi humilde opinión que el contenido del decreto debe comunicarse totalmente a este gobierno de inmediato, es decir, antes de que los otros gobiernos sean informados, estrictamente en privado por el momento. En esta opinión, me confirma una observación que el Secretario de Estado hizo durante mi visita a él hoy, cuando me preguntó si había recibido información de Viena sobre el contenido de la nota que debía enviarse a Belgrado. Von Tschirschky le había informado que la nota debía presentarse el 23 y pensó que podría esperar que el aliado gobierno alemán fuera informado antes que los otros gabinetes sobre el contenido de la nota y las modalidades del paso en Belgrado. Al mismo tiempo, el Sr. von Jagow me dijo que tenía información confiable de que el presidente de la República Francesa no abandonaría Kronstadt hasta el jueves a las diez en punto…”.

El conde Ladislaus Szogyeny, embajador austriaco en Alemania, le envía una nota al conde Lepold Berchtold:”…En mi telegrama de hoy…tuve el honor de informar a Su Excelencia que, según mi humilde opinión, resulta absolutamente necesario comunicar la nota que se presentará a Servia el 23 de junio lo antes posible al gabinete de Berlín, y más tarde para los otros gobiernos. El emperador William y todos los demás en los altos cargos, desde el primer momento prometieron apoyar nuestra acción de la manera más leal y no puedo evitar sentir que podrían ofenderse, si informamos a todos los gabinetes al mismo tiempo el contenido de nuestra nota a Servia, colocando así al gobierno alemán, nuestro aliado, en pie de igualdad con los gobiernos de las otras Grandes Potencias. Confío firmemente en que Su Excelencia me autorizará a dar la información en cuestión a este gobierno sin más demora. El secretario de Estado volvió a hablar hoy de la actitud de Italia ante la eventualidad de un conflicto entre Austria-Hungría y Servia. Dijo que después de haber conocido a los italianos durante muchos años, temía que en nuestro conflicto con Servia pudieran volverse poco confiables. Von Jagow piensa, aunque no lo dice como un consejo, que si se trata de una complicación bélica con Servia, deberíamos comunicar nuestras intenciones en una conversación confidencial a Italia. Si explicamos desde el principio, von Jagow no considera este un plan muy deseable, que solo planeamos una ocupación temporal del territorio servio, Italia podría estar satisfecha. Si confesáramos lo contrario, las demandas habituales de compensación se presentarían de inmediato, y sobre ellas sería mejor llegar a un acuerdo de inmediato. Antes de concluir, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que el secretario de Estado me dio a entender claramente que, por supuesto, Alemania nos apoyaría con todas sus fuerzas, pero que por esta misma razón es de vital interés para el gobierno alemán ser informado a su debido tiempo "a dónde nos lleva nuestro camino", y más especialmente si planeamos una ocupación temporal del territorio Servia o si, como el conde Hoyos había insinuado en su última conversación con el canciller Imperial, consideramos la distribución de Servia como la última ratio…”.

El ultimatum austríaco es confidencialmente comunicado al embajador alemán en Viena.

El canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg le informa a los embajadores aliados que las demandas de Austria "son equitativas y moderadas".

El embajador alemán en Austria-Hungría, Heinrich von Tschirschky informa en Viena que el representante de Servia en Berlín, hizo saber que su Gobierno tenía la intención de mantener las mejores relaciones con la monarquía vecina y que estaba preparada para cumplir con todas las demandas de Austria-Hungría después de una investigación estricta en Sarajevo, en la medida en que el honor y la soberanía del reino lo permitieron. También solicitó al gobierno alemán que utilizara su influencia con el gabinete de Viena en un sentido conciliador. Von Tschirschky agregó que von Jagow le había dicho al representante de Servia que, según la opinión del gobierno alemán, la actitud de Servia hacia Austria-Hungría hacía que natural que el gabinete de Viena al presentar sus demandas, usara un “lenguaje muy enérgico”.

El embajador francés en Berlín, Jules Cambon, le envía un telegrama a Bienvenu- Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia:”…Tengo conocimiento de que el representante de Servia en Berlín declaró ayer, en la Wilhelmstrasse, que su Gobierno estaba listo para atender los requisitos de Austria que surgieron del atentado en Sarajevo, siempre que ella solo pidiera cooperación judicial en el castigo y prevención de crímenes políticos, pero que se le había encargado advertir al Gobierno alemán que sería peligroso intentar, a través de esa investigación, reducir el prestigio de Servia. En confianza, también puedo informar a su Excelencia que el Encargado de Negocios ruso en la audiencia diplomática de hoy mencionó este tema a Herr von Jagow. Dijo que suponía que el Gobierno alemán tenía pleno conocimiento de la nota preparada por Austria y que , por lo tanto, estaría dispuesto a garantizar que las dificultades austro-servias serían localizadas. El secretario de Estado declaró que ignoraba por completo el contenido de esa nota y se expresó de la misma manera. No pude evitar mostrar mi asombro ante una declaración que coincidía tan poco con las circunstancias que uno espera. También me han asegurado que, de ahora en adelante, los avisos preliminares para la movilización, cuyo objetivo es colocar a Alemania en una especie de actitud de "atención" en tiempos de tensión, se han enviado aquí a aquellas clases que los recibirían en circunstancias similares Esa es una medida a la que los alemanes, organizados como están, pueden recurrir sin discreción y sin excitar a la gente. No es una medida sensacional, y no va necesariamente seguida de una movilización total, como ya hemos visto, pero no por ello es menos importante…”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores, envía un telegrama a los embajadores franceses de Londres, San Petersburgo, Viena y Roma:”…Llamo especialmente su atención sobre la información que recibo de Berlín; el embajador francés notifica ayer la extrema debilidad de la Bolsa de Berlín y lo atribuye a la ansiedad que ha comenzado a despertarse con la cuestión servia. Jules Cambon tiene razones muy serias para creer que cuando Austria realice la gestión en Belgrado, que considera necesaria como consecuencia del crimen de Serajevo, Alemania la apoyará con su autoridad, sin buscar el papel de mediadora…”.

El embajador de Rusia en Viena abandona la ciudad por sus vacaciones, después de que le aseguraron que las demandas austriacas no causarán ninguna crisis.

El embajador de Austria en Roma, Kajetan von Merey, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”… La entrevista con el marqués di San Giuliano tuvo lugar esta tarde. El ministro parecía muy preocupado por nuestro paso propuesto para Belgrado...Con respecto a la aclaración de nuestras relaciones con Servia, el ministro, como en muchas ocasiones anteriores, explicó con argumentos detallados que solo podíamos remediarlas adoptando una actitud conciliadora, pero no por la fuerza y la humillación de un Estado vecino. Para un Estado de nacionalidades mixtas como Austria-Hungría, considera que esa política es la única practicable y señaló que había tenido éxito en el trato con los alemanes y los polacos. Declaré que este argumento, tan discutido entre nosotros, era meramente hipotético y que, además, era erróneo. En realidad las cosas son diferentes. Le llamé la atención sobre todo lo que hemos hecho por Servia desde el Tratado de Berlín, nuestra actitud conciliadora durante la guerra de los Balcanes y la ofensiva pan-servia, que se estaba volviendo cada vez más violenta. El ministro continuó diciendo que Italia deseaba una Austria-Hungría fuerte, pero tal como es, sin expansión territorial. Mi declaración de que no aspiramos a ningún agrandamiento territorial recibió la aprobación del Ministro, y la relativa a Lovcen fue recibida con evidente satisfacción. El marqués di San Giuliano expresó su decidida intención de ayudarnos siempre que nuestras demandas fueran justificables. Si este no fuera el caso, se opondría al sentimiento de todo el país, que, liberal sin duda, recuerda su propio origen revolucionario y simpatiza con los movimientos nacionalistas, sin importar en qué parte del mundo. Señaló que su posición sería mucho más fuerte si nuestras medidas en Belgrado se basaran principalmente, si no del todo, en el atentado en Sarajevo y, en menor grado, en otras cuestiones. Argumenté contra todas estas limitaciones, que describí como erróneas en teoría y en la práctica, una muestra de falta de amistad y asistencia. Con respecto a la prensa, el ministro prometió usar su influencia bajo las reservas mencionadas, pero pensó que no podría actuar hasta que se conozca el contenido de nuestra nota en Belgrado. En cuanto a Montenegro, prometió enviar instrucciones en el sentido descrito por nosotros este mismo día. Ya le ha aconsejado a Belgrado que sea conciliador. Finalmente, el ministro comentó que su confianza en nuestra moderación hacia Servia se basó principalmente en la sabiduría de nuestro Soberano. Aunque estuve de acuerdo con él en este punto, le respondí que por esta misma razón podía estar seguro de que nuestros pasos en Belgrado se pensarán cuidadosamente y que, cualquiera que sea la forma que adopten, se limitarían a la acción absolutamente necesaria. En general, la conversación me dio la impresión de muchas frases amistosas con tantas reservas mentales; además, que el ministro evidentemente todavía no cree que los eventos conduzcan a la guerra, sino que espera que Servia ceda. Probablemente basa sus cálculos en una intervención diplomática intensiva en Viena y Belgrado por parte de las Potencias.

El primer ministro de Serbia, Nikola Pašić, se encuentra en una gira electoral por las próximas elecciones serbias.

El conde Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, le envía un telegrama al barón Vladimir Giesl von Giesling, embajador austriaco en Belgrado:”…Según los periódicos, el primer ministro Pasic se ha ido a al este de Servia por asuntos electorales y no volverá a Belgrado antes de fin de semana. Si se confirman estas noticias, será necesario que su Excelencia el jueves por la mañana envíe al primer funcionario de la Oficina de Relaciones Exteriores de Servia una carta…señalando que se le indica que comunique noticias importantes al gobierno de Servia el jueves a la tarde y que llamará al Ministerio de Relaciones Exteriores entre las 4 y las 5 en punto. Escribirá que su comunicación probablemente hará que sea necesario un rápido regreso del señor Pasic; que el jefe temporal del Ministerio de Asuntos Exteriores debería comunicarse inmediatamente con el primer ministro, si lo consideraba necesario. Para evitar errores, me gustaría que se entienda que esta carta debe considerarse a la luz de un acto de cortesía de su parte, para facilitar el regreso temprano y la información al Primer Ministro. Pero la presentación de la nota debe realizarse ante todas las circunstancias, el jueves por la tarde entre las cuatro y las cinco, y en caso de que el señor Pasic esté ausente, el documento debe entregarse a su representante o al funcionario próximo en rango en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Servia. Cuando se haya entregado la nota, Su Excelencia me informará de la manera más urgente, mediante telegramas cifrados previamente preparados en duplicado desde Belgrado y desde Semlin por un miembro de la legación…Estoy ansioso por recibir las noticias aquí el jueves antes de las 7 u 8 en punto, para publicar y tomar otras medidas…”.

El crucero liviano alemán Nüremberg deja San Francisco (EE.UU.) para unirse al almirante von Spee en el océano Pacífico.

Ahmed Mirza coronado Sha en Teherán.

Saludos
Estebanj
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

22 de julio de 1914.

El embajador belga en Austria, conde Errembault de Dudzeele, envía un telegrama al ministro de Realciones Exteriores belga, Julien Davignon:”… Tengo el honor de presentarle la información que he podido recopilar sobre la cuestión de las relaciones entre la Monarquía austrohúngara y el Reino de Serbia. Hace diez días, la actitud en el Ballplatz era muy guerrera. El ministro de Asuntos Exteriores y sus principales asesores utilizaron un lenguaje muy agresivo. Parecían decididos a dar a la gestión que se iba a realizar en Belgrado un carácter muy enérgico y, previendo un rechazo por parte del Gobierno serbio a someterse a todas las condiciones que debían imponerse, no dudaron en admitir la necesidad de la intervención armada. Ya se mencionaron los números de los ocho cuerpos del ejército que se utilizarán para la invasión de Serbia, y la gente habló de nada menos que de aplicar a este reino el tratamiento que antes se infligía a Polonia al dividir su territorio entre los estados vecinos. Parece que el conde Berchtold tenía la intención de vengarse de los sucesivos controles que su política ha sufrido durante los últimos años. Según la aplicación práctica de la teoría, querida para quienes han predicado durante mucho tiempo “la cuestión serbia debe ser tratada de una vez por todas”. En los círculos internos del gobierno austríaco no parece haber habido ninguna protesta contra tales proyectos, y si se hubiera adoptado la misma opinión en Budapest, no habría sido imposible que el Emperador, a pesar de sus inclinaciones hacia la paz, se hubiera alineado con la opinión unánime de sus asesores. Es el primer ministro de Hungría, que ha visitado Viena dos veces, quien intentó controlar esos ardores guerreros. Como estadista prudente y con visión de futuro, el conde Tisza señaló el gran peligro que representaba para el Gobierno austrohúngaro comprometerse a la ligera con tal aventura, e insistió vigorosamente en la adopción de una actitud más moderada. De hecho, parece muy difícil no llegar a la conclusión de que un conflicto armado entre la Monarquía y su vecino contendría al menos el germen de una conflagración europea. Es cierto que la prensa austrohúngara, que habla todos los días de la guerra con Serbia no solo como posible sino probable, es afecta a profetizar que la guerra permanecerá localizada entre estas dos potencias. "Deberíamos tener el apoyo moral de Alemania", dicen. "Inglaterra y Francia no estarán interesadas en la cuestión, y Rusia, lejos de intervenir, aconsejará a Serbia, por el contrario, que nos dé plena satisfacción". Este razonamiento es evidentemente el fruto de un optimismo muy exagerado. No puedo admitir por un momento que el Gobierno serbio y el partido ilustrado en ese país tengan alguna razón para reprocharse por el asesinato del archiduque Franz Ferdinand y su esposa, como alegan muchas personas aquí. Por el contrario, estoy convencido de que este hecho infeliz debe haber producido una impresión dolorosa en Serbia, ya que la gente allí estaba realmente ansiosa por mantener buenas relaciones con Austria-Hungría. El embajador ruso en Viena, que se va con su licencia pero se declara listo para regresar a su puesto ante la menor alarma, declara que el gobierno del zar invitará a los consejeros del rey Pedro a aceptar todas las demandas dirigidas a ellos en términos corteses y que tengan una relación directa con el aesinato. Se tomaría el mismo curso con respecto a la disolución de ciertas sociedades cuyas tendencias irredentistas se acentúan demasiado. "Pero", dice N. Schebeko, "no debemos permitir que Serbia sea objeto de un ataque general destinado a desacreditarla". Tengo todas las razones para creer que Pashitch seguirá la primera parte de este consejo, pero que se mostrará muy determinado de haber alguna cuestión en las condiciones que no pueda cumplir legalmente o que inflijan un golpe directo sobre el el orgullo nacional. En particular, en lo que respecta a la disolución de las sociedades, es digno de mención que la constitución serbia, que es muy liberal, garantiza el derecho de asociación y, además, no son solo algunas sociedades las que toman la reconstitución de "Gran Serbia "por su programa político" sino que toda la población del país aprecia ese sueño. Lo que es más, el primer ministro en Belgrado ciertamente tiene en cuenta que toda la mezcla de yugo-eslavos que habitan el sur de la Monarquía está compuesta por serbios, bosnios, eslovenos y croatas que son favorables a esa causa. Estos últimos, a pesar de su diferencia de religión, están muy insatisfechos con el régimen al que Hungría los somete, y la gran mayoría de ellos, a pesar de lo que se alega aquí sobre el tema, extienden sus simpatías a Serbia. Además de la posible intervención de Rusia y la parte incierta que podría jugar Rumanía, existe en este estado de cosas un peligro muy real para Austria-Hungría, y las palabras moderadoras del conde Tisza lo demuestran suficientemente. ¿Su influencia prevalecerá hasta el final? El conde Berchtold acaba de ir a Ischl para informar al emperador; parece que la actual situación incierta no puede continuar por mucho tiempo, y que se debe tomar una decisión pronto…”.

Esta noche Viviani participa de un banquete organizado por el gran duque Nicolás y su esposa Anastasia. El duque ha estado asesorando constantemente al zar para que intervenga militarmente si Austria-Hungría intenta intimidar a Serbia. Anastasia -esposa del gran duque- pasa la mayor parte de la cena profetizando sobre el futuro éxito militar, la destrucción de Austria, la recuperación de Alsacia y Lorena por parte de Francia, etc. mientras acusa indirectamente a Sazonov de no apoyar a Serbia de manera correcta.

Poincaré se reúne con el embajador de Serbia en Rusia, Spalaikovitch, quien le hace saber que la situación es muy mala. Poincaré afirma "Vamos a ayudar a que las cosas mejoren".

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés, le envía un telegrama a los embajadores franceses en Londres, San Petersburgo, Viena y Roma:”…Jules Cambon, habiendo interrogado a von Jagow sobre el tenor de la nota austriaca en Belgrado, recibió la respuesta que no sabía nada del texto; nuestro embajador expresó su gran asombro por esto. Él enfatiza que la debilidad de la Bolsa de Berlín continúa y que los rumores pesimistas son actuales. (Camille) Barrere también discutió la misma pregunta con el marqués de San Giuliano, quien parece perturbado por eso, y asegura que está trabajando en Viena para que a Servia no se le pida nada más allá de lo que es posible, por ejemplo, el disolución del Club Bosnio y no una investigación judicial sobre las causas del crimen de Sarajevo. En las circunstancias actuales, la presunción más favorable que se puede hacer es que el Gabinete de Viena, al verse arrastrado por la prensa y el partido militar, está tratando de obtener el máximo de Servia al comenzar a intimidarla, directa e indirectamente, y mira a Alemania por su apoyo en esto. Le he pedido al embajador francés en Viena que use toda su influencia con el conde Berchtold y que le haga presente, en una conversación amistosa, cuánto apreciaría Europa la moderación por parte del gobierno austríaco y qué consecuencias podría acarrea una violenta presión sobre Servia…”.

Paul Cambon, embajador de Francia en Londres, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés:”…Su Excelencia ha sido lo suficientemente bueno como para comunicarme las impresiones que ha recogido nuestro embajador en Berlín con respecto a la gestión que el ministro austrohúngaro propone hacer en Belgrado. Estas impresiones han sido confirmadas por una conversación que yo tuve ayer con el secretario de Estado para Asuntos Exteriores británico. Sir Edward Gray me dijo que había visto al embajador alemán, quien le comentó que en Berlín se esperaba un planteamiento del gobierno austrohúngaro al gobierno servio. El príncipe Lichnowsky le aseguró que el Gobierno alemán se estaba esforzando por contener y moderar al Gabinete de Viena, pero que hasta el momento no habían tenido éxito en esto, y que no estaba exento de ansiedad por el resultado de el planteo de un asunto de este tipo. Sir Edward Gray le respondió al príncipe Lichnowsky que le gustaría creer que, antes de intervenir en Belgrado, el gobierno austrohúngaro se había informado completamente sobre las circunstancias de la conspiración en la que el archiduque hereditario y la duquesa de Hohenburg habían sido víctimas, y que se habían asegurado de que el Gobierno servio lo había sabido y no había hecho todo lo que estaba a su alcance para evitar las consecuencias. Porque si no se pudiera probar que el gobierno servio era responsable y hasta cierto punto estaba implicado, la intervención de Austria-Hungría no estaría justificada y suscitaría contra ellos la opinión de Europa. El toque de atención del príncipe Lichnowsky había dejado a sir Edward Gray con una impresión de ansiedad que no me ocultó. El embajador italiano me dio la misma impresión: que también teme la posibilidad de una nueva tensión en las relaciones austro-servias. Esta mañana, el ministro servio vino a verme y comparte las aprensiones de sir Edward Gray. Teme que Austria pueda hacer frente al Gobierno servio con demandas que su dignidad, y sobre todo la susceptibilidad de la opinión pública, no les permitirán aceptar sin una protesta. Cuando le señalé el silencio que parece reinar en Viena, y de lo que todos los embajadores acreditados ante esa Corte dan testimonio, respondió que este silencio oficial solo era aparente y ocultaba sentimientos que eran fundamentalmente hostiles a Servia. Pero, agregó, si estos sentimientos toman una forma pública que carece de la moderación que es deseable, será necesario tener en cuenta la opinión pública servia, que se ha inflamado por el trato duro al que el gobierno austríaco ha estado sometiendo constantemente al país, y que se ha vuelto menos paciente por el recuerdo bastante fresco de dos guerras victoriosas. A pesar de los sacrificios que Servia ha hecho en sus recientes victorias, todavía puede poner a 400.000 hombres en el campo, y la opinión pública, que lo sabe, no está dispuesta a soportar ninguna humillación. Sir Edward Gray, en una entrevista con el embajador austrohúngaro, le pidió que recomendara a su Gobierno que no se apartase de la prudencia y la moderación necesarias para evitar nuevas complicaciones, que no se exigiera a Servia ninguna medida a la que ella no pudiera someterse razonablemente, para no permitir que se les llevara demasiado lejos...”.

Alfred Dumaine, embajador de Francia en Viena, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés:”…No se sabe nada sobre la decisión que el conde Berchtold, quien está prolongando su estadía en Ischl, está tratando de obtener del Emperador. La intención de proceder contra Servia con la mayor severidad, de terminar con ella, de "tratarla como otra Polonia", se atribuye al Gobierno. Se dice que ocho cuerpos del ejército están listos para comenzar la campaña, pero Tisza, que está muy preocupado por la excitación en Croacia, intervino activamente para ejercer una influencia moderadora. En cualquier caso, se cree que la gestión se realizará en Belgrado esta semana. Los requisitos del gobierno austrohúngaro con respecto al castigo del atentado y las garantías de control y supervisión policial parecen ser aceptables para la dignidad de los servios; Yovanovich cree que serán aceptados. Pashitch desea una solución pacífica, pero dice que está listo para una resistencia total. Tiene confianza en la fuerza del ejército servio; Además, cuenta con la unión de todos los eslavos en la Monarquía para paralizar el esfuerzo dirigido contra su país. A menos que las personas estén totalmente cegadas, debe reconocerse aquí que un golpe violento tiene todas las posibilidades de ser fatal tanto para el ejército austrohúngaro como para la cohesión de las nacionalidades gobernadas por el Emperador, que ya ha sido tan comprometido. Von Tschirscky, el embajador alemán, se muestra partidario de las medidas violentas, mientras que al mismo tiempo está dispuesto a dejar que se entienda que la Cancillería Imperial no estaría totalmente de acuerdo con él en este punto. El embajador ruso, que se fue ayer del país como consecuencia de las explicaciones tranquilizadoras que le hicieron en el Ministerio de Relaciones Exteriores, me ha confiado que su Gobierno no presentará ninguna objeción a los pasos dirigidos hacia el castigo del culpable y la disolución de las sociedades que son notoriamente revolucionarias, pero que no podían aceptar requisitos que humillaran el sentimiento nacional servio…”.

Sir Horace Rumbold, encargado de Negocios británico en Berlín, envía un telegrama a sir Edward Gray:”…Anoche me reuní con el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y la próxima campaña austríaca en Belgrado fue aludida por su Excelencia en la conversación que mantuvimos. Evidentemente, su Excelencia opinaba que este paso por parte de Austria se tendría que haber hecho antes. Insistió en que el tema en cuestión consistía en una solución solo entre Servia y Austria, y que no debería haber interferencia externa en las discusiones entre esos dos países. Por lo tanto, había considerado desaconsejable que el Gobierno alemán se dirigiera al Gobierno austrohúngaro al respecto. Sin embargo, en varias ocasiones, conversando con el ministro servio hizo hincapié en la extrema importancia de que las relaciones austro-servias sean puestas sobre un equilibrio apropiado. Finalmente, Su Excelencia me observó que, durante mucho tiempo, la actitud adoptada por Austria hacia Servia había sido, en su opinión, de gran paciencia…”.

El embajador británico en Roma, sir Renell Rodd le informa a Edward Grey que el ministro de asuntos exteriores de Italia, que está en contacto constante con la embajada de Austria, le comentó que temía que el ultimátum austríaco había sido redactado en términos que inevitablemente lo hacían inaceptable. Que tenía la esperanza de que pudieran haber sido modificados -los términos- en Ischl. Que está convencido que algunos en Austria están decididos a aprovechar esta oportunidad para aplastar a Servia y, que ello, sería bastante contrario a los intereses de Italia.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”…Sir Edward Gray acaba de pedirme por teléfono que vaya a verlo mañana a las tres. Es posible que tenga algo que decirme sobre el tema de nuestro próximo paso en Belgrado. ¿Su Excelencia me autorizaría, eventualmente, a comunicar el decreto oficial mañana, jueves por la tarde, en lugar de viernes, pidiéndole al secretario de Estado que lo considere estrictamente privado hasta el viernes? Ruego por una respuesta inmediata por cable…”.

En el Ministerio de Relaciones Exteriores austro-húngaro se redacta un reporte de la visita del embajador de Francia, Alfred Chillhaud-Dumaine:”…El embajador francés llegó hoy al Ministerio de Asuntos Exteriores para preguntar con preocupación sobre el estado actual de nuestras relaciones con Servia. Discutió todas las eventualidades que podrían resultar de un paso enérgico de nuestro lado hacia el gabinete de Belgrado, y pintó los peligros resultantes de una guerra entre Austria-Hungría y Servia con colores crudos, llamando la atención sobre el hecho de que podría convertirse en un guerra de las razas eslavas contra la monarquía. A pesar de esta advertencia, Dumaine concluyó diciendo que de una conversación que había tenido recientemente sobre el tema con su colega ruso, había obtenido la convicción de que Rusia no se proponía defender mucho a Servia en la próxima disputa con Austria-Hungría y podría solo estar dispuesto a dar su apoyo moral. En el caso de una guerra entre nosotros y Servia, esta es la opinión del embajador francés: Rusia no tomaría una parte activa, pero haría lo que pudiera para mantener la guerra localizada…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un nuevo telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:”…Le pido una respuesta por telegrama si cuando presento una copia de la nota…debo solicitar que el contenido sea tratado como privado o no. Algunas de las demandas dirigidas a Servia son muy enérgicas y probablemente serán juzgadas severamente por la prensa, por lo que sería deseable que el texto oficial no se entregue de inmediato a los periódicos. Sin embargo, si el texto se hace público en Viena, no tendría sentido exigir privacidad. Los periódicos de París ya están publicando información sobre el contenido de la nota…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:”…Creo que debería mencionar que desde el punto de vista local aquí, la coincidencia de que nuestro planteo en Belgrado se produce al mismo tiempo que la salida del presidente francés de Petersburgo, que se fija para la noche del 23. Esto hará que sea objeto de muchos comentarios y será considerado a la luz de una sorpresa injusta.Poincare deja Kronstadt el día 23 a las diez de la noche, según el programa, y llegará a Estocolmo el día 25 a las 10 a.m. La comunicación telegráfica será difícil durante el paso por mar…”.

El conde Berchtold, ministro de Relaciones Exrteriores de Austria-Hungría, envía un telegrama al embajador austro-húngaro en Berlín, conde Ladislaus Szögyeny:”…la entrega oficial de nuestra nota que debe tener lugar en Berlín bajo las mismas modalidades que en el caso de las otras Potencias Signatarias, en el caso de Alemania es una mera forma. En estricta privacidad, comunicamos la nota en cuestión (que contiene el texto del planteo a Servia) a von Tschirschky ayer; el embajador no tiene ninguna duda, para este momento ya la envió a Berlín…”.

El embajador austríaco en Berlín, conde Ladislau Szögény, informa a Viena que "...von Jagow…me asegura que el Gobierno alemán está totalmente de acuerdo con el contenido de la nota...".

El almirante alemán Muller, miembro del entorno del kaiser, está presente cuando el emperador lee el ultimátum. Comenta en su diario que la reacción de Wilhelm II es muy reveladora: luego de afirmar que Serbia no puede negarse a obedecer las demandas a sabiendas de lo que sucederá si se niegan, pone de manifiesto una postura contraria a la guerra.

El conde Leopold Berchtold envía un nuevo telegrama al conde Ladislaus Szögyeny en Berlín:”…Si von Jagow alude a la cuestión de la interpretación (del art. VII del Tratado de la Triple Alianza), utilizará los …argumentos que señalan que una discusión entre nosotros e Italia sobre la interpretación del artículo VII debería evitarse en este momento. Cuando Italia ocupó ciertas islas en el Mar Egeo, según nuestra forma de ver, podríamos haber exigido una compensación, pero preferimos observar la actitud amistosa de un aliado y no obstaculizamos la acción de Italia…”.

El conde Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, le envía un telegrama al embajador austro-húngaro en Roma, Kajetan von Merey:”…Le pido que informe al marqués di San Giuliano en estricta confidencialidad y en cumplimiento de la información que le ha proporcionado anteriormente, que nuestro paso decisivo en Belgrado se ha arreglado para el jueves 23 de junio…En cuanto al contenido de la nota que el barón von Giesl entregará al Gobierno de Servia, usted dirá que contiene demandas relacionadas con la supresión de la agitación que pone en peligro sus territorios. Estamos obligados a hacer estas demandas como resultado de los hechos revelados hasta ahora por la investigación de Serajevo, y porque nos damos cuenta de que debemos poner fin a la agitación subversiva que se ha llevado a cabo durante muchos años en nuestras provincias del sur y que emana de Belgrado. Le damos al gobierno servio un plazo de cuarenta y ocho horas para la aceptación de nuestras demandas, ya que no podemos exponernos a los usuales retrasos de Servia. Las Potencias signatarias serán notificadas el viernes 24 de julio, y ese día también se le colocará en una posición para informar oficialmente al Gobierno italiano de nuestros pasos en Belgrado. Su procedimiento de hoy se limita a Berlín y Roma, en especial consideración de nuestra alianza. Le pido, si es posible, que haga saber personalmente al marqués di San Giuliano, y solo si esto es imposible, a su representante, el contenido de este telegrama…”.

Los barcos de la armada austro-húngara Erzherzog Franz Ferdinand, Radetzky y Zrínyi navegan -cada uno transportando un hidroavión- desde Pola hasta el golfo de Cátaro.

Saludos
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

23 de julio de 1914.

El ministro interino de Relaciones Exteriores francés, Bienvenu-Martin, envía un telegrama a los embajadores de Francia en Londres, Berlín, San Petersburgo y Roma dándoles a conocer la información transmitida ayer, 22 de julio, por el embajador francés en Viena, Alfred Dumaine.

M. H. Allizé, ministro francés en Munich, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia:”…La prensa bávara parece creer que una solución pacífica del incidente austro-servio no solo es posible sino incluso probable; por otro lado, los círculos oficiales han estado asumiendo durante algún tiempo con más o menos sinceridad, un aire de verdadero pesimismo. En particular, el presidente del Consejo me dijo hoy que la nota austriaca, cuyo contenido era conocido por él, en su opinión fue redactada en términos que podrían ser aceptados por Servia, pero que, sin embargo, la situación existente le parecía muy grave…”.

El embajador de Austria-Hungría en Roma, Kajetan Von Merey, le envía un telegrama al ministro de relaciones exteriores austro-húngaro, conde Leopold Berchtold. Hoy, a las 4.45 p.m., llevé a cabo sus instrucciones telegráficas de ayer en una entrevista con el marqués di San Giuliano en Fiuggi. Este último expresó su incapacidad para emitir una opinión sin conocer las demandas formuladas en Belgrado por el Gobierno austrohúngaro y sin haber discutido el asunto con el Primer Ministro. Este último irá mañana a Fiuggi, donde se discutirán los eventos entre él, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el embajador de Alemania, que está allí actualmente. En términos que él calificó claramente como oficiales y privados, el marqués di San Giuliano expresó su recelo respecto a la opinión pública italiana. Sin embargo, de inmediato escribió una carta al secretario general de Martino, con la instrucción profesada de inspirar a la prensa con moderación cuando la noticia de la entrega de nuestro ultimátum llegue a Roma…”.

El conde Albert Mensdorff, embajador austríaco en Londres, le informa al conde Berchtold, que se ha reunido con Edward Grey quien, entre otras cosas, se encuentra ansioso por el paso que dará Austria en Belgrado.
El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador austríaco en París, conde Nikolaus Szecsen:”… En cuanto a la coincidencia de la gestión en Belgrado con la partida de Poincaré de Petersburgo, debe observarse que siempre tuvimos la intención de realizar la gestión tan pronto como se concluyera el incidente en Sarajevo. Este ha sido el caso desde entonces. Ciertamente habría sido mucho menos amable interrumpir las festividades en Petersburgo actuando en un momento anterior, y no nos hubiera interesado dar nuestro paso en Belgrado mientras el emperador Nicolás y los estadistas rusos estaban bajo la influencia de dos que están a favor de la guerra: Poincare e Iswolsky…”.

Poincaré y Viviani navegan para Francia. Nicolás II les ha dicho que es poco probable la guerra; Rusia no ha dado todavía ningún paso hacia la movilización.

Poincaré escribe:"...El zar me ha expresado su agradecimiento por mi visita, diciéndome que tanto él como la zarina serían muy dichosos de poder devolverme la visita en el verano de 1915. Así lo prometió el emperador, sin reserva alguna por lo que a él concernía...No pareció tener delante de sus ojos un solo momento la visión de una guerra...".

Después de recibir informes preocupantes de Italia respecto de planes de Austria para aniquilar a Serbia, Sazonov envía desde San Petersburgo a las 4 a.m. un telegrama a Nikolai Nikolaevich Shebeko, el embajador ruso en Viena. Él debe de manera "cordial pero firme" advertir a los austrohúngaros que Rusia no tolerará ningún movimiento de ellos contra Serbia. Shebeko, además, debe hacer saber a los austro-húngaros que Francia y Rusia están unidas en esto. El telegrama de Sazonov no se decodifica en la embajada rusa en Viena hasta las 15.00 horas. El embajador Shebeko está fuera de la ciudad.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador asutríaco en Belgrado, barón Vladimir Giesel von Gieslingen:”… El término ultimátum, que utiliza en sus telegramas para designar la gestión de hoy, no es correcto, en la medida en que si el término para la respuesta expira sin resultado, no sigue la victoria, sino solo la ruptura de las relaciones diplomáticas. La guerra comenzaría después de que se hubiera declarado formalmente, o Servia nos hubiera atacado…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajado asutríaco en Belgrado, barón Vladimir Giesel von Gieslingen:”… Nos enteramos que Pasic tiene la intención de presentar su renuncia en el momento de la presentación de la nota. La renuncia del gabinete no cambiaría nada en nuestra demanda; ni en la duración del término para la respuesta, ya que un gabinete renunciante siempre se ocupa de los asuntos de estado hasta que se nombra un nuevo ministerio, y es totalmente responsable. Esto es para su información y la dirección de su discurso ante Pasic…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador austríaco en Serbia, barón Vladimir Giesl von Gieslingen:”…Usted dará el paso acordado para esta tarde, ciertamente no a las cuatro sino como muy pronto, unos minutos antes de las cinco. Si puede arreglar los asuntos, pospóngalo a las seis en punto, en cuyo caso el término de la respuesta también debe cambiarse a las seis. Agrego, para su información, que deseamos, si es posible, evitar que la noticia de la gestión llegue a Petersburgo esta tarde, porque el presidente Poincare permanece allí hasta las once de la noche. Le ruego que me envíe un telegrama de inmediato, ya sea que deba entregar la nota en punto, o si puede posponer la gestión hasta las seis…”.

El barón Vladimir Giesel von Gieliengen, emabajador austríaco en Belgrado, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Austria, conde Leopold Berchtold:”… El primer ministro interino Pacu, después de algunas dudas, me concedió una entrevista a las seis en punto y me recibió al sonar el reloj. El secretario General Gruic estaba con él, porque Pacu no sabe francés. Le di la nota y agregué que el plazo para la respuesta había sido fijado para el sábado a las 6 p.m. y que si para entonces no hubiera recibido una respuesta o no hubiera sido satisfactoria, debería abandonar Belgrado con toda mi legación; que al mismo tiempo que la respuesta, deseaba recibir la traducción servia de ambas declaraciones, porque deseábamos comparar. Pacu, sin leer la nota, respondió que se estaban llevando a cabo elecciones y que algunos de los ministros estaban ausentes de Belgrado. Temía que fuera físicamente imposible reunir un consejo completo de ministros a tiempo para tomar, lo que cree debe ser una decisión importante…Respondí que en nuestra era de ferrocarriles, telégrafos y teléfonos y el diminuto tamaño del país, solo podía ser cuestión de unas pocas horas reunir a los ministros, y por eso a la mañana había aconsejado informar al señor Pasic. Pero esta era una preocupación interna de Servia, que no tenía derecho a juzgar. Nada más fue discutido…”.

El conde Leopold Bercchtold le envía un telegrama al director del gabinete del emperador, el barón Franz Schiessl von Perstorff en Ischl: "... Debo rogarle a Su Excelencia que informe a Su Imperial y Real Majestad Apostólica en mi nombre, que el Imperial y Real ministro en Belgrado presentó la nota sobre el movimiento servio al ministro de finanzas servio Pacu, que representa al primer ministro, a las seis de la tarde. El plazo de 48 horas para la respuesta, por lo tanto, expira el sábado 25 a las seis de la tarde…”.

Comienza la movilización parcial de Austria.

El príncipe regente serbio Alexander se reúne Vasily Strandman, jefe temporal de la misión rusa. Strandman no tiene instrucciones pero, descontando el apoyo ruso a los serbios, aconseja a Alexander telegrafiar al zar.

Vasily Strandtman, encargado de negocios de Rusia en Belgrado, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Sazonov:”…El embajador austríaco, a las 6 de la tarde de hoy, presentó un ultimátum de su Gobierno al ministro de Finanzas, Pacu, en ausencia de Pashitch, requiriendo la aceptación de las demandas contenidas, dentro de las cuarenta y ocho horas. Giesl agregó verbalmente que, en caso de no aceptar integralmente la nota dentro de las cuarenta y ocho horas, tenía instrucciones de abandonar Belgrado con el personal de la delegación. Pashitch y los otros ministros, que están lejos por las elecciones, han sido llamados y se espera que estén en Belgrado mañana, viernes, a las 10 a.m.. Pacu, quien me comunicó el contenido de la nota, solicitó la ayuda de Rusia y declaró que ningún gobierno servio podría aceptar las demandas de Austria…”.

Laza Pacu, ministro de Finanzas serbio, interinamente a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores y primer Ministro interino, envía un telegrama a todas las legaciones serbias en el extranjero:”…El embajador austrohúngaro me entregó esta tarde a las 6 p.m. una nota con respecto al atentado de Sarajevo que contiene las demandas del Gobierno austrohúngaro e insiste en una respuesta del Gobierno serbio dentro de dos días, es decir, para el sábado a las 6 p.m.. Me informó oralmente que su personal dejaría Belgrado a menos que se recibiera una respuesta favorable dentro del tiempo estipulado. Algunos de los ministros del Gobierno serbio, ausentes de Belgrado, aún no han tomado ninguna decisión, pero ya estoy en condiciones de afirmar que las demandas son tales que ningún gobierno serbio podría aceptarlas en su totalidad…”.

En San Petersburgo, llega una petición de audiencia al Ministerio de Asuntos Exteriores de parte de Friedrich Szapáry, embajador de Austria-Hungría.

Orden Circular del Canciller Imperial a los embajadores imperiales en París, Londres y San Petersburgo: “…Las publicaciones realizadas por el gobierno austrohúngaro con respecto a las circunstancias bajo las cuales tuvo lugar el asesinato del heredero…al trono austríaco y a su consorte, revelan claramente los objetivos que la propaganda pan-serbia se ha fijado y los medios que ha utilizado y utiliza para su realización. Los hechos publicados deben disipar la última duda de que el centro de acción de estos esfuerzos dirigidos a la separación de las provincias eslavas del sur de la monarquía austrohúngara y su unión con el reino servio debe buscarse en Belgrado, donde está mostrando su actividad con la connivencia de los miembros del gobierno y el ejército. Las intrigas serbias se remontan a una serie de años. El chovinismo pan-serbio se mostró más marcadamente durante la crisis de Bosnia. Fue solo debido al alcance del dominio de sí mismo y la moderación del gobierno austrohúngaro, y a la enérgica intercesión de las potencias, que las provocaciones a las que Austria-Hungría estaba expuesta en ese momento por parte de Servia no condujeran a un conflicto. La promesa de buen comportamiento futuro que el Gobierno de Servia dio en ese momento no se ha cumplido. Bajo los ojos de la Servia oficial o, por decir lo menos, aprobada tácitamente por ella, la propaganda pan-serbia ha aumentado mientras tanto en alcance e intensidad; el último crimen, cuyos hilos conducen a Belgrado, se presentará en su puerta. Se ha hecho evidente que es incompatible ya sea con la dignidad o con la auto conservación de la Monarquía austrohúngara, continuar viendo distraídamente los hechos a través de la frontera por medio de los cuales la seguridad y la integridad de la Monarquía están permanentemente amenazadas. En vista de este estado de cosas, la acción, así como las demandas del Gobierno austrohúngaro, pueden considerarse absolutamente justificables. Sin embargo, teniendo en cuenta la actitud asumida por la opinión pública, así como por el Gobierno de Servia, es de temer que el Gobierno de Servia se negará a cumplir con estas demandas y que se dejarán llevar por una actitud provocativa hacia Austria-Hungría. Entonces no quedaría nada para el Gobierno austrohúngaro, a menos que renunciaran definitivamente a su posición como Gran Potencia, sino presionar con sus demandas sobre el Gobierno de Servia y, si fuera necesario, hacer cumplir las mismas recurriendo a medidas militares, dejando en Austria lo que respecta a la elección de la opción. Tengo el honor de solicitarle que haga una declaración en las líneas indicadas anteriormente… destacando especialmente la opinión de que en esta cuestión se trata de un asunto que debe resolverse únicamente entre Austria-Hungría y Servia, y que debe ser el esfuerzo sincero de las Potencias garantizar la limitación de la disputa a las partes interesadas. Deseamos fervientemente la localización del conflicto porque cualquier intervención de otra Potencia, debido a las diversas alianzas de tratados, conllevaría consecuencias inconcebibles. Espero con interés un informe telegráfico sobre el resultado de su entrevista…”.

Se suspenden las licencias de los oficiales del ejército alemán.

Enver Pasha pregunta al embajador alemán si se puede llegar a un acuerdo con Berlín.

Albert Ballin -empresario naviero alemán dueño de Hamburg Amerika Line- visita en Londres al lord canciller Haldane y sir E. Grey.

Lloyd George le dice a la cámara de los comunes que las relaciones con Alemania son mejores de lo que han sido durante años.

Von Jagow instruye al embajador alemán en Suecia, para que informe al gobierno sueco que la guerra entre Alemania y Rusia es inminente debido al conflicto austro-serbio y que exprese también la esperanza de que Suecia pueda discernir cuán grave es el momento para su propio destino.

El gobierno de Bélgica declara su neutralidad "sean cuales sean las consecuencias".

El submarino británico V.1 es botado.

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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Segoviano »

Gran trabajo esteban :dpm: .

Esperamos próximas entregas :D .

Saludos.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

Hola todos!


Muchas gracias por el aliento, es bienvenido!



Saludos
Estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

24 de julio de 1914.

El ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold, le envía un telegrama al barón Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austríaco en Belgrado:”… Supongo que de acuerdo con las instrucciones que ha recibido, ha completado sus preparativos, de modo que pueda salir de Belgrado inmediatamente con toda la legación, en caso de que el plazo de 48 horas haya expirado sin efectos. El resultado del tiempo permitido para la respuesta solo puede ser la aceptación incondicional o el rechazo (cualquier aceptación, que contenga condiciones o reservas, se debe considerar a la luz de un rechazo). El resultado se enviará en pocas palabras desde Semlin in claris e inmediatamente al gabinete militar de Su Imperial y Real Majestad Apostólica a Ischl; también in claris de Semlin. Cifrado de Belgrado al Ministerio de Asuntos Exteriores y al conde Tisza en Budapest. Teniendo en cuenta las circunstancias locales, será mejor que finalmente salga de Belgrado en el tren de las 6:30 que llega a Semlin a las 6:40. Luego puede continuar su viaje sin detenerse o esperar el Orient-Express en Semlin. Cuando llegue a Semlin, utilizará el teléfono ferroviario oficial de la estación y obtendrá una conexión telefónica con los directores de ferrocarriles de Budapest, quienes deben conectarlo con el conde Tisza, a quien debe informar sobre su salida de Belgrado. Tomaremos las medidas necesarias para que pueda usar el teléfono inmediatamente después de su llegada a Semlin, y le pediremos al conde Tisza que nos envíe su mensaje de inmediato, de modo que si las cosas salen como deberían, podríamos recibir la noticia de su salida a las 7 en punto del sábado. Si Servia cumple con nuestras demandas, puede enviar a uno de sus hombres para que llame por teléfono desde Semlin a Budapest…”.

El embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény, le envía un telegrama al encargado de las relaciones exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold:“…Le entregué la nota a Servia al secretario de Estado ayer y esta mañana, obedeciendo las instrucciones de Su Excelencia por telegrama, notifiqué el cambio en el vencimiento del plazo a las 6 en punto. Von Jagow envía su agradecimiento por esta información y me aseguró que el gobierno alemán está totalmente de acuerdo con el contenido de la nota…”.

El embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény, le envía un telegrama al encargado de las relaciones exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold:“…La prensa de esta ciudad, hasta donde puedo juzgarla, está llena de elogios sobre el tema de nuestra nota a Servia. Un párrafo del "Berliner Lokalanzeiger", que se cree que está inspirado oficialmente, garantiza que el pueblo alemán está respirando más libremente, ya que se han tomado medidas para aclarar los asuntos en los Balcanes. Alemania felicita a su aliada en el Danubio por tomar esta resolución, y no dejará de dar pruebas de la verdadera amistad y la pronta ayuda en los tiempos difíciles, que pueden estar llegando…”.

El ministro belga de Relaciones Exteriores Julien Davignon, envía un telegrama a los embajadores de Bélgica en París, Berlín, Londres, Viena y San Petersburgo: "... El Gobierno belga ha tenido en consideración si, en las circunstancias actuales, no sería aconsejable dirigir a las Potencias que garantizan la independencia y neutralidad belgas una comunicación que les asegure la determinación de Bélgica de cumplir con las obligaciones internacionales impuestas por el tratado en caso de que estalle una guerra en sus fronteras. El Gobierno ha llegado a la conclusión de que tal comunicación sería prematura en la actualidad, pero que los eventos podrían avanzar rápidamente y no dejar suficiente tiempo para enviar las instrucciones adecuadas en el momento deseado a los representantes belgas en el extranjero. En estas circunstancias, le he propuesto al Rey y a mis colegas en el Gabinete, que han estado de acuerdo, que se le de ahora instrucciones exactas sobre los pasos a seguir por usted si la posibilidad de una guerra franco-alemana se vuelve más amenazante. Adjunto a la presente una nota, firmada pero no fechada, que debe leer al ministro de Relaciones Exteriores y de la cual debe entregarle una copia, si las circunstancias hacen necesaria dicha comunicación. Le informaré por telegrama cuándo debe seguir estas instrucciones. Ese telegrama se enviará cuando se dé la orden para la movilización del ejército belga si, contrariamente a nuestra sincera esperanza y a la aparente perspectiva de un acuerdo pacífico, nuestra información nos lleva a tomar esta medida de precaución extrema…”. Nota a presentar: La situación internacional es grave, y la posibilidad de una guerra entre varias potencias naturalmente preocupa al gobierno belga. Bélgica ha observado escrupulosamente los deberes de un Estado neutral impuesto por los tratados del 19 de abril de 1839, deberes que ella se esforzará por cumplir, cualesquiera que sean las circunstancias. Los sentimientos amistosos de las Potencias hacia ella se han reafirmado tan a menudo que Bélgica espera con confianza que su territorio permanezca libre de cualquier ataque, en caso de que estallen hostilidades en sus fronteras. No obstante, el Gobierno ha tomado todas las medidas necesarias para garantizar el respeto de la neutralidad belga. El ejército belga se ha movilizado y está tomando posiciones estratégicas que se han elegido para garantizar la defensa del país y el respeto de su neutralidad. Los fuertes de Amberes y del Mosa han sido puestos en estado de defensa. Apenas es necesario detenerse en la naturaleza de estas medidas. Su objetivo es únicamente permitir que Bélgica cumpla con sus obligaciones internacionales; y es obvio que ni se han llevado a cabo ni se pueden haber emprendido con la intención de participar en una lucha armada entre las Potencias o por cualquier sentimiento de desconfianza hacia cualquiera de esas Potencias. De acuerdo con mis instrucciones, tengo el honor de comunicarle a Su Excelencia una copia de la declaración del Gobierno belga y solicitarle que por favor tome nota de ello. Una comunicación similar se ha hecho a las otras Potencias garantizando la neutralidad belga…”.

El embajador belga en Berlín, Napoleón Eugène Louis Joseph Marie Auguste, barón Beyens, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica:”… La publicación del ultimátum dirigido ayer por el gabinete de Viena al de Belgrado va mucho más allá de lo que habían anticipado las especulaciones más pesimistas que les hice saber en mi nota del 16 de este mes. Evidentemente, el conde Berchtold y el conde Tisza, los autores responsables de este golpe repentino, han estado bajo la influencia del partido militar y del Estado Mayor austrohúngaro. El resultado de tal falta de moderación y discreción inevitablemente será atraer las simpatías de la gran masa de la opinión pública europea a Serbia, a pesar del horror causado por los asesinatos de Sarajevo. Incluso en Berlín, a juzgar por los periódicos liberales, uno tiene la impresión de que las demandas austrohúngaras se consideran excesivas. "Austria-Hungría", dice el Vossische Zeitung esta mañana, "tendrá que probar las graves acusaciones que presenta contra Serbia y su Gobierno publicando los resultados de la investigación judicial realizada en Sarajevo". Von Jagow y Zimmermann nos habían asegurado la semana pasada que no conocían las decisiones tomadas por el Gabinete de Viena, ni el alcance de las demandas austrohúngaras. ¿Cómo podemos creer en esta ignorancia hoy? Es improbable que los estadistas austrohúngaros se hayan decidido a dar ese paso, el golpe más peligroso que su diplomacia haya emprendido contra un Estado de los Balcanes, sin haber consultado a sus colegas en Berlín y sin haber obtenido el consentimiento de el emperador Guillermo. El hecho de que el emperador ha dado una mano libre a sus aliados, a pesar del riesgo de provocar un conflicto europeo, se explican por el miedo y el horror que siente por los regicidios. "¿Qué va a hacer Serbia?", Fue la pregunta que la mayoría de mis colegas se hacían esta mañana: "¿Se volverá a Rusia y le pedirá su apoyo por telegrama?" Si lo hace, no podrá recibir ninguna respuesta antes de que expire el límite de tiempo en el ultimátum austriaco. Rusia estará obligada como antecedente a conceder medidas con Francia y, muy astutamente, el Gabinete de Viena ha pospuesto el estallido de la tormenta al momento en que Poincare y Viviani están en su viaje entre San Petersburgo y Estocolmo. El tono amenazador en el que se emite la nota austrohúngara es aún más desafortunado porque, según me enteré, el embajador ruso en Viena había informado recientemente al conde Berchtold que el Gobierno apoyaría las demandas austrohúngaras al gabinete de Pashitch si esas demandas fueran moderadas. Hoy ha comenzado una nueva crisis, recordando la crisis de 1909 después de la anexión de Bosnia y Herzegovina. Lo mejor que podemos esperar es que no se desarrolle de una manera más trágica, a pesar de los belicosos deseos del Estado Mayor austríaco, que tal vez sean compartidos en Berlín. El mejor consejo para dar a Serbia sería invitar a la mediación e intervención de las Grandes Potencias…”.

Rene Viviani, primer ministro de Francia, le envía un telegrama -desde Estonia- a Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores francés: "...debería…enviar urgentemente a Dumaine (embajador francés en Viena) la siguiente información e instrucciones. En el curso de mi conversación con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, tuvimos que tener en cuenta los peligros que podrían resultar de cualquier medida tomada por Austria-Hungría en relación con Servia respecto del delito del que el archiduque heredero ha sido víctima. Estuvimos de acuerdo al pensar que no deberíamos dejar nada sin hacer para evitar una solicitud de explicación o alguna puesta en marcha que sería equivalente a la intervención en los asuntos internos de Servia, de tal manera que Servia podría considerarlo como un ataque a su soberanía e independencia. En consecuencia, hemos llegado a la opinión de que, por medio de una conversación amistosa con el conde Berchtold, podríamos darle consejos de moderación, de tal manera que le haga comprender lo indeseable que sería cualquier intervención en Belgrado que apareciera como una amenaza por parte del Gabinete en Viena. El embajador británico, que fue informado por Sazonov, expresó la idea de que su gobierno sin duda se asociaría con una campaña para eliminar cualquier peligro que pudiera amenazar la paz general, y le ha telegrafiado a tal efecto. Sazonov ha dirigido instrucciones al respecto a Schebeko (embajador ruso en Viena). Si bien no hay duda en esto de la acción colectiva o concertada en Viena, por parte de los representantes de la Triple Entente, les pido que discutan el asunto con los embajadores ruso y británico, y que llegue a un acuerdo con ellos sobre los mejores medios por los cuales cada uno de ustedes puede hacer comprender al conde Berchtold con la moderación que la situación actual nos parece requerir. Además, sería deseable pedirle a Paul Cambon (embajador francés en Londres) que presente las ventajas de este procedimiento a la atención de sir Edward Grey, y que apoye la sugerencia que el embajador británico en Rusia habrá hecho a este efecto al Ministerio de Asuntos Exteriores. El conde Benckendorff (embajador ruso en Londres) tiene instrucciones de hacer una recomendación similar…”.

Bienvenu-Martin, ministro interino francés de Relaciones Exteriores, le envía un telegrama a Rene Viviani, primer ministro de Francia, un bordo del "Francia":”…He enviado sus instrucciones a Viena como urgentes, pero según la información contenida en los documentos de esta mañana, parece que la nota austriaca se presentó en Belgrado a las 6 en punto de la tarde de ayer. Esta nota, cuyo texto oficial aún no nos ha sido entregado por el embajador austrohúngaro, parece ser muy aguda, tendría como objetivo no solo obtener el enjuiciamiento de los serbios que estuvieron directamente implicados en el atentado de Sarajevo sino también requerir la supresión inmediata de toda la propaganda anti-austríaca en la prensa y el ejército servios. Se dice que le da a Servia hasta las 6 en punto del sábado por la noche para responderla. Al enviar sus instrucciones a Dumaine (embajador francés en Viena), le pedí que llegara a un acuerdo con sus colegas británicos y rusos sobre su acción…”.

Bienvenu-Martin, ministro francés interino de Relaciones Exteriores, envía un telegrama a Rene Viviani, primer ministro francés, abordo del "Francia", y los embajadores franceses en Londres, Berlín, Viena, San Petersburgo, Roma y Belgrado:”…Tengo el honor de informarle que el embajador austrohúngaro esta mañana me dejó una copia de la nota austriaca que se entregó en Belgrado el jueves por la noche. El conde Scezsen (embajador de Austria en Francia) me informa que el Gobierno austrohúngaro le da al Gobierno servio hasta las 5 de la tarde del sábado 25 para su respuesta. La nota se basa en el compromiso realizado por Servia el 31 de marzo de 1909 para reconocer la anexión de Bosnia y Herzegovina, y reprocha al Gobierno servio que haya tolerado una propaganda anti-austríaca en la que funcionarios, el ejército y la prensa tienen participación, una propaganda que amenaza la seguridad e integridad de Austria, y cuyo peligro ha sido demostrado con el crimen del 28 de junio, que, según los hechos establecidos durante la investigación, se planeó en Belgrado. El Gobierno austriaco explica que se ven obligados a poner fin a una propaganda que constituye un peligro permanente para su tranquilidad, y a exigir al Gobierno de Servia un pronunciamiento oficial de su determinación de condenarlo y reprimirlo, publicando en el Boletín Oficial de el 26 una declaración, cuyos términos se dan, condenándola, expresando su pesar y amenazando con aplastarla. Al mismo tiempo, una orden general del Rey al Ejército servio para darle a conocer estas declaraciones. Además de esto, el Gobierno de Servia se comprometerá a suprimir las publicaciones, disolver las sociedades, despedir a los oficiales y funcionarios civiles cuyos nombres les serán comunicados por el Gobierno de Austria; a aceptar la cooperación de los funcionarios austríacos para suprimir los actos subversivos…, así como para la investigación del crimen de Sarajevo, y finalmente para proceder al arresto inmediato de un oficial de Servia y un funcionario que estaban involucrados en el mismo. Anexa al memorándum austríaco hay una nota que resume los hechos establecidos por la investigación del crimen de Sarajevo, y declara que fue planeado en Belgrado; que las bombas fueron provistas para los asesinos y vinieron de un depósito del ejército servio; finalmente que los asesinos fueron ayudados por oficiales y funcionarios servios. Al visitar al Director Político Interino inmediatamente después de hacer esta comunicación, el conde Scezsen, sin ninguna observación, le informó que la nota había sido presentada. Berthelot, por instrucciones mías, se limitó a señalar al embajador austrohúngaro la sensación de ansiedad que había suscitado la información disponible esta mañana sobre el contenido de la nota austriaca, y el doloroso sentimiento que no podía dejar de despertarse en la opinión pública francesa por el momento elegido para un paso tan categórico en un plazo tan corto; es decir, un momento en que el presidente de la República y el presidente del Consejo y ministro de Relaciones Exteriores de la República habían salido de San Petersburgo y estaban en el mar, y en consecuencia no pudieron ejercer, de acuerdo con aquellas Potencias que no estaban directamente interesadas, esa influencia tranquilizadora en Servia y Austria que era tan deseable en interés de la paz general. El embajador servio aún no ha recibido ninguna información sobre las intenciones de su gobierno. El embajador alemán me ha pedido que lo reciba a las 5 en punto de esta tarde…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría: "... Acabo de leer sus instrucciones del 22 próximo pasado al ministro de Justicia, quien está a cargo de los asuntos del Secretario de Asuntos Exteriores y le dejé una copia. Bienvenu-Martin, que estaba vagamente familiarizado con nuestro paso en Belgrado a través de los informes en los periódicos de esta mañana, parecía considerablemente impresionado con mi información. Sin entrar en una discusión detallada del texto, admitió fácilmente que los acontecimientos recientes y la actitud del gobierno servio han hecho que nuestra enérgica intervención parezca inteligible. La demanda número 5 de nuestra nota presentada en Belgrado pareció especialmente afectar al ministro , ya que me pidió que lo volviera a leer. El ministro me agradeció la comunicación, que, dijo, sería estudiada de cerca. Aproveché la ocasión para enfatizar el punto de que el tema era para ser tratado exclusivamente por Servia y por nosotros mismos, pero que sería una ventaja general para Europa que los disturbios perpetuados durante años por la agitación servia contra nosotros fueran, por fin, reemplazados por una situación política claramente definida. Señalé que todos los amigos de la paz y el orden, entre los cuales estoy contando a Francia en primer lugar, deberían aconsejar sinceramente a Servia que cambie su actitud fundamentalmente y que cumpla con nuestras demandas legítimas. El ministro admitió que es deber de Servia proceder enérgicamente contra cualquier cómplice de los asesinos de Sarajevo, cuyo deber no es probable que evada. Al enfatizar la simpatía de Francia con Austria-Hungría y las buenas relaciones entre los dos países, expresó la esperanza de que la controversia se solucione pacíficamente y de acuerdo con nuestros deseos. El ministro evitó todo intento de paliar o defender la actitud de Servia ... ".

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un nuevo telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría: "... El barón Schoen, (Wilhelm von Schoen, embajador alemán en Francia) siguiendo sus instrucciones, declarará hoy que nuestra disputa con Servia es considerada por el Gabinete de Berlín como un asunto relacionado exclusivamente con Austria-Hungría y Servia. En relación con esta información, hará entender que, si una tercera Potencia trata de intervenir, Alemania, fiel a la obligaciones de su Alianza, se encontraría de nuestro lado…”.

Bienvenu-Martin, ministro francés interino de Relaciones Exteriores le envía un telegrama Eugene Thiebaut, embajador en Suecia -para René Viviani y los embajadarores franceses en Belgrado, Londres, Berlín, Roma y San Petersburgo: "...von Schoen(embajador alemán en Francia)vino a informarme de una nota de su Gobierno, de la que no me dejaba una copia, pero a petición mía me la leyó dos veces. La nota era casi palabra por palabra de la siguiente manera:"Las declaraciones de los periódicos austrohúngaros sobre las circunstancias bajo las cuales el asesinato del heredero austríaco y su consorte han tenido lugar revelan inequívocamente los objetivos que la propaganda pan-servia se ha fijado, y los medios que emplea para realizar los hechos conocidos también deben eliminar toda duda de que el centro de actividad de todas esas tendencias que se dirigen hacia el desprendimiento de las provincias eslavas del sur de la monarquía Austrohúngara y su incorporación al Reino Servio se encuentra en Belgrado, y está, en cualquier caso, trabajando allí, con la connivencia de los miembros del Gobierno y el Ejército. Las intrigas servias han estado ocurriendo durante muchos años. En una forma especialmente marcada, el chovinismo pan-servio se manifestó durante la crisis de Bosnia, y fue únicamente por la gran moderación y el dominio de sí mismo del gobierno austrohúngaro y a la enérgica intervención de las grandes Potencias que las provocaciones servias a las que Austria-Hungría estuvo expuesta no condujeron a un conflicto. No se ha mantenido la garantía de buena conducta en el futuro dada por el gobierno servio en ese momento. Bajo los ojos, al menos con el permiso tácito de Servia oficial, la propaganda pan-servia ha aumentado, desde entonces, en extensión e intensidad. A su cuenta debe establecerse el crimen reciente, cuyos hilos conducen a Belgrado. Se ha hecho evidente que no sería coherente ni con la dignidad ni con la autoconservación de la Monarquía austrohúngara permanecer inactiva por más tiempo frente a este movimiento al otro lado de la frontera, por el cual la seguridad y la integridad de sus territorios se ve constantemente amenazada. En estas circunstancias, el curso del procedimiento y las demandas del Gobierno austrohúngaro solo pueden considerarse justificadas. A pesar de eso, la actitud que han adoptado recientemente la opinión pública y el Gobierno de Servia no excluye la aprensión de que el Gobierno de Servia podría negarse a cumplir con esas demandas, e incluso podría dejarse llevar a una actitud provocativa hacia Austria-Hungría. El Gobierno austrohúngaro, si no desea abandonar definitivamente la posición de Austria como gran potencia, no tendrá más remedio que obtener el cumplimiento de sus demandas del Gobierno servio mediante una fuerte presión y, si es necesario, mediante el uso de medidas militares, la elección de los medios se les debe dejar a ellos". El embajador alemán me llamó especialmente la atención sobre los dos últimos párrafos de su nota antes de leerla, presionando el punto. Que este era el asunto importante. Apunté el texto literalmente de la siguiente manera: "El Gobierno alemán considera que en el presente caso solo se trata de un asunto que debe resolverse exclusivamente entre Austria-Hungría y Servia, y que las Grandes Potencias deben esforzarse seriamente para limitar la disputa a las dos partes inmediatamente interesadas. El Gobierno alemán desea con urgencia la localización de la disputa, porque cada interferencia de otra Potencia, debido al juego natural de las alianzas, iría seguida de consecuencias incalculables”. Llamé la atención del embajador alemán el hecho de que, si bien puede parecer legítimo exigir el castigo de todos los implicados en el crimen de Sarajevo, por otro lado, parecía difícil exigir medidas que no podían aceptarse, teniendo en cuenta la dignidad y soberanía de Servia; el Gobierno servio, incluso si estuviera dispuesto a someterse a ellos, correría el riesgo de dejarse llevar por una revolución. También le señalé a von Schoen que su nota solo tenía en cuenta dos hipótesis: la de un rechazo puro y simple o la de una actitud provocativa por parte de Servia. La tercera hipótesis (que dejaría la puerta abierta para un acuerdo) también debe tenerse en cuenta; la de la aceptación de Servia y su aceptación inmediata para dar plena satisfacción por el castigo de los cómplices y garantías plenas para la represión de la propaganda antiaustríaca en la medida en que fueran compatibles con su soberanía y dignidad. Agregué que si dentro de estos límites se podía admitir la satisfacción deseada por Austria, se podrían examinar los medios para obtenerla; si Servia daba pruebas obvias de buena voluntad, no se podría pensar que Austria se negaría a participar en la conversación. Quizás no deberían dificultar demasiado a terceros poderes, que no podían dejar de interesarse moralmente o sentimentalmente en Servia, adoptar una actitud acorde con los deseos de Alemania de localizar la disputa. Von Schoen reconoció la justicia de estas consideraciones y afirmó vagamente que la esperanza siempre era posible. Cuando le pregunté si debíamos darle a la nota austriaca el carácter de una simple puesta en marcha, que permitía una discusión o un ultimátum, respondió que personalmente no tenía opinión...”.

Bienvenu-Martin, ministro francés interino de Relaciones Exteriores le envía un telegrama Eugene Thiebaut, embajador francés en Suecia -para Rene Viviani- y a los embajadores franceses en Belgrado, Viena, Londres, Berlín, Roma y San Petersburgo: "... Vesnitch ( embajador serbio en Francia) estaba esta mañana todavía sin ningún telegrama de su Gobierno que le informara sobre sus intenciones, y no conocía el contenido de la nota austriaca. A una solicitud de asesoramiento que hizo al Director Político, Berthelot le dijo, hablando personalmente y solo para sí mismo, que Servia debe tratar de ganar tiempo, ya que el límite de cuarenta y ocho horas quizás es más bien una "mise en demeure" que un ultimátum en el sentido propio del término; que podría, por ejemplo, ser una oportunidad para ofrecer satisfacción en todos aquellos puntos que no sean incompatibles con la dignidad y soberanía de Servia; se le aconsejó que llamara la atención sobre el hecho de que las declaraciones basadas en la investigación austriaca de las acciones en Sarajevo fueron unilaterales, y que Servia, si bien estaba dispuesta a tomar medidas contra todos los cómplices de un crimen que condenó con mucha fuerza, requería información completa sobre la evidencia para poder verificarla con toda velocidad; sobre todo para intentar escapar del control directo de Austria declararse lista para someterse al arbitraje de Europa. He pedido en Londres y San Petersburgo las opiniones e intenciones de los gobiernos británico y ruso. Por otra parte, según nuestra información, parece que la nota austriaca no se comunicó a Italia hasta el día de hoy, y que Italia no había sido consultada, ni siquiera informada…”.

Bienvenu-Martin, ministro francés interino de Relaciones Exteriores le envía un telegrama Eugene Thiebaut, embajador en Suecia -para Rene Viviani- y a los embajadarores franceses en Belgrado, Londres, Berlin, Roma y San Petersburgo:”… El embajador francés en Viena (Chilhaud-Dumaine) me informa que la opinión se ha sorprendido por la naturaleza repentina y exagerada de las demandas austriacas, pero que el principal temor del partido militar parece ser que Servia puede ceder. El ministro servio en Austria (Yonanovitch) cree que su gobierno se mostrará muy conciliador en todo lo que concierne al castigo de los cómplices del crimen y las garantías que se deben dar en cuanto a la represión de la propaganda anti-austríaca, pero que no podía aceptar una orden general al ejército impuesta al Rey, ni el despido de oficiales sospechosos por Austria, ni la interferencia de funcionarios extranjeros en Servia. Yovanovich considera que, si fuera posible iniciar una discusión, aún podría arreglarse la disputa, con la ayuda de las Potencias. Nuestro embajador en Berlín (Jules Cambon) da cuenta de la emoción que despierta la nota austriaca y del estado de ánimo del encargado de negocios ruso, que cree que una gran parte de la opinión en Alemania desearía la guerra. El tono de la prensa es amenazante y parece tener como objeto la intimidación de Rusia. Nuestro embajador va a ver al señor von Jagow esta tarde. Barrère (embajador francés en Roma) nos informa que Italia está ejerciendo una influencia moderadora en Viena y está tratando de evitar complicaciones…”.

Jules Cambon, embajador de Francia en Berlín, en vía un telegrama a Bienvenu- Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés:”…La entrega de la nota austriaca a Servia ha causado una profunda impresión. El embajador austríaco declara que su gobierno no podría disminuir ninguna de sus demandas. En la Wilhelmstrasse, así como en la prensa, se expresa la misma opinión. La mayoría de los encargados de negocios presentes en Berlín vinieron a verme esta mañana. Muestran poca esperanza de un resultado pacífico. El encargado de negocios ruso comentó amargamente que Austria había presentado su nota en el mismo momento en que el presidente de la República y el presidente del Consejo habían salido de San Petersburgo. Se inclina a pensar que una considerable parte de opinión en Alemania desea la guerra y le gustaría aprovechar esta oportunidad, en la que Austria sin duda se encontrará más unido que en el pasado y en el que el emperador alemán, influenciado por un deseo de los que apoyan el principio monárquico (por un sentimiento de solidaridad monárquica) y, horrorizados por el crimen, se muestran menos inclinados a mostrar una actitud conciliadora. Von Jagow me recibirá a última hora de la tarde…”.

Nuevo telegrama del embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:”… El barón Schoen acaba de dar el paso que se le ordenó. Bienvenu-Martin le dijo que aún no podía dar una respuesta definitiva, aunque estaba dispuesto a decir que desde el principio el Gobierno francés compartió nuestra opinión de que nuestra controversia con Servia se refería solo a Viena y Belgrado, y que se abrigaban esperanzas de que la pregunta encontraría una solución directa y pacífica. El ministro servio aquí ha sido informado de que su Gobierno debería ceder en todos los puntos tanto como sea posible, pero con la restricción "siempre y cuando no se hayan tocado sus derechos de soberanía". El barón Schoen enfatizó la necesidad, desde el punto de vista europeo, de eliminar, por fin, el centro de las perturbaciones incesantes en Belgrado…”.

Maurice Paleologue, embajador francés en Rusia, envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador austrohúngaro ha comunicado a Sazonov la amenazadora nota a Servia. Las intenciones del emperador de Rusia y sus ministros no podrían ser más pacíficas, un hecho del cual el presidente de la República y el presidente del Consejo han podido conocer directamente; pero el ultimátum que el Gobierno austrohúngaro acaba de entregar al gabinete en Belgrado introduce un elemento nuevo e inquietante en la situación. La opinión pública en Rusia no permitiría que Austria haga violencia a Servia. La brevedad del límite de tiempo fijado por el ultimátum hace aún más difícil la influencia moderadora que los Poderes de la Triple Entente podrían ejercer en Viena. Por otro lado, Sazonov supone que Alemania deseará apoyar a su aliada y me temo que esta impresión es correcta. Nada más que la garantía de la solidaridad de la Triple Entente puede evitar que las potencias germanas enfaticen su actitud provocativa…”.

Paul Cambon, embajador francés en Londres, le envía un telegrama a Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador servio recibió esta noche de Pashitch un telegrama diciendo que el gobierno austrohúngaro le había enviado su ultimátum, que el límite de tiempo expira a las 6 en punto mañana, sábado por la noche. Pashitch no da los términos de la comunicación austriaca, pero si es de la naturaleza informada en el Times de hoy, parece imposible que el Gobierno de Servia la acepte. En consulta con mi colega ruso, que piensa que es extremadamente difícil para su Gobierno no apoyar a Servia, nos hemos estado preguntando qué intervención podría evitar el conflicto. Sir Edward Grey me convocó para esta tarde, me propongo sugerirle que solicite la intervención semioficial del gobierno alemán en Viena para evitar un ataque repentino…”.

Paul Cambon, embajador francés en Londres, le envía un telegrama a Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... estuvimos de acuerdo con Sir Edward Grey, habiendo discutido conmigo su deseo de no dejar ninguna piedra sin mover para evitar la crisis, en pensar que el gabinete británico podría pedirle al Gobierno alemán, de las cuatro potencias que no están directamente interesadas, que tome la iniciativa de acercarse a Viena con el objeto de ofrecer la mediación, entre Austria y Servia. Si Alemania está de acuerdo, se ganará tiempo, y este es el punto esencial. Sir Edward Grey me dijo que discutiría con el príncipe Lichnowsky (embajador alemán en Londres) la propuesta que acabo de explicar. Mencioné el asunto a mi colega ruso, que teme una sorpresa de Alemania y que imagina que Austria no habría enviado su ultimátum sin un acuerdo previo con Berlín. El conde Benckendorff (embajador ruso en Londres) me dijo que el príncipe Lichnowsky, cuando regresó de su licencia hace aproximadamente un mes, había insinuado que tenía opiniones pesimistas sobre las relaciones entre San Petersburgo y Berlín. Había observado la inquietud causada en esta última capital los rumores de una entente naval entre Rusia y Gran Bretaña, por la visita del zar a Bucarest y por el fortalecimiento del ejército ruso. El conde Benckendorff había concluido de esto que una guerra con Rusia sería considerada sin desaprobación en Alemania. El subsecretario de Estado ha quedado impactado, como todos nosotros, por la mirada ansiosa del príncipe Lichnowsky desde su regreso de Berlín, y considera que si Alemania hubiera deseado hacerlo, podría haber detenido el envío del ultimátum. La situación, por lo tanto, es tan grave como puede ser, y no vemos forma de detener el curso de los acontecimientos. Sin embargo, el conde Benckendorff piensa que es correcto intentar la gestión que acordé con sir Edward Grey…”.

Jules Cambon, embajador de Francia en Berlín, en vía un telegrama a Bienvenu Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés: "... Le pregunté al secretario de Estado hoy, en la entrevista que tuve con él, si era correcto, como anunció en los periódicos que Austria había presentado una nota a las Potencias sobre su disputa con Servia; si la recibió; y qué punto de vista tenía él. Von Jagow me respondió afirmativamente, y agregó que la nota era enérgica y que la aprobaba, ya que el Gobierno de Servia había cansado durante mucho tiempo la paciencia de Austria. Además, considera que esta cuestión es interna para Austria, y espera que sea localizada. Luego le dije que al no haber recibido ninguna instrucción, las opiniones que deseaba intercambiar con él eran estrictamente personales. Allí, le pregunté si el gabinete de Berlín había ignorado por completo los requisitos de Austria antes de que fueran comunicados a Belgrado, y cuando me dijo que era así, le mostré mi sorpresa al verlo comprometerse a respaldar reclamos, de cuyos límite y alcance era ignorante. Von Jagow me interrumpió y dijo: "Es solo porque estamos teniendo una conversación personal que le permito que me diga eso". "Ciertamente", le respondí, "pero si Pedro I se humilla a sí mismo, probablemente surgirán problemas domésticos en Servia; eso abrirá la puerta a nuevas eventualidades, y ¿sabe a dónde lo llevará Viena?" Añadí que el lenguaje de los periódicos alemanes no era el idioma de las personas indiferentes y que no estaban familiarizadas con la cuestión, sino que la apoyaban activamente. Finalmente, comenté que la brevedad del plazo dado a Servia para su presentación causaría una impresión desagradable en Europa. von Jagow respondió que esperaba un poco de excitación por parte de los amigos de Servia, pero que contaba con que le dieran su sabio consejo. "No tengo dudas", le dije entonces, "de que Rusia se esforzaría por persuadir al Gabinete de Belgrado para que haga concesiones aceptables; pero ¿por qué no exigirle a uno lo que se le pide al otro y, si se confía en el consejo dado en Belgrado, ¿no es legítimo confiar en el consejo dado en Viena desde otra parte? El secretario de Estado fue tan lejos como para decir que eso dependía de las circunstancias; pero inmediatamente se examinó a sí mismo; aquí repitió que la dificultad debe ser localizada. Me preguntó si realmente pensaba que la situación era seria. "Ciertamente", respondí, "porque si lo que está sucediendo es el resultado de la debida reflexión, no entiendo por qué se han cortado todos los medios para frenarla". Toda la evidencia muestra que Alemania está lista para apoyar la actitud de Austria con una energía inusual. La debilidad que su aliada austrohúngara ha demostrado durante algunos años, ha debilitado la confianza que se depositó en ella aquí. Fue encontrada pesada para arrastrarla. Procedimientos judiciales maliciosos, como los asuntos de Agram y Friedjung, llevaron vergüenza a su policía y los cubrieron con el ridículo. Todo lo que se le pidió a la policía fue que sean fuertes; la convicción es que fueron violentos. Un artículo que apareció en el Lokal Anzeiger esta noche, muestra también que en la cancillería alemana existe un estado mental al que nosotros en París, naturalmente, no estamos dispuestos a prestar suficiente atención, me refiero a la sensación de que las monarquías deben estar unidas. Estoy convencido de que se debe atribuir un gran peso a este punto de vista para apreciar la actitud del emperador Guillermo, cuya naturaleza impresionable debe haber sido afectada por el asesinato de un príncipe, que había sido invitado suyo unos días antes. No es menos asombroso notar los dolores con los cuales von Jagow y todos los funcionarios colocados bajo sus órdenes, fingen que eran ignorantes del alcance de la nota enviada por Austria a Servia…”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia, envía un telegrama a los embajadores franceses de Suecia (para René Viviani), Belgrado, Petersburgo, Berlín, Viena y Roma: "... El embajador de Austria comunicó la nota de su Gobierno a sir Edward Grey, este último observó que ninguna declaración tan tremenda había sido dirigida por un gobierno a otro; llamó la atención del conde Mensdorff sobre la responsabilidad asumida por Austria. Ante la posibilidad de un conflicto entre Austria y Rusia, antes, Sir Edward Grey, propone solicitar la cooperación del Gobierno alemán con vistas a la mediación de las cuatro Potencias que no están directamente interesadas en la cuestión de Servia, a saber, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania; esta mediación se ejercerá simultáneamente en Viena y en San Petersburgo. Aconsejé al ministro servio que actuara con cautela, y estoy dispuesto a cooperar en cualquier acción conciliatoria en Viena, con la esperanza de que Austria no insista en la aceptación de todas sus demandas en contra de un pequeño Estado, si este último se muestra listo para dar toda satisfacción que se considere compatible con su independencia y su soberanía ... ".

El ministro de guerra francés, Adolph Messimy, va a ver al jefe del ejército, el general Joseph Joffre, para advertirle de que podría ser necesario ir a la guerra. Los dos hombres pasan la noche discutiendo los arreglos para la movilización y el plan del ejército para la guerra con Alemania.

Sir George Buchanan, embajador británico en Rusia, envía un telegrama al secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, sir Edward Grey: "... Recibí un mensaje telefónico esta mañana de Sazonov anunciando que el texto del ultimátum austríaco acababa de llegarle. Su Excelencia agregó que se exigió una respuesta dentro de las cuarenta y ocho horas, y me rogó que lo encontrara en la embajada de Francia para discutir asuntos, ya que el paso dado por Austria claramente significaba que la guerra era inminente. El ministro de Relaciones Exteriores dijo que la conducta de Austria era tanto provocativa como inmoral; ella nunca habría tomado tal acción a menos que Alemania hubiera sido consultada primero; algunas de sus demandas eran imposibles de aceptar. Esperaba que el Gobierno de Su Majestad no dejara de proclamar su solidaridad con Rusia y Francia. El embajador francés me hizo entender que Francia cumpliría todas las obligaciones que conlleva su alianza con Rusia, si fuera necesario, además de apoyar a Rusia en cualquier negociación diplomática. Le dije que le enviaría un informe completo de lo que sus Excelencias me acababan de decir. No podía, por supuesto, hablar en nombre del Gobierno de Su Majestad, pero personalmente no veía ninguna razón para esperar ninguna declaración de solidaridad del Gobierno de Su Majestad que implicara un compromiso incondicional de su parte para apoyar a Rusia y Francia por la fuerza de las armas. Los intereses británicos directos en Servia eran nulos, y una guerra en nombre de ese país nunca sería aprobada por la opinión pública británica. A esto, Sazonov respondió que no debemos olvidar que la cuestión europea general estaba involucrada, la cuestión servia era solo una parte de ella, y que Gran Bretaña no podía permitirse el lujo de borrarse de los problemas ahora en cuestión. En respuesta a estas observaciones, deduje de lo que dijo que su Excelencia estaba sugiriendo que Gran Bretaña debería unirse para hacer una comunicación a Austria en el sentido de que la intervención activa de ella en los asuntos internos de Servia no podía ser tolerada. Pero suponiendo que Austria, sin embargo, procediera a emprender medidas militares contra Servia a pesar de nuestras representaciones, ¿fue la intención del Gobierno ruso declarar inmediatamente la guerra a Austria? Sazonov dijo que él mismo pensaba que la movilización rusa tendría que llevarse a cabo; pero esta tarde se celebraría un consejo de ministros para considerar toda la cuestión. Se celebraría otro consejo, probablemente mañana, en el que presidiría el Emperador, cuando se tomará una decisión. Dije que me parecía que el punto importante era inducir a Austria a extender el límite de tiempo, y que lo primero que debía hacer era influir en Austria con ese fin en mente; el embajador francés, sin embargo, pensó que Austria se había decidido a actuar de inmediato o que estaba engañando. Cualquiera que sea, nuestra única oportunidad de evitar la guerra era que adoptáramos una actitud firme y unida. No creía que hubiera tiempo para llevar a cabo mi sugerencia. Allí dije que me parecía deseable que supiéramos hasta qué punto Servia estaba preparada para cumplir con las demandas formuladas por Austria en su nota. Sazonov respondió que primero debía consultar a sus colegas sobre este punto, pero que sin duda, algunas de las demandas austriacas podrían ser aceptadas por Servia. El embajador francés y Sazonov continuaron presionándome para una declaración de total solidaridad del gobierno de Su Majestad con los gobiernos francés y ruso, y por lo tanto dije que me parecía posible que tal vez estuviera dispuesto a hacer fuertes declaraciones tanto en Alemania como en Austria, instndo a los gobiernos a que un ataque de Austria a Servia pondría en peligro toda la paz de Europa. Quizás pueda ver su manera de decirles que tal acción por parte de Austria probablemente significaría la intervención rusa, que involucraría a Francia y Alemania, y que sería difícil para Gran Bretaña mantenerse fuera si la guerra se generalizara. Sazonov respondió que tarde o temprano, si estallara, seríamos arrastrados a la guerra; hubiéramos contribuido más probablemente a la guerra si desde el principio no hubiésemos hecho causa común con su país y con Francia; en cualquier caso, esperaba que el Gobierno de Su Majestad expresara una fuerte reprobación de las medidas adoptadas por Austria. El presidente de la República Francesa y el presidente del Consejo no pueden llegar a Francia, a su regreso de Rusia, durante cuatro o cinco días, y parece que Austria eligió deliberadamente este momento para presentar su ultimátum. Me parece, según el lenguaje del embajador francés, que, incluso si nos negamos a unirnos a ellos, Francia y Rusia están decididas a adoptar una posición firme. …”.

Maurice de Bunsen, embajador británico en Viena, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña:”…Antes de partir con licencia, el embajador ruso me aseguró que cualquier acción tomada por Austria para humillar a Servia no podía dejar a Rusia indiferente. El encargado de negocios de Rusia fue recibido esta mañana por el ministro de Asuntos Exteriores austriaco, y le dijo, como punto de vista personal, que la nota austriaca estaba redactada de una forma que hacía imposible su aceptación tal como estaba, y que era inusual y perentoria en sus términos. El ministro de Relaciones Exteriores respondió que el embajador austríaco tenía instrucciones de abandonar Belgrado a menos que a las 4 p.m. mañana se aceptaran íntegramente las demandas austriacas. Su Excelencia agregó que la Monarquía Dual sentía que su existencia misma estaba en juego; y que el paso dado había causado una gran satisfacción en todo el país. No creía que ninguna Potencia pudiera plantear objeciones a lo que se había hecho…”.

Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios de la embajada británica en Belgrado, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña: "... El Gobierno servio confía sinceramente en que el Gobierno de Su Majestad pueda ver la manera de inducir al Gobierno austriaco de moderar las demandas, que son consideradas absolutamente inaceptables por ellos. Esta solicitud me fue transmitida por el primer ministro de Servia, quien regresó esta mañana a Belgrado. Su Excelencia está abatido y está claramente muy ansioso por las novedades que puedan surgir…”.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”…Acabo de presentar la nota a sir Edward Grey, quien la examinó atentamente. Con respecto al número 5, pidió explicaciones, ya que la instalación de funcionarios austriacos en Servia lo impresionó como equivalente a la terminación de la soberanía independiente de Servia. Respondí que la cooperación de los oficiales de policía, como en este caso, no violaría la soberanía del Estado. Lamentaba la brevedad del límite de tiempo, que hacía imposible calmar la primera irritación e inducir a Belgrado a darnos una respuesta satisfactoria. Habría tiempo suficiente para un ultimátum si la respuesta resultara inaceptable, pensó. Señalé explícitamente nuestra posición. (La necesidad de proceder contra la agitación subversiva que amenazaba partes de la defensa de la Monarquía de nuestros intereses más vitales, el fracaso más completo de la actitud conciliadora que hemos mostrado hasta ahora en nuestros tratos con Servia, que han tenido más de tres semanas para instruir una investigación espontánea sobre complicidad en el asesinato, etc.). El secretario de Estado reiteró su temor con respecto al breve límite de tiempo, pero admitió que lo que se ha dicho sobre la complicidad en el asesinato de Sarajevo estaba justificado, al igual que algunas de nuestras demandas. Estaría bastante dispuesto a considerar que todo el asunto concierne únicamente a Austria-Hungría y Servia. Sin embargo, está muy "aprensivo" ante la posibilidad de que varias grandes Potencias puedan estar involucradas en la guerra. Hablando de Rusia, Alemania y Francia, comentó que las disposiciones de la Alianza Franco-Rusa son probablemente algo similares a las de Triple Alianza. Le expliqué extensamente nuestro punto de vista, y repetí con énfasis que en este caso tendríamos que permanecer firmes para obtener algunas garantías, ya que las promesas de Servia fueron ofrecidas para nunca haber sido cumplidas. Podría apreciar que considerara principalmente el efecto de nuestro acto sobre la paz de Europa, pero indicando que, para comprender nuestro punto de vista, debería ponerse en nuestro lugar. No deseaba entrar en una discusión adicional sobre este tema, y dijo que sería necesario que él estudiara la nota con más cuidado. Como paso preliminar, consultará con los embajadores alemán y francés, ya que se siente obligado a obtener un intercambio de puntos de vista en primer lugar con los aliados de Austria-Hungría y Rusia, quienes, sin embargo, no tienen intereses directos en Servia…”.

Sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores británico, le envía un telegrama a sir Francis Bertie, embajador británico en París: "... Después de leerle hoy a Cambón (embajador francés en Londres) la comunicación austriaca a Servia, que había recibido esta mañana, y sobre el comentario que le hice al conde Mensdorff (embajador austro-húngaro en Londres) al respecto ayer, le dije a Cambon que esta tarde iba a ver al embajador alemán, que hace unos días me había pedido en privado que ejerciera una influencia moderadora en San Petersburgo. Le diré al embajador que, por supuesto, si la presentación de este ultimátum a Servia no causó problemas entre Austria y Rusia, no debíamos preocuparnos por ello; pero si Rusia tuviera la opinión del ultimátum austríaco que me pareció que cualquier Potencia interesada en Servia tomaría, sería bastante impotente, frente a los términos del ultimátum, para ejercer cualquier influencia moderadora; le diré que pensé que la única posibilidad de que se ejerciera una influencia mediadora o moderadora era que Alemania, Francia, Italia y nosotros, que no teníamos intereses directos en Servia, deberíamos actuar juntos por el bien de la paz, simultáneamente en Viena y San Petersburgo. Cambon dijo que, si existía la posibilidad de mediación por parte de las cuatro Potencias, no tenía dudas de que su Gobierno estaría encantado de unirse a ella, pero señaló que no podríamos decir nada en San Petersburgo hasta que Rusia haya expresado alguna opinión o tomado alguna medida. Pero, cuando hayan pasado dos días, Austria marchará a Servia, ya que los servios no podrán aceptar las demandas austriacas. Rusia se vería obligada por su opinión pública a tomar medidas tan pronto como Austria atacara a Servia y, por lo tanto, una vez que los austríacos atacaran a Servia, sería demasiado tarde para cualquier mediación. Comenté que no había contemplado que se dijera nada en San Petersburgo hasta que quede claro que haya problemas entre Austria y Rusia. Pensé que si Austria hacía un movimiento, ingresando en Servia y Rusia luego se movilizaba, sería posible que las cuatro Potencias instaran a Austria a detener su avance y a también a Rusia a detener el suyo, en espera de la mediación. Pero sería esencial para cualquier posibilidad de éxito de este tipo, que Alemania participara en él. Cambon dijo que sería demasiado tarde después de que Austria se hubiera movilizado contra Servia. Lo importante era ganar tiempo mediante la mediación en Viena. La mejor posibilidad de que esto sea aceptado sería que Alemania lo proponga a las otras Potencias. Dije que si con esto se refería a una mediación entre Austria y Servia. Él respondió que así era. Le dije que hablaría con el embajador alemán esta tarde sobre el tema…”.

Sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores británico, le envía un telegrama a Sir Horace Rumbold, encargado de negocios británico en Berlín: "... El embajador alemán me ha comunicado la opinión del Gobierno alemán sobre la demanda austriaca en Servia. Entiendo que el Gobierno alemán está haciendo la misma comunicación a las Potencias. Dije que si el ultimátum austriaco a Servia no causaba problemas entre Austria y Rusia, no me preocuparía. Todavía no había escuchado nada de San Petersburgo, pero estaba muy preocupado por la opinión que Rusia tomaría de la situación. Le recordé al embajador alemán que hace unos días había expresado una esperanza personal de que, si fuera necesario, trataría de ejercer una influencia moderadora en San Petersburgo, pero ahora dije que, en vista del carácter extraordinariamente rígido de la nota austriaca, la brevedad del tiempo permitido y el amplio alcance de las demandas sobre Servia, me sentía bastante impotente en lo que respecta a Rusia, y no creía que ninguna Potencia pudiera ejercer influencia sola. La única posibilidad que pude ver para que la influencia mediadora o moderadora fuera efectiva fue que las cuatro Potencias, Alemania, Italia, Francia y nosotros, trabajáramos juntas simultáneamente en Viena y San Petersburgo a favor de la moderación, en caso de que las relaciones entre Austria y Rusia se vuelven amenazantes. El peligro inmediato era que, en unas pocas horas, Austria podría marchar hacia Servia y la opinión eslava rusa exigiría que Rusia marchara para ayudar a Servia. Sería muy deseable lograr que Austria no precipitara la acción militar y así ganar más tiempo. Pero ninguno de nosotros podría influir en Austria en esta dirección a menos que Alemania proponga y participe en tal acción en Viena. Debe informar al secretario de Estado. El príncipe Lichnowsky (embajador alemán en Londres) dijo que se podría esperar que Austria se mueva cuando expire el límite de tiempo a menos que Servia pueda dar una aceptación incondicional de las demandas austriacas in totum. Hablando en privado, Su Excelencia sugirió que Servia no debe devolver una respuesta negativa en ningún caso; debe enviar de inmediato una respuesta favorable en algunos puntos, de modo que se pueda dar una excusa contra la acción inmediata a Austria…”.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”…Mi colega alemán ha hablado con sir Edward Grey y, según las instrucciones, ha comunicado el punto de vista alemán. El secretario de Estado se mostró perplejo e inquieto. Nunca antes se había dirigido con ese lenguaje a un Estado independiente. Criticó la forma de la nota más que el contenido, y repitió que la brevedad del tiempo otorgado para una respuesta, hacía imposible cualquier intento de influir en Servia. Si el Gobierno alemán estuviera de acuerdo con él, propondría una prolongación del plazo y aún intentaría algo. Si solo fuera una cuestión entre Austria-Hungría y Servia, el secretario de Estado no estaría preocupado por eso. Todavía no había tenido noticias de Petersburgo, pero cuando los eslavos entran con sus simpatías, el consejo es de ningún provecho. El embajador alemán condensó la conversación en esto: sir E. Gray es uno de los nuestros con el deseo de localizar el conflicto entre nosotros y Servia. Si surge un conflicto entre nosotros y Rusia, le gustaría intentar una mediación de cuatro (Inglaterra, Alemania, Francia e Italia) para conciliar Viena y Petersburgo. Tyrrell (William, secretario privado de Grey) le dijo a Lichnowsky que no debía pensarse que Servia aceptaría. Austria-Hungría subestima a Servia y perderá mucha sangre allí; se podría esperar que la actitud de Rumania se vuelva extremadamente hostil…”.

Sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña le envía un telegrama a Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios de la embajada británica en Belgrado: "... Servia debe prometer que, si se demuestra que los funcionarios servios, por subordinados que sean, fueron cómplices del asesinato del archiduque en Sarajevo, le dará a Austria la mayor satisfacción. Ciertamente debería expresar preocupación y arrepentimiento. Por lo demás, el Gobierno servio debe responder a las demandas austriacas, ya que se considera lo mejor para los intereses servios. Es imposible decir si la acción militar de Austria cuando expire el límite de tiempo puede ser evitada por otra cosa que no sea la aceptación incondicional de sus demandas, pero la única posibilidad parece ser evitar un rechazo absoluto y responder favorablemente a tantos puntos como el límite de tiempo permita. El embajador servio aquí ha rogado que el gobierno de Su Majestad exprese sus puntos de vista, pero no puedo asumir la responsabilidad de decir más de lo que he dicho anteriormente, y no me gusta decir eso sin saber lo que dicen los gobiernos francés y ruso en Belgrado. Por lo tanto, debe consultar a sus colegas francés y ruso para que expresen cuáles son mis puntos de vista, como se dijo anteriormente al Gobierno de Servia. He instado al embajador alemán que Austria no precipite la acción militar…”.

El conde Berchtold le envía un telegrama al conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña:”…Le pido que explique sin demora a sir Edward Grey que nuestras presentaciones de ayer en Belgrado no deben considerarse como un ultimátum formal, sino simplemente como una nota con un límite de tiempo fijo. Le dará a sir Edward Grey la información estrictamente confidencial, que es, por el momento, que la interrupción de las relaciones diplomáticas con Servia y el comienzo de los preparativos militares necesarios serían las únicas consecuencias si el plazo expirara sin resultado. Estamos absolutamente decididos a satisfacer exactamente nuestras legítimas demandas. Usted está autorizado a declarar que, sin embargo, nos veremos obligados a exigir una indemnización a Servia por todos los gastos incurridos en tales preparativos militares, en caso de que Servia, después de la expiración del tiempo estipulado, ceda solo bajo la presión de dichos preparativos. Debe recordarse que ya hemos tenido que movilizarnos dos veces a causa de Servia, a saber, en 1908 y 1912…”.

Churchill le escribe una carta a su esposa:"(El ultimátum de Austria es) ... el documento más insolente de su tipo jamás concebido..."

El primer ministro británico Herbert Asquith afirma que "...Estamos a poca distancia ... de un verdadero Armagedón. Felizmente no parece haber ninguna razón por la que debamos ser más que espectadores...".

En Gran Bretaña se anuncia el fracaso de la conferencia sobre la autonomía irlandesa. El gobierno considera cercana la guerra civil en la isla.

A las 7 a.m. la notificación oficial del ultimátum de Austria a Serbia llega al ministerio de asuntos exteriores de Rusia. Sazonov ya enterado de la noticia llega a trabajar a las 11 a.m. Le comenta a Schilling, su jefe de equipo: “Esto es la guerra europea”.

Serguéi Dmítrievich Sazónov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, le envía un telegrama al encargdo de negocios de la embajada de Rusia en Viena, príncipe Nicolás A. Koudacheff: "... Transmita el siguiente mensaje al ministro austrohúngaro de Asuntos Exteriores: La comunicación hecha por el gobierno austrohúngaro a las potencias el día después de la presentación del ultimátum en Belgrado, les otorga un período que es bastante insuficiente para permitirles tomar cualquier medida que pueda ayudar a allanar las dificultades que han surgido. Para evitar las consecuencias, incalculables e igualmente fatales para todas las potencias que pueden resultar del curso de acción seguido por el gobierno austrohúngaro, nos parece sobre todo esencial que el período permitido para la respuesta servia debe ser extendido. Austria-Hungría, habiéndose declarado dispuesta a informar a las Potencias de los hechos suscitados por la investigación sobre la cual el Gobierno imperial y real basan sus acusaciones, también debería permitirles tiempo suficiente para estudiar esos hechos. En este caso, si las Potencias estuvieran convencidas de que algunas de las demandas austriacas estaban bien fundadas, estarían en condiciones de ofrecer el asesoramiento correspondiente al Gobierno de Servia. Una negativa a prolongar la duración del ultimátum haría que el paso dado por el Gobierno austrohúngaro fuera una burla en relación con las Potencias, y estaría en contradicción con las bases mismas de las relaciones internacionales. Comunicado a Londres, Roma, París, Belgrado ... ".

El encargado de negocios de Rusia en Berlín A. Bronewsky envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Sazónov: "... Todos los periódicos de la mañana, incluso aquellos que reconocen la imposibilidad de que los servios acepten las condiciones prescritas, acogen calurosamente la línea fuerte adoptada por Austria. El semioficial "Lokal-Anzeiger" es particularmente violento; describe como infructuoso cualquier posible llamamiento que Servia pueda hacer a San Petersburgo, París, Atenas o Bucarest, y concluye diciendo que el pueblo alemán respirará libremente cuando sepa que la situación en la península de los Balcanes se va por fin a aclarar...”.

El encargado de negocios de la embajada de Rusia en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguéi Sazónov: "... Una copia de la nota presentada oficialmente en Belgrado ha sido comunicada al Gobierno francés por el embajador austríaco. Posteriormente, el embajador alemán visitó al ministro y le leyó una comunicación que contenía los argumentos austriacos, e indicaba que, en caso de rechazo por parte de Servia, Austria se vería obligada a recurrir a la presión y, en caso de necesidad, a medidas militares La comunicación terminó con la observación de que, en opinión de Alemania, esta cuestión debería resolverse directamente entre Austria y Servia, y que a las Potencias les interesaba localizar el asunto dejándolo a las partes interesadas. El jefe interino del Departamento Político, que estuvo presente en la entrevista, le preguntó al embajador si la acción austriaca debería considerarse como un ultimátum o, en otras palabras, si, en caso de que Servia no se sometiera por completo a las demandas austriacas, las hostilidades eran inevitables . El embajador evitó una respuesta directa, alegando que no tenía instrucciones…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget: "... Recibí al encargado de negocios ruso esta tarde y le expliqué que hice un espacio especial para informarle lo antes posible de nuestro paso en Belgrado, y de familiarizarlo con nuestro punto de vista sobre este asunto. El príncipe Kudascheff me dio las gracias por esta señal de consideración, pero no ocultó su inquietud ante el resumen de nuestro proceso hacia Servia. Señaló que se temía en San Petersburgo que nuestra acción implicara la humillación de Servia, un evento al que Rusia no podía permanecer indiferente. Me esforcé por tranquilizar al encargado de negocios ruso en ese sentido. Le expliqué que nuestro objetivo era obtener un reajuste de la intolerable actitud de Servia hacia la Monarquía. Con este fin, nos esforzamos por inducir al Gobierno servio a hacer pública la negativa de la agitación hostil existente contra la integridad de Austria-Hungría, y suprimirla mediante medidas administrativas. También deseamos una oportunidad para asegurarnos que las medidas adoptadas se llevarían a cabo concienzudamente. Destaqué los peligros que implicaba la continuación de la propaganda de la Gran Servia, no solo para la integridad de Austria-Hungría, sino también para el equilibrio y la paz de Europa. Además, señalé que la seguridad de todas las dinastías, y no menos importante, la rusa, se vería amenazada si se difundiera que el asesinato podría emplearse impunemente como arma en una agitación chovinista. Finalmente, señalé que no aspiramos al engrandecimiento territorial, sino que simplemente deseábamos mantener el status quo; un punto de vista que debe ser entendido por el gobierno ruso. El príncipe Kudascheff luego observó que no estaba familiarizado con las opiniones de su Gobierno y no sabía qué actitud tomaría Servia con respecto a varias de las demandas. Al concluir nuestra entrevista, el encargado de negocios se comprometió a poner en conocimiento de su Gobierno las explicaciones que le había dado a él con respecto a nuestra acción, y especialmente prometió mencionar nuestra seguridad de que no teníamos la intención de humillar a Servia…”.

El embajador alemán en Viena, Heinrich Leonhard von Tschirschky, le envía un telegrama al canciller alemán Theobald Theodor Friedrich Alfred von Bethmann Hollweg: "...El conde Berchtold convocó hoy al encargado de negocios ruso para explicarle en general y de manera cordial el punto de vista de Austria-Hungría hacia Servia. Tras referirse al desarrollo histórico de los últimos años, enfatizó el hecho de que la Monarquía no pensaba en las conquistas en Servia. Austria-Hungría no reclamaría territorio servio. Austria sostuvo que este paso era simplemente un medio definitivo para controlar las intrigas servias. Austria-Hungría se vio obligada a exigir una garantía para mantener relaciones amistosas con Servia. Estaba lejos de intentar cambiar el equilibrio de poder en los Balcanes. El encargado de negocios, que no había recibido instrucciones de San Petersburgo, tomó la explicación del secretario "ad referéndum", con la promesa de presentarla de inmediato a Sazonov…”.

El barón Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austriaco en Belgrado, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”…Pasic regresó aquí a las 5 a.m. Desde las 10 en punto, el Consejo de ministros está reunido y aún no ha tomado una decisión. Escucho en círculos diplomáticos que hay una cuestión de transferir el gobierno a Nisch. El órgano gubernamental publicó un breve párrafo sobre la presentación de la nota, que según dijo contenía condiciones difíciles, por lo que la situación es muy grave y crítica. Las demás publicaciones, de los cuales algunos fueron confiscados por contener ataques violentos, además de vilipendiar a todos, expresaron unánimemente la opinión de que Servia solo podía cumplir con las demandas que no eran perjudiciales para su independencia. En los círculos de funcionarios del gobierno circula el rumor altamente improbable de que el gobierno recibió un telegrama de Petersburgo anoche con la seguridad de que Servia podía confiar completamente en el apoyo de Rusia. Este informe se contradice por el hecho de que el gobierno de Servia fue tomado completamente por sorpresa ayer por la nota, así como por lo que contenía….”.

El barón Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austriaco en Belgrado, le envía otro telegrama al conde Leopold Berchtold:”…Según información de diferentes fuentes, el Consejo de ministros con el príncipe heredero al trono, no había tomado una resolución vinculante para esta tarde, y se declaró de manera abierta que ciertamente no se respondería hoy, ya que no todos los ministros estaban presentes. Los embajadores de Montenegro y Grecia fueron recibidos por Pasic y se escuchó al primero decir con énfasis a un colega, que Montenegro marcharía con Servia. El embajador griego niega la conclusión de una alianza con Servia y también un cambio del antiguo acuerdo de la última guerra de los Balcanes. Parece tener dudas con respecto a la actitud de su gobierno y no parece particularmente bueno. . .Excepto la convocatoria de las guarniciones a los cuarteles, no se pueden observar medidas militares…”.

El encargado de negocios ruso en Belgrado, Vasily Strandman, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Sazonov:”…Pashitch ha regresado a Belgrado. Tiene la intención de dar una respuesta a Austria dentro del plazo prescrito, es decir, mañana sábado a las 6 p. m. mostrando los puntos que son aceptables o inaceptables. Hoy se dirigirá un llamamiento a las Potencias para defender la independencia de Servia. Luego, agregó Pashitch, si la guerra es inevitable, haremos la guerra…”.

Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Servia, le envia un telegrama a Miroslav Spalaikovitch, embajador servio en Rusia: "... informé al encargado de negocios ruso que entregaría la respuesta al ultimátum austro- húngaro el sábado a las 6 de la tarde, le dije que el Gobierno serbio apelaría a los gobiernos de las Potencias amigas para proteger la independencia de Serbia. Si la guerra era inevitable, añadí, Serbia la llevaría a cabo ... ".

Miroslav Spalaikovitch, embajador servio en Petrogrado, le envía un telegrama a Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores serbio: "... Al dejar a Sazonov, a quien comuniqué el contenido del ultimátum austrohúngaro, conocí al embajador alemán. Parecía estar de muy buen humor. Durante la conversación que siguió con respecto a la gestión austrohúngara, le pedí al conde Pourtales que me indicara alguna forma de salir de la situación creada por el ultimátum austrohúngaro. El embajador respondió que esto dependía solo de Serbia, ya que el asunto en cuestión debía resolverse solo entre Austria y Serbia, y no se refería a nadie más. En respuesta, le dije al conde Pourtales que estaba bajo una interpretación errónea y que pronto vería que esto no era una cuestión meramente entre Serbia y Austria, sino una cuestión europea…”.

Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Reacciones Exteriores de Serbia, le envió un telegrama a Mathias Boschkovitch, embajador serbio en Londres: "... informé hoy al encargado de negocios británico que las demandas austrohúngaras eran tales que ningún gobierno de un país independiente podría aceptarlas en su totalidad. Expresé la esperanza de que el Gobierno británico podría ver su manera de inducir al Gobierno austrohúngaro a moderarlas. No oculté mi ansiedad en cuanto a desarrollos futuros…”

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia,conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un telegrama al conde Leopold Boerchtold:”…El ministro de Relaciones Exteriores me recibió con la observación de que conocía el objeto de mi visita, y declaró que no definiría su posición de inmediato. Le ruego leer mis instrucciones. Primero me interrumpió cuando se mencionó la serie de intentos de asesinato. Mi explicación se encontró con la pregunta de si se había demostrado que todos esos intentos se originaron en Belgrado. Hice hincapié en el hecho de que fueron el resultado de la instigación servia. En el curso, más allá de allí, se observó que sabía de qué se trataba; que teníamos la intención de hacer la guerra a Servia y este sería el pretexto. Respondí que nuestra actitud durante los últimos años es evidencia suficiente de que ni buscamos ni necesitamos tales pretextos. Las declaraciones solemnes exigidas por Servia no evocaron ninguna objeción del ministro; solo repitió una y otra vez que Pasitch ya se había expresado en el sentido exigido por nosotros, e intervino: "Lo dirá veinticinco veces si lo desea". Le dije que nadie en Austria lo intentaba para infringir la integridad de Servia o su dinastía. Sazonov se declaró enérgicamente en contra de la disolución de la "Narodna Odbrana", que aseguró que Servia nunca emprenderá. El ministro también se opuso a la propuesta de cooperación de los funcionarios imperiales y reales en la represión de la propaganda subversiva. ¡Servia, entonces, él señaló, ya no sería amante en su propia casa! "Después de eso querrán intervenir una y otra vez, y ¿cómo será la vida en Europa?", preguntó. Respondí "Será más tranquila que hasta ahora, si Servia muestra buena voluntad". Las observaciones con las que acompañé la lectura de la nota fueron escuchadas por el ministro con bastante calma. Declaró que nuestra creencia de que nuestros sentimientos en el asunto eran compartidos por todas las naciones civilizadas, era erróneo. Con todo el énfasis del que era capaz, señalé lo lamentable que sería si no pudiéramos encontrar una respuesta comprensiva en Rusia en una situación que pone en peligro todo lo que era más sagrado para nosotros y para Rusia…Con respecto al expediente a disposición de los gobiernos, Sazonov se preguntó por qué nos habíamos tomado la molestia, ya que habíamos emitido un ultimátum. Esto resultó concluyente, en su opinión, de que no deseábamos una investigación imparcial del caso. Respondí que los resultados de nuestra propia investigación fueron suficientes para justificar nuestros procedimientos en un asunto relacionado exclusivamente con Austria-Hungría y Servia, pero que, al no tener nada que ocultar, estábamos bastante dispuestos a proporcionar a las Potencias toda la información que puedan desear. Sazonov observó que, dado que se había emitido el ultimátum, no tenía más interés en la información ofrecida... Respondí que somos la Potencia más amante de la paz del mundo, y que todo lo que queremos es proteger nuestro territorio de las intrigas revolucionarias extranjeras y proteger nuestra dinastía de las bombas. En el curso de una discusión adicional, Sazonov una vez más hizo el comentario de que ciertamente habíamos creado una situación grave. A pesar de la relativa calma de los modales del ministro, su actitud fue de negación y antagonismo…”.

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un nuevo telegrama al conde Leopold Boerchtold“…Después de que los ministros habían estado en sesión durante cinco horas, Sazonov recibió al embajador alemán en el transcurso de la noche y tuvo una larga conferencia con él. El ministro, probablemente como resultado de la reunión del Gabinete, adelantó la opinión de que la controversia entre Austria-Hungría y Servia no era en absoluto un asunto que pudiera limitarse a estos dos Estados, sino que involucraba a toda Europa, en la medida en que el compromiso alcanzado como consecuencia de la declaración de Servia en 1909 se había llevado a cabo bajo los auspicios de toda Europa. El ministro declaró enfáticamente que estaba afectado de una manera particularmente desagradable por la circunstancia de que Austria-Hungría había ofrecido presentar un expediente para su examen en un momento en que ya se había enviado un ultimátum a Servia. Rusia exigiría un examen internacional del expediente que habíamos puesto a disposición del Ministro. Mi colega alemán llamó inmediatamente la atención de Sazonov sobre el hecho de que Austria-Hungría no aceptaría una intervención en sus diferencias con Servia, ni Alemania consentiría en una sugerencia incompatible con la dignidad de su aliada como Gran Potencia. En el curso de la conversación, el ministro declaró que Rusia no podía permanecer indiferente ante la posible intención de Austria-Hungría de "devorer le Serbie" (absorber Servia). El conde Pourtales replicó que no advirtió tal intención por parte de Austria-Hungría, y que tal propósito sería contrario a los propios intereses de la Monarquía. Austria-Hungría solo consideró necesario infligir un castigo totalmente merecido a Servia. Sazonov expresó sus dudas sobre si Austria-Hungría cumpliría con tal declaración. La conversación terminó con una apelación de Sazonov de que Alemania cooperara con Rusia para el mantenimiento de la paz. El embajador alemán le aseguró al ministro que Alemania no deseaba precipitar una guerra, pero que naturalmente defendería los intereses de su aliado sin reservas…”.

Sazonov ordena al ministro de finanzas que transfiera los fondos rusos que se encuentran en Alemania y Austria a Rusia.

Su Alteza Real, el príncipe Regente de Servia Alexandre le envía un telegrama al emperador de Rusia, Nicolás II: "... Ayer por la tarde, el Gobierno austrohúngaro presentó al Gobierno servio una nota sobre el asesinato en Sarajevo. Servia, consciente de sus obligaciones internacionales, ha declarado desde que se cometió el horrible crimen, que lo condenaba y que estaba lista para iniciar una investigación en Servia si la complicidad de algunos de sus sujetos se demostraba en la investigación realizada por las autoridades austro-húngaras. Sin embargo, las demandas contenidas en la nota austro-húngara son innecesariamente humillantes para Servia e incompatibles con su dignidad como Estado independiente. Por ejemplo, estamos obligados a insertar una declaración del Gobierno en el "Oficial Journal " y el soberano a dictar una orden al ejército, a través de las cuales se disponga controlar el espíritu de hostilidad hacia Austria y culparnos de la debilidad criminal en lo que respecta a nuestras traicioneras intrigas. Además, debemos admitir a los funcionarios austrohúngaros en Servia para que participen con nuestros funcionarios en el juicio y supervisen el cumplimiento de las otras condiciones establecidas en la nota. Estamos obligados a aceptar estas demandas en su totalidad dentro de las cuarenta y ocho horas, en caso contrario la legación austrohúngara abandonará Belgrado. Estamos preparados para aceptar las condiciones austrohúngaras que sean compatibles con la posición de un Estado independiente, así como aquellas a las que Su Majestad nos pueda aconsejar que aceptemos, y castigar severamente a todas aquellas personas cuya complicidad en el crimen pueda ser probada. Algunas de las demandas no podrían llevarse a cabo sin cambios en nuestra legislación, para lo que se necesitaría tiempo. Se nos ha impuesto un límite de tiempo demasiado corto. Podemos ser atacados al vencimiento del límite de tiempo por el ejército austrohúngaro que se está concentrando en nuestra frontera. No podemos defendernos y le rogamos a Su Majestad que venga en nuestra ayuda lo antes posible. La muy apreciada buena voluntad que Su Majestad ha mostrado tan a menudo hacia nosotros, nos inspira la firme creencia de que una vez más nuestra apelación a su noble corazón eslavo no pasará desapercibida. En este momento crítico, me hago eco de los sentimientos del pueblo servio al rogar a Su Majestad para que se complazca en interesarse en el destino del Reino de Servia…”.

Sazonov responde al pedido serbio prometiendo ayuda, pero aclara que es el zar el que decide y que se deberá consultar de manera previa a Francia.

El Consejo de ministros ruso decide movilizar a trece cuerpos de ejército que están "eventualmente" destinados a operar contra Austria. Las flotas del Báltico y del Mar Negro son preparadas para el combate. El zar acepta, en principio, una movilización parcial aunque opina que "...cuando (la guerra) haya estallado, será difícil de parar...".

El Consejo de ministros ruso decide llamar a Austria-Hungría para intentar extender el plazo del ultimátum.

En el Boletín Oficial de Rusia se publica el siguiente comunicado:”…El Gobierno Imperial, gravemente alarmado por los sorprendentes acontecimientos en Belgrado y por el ultimátum dirigido a Servia por Austria-Hungría, está siguiendo atentamente el desarrollo del conflicto austrohúngaro-servio, al que Rusia no puede permanecer indiferente…”.

El general Sergei Dobrolski, a cargo de la movilización del ejército ruso, está perplejo por la idea de que la movilización sea solo en el frente con Austria-Hungría.

Hay huelgas en San Petesburgo.

Alemania insta a Austria a declarar la guerra a Serbia y atacar de inmediato si la respuesta es insatisfactoria y no esperar a que la movilización de 16 días esté completa.

El kaiser ve el ultimátum en un periódico noruego y ordena a la flota que regrese a Alemania.

El jefe del Estado Mayor austríaco le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Austria, conde Leopold Berchtold:”…Su excelencia! Acabo de recibir un telegrama (a las 12 p.m.) según el cual, la movilización se proclamó en Sabac a las cuatro de la tarde. Estas noticias vinieron del comandante del Cuerpo en Zagreb y del comandante de la División de Gendarmería en Mitrovica. La respuesta de Servia al ultimátum parece ser la movilización. Esto exige una medida similar de nuestra parte y aconsejo que la movilización se proclame de inmediato, es decir, el 25 en lugar del 26. El primer día de la movilización sería el 28. Primero enviaré esta carta al ministro de Guerra…”.

El primer ministro húngaro, conde EstebanTisza, le envía un telegrama al conde Leopold Beerchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:”…Movilización. Le ruego a Su Excelencia que insista en mi nombre también, que en caso de que Servia dé una respuesta insatisfactoria, la movilización sería indudablemente necesaria. La más mínima vacilación sería seguida por consecuencias fatales…”.

Herr Otto le envía desde Montenegro un telegrama al conde Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria:”…Mi conversación de hoy… impresionó profundamente tanto al rey como al ministro, y fue recibida con sentimientos encontrados. En primer lugar, estaban muy satisfechos con los elogios otorgados a Montenegro en esta ocasión, pero al mismo tiempo se podía ver que, aunque no se expresaba en palabras, se sentía ansiedad, por temor a que en un conflicto bélico entre Servia y la Monarquía, Montenegro podría verse obligado por la opinión pública, en contra de la voluntad de los reyes, a participar en una guerra o, al menos, a sufrir daños a través de ella. Su Majestad dijo que esperaba que el gobernador servio tuviera el sentido suficiente para ceder por completo. El rey dijo que pensaba que Servia tendría muchas dificultades para disolver la "Narodna Odbrana", mientras que el ministro de Asuntos Exteriores dudaba que el gobierno servio aceptara las condiciones de los puntos 5 y 6…la colaboración austriaca en el territorio servio. Como estaba previsto, el rey me pidió una copia de lo que le había leído…Se lo entregué, rogándole que lo mantuviera estrictamente privado, como se me indicó…”.

El embajador de Austria-Hungría en Roma, Kajetan Von Merey, le envía un telegrama al ministro de relaciones exteriores austro-húngaro, conde Leopold Berchtold:”…Debido a la ausencia del ministro de Relaciones Exteriores y del subsecretario de Estado, nuestra nota al Gobierno de Servia fue entregada al secretario General esta mañana. Al comenzar la lectura, este último comentó que era muy inteligente comenzar la nota citando la de Servia de 1909. En una lectura más detenida de la nota, dijo, mientras hacía hincapié en el carácter personal de su enunciado, que le pareció que, al considerarnos en peligro de extinción por la agitación llevada en el territorio servio, estábamos tratando a Servia casi como una Gran Potencia. Esto me dio la oportunidad de utilizar la información recibida de usted sobre los objetivos de Narodna Odbrana y el amplio alcance de sus actividades. En cuanto a la publicación que exigimos a Servia, comentó que el Gobierno de Servia podría y debería aceptar este elemento sin importancia. La cláusula 4, pensó que al Gobierno servio le resultaría difícil aceptarla. La lectura de la nota sobre el resultado de la investigación de Sarajevo pareció sorprenderlo considerablemente. Al concluir la lectura, comentó que aparentemente habíamos llegado a un punto de inflexión en la historia. De Martino estuvo de acuerdo con mi afirmación de que no podía dejar de admitir el carácter puramente defensivo de nuestra acción y dijo: "Ciertamente, nunca habría creído que la culpabilidad de los oficiales y funcionarios del ejército servio en el drama de Sarajevo pudiera ser comprobada y demostrada ". Finalmente, prometió enviar una copia de la nota al marqués di San Giuliano sin demora…”.

Saludos
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Segoviano »

estebanj escribió: El gobierno belga hace saber a sus embajadores en París, Berlín, Londres, Viena y San Petersburgo que en caso de comenzar una guerra notificarán a los respectivos ministros de relaciones exteriores que deberán velar por la integridad territorial de Bélgica, mientras ella cumple sus compromisos internacionales manteniéndose neutral.
Este tema, anda que no ha dado para discutir. 100 años debatiendo sobre ello y es difícil encontrar una conclusión jurídica que satisfaga a todo el mundo.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Lutzow »

No le des más vueltas Segoviano, la invasión de Bélgica por el Imperio Alemán significaba la guerra con Gran Bretaña, y eso lo sabía hasta el último recluta prusiano... :)

Saludos.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por jlchinchilla »

Lutzow escribió:No le des más vueltas Segoviano, la invasión de Bélgica por el Imperio Alemán significaba la guerra con Gran Bretaña, y eso lo sabía hasta el último recluta prusiano... :)

Saludos.

... salvo en la Cancillería y en el Ministerio de Exteriores, que no se enteraban de nada. Recordemos la exclamación de Bethmann-Hollweg al enterarse que Gran Bretaña iría a la guerra por la violación del Tratado de Londres: "¡Van a la guerra por un trozo de papel!"

Saludos.
¿Qué mejor manera de morir puede tener un hombre, que la de enfrentarse a su terrible destino defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Lutzow »

En AA.EE. no tanto, incluso pactaron con Gran Bretaña que en caso de guerra la Kaiserliche Marine no navegaría por el Canal ni por lo tanto bloquearía los puertos franceses, para que los de las islas pudiesen salvar la cara debido al pacto secreto por el cual la Armada francesa estaba concentrada en el Mediterráneo... Pero el Estado Mayor se aferró al Plan Schlieffen indicando que a esas alturas no se podía variar el despliegue de las tropas, hecho que desmontó el General encargado de la red ferroviaria (ahora no recuerdo su nombre, escribo de memoria) en un libro posterior, donde demostraba que se podría haber trasladado cinco Ejércitos al Este y tres al Oeste...

Saludos.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

25 de julio de 1914.

El conde Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría le envía un telegrama al embajador de austríaco en Roma, Kajetan Von Merey:”…El embajador de Italia vino aquí hoy y anunció con respecto al conflicto entre la Monarquía y Servia, que el Real Gobierno de Italia, en caso de que este conflicto llegara a la etapa de guerra y condujera a la ocupación de suelo servio, aunque sea provisionalmente, se reservaría el derecho a reclamar una indemnización en virtud del artículo VII del tratado de la Triple Alianza. También afirmó que el Real Gobierno de Italia era, además, de la opinión de que, según el artículo de la alianza antes mencionado, deberíamos llegar a un entendimiento con Italia sobre la posible ocupación del territorio Servio. Más allá de esto, continuó, el Real Gobierno italiano en el caso de guerra entre Austria-Hungría y Servia, sostiene la intención de mantener una actitud amistosa de acuerdo con sus obligaciones bajo los términos de su alianza…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama a los embajadores austriacos en Berlín, Roma, París, Londres, San Petersburgo y Constantinopla:”…Tengo el honor de adjuntarles el expediente anunciado en la nota circular a las Potencias sobre la propaganda panservia y sus conexiones con el complot de Sarajevo. Comunique este expediente al Gobierno ante el que está acreditado: Memoria: El movimiento que emana de Servia, que tiene como objetivo el desprendimiento de las partes eslavas del sur de Austria-Hungría de la monarquía para unirlas con Servia, se remonta al pasado. La propaganda en suelo serbio, siempre con la misma finalidad, variando simplemente en medios e intensidad, alcanzó su punto culminante durante la crisis de la anexión. Despojándose del manto protector del secreto, esta propaganda en ese momento emergió con una confesión abierta de sus tendencias. Bajo el patrocinio del Gobierno de Serbia, se esforzó por lograr su objetivo por todos los medios a su disposición. Mientras que, por un lado, toda la prensa servia clamaba por la guerra contra la Monarquía en una serie de andanadas en las que los hechos eran maliciosamente distorsionados, por otro lado se formaban asociaciones en preparación para la lucha. También existían otros medios de propaganda. El Narodna Odbrana fue la más importante entre ellas. Aparentemente organizada como una sociedad privada, estaba completamente dominada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Belgrado a través de los oficiales y funcionarios estatales que estaban en su lista de miembros. Entre sus fundadores se encontraban los siguientes: el general Bozo Jankovitch, los ex secretarios de Estado Ljuba Jovanovitch, Ljuba Davidovitch y Velislav Vulovitch; el profesor Zivojin Dacitch (Barcitch), director de la Imprenta del Estado, y los entonces capitanes, ahora mayores, Voja Tankositch y Milan Pribiceitch. Esta sociedad se dedicó al reclutamiento y equipamiento de cuerpos de voluntarios para la próxima guerra contra la Monarquía Austro-Húngara. (Ver Adjunto 2.) Como ilustración de las actividades de Narodna Odbrana, será de interés la deposición de Trifko Krstanovitch, súbdito de Bosnia y Herzegovina y testigo en el Tribunal de Primera Instancia de Sarajevo. Este hombre estaba entonces en Belgrado y había sido contratado por Narodna Odbrana como "Komitadji", junto con otros súbditos de la Monarquía. Con unos ciento cuarenta miembros más de esta banda, Krstanovitch, a principios de 1909, se había matriculado en una escuela establecida y dirigida por los mayores Voja Tankositch y Dusan Putnik en Cuprija (condado de Jagodina) para la instrucción y el equipamiento de bandas de hombres armados. En ella, todos los instructores eran oficiales servios. El general Bozo Jankovitch y el capitán Milan Pribicevitch realizaron inspecciones periódicas de este curso de educación de tres meses sobre la guerra irregular. Allí se instruyó a los futuros "Komitadjis" en disparos, lanzamiento de bombas, colocación de minas, voladura de vías férreas, túneles y puentes, y destrucción de líneas telegráficas. Su tarea era aplicar los conocimientos recién adquiridos en Bosnia y Herzegovina bajo las órdenes de sus comandantes. A través de estas actividades de Narodna Odbrana, que se llevaron a cabo abiertamente y fueron apoyadas por el gobierno de Serbia, se organizó la guerra de guerrillas contra Austria-Hungría. Los súbditos de la Monarquía fueron inducidos a cometer actos de traición contra su propio país y fueron entrenados sistemáticamente para realizar ataques traicioneros contra las defensas de su país como emisarios servios. Este período de agresiones terminó con la declaración del Gobierno de Serbia el 31 de marzo de 1909, en la que declaró su voluntad de acatar el nuevo orden político creado por la anexión de Bosnia y Herzegovina y se comprometió solemnemente a mantener relaciones amistosas con la Monarquía Austro-Húngara en el futuro. Esta declaración pareció marcar el final del movimiento contra Austria-Hungría, fuente de tantos disturbios, y señalar el camino hacia un acercamiento realmente amistoso entre Servia y la Monarquía Dual. Privada de la asistencia del Gobierno de Serbia, y controlada por este último como obligada por el deber, la propaganda hostil se habría reducido a una mera existencia en la sombra, que seguramente desaparecería. En tal caso, la relación de Servia con los eslavos del sur en la monarquía dual por raza, lengua y tradiciones, habría estimulado un trabajo conjunto de cultura que hubiera sido de valor común para ambos países. Pero las expectativas en esta dirección no se cumplieron. Las aspiraciones hostiles a la monarquía dual se mantuvieron en funcionamiento y, bajo los propios ojos del Gobierno de Serbia, que no ha hecho nada para reprimir este movimiento, la propaganda contra Austria-Hungría fue intensificada. El rencor contra la monarquía dual se mantuvo en un tono alto y, gracias a nuevas instigaciones, se volvió implacable. De la misma manera, adaptada a las nuevas condiciones y complementada con nuevos métodos, el pueblo de Servia se animó a una lucha de exterminio contra Austria-Hungría. De manera sistemática se tejieron redes secretas de un lado a otro en los distritos eslavos del sur de la monarquía dual, y los ciudadanos de esta última fueron corrompidos para traicionar a su país. Por encima de todas las demás agencias, la prensa servia no ha dejado de trabajar en esta dirección. No menos de 81 publicaciones servias fueron prohibidas en Austria-Hungría porque su contenido violaba flagrantemente las disposiciones del código penal nacional. Apenas se promulgó una disposición para la protección de la persona augusta del soberano, los miembros de la dinastía y la integridad del Estado, que no fuera violada por los periódicos servios. En el Anexo 1 se catalogan algunas muestras de estas demasiado frecuentes declaraciones de prensa, seleccionadas de una cosecha abundante de ese tema y que se refieren a varios períodos. Sin entrar en un debate más minucioso sobre estos indicios de la opinión pública en Servia, hay que decir que habitualmente se referían a la anexión de Bosnia y Herzegovina como un acto de robo cometido contra Servia y que requería reparación. Este punto de vista no sólo se repite una y otra vez en los periódicos ultrarradicales en todos los grados de sucia expresión de los que es capaz el idioma serbio, sino que encuentra una expresión prácticamente abierta en el "Samouprava", una publicación estrechamente relacionada con el Belgrado Foreign Office. (Ver lit. C del Anexo 1.) Debe prestarse atención igualmente a la manera en que la prensa servia trató el complot asesino de Bogdan Zerajiteh el 15 de junio de 1910 en Sarajevo contra el gobernador de Bosnia y Herzegovina, general von Varesanin. Zerajiteh, como se sabe, se suicidó inmediatamente después de su acto, habiendo reducido previamente todos sus papeles a cenizas. En estas circunstancias, el motivo de su complot no pudo establecerse completamente. Sin embargo, a partir de un disitntivo que se le encontró, se podría inferir que era un creyente en los principios de Kropotkine. La investigación llegó a la conclusión de que el crimen descansaba sobre cimientos anarquistas. La prensa de Servia, sin embargo, ensalzó al asesino como un héroe nacional de la "Politika" servia y glorificó su hazaña. E incluso expresó una protesta solemne contra la suposición de que Zerajiteh era un anarquista, y lo calificó como un "serbio heroico cuyo nombre todo serbio apreciará con dolor". El día 18 de agosto del mismo año (el cumpleaños de su Majestad Apostólica Imperial y Real), fue elegido como la ocasión apropiada por la "Politika" para reanudar su discusión sobre el complot de Zerajiteh, cuyo nombre se pronuncia por el pueblo como algo sagrado, y publicar un poema ensalzando este intento asesino (lit. A del Apéndice 1). Así, este crimen, que nada tenía que ver con las aspiraciones servias a territorios pertenecientes a la Monarquía Dual, fue utilizado para la propagación de ideas subversivas. Mediante la glorificación de Zerajiteh, se elogió expresamente el asesinato, como un arma modelo en la lucha por hacer realidad las ideas servias y como un hecho digno de emulación. Esta consagración del asesinato como método legítimo en la lucha contra la Monarquía Dual se repite más tarde en los comentarios de la prensa sobre el atentado asesino de Jukitch contra el Comisario Real, M. von Cuvay. (Ver lit. C del Anexo 1.) Estas hojas no sólo se distribuyeron en Servia, sino que, como se verá más adelante, también se introdujeron de contrabando en la Monarquía a través de canales secretos bien organizados. Son estas hojas las que despertaron a las masas y las hicieron terreno fértil para las actividades de las asociaciones antagónicas a la Monarquía. La Narodna Odbrana se convirtió en el foco de la agitación llevada a cabo por varias organizaciones. Las personas que habían estado al frente de esta sociedad en el momento de la anexión seguían siendo sus líderes. Ahora, como entonces, los organizadores más incansables y activos eran los enemigos más violentos de la monarquía dual, a saber: el general Bozo Jankovitch, Zivojin Dacitch, director de la Imprenta del Estado, y los mayores Milan Pribicevitch y Voja Tankositch. En su organización más amplia, que estaba bajo una estricta regla jerárquica (ver Anexo 2 bajo "Organización"), la Narodna Odbrana pronto incluyó alrededor de 400 comités, todos los cuales mostraron una animada actividad. Bajo el mismo liderazgo que cuando se fundó, la Narodna Odbrana se convirtió en el centro de una agitación a la que la Asociación de Tiradores, incluidas 762 sociedades; el Sokolbund, con 2.500 miembros; el Club Olímpico, la Sociedad Ecuestre "Knez Mihajlo", el Jagerbund, la Kulturliga y muchas otras sociedades. Debido a un constante intercambio mutuo, estas organizaciones prácticamente se fusionaron y hoy en día su membresía constituye un solo cuerpo, la Narodna Odbrana. Así, la Narodna Odbrana extendió su estrecha red de agitación por toda Servia, atrayendo hacia sí a todos los que demostraron ser susceptibles a la seducción de sus ideas. El espíritu de la Narodna Odbrana se revela claramente en sus publicaciones oficiales. Disfrazada por sus estatutos en una organización cultural, preocupada únicamente por el desarrollo intelectual y físico de la población de Servia, así como por su mejora material, la Narodna Odbrana traiciona la verdadera y única razón de su existencia, por la publicación del siguiente programa de reorganización: Con el pretexto de que la Monarquía Dual está tratando de despojar a Servia de "su libertad y lenguaje y aplastarla por completo", la Odbrana se compromete en sus miembros a predicar al pueblo de servia, "fanática y incansablemente", la "santa verdad " de que librar una guerra de exterminio contra Austria-Hungría, el primer y mayor enemigo de Serbia, es una necesidad imperiosa; que esta guerra debe ''continuarse” con rifles y cañones, prepararse "en todos los sentidos" para "la lucha por la liberación de los territorios oprimidos donde están sufriendoesclavizados 7.000.000 de nuestros hermanos". (Ver Anexo 2.) Los "objetivos culturales" de la Narodna Odbrana están completamente dominados por esta idea. Son medios para el fin de organizar y educar al pueblo para la ansiada lucha de exterminio contra la Monarquía Dual. El mismo espíritu anima a todas las sociedades afiliadas a la Narodna Odbrana. Las Sociedades Sokol en Kragujevae (ver Anexo 3) son un buen ejemplo. Como la propia Narodna Odbrana, estas organizaciones afiliadas están bajo la dirección de oficiales del ejército, profesores y funcionarios estatales. El discurso de apertura que pronunció el presidente de la sociedad, el comandante Kovacevitch, en 1914, en la reunión anual, omite toda mención al atletismo, objeto principal de la Sociedad Sokol, y trata exclusivamente de los "preparativos para la lucha" contra el " enemigo peligroso, despiadado, lujurioso, odioso y codicioso en el norte ", que está" privando a millones de hermanos servios de su libertad y derechos y manteniéndolos en esclavitud y cadenas ". En el informe de la dirección de esta sociedad se relegan a un segundo plano todas las referencias a los objetos nominales de sus actividades. El informe solo indica los objetivos reales del comité ejecutivo, a saber: la promoción de la evolución nacional y el fortalecimiento de los pueblos reprimidos, con el fin de que puedan llevar a cabo su programa y lograr esa “gran hazaña” que se logrará en un futuro próximo "la liberación de los hermanos del otro lado del Drina, que sufren los tormentos de los crucificados". Incluso el tesorero hace uso de su informe financiero para hacer sonar una advertencia de que es necesario "entrenar halcones" que puedan "traer la libertad a los hermanos aún no liberados". Al igual que los "objetivos culturales" de la Narodna Odbrana, los "deportes atléticos" de los Sokol no son un fin en sí mismos, sino un mero medio para hacer avanzar la misma propaganda, que se lleva a cabo con la misma idea, e incluso con el uso de palabras casi idénticas. La Narodna Odbrana, al incitar al "pueblo" a la lucha de exterminio contra la monarquía dual, apela no sólo a las masas en ambas Serbias, sino a todos los eslavos del sur. Para Narodna Odbrana, los territorios eslavos del sur de la monarquía representan "nuestros dominios servios conquistados" (Véase también el anexo 4) , obra vital "más allá de la frontera servia. La Narodna Odbrana apela a "héroes para esta santa lucha" en el suelo de la Monarquía Dual, donde Obliteh, el asesino del sultán Murad, es señalado como un ejemplo de devoción nacional digno de imitación. Para estimular a los "hermanos de fuera de Servia" a participar en el "trabajo de la iniciativa privada", la Narodna Odbrana se mantiene en estrecho contacto con los "hermanos del otro lado de la frontera". En los órganos oficiales de la sociedad no se dice nada sobre la naturaleza de esta conexión, presumiblemente porque pertenece a esa parte del "trabajo general" que, por múltiples razones, no ha de revelarse. Sin embargo, la amplitud de esta rama de su actividad puede deducirse del hecho de que tanto el Comité Central de la Narodna Odbrana como algunos de sus comités regionales mantienen sus departamentos "de Asuntos Exteriores". Esta actividad "extranjera" de la Narodna Odbrana y de sus afiliaciones es multifacética. Los medios relativamente menos peligrosos de esta agitación, porque están sujetos al control de las autoridades, son las giras de conferencias que miembros prominentes de la Narodna Odbrana emprenden en las partes sureste de la Monarquía Dual, donde se dirigen a diversas sociedades sobre temas nacionales y culturales. En tales ocasiones, se ofrece al profesor la oportunidad de contratar más o menos abiertamente para lo anterior a las sociedades mencionadas, utilizando palabras y expresiones que tienen un significado oculto para los iniciados. En las filas de estos emisarios, el director de la Imprenta del Estado de Serbia, Zivojin Dacitch, antes mencionado, desempeña un papel destacado. Zivojin Dacitch había emitido una proclama al pueblo serbio el 9 de agosto de 1909, en la que designaba a Austria-Hungría como enemigo de Servia y exhortaba al país a prepararse para la guerra contra la Monarquía. Realizó muchos viajes con fines de agitación a las partes del sureste de la monarquía austrohúngara. En una de estas conferencias, pronunciada en Karloci (1912), abandonó su cautela habitual y abogó por la "unión de todos los serbios contra el enemigo común". Sus referencias a Austria-Hungría en este caso no carecían de claridad. Más amenazadoras eran las relaciones que las sociedades servias, imbuidas del espíritu de la Narodna Odbrana, mantenían con las organizaciones de la Monarquía al amparo de una unidad de intereses y cultura. Las visitas mutuas de estas sociedades, realizadas en un cuerpo o por delegados, no podían ser controladas por la policía y las autoridades, y fueron utilizadas por Servia para llevar a cabo muchos planes hostiles a la Monarquía. Así, por ejemplo, un delegado de la Narodna Odbrana en la notoria celebración de la Sociedad Prosvjeta en Sarajevo (septiembre de 1912), no dudó en reclutar secretamente miembros bosnios para su sociedad. (Ver Anexo 6.) Mandar un representante de la Sociedad Sokol en Kragujevac a esta celebración tenía como objetivo transmitir este mensaje a los "Hermanos en Bosnia": "No los hemos olvidado; las alas de los halcones de Sumadija siguen siendo poderosas". En cuanto a los procedimientos en tales reuniones en Servia, es más difícil informar en detalle. No están bajo el control de las autoridades imperiales y reales, que deben recopilar su información de segunda mano. (Ver Anexo 3.) A este respecto, cabe recordar la visita de los estudiantes de Agram a Servia en abril de 1912. Este evento tomó el aspecto de una manifestación fuertemente sugerente, con motivo de una recepción militar oficial y una revista de las tropas servias en honor a los estudiantes. No sin justificación, de hecho, el informe del director comercial de la Sociedad Sokol en Kragujevac se refiere a este evento "como el comienzo y germen de una gran hazaña que se llevará a cabo en un futuro próximo", como "una semilla que dará brotes cuando el alma de la gente se habrá acostumbrado a la tarea, hasta que no haya barreras que no puedan ser derribadas ". Hace poco tiempo las autoridades de la Monarquía Dual fueron informadas del hecho de que las Sociedades servias Sokol efectuaron una unión secreta con las organizaciones correspondientes en la Monarquía, cuyo carácter exacto, pendiente de investigación, aún no está claramente establecido. Los resultados provisionales de esta investigación indican, sin embargo, que aquí se ha encontrado uno de los canales a través del cual los Sokols servios y sus amigos están inculcando sus objetivos subversivos en las mentes de personas engañadas y despistadas de la Monarquía. Esta propaganda preliminar, que afecta a las masas en su conjunto, se ve, sin embargo, enteramente eclipsada por el "trabajo del servicio exterior" realizado por la Narodna Odbrana y sus amigos en su campaña de hombre a hombre. Este es el terreno donde se evidencian los resultados más deplorables del movimiento. A través de sus emisarios secretos y agentes de confianza, la agitación ha despertado tanto a jóvenes irreflexivos como a adultos. Así, Milan Pribicevitch indujo a los ex oficiales Honved, V.B., D.K., V.N. y V.K., el último nombrado teniente de la gendarmería croata-eslava, para desertar del ejército de la monarquía austro-húngara en circunstancias graves y huir a Servia. Es cierto que sus esperanzas les han decepcionado y algunos de ellos volverían gustosos al país al que traicionaron. La agitación desarrollada por Servia en las escuelas intermedias de Croacia y Bosnia es, lamentablemente, demasiado conocida como para requerir una ejemplificación. Sin embargo, probablemente no sea tan conocido que los expulsados de las escuelas croatas y bosnias por graves violaciones de la disciplina son recibidos con los brazos abiertos en Serbia, a menudo subvencionados por el Estado y educados como enemigos de la monarquía. Las escuelas servias con sus libros de texto y mapas anti-austro-húngaros y el gran número de profesores y maestros pertenecientes a la Narodna Odbrana, se prestan admirablemente a la formación de estos adeptos. El siguiente es un ejemplo notable de este tipo: en marzo de 1914, varios alumnos de la escuela de formación para maestros de primaria en Pakrac (Croacia) tuvieron que ser expulsados a causa de una huelga. Fueron a Servia, donde algunos de ellos obtuvieron inmediatamente nombramientos como profesores, mientras que otros fueron admitidos en una escuela de formación para profesores. Al asociarse con personas hostiles a la monarquía, uno de estos huelguistas escolares expulsados declaró públicamente que él y sus amigos, con motivo de la visita a Bosnia del heredero aparente, presentarían pruebas convincentes de que Bosnia era una tierra servia. Debería parecer al menos extraño que el Prefecto del Distrito Real Servio y Krajna emitieran pasaportes servios a tres de estos estudiantes comprometidos en el momento de la visita del Archiduque Francis Ferdinand a Bosnia, en la que fueron designados falsamente como súbditos servios, Provistos de estos pasaportes, los tres profesores universitarios pudieron ingresar, no reconocidos, al territorio de la Monarquía, donde finalmente fueron identificados y detenidos. Estas actividades, sin embargo, no agotan todo el alcance del trabajo "extranjero" de la Narodna Odbrana. Desde hace algún tiempo, el Gobierno Imperial y Real ha tenido información confidencial de que se estaban haciendo preparativos militares para la ansiada guerra contra Austria-Hungría y que los emisarios servios a la Monarquía Dual tenían órdenes de destruir los medios de transporte y comunicación, a la manera de los guerrilleros, para provocar revueltas y pánico en caso de estallar las hostilidades. (Ver Anexo 7.) El procesamiento penal de Jovo Jaglicitch y sus cómplices en el Tribunal de Primera Instancia de Sarajevo en 1913 por el delito de espionaje (véase el anexo 6) ha producido pruebas que confirman esta información confidencial. Al igual que en el momento de su creación, la Narodna Odbrana todavía tiene en su programa la preparación de una guerra de bandas, complementada por el desarrollo de un sistema de espionaje. Hoy en día, el llamado "programa reorganizado" de la Narodna Odbrana tiene un alcance más amplio, incluida la organización de la llamada "guerra de exterminio" contra la Monarquía y el despliegue de la "vieja bandera roja de la Narodna Odbrana". Aquí, se verá, prevaleció una atmósfera de odio, promovida abierta y secretamente contra la Monarquía Dual. A esto se sumaba una agitación irresponsable, que se valía de cualquier medio en la lucha contra Austria-Hungría y defendía sin piedad el asesinato común como el arma más eficaz. Es evidente que de esas condiciones nacerían actos de terrorismo, incluso sin la cooperación activa de los individuos anti-austro- húngaros de Servia. El 8 de junio de 1912, Luka Jukitch disparó un tiro contra M. von Cuvaj, el Comisionado Real, que hirió de muerte al Consejero von Hervoitch, que estaba sentado junto a él en el carruaje. En su huida, Jukitch derribó a un policía que lo perseguía e hirió a otros dos. Las opiniones expresadas por Jukitch en la audiencia pública de su caso estaban en total concordancia con las ideas y planes básicos difundidos por la Narodna Odbrana. Aunque Jukitch había estado cavilando sobre sus planes asesinos durante algún tiempo, estos proyectos realmente maduraron cuando se unió a la peregrinación de estudiantes de Agram a Belgrado el 18 de abril de 1912. Durante las celebraciones en honor a los visitantes, Jukitch se acercó a varias personas del ámbito de la Narodna Odbrana y mantuvo discusiones políticas con ellas. Pocos días después, Jukitch estaba nuevamente en Belgrado, donde un mayor servio le entregó una bomba y a otro simpatizante una pistola Browning, con la que llevó a cabo su intento de asesinato. La bomba que se encontró en Agram había sido, en opinión de los expertos, fabricada con fines militares en un arsenal. El intento de Jukitch fue un asunto de la memoria reciente cuando Stefan Dojciteh, que vino de los Estados Unidos a Agram, hizo un ataque asesino en Agram el 18 de agosto de 1913, contra el Comisionado Real, Barón Skerlecz, un acto nacido de la agitación "extranjera" llevada a cabo por la Narodna Odbrana y sus confederados entre los eslavos del sur en América. El panfleto, "Natrag u staro ognjiste vase", publicado en Chicago por el serbio T. Dimitrijevitch, contiene desenfrenadas invectivas contra Su Majestad Imperial y Real Apostólica y un llamamiento a los serbios de la Monarquía Dual para que abandonen América y regresen a Servia por la inminente “liberación”. Esta publicación muestra un notable paralelismo entre la propaganda desenfrenada llevada a cabo por Servia en América y la agitación llevada a cabo por Servia en los territorios de la Monarquía Dual. Apenas un año después, Agram fue nuevamente el escenario de un intento asesino de este tipo, que felizmente fracasó. El 20 de mayo de 1914, Jacob Schafer intentó matar al barón Skerlecz de Banus en el teatro Agram, intento que fue frustrado en el último momento por un policía. La investigación que siguió descubrió un complot, cuyo alma era Rudolf Hercigonja. Las declaraciones de Hereigonja y sus cinco coacusados dejaron claro que este complot también se había originado en Servia. Hercigonja, que había participado en un intento fallido de liberar a Jukitch antes mencionado, había huido a Servia (octubre de 1912) donde él y su cómplice, Marojan Jaksitch, se asociaban constantemente con "Komitadjis" y miembros de la Narodna Odbrana. Como en tantos otros casos en los que una incursión prematura en la política había llevado a las mentes jóvenes al frenesí, el resultado de esta relación corruptora resultó desastroso. Hercigonja trajo el dogma predicado en Belgrado, que los distritos eslavos del sur de Austria-Hungría deben separarse de la monarquía y unirse con el Reino de Servia. A este respecto, había adquirido la noción de sus asociaciones en Servia de que este fin podía ser alcanzado únicamente por la perpetración de complots asesinos contra personas de alto rango y destacados estadistas de la Monarquía Dual. Hercigonja trató de inculcar estas ideas en las mentes de sus amigos de Agram, algunos de los cuales ganó para su causa. En primer plano de su programa estaba un atentado contra la vida del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono. Unos meses antes se había iniciado un proceso en relación con una propaganda de alta traición contra Luka Aljinovitch. En el curso de la investigación, tres testigos habían declarado que Aljinovitch había declarado en su presencia que en 1913 había recibido 100 dinares de la Narodna Odbrana y una suma similar de una asociación secreta de estudiantes con fines de agitación y especialmente para un ataque al Archiduque. Francisco Ferdnando. Estos incidentes indican cómo las actividades criminales de la Narodna Odbrana y sus simpatizantes habían convergido últimamente en la persona del archiduque y heredero del trono. Todas estas revelaciones apuntan a la conclusión de que la Narodna Odbrana y los círculos anti-austriacos afiliados a ella en Servia, consideraron que había llegado el momento de traducir sus enseñanzas en hechos. Es digno de notar, sin embargo, que en estas actividades la Narodna Odbrana se limitó a proporcionar los impulsos para los actos de violencia y, cuando sus semillas se habían hundido en un terreno fértil, a proporcionar los medios materiales para su realización; pero que dejaba el peligroso papel de la "propaganda de los hechos" únicamente a los jóvenes engañados de la Monarquía Dual, que tenían que soportar todo el peso de su lamentable "heroísmo". Todas las características de este método las encontramos en la historia del origen del deplorable complot de asesinato del 28 de junio de 1914 (ver Anexo 8). Princip y Grabez son tipos de jóvenes cuyas mentes habían sido envenenadas en la escuela por las enseñanzas de la Narodna Odbrana. En Belgrado, asociándose con un círculo de estudiantes nutridos de estas ideas, Princip concibió planes para asesinar al archiduque Francisco Fernando, hacia quien había girado el odio de todos los elementos servios antagónicos a la Monarquía Dual impulsado por su visita a las provincias anexadas. A Princip se le unió Gabrinovitch, un miembro de los mismos círculos, cuyas erráticas opiniones radical-revolucionarias se habían desarrollado, según sus propias confesiones, bajo la influencia de su entorno en Belgrado y a través de la lectura de periódicos servios. Así Gabrinovitch también se desvió hacia caminos hostiles a la Monarquía y adoptó las teorías de "la propaganda de los hechos". Gracias a sus previos antecedentes, Grabez también sucumbió rápidamente a la influencia de este entorno, al que había entrado más tarde. Pero, por muy lejos que se haya desarrollado el asunto y por firme que haya sido la determinación de los conspiradores de llevar a cabo el complot, nunca se habría materializado, si otras personas no hubieran proporcionado los medios para su realización, como en el caso de Jukitch. Princip y Gabrinovitch en el juicio admitieron que no tenían armas ni dinero propio. Es interesante notar los barrios donde los conspiradores intentaron obtener sus armas. Milan Pribicevitch y Zivojin Dacitch, estos dos notorios líderes de la Narodna Odbrana, fueron los primeros en quienes pensaron como ayudantes en su hora de necesidad, aparentemente porque en el círculo de posibles asesinos y conspiradores se había convertido en una tradición el procurar armas asesinas de aquellos representantes de la Narodna Odbrana. La circunstancia accidental de que estos dos hombres no se encontraran en Belgrado en el momento crítico frustró este plan; Princip y Gabrinovitch no tuvieron ninguna dificultad, sin embargo, para encontrar otros ayudantes en la persona de Milan Ciganovitch, un ex "Komitadji" y ahora funcionario del Ferrocarril Estatal Central Servia en Belgrado, otro miembro activo de la Narodna Odbrana que había hecho su primer aparición en la historia como egresado de una escuela de formación de bandas en Cuprija en 1909. (Ver Anexo 5.) No se decepcionaron de Ciganovitch, quien inmediatamente les entregó los útiles necesarios. Ciganovitch con su amigo, el mayor serbio Voja Tankositeh, también líder de la Narodna Odbrana y ex director de la escuela de bandas de Cuprija (ver Anexo 5), se convirtieron ahora en los líderes intelectuales y promotores de la trama que parecían aprobar con una indiferencia característica de las cualidades morales de todo el movimiento encaminado contra la Monarquía Dual. Solo tenían una duda al principio, y era si los tres conspiradores se habían decidido firmemente a realizar el hecho. Esta vacilación, sin embargo, fue pronto superada por la sugerente cooperación de los dos funcionarios servios. Tankositch consiguió cuatro Brownings con municiones y dinero para gastos de viaje; seis granadas de mano de las tiendas del ejército de Serbia complementaron este equipo, que en especie y origen invita a la comparación con las condiciones en el caso Jukitch. Para asegurarse del éxito del complot, Tankositch ordenó que los conspiradores fueran instruidos en puntería, tarea que asumió Ciganovitch y realizada con éxito. Tankositch y Ciganovitch manifestaron una ansiedad especial al asegurar el secreto sobre el complot. Suministraron cianuro de potasio, con instrucciones de que los perpetradores se suicidaran con él después de que hubieran realizado su tarea. Esta precaución fue en beneficio exclusivo de los instigadores del hecho, ya que la preservación del secreto eliminaría incluso los pequeños riesgos que tenían que asumir en la empresa. Muerte segura para las víctimas de sus artimañas y seguridad total para ellos mismos, tal es el uso habitual de la Narodna Odbrana. Para hacer posible la ejecución del plan de asesinato, hubo que introducir de contrabando bombas y armas en Bosnia. Ciganovitch volvió a actuar como ayudante, indicando minuciosamente a los conspiradores los caminos que debían seguir y solicitando la cooperación de las autoridades fronterizas de Serbia para pasarlos a Bosnia. La forma de organización de este pasaje, que incluso Princip consideró "misterioso", no deja ninguna duda del hecho de que se trataba de un camino bien preparado y utilizado a menudo para los propósitos secretos de la Narodna Odbrana. De una manera práctica que indica un hábito establecido desde hace mucho tiempo, los capitanes fronterizos en Schabatz y Loznica pusieron todo su personal y administración a disposición de los autores del plan. Este misterioso medio de viaje, con su elaborado sistema de guías en constante cambio, siempre listos en el lugar, como por arte de magia, cuando se necesitaban, funcionaba sin problemas. Sin siquiera indagar sobre el objeto de este inusual viaje de algunos estudiantes inmaduros, las autoridades servias, a instancias del ex "Komitadji" y empleado ferroviario subordinado, Ciganovitch, pusieron en marcha la maquinaria de sus oficinas para el cumplimiento de la tarea. Por supuesto, no había necesidad de hacer preguntas, ya que las instrucciones que habían recibido les dejaban muy claro que otra de la Narodna Odbrana debía llevarse a cabo. La vista del arsenal de bombas y revólveres provocó simplemente una sonrisa benevolente de aprobación de Grbitch, el oficial de aduanas de turno, lo que demuestra que en este "camino" la visión de tal contrabando era bastante habitual. El Gobierno Real de Serbia ha asumido una gran carga al permitir que todo esto suceda. Comprometido con las relaciones amistosas y de vecindad con Austria-Hungría, ha permitido a su prensa difundir el odio contra la Monarquía Dual. Ha permitido el establecimiento, en su suelo, de organizaciones destinadas a llevar a cabo una campaña revolucionaria contra un Estado vecino, bajo la dirección de altos funcionarios militares y civiles, maestros y jueces. No ha reprimido las actividades de los hombres que ocupan altos cargos en la administración del Estado, que envenenaron la conciencia nacional hasta tal punto que ha hecho que el asesinato común parezca un arma encomiable...".

Maurice Paleologue, embajador francés en Rusia, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El Gobierno ruso está a punto de intentar obtener del Gobierno austrohúngaro una extensión del plazo fijado por el ultimátum, con el fin de que las Potencias puedan formarse una opinión sobre el expediente judicial, cuya comunicación se les ofrece. El Sr. Sazonov ha pedido al embajador alemán que señale a su Gobierno el peligro de la situación, pero se abstuvo de hacer alusión a las medidas que, sin duda, Rusia se vería obligada a tomar si se amenazara la independencia nacional o la integridad territorial de Servia. Las respuestas evasivas y las recriminaciones del conde de Pourtales (embajador alemán en Rusia) dejaron una impresión desfavorable en Sazonov. Los ministros celebrarán mañana un consejo presidido por el emperador.
Sazonov conserva una moderación total. "Debemos
evitar ", me dijo," todo lo que pueda precipitar la
crisis. Soy de la opinión de que, incluso si el Gobierno austrohúngaro llegara a darle un golpe a Servia, no deberíamos romper las negociaciones."...".

Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores francés, le envía un telegrama a Alfred Chilhaud-Dumaine, embajador de Francia en Austria: "... El Gobierno ruso ha dado instrucciones a su representante en Viena para que solicite al Gobierno austriaco una prórroga del plazo fijado a Servia, a fin de que las Potencias puedan formarse una opinión sobre el expediente que Austria se ha ofrecido a comunicarles y con el fin de evitar lamentables consecuencias para todos. Austria-Hungría privaría de todo sentido a la gestión que hizo ante las Potencias comunicándoles su nota y la colocaría en una situación de conflicto con la ética internacional. El Gobierno ruso le ha pedido que haga la pertinente y urgente gestión ante el conde Berchtold. Le ruego que apoye la solicitud de su colega. El Gobierno ruso ha enviado la misma solicitud a Londres, Roma, Berlín y Bucarest ... ".

Alfred Chilhaud-Dumaine, embajador de Francia en Austria, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores francés: "... El encargado de negocios ruso(Koudacheff)recibió instrucciones de su gobierno para solicitar un tiempo adicional para el ultimátum a Servia, en el mismo momento en que el conde Berchtold partía hacia Ischl, con la intención, según los periódicos, de permanecer allí cerca del Emperador hasta el final de la crisis. El príncipe Koudacheff le informó no obstante de la gestión que tuvo que cumplir, mediante dos telegramas, uno dirigido a él en su viaje y otro en su destino, no espera ningún resultado. El barón Macchio, secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores, a quien el príncipe comunicó el tenor de sus instrucciones y de sus telegramas, se comportó con gélida frialdad cuando se le demostró que someter a consideración las quejas con pruebas documentales sin dejar tiempo para estudiar el expediente, no estaba en consonancia con la cortesía internacional. El barón Macchio respondió que los intereses de uno a veces lo eximían de ser cortés. El Gobierno austriaco está decidido a infligir humillaciones a Servia: no aceptará ninguna intervención de ninguna Potencia hasta que haya dado el golpe y Servia lo haya recibido de lleno en la cara…”.

Jules Cambon, embajador francés en Alemania, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… El encargado de negocios ruso ha recibido instrucciones de solicitar al gobierno alemán que haga fuertes gestiones ante el gabinete en Viena, con miras a obtener una prórroga del plazo del ultimátum. Herr von Jagow no había concertado una cita con él hasta bien entrada la tarde, es decir, hasta el momento en que expira el ultimátum. Broniewski (encargado de negocios ruso en Berlín) envió una nota urgente dirigida al Secretario de Estado en la que señala que la tardanza de la comunicación de Austria a las Potencias hace que el efecto de esta comunicación sea ilusorio, en la medida en que no les da tiempo a las Potencias para considerar los hechos que se les notificaron antes de la expiración del plazo. Insiste enérgicamente en la necesidad de ampliar el plazo, a menos que se pretenda crear una crisis grave…”.

Jules Cambon, embajador francés en Alemania, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… El encargado de negocios de Rusia, de acuerdo con sus instrucciones, se ha dirigido al secretario de Estado con un con miras a asegurar una prórroga del plazo del ultimátum. Herr von Jagow respondió que ya había transmitido a Viena una sugerencia de esta naturaleza, pero que en su opinión todas estas gestiones eran demasiado tarde. Broniewski insistió en que si no se podía prorrogar el plazo, al menos se podía retrasar la acción para que las Potencias pudieran esforzarse por evitar un conflicto. Añadió que la nota austriaca estaba redactada en términos calculados para herir a Servia y forzarla a la guerra. Herr von Jagow respondió que no se trataba de una guerra, sino de una "satisfacción" en un asunto local. En respuesta, el encargado de negocios lamentó que el Gobierno alemán no sopesara sus responsabilidades en caso de que estallaran las hostilidades, que podrían extenderse al resto de Europa; a esto, Herr von Jagow respondió que se negaba a creer en tales consecuencias. El encargado de negocios ruso, como yo, ha escuchado el rumor de que Austria, aunque declaraba que no deseaba una anexión de territorio, ocuparía partes de Servia hasta que hubiera recibido completa satisfacción. "Uno sabe", me dijo, "lo que significa esta palabra "satisfacción"." Las impresiones de M. Broniewski sobre las intenciones últimas de Alemania son muy pesimistas ... ".

El secretario de Asuntos Exteriores británico, sir Edward Grey, le envía un telegrama a los embajadores ingleses en Francia y en San Petersburgo, sir Francis Bertie y sir George William Buchanan: "... el embajador de Austria ha sido autorizado para explicarme que el paso tomado en Belgrado no fue un ultimátum, sino una gestión con un límite de tiempo, y que si las demandas austriacas no se cumplían dentro del límite de tiempo, el gobierno austrohúngaro rompería las relaciones diplomáticas y comenzaría los preparativos militares, no operaciones. En caso de que el Gobierno austro-húngaro no haya dado la misma información en París y San Petersburgo, debe informar al ministro de Relaciones Exteriores lo antes posible; hace que la situación inmediata sea bastante menos aguda ... ".

Sir Francis Bertie, emjador británico en Francia, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña: "... Me enteré por el Director Político Interino que el Gobierno francés aún no ha recibido la explicación del Gobierno austriaco contenida en su telegrama de hoy. Sin embargo, a través del embajador servio aquí, han dado a Servia un consejo similar al que figuraba en su telegrama de ayer a Belgrado... ".

Sir Edward Grey le envía un telegrama a sir Horace Rumbold, encargado de negocios brtánicos en Berlín: "... El embajador de Austria ha sido autorizado para informarme que el método austriaco de procedimiento al expirar el plazo sería romper relaciones diplomáticas y comenzar preparativos militares, pero no operaciones militares. Al informar al embajador de Alemania de esto, dije que se interponía una etapa de movilización antes de que efectivamente se cruzara la frontera, que ayer había instado a retrasar. Aparentemente, pronto deberíamos estar cara a cara con la movilización de Austria y Rusia. La única posibilidad de paz, si esto sucediera, sería que Alemania, Francia, Italia y nosotros nos mantuviéramos juntos y nos uniéramos para pedirle a Austria y Rusia que no cruzaran la frontera hasta que hubiéramos tenido tiempo de tratar de arreglar los asuntos entre ellos. El embajador alemán me leyó un telegrama del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania que decía que su gobierno no lo había sabido de antemano y que no había tenido que ver con las duras condiciones de la nota austríaca a Servia, pero una vez que ella había lanzado esa nota, Austria no podía retroceder. El príncipe Lichnowsky (embajador alemán en Gran Bretaña) dijo, sin embargo, que si lo que yo contemplaba era una mediación entre Austria y Rusia, Austria podría aceptarla con dignidad. Se expresó personalmente a favor de esta sugerencia. Estuve de acuerdo con su observación y dije que sentía que no tenía derecho a intervenir entre Austria y Serbia, pero tan pronto como la cuestión se convirtió en una cuestión entre Austria y Rusia, la paz de Europa se vio afectada, en la que todos debemos tomar una decisión. Presionando al embajador que, en el caso de Rusia y la movilización austriaca, la participación de Alemania sería fundamental para cualquier acción diplomática por la paz. No podíamos hacer nada solos El Gobierno francés estaba viajando en ese momento, y yo no había tenido tiempo de consultarlos y, por lo tanto, no podía estar seguro de sus opiniones, pero estaba preparado, si el Gobierno alemán estaba de acuerdo con mi sugerencia, para decirle el Gobierno francés que me pareció correcto actuar en consecuencia…”.

Sir Horace Rumbold, encargado de negocios británicos en Berlín, le envía un telegrama a sir Edward Grey:”… Su telegrama del 24 de julio funcionó. El secretario de Estado dice que al recibir el telegrama a las 10 de esta mañana del embajador de Alemania en Londres, inmediatamente dio instrucciones al embajador de Alemania en Viena para que transmitiera al ministro de Asuntos Exteriores de Austria su sugerencia de una prórroga del plazo y que hablara con Su Excelencia al respecto. Desafortunadamente, la prensa reveló que el conde Berchtold está en Ischl, y el secretario de Estado pensó que en estas circunstancias habría demoras y dificultades para extender el plazo. El secretario de Estado dijo que no sabía lo que Austria-Hungría tenía preparado sobre el terreno, pero admitió con toda franqueza que el Gobierno austrohúngaro deseaba dar una lección a los servios y que tenía la intención de emprender una acción militar. También admitió que el Gobierno de Serbia no podía aceptar algunas de las demandas austrohúngaras. El secretario de Estado dijo que una característica tranquilizadora de la situación era que el conde Berchtold había llamado a un representante ruso en Viena y le había dicho que Austria-Hungría no tenía intención de apoderarse del territorio servio. Este paso debería, en su opinión, ejercer una influencia tranquilizadora en San Petersburgo. Pregunté si no era de temer que, al emprender una acción militar contra Servia, Austria excitara peligrosamente a la opinión pública en Rusia. Dijo que pensaba que no. Siguió opinando que la crisis podría localizarse. Le dije que los telegramas de Rusia en los periódicos de esta mañana no parecían muy tranquilizadores, pero mantuvo su visión optimista con respecto a Rusia. Dijo que le había hecho entender al Gobierno ruso que lo último que quería Alemania era una guerra general, y que haría todo lo que estuviera en su poder para evitar tal calamidad. Si las relaciones entre Austria y Rusia se volvieran amenazantes, estaba bastante dispuesto a aceptar su sugerencia de que las cuatro potencias que trabajaban a favor de la moderación en Viena. El secretario de Estado de San Petersburgo confesó en privado que pensaba que la nota dejaba mucho que desear como documento diplomático. Reiteró con mucha seriedad que, aunque se le había acusado de saber todo sobre el contenido de esa nota, en realidad no tenía ese conocimiento… ”.

Sir Edward Grey le envía un telegrama a sir Renell Rodd, embajador británico en Roma: "... El embajador italiano vino a verme hoy. Le conté en términos generales lo que le había dicho al embajador alemán esta mañana. El embajador italiano lo aprobó cordialmente. No ocultó el hecho de que Italia estaba muy deseosa de que se evitara la guerra ...

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... sir Edward Grey me ha comunicado esta mañana las instrucciones que requieren que el embajador ruso en Viena solicite una prórroga del plazo dado a Servia en la nota de Austria de anteayer. Sazonov pidió que la gestión rusa sea apoyada por la embajada británica. Sir Edward Grey telegrafió a sir Maurice de Bunsen(embajador británico en Austria)para que tomara la misma medida que su colega ruso y para referirse a la comunicación de Austria que le fue hecha anoche por el conde Mensdorff (embajador austriaco en Gran Bretaña), según cuyos términos, el fracaso de Servia en cumplir con las condiciones del ultimátum sólo resultaría, a partir de hoy, en una ruptura diplomática y no en operaciones militares inmediatas. Sir Edward Grey infirió de esto que quedaría tiempo para que las potencias intervinieran y encontraran los medios para evitar la crisis ... ".

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... He recibido su telegrama del 24 de julio. Grey ha dado instrucciones al embajador británico en Viena para que apoye nuestra acción para la prórroga del plazo del ultimátum. Al mismo tiempo, me explicó que el embajador de Austria había ido a verlo y le había explicado que la nota de Austria no debería considerarse un ultimátum. Debería considerarse como un paso que, en caso de no recibir respuesta, o en caso de respuesta insatisfactoria dentro del plazo fijado, sería seguido por una ruptura de las relaciones diplomáticas y la salida inmediata del embajador austrohúngaro de Belgrado; sin embargo, no implicaba la apertura inmediata de las hostilidades. Grey agregó que como resultado de esta explicación le había dicho al embajador británico en Viena que, si era demasiado tarde para plantear la cuestión de la ampliación del plazo en cuanto al ultimátum, la cuestión de la prevención de las hostilidades tal vez pueda servir de base para la discusión ... ".

Sir Edward Grey le envía un telegrama a sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Austria: ”… El embajador ruso me ha comunicado el siguiente telegrama que su Gobierno le ha enviado, con instrucciones, para comunicar al ministro de Relaciones Exteriores de Austria: "El tiempo dado a Servia para una respuesta es tan limitado que las Potencias no pueden tomar medidas para evitar las complicaciones que amenazan. El Gobierno ruso confía en que el Gobierno austriaco prolongará el plazo, y como estos últimos han declarado su voluntad de informar a las potencias los datos en los que han basado sus demandas sobre Serbia, el Gobierno ruso espera que se proporcionen estos detalles para que las potencias puedan examinar el asunto. Si encuentran que algunas de las solicitudes austriacas están correctamente fundadas, estarían en condiciones de asesorar al Gobierno de Serbia en consecuencia. Si el Gobierno de Austria no estuviera dispuesto a prolongar el plazo, no sólo actuarán en contra de la ética internacional, sino que privarían a su comunicación a las Potencias de cualquier significado práctico ". Puede apoyar en términos generales el paso dado por su colega ruso. Desde que se envió el telegrama al embajador ruso en Viena, ha sido un alivio saber que las medidas que estaba tomando el Gobierno austriaco se limitarían por el momento a la ruptura de relaciones y a los preparativos militares, y no a operaciones. Confío, por tanto, en que si el Gobierno austro-húngaro considera que es demasiado tarde para prolongar el plazo, en cualquier caso dará tiempo en el sentido y por las razones deseadas por Rusia antes de tomar cualquier medida irrecuperable…”.

El príncipe Nicolás A. Koudacheff, encargado de negocios ruso en Viena, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Sazonov: "... el conde Berchtold está en Ischl. Ante la imposibilidad de llegar a tiempo, le he telegrafiado nuestra propuesta de prorrogar el plazo del ultimátum, y he repetido verbalmente esta propuesta al barón Macchio. Este se comprometió a comunicarlo a tiempo al ministro de Relaciones Exteriores, pero añadió prediciendo que no dudaba un rechazo categórico ... ".

El encargado de negocios de Rusia en Berlín, A. Bronewsky, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Sazonov: ”… He recibido su telegrama del 24 de julio y he comunicado su contenido al ministro de Asuntos Exteriores. Me dice que el Gobierno británico también le ha instado a que aconseje a Viena que prorrogue el plazo del ultimátum. Ha informado telegráficamente a Viena de este paso, y hará lo mismo con respecto a la acción de Rusia, pero teme que en ausencia de Berchtold, que se ha ido a Ischl, y en vista de la falta de tiempo, sus telegramas no tengan resultado. Además, tiene dudas sobre la sensatez de Austria cediendo en el último momento, y se inclina a pensar que tal paso de su parte podría aumentar la seguridad de Servia. Respondí que una gran potencia como Austria podía ceder sin menoscabar su prestigio, y aduje todos los demás argumentos similares, pero no logré obtener ninguna promesa más concreta. Incluso cuando le di a entender que se deben tomar medidas en Viena si se quiere evitar la posibilidad de consecuencias terribles, el ministro de Relaciones Exteriores respondió cada vez negativamente ... ”.

El encargado de negocios ruso en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... He recibido su telegrama del 24 de julio sobre la ampliación del plazo del ultimátum austriaco , y he realizado la comunicación de acuerdo con sus instrucciones. El representante francés en Viena ha recibido instrucciones similares ... ".

El príncipe Nicolás A. Koudacheff, encargado de negocios ruso en Viena, le envía un nuevo telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Sazonov: "...
Continuando con mi telegrama de hoy, acabo de escuchar de Macchio que el gobierno austrohúngaro rechaza nuestro
propuesta para ampliar el plazo de la nota…”.

Camille Barrère, embajador francés en Roma, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador ruso ha llevado a cabo la gestión que Sazonov solicitó a los representantes de Rusia en París, Berlín, Roma y Bucarest, cuyo objeto era inducir a estos diversos gabinetes a tomar medidas similares a las de Rusia en Viena, con miras a obtener una prórroga del plazo impuesto a Servia. En ausencia del marqués de San Giuliano, Salandra y di Martino respondieron que se pondrían en comunicación con el ministro de Asuntos Exteriores, pero que su respuesta no les llegaría hasta las 6 de la mañana, es decir, demasiado tarde para tomar cualquier paso en Viena…”.

Jules Cambon, embajador francés en Alemania, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… Esta mañana el encargado de negocios británico, actuando bajo instrucciones de su Gobierno, preguntó a Herr von Jagow si Alemania estaba dispuesta a unirse a Gran Bretaña, Francia e Italia con el objeto de intervenir entre Austria y Rusia, para evitar un conflicto y, en primera instancia, pedir a Viena que concediera una prórroga del plazo impuesto a Servia por el ultimátum. El secretario de Estado de Asuntos Exteriores respondió que, inmediatamente después de recibir el despacho del príncipe Lichnowsky informándole de las intenciones de sir Edward Gray, ya había telegrafiado esta misma mañana al embajador alemán en Viena para pedirle al conde Berchtold esta extensión. Lamentablemente, el conde Berchtold está en Ischl. En cualquier caso, Herr von Jagow no cree que se conceda esta solicitud. El encargado de negocios británico también preguntó a Herr von Jagow, como hice yo ayer, si Alemania no tenía conocimiento de la nota austríaca antes de su envío, y recibió una respuesta negativa tan clara que no pudo responder. Llevó el asunto más lejos, pero no pudo evitar expresar su sorpresa por el cheque en blanco entregado por Alemania a Austria. Herr von Jagow le respondió que se trataba de un asunto nacional para Austria y señaló que se había convertido esencialmente en un asunto internacional…”.

Jean-Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia, envía un telegrama a los embajadores franceses de Estocolmo (para René Viviani), Londres, Berlín, San Petersburgo y Viena: ”… El embajador de Alemania llegó a las 12 horas protestando contra un artículo del Echo de Paris que aplicó el término "amenaza alemana"…a su gestión de ayer. Herr von Schoen dijo a cierto número de periodistas, y llegó a declarar en la Direction Politique, que no ha habido ningún "concierto" entre Austria y Alemania en relación con la nota austriaca, y que el gobierno alemán no tenía conocimiento de esta nota cuando les fue comunicado al mismo tiempo que a las demás Potencias, aunque posteriormente la aprobaron. El barón von Schoen agregó, además, que no había "amenaza"; el Gobierno alemán se había limitado a indicar que consideraba conveniente localizar la disputa y que la intervención de otras Potencias corría el riesgo de agravarla. El director político interino tomó nota de la gestión del barón von Schoen. Después de pedirle que repitiera los términos reales de los dos últimos párrafos de su nota, le comentó que los términos mostraban la voluntad de Alemania de actuar como intermediario entre las Potencias y Austria. Berthelot agregó que, como no se había dado información privada a ningún periodista, la información en el Echo de Paris involucraba solo a este periódico, y simplemente mostraba que la gestión alemana parecía haber sido conocida en otro lugar más que en Quaid'Orsay, y aparte de cualquier acción de su parte. El embajador alemán no aceptó la alusión. Por otro lado, el embajador de Austria en Londres también fue a tranquilizar a sir Edward Gray, diciéndole que la nota de Austria no constituía un "ultimátum" sino "una exigencia de respuesta con un límite de tiempo"; lo que significa que si las demandas austriacas no son aceptadas antes de las 6 de la tarde, el embajador austríaco dejará Belgrado y el gobierno austrohúngaro comenzará "preparativos" militares pero no "operaciones" militares. El Gabinete de Londres, al igual que los de París y San Petersburgo, ha aconsejado a Belgrado que exprese su pesar por cualquier complicidad que pudiera establecerse en el crimen de Sarajevo y que prometa la más completa satisfacción a este respecto. El Gabinete agregó que, en cualquier caso, le correspondía a Servia responder en los términos que parecían exigir los intereses del país. El embajador británico en Belgrado debe consultar a sus colegas franceses y rusos y, si estos han recibido instrucciones correspondientes en la materia, aconsejar al Gobierno de Serbia que dé satisfacción en todos los puntos en los que decidan que pueden hacerlo…”.

Al llegar por barco a Estocolmo el presidente francés se da cuenta de los hechos y de la gravedad de la situación. Cancela entonces las visitas a Dinamarca y Noruega y regresa en barco a Francia.

El ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold, le envía desde Lambach un telegrama a su consejero, el barón Karl von Macchio:”… El encargado de negocios ruso me ha informado por telégrafo que su Gobierno le ha dado instrucciones urgentes para exigir una prórroga del plazo en el ultimátum a Servia. Le pido que le responda en mi nombre, que no podemos dar su consentimiento para una prórroga del plazo. Por favor, agregará que, incluso después de la ruptura de las relaciones diplomáticas, Servia estará en condiciones de lograr un arreglo amistoso mediante la aceptación incondicional de nuestras demandas. En tal caso, sin embargo, nos veríamos obligados a exigir a Servia una indemnización por todos los costos y daños que nos causen nuestras medidas militares… ”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría conde Leopold Berchtold, le envía un telegrama -desde Bad Ischl- al embajador austro-húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapary:”…Para su información personal y orientación:
El encargado de negocios ruso visitó al barón Macchio esta mañana y solicitó en nombre de su Gobierno que se ampliara el plazo estipulado en nuestra nota a Servia…En cuanto a las explicaciones dadas por el Gobierno ruso para fundamentar su solicitud, parecen estar basadas en una concepción errónea de las premisas. Nuestra nota a las Potencias no fue en modo alguno una invitación para que nos informaran de sus opiniones sobre este asunto, sino simplemente para transmitir información como una cuestión de cortesía internacional. Además, sostenemos que nuestra acción concierne únicamente a nosotros y a Servia, y que esta acción, a pesar de la paciencia y la indulgencia que hemos mostrado durante muchos años, nos ha sido impuesta por el desarrollo de una situación que nos obligó a defendernos al máximo…”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría conde Leopold Berchtold, le envía un telegrama al embajador austro-húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapary:”… Al resolver proceder con firmeza contra Servia, somos plenamente conscientes de que un conflicto con Rusia puede resultar de las diferencias existentes con Servia. Sin embargo, no podíamos dejarnos influir por una actitud indeterminada hacia Servia, porque consideraciones fundamentales de nuestra política nacional nos han obligado a poner fin a una situación que permite a Servia, bajo la promesa de inmunidad de Rusia, amenazar constantemente a este imperio y hacerlo de manera impune e implacable. En caso de que Rusia considere que ha llegado el momento de arreglar cuentas con las potencias centroeuropeas y, por tanto, a priori se resuelva hacer la guerra, las siguientes instrucciones parecerían inútiles. Sin embargo, todavía es concebible que Rusia reconsidere su actitud y no se deje llevar por el elemento bélico, en caso de que Servia se niegue a cumplir con nuestras demandas y nos veamos obligados, en consecuencia, a recurrir a la fuerza. Lo siguiente está diseñado para la última emergencia y se deja a su discreción hacer un uso adecuado de él en el momento oportuno y de la mejor manera en su conferencia con Sazonov y el primer ministro. Supongo que, dadas las circunstancias actuales, está en estrecho contacto con su colega alemán, que seguramente ha recibido instrucciones de su Gobierno de que el Gobierno ruso, sin ningún lugar a la duda, sepa que Austria-Hungría no estaría sola en caso de conflicto con Rusia. No tengo ninguna duda de que no será una tarea fácil llevar a Sazonov a una verdadera apreciación de nuestra acción en Belgrado, que se nos ha impuesto. Pero hay un punto que no puede dejar de impresionar al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, a saber, una declaración enfática de usted en el sentido de que Austria-Hungría, de conformidad con su principio establecido de desinterés, no se guía por motivos egoístas en la crisis actual, aunque la situación culmine en una acción bélica. La Monarquía está saciada de territorio y no desea tierras servias. Si la guerra con Serbia se nos impone, no será para nosotros una guerra de conquista, sino de autodefensa y autoconservación. El contenido de la nota circular, que en sí mismo es suficientemente completo, puede ser puesto en una luz aún más convincente mediante el estudio del expediente referente a la propaganda servia contra la Monarquía Dual y la relación entre esta propaganda y el crimen del 28 de junio. Por lo tanto, llamará la atención especial del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia sobre este expediente y le señalará que no hay precedente de una Gran Potencia que tolere tanto tiempo y con una paciencia sin igual las agitaciones sediciosas de un pequeño vecino. No teníamos deseos de adoptar una política adversa al libre desarrollo de los Estados cristianos balcánicos, y por lo tanto hemos permitido que Servia casi duplique su territorio desde la crisis de la anexión de 1908, aunque sabíamos lo poco que valen sus promesas. Desde entonces, el movimiento subversivo en Serbia fomentado contra la Monarquía se ha vuelto tan excesivo que los intereses vitales de Austria-Hungría e incluso su dinastía se ven seriamente amenazados por las actividades clandestinas de Servia. Debemos suponer que la Rusia conservadora y dinástica no solo comprenderá nuestra acción enérgica contra tal amenaza al orden público, sino que incluso la considerará imperativa. Al llegar a este punto de su conversación con el señor Sazonov será necesario manifestar, además de la explicación de nuestros motivos e intenciones, que, aunque no tenemos ambiciones de expansión territorial y no pretendemos vulnerar la integridad de Servia como ya he señalado, estamos decididos a hacer todo lo posible para garantizar la aceptación de nuestras demandas. El transcurso de los últimos 40 años, así como el hecho histórico de que nuestro bondadoso Soberano haya adquirido el glorioso nombre de "Guardián de la Paz", atestiguan que siempre hemos mantenido la paz por ser la bendición más sagrada del pueblo, y que en la medida en que dependía de nosotros, nos hemos esforzado por mantenerla. Lamentaríamos aún más una perturbación de la paz de Europa, debido a nuestra convicción de que la evolución de los Estados balcánicos hacia la independencia nacional y política solo podría mejorar nuestras relaciones con Rusia, eliminando todas las posibilidades de un choque de intereses con ese imperio y porque al enmarcar nuestra propia política siempre hemos estado dispuestos a respetar los importantes intereses políticos de Rusia. Sin embargo, tolerar más las maquinaciones servias socavaría nuestra existencia nacional y nuestra posición como Gran Potencia y, por lo tanto, pondría en peligro el equilibrio de poder europeo, un equilibrio cuyo mantenimiento, estamos convencidos, los estadistas amantes de la paz de Rusia lo consideran esencial para sus propios intereses. Nuestra acción contra Servia, cualquiera que sea la forma que adopte, es totalmente conservadora y no tiene más objeto que el necesario mantenimiento de nuestra posición en Europa…”.

El conde Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría le envía un telegrama al embajador austriaco en Rusia, conde Frigyes Szapary: ”… Como la cláusula 5 de nuestras demandas, que se refiere a la cooperación de los funcionarios austrohúngaros en la represión del agitación subversiva en Servia, ha provocado la objeción particular de Sazonov, se le indica que le dé la información estrictamente confidencial de que la inserción de esta cláusula se debe a consideraciones meramente prácticas y no pretende infringir la soberanía de Servia. La "colaboración" mencionada en la cláusula 5 se refiere a la creación en Belgrado de una oficina de seguridad secreta que funcionaría como la institución rusa similar en París y cooperaría con la policía y la administración de Serbias…”.

El conde Gastón Errembault de Dudzeele, embajador de Bélgica en Austria, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores belga: ”… La situación se ha vuelto repentinamente muy grave. Era obvio que de esperar una gestión temprana de Austria-Hungría a Serbia. Pero la nota entregada el 23 de este mes por un representante de la Monarquía en Belgrado al Dr. Paccu, ministro interino de Relaciones Exteriores, presenta exigencias excesivas e impone condiciones más duras de las que había previsto. La prensa aquí es unánime al afirmar que las condiciones impuestas a Serbia no son de tal naturaleza que hieran su orgullo y dignidad nacionales y que, por lo tanto, Serbia puede y debe aceptarlas. Pero al mismo tiempo, admite implícitamente el carácter riguroso de estas condiciones, ya que expresa sólo una muy débil esperanza de que el gobierno del rey Pedro se someta a ellas. Por no hablar de la humillante declaración que se insertará en el Diario Oficial y el Orden del Día al Ejército -párrafo 5- que constituiría evidentemente una injerencia excesiva en los asuntos internos del país. Sería una entrega completa de Serbia a la soberanía de la Monarquía. Ciertamente, una negativa podría tener las consecuencias más graves desde el punto de vista internacional. Puede provocar un conflicto europeo y causar enormes pérdidas económicas. Dentro de unas horas se conocerá el significado de la respuesta serbia, pero es extremadamente improbable que sea de tal naturaleza que dé satisfacción. Además, el rey Pedro y su gobierno provocarían una revolución en su país si mostraran alguna tendencia a hacer tales concesiones. Este hecho debe haberse tenido claramente en cuenta en Ballplatz, y también parece que esas duras condiciones se hubieran impuesto solo porque se esperaba que fueran rechazadas, porque se deseaba "haber terminado con Serbia de una vez por todas … ”.

El embajador belga en Berlín, Napoleón Eugène Louis Joseph Marie Auguste, barón Beyens, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica:”... La situación no ha empeorado desde ayer, pero eso no significa que como síntoma desfavorable, haya que mencionar en primer lugar el lenguaje utilizado por los miembros del cuerpo diplomático en la Wilhelmstrasse: El Gobierno Imperial aprueba la gestión realizada por el Gobierno austrohúngaro en Belgrado, y no lo considera excesivo. Debe ponerse fin a las conspiraciones de asesinato y las intrigas revolucionarias que se traman en Serbia. Herr von Jagow y Herr Zimmermann no hablarían de esta manera si no hubieran recibido órdenes en este sentido del Emperador, que ha decidido, en interés de la amistad dinástica, apoyar a Austria-Hungría hasta el final, ya que es susceptible de temores legítimos inspirados en los ultrajes contra personajes reales. Cabe señalar, además, que la prensa alemana, con la excepción, por supuesto, de los periódicos socialistas, parece haberse recuperado del primer asombro causado por la nota austrohúngara. Hace el papel de coro de la prensa de Viena y Budapest, y contempla fríamente la contingencia de la guerra mientras expresa la esperanza de que permanezca localizada. Finalmente, entre mis colegas gana cada vez más terreno la opinión —y creo que está bien fundada— de que no se trata tanto de un deseo de vengar la muerte del Archiduque hereditario y de acabar con la propaganda pan-serbia, como una ansiedad por una rehabilitación personal como estadista que ha inducido al conde Berchtold a enviar a Belgrado esta nota increíble y sin precedentes. Desde el momento en que estén en juego sus sentimientos personales y su reputación, le será muy difícil retroceder, contemporizar y no ejecutar sus amenazas. Los signos favorables son menos evidentes. Sin embargo, merecen ser señalados. Por no hablar de la opinión pública europea, que no entendería la necesidad de tomar las armas para resolver una disputa cuya solución sin duda está dentro del ámbito de la diplomacia, parece imposible no advertir el movimiento general de reacción y desaprobación que se manifiesta fuera de Alemania y Austria-Hungría contra los términos del ultimátum del conde Berchtold. El gabinete de Viena, que tenía razón en el fondo, se equivoca en la forma. La demanda de satisfacción es justa, el procedimiento empleado para obtenerlo es indefendible. Aunque el conde Berchtold ha elegido hábilmente el momento para actuar: el gabinete británico está absorto en la cuestión del gobierno autónomo y el Ulster, el jefe del Estado francés y su primer ministro están de viaje, y el gobierno ruso se ve obligado a sofocar importantes huelgas. El hecho de que el ministro austriaco se haya considerado obligado a enviar a las grandes potencias un memorando explicativo, otorga a esas potencias, y en particular a las de la Triple Entente, el derecho de contestar, es decir, de abrir una discusión e intervenir a favor de Serbia y entablar negociaciones con el Gabinete de Viena. Si se hace a la mayor brevedad posible, se obtendrá un gran beneficio a favor del mantenimiento de la paz europea. Incluso una manifestación militar apresurada del ejército austrohúngaro contra Belgrado, tras la negativa del gobierno serbio a aceptar el ultimátum, tal vez no produzca consecuencias irremediables. Por último, los tres miembros del Triple Alianza no están en perfecto acuerdo en la presente disputa. No sería sorprendente que el Gobierno italiano se decidiera a desempeñar un papel aparte y tratara de intervenir en aras de la paz… ”.

Julien Davignon, ministro belga de Relaciones Exteriores, envía un telegrama a los embajadores de Bélgica en Roma, La Haya y Luxemburgo. He enviado una nota circular sin fecha, cuya copia se adjunta (ver 24/7/14) a los representantes belgas acreditados ante las Potencias que garantizan la independencia y neutralidad de Bélgica. En caso de que se hiciera inminente el peligro de una guerra entre Francia y Alemania, esta circular será comunicada a los Gobiernos de las Potencias garantes, a fin de informarles de nuestra firme determinación de cumplir con las obligaciones internacionales que nos imponen los tratados de 1839. Las comunicaciones en cuestión sólo se realizarían siguiendo mis instrucciones telegráficas. Si las circunstancias me llevan a impartir tales instrucciones, le solicitaré también, por telegrama, que notifique al Gobierno ante el cual está acreditado el paso que hemos dado, y que le comunique copia de la circular adjunta para su conocimiento... Mi telegrama le informará la fecha que se le dará a la nota circular, que debe completar con cuidado en la copia que entrega al Ministro de Relaciones Exteriores. Es innecesario señalar que este envío y su adjunto deben tratarse como estrictamente confidenciales hasta que reciba nuevas instrucciones de mi parte…”.

Jules Cambon, embajador francés en Berlín, le envía un telegrama a Jean-Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El ministro belga parece muy preocupado por el curso de los acontecimientos. Opina que Austria y Alemania han querido aprovechar el hecho de que, debido a una combinación de circunstancias en el momento actual, Rusia e Inglaterra aparecen amenazados por problemas internos, mientras que en Francia se discute el estado del ejército. Además, no cree en la ignorancia pretendida de el Gobierno de Berlín sobre el tema de la gestión de Austria. Piensa que si la nota no se ha presentado al gabinete de Berlín, el momento de su envío se ha elegido hábilmente en consulta con ese gabinete, para sorprender a la Triple Entente en un momento de desorganización. Ha visto al embajador italiano, que acaba de interrumpir sus vacaciones para regresar. Parece que Italia se sorprendería, para no decir algo más, de haber sido excluida de todo el asunto por sus dos aliados…”.

El primer ministro británico Herbert Henry Asquith le escribe a Ottoline Morrell respecto del ultimátum de Austria a Serbia:"...esto va a dejar a Ulster lejos, lo cual es una buena cosa...".

El diario británico The Times afirma que a menos que Austria-Hungría modere su actitud ante Serbia "...nos encontramos al borde de la guerra, y de una guerra cargada de peligros incalculables para las grandes potencias..."

Sir Francis Bertie, embajador británico en Francia, le envía un telegrama a sir Edward Grey: "... El ministro interino de Relaciones Exteriores no tiene ninguna sugerencia que hacer, excepto que se podría dar un consejo moderador en Viena y en Belgrado. Él espera que la respuesta del Gobierno de Serbia al ultimátum de Austria será lo suficientemente favorable como para evitar las medidas extremas que está tomando el Gobierno de Austria. Dice, sin embargo, que habría una revolución en Serbia si aceptara las demandas de Austria en su totalidad ... ".

Sir George William Buchanan, embajador británico en Rusia, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Asunto Exteriores de Gran Bretaña: ”… Vi al ministro de Relaciones Exteriores esta mañana y le comuniqué a Su Excelencia el contenido de su telegrama de hoy a París, y esta tarde discutí con él la comunicación que el embajador francés sugirió que se hiciera al Gobierno de Serbia, según consta en su telegrama de ayer a Belgrado. El ministro de Asuntos Exteriores dijo, en relación con el primero, que las explicaciones del embajador de Austria no se correspondían del todo con la información que le había llegado de fuentes alemanas. En cuanto a este último, tanto Su Excelencia como el embajador de Francia coincidieron en que es demasiado tarde para realizar tal comunicación, ya que el plazo expira esta noche. El ministro de Relaciones Exteriores dijo que Servia estaba muy dispuesta a hacer lo que usted había sugerido y castigar a los culpables, pero que no se podía esperar que ningún Estado independiente aceptara las demandas políticas que se habían presentado. El ministro de Asuntos Exteriores pensó, a partir de una conversación que mantuvo ayer con el embajador de Serbia, que, en caso de que los austriacos atacaran a Servia, el Gobierno de Serbia abandonaría Belgrado y retiraría sus fuerzas al interior, mientras que en el al mismo tiempo, pediría ayuda a las Potencias. Su Excelencia estaba a favor de que hicieran este llamamiento. Le gustaría que la cuestión se colocara en un plano internacional, ya que las obligaciones asumidas por Servia en 1908, a las que se hace referencia en el ultimátum austríaco, no fueron dadas a Austria, sino a las Potencias. Si Servia apelara a las Potencias, Rusia estaría dispuesta a hacerse a un lado y dejar la cuestión en manos de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. En su opinión, Servia podría proponer someter la cuestión a arbitraje. Al expresarle la sincera esperanza de que Rusia no precipitaría la guerra movilizándose, hasta que usted tuviera tiempo de utilizar su influencia en favor de la paz, Su Excelencia me aseguró que Rusia no tenía intenciones agresivas y que no tomaría ninguna medida hasta que fuera forzada. La acción de Austria en realidad estaba dirigida contra Rusia. Su objetivo era derrocar el actual status quo en los Balcanes y establecer allí su propia hegemonía. No creía que Alemania realmente quisiera la guerra, pero su actitud sería definida por la nuestra. Si adoptamos nuestra posición con firmeza con Francia y Rusia, no habría guerra. Si les fallamos ahora, correrán ríos de sangre y, al final, nos veríamos arrastrados a la guerra. Dije que Inglaterra podría desempeñar mejor el papel de mediadora en Berlín y Viena como amiga que, si se ignoraban sus consejos de moderación, podría convertirse algún día en una aliada, que si se declarara aliada de Rusia de una vez. Su Excelencia dijo que, lamentablemente, Alemania estaba convencida de que podía contar con nuestra neutralidad. Dije todo lo que pude para inculcar prudencia al ministro de Relaciones Exteriores y le advertí que si Rusia se movilizaba, Alemania no se contentaría con una mera movilización, ni le daría tiempo a Rusia para llevar a cabo la suya, sino que probablemente declararía la guerra de inmediato. Su Excelencia respondió que Rusia no podía permitir que Austria aplastara a Servia y se convirtiera en la Potencia predominante en los Balcanes y, si se siente segura del apoyo de Francia, enfrentará todos los riesgos de la guerra. Me aseguró una vez más que no deseaba precipitar un conflicto, pero que, a menos que Alemania pudiera contener a Austria, podría considerar la situación como desesperada…”.

Sir Renell Rodd, embajador británico en Italia, le envía un telegrama a sir Edward Grey: "... Vi al secretario general esta mañana y descubrí que conocía la sugerencia de que Francia, Italia, Alemania y nosotros deberíamos trabajar en Viena y San Petersburgo a favor de la moderación, si las relaciones entre Austria y Serbia se vuelven amenazantes. En su opinión, Austria sólo se verá restringida por la aceptación incondicional de su nota por parte del Gobierno de Serbia. Hay información fiable de que Austria tiene la intención de tomar el ferrocarril de Salónica. .. ".

Sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Austria, le envía un telegrama a sir Edward Grey: "... El lenguaje de la prensa de esta mañana deja la impresión de que la rendición de Servia no se espera ni se desea realmente. Se anuncia oficialmente que el embajador austriaco recibió instrucciones de salir de Belgrado con el personal de la legación sin la aceptación incondicional de la nota, a las 6 de la tarde de hoy. El ministro de Asuntos Exteriores hoy va a Ischl para comunicar hoy personalmente la respuesta servia al Emperador... ".

Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios británicos en Belgrado, le envía un telegrama a sir Edward Grey: ”…El Consejo de Ministros está redactando la respuesta a la nota austriaca. El subsecretario de Estado de Asuntos Exteriores me ha informado que será muy conciliadora y satisfará las demandas de Austria en la mayor medida posible. El siguiente es un breve resumen de la respuesta proyectada: El Gobierno de Serbia consiente la publicación de una declaración en el "Boletín Oficial". Los diez puntos se aceptan con reserva. El Gobierno de Serbia se declara dispuesto a aceptar una comisión de investigación mixta siempre que se pueda demostrar que el nombramiento de la comisión está de acuerdo con el uso internacional. Consienten en destituir y enjuiciar a los agentes cuya culpabilidad se pueda demostrar claramente, y ya han detenido al agente mencionado en la nota austriaca. Están preparados para suprimir la Narodna Odbrana. El Gobierno de Serbia considera que, a menos que el Gobierno de Austria quiera la guerra a cualquier precio, no puede sino contentarse con la plena satisfacción ofrecida en la respuesta de Serbia ... ".

Sir Edward Grey le envía en telegrama a los embajadores británicos en París y en San Petersburgo y al encargado de negocios en Berlín:”…He comunicado al embajador de Alemania el pronóstico de la respuesta servia contenida en el telegrama de hoy del Sr. Crackanthorpe. He dicho que, si la respuesta de Serbia, cuando se reciba en Viena, corresponde a esta previsión, espero que el Gobierno alemán se sienta capaz de influir en el Gobierno austriaco para que adopte una opinión favorable…”.

Sir Edward Grey envía un telegrama a Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios británicos en Belgrado: "... El embajador servio llamó el 23 de octubre y habló con sir A. Nicolson (subsecretario de asuntos de exteriores británico) sobre las tensas relaciones actuales entre Servia y Austria-Hungría. Dijo que su Gobierno estaba sumamente ansioso e inquieto. Estaban perfectamente preparados para satisfacer cualquier demanda razonable de Austria-Hungría, siempre y cuando tales demandas se mantuvieran en el terreno jurídico. "Si los resultados de la investigación en Serajevo, una investigación realizada con tanto misterio y secreto, revelara el hecho de que había individuos conspirando u organizando complots en territorio serbio, el gobierno serbio estaría dispuesto a tomar las medidas necesarias para dar satisfacción; pero si Austria traslada la cuestión al terreno político y dice que la política servia, que le resulta incómoda, debe sufrir un cambio radical y que Serbia debe abandonar ciertos ideales políticos, ningún Estado independiente se sometería ni podría someterse a tal dictado. Mencionó que los dos asesinos del Archiduque fueron Austríacos bosnios; que uno de ellos había estado en Servia, y que las autoridades servias, considerándolo sospechoso y peligroso, habían querido expulsarlo, pero al dirigirse a las autoridades austríacas encontraron que estas últimas lo protegían y dijeron que era un individuo inocente e inofensivo. Sir A. Nicolson, al ser consultado por Boschkovitch (embajador servio en Londres) dio su opinión sobre toda la cuestión, observó que no había datos en los que basarse, aunque era de esperar que el Gobierno de Serbia se esforzara para satisfacer las demandas austriacas con un espíritu conciliador y moderado…”.

Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios británicos en Belgrado, le envía otro telegrama a sir Edward Grey:"... He visto al nuevo embajador francés, que acaba de llegar de Constantinopla, y a mi colega ruso, y les he informado de sus opiniones. Todavía no han recibido instrucciones de sus gobiernos y, en vista de esto y de los términos conciliatorios propuestos en la respuesta servia, hasta ahora me he abstenido de ofrecer asesoramiento al gobierno serbio. Creo que es muy probable que el Gobierno ruso ya haya instado a la máxima moderación al Gobierno de Serbia…”.

El embajador de Austria en Belgrado, barón Vladimir Giesl von Gieslingen, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”…El Gabinete se reunió en consejo anoche y esta mañana. Según varios informes, la respuesta a nuestra nota me será entregada antes de que expire el tiempo estipulado. Escuché que el tren de la corte está listo para su uso; que el dinero del Banco Nacional y del ferrocarril así como los archivos de la Cancillería están siendo trasladados al interior del país. Varios de mis colegas opinan que deben seguir al Gobierno, especialmente la legación rusa, donde se está procediendo al embalaje. La guarnición ha abandonado la ciudad con equipo de campo. Las municiones se han retirado de la fortaleza. Hay un movimiento considerable de tropas en la estación de tren. Los convoyes sanitarios han salido de Belgrado en dirección sur. De acuerdo con las instrucciones que he recibido mientras tanto, saldremos de Belgrado en tren a las 6.30 en punto si se rompen las relaciones diplomáticas…”.

Sir Edward Grey le envía un telegrama a sir George Buchanan, embajador británico en Rusia: ”… Usted habló con mucha razón en circunstancias muy difíciles sobre la actitud del Gobierno de Su Majestad. Apruebo totalmente lo que dijo, como informó en su telegrama de ayer, y no puedo prometer nada más en nombre del Gobierno. No considero que la opinión pública aquí pueda o deba autorizar que vayamos a la guerra por una disputa servia. Sin embargo, si la guerra tiene lugar, el desarrollo de otros problemas puede llevarnos a ella y, por lo tanto, estoy ansioso por prevenirla. El carácter repentino, brusco y perentorio de la gestión austriaca hace que sea casi inevitable que en muy poco tiempo tanto Rusia como Austria se hayan movilizado entre sí, en estas circunstancias, la única posibilidad de paz, en mi opinión, es que las otras cuatro Potencias se unieran para pedir a los Gobiernos de Austria y Rusia que no cruzaran la frontera y que dieran tiempo a las cuatro Potencias que actúan en Viena y San Petersburgo para tratar de arreglar los asuntos. Si Alemania adopta este punto de vista, creo firmemente que Francia y nosotros debemos actuar en consecuencia. Sin duda, Italia cooperaría con mucho gusto. Rusia o Austria no tolerarían ninguna intervención o mediación diplomática a menos que fuera claramente imparcial e incluyera a los aliados o amigos de ambos. Por tanto, la cooperación de Alemania sería fundamental…”.

El encargado de negocios ruso en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... Por favor, consulte mi telegrama del 24 de julio. Un matutino ha publicado hoy, de forma no del todo correcta, las declaraciones de ayer del embajador alemán, y ha añadido comentarios en los que califica estas declaraciones como amenazas. El embajador alemán, muy molesto por estas revelaciones, visitó hoy al Jefe Interino del Departamento Político y le explicó que sus palabras de ninguna manera tenían el carácter amenazador que se les atribuye. Afirmó que Austria había presentado su nota a Servia sin ningún entendimiento definido con Berlín, pero que, no obstante, Alemania aprobaba el punto de vista austriaco y que, sin duda, "una vez disparada la flecha" (estas fueron sus propias palabras), Alemania podría sólo dejarse guiar por sus deberes como aliada…”.

Nota verbal entregada al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Sazonov, por el embajador alemán en San Petersburgo: "...Por medio de una fuente autorizada nos enteramos de las noticias difundidas por ciertos periódicos, en el sentido de que la acción del Gobierno austro-húngaro en Belgrado fue instigada por Alemania. Es absolutamente falso. El Gobierno alemán no tenía conocimiento del texto de la nota austriaca antes de su presentación y no ejerció ninguna influencia sobre su contenido. Se atribuye erróneamente a Alemania una actitud amenazante. Alemania, como aliado de Austria, apoya naturalmente las afirmaciones hechas por el gabinete de Viena contra Servia, las considera justificadas.
Sobre todo, el deseo de Alemania, como ya ha declarado desde el mismo comienzo de la disputa austro-servia, es que este conflicto debe ser localizado ... ".

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Sazonov: "... Grey me ha dicho que el embajador alemán le ha declarado que el gobierno alemán no fue informado del texto de La nota austriaca, pero que apoyaban totalmente la acción de Austria. El embajador al mismo tiempo preguntó si Gran Bretaña podía ver la manera de ejercer presión conciliadora en San Petersburgo. Grey respondió que esto era absolutamente imposible. Añadió que mientras existieran complicaciones solo entre Austria y Serbia, los intereses británicos solo se verían afectados indirectamente; pero tenía que mirar hacia adelante al hecho de que la movilización austriaca conduciría a la movilización rusa, y que a partir de ese momento existiría una situación en la que los intereses de todas las potencias estarían involucrados. En ese caso, Gran Bretaña se reserva la plena libertad de acción ... ".

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Sazonov: "... Grey le ha dicho al embajador alemán que, en su opinión, la movilización austriaca debe conducir a la movilización rusa, ese grave peligro de una guerra general surgirá entonces, y que él ve solo un medio de llegar a un arreglo pacífico, a saber, que, en vista de las movilizaciones de Austria y Rusia, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña deben abstenerse de la movilización inmediata, y deberían ofrecer rápidamente sus buenos oficios. Grey me dijo que lo primero y esencial de este plan era el consentimiento de Alemania y su promesa de no movilizar. Por lo tanto, como primer paso, ha realizado una investigación sobre este punto en Berlín…”.

Aimé-Joseph de Fleuriau,conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador de Alemania llegó a la Cancillería para afirmar que Su Gobierno se negaría a interferir en la disputa entre Austria y Serbia. Sir Edward Grey respondió que sin la cooperación de Alemania en Viena, Inglaterra no podría tomar medidas en San Petersburgo. Sin embargo, si tanto Austria como Rusia se movilizaban, eso sin duda alguna, sería la ocasión para que intervinieran las otras cuatro Potencias. ¿Mantendría entonces el Gobierno alemán su actitud pasiva y se negaría a unirse a Inglaterra, Francia e Italia? El príncipe Lichnowsky no lo cree así, ya que la cuestión ya no sería de dificultades entre Viena y Belgrado, sino de un conflicto entre Viena y San Petersburgo. Sir Edward Grey añadió esta observación, de que si finalmente estallara la guerra, ninguna potencia en Europa podría adoptar una actitud indiferente ... ".

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Sazonov, le envía un telegrama al embajador de Rusia en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff:"...En caso de que la situación empeore, lo que podría conducir a una acción conjunta de las grandes Potencias, contamos con que Inglaterra se pondrá definitivamente de inmediato del lado de Rusia y Francia, a fin de mantener el equilibrio de poder europeo, por el que ha intervenido constantemente en el pasado y que, sin duda, se vería comprometido en caso de triunfo de Austria…”.

El príncipe heredero serbio firma a las 15.00 hs. una orden de movilización.

Desde Semlin, el embajador de Austria en Belgrado, barón Vladimir Giesl von Gieslingen, le envía un telegrama al conde L. Berchtold:”…Se ha ordenado la movilización general en Servia a las 15.00 horas…”.

El canciller de Alemania, Gottlieb von Jagow, se reúne con el embajador de Austria-Hungría Ladislao Szögyény. Serbia todavía no ha respondido al ultimátum pero todas las expectativas siguen siendo que será rechazado. Jagow insta a Austria-Hungría a moverse rápidamente cuando expire el ultimátum, declarar la guerra y luego seguir adelante con la acción militar para presentar al mundo un hecho consumado. Cualquier retraso, dice, hace que sea más probable que otras partes traten de involucrarse en el conflicto. Szögyény envía un informe de esta reunión a Viena.

El Gobierno ruso hace saber:”…Los recientes acontecimientos y el envío de un ultimátum a Servia por parte Austria-Hungría están causando la mayor ansiedad al Gobierno ruso. El Gobierno sigue de cerca el curso de la disputa entre los dos países, a la que Rusia no puede permanecer indiferente….”.

Jules August Boppe, embajador francés en Belgrado, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia; ”… Pashitch me acaba de dar a conocer la respuesta que se enviará esta noche al embajador austriaco. El Gobierno servio acuerda publicar mañana en el Journal Officiel la declaración que se les ha requerido; lo comunicarán también al ejército mediante Orden del Día; disolverán las sociedades de defensa nacional y todas las demás asociaciones que puedan agitar contra Austria-Hungría; se comprometen a modificar la ley de prensa, a destituir del servicio militar, del ministerio de instrucción pública y de las demás dependencias del Gobierno, a todos los funcionarios que se acredite su participación en la propaganda; sólo solicitan que se les comunique los nombres de estos funcionarios. En cuanto a la participación de funcionarios austriacos en la investigación, el Gobierno solicita que se les proporcione una explicación de la forma en que se ejercerá. No pueden aceptar ninguna participación que esté en conflicto con el derecho internacional o con las buenas relaciones de vecindad. Aceptan todas las demás exigencias del ultimátum y declaran que si el Gobierno austrohúngaro no se contenta con esto, están dispuestos a remitir el asunto al Tribunal de La Haya o a la decisión de las Grandes Potencias que participaron en la preparación de la declaración del 31 de marzo de 1909 ... ".

El Gobierno serbio contesta el ultimátum austro-húngaro:”… El Gobierno Real Servio ha recibido la comunicación del Gobierno Imperial y Real del 23 de julio y está convencido de que su respuesta terminará cualquier malentendido que pueda amenazar con perjudicar las relaciones de buena vecindad entre la Monarquía Austro-Húngara y el Reino de Servia. Consciente de que las protestas que se realizaron tanto desde la tribuna de la Skuptchina nacional como en las declaraciones y acciones de los representantes del Estado, protestas que fueron suspendidas a raíz de las declaraciones del Gobierno de Serbia el día 18 Marzo de 1909, no han sido renovadas en ninguna ocasión en lo que respecta a la gran Monarquía vecina, y que desde entonces no se ha hecho ningún intento, ni por los sucesivos Gobiernos Reales ni por sus órganos, de cambiar el estatus político y legal creado en Bosnia y Herzegovina. El Gobierno Real llama la atención sobre el hecho de que a este respecto el Gobierno Imperial y Real no ha hecho ninguna presentación, excepto una relativa a un libro escolar. El Gobierno Imperial y Real recibió una explicación completamente satisfactoria. Servia en numerosos casos ha dado pruebas de su política pacífica y moderada durante la crisis de los Balcanes, y se debe a Servia y al sacrificio que ha hecho en el interés exclusivo de la paz europea que la misma se haya conservado. El Real Gobierno no se hace responsable de las manifestaciones de carácter privado, como los artículos de prensa y el trabajo pacífico de las sociedades, manifestaciones que tienen lugar en casi todos los países en el curso ordinario de los acontecimientos y que, por regla general, van más allá control oficial. El Real Gobierno es tanto menos responsable, en vista del hecho de que en el momento de la solución de una serie de cuestiones que surgieron entre Serbia y Austria-Hungría mostró mucha consideración y así logró resolver la mayoría de estas cuestiones con mutua. ventaja para los dos países vecinos. Por estos motivos, el Real Gobierno se ha mostrado dolorosamente sorprendido por las denuncias de que ciudadanos del Reino de Serbia han participado en los preparativos del crimen cometido en Sarajevo; el Real Gobierno esperaba ser invitado a colaborar en la investigación de todo lo que concierne a este crimen, y se mostró dispuesto, a fin de demostrar la total corrección de su actitud, a tomar medidas contra las personas sobre las que pudieran presentarse reclamaciones. Cumpliendo con el deseo del Gobierno Imperial y Real, está dispuesto a someter a juicio a cualquier súbdito serbio, independientemente de su posición o rango, de cuya complicidad en el crimen de Sarajevo se presenten pruebas, y más especialmente, se compromete a publicar el la primera página del "Journal Officiel", en la fecha del 26 de julio, la siguiente declaración:"El Real Gobierno de Servia condena la propaganda dirigida contra Austria-Hungría y, en general, todas las tendencias que apuntan a la separación definitiva de los territorios que le pertenecen a la Monarquía Austro-Húngara, y deplora sinceramente las fatales consecuencias de estas actividades delictivas. El Real Gobierno lamenta que oficiales y funcionarios servios hayan participado, según la comunicación del Gobierno Imperial y Real, en la propaganda antes mencionada y comprometido así las relaciones de buena vecindad a las que el Real Gobierno se comprometió solemnemente mediante su declaración de 31 de marzo de 1909. El Real Gobierno, que desaprueba y repudia toda idea de interferir o intentar interferir con los destinos de los habitantes de cualquier parte de Austro-Hungría, considera que es su deber advertir formalmente a los oficiales y funcionarios, y a toda la población del Reino, que en lo sucesivo procederá con el mayor rigor contra las personas que puedan ser culpables de tales maquinaciones, sobre las que utilizará todos sus esfuerzos para prevenir y reprimir ". Esta declaración será puesta en conocimiento del Ejército Real en un orden del día, en nombre de Su Majestad el Rey, por Su Alteza Real el Príncipe Heredero Alejandro, y será publicada en el próximo boletín oficial del ejército. El Real Gobierno se compromete además 1. Insertar, en la primera convocatoria ordinaria de la Skuptchina, una disposición en la ley de prensa para el castigo más severo de la incitación al odio y el desprecio de la monarquía austrohúngara, y para tomar medidas contra cualquier publicación cuya tendencia general esté dirigida contra la integridad territorial de Austria-Hungría. El Gobierno se compromete, ante la inminente revisión de la Constitución, a añadir al artículo 22 de la Constitución una enmienda que permita el decomiso de dichas publicaciones, procedimiento actualmente imposible según las claras disposiciones del artículo 22 de la Constitución. 2. El Gobierno no posee prueba, ni la nota del Gobierno Imperial y Real la proporciona ninguna, de que la Narodna Odbrana y otras sociedades similares hayan cometido hasta el presente algún acto criminal de esta naturaleza a través de los procedimientos de cualquiera de sus miembros. Sin embargo, el Real Gobierno aceptará las demandas del Gobierno Imperial y Real y disolverá la Sociedad Narodna Odbrana y cualquier otra asociación que pueda estar dirigiendo sus esfuerzos contra Austria-Hungría. 3. El Real Gobierno de Serbia se compromete a retirar sin demora del sistema de instrucción pública de Serbia todo lo que sirva o pueda servir para fomentar la propaganda contra Austria-Hungría, siempre que el Gobierno Imperial y Real le proporcione hechos y pruebas de tal propaganda. 4. El Real Gobierno también acuerda retirar del servicio militar y civil a todas las personas que la investigación judicial pueda haber demostrado ser culpables de actos dirigidos contra la integridad territorial de la Monarquía Austro-Húngara, y espera que el Imperial y Real Gobierno le comunique en fecha posterior los nombres y actos de estos funcionarios y oficiales a los efectos del proceso que se les imponga. 5. El Real Gobierno debe confesar que no comprende claramente el significado o el alcance de la demanda formulada por el Gobierno Imperial y Real de que Servia se comprometa a aceptar la colaboración de funcionarios del Gobierno Imperial y Real en territorio servio, pero declara que admitirá la colaboración que se ajuste al principio del derecho internacional, al procedimiento penal y a las buenas relaciones de vecindad. 6. Huelga decir que el Real Gobierno considera un deber iniciar una investigación contra todas aquellas personas que estén, o eventualmente puedan estar, implicadas en el complot del 28 de junio y que puedan estar dentro del territorio del reino. En lo que respecta a la participación en esta investigación de agentes o autoridades austrohúngaros designados a tal efecto por el Gobierno Imperial y Real, el Real Gobierno no puede aceptar tal arreglo, ya que constituiría una violación de la Constitución y de la ley de procedimiento penal; no obstante, en casos concretos, las comunicaciones sobre los resultados de la investigación en cuestión podrían enviarse a los agentes austrohúngaros. 7. El Real Gobierno procedió, la misma noche de la entrega de la nota, a arrestar al comandante Voja Tankositch. En lo que respecta a Milan Ciganovitch, que es súbdito de la monarquía austrohúngara y que hasta el 15 de junio estaba empleado (en libertad condicional) por la dirección de ferrocarriles, aún no ha sido posible detenerlo. Se ruega al Gobierno austrohúngaro que tenga la amabilidad de proporcionar lo antes posible, en la forma habitual, las pruebas presuntivas de culpabilidad, así como las posibles pruebas de culpabilidad que se hayan reunido hasta el momento, en la investigación de Sarajevo, para su uso en la investigación servia. 8. El Gobierno de Serbia reforzará y ampliará las medidas que se han tomado para reprimir el tráfico ilícito de armas y explosivos a través de la frontera. Huelga decir que el Gobierno de Serbia ordenará inmediatamente una investigación y castigará severamente a los funcionarios de la frontera en la línea Schabatz-Loznica que no cumplieron con su deber y dejaron pasar a los autores del crimen de Sarajevo. 9. El Real Gobierno proporcionará gustosamente explicaciones de las declaraciones realizadas por sus funcionarios, ya sea en Servia o en el extranjero, en entrevistas posteriores al crimen, y que, según la declaración del Gobierno Imperial y Real, fueron hostiles a la Monarquía, como tan pronto como el Gobierno Imperial y Real le haya comunicado los pasajes en cuestión en estos comentarios, y tan pronto como haya demostrado que los comentarios fueron realmente hechos por dichos funcionarios, en relación con los cuales el propio Real Gobierno tomará medidas para recolectar evidencia. 10. El Real Gobierno informará al Imperial y Real Gobierno de la ejecución de las medidas comprendidas en los epígrafes anteriores, en la medida en que no lo haya hecho ya en la presente nota, tan pronto como cada medida haya sido ordenada y ejecutada. Si el Gobierno Imperial y Real no está satisfecho con esta respuesta, el Gobierno de Serbia, considerando que no es de interés común tomar una acción precipitada en la solución de esta cuestión, está dispuesto, como siempre, a aceptar un entendimiento pacífico, bien remitiendo esta cuestión a la decisión del Tribunal Internacional de La Haya, bien a las Grandes Potencias que participaron en la redacción de la declaración realizada por el Gobierno de Serbia el 31 de marzo de 1909…”.

El baron Vladimir Giesl von Gieslingen, embajador austro-húngaro en Belgrado, le envía un telegrama a Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores:"... Como el plazo estipulado en la nota, que por orden de mi Gobierno entregué a Su Excelencia M. Patchou anteayer jueves a las 6 de la tarde, ya ha expirado, y como no he recibido una respuesta satisfactoria, tengo el honor de informar a Su Excelencia que me marcho de Belgrado esta noche junto con el personal de la legación Imperial y Real. La protección de ella, junto con todos sus accesorios, anexos y archivos, así como el cuidado de los súbditos e intereses de Austria-Hungría en Serbia, se confía a la legación Imperial Alemana.
Finalmente, deseo manifestar formalmente que, desde el momento en que esta carta llegue a Su Excelencia, la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Serbia y Austria-Hungría tendrá el carácter de un hecho consumado…”.

Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores serbio, le envía un telegrama a todas las embajadas serbias en el exterior: "... He comunicado la respuesta a la nota austrohúngara hoy a las 17.45 hs. Recibirá el texto completo de la respuesta esta noche. Se verá que hemos llegado lo más lejos posible. Cuando le entregué la nota al ministro austrohúngaro, me dijo que tendría que compararla con sus instrucciones y que luego daría una respuesta inmediata. Cuando regresé al Ministerio, se me informó en una nota del embajador austrohúngaro que no estaba satisfecho con nuestra respuesta y que salía de Belgrado esa misma noche, con todo el personal de la Legación. La protección de la legación y sus archivos, así como el cuidado de los intereses austriacos y húngaros fueron confiados por él a la legación alemana. Por último, declaró que, al recibir la nota, las relaciones diplomáticas entre Serbia y Austria-Hungría deben considerarse definitivamente interrumpidas. El Gobierno de Serbia ya ha convocado a Skuptchina para reunirse el 27 de julio en Nish, adonde se dirigen todos los ministros con su personal esta noche. El Príncipe Heredero ha emitido en nombre del Rey, una orden para la movilización del ejército, mientras que mañana o pasado mañana se hará una proclama en la que se anunciará que los civiles que no estén sujetos al servicio militar deberán permanecer pacíficamente en casa, mientras los soldados deben pesentarse en sus puestos designados y, en caso de que Servia sea atacada, defender el país lo mejor que puedan…”.

Desde Semlin, el embajador de Austria en Belgrado, barón Vladimir Giesl von Gieslingen, le envía un telegrama al conde L. Berchtold:”…Siendo inadecuada la respuesta del real Gobierno Servio a nuestras demandas del 23 de julio, he roto relaciones diplomáticas con Servia y he dejado Belgrado con el personal de la legación. La respuesta me fue entregada a las 17.58 horas…”.

Jules Cambon, embajador francés en Alemania, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… A lo largo de la tarde ha existido un persistente rumor de que Servia se había sometido a las demandas austriacas. Esta noche los periódicos publicaron ediciones adicionales que anuncian una ruptura en Belgrado y la salida del embajador austrohúngaro. El corresponsal de la Agence Havas en la Wilhelmstrasse acaba de recibir la confirmación de este rumor. Grandes multitudes formadas por varios cientos de personas se están reuniendo aquí ante las oficinas del periódico y una manifestación de un gran número de jóvenes acaba de pasar por el Pariser-platz gritando "Hurra" por Alemania y cantando canciones patrióticas. Los manifestantes están visitando la Siegessaül, la embajada de Austria y luego la de Italia. Es un estallido significativo de chovinismo. Una alemana a la que vi esta noche me confesó que aquí se temía que Servia aceptara toda la nota austriaca, reservándose el derecho de discutir la manera en que se le debe dar efecto, para ganar tiempo y para permitir que los esfuerzos de las Potencias se desarrollen efectivamente antes de la ruptura. En los círculos financieros ya se están tomando medidas para hacer frente a cualquier eventualidad, ya que no se vislumbra ningún medio para evitar la crisis, en vista del decidido apoyo que Alemania está dando a Austria. Yo, por mi parte, veo en Gran Bretaña la única potencia que podría ser escuchada en Berlín. Pase lo que pase, París, San Petersburgo y Londres no lograrán mantener la paz con dignidad a menos que muestren un frente firme y absolutamente unido… ”.

Sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Viena, le envía un telegrama a sir Edward Gray:"... La respuesta servia a las demandas austrohúngaras no se considera satisfactoria, y el embajador austrohúngaro ha abandonado Belgrado. Se cree que la guerra es inminente...".

Alfred Chilhaud-Dumaine, embajador de Francia en Austria, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores francés: "... Su telegrama me llega exactamente en el momento en que expira el tiempo límite dado a Servia. Por otro lado, acabo de informarle en qué condiciones ha tenido que llevar a cabo su gestión el encargado de negocios ruso, parece inútil apoyarle cuando ya no hay tiempo para ello. Durante la tarde corrió el rumor de que Servia había cedido al ultimátum, mientras agregaba que estaba apelando a las Potencias en su contra. Pero la última noticia es que en el último momento se nos asegura que el embajador austriaco acaba de salir apresuradamente de Belgrado; debió pensar que la aceptación por parte del Gobierno de Serbia de las condiciones impuestas por su Gobierno era inadecuada…”.

Dayrell Crackanthorpe, encargado de negocios británicos en Belgrado, le envía un nuevo telegrama a sir Edward Grey: "... El ministro austríaco se fue a las 6.30. El gobierno se fue a Nish, donde el Skuptchina (parlamento servio) se reunirá el lunes. Me voy con mis otros compañeros, pero el vicecónsul se queda a cargo de los archivos ... ”.

Vasily Strandtman, encargado de negocios ruso en Belgrado, envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Sazonov:"... A pesar del carácter extremadamente conciliador de la respuesta servia al ultimátum, el embajador austriaco acaba de informar al Gobierno de Serbia, en una nota entregada a las 18.30 horas de esta tarde, que al no haber recibido una respuesta satisfactoria en el plazo fijado, se marchaba de Belgrado con todo el personal de la legación. La Skuptchina está convocada para el 27 de julio en Nish. El Gobierno de Serbia y el Cuerpo Diplomático parten esta noche hacia esa ciudad…”.

Nikola Pashitch, primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, a todas las legaciones serbias en el exterior: "... Hoy se ha comunicado un breve resumen de la respuesta del Real Gobierno a los representantes de los gobiernos aliados en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Se les informó que la respuesta sería bastante conciliadora en todos los puntos, y que el Gobierno serbio aceptaría las demandas austrohúngaras en la medida de lo posible. El Gobierno serbio confía en que el Gobierno austrohúngaro, a menos que esté decidido a hacer la guerra a toda costa , verán en la forma de aceptar, la plena satisfacción ofrecida en la respuesta serbia ... ".

El conde Leopold Berchtold, ministro austro-húngaro de Asuntos Exteriores, comunica a Yov. M. Yovanovitch, embajador serbio en Viena:"... Como no se ha dado una respuesta satisfactoria a la nota que el ministro imperial y real, extraordinario y plenipotenciario, entregó al gobierno real el 23 de octubre, me he visto obligado a instruir al barón Giesl para dejar la capital serbia y encomendar la protección de los súbditos de Su Majestad Imperial, Real y Apostólica a la legación alemana. Lamento que las relaciones que he tenido el honor de mantener con usted ... hayan terminado así, y aprovecho esta oportunidad para poner a su disposición los pasaportes adjuntos para su regreso a Serbia, así como para el regreso del personal de la Real Legación ... ".

La artillería del imperio Austro-húngaro informa que solo tiene 500 proyectiles por arma.

El general serbio Radomir Putnik es detenido por los austríacos cerca de Budapest.

A las 21.23 hs. el emperador austro-húngaro Francisco José firma la orden de movilización -a partir de mañana- y un decreto del consejo de ministros transfiere una parte de la jurisdicción judicial a las cortes militares.

El comandante en jefe del ejército alemán, mariscal de campo Helmuth von Moltke, el ministro de guerra -general Erich von Falkeyhan- y el almirante von Phol, jefe de la armada, vuelven a Berlín de sus respectivas licencias.

En su primer informe al káiser Bethmann Hollweg resta importancia a la crisis. Menciona que los serbios han respondido al ultimátum y que Giesl ha dejado Viena, pero no que Serbia ha comenzado a movilizarse.

El jefe de la inteligencia alemana en Königsberg, Prusia Oriental, informa que los mensajes codificados intercambiados entre la torre Eiffel en París y la estación inalámbrica rusa en Bobryusk -durante la noche anterior- no fueron inusualmente largos.

Pasa el primer buque de guerra a través del recién ampliado canal de Kiel. (Alemania).

Por la noche, en Alemania, se realizan reuniones en contra de la guerra organizadas por el partido socialista alemán. Las manifestaciones en la calle contra la guerra están prohibidas.

El zar Nicolás II convoca a sus ministros a Tsárskoye Selo. El canciller Sazonov y el Gran Duque Nikolai Nikolaevich declaran que Rusia no puede mantenerse al margen y permitir la humillación de Serbia sin perder su rango como potencia mundial.

El zar y el gran duque Nicolás ordenan la premovilización de la primera y segunda categoría de reservistas en la frontera con Austria para tratar de contrarrestar la presión sobre Serbia.

Los cruceros livianos alemanes Dresden y Karlsruhe están en Puerto Príncipe.

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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Lutzow »

estebanj escribió:Pasa el primer buque de guerra a través del recién ampliado Canal de Kiel. (Alemania).
Justo a tiempo... Para la Kaiserliche Marine resultaba vital que sus buques capitales pudiesen ir del Mar del Norte al Báltico sin tener que rodear la Península de Jutlandia, pues si los británicos se decidían por un bloqueo cerrado (tal y como pensaba von Tirpitz), deberían dividir su flota en dos, mientras los alemanes podrían actuar con toda su fuerza contra una de las partes... Obviamente la Royal Navy optó por un bloqueo lejano, pero ese es otro cantar...

Por lo demás resulta triste leer como Europa se deslizaba hacia su auto-destrucción de forma parsimoniosa sin que nadie decidiese echar el freno... Gracias por tu trabajo Esteban, muy esclarecedor sobre la tempestad de acero (ese Jünger) que está a punto de desencadenarse...

Saludos.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

26 de Julio de 1914.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”... von Tschirschky (embajador alemán en Viena) me informó hoy ... que, según un telegrama enviado desde Londres el día 25, a las 15 horas, por el príncipe Lichnowsky (embajador alemán en Gran Bretaña), sir Edward Grey había remitido a este último un borrador de la respuesta servia junto con una carta personal expresando la esperanza que, en vista del tono conciliador de la respuesta, el Gabinete de Berlín recomendaría su aceptación en Viena. Considero conveniente que vuelva sobre este asunto y llame la atención del canciller sobre el hecho de que, casi en el momento en que envió su nota al príncipe Lichnowsky, es decir, ayer a las 3 de la tarde, Servia ya había ordenado una movilización general; esto demuestra que en Belgrado no había ninguna inclinación por un arreglo pacífico. La respuesta insatisfactoria, que, según parece, había sido enviada previamente a Londres, no fue entregada al ministro imperial y real en Belgrado hasta las 6 de la tarde, después de que se emitiera la orden de movilización…”.

Sir Horace Rumbold, encargado de negocios británico en Berlín, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores británico:”…El subsecretario de Estado acaba de telefonearme para decir que el embajador alemán en Viena ha sido instruido para transmitir al Gobierno austrohúngaro sus esperanzas (las del Gobierno británico) de que puedan tener una visión favorable de la respuesta servia entregada en Belgrado el 25 de julio si ella se corresponde con lo previsto. El subsecretario de Estado considera muy bueno hacer esta comunicación al Gobierno austro-húngaro, que implica en cierta forma, asociarse con su esperanza (la del Gobierno británico). El Gobierno alemán no ve que en su camino pueda ir más allá de esto…”.

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un telegrama al conde Leopold Boerchtold:”…Acabo de tener una larga conversación con Sazonow. Le dije al ministro que tenía la impresión de que la naturaleza de nuestra acción había sido mal entendida en Rusia. Se sospechaba que estábamos contemplando un ataque a los Balcanes y que pretendíamos marchar sobre Salónica o posiblemente incluso sobre Constantinopla. Otros llegan a describir nuestra acción como el comienzo de una guerra preventiva contra Rusia. Declaro que todo esto es erróneo y en cierto sentido absurdo. El propósito de nuestra acción es simplemente la autoconservación y la autodefensa contra una propaganda hostil que amenaza la integridad de la Monarquía, llevada a cabo de palabra, escrito y hecho. Nadie en Austria-Hungría pensaría en amenazar los intereses rusos o en entablar una pelea con Rusia. Sin embargo, estábamos decididos a alcanzar la meta que teníamos a la vista, y el camino que habíamos elegido nos parecía el más eficaz. Como nos habíamos embarcado en una acción de legítima defensa, recalqué el hecho de que no podíamos dejarnos desviar por ninguna consecuencia. Sazonow estuvo de acuerdo conmigo en principio. Reconoció nuestro objetivo como perfectamente legítimo, pero expresó la opinión de que el método que habíamos seleccionado para lograrlo no era feliz en su forma. Había estudiado la nota desde su presentación, observó, y le gustaría leerla una vez más conmigo, si tuviera tiempo para hacerlo. Respondí que estaba a su disposición, pero que no estaba autorizado para discutir la redacción de la nota ni para dar una interpretación de la misma. Sin embargo, sus comentarios serían de gran interés. El ministro luego analizó todos los puntos de nuestra nota y esta vez encontró que siete de las diez cláusulas eran, en general, aceptables. Se opuso únicamente a las dos cláusulas relativas a la cooperación de los funcionarios austrohúngaros en Serbia y a la cláusula relativa al despido de los oficiales y funcionarios señalados por nosotros. Esas cláusulas las calificó como inaceptables en su forma actual. Con referencia a las dos primeras cláusulas, me encontré en condiciones de dar una interpretación auténtica en el sentido de su telegrama del 25 pasado. La tercera cláusula la califiqué como una demanda necesaria. En cualquier caso, los acontecimientos se habían puesto en marcha. Los servios se habían movilizado ya ayer y yo ignoraba lo que había sucedido desde entonces…”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Sazonov, le envía un telegrama a Nikolai Schebeko, embajador ruso en Viena:"...Hoy tuve una larga y amistosa conversación con el embajador austrohúngaro. Después de discutir las diez demandas dirigidas a Servia, llamé su atención sobre el hecho de que, aparte de la forma poco ingeniosa en que fueron presentadas, algunas de ellas eran bastante impracticables, incluso si el Gobierno de Serbia accedía a aceptarlas. Así, por ejemplo, los puntos 1 y 2 no podrían llevarse a cabo sin reformular la ley de prensa y la ley de asociaciones de Servia, y, para ello, podría resultar difícil obtener el consentimiento de la Skuptchina. En cuanto a la aplicación de los puntos 4 y 5, podría tener las consecuencias más peligrosas, e incluso el riesgo de actos de terrorismo dirigidos contra la familia real y contra Pashitch, lo que claramente no puede ser la intención de Austria. En cuanto a los demás puntos me pareció que, con ciertos cambios de detalle, no sería difícil encontrar una base de mutuo acuerdo, si las acusaciones contenidas en ellos fueran confirmadas por pruebas suficientes. En aras del mantenimiento de la paz que, según las declaraciones de Szapary, es tan deseado por Austria como por todas las Potencias, es necesario poner fin a la tensión del momento presente lo antes posible. Con este objetivo en mente, me pareció muy deseable que se autorizara al embajador austrohúngaro a participar en un intercambio privado de puntos de vista con el fin de volver a redactar en consulta conmigo, ciertos artículos de la nota austriaca del 23 de julio. Este método de procedimiento tal vez nos permita encontrar una fórmula que resulte aceptable para Servia, al tiempo que satisfaga a Austria con respecto a la principal de sus demandas. Transmita el contenido de este telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de manera juiciosa y amigable. Comunicado a los embajadores rusos en Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia…”.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Sazonov, le envía un telegrama al embajador de Rusia en Alemania, de Swerbéew:"...Por favor comunique el contenido de mi telegrama a Viena de hoy al ministro de Asuntos Exteriores alemán, expresándole la esperanza de que él, por su parte, pueda asesorar a Viena para que reciba la propuesta de Rusia con un espíritu amistoso…”.

El embajador alemán en Rusia, Friedrich von Pourtalès, le envía un telegrama al canciller de Alemania, Theobald von Bethmann-Hollweg:"... El embajador austrohúngaro ha mantenido una prolongada conversación con Sazonov esta tarde. Ambas partes han tenido una impresión satisfactoria, como me dijeron después. La seguridad del embajador de que Austria-Hungría no tenía idea de conquista, pero deseaba obtener por fin la paz en sus fronteras, pacificó enormemente al ministro...".

El encargado de negocios de Rusia en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Sazonov:”… El embajador alemán volvió a visitar hoy al ministro interino de Relaciones Exteriores y le hizo las siguientes declaraciones: “Austria ha declarado a Rusia que no desea adquisiciones territoriales y que no alberga ningún plan contra la integridad de Servia. Su único objetivo es asegurar su propia paz y tranquilidad y, en consecuencia, corresponde a Rusia evitar la guerra. Alemania está en armonía con Francia en su ardiente deseo de preservar la paz, y espera sinceramente que Francia ejerza una influencia moderadora en San Petersburgo". El ministro señaló que Alemania, por su parte, bien podría actuar de manera similar en Viena, especialmente en vista del espíritu conciliador desplegado por Servia. El embajador respondió que tal curso no era posible, debido a la decisión de no intervenir en la disputa austro-servia. A continuación, el ministro preguntó si las cuatro potencias, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Francia, no podían hacer gestiones en San Petersburgo y Viena, pues el asunto equivalía, en efecto, a una disputa entre Austria y Rusia. El embajador alegó que no tenía instrucciones. Finalmente, el ministro se negó a aceptar la propuesta alemana...".

El encargado de negocios de Bélgica en San Petersburgo -barón de L'escaille- le manda un telegrama a Julien Davignon, ministro belga de Relaciones Exteriores:"...El ministro de Relaciones Exteriores afirmó ayer que Rusia no permitirá que Austria-Hungría aplaste a Serbia, a quien, sin embargo, se le ha dado un consejo moderado, en el sentido de que ceda en los puntos del ultimátum que tienen un carácter judicial y no político El Gobierno ruso cree que la situación es muy grave…”.

Camille Barrère, embajador francés en Roma, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia:"...Sazonof dijo ayer al embajador italiano en San Petersburgo que Rusia empleará todos los medios diplomáticos para evitar un conflicto, y que no perdió la esperanza de que la mediación pudiera llevar a Austria a una actitud menos intransigente; pero que no se podía pedir a Rusia que permitiera que se aplaste a Servia. Yo observo que la mayor parte de la opinión pública italiana es hostil a Austria en este serio asunto…”.

Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia le envía un telegrama a Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres:"...Paleologue me envía el siguiente telegrama:"Sazonof aconseja al Gobierno de Serbia que solicite la mediación del Gobierno británico". De acuerdo con Paul Cambon, creo que el Gobierno francés sólo puede decir que espera que el Gobierno británico acepte si se le hace una oferta de este tipo.…”.

Maurice Paleologue, embajador francés en Rusia, le envía un telegrama Bienvenu-Martin, ministro de relaciones exteriores interino de Francia:”… El ministro de Relaciones Exteriores continúa con loable perseverancia en la búsqueda de medios para lograr una solución pacífica. "Hasta el último momento", me dijo, "me mostraré dispuesto a negociar". Es con este espíritu que acaba de llamar al conde Szapary -embajador de Austria en Rusia- para hacer una "explicación franca y leal". Sazonov comentó en su presencia el ultimátum austrohúngaro, artículo por artículo, dejando claro el carácter insultante de las cláusulas principales. "La intención que inspiró este documento", dijo, "es legítima si no persiguió otro objetivo que la protección de su territorio contra las intrigas de los anarquistas servios; pero el procedimiento al que ha recurrido no es defendible". Concluyó: "Retira tu ultimátum, modifica su forma y te garantizo el resultado". El embajador austrohúngaro se mostró conmovido por este lenguaje, sin embargo, a la espera de instrucciones, se reserva la opinión de su Gobierno. Sin desanimarse, Sazonov ha decidido proponer esta noche al conde Berchtold la apertura de conversaciones directas entre Viena y San Petersburgo sobre los cambios que se introducirán en el ultimátum. Esta interposición amistosa y semioficial de Rusia entre Austria y Serbia tiene la ventaja de ser rápida. Por lo tanto, cree que es preferible a cualquier otro procedimiento y que probablemente tenga éxito… ”.

Alfred Chilhaud-Dumaine, embajador de Francia en Viena, envía un telegrama a René Viviani, primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores francés:“… Schebek (embajador ruso en Viena) ha regresado apresuradamente de un viaje a Rusia; sólo lo había emprendido después de haber recibido la garantía del conde Berchtold de que las demandas sobre Servia serían completamente aceptables. El embajador austrohúngaro en San Petersburgo habló en el mismo sentido a Sazonov la noche anterior a la entrega de la nota. Este procedimiento, que es bastante habitual en la diplomacia de la monarquía, y que el barón Macchio también ha empleado conmigo, parece haber aumentado mucho la irritación del gobierno ruso. Schebeko hará un esfuerzo, sin embargo, para aprovechar el retraso que es indispensable para la movilización, para hacer una propuesta de arreglo, que al menos tendrá la ventaja de permitirnos medir el valor de las declaraciones pacíficas de Alemania. Mientras hablábamos de la situación esta tarde, en compañía de sir Maurice de Bunsen -embajador británico en Austria- este último recibió instrucciones del Foreign Office con referencia a la gestión que intentaría el representante de las cuatro Potencias menos directamente interesadas. Espero, por tanto, que mañana tengamos que consultar con el duque de Avarna y con Tschirscky, quien, para negarse a concurrir, seguramente se atrincherará detrás del principio de localización del conflicto. Mi impresión es que el Gobierno austrohúngaro, aunque sorprendido y quizás lamentando el vigor con el que se ha inspirado, se creerá obligado a iniciar una acción militar…”.

El conde Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, le envía un telegrama a sus embajadores en Berlín, Londres, París y san Petersburgo: "…Habiendo rechazado Servia nuestras demandas, hemos roto relaciones diplomáticas con ese país. Se le indica que llame inmediatamente al secretario de Relaciones Exteriores o su representante y formule su declaración de la siguiente manera: El Gobierno Real de Serbia se ha negado a cumplir con las demandas que nos habíamos visto obligados a hacerle para salvaguardar permanentemente nuestros intereses más vitales, que Servia amenaza. Al hacerlo, Servia ha manifestado su falta de voluntad para abandonar sus tácticas subversivas, que están dirigidas a fomentar disturbios en algunos de nuestros territorios fronterizos con miras a su eventual separación de la Monarquía Dual, y, en contra de nuestro deseo, nos hemos visto sometidos a la necesidad de emplear las medidas más severas para obligar a Servia a modificar radicalmente su hasta ahora hostil actitud hacia nosotros…”.

Berchtold envía también un telegrama con idéntica redacción al embajador austro-húngaro en Italia, Kajetan von Merey.

El embajador británico en Roma, sir Renell Rodd le envía un telegrama a sir Edward Gray, secretario de Relaciones Exteriores Británico:"...El ministro de Relaciones Exteriores da la bienvenida a su propuesta de una conferencia, e instruirá al embajador italiano esta noche en consecuencia. El embajador de Austria ha informado al Gobierno italiano esta tarde que el embajador en Belgrado había sido convocado, pero que no implicaba declaración de guerra…”.

La embajada de Austria-Hungría en Bruselas le hace saber al ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica:”… Pashitch dio la respuesta del Gobierno de Serbia a la nota austrohúngara antes de las 6 de la tarde de ayer. Esta respuesta no se consideró satisfactoria, se rompieron las relaciones diplomáticas y el embajador y el personal de la legación de Austria abandonaron Belgrado. La movilización servia ya ha sido ordenada antes de las 3 en punto…”.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold:”...He comunicado, según las instrucciones, el cese de relaciones diplomáticas entre Serbia y este gobierno. Como sir Edward Gray estaba ausente, hablé con sir A. Nicolson, quien confesó estar muy preocupado, pero todavía espera que se encuentren algunos medios para evitar que estallen las hostilidades. No ha escuchado casi nada de París, de San Petersburgo solo que hay mucha excitación. En el "Observer", el periódico dominical de hoy, un excelente artículo principal sin prejuicios…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:"...En el Ministerio de Relaciones Exteriores me exhibieron en la más estricta confidencialidad un telegrama del embajador francés en Belgrado, con el resumen de la respuesta servia a nuestra nota, que le habían mostrado antes de enviarla. Según este extracto, Servia acepta incondicionalmente todos nuestros puntos, declara que modificará las leyes de prensa y se limita a solicitar información detallada sobre la participación en Servia de nuestros órganos en la investigación judicial, a la que no se opone en principio. Monsieur Berthelot se mostró muy sorprendido de que no se aceptara esta respuesta, que equivale a una capitulación. Respondí que no conocía el texto de la respuesta servia y debo suponer que contiene reservas, que modifican el aparente carácter conciliador de ella y la hacen inaceptable. Si Servia realmente ha aceptado incondicionalmente nuestras demandas, me temo que nuestra actitud intransigente causará una muy mala impresión aquí. El discurso de Monsieur Berthelot fue en todo lo demás muy conciliador; expresó la esperanza de que la rendición sumisa de Servia sirviera de base para futuras negociaciones. El telegrama antes mencionado parece haber estado 20 horas en camino; un hecho que Berthelot mencionó sin comentar…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin envía otro telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:"...La circunstancia de que, según todos los informes de los periódicos de París, el Gobierno servio aceptó todas nuestras exigencias y solo pide detalles sobre algunos puntos que también acepta, pero que de todos modos declaremos que la respuesta es inaceptable, ha causado muy mala impresión aquí, y se interpreta de esta manera: que queremos la guerra a cualquier precio. Les digo a todos que el texto oficial aún no se ha publicado y que probablemente contiene reservas que hacen ilusorias las concesiones. Las objeciones contra la posibilidad de una guerra son todavía muy fuertes, pero la opinión pública comienza a acostumbrarse a la idea…”.

El encargado de negocios de Rusia en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Sazonov:”…El Director del Departamento Político me hace saber que, al informar al embajador austrohúngaro del contenido de la respuesta servia al ultimátum, el embajador no ocultó su sorpresa de que no había satisfecho a Giesl. En opinión del Director del Departamento Político, la actitud conciliadora de los los servios debería producir la mejor impresión en Europa…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría:"...El barón Schoen (embajador alemán en Francia) ha informado, que el conde Szapary (embajador austríaco en Rusia) comunicó en San Petersburgo, que estamos resueltos a no tocar la integridad territorial de Servia. El representante del ministro de Relaciones Exteriores recibió esta garantía con manifiesto placer. El embajador alemán agregó la solicitud de que Francia, como Alemania ya lo había hecho, utilizara su influencia en San Petersburgo para hacer que Rusia aconsejara la sumisión a Servia. El ministro declaró que Francia estaba sumamente ansiosa por ver el fin del conflicto mediante la conciliación, pero expresó su sorpresa de que la nota servia, que parecía cumplir con todos nuestros deseos, se hubiera considerado inaceptable. También habló de la idea de Sazonov, según la cual, así como la declaración de Serbia de 1909 había sido notificada a las potencias, también se debería invitar a estas a examinar la actitud de Serbia, y para ello se debería solicitar el expediente ofrecido por Austria-Hungría, e investigarlo. El barón Schoen explicó la impracticabilidad de esta idea y el ministro admitió que en este caso no podríamos someternos a un Areópago europeo…”.

El conde Berchtold le envía un nuevo telegrama a su embajador en Italia, Kajetan von Merey:”… Al llevar a cabo las instrucciones contenidas en el telegrama de hoy, también señalará al marqués di San Giuliano o a su representante, que el Real Gobierno Italiano es consciente de que estamos lejos de albergar un propósito agresivo y que es un acto de autodefensa si, después de muchos años de tolerancia, finalmente decidimos poner fin a las maquinaciones de los gran servios por la fuerza de las armas, si es necesario. Debo suponer que en Roma no se intentará negar que hemos mostrado la mayor paciencia con Servia durante muchos años, ante las provocaciones más graves, aunque la propaganda gran servia se llevó a cabo con creciente audacia y suscitó inevitablemente nuestra grave aprensión. Los resultados de la investigación demuestran claramente que Belgrado no se ha abstenido ni siquiera de los medios más violentos para la consecución de su objetivo y, por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que es hora de utilizar todas las presiones disponibles para exigir garantías para evitar la continuación de las intolerables condiciones actuales en nuestra frontera sureste. Todos los medios pacíficos para inducir a Servia a cambiar su actitud se han agotado, cabe esperar un recurso a las armas. Hace poco tiempo, Italia consideró necesario hacer la guerra por la preservación de sus intereses económicos y por su posición en el Mediterráneo. En el espíritu amistoso de nuestra alianza, dimos la bienvenida a los éxitos de sus armas y reconocimos de inmediato la extensión subsiguiente de la esfera de poder italiana. Finalmente, señalará que el duque de Avarna ha declarado oficialmente que Italia, en caso de guerra entre nosotros y Servia, recordaría sus obligaciones hacia la alianza y que agradecemos mucho este acto amistoso por estar de acuerdo con los términos de nuestra alianza…”.

El conde Leopold von Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, le envía otro telegrama al embajador austríaco en Italia, Kajetan von Merey:”… Por instrucciones fechadas el 20 pasado, se le ha informado de los argumentos a utilizar si Italia intentara interponer obstáculos a nuestra acción contra Servia sobre la base de una interpretación arbitraria del artículo VII del Tratado de la Triple Alianza. También es consciente de que no me parece deseable crear malestar entre Roma y Viena mediante debates que ofrecen pocas esperanzas de un resultado satisfactorio. Por otro lado, debemos estar preparados para una actitud insistente por parte del Gobierno italiano y, en vista del tono adoptado por algunos periódicos italianos, no parece imposible que el marqués di San Giuliano se esfuerce por presentar nuestra actitud durante la guerra de Libia como un obstáculo para las actividades italianas. También podría hacer un mal uso para sus fines de nuestra referencia al artículo VII en esa ocasión. La cuestión de si los territorios de los Estados balcánicos se rigen o no por las disposiciones del artículo VII no influye en la cuestión de si la aplicación del artículo VII se habría justificado con respecto a las islas bajo ocupación italiana en el mar Egeo. Sin embargo, mi principal objetivo en este momento es refutar enfáticamente un posible reproche de Italia de haber actuado de manera contraria al espíritu amistoso de nuestra alianza. A tal efecto, parece conveniente recordar brevemente nuestra actitud durante la guerra libia. El 26 de septiembre de 1911, el duque de Avarna, siguiendo instrucciones de su gobierno, declaró que Italia limitaría sus actividades al Mediterráneo y que no haría nada adverso a la política que había seguido hasta entonces, a saber, el mantenimiento del estatu quo en los Balcanes. Sin embargo, un mes después, el marqués di San Giuliano asumió un cargo que expresó de la siguiente manera":...Siempre nos hemos reservado la mano libre para realizar operaciones militares más allá de las costas turcas en el Adriático y en el Mar Jónico..." Entonces el conde Aehrenthal se limitó a señalar los peligros de la reacción en los Balcanes en caso de que Italia llevara a cabo sus actividades militares en las costas del Mar Egeo y señaló que incluso una ocupación temporal de las islas del Mar Egeo sería contraria a la disposiciones del artículo VII. Al mismo tiempo, el conde Aehrenthal hizo hincapié en la larga amistad entre Austria y Hungría. Nuestra reserva adicional en el asunto de la extensión de las actividades de Italia se explicó posteriormente por la consideración de que Austria-Hungría, al dar su consentimiento, habría compartido la responsabilidad que Italia tendría que aceptar si quisiera actuar en contra de sus declaraciones en el comienzo de la guerra o desatendiendo sus obligaciones con la alianza. La declaración del conde Aehrenthal al embajador alemán (a finales de noviembre de 1911) muestra claramente nuestra actitud amistosa y nuestros esfuerzos por evitar cualquier discusión que pudiera perturbar las relaciones entre los Aliados en un momento en que Italia estaba en guerra. En esa ocasión se le indicó a von Tschirschky que nos esforzaríamos por evitar abordar la cuestión relativa a la extensión de las actividades italianas en la costa asiática sin tener, sin embargo, la intención de causar con ello dificultades al Gobierno italiano; ni siquiera deseábamos despertar su aprensión ante tal posibilidad. Una prueba más de nuestra amistad se dio cuando, a fines de febrero de 1912, Gran Bretaña presentó la propuesta de que Italia prometiera que se abstendría de cualquier acción contra los Dardanelos. En cumplimiento del deseo del marqués di San Giuliano, rechazamos esta propuesta, y fue por nuestra oposición que se abandonó el proyecto británico. La monarquía dual hizo más; publicó en Londres y Constantinopla las negaciones de los rumores que circulaban de que Italia le había hecho promesas sobre los Dardanelos. El 6 de abril de 1912, von Tschirschky volvió una vez más a la intención de Italia de ampliar su esfera de actividad. Luego se le señaló que no podíamos alterar nuestra actitud de renuencia a asumir una parte de la responsabilidad de Italia. Al mismo tiempo, se le dio a entender que Italia podía estar segura de nuestra pasividad tácita en caso de una propuesta de acción temporal en territorios que probablemente no afectarían a los Balcanes. Sin embargo, sería mejor evitar entrar en detalles de operaciones específicas. Para asegurar a los gobiernos aliados nuestra buena voluntad, declaramos en las conversaciones con el duque de Avarna los días 13 y 15 de abril de 1912, nuestra voluntad de hacer una excepción en las islas de Rhodos y Karpathos, en la desembocadura del sur del Mar Egeo y geográficamente pertenecientes al Mediterráneo, así como de la saliente de rocas, llamada Stampalia (Astropalia), frente a las Cícladas; que no nos opondríamos a su ocupación. Solo exigimos que Italia nos dé garantías de que la ocupación propuesta de estas islas sería temporal. El conde Szogyeny informó, con fecha del 21 de mayo de 1912, que von Kiderlen-Waeehter había reconocido con gratitud nuestra posición conciliadora en el asunto de la acción italiana en el archipiélago. En el curso de una conversación que tuvo lugar al día siguiente en relación con la ocupación de Kos, que se había llevado a cabo por Italia mientras tanto, y de varias otras islas vecinas, el duque de Avarna nos reprochó nuestra "protesta" contra más ocupaciones de islas. Este reproche fue naturalmente refutado y se afirmó que no se trataba de una "protesta"; simplemente habíamos especificado nuestras reclamaciones legítimas basándonos en la redacción del artículo VII. Mientras tanto, para no hacer más difícil el problema de Italia, no teníamos intención de hacer valer nuestros derechos. Se muestra claramente que hemos especificado en términos expresos nuestros derechos de conformidad con el acuerdo, pero no hemos hecho nada para impedir las actividades de Italia. Para no involucrarnos en la responsabilidad, hemos rechazado nuestro consentimiento positivo a las medidas que cabría esperar que provoquen una reacción en los Balcanes. Por el contrario, nos contentamos con haber advertido a Italia contra las reacciones amenazantes. Los acontecimientos posteriores han demostrado que esas advertencias estaban justificadas. Todo esto demostrará que siempre hemos sido conscientes de nuestras obligaciones con nuestros aliados y hemos mostrado nuestra buena voluntad en la medida de lo posible; evadimos discusiones inútiles que podrían haber perturbado las relaciones amistosas entre Viena y Roma. Lo anterior es exclusivamente para su información personal y se valdrá de los argumentos más adecuados en él contenidos, solo en el caso de que el marqués de San Giuliano acuse a la Monarquía de haber actuado de manera hostil durante la guerra de Libia…”.

El embajador de Austria en Italia, Kajetan von Merey, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria:”…El secretario del ministro de Relaciones Exteriores me visitó hoy en la enfermería, para preguntar por mi salud en nombre del ministro. Siguió una discusión no oficial sobre nuestro conflicto con Servia. Mi visitante, que sin duda reflejaba la opinión de su jefe, insistió en el tono de nuestra nota, que habría sido inaceptable para todos los Estados; sobre el hecho de que la nota no fue comunicada antes a las Potencias, por lo que no tenían obligaciones, y que posteriormente fue comunicada para darles la oportunidad de interferir, lo que contradecía la afirmación de que todo el asunto no afectaba a nadie. De ser así, ¿para qué fue la comunicación a los potencias signatarias? Seguramente no podíamos esperar que Italia, que no había sido consultada ni informada, desenvainara su espada por nosotros en caso de que el conflicto se agravara. Si nos decidimos por la ocupación temporal o permanente en Servia, no cabe duda de que Italia tiene derecho a indemnizaciones. Disputé seriamente todos estos argumentos, y en el curso de la discusión hice el lamentable descubrimiento, que sin embargo no me sorprendió, de que Biancheri fundaba sus argumentos en un perfecto entendimiento entre Roma y Berlín, en los tres puntos, las críticas sobre el forma de nuestra nota, la demora en enviarla a las potencias y sobre todo la cuestión de las indemnizaciones. Estoy convencido de que Italia se acercará a nosotros con propuestas de mediación o compensación. Creo que deberíamos rechazar todas estas ofertas, no aceptar compromisos y dejar que el gobierno y la prensa griten lo que quieran. Cuanto más resueltos e inexorables nos mostremos, más ganaremos a los ojos de Italia…”.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama a sus embajadores en Roma, 1) Kajetan von Merey, y en Berlín, 2) conde Ladislaus Szögyény:”…El embajador de Italia llegó hoy al Ministerio de Relaciones Exteriores y refiriéndose al conflicto entre la monarquía y Serbia, declaró que el Real Gobierno italiano, en caso de que este conflicto provocara una complicación bélica, y llevara a la ocupación del territorio servio, aunque fuera temporal, reclamaría su derecho de compensación, basado en el artículo VII del Tratado de la Triple Alianza. El Real Gobierno italiano cree además que él mismo artículo del tratado nos obliga a llegar a un entendimiento previo a ocupar cualquier parte del territorio servia. En todos los demás aspectos, el gobierno real italiano, en una eventual guerra entre Austria-Hungría y Serbia, observará una actitud amistosa en perfecta armonía con sus deberes como aliado.
1.
Lo anterior es para información estrictamente privada de Su Excelencia. Debo añadir que todavía no he tenido la oportunidad de explicar al duque de Avarna nuestro punto de vista con respecto a la declaración contenida en lo anterior. Como no está claro hasta el momento si decidiremos por una ocupación temporal y en qué medida, considero innecesario abrir una discusión sobre el tema en este momento y haré todo lo posible para posponerlo. Su Excelencia buscará una oportunidad para expresar mi placer y satisfacción de que en este período inicial haya anunciado la actitud amistosa de Italia ante la eventualidad de una guerra.
2.
Su Excelencia comunicará lo anterior en estricta privacidad a von Jagow y le comentará que el anuncio anticipado de que Italia observará una actitud amistosa, conforme a sus deberes como aliado, me ha dado una sincera satisfacción. Su Excelencia comentará con más detalle que todavía no he tenido la oportunidad de comunicar nuestro punto de vista con respecto al artículo VII en su interpretación italiana al duque de Avarna. El gobierno alemán ya sabe que en cierto sentido diferimos con la interpretación italiana. No nos gustaría suscitar una controversia sobre este tema en este momento, pero evitaremos explicaciones inútiles, que podrían conducir a desacuerdos. Por el contrario, llamaremos la atención del gobierno italiano sobre el hecho de que, dado que no planificamos la ocupación del territorio serbio —las operaciones de guerra transitorias no pueden considerarse a la luz de una ocupación siquiera temporal—, la cuestión de la compensación no necesita ser considerada incluso desde el punto de vista italiano. Como no está claro hasta el momento si decidiremos por una ocupación temporal y en qué medida, considero innecesario abrir una discusión sobre el tema en este momento y haré todo lo posible para posponerlo…”.

El conde Leopold von Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, le envía un telegrama al embajador Austriaco en Italia, Kajetan von Merey:”…El secretario de Estado(alemán) me dijo que hoy el embajador italiano mostró cierta sorpresa de que Su Excelencia no hubiera informado a su gobierno —como potencia aliada— de nuestro paso en Belgrado en una fecha anterior. Von Jagow le respondió que no se había comunicado a Alemania antes y él (Jagow) lo consideró bastante correcto, porque el conflicto debe considerarse como un asunto que afecta exclusivamente a Austria-Hungría y Servia. Lo anterior sería telegrafiado al embajador alemán en Roma, para que supiera qué decir, y se le pedía que añadiera, si el marqués de San Giuliano le daba la oportunidad, que Italia tampoco había informado a su aliado antes de enviar un ultimátum de 24 horas a Turquía. Lo anterior para su información y como guía para su discurso…”.

El embajador belga en Viena, Gastón Errembault de Dudzeele, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica:”…Como preveía, la respuesta del Gobierno serbio a la nota austrohúngara ha sido considerada insuficiente por el representante de la monarquía austro-húngara en Belgrado. El general barón von Giesl se fue inmediatamente con todo su estado mayor: se ha ordenado la movilización de ambos lados y la guerra parece inminente. Los términos muy severos de la nota antes mencionada, la negativa a entrar en discusión sobre ellos y la brevedad del período ofrecido, parecen mostrar claramente que la posición a la que se llegó es precisamente la que aquí se deseaba. Es evidente que la acción emprendida por el Gobierno austrohúngaro había sido plenamente aprobada en Berlín. Algunas personas llegan a sostener que el conde Berchtold adoptó este camino tanto bajo su estímulo como bajo la presión del gobierno alemán, que no se acobardaría ante el peligro de una conflagración general y preferiría entrar ahora en conflicto con Francia y Rusia, donde los preparativos son insuficientes, mientras que en tres años estas dos potencias habrían completado su reorganización militar. Ayer los periódicos austriacos reprodujeron un comunicado publicado por la agencia telegráfica de San Petersburgo en el sentido de que Rusia no podía ser indiferente a los acontecimientos que habían sucedido entre Austria-Hungría y Serbia. Ayer, en cambio, el encargado de negocios ruso hizo una gestión oficial en Ballplatz con el objeto de obtener una prórroga del plazo para Serbia, y recibió una cortés negativa. Estos hechos en sí mismos no nos permiten predecir con absoluta seguridad que el zar tomará las armas en nombre de Serbia. Sin embargo, por otro lado, parece muy difícil suponer que Rusia seguirá siendo un espectador pasivo del aplastamiento de este estado eslavo. En Belgrado, donde una sumisión incondicional probablemente hubiera provocado una revolución y puesto en peligro la vida del soberano y de sus ministros, el objetivo habría sido ganar tiempo. Es de suponer que la respuesta entregada por el señor Pashitch al general von Giesl hizo importantes concesiones en relación con gran parte de las condiciones exigidas, especialmente en relación con las referidas al asesinato del archiduque Francisco Fernando, yo hay que desesperar por la posibilidad de llegar a un compromiso, si las Potencias, animadas por un sincero deseo de mantener la paz, hicieran todos los esfuerzos posibles para lograr ese resultado. Es muy deseable que se encuentre una solución. Lamentablemente, sin embargo, la actitud muy resuelta de Austria-Hungría y el apoyo que le ha brindado Alemania no permiten esperanzas en este sentido…”.

El embajador belga en Berlín, Napoleón Eugène Louis Joseph Marie Auguste, barón Beyens, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica:”…Lo que tengo que contarle sobre el tema de la crisis es tan grave que he decidido enviarle este informe por mensajero especial. Los informes que he enviado al correo, por temor a que sean leídos por el gabinete alemán, necesariamente contienen opiniones de un carácter mucho más optimista. Las repetidas conversaciones que tuve ayer con el embajador francés, los ministros neerlandés y griego, y el encargado de asuntos británico, hacen pensar en la presunción de que el ultimátum a Serbia es un golpe preparado por Viena y Berlín, o más bien diseñado aquí y ejecutado en Viena. Es este hecho el que crea el gran peligro. La venganza por el asesinato del archiduque heredero y la propaganda pan-serbia solo servirían de pretexto. Los objetivos, además de la aniquilación de Serbia y de las aspiraciones de los yugoeslavos, deberían ser asestar un golpe mortal a Rusia y Francia, con la esperanza de que Inglaterra se mantenga al margen de la lucha. Para justificar estas conclusiones debo recordarles la opinión que prevalece en el Estado Mayor alemán de que la guerra con Francia y Rusia es inevitable y cercana a una opinión que el Emperador ha sido inducido a compartir. Tal guerra, muy deseada por el partido militar y pan-alemán, podría emprenderse hoy, como piensa este partido, en circunstancias que son extremadamente favorables para Alemania, y que probablemente no volverán a presentarse durante algún tiempo: "Alemania ha terminado el fortalecimiento de su ejército que fue decretado por la ley de 1912, y por otro lado siente que no puede continuar indefinidamente una carrera de armamentos con Rusia y Francia que terminaría con su ruina. La Wehrbeitrag ha sido una decepción para el Gobierno imperial, a quien le ha demostrado los límites de la riqueza nacional. Rusia ha cometido el error de hacer una demostración de su fuerza antes de haber terminado su reorganización militar. Esa fuerza no será formidable durante varios años; en el momento actual carece de las líneas ferroviarias necesarias para su despliegue. En cuanto a Francia, Charles Humbert ha revelado su deficiencia en cañones de gran calibre; aparentemente es este brazo el que decidirá la suerte de las batallas. Por lo demás, Inglaterra, que durante los dos últimos años Alemania ha intentado, no sin cierto éxito, separar de Francia y Rusia, está paralizada por disensiones internas y sus querellas irlandesas". Tanto a los ojos de mis colegas como a los míos, la existencia de un plan concertado entre Berlín y Viena queda demostrada por la obstinación con la que la Wilhelmstrasse niega haber tenido conocimiento del tenor de la nota austriaca antes del jueves pasado. También fue recién el jueves pasado que se conoció en Roma, de donde surge la vejación e insatisfacción que aquí muestra el embajador de Italia. ¿Cómo se puede admitir que esta nota, que por la excesiva severidad de sus términos y la brevedad del plazo concedido al Gabinete de Belgrado para su ejecución, está destinada a hacer la guerra inmediata e inevitable, fue redactada sin consulta y sin la colaboración activa del Gobierno alemán, teniendo en cuenta que supondrá las consecuencias más graves para ese Gobierno? Un hecho adicional, que prueba la estrecha cooperación de los dos Gobiernos, es su negativa simultánea a prolongar el período concedido a Serbia. Después de que la solicitud de prórroga formulada por el encargado de negocios ruso en Viena fue rechazada ayer en la Ballplatz, aquí, en la Wilhelmstrasse, von Jagow eludió solicitudes similares presentadas por los encargados de negocios ruso e inglés, quienes, en nombre de sus respectivos gobiernos, reclamaron el apoyo del Gabinete de Berlín con el fin de inducir a Austria a conceder a Serbia un intervalo más largo para responder. Berlín y Viena coincidían en su deseo de hostilidades inmediatas e inevitables. La paternidad del esquema, así como del procedimiento empleado, que por su propia astucia son dignos de un Bismarck, se atribuye aquí, en el mundo diplomático, a un cerebro alemán más que a un austriaco. El secreto había sido bien guardado y la ejecución del plan se siguió con maravillosa rapidez. Cabe señalar que, incluso si el objetivo secreto de los estadistas de los dos imperios no es generalizar la guerra y no obligar a Rusia y Francia a participar, sino simplemente destruir el poder de Serbia e impedir que continúe su propaganda clandestina, el resultado es el mismo. Es imposible que ese resultado no haya sido percibido por los gobernantes previsores del Imperio Alemán. En cualquiera de estos supuestos, la intervención de Rusia parecería inevitable; deben haber enfrentado deliberadamente esta complicación, lo que les causó un instante de vacilación, si es que el deseo de provocarlo no ha sido el motivo de sus acciones. Las relaciones diplomáticas entre Austria y Serbia se han interrumpido desde ayer por la noche. Los eventos se desarrollan rápidamente. Se espera aquí que el Rey serbio, junto con su Gobierno y el Ejército, se retiren a los territorios recién anexionados y permitan que las tropas austriacas ocupen Belgrado y el país colindante con el Danubio, sin ofrecer resistencia alguna. Entonces, sin embargo, surge la pregunta dolorosamente aguda: ¿qué hará Rusia? Nosotros también debemos plantearnos esta inquietante pregunta y estar preparados para las peores eventualidades, porque la guerra europea, de la que siempre se hablaba con la agradable suposición de que nunca estallaría, se ha convertido ahora en una realidad amenazante. El tono de la prensa semioficial alemana es más moderado esta mañana y sugiere la posibilidad de una localización de la guerra, pero a costa del desinterés de Rusia, que se contentará con la seguridad de que la integridad territorial de Serbia será respetado. ¿No es el objetivo de este lenguaje dar alguna satisfacción a Inglaterra y también a la opinión pública alemana que, a pesar de las manifestaciones a favor de Austria de ayer en las calles de Berlín, sigue siendo pacífica y está alarmada? En cualquier caso, el desenlace de la crisis, cualquiera que sea, aparentemente es de esperar pronto…”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia, le envía un telegrama al primer ministro francés Rene Viviani (a bordo del La France) y a los embajadores franceses en Londres, San Petersburgo, Berlín, Viena y Roma:”…Los acontecimientos de el sábado se pueden resumir de la siguiente manera: negativa de Austria a conceder la prórroga del plazo solicitado por Rusia, salida del embajador austríaco de Belgrado tras recibir una respuesta de Servia que se consideró insuficiente aunque alcanzó el límite de cualquier concesión posible, orden de movilización dada en Servia, cuyo Gobierno se retiró a Kragoujewatz, donde fue seguido por los embajadores francés y ruso. El Gobierno italiano, a quien la nota austriaca había sido comunicada el viernes, sin ninguna solicitud de apoyo o incluso consejo, no pudo, en ausencia del marqués de San Giuliano, que no regresa hasta el martes, responder a la sugerencia del gobierno ruso proponiendo presionar en Viena por una extensión de tiempo. De una comunicación confidencial del embajador italiano a Paleologue (embajador francés en Rusia) se desprende que en Viena la gente todavía se tranquiliza con la ilusión de que Rusia "no se mantendrá firme". No hay que olvidar que Italia solo está obligada por los compromisos de la Triple Alianza si ha sido consultada previamente. De San Petersburgo nos enteramos de que Sazonof ha aconsejado a Servia que solicite la mediación británica. En el Consejo de Ministros del día 25, que se celebró en presencia del emperador, se consideró la movilización de trece cuerpos de ejército destinados a operar eventualmente contra Austria; esta movilización, sin embargo, sólo se haría efectiva si Austria ejerciera presión armada sobre Servia, y no hasta después de que el ministro de Relaciones Exteriores haya dado aviso, sobre quien recae además el deber de fijar el día, quedando él en libertad para continuar con las negociaciones incluso si Belgrado fuera ocupado. La opinión rusa deja en claro que es política y moralmente imposible para Rusia permitir que se aplaste a Servia. En Londres, la gestión alemana se realizó el día 25 en los mismos términos que utilizó el barón von Schoen en París. Sir Edward Grey ha respondido al príncipe Lichnowsky que si la guerra estallara, ninguna potencia europea podría adoptar una actitud indiferente. No se expresó de manera más definida y usó un lenguaje muy reservado con el embajador de Servia. La comunicación realizada la noche del día 25 por el embajador de Austria hace que sir Edward Grey sea más optimista; dado que la ruptura diplomática no implica necesariamente operaciones militares inmediatas, el secretario de Estado todavía está dispuesto a esperar que las Potencias tengan tiempo para intervenir. En Berlín, el lenguaje utilizado por el secretario de Estado con el encargado de Negocios ruso es insatisfactorio y dilatorio; cuando este último le pidió que se asociara a una gestión en Viena para una extensión del plazo, respondió que ya había tomado medidas en este sentido pero que era demasiado tarde; a la solicitud de prórroga del plazo antes de la adopción de medidas activas, respondió que se trataba de un asunto interno, y no de una guerra sino de operaciones locales. Von Jagow pretende no creer que la acción austríaca pueda tener consecuencias generales. En Berlín se ha producido una auténtica explosión de chovinismo. El emperador alemán regresa directamente a Kiel. El señor Jules Cambon piensa que, ante los primeros pasos militares de Rusia, Alemania respondería de inmediato, y probablemente no esperaría un pretexto para atacarnos. En Viena, el embajador francés no ha tenido tiempo de sumarse a la gestión de su colega ruso para obtener una prórroga del plazo fijado para Servia, esta gestión ha sido categóricamente rechazada e Inglaterra no ha tenido tiempo de dar instrucciones a su representante al respecto. Se me ha entregado una nota de la embajada británica: relata la conversación entre el embajador británico en San Petersburgo, Sazonof y Paleologue. Sir Edward Grey piensa que las cuatro potencias que no están directamente interesadas deberían presionar tanto a Rusia como a Austria para que sus ejércitos no crucen las fronteras y que le den tiempo a Inglaterra, Francia, Alemania e Italia para poner en juego su mediación. Si Alemania acepta, el Gobierno británico tiene motivos para pensar que Italia también estaría encantada de participar en la acción conjunta de Inglaterra y Francia; la adhesión de Alemania es esencial, ya que ni Austria ni Rusia tolerarían ninguna intervención que no fuera la de amigos o aliados imparciales…”.

Camille Barrère, embajador francés en Roma, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia:"…Un telegrama de Viena que acaba de ser recibido les informa que la ruptura diplomática entre Austria y Serbia ha tenido lugar, y que Austria está tomando medidas militares. El marqués de San Giuliano, que se encuentra en Fiuggi, no volverá a Roma hasta pasado mañana. Hoy he tenido una interesante conversación con el presidente del Consejo sobre la situación, cuya plena gravedad reconoce. De la deriva general de sus comentarios, me he llevado la impresión de que el Gobierno italiano estaría dispuesto, en caso de guerra, a mantenerse al margen y mantener una actitud de observación. Salandra me dijo sobre este tema:"Haremos los mayores esfuerzos para evitar que se rompa la paz; nuestra situación es algo análoga a la de Inglaterra. Quizás podríamos hacer algo en un sentido pacífico junto con los ingleses”. Salandra me dijo definitivamente que la nota austriaca había sido comunicada a Roma en el último momento...".

Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia, le envía un telegrama al primer ministro francés Rene Viviani (a bordo del La France) y los embajadores franceses en Londres, San Petersburgo, Berlín, Viena y Roma:”…El resumen de la respuesta servia a la nota austriaca nos llegó con de veinte horas de retraso. Aunque el Gobierno de Serbia había cedido en todos los puntos, con la excepción de dos pequeñas reservas, el ministro austrohúngaro rompió relaciones, demostrando así el decidido deseo de su Gobierno de proceder a la ejecución en Servia. Según un telegrama de Jules Cambon (embajador francés en Berlín), el embajador británico cree que hay una ligera cesión; cuando observó a von Jagow que sir Edward Grey no le pidió que interviniera entre Austria y Serbia, sino que, como esta cuestión dejó de estar localizada, que interviniera con Inglaterra, Francia e Italia en Viena y San Petersburgo, el secretario de Estado declaró que haría todo lo posible para mantener la paz. En el curso de una entrevista entre Barrere (embajador francés en Italia) y el secretario general del ministerio italiano de Asuntos Exteriores, este último indicó que probablemente el Gobierno italiano no habría aprobado la nota austriaca; pero como no les fue comunicado de antemano, el Gobierno se considera por este hecho liberado de toda responsabilidad en el grave paso dado por Austria. El embajador alemán ha venido esta tarde a comunicarme una intervención de Francia con Rusia en un sentido pacífico. "Austria", me dijo, "ha declarado a Rusia que no persigue ningún engrandecimiento territorial, ni ningún ataque a la integridad del Reino de Servia; su única intención es garantizar su propia tranquilidad y tomar medidas policiales. La prevención de la guerra depende de la decisión de Rusia; Alemania se siente identificada con Francia en el ardiente deseo de que se mantenga la paz, y tiene la firme esperanza de que Francia utilice su influencia en este sentido en San Petersburgo". Respondí a esta sugerencia que Rusia era moderada, que no había cometido ningún acto que permitiera dudar de su moderación y que estábamos de acuerdo con ella en la búsqueda de una solución pacífica a la disputa. Por lo tanto, nos pareció que Alemania, de su lado, debería actuar en Viena, donde su acción sin duda sería eficaz, con miras a evitar operaciones militares que conduzcan a la ocupación de Servia. Habiendo observado el embajador que esto no podía conciliarse con la posición adoptada por Alemania "de que la cuestión se refería únicamente a Austria y Serbia", le dije que la mediación en Viena y San Petersburgo podría ser el acto de los otros cuatro Poderes menos interesados ​​en la cuestión. Von Schoen entonces se atrincheró detrás de su falta de instrucciones a este respecto, y le dije que en estas condiciones no me sentía en condiciones de tomar ninguna acción solo en San Petersburgo. La conversación terminó con las seguridades renovadas del embajador de la pacífica intención de Alemania, que declaró en este punto identificarse con Francia…”.

El embajador francés en Noruega, Chevalley, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores francés:"...Toda la flota alemana en Noruega ha recibido órdenes de hacerse a la mar. Las autoridades alemanas en Bergen declaran que es para nevegar directo a Alemania. Los barcos alemanes esparcidos por los fiordos al norte de Bergen se unirían a los que se encuentran en las cercanías de Stavanger…”.

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un telegrama al conde Leopold Boerchtold:”… El agregado militar me pide que comunique lo siguiente al jefe del Estado Mayor: Llegan aquí noticias desde diferentes lados, en el sentido de que los distritos militares, Kiew, Varsovia, Odessa y Moscú han recibido órdenes de movilizarse y acumular reservas, los distritos Petersburgo y Wilna y probablemente también Kasan deben prepararse para la movilización, sin reservas. En toda la Rusia europea, las tropas tienen órdenes de regresar a sus guarniciones. Estas disposiciones irán seguidas de amplios movimientos de tropas y será difícil discernir, qué movimientos se deben a la movilización y cuáles a las tropas que regresan de licencia a sus guarniciones. Ayer hubo sorpresa cuando los cadetes militares fueron hechos oficiales y se supone que así fue en todas las escuelas militares. Ayer se interrumpió el campamento en Krasnoje-Selo. La Primera División de caballería de la Guardia fue convocada en San Petersburgo hace unos días, para reprimir una huelga...35 oficiales serbios, que estaban haciendo servicio aquí, se fueron a casa vía Rumania. Durante el desfile en el campamento el 12 de julio, el sentimiento general parecía muy excitado y agresivo, contrastando con lo que se podía observar el 11, pero en los círculos militares prevalece la creencia de que Austria-Hungría solo está fanfarroneando. Mi colega turco me ha dicho hoy en estricta confidencialidad que entre Turquía y Bulgaria existe una alianza, hecho que hasta el momento siempre había negado. Mi colega rumano intenta complacer a ambas partes; parece haber recibido instrucciones de traicionar algo de las intenciones y el movimiento de movilización de Rusia. Un colega búlgaro se niega a creer que Rusia esté dispuesta a interferir activamente. Es difícil juzgar las cosas correctamente, pero el partido de guerra, excesivamente agresivo, está trabajando duro "para excitar el sentimiento público, que luego podría llevar al gobierno"...”.

El embajador del Imperio Austro-Húngaro en Rusia, conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget, le envía un telegrama al conde Leopold Boerchtold:”…Los informes sobre la movilización rusa han hecho que el conde Pourtales llame sinceramente la atención del ministro ruso sobre la el hecho de que un intento de ejercer presión diplomática por medio de la movilización es extremadamente peligroso en este momento. En tal caso, las consideraciones militares del Estado Mayor serán supremas y la situación se volverá irrevocable una vez que el jefe de Estado Mayor en Alemania "haya presionado el botón". El señor Sazonow dio al embajador alemán su palabra de honor de que los informes de una movilización eran infundados, que por el momento no se había movido ni un solo caballo, no se había llamado a ningún reservista, y que se estaban tomando medidas meramente preparatorias en los distritos militares de Kieff y Odessa, y posiblemente de Kazán y Moscú. Inmediatamente después, un mensajero entregó al agregado militar alemán una solicitud para visitar al ministro de Guerra. Suchomlinow, refiriéndose a la conversación del conde Pourtales con el ministro de Relaciones Exteriores sobre el tema de los preparativos militares rusos, declaró que, como el embajador posiblemente no había entendido algunos detalles relacionados con cuestiones militares, estaría dispuesto a brindarle al agregado militar información más completa. El informe del mayor von Eggeling se resumió en el siguiente telegrama que el conde Pourtales envió a Berlín y puso a mi disposición: El agregado militar informa sobre la conversación con el ministro de guerra ruso: Sazonow le ha pedido que me ilumine sobre la situación militar. El ministro de Guerra me dio su palabra de honor de que todavía no se había emitido ninguna orden de movilización. Por el momento, se estaban tomando medidas meramente preparatorias, no se movía ningún caballo, no se llamaba a ningún reservista. En caso de que Austria-Hungría cruzara la frontera servia, los distritos militares contiguos a Austria (Kieff, Odessa, Moscú y Kazán) serían movilizados. En ningún caso la movilización se extenderá a los distritos de Varsovia, Vilna y San Petersburgo, limítrofes con Alemania. Se desea fervientemente la paz con Alemania. En respuesta a mi pregunta sobre el objeto de la movilización contra Austria-Hungría, el ministro de Guerra se encogió de hombros e insinuó influencias diplomáticas. Le señalé al ministro de Guerra que deberíamos apreciar la disposición amistosa, pero considerar la movilización contra Austria-Hungría sola como decididamente amenazante. El ministro de Guerra enfatizó repetida e insistentemente la absoluta necesidad y el deseo de paz…”.

El embajador alemán en Rusia, Friedrich von Pourtalès, le envía un telegrama al canciller de Alemania, Theobald von Bethmann-Hollweg:"...El agregado militar solicita que se envíe el siguiente mensaje al Estado Mayor: Considero cierto que la movilización se ha ordenado para Kiev y Odessa. Es dudoso en Varsovia y Moscú e improbable en otros lugares...".

El canciller alemán, Theobald von Bethmann-Hollweg, le envía un telegrama al embajador alemán en Gran Bretaña, Karl Max, principe Lichnowsky:"...Austria-Hungría declaró oficial y solemnemente en San Petersburgo que no tenía deseos de ganar territorio en Servia; que no tocaría la existencia del Reino, pero que deseaba establecer condiciones pacíficas. Según las noticias recibidas aquí, es inminente la convocatoria de varias clases de reserva en Rusia, lo que equivale a una movilización. Si esta noticia resulta correcta, muy en contra de nuestro propio deseo, nos veremos obligados a tomar contramedidas. Nuestro deseo de localizar el conflicto y de preservar la paz de Europa permanece sin cambios. Debemos trabajar en las líneas de San Petersburgo con todo el énfasis posible…”.

El canciller alemán, Theobald von Bethmann-Hollweg, le envía un telegrama al embajador alemán en Francia, barón Wilhelm von Schoen:"...Austria-Hungría declaró oficialmente a Rusia que no tenía intención de adquirir nuevo territorio ni de tocar la existencia del Reino de Servia. La decisión sobre una guerra europea recae únicamente en Rusia, que debe asumir toda la responsabilidad. Dependemos de Francia, con quien estamos de acuerdo en el deseo de la preservación de la paz de Europa, para ejercer su influencia en San Petersburgo a favor de la paz...".

El embajador británico en Austria, Maurice De Bunsen le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña:”…Según la confiada creencia del embajador alemán, Rusia, habiendo recibido garantías de que el territorio de Serbia no será anexado por Austria-Hungría, guardará silencio durante el castigo que Austria-Hungría está decidido a infligir a Servia. En respuesta a mi pregunta de si la opinión pública no podría obligar al gobierno ruso a intervenir en nombre de una nacionalidad afín, dijo que todo dependía de la personalidad del ministro ruso de Relaciones Exteriores, que podría resistir fácilmente la presión de algunos periódicos, si así lo deseaba. Señaló que los días de agitación de paneslavismo en Rusia habían terminado y que Moscú estaba perfectamente tranquilo. Su Excelencia pensaba que el ministro ruso de Asuntos Exteriores no sería tan imprudente como para dar un paso que probablemente resultaría en muchas cuestiones fronterizas en las que Rusia está interesada, como las cuestiones suecas, polacas, rutenas, rumanas y persas. Francia tampoco estaba en condiciones de afrontar una guerra. Respondí que, en mi opinión, las cosas se habían complicado un poco para otras potencias por el tono del ultimátum del Gobierno austrohúngaro a Servia. Naturalmente, uno simpatizaba con muchos de los requisitos del ultimátum, si tan solo la forma de expresarlos hubiera sido más moderada. Sin embargo, según el embajador alemán, era imposible hablar con eficacia de cualquier otra forma con Servia. Servia estaba a punto de recibir una lección que necesitaba; la disputa, sin embargo, no debe extenderse en modo alguno a países extranjeros. Dudaba de Rusia, que no tenía derecho a asumir un protectorado sobre Servia...En cuanto a Alemania, sabía muy bien de qué se trataba al respaldar a Austria-Hungría en este asunto. El embajador de Alemania se enteró de una carta que usted dirigió ayer al embajador de Alemania en Londres en la que expresaba la esperanza de que las concesiones de Serbia se consideraran satisfactorias. Preguntó si me habían informado de que el Gobierno de Serbia había simulado que cedería en el último momento. Dije que había escuchado que en prácticamente todos los puntos Servia había estado dispuesto a ceder. Su Excelencia respondió que las concesiones servias eran todas una farsa. Servia demostró que sabía muy bien que eran insuficientes para satisfacer las legítimas demandas de Austria-Hungría por el hecho de que antes de hacer su oferta había ordenado la movilización y la retirada del Gobierno de Belgrado…”.

Sir Horace Rumbold, encargado de negocios británico en Berlín, le envía un telegrama sir Edward Grey, secretario de Relaciones Exteriores británico:"...El emperador regresa repentinamente esta noche, y el subsecretario de Estado dice que el Ministerio de Relaciones Exteriores lamenta este paso, que fue tomado por iniciativa propia de Su Majestad. Temen que el repentino retorno puede causar especulaciones y entusiasmo. El subsecretario de Estado también me dijo que el embajador alemán en San Petersburgo había informado que, en una conversación con el ministro ruso de Relaciones Exteriores, este último había dicho que si Austria anexaba partes del territorio serbio, Rusia no permanecería indiferente. El subsecretario de Estado llegó a la conclusión de que Rusia no actuaría si Austria no anexa territorio...".

Sir Edward Grey -secretario de Relaciones Exteriores británico- le envía un telegrama a sir Francis Bertie, embajador británico en París, a sir Horace Rumbold, encargado de negocios británico en Berlín,y al embajador británico en Roma, sir Renell Rodd: ”…¿Estaría dispuesto el ministro de Relaciones Exteriores a instruir a su embajador en Londres para que se una a los representantes de Francia, Italia y Alemania, y a mí mismo, para reunirnos aquí inmediatamente en una conferencia con el propósito de encontrar un punto que evitara complicaciones? Debería preguntarle al ministro de Relaciones Exteriores si lo haría. De ser así, cuando se presente la sugerencia anterior a los gobiernos ante los cuales están acreditados, los representantes en Belgrado, Viena y San Petersburgo deberían estar autorizados para solicitar que todas las operaciones militares activas se suspendan en espera de los resultados de la conferencia…”.

El embajador británico en Roma, sir Renell Rodd le envía un telegrama a sir Edward Gray, secretario de Relaciones Exteriores Británico: "...El ministro de Relaciones Exteriores da la bienvenida a su propuesta de una conferencia, e instruirá al embajador italiano esta noche en consecuencia. El embajador de Austria ha informado al Gobierno italiano esta tarde que el embajador en Belgrado había sido convocado, pero que no implicaba declaración de guerra…”.

Sir Edward Gray -secretario de Relaciones Exteriores británico- le envía un telegrama a sir Francis Bertie, embajador británico en París:”… Es importante saber si Francia aceptará la acción sugerida por las cuatro Potencias, si fuera necesario…”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Sazonov, le envía un telegrama al embajador ruso en Roma, Nicolas Kroupenski:"...Italia podría jugar un papel de primera importancia en favor de la preservación de la paz, aportando la influencia necesaria sobre Austria, y adoptando una actitud definitivamente desfavorable hacia la disputa alegando que no puede localizarse. Debe expresar su convicción de que Rusia no puede evitar acudir en ayuda de Servia…”.

El líder del ejército de Serbia, el mariscal de campo Radomir Putnik es liberado por orden del emperador Francisco José:"...el ejército austrohúngaro fue inspirado por sentimientos demasiado justos para querer privar al ejército serbio de su alto mando ... el general Putnik tiene, a partir de hoy, la oportunidad para continuar su viaje...".

El conde Berchtold, ministro de relaciones exteriores del imperio Austro-Húngaro adopta la idea alemana de la declaración de guerra inmediata, a pesar de que Conrad von Hoetzendorf, jefe del estado mayor del ejército austríaco, informa que una invasión completa a los serbios no es posible hasta dentro de varias semanas, por lo menos hasta el 12 de agosto.

Austria comienza a movilizar tropas hacia la frontera rusa.

El cónsul interino de Rusia en Praga, Kazansky, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sérguei Sazonov:"...Se ha ordenado la movilización...".

El encargado de negocios de Rusia en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Sazonov:"...El Director del Departamento Político ha expresado la opinión personal de que la serie de declaraciones hechas por Alemania en París tienen como objetivo intimidar a Francia y asegurar su intervención en San Petersburgo...".

El encargado de negocios de Rusia en Berlín, A. Bronewsky, envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Sazónov:"...A raíz de la noticia que llegó a Berlín de que el ejército austríaco se había movilizado en contra de Servia, una gran multitud, en la que los periódicos informan de la presencia de elementos austriacos, dio rienda suelta a una serie de manifestaciones ruidosas a favor de Austria. A última hora de la noche, la multitud se reunió varias veces ante la embajada imperial rusa y se produjeron algunos gritos antirrusos. La policía estuvo presente y no se tomaron precauciones...".

Maurice Paleologue, embajador francés en Rusia, ante la pregunta de Sazonov sobre la esperanza de mantener la paz, contesta:"...Si no se tratara más que de Austria, tendría esperanza...Pero está Alemania; le ha prometido a su aliada un gran éxito de amor propio; está convencida de que no osaremos hacer frente hasta el fin, que la Triple Entente cederá, como ha cedido siempre. Pero esta vez no podemos ceder, so pena de no existir más. No evitaremos la guerra.―¡Ah, mi querido embajador! Pensar en lo que se prepara es espantoso.(Acota Sazonov)…”.

Desde San Petersburgo se dispone de la ley marcial para la Polonia rusa.

El ministro de interior ruso prohíbe cualquier publicación o mención pública con información referida a las fuerzas armadas.

Se cierra la base naval de Sebastopol y se dispone que los buques rusos en el mar deben detener las transmisiones radiofónicas.

Todos los restaurantes de San Petersburgo deben cerrar a las diez de la noche.

El gobierno francés convoca a las tropas de su licencia.

El rey británico Jorge V le comenta al príncipe Enrique de Prusia:"…Espero que permanezcamos neotrales, pero si Alemania declara la guerra a Rusia y Francia se une con Rusia, entonces me temo que seremos arrastrados a ello…"

El general alemán Helmuth Johannes Ludwig von Moltke redacta el ultimátum alemán a Bélgica para ser entregados cuando así se indique.

El operario alemán Wilhelm Kaisen le escribe a su novia Helene:"…Guerra: estas letras contienen un océano de sangre y horror tan atroz que su contemplación provoca estremecimiento…":

En Montenegro se ordena la movilización.

Los monitores Maros y Leitha de la flotila austríaca del Danubio, junto con el buque hospital Traisen y el remocaldor Traun se encuentran concentrados en Brcko.

La flota británica termina unas maniobras navales y se encuentra momentáneamente en la base naval de la isla de Portland. Los buques se preparan para ir cada uno a la base que le corresponde. Winston Churchill, primer lord del almirantazgo y Luis de Battenberg, primer lord del mar, deciden que a la luz de la tensa situación internacional la flota debe permanecer concentrada.

Italia alerta a su flota.

Manifestaciones en Dublin. Mueren cuatro civiles.

El décimo segundo tour de Francia es ganado por el belga Philippe Thys.

Saludos
estebanj
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

27 de julio de 1914.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Sazonov, le envía un telegrama a los embajadores rusos en París, Londres, Berlín, Viena y Roma: "... He tomado nota de la respuesta devuelta por el Gobierno de Serbia al barón Giesl. Supera todas nuestras expectativas en su moderación y en su deseo de brindar la máxima satisfacción a Austria. No vemos qué demandas adicionales podría hacer Austria, a menos que el gabinete de Viena esté buscando un pretexto para la guerra con Serbia... ".

El embajador ruso en París, conde Alexander Petrovich Izvolsky, le envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Sazonov: "... De sus telegramas del 26 de julio se desprende claramente que no conocía la respuesta del Gobierno servio. El telegrama de Belgrado informándome de ello también tardó veinte horas en llegarnos. El telegrama del ministro francés de Asuntos Exteriores, enviado anteayer a las 11 de la mañana, con especial velocidad y urgente, que contenía instrucciones para apoyar nuestras representaciones, sólo llegó a su destino a las 6 en punto. No hay duda de que este telegrama fue intencionalmente retrasado por la oficina de telégrafos de Austria …”.

El embajador ruso en París, conde Alexander Petrovich Izvolsky, le envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Sazonov: "... Siguiendo instrucciones de su Gobierno, el embajador austríaco ha informado al ministro interino de Relaciones Exteriores francés que la respuesta de Servia no se ha considerado satisfactoria en Viena, y que mañana martes, Austria procederá a tomar "medidas enérgicas" con el objeto de obligar a Servia a dar las garantías necesarias. Habiendo preguntado el ministro qué forma tomaría tal acción, el embajador respondió que no tenía información exacta sobre el tema, pero que podría significar el cruce de la frontera servia, o un ultimátum, o incluso una declaración de guerra…”.

Su Majestad Imperial el emperador de Rusia, zar Nicolás II, le envía un telegrama a Su Alteza Real el príncipe Alejandro de Serbia:”…Cuando Su Alteza Real se dirigió a mí en un momento de especial tensión, no se equivocó en los sentimientos que tengo por usted ni en mi cordial simpatía por el pueblo serbio. La situación actual está atrayendo mi más seria atención y mi Gobierno está haciendo todo lo posible para suavizar las dificultades actuales. No tengo ninguna duda de que Su Alteza y el Gobierno Real de Serbia desean facilitar esa tarea sin descuidar ningún paso que pueda conducir a un arreglo, y así prevenir los horrores de una nueva guerra y salvaguardar la dignidad de Serbia. Mientras exista la más mínima esperanza de evitar el derramamiento de sangre, todos nuestros esfuerzos deben dirigirse a ese fin; pero si, a pesar de nuestro más sincero deseo, no lo logramos, Su Alteza puede estar seguro de que Rusia no se desinteresará en ningún caso de la suerte de Serbia….”.

Nikolai Schebeko, embajador ruso en Viena, le envía un telegrama al ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Sazonov: "... El ministro de Asuntos Exteriores está fuera. Durante una larga conversación que tuve hoy con Macchio llamé su atención de manera perfectamente amistosa, sobre la impresión desfavorable producida en Rusia por la presentación de demandas de Austria a Serbia, que eran absolutamente imposibles de aceptar para cualquier estado independiente, por pequeño que fuera. Agregué que este método de procedimiento podría conducir a las complicaciones más indeseables, y que provocó una profunda sorpresa y una condena generalizada en Rusia. Sólo podemos suponer que Austria, influida por las seguridades dadas por el representante alemán en Viena, que la ha incitado a lo largo de esta crisis, ha contado con la probable localización de la disputa con Servia, y con la posibilidad de infligir impunemente un grave golpe a ese país. La declaración del Gobierno ruso de que Rusia no podía permanecer indiferente ante tal conducta ha causado una gran sensación aquí ... ".

El embajador belga en Berlín, Napoleón Eugène Louis Joseph Marie Auguste, barón Beyens, le envía un telegrama a Julien Davignon, ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica: ”… Señor, las opiniones contradictorias que he recogido hoy en el curso de mis conversaciones con mis colegas, me dificultan formarme una opinión precisa sobre la situación que se presenta al final del tercer día de crisis. Pensé que lo más seguro sería hablar con el propio subsecretario de Estado, pero no logré ver a Zimmermann hasta las 8 de la noche, e inmediatamente después de mi regreso a la legación le envío un memorando de nuestra conversación. El subsecretario de Estado me habló de la siguiente manera:"No es por instigación nuestra ni por consejo nuestro que Austria ha hecho la gestión en el gabinete de Belgrado que ustedes conocen. La respuesta no ha sido satisfactoria y Austria se está movilizando hoy. Ella llevará el asunto. No puede volver atrás sin perder todo su prestigio dentro y fuera de la Monarquía. Ahora es una cuestión de existencia para ella, ser o no ser. Debe cortar la propaganda que apunta a su desintegración interna, y a la rebelión de todas sus provincias eslavas en el valle del Danubio. Ella también vengará…el asesinato del archiduque. Para ello, una lección severa y saludable debe ser aplicada a Serbia por medio de una expedición militar. Una guerra entre Austria y Serbia no puede entonces ser evitada. Inglaterra nos ha pedido que nos unamos con ella, con Francia e Italia, con miras a evitar la prolongación del conflicto y la ruptura de las hostilidades entre Austria y Rusia, o más bien la propuesta británica contempla un arreglo pacífico del la disputa austro-serbia para que no se extienda a otras naciones. Hemos respondido que nada deseamos más que ayudar a circunscribir el conflicto haciendo presentaciones en ese sentido en San Petersburgo y Viena, pero que no presionaríamos a Austria para que no infligiera un castigo ejemplar en Serbia. Hemos prometido nuestro apoyo y asistencia a nuestros aliados, si cualquier otra nación pone obstáculos en el camino de esto. Cumpliremos nuestra promesa. Si Rusia moviliza su ejército, movilizaremos inmediatamente el nuestro, y la guerra se hará entonces general; será una guerra que involucrará a toda Europa central e incluso a la península de los Balcanes, los rumanos, los búlgaros, los griegos y los turcos serán incapaces de resistir la voluntad de participar en ella, unos contra otros. Ayer le dije al Sr. Boghitschewitsh (el ex encargado de negocios de Serbia, que era muy estimado en Berlín pero que, lamentablemente, fue trasladado a El Cairo, se encuentra en una breve visita aquí) dijo que el mejor consejo que podría dar a su país, no sería oponerse a Austria con una pretensión de resistencia militar, sino concluir la paz en el momento más temprano posible aceptar todas las condiciones exigidas por Viena. Ante los ejércitos de la Triple Alianza, Serbia prácticamente dejará de existir como nación, será borrada del mapa de Europa, será mejor que no se exponga a tal riesgo. Mientras tanto, no deseo concluir esta conversación con una nota demasiado pesimista. Tengo alguna esperanza de que se pueda evitar una conflagración general. Se nos informa por telégrafo desde San Petersburgo que el señor Sazonov está más dispuesto a considerar la situación con calma. Espero que podamos disuadirlo de intervenir en favor de Serbia, cuya integridad territorial y futura independencia Austria está decidida a respetar, una vez que haya obtenido satisfacción ". Respondí a Zimmermann que, según algunos de mis colegas que habían leído la respuesta del gabinete de Belgrado, se trataba de una capitulación total a las demandas austriacas, a las que se había dado satisfacción con sujeción a limitaciones meramente formales. El subsecretario de Estado respondió que no tenía conocimiento de la respuesta y, además, que nada podía impedir una manifestación militar de Austria-Hungría. Tal es la situación…”.

Julien Davignon, ministro belga de Asuntos Exteriores, le envía un telegrama al conde Errembault de Dudzeele, embajador belga en Viena: "... He recibido su informe del 25 pasado. Por favor, telegrafíe a qué etapa ha llegado la movilización y cuándo se espera que comiencen las hostilidades. Su colega en Berlín escribe el día 26 que, en su opinión, Alemania y Austria-Hungría han evaluado conjuntamente todas las consecuencias que podrían derivarse del ultimátum dirigido a Serbia y han decidido llegar a cualquier extremo. Debemos estar debidamente informados con miras a nuestro propio curso de acción ... ".

Sir Edward Grey le envía un telegrama a sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Viena: ”… El conde Mensdorff (embajador austro-húngaro en Londres) me dijo hoy por instrucción que el gobierno servio no había aceptado las demandas que el gobierno austríaco estaba obligado a dirigirle a ellos con el fin de asegurar permanentemente los intereses austriacos más vitales. Servia demostró que no tenía la intención de abandonar sus objetivos subversivos, tendiendo hacia el desorden continuo en los territorios fronterizos austríacos y su ruptura final con la monarquía austriaca. Muy a regañadientes, y en contra de su deseo, el Gobierno austríaco se vio obligado a tomar medidas más severas para imponer un cambio fundamental en la actitud de enemistad perseguida hasta ahora por Servia. Como sabía el Gobierno británico, el Gobierno austríaco se había esforzado durante muchos años por encontrar la forma de llevarse bien con su turbulento vecino, aunque las continuas provocaciones de Servia lo habían hecho muy difícil. El asesinato de Serajevo había dejado en claro a todos las espantosas consecuencias que ya había producido la propaganda servia y la amenaza permanente que suponía para Austria. Entendemos que el Gobierno austriaco debe considerar que ha llegado el momento de obtener, mediante la mayor presión, garantías para la supresión definitiva de las aspiraciones servias y para la seguridad de la paz y el orden en la frontera sureste de Austria. Como se agotaron los medios pacíficos a tal efecto, el Gobierno austríaco debe por fin apelar a la fuerza. No había tomado esta decisión sin renuencia. Su acción, que no tenía ningún tipo de tendencia agresiva, no podía presentarse más que como un acto de autodefensa. También pensaron que servirían a los intereses europeos si evitaban que Servia fuera en adelante un elemento de malestar general como lo había sido durante los últimos diez años. El alto sentido de justicia de la nación británica y de los estadistas británicos no podía culpar al gobierno austríaco si este último defendía con la espada lo que era suyo, y aclaraba su posición con un país cuya política hostil les había impuesto durante años medidas tan costosas que habían dañado gravemente la prosperidad nacional austriaca. Finalmente, el Gobierno austriaco, confiando en sus amistosas relaciones con nosotros, sintió que podía contar con nuestra simpatía en una lucha que se les impuso, y con nuestra ayuda para localizar la lucha, si fuera necesario. El conde Mensdorff añadió por su propia cuenta que, mientras Servia se enfrentó a Turquía, Austria nunca tomó medidas muy severas debido a su adhesión a la política de libre desarrollo de los estados balcánicos. Ahora que Servia había duplicado su territorio y su población sin ninguna interferencia austriaca, la represión de los objetivos subversivos servios era una cuestión de autodefensa y autoconservación por parte de Austria. Reiteró que Austria no tenía ninguna intención de tomar territorio serbio ni planes agresivos contra territorio serbio. Dije que no podía entender la interpretación hecha por el gobierno austríaco sobre la respuesta servia, y le conté al conde Mensdorff el contenido de la conversación que había tenido con el embajador alemán esta mañana sobre esa respuesta. El conde Mensdorff admitió que, sobre el papel, la respuesta servia podría parecer satisfactoria; pero los servios habían rechazado una cosa -la cooperación de los funcionarios y la policía austriacos- que sería una garantía real de que en la práctica los servios no llevarían a cabo su campaña subversiva contra Austria. Dije que me parecía que el Gobierno austríaco creía que, incluso después de la respuesta servia, podían hacer la guerra a Servia de todos modos, sin riesgo de meter a Rusia en la disputa. Si podían hacer la guerra a Servia y al mismo tiempo satisfacer a Rusia, muy bien; pero, de no ser así, las consecuencias serían incalculables. Le señalé que había citado esta frase como expresión de las opiniones del Gobierno alemán. Temía que se esperara en San Petersburgo que la respuesta servia disminuiría la tensión, y ahora, cuando Rusia constató que había una tensión creciente, la situación se agravaría cada vez más. El efecto en Europa ya era de ansiedad. Señalé que nuestra flota iba a ser dispersada hoy, pero que nos habíamos sentido incapaces de permitir que se dispersara. No deberíamos pensar en llamar reservas en este momento, y no había ninguna amenaza en lo que habíamos hecho con nuestra flota; pero, debido a la posibilidad de una conflagración europea, nos fue imposible dispersar nuestras fuerzas en este momento. Dije esto como una ilustración de la ansiedad que se sentía. Me pareció que la respuesta de Servia ya implicaba la mayor humillación para Servia que jamás había visto sufrir a un país, y fue muy decepcionante para mí que el Gobierno austríaco tratara la respuesta como si fuera tan insatisfactoria como una negativa…”.

El embajador austro-húngaro en París, conde Nikolaus Szécsen von Temerin le envía un nuevo telegrama a Leopold Berchtold, ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría: ”… He hablado…con Bienvenu Martin. Se mostró dolorosamente sorprendido y dijo que el gobierno de Serbia había cumplido con nuestros deseos en tal grado, que las ligeras diferencias que quedaban eran tan insignificantes, que nadie podía entender cómo podían dar motivo para una ruptura o para aplicar las medidas más severas. Sin decirlo con tantas palabras, parece suponer que el inicio de las hostilidades contra Servia debe ir necesariamente seguido de una guerra general. Dijo que Austria-Hungría estaba asumiendo una tremenda responsabilidad, si, ahora que Servia ha cedido en tantos puntos, a causa de pequeñas diferencias provoca el estallido de la Guerra Mundial. Por supuesto, respondí que todos los esfuerzos de Austria-Hungría estaban dirigidos a localizar la guerra entre Servia y nosotros; el peligro de mayores complicaciones surgiría si una tercera potencia interfiriera en este conflicto; un peligro que Francia podría hacer mucho por evitar. El ministro me aseguró que Francia no había dejado de aconsejar a Belgrado que cediera por completo. No había perdido la esperanza de que Servia todavía encontrara los medios para satisfacernos. Si Servia ahora accede a aceptar la Nota sin reservas, seguramente eso debería ser suficiente. Preguntó cómo debía entenderse la expresión de vuestra excelencia "con las medidas más severas", pero yo le respondí que no lo sabía con precisión. El ministro espera que sólo se pretendiera un nuevo ultimátum, que le daría a Servia la oportunidad de alterar su respuesta a nuestra satisfacción. La aquiescencia de Servia a nuestras demandas, que aquí nadie hubiera creído posible, impresionó mucho. Nuestra actitud ante la respuesta de Servia hace que se generalice la creencia de que queremos la guerra a cualquier precio, y esto vuelve a la opinión pública muy contra nosotros. Poincaré ha suspendido sus visitas a Copenhague y Christiania y, sin duda, se sentirá muy molesto en consecuencia. Llegará aquí el miércoles. Iswolsky hoy o mañana. Debemos esperar escuchar palabras más agudas en un futuro próximo…”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia, al presidente del Consejo (a bordo del "La France") ya los embajadores de Francia en Londres, San Petersburgo, Berlín y Viena: “… Después de su gestión de ayer, teniendo en cuenta una intervención de Francia en San Petersburgo a favor de la paz, el embajador alemán regresó, como les he informado, a la Direction Politique con el pretexto de que sería conveniente comunicar a la prensa una breve nota indicando el espíritu pacífico y el sentido amistoso de la conversación; incluso sugirió los siguientes términos:"Durante la tarde, el embajador alemán y el ministro de Relaciones Exteriores tuvieron una nueva entrevista, en el curso de la cual, con el espíritu más amistoso y actuando con idéntico espíritu de cooperación pacífica, examinaron el medios que podrían emplearse para mantener la paz general ". En respuesta, se le dijo que los términos parecían exagerados y de una naturaleza que creaba en la opinión pública ilusiones sobre la situación real; que, sin embargo, una breve nota en el sentido indicado, es decir, dando cuenta de una conversación en la que se examinaron los medios empleados para salvaguardar la paz, podría emitirse si yo la aprobara. La nota comunicada era la siguiente: "El embajador alemán y el ministro de Relaciones Exteriores han tenido una nueva entrevista, en el curso de la cual buscaron los medios de acción de las Potencias para el mantenimiento de la paz". Esta redacción, deliberadamente incolora, evitaba una apariencia de solidaridad con Alemania que podría haber sido malinterpretada. Esta mañana, von Schoen dirigió una carta privada al Director Político con el pretexto de reanudar su entrevista con el ministro, y agregó: "Nótese bien la frase "con idéntico espíritu de cooperación pacífica". Esta no es una frase ociosa, sino la expresión sincera de la verdad ". El resumen adjunto a la carta se redactó de la siguiente manera:" El gabinete de Viena, formal y oficialmente, ha hecho que se declare al de San Petersburgo, que no busca ninguna adquisición territorial en Servia y que no tiene intención de atentar contra la integridad del reino; su única intención es la de asegurar su propia tranquilidad. En este momento, la decisión de si debe estallar una guerra europea depende únicamente de Rusia. El Gobierno alemán tiene la firme confianza de que el Gobierno francés, con el que saben que están unidos en el cálido deseo de que se pueda mantener la paz europea, utilizará toda su influencia en el gabinete de San Petersburgo con un espíritu pacífico.” Le he hecho saber la respuesta que se ha dado (una gestión francesa en San Petersburgo se malinterpretaría y debe tener como corolario una gestión alemana en Viena o, en su defecto, la mediación de las cuatro Potencias menos interesadas en ambas capitales). La carta de von Schoen es susceptible de diferentes interpretaciones; la más probable es que tenga por objeto, como su propia gestión, un intento de comprometer a Francia con Rusia y, en caso de fracaso, arrojar la responsabilidad de una eventual guerra sobre Rusia y sobre Francia; finalmente, con seguridades pacíficas que no han sido escuchadas, para enmascarar la acción militar de Austria en Servia destinada a completar el éxito de Austria… ”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia, envía un telegrama a los embajadores de Francia en Londres, San Petersburgo, Berlín, Viena y Roma:”…El embajador austrohúngaro vino a verme para entregarme un memorando que equivalía a una acusación contra Servia; su Gobierno le instruyó para que declarara que, dado que Servia no había dado una respuesta satisfactoria a los requerimientos del Gobierno Imperial, éste se ve obligado a tomar medidas enérgicas para inducir a Servia a dar la satisfacción y las garantías que se le exigen. Mañana, el Gobierno austríaco tomará medidas a tal efecto. Le pedí al embajador que me informara de las medidas contempladas por Austria y el conde Scezsen respondió que podían ser un ultimátum, una declaración de guerra o el cruce de la frontera, pero no tenía información precisa sobre este punto. Luego llamé la atención del embajador sobre el hecho de que Servia había aceptado los requisitos de Austria en prácticamente todos los puntos, y que las diferencias que permanecían en ciertos puntos podrían desaparecer con un poco de buena voluntad mutua y con la ayuda de las Potencias que deseaban la paz; al fijar el día de mañana como fecha para poner en vigor su resolución, Austria por segunda vez hacía prácticamente imposible la cooperación y asumía una grave responsabilidad al correr el riesgo de precipitar una guerra cuyos límites era imposible prever. Adjunto para su información el memorando que me entregó el conde Scezsen…”. (Ver texto del memorando en el segundo punto del día 25/7, telegrama de Berchtold).

Sir Renell Rodd, embajador británico en Roma, le envía un telegrama a Sir Edward Gray: ”… El ministro de Asuntos Exteriores duda mucho de que Alemania esté dispuesta a invitar a Austria a suspender la acción militar en espera de la conferencia, pero tenía esperanzas de que la acción militar pudiera ser prácticamente aplazada por el hecho de la reunión de la conferencia. Como se informó actualmente, no ve ninguna posibilidad de que Austria se aleje de cualquier punto establecido en su nota a Servia, pero cree que si Servia lo acepta, incluso ahora, Austria estará satisfecha… Con el asesoramiento de las potencias, Austria puede aplazar la acción. Se puede inducir a Servia a aceptar la nota en su totalidad sobre el consejo de las cuatro potencias invitadas a la conferencia, y esto le permitiría decir que se había rendido a Europa y no sólo a Austria-Hungría. Los telegramas de Viena a la prensa que afirman que Austria está favorablemente impresionada con las declaraciones del Gobierno italiano, me asegura el ministro de Asuntos Exteriores, no tienen fundamento. Dijo que no ha expresado ninguna opinión a Austria con respecto a la nota. Me aseguró tanto antes como después de la comunicación de la nota, y nuevamente hoy, que el Gobierno de Austria le ha asegurado que no exige sacrificios territoriales a Servia…”.

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... Discutí la situación con el ministro interino de Relaciones Exteriores francés, en presencia de Berthelot, directamente después de mi regreso a París. Ambos confirmaron la información sobre la acción tomada por el embajador alemán, que Sebastopoulo ya le ha telegrafiado. Esta mañana el barón von Schoen confirmó su declaración de ayer por escrito, es decir: 1. Que Austria ha declarado a Rusia que no busca adquisiciones territoriales y que no alberga intenciones contra la integridad de Servia. Su único objetivo es asegurar su propia paz y tranquilidad. 2. Que, en consecuencia, corresponde a Rusia evitar la guerra. 3. Que Alemania y Francia, en su ardiente deseo de preservar la paz, deberían ejercer su influencia moderadora sobre Rusia. El barón von Schoen puso especial énfasis en la expresión de solidaridad de Alemania y Francia. El ministro de Justicia está convencido de que estos pasos por parte de Alemania se toman con el objetivo evidente de alinear a Rusia y Francia, de inducir al Gobierno francés a hacer gestiones en San Petersburgo, y de comprometer así a nuestro aliado ante nuestros ojos; y finalmente, en caso de guerra, de echar la responsabilidad no a Alemania, que aparentemente está haciendo todo lo posible por mantener la paz, sino a Rusia y Francia…”.

Maurice Bompard, embajador de Francia en Constantinopla, le envía un telegrama a Bienvenu- Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia: "... El conflicto austro-servio atrae la atención del gobierno otomano y los turcos están encantados con las desgracias de Serbia, pero en general se hace creer a la gente que el conflicto se mantendrá localizado. En general, se piensa que una vez más Rusia no intervendrá a favor de Servia en circunstancias que extenderían el conflicto armado. El sentimiento unánime en los círculos políticos otomanos es que Austria, con el apoyo de Alemania, logrará sus objetivos y hará que Servia siga a Bulgaria y entre en la órbita de la Triple Alianza ... ".

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador alemán y el austrohúngaro petenden que se entienda que están seguros de que Inglaterra mantendrá la neutralidad si estallara un conflicto. Sin embargo, sir Arthur Nicolson me ha dicho que el príncipe Lichnowsky no puede, después de la conversación que ha mantenido con él hoy, abrigar cualquier duda en cuanto a la libertad que el gobierno británico pretende reservar de intervenir en caso de que lo juzgue conveniente. El embajador alemán no habrá dejado de sorprenderse con esta declaración, pero para hacer sentir su peso en Alemania y evitar un conflicto, parece indispensable que este último sepa con certeza que encontrarán Inglaterra y Rusia del lado de Francia…”.

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un nuevo telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... Sir Edward Grey le dijo al embajador alemán esta mañana que si Austria invadiera Servia después de la respuesta servia, dejaría en claro que no solo tenía como objetivo resolver las cuestiones mencionadas en su nota del 23 de julio, sino que deseaba aplastar a un pequeño estado" y añadió "surgiría una cuestión europea, y seguiría una guerra en la que otras potencias se verían obligadas a participar ". La actitud de Gran Bretaña se ve confirmada por el aplazamiento de la desmovilización de la flota. El Primer Lord del Almirantazgo tomó esta medida tranquilamente el viernes por iniciativa propia, esta noche sir Edward Grey y sus colegas decidieron hacerla pública, esto se debe a la actitud conciliadora de Servia y Rusia…”.

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... Grey acaba de informar al embajador alemán, quien llegó a interrogarlo sobre la posibilidad de actuar en San Petersburgo, que tal acción debería tomarse en Viena, y que el gabinete de Berlín era el mejor calificado para hacerlo. Grey también señaló que la respuesta servia a la nota austriaca había excedido todo lo que podría haberse esperado con moderación y Grey añadió que, por lo tanto, había llegado a la conclusión de que Rusia debía haber aconsejado a Belgrado que devolviera una respuesta moderada, y que pensaba que la respuesta de Serbia podría constituir la base de una solución pacífica y aceptable de la cuestión. En estas circunstancias, continuó Grey, si Austria comenzara hostilidades a pesar de esa respuesta, demostraría su intención de aplastar a Servia. Visto desde esta perspectiva, la cuestión puede dar lugar a una situación que podría desembocar en una guerra en la que estarían involucradas todas las potencias. Grey finalmente declaró que el gobierno británico estaba sinceramente ansioso por actuar con el gobierno alemán mientras se cuestionara la preservación de la paz; pero, en caso contrario, Gran Bretaña se reservó la plena libertad de acción ... ".

Churchill envía telegramas a los comandantes navales, advirtiéndoles de la posibilidad de una guerra:"…Dada la situación política de Europa, no es del todo imposible una guerra entre las potencias de la Triple Alianza y la Triple Entente. Éste no es el telegrama de advertencia, pero han de estar prevenidos para seguir de cerca a los posibles buques de guerra hostiles…"

El Real Servicio Aéreo Naval (RNAS) comienza a ponerse en pie de guerra. Sus aviones se agrupan en Eastchurch, con la excepción de tres aviones despachados a Felixstowe y uno de Yarmouth. Dos aeronaves son asignadas a Kingsnorth.

Sir Edward Gray envía un telegrama a sir George Buchanan, embajador británico en Rusia: ”…El embajador de Rusia me ha dicho que en los círculos alemanes y austriacos prevalece la impresión de que, en cualquier caso, nos mantendríamos al margen. Su Excelencia deploró el efecto que debe producir tal impresión. Esta impresión debería, como he señalado, ser disipada por las órdenes que hemos dado a la Primera Flota, que está concentrada en Portland, de no dispersarse para una maniobra. Pero le expliqué al embajador ruso que mi referencia a ella no debe entenderse en el sentido de que se prometió algo más que una acción diplomática. Escuchamos de fuentes alemanas y austriacas que creen que Rusia no tomará ninguna medida mientras Austria acepte no tomar territorio servio. Lo señalé y añadí que sería absurdo que pareciéramos más serviles que los rusos en nuestro trato con los Gobiernos alemán y austriaco…”.

El embajador alemán en San Petersburgo, Friedrich von Portuales, le envía un telegrama al canciller de Alemania Theobald von Bethmann-Hollweg: "... El agregado militar informa de una conversación con el ministro de Guerra: Sazonov había pedido a este último que me informara sobre la situación. El ministro de Guerra me dio su palabra de honor de que todavía no se había emitido ninguna orden de movilización. Aunque se estaban haciendo los preparativos preliminares, no se habían llamado reservas ni se habían reunido caballos. Si las tropas austriacas cruzaban la frontera servia, los distritos militares que estaban en dirección a Austria, a saber, Kiev, Odessa, Moscú y Kazán, debían ser movilizados. En ningún caso los de la frontera alemana, Varsovia, Vilna y San Petersburgo. Se deseaba fervientemente la paz con Alemania. Ante mi pregunta sobre el objeto de la movilización contra Austria, se encogió de hombros y se refirió a los diplomáticos. Le dije al ministro que apreciábamos las intenciones amistosas, pero considerábamos la movilización, incluso contra Austria, como muy amenazadora…”.

Sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Viena, le envía un telegrama a sir Edward Grey, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña:”…He tenido conversaciones con todos mis compañeros representantes de las grandes potencias. La impresión que me dejó en la mente es que la nota austrohúngara fue redactada de tal manera que la guerra era inevitable; que el gobierno austro-húngaro está totalmente resuelto a tener una guerra con Servia, y consideran su posición como una gran potencia a vencer en la apuesta; y que hasta que se administre el castigo a Servia es poco probable que escuchen propuestas de mediación. Este país se ha vuelto loco de alegría ante la perspectiva de una guerra con Servia, y su aplazamiento o prevención sería sin duda una gran decepción. Propongo, sujeto a las instrucciones especiales que desee enviarme, expresar al ministro de Relaciones Exteriores de Austria la esperanza del Gobierno de Su Majestad de que todavía es posible evitar la guerra, y preguntarle a su excelencia si no puede sugerir una salida incluso ahora…”.

Sir George Buchanan, embajador británico en Rusia, envía un telegrama al secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, sir Edward Grey: "... El embajador de Austria intentó, en una larga conversación que mantuvo ayer con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, explicar las características objetables de la reciente acción tomada por el Gobierno austrohúngaro. El ministro de Relaciones Exteriores señaló que, aunque entendía perfectamente los motivos de Austria, el ultimátum había sido redactado de tal manera que no podía ser aceptado en su totalidad por el Gobierno de Serbia. Aunque las demandas eran bastante razonables en algunos casos, otras no solo no podían ser ejecutadas de inmediato, ya que implicaban la revisión de las leyes serbias existentes, sino que además eran incompatibles con la dignidad de Serbia como estado independiente. Sería inútil que Rusia ofreciera sus buenos oficios en Belgrado, habida cuenta de que fue objeto de tal sospecha en Austria. Sin embargo, para poner fin a la tensión actual, pensó que Inglaterra e Italia podrían estar dispuestas a colaborar con Austria. El embajador de Austria se comprometió a comunicar las observaciones de su excelencia a su Gobierno. Sobre el interrogatorio del ministro de Relaciones Exteriores, le dije que había definido correctamente la actitud del Gobierno de Su Majestad en mi conversación con él, que informé en mi telegrama del 24 pasado. Añadí que usted no podía prometer hacer nada más, y que su excelencia se equivocaba si creía que la causa de la paz podía ser promovida por nosotros diciéndole al Gobierno alemán que tendrían que tratar con nosotros, así como con Rusia y Francia, si apoyaban a Austria por la fuerza de las armas. Su actitud simplemente se vería endurecida por tal amenaza, y solo podríamos inducirlo a usar su influencia en Viena para evitar la guerra acercándonos a ella en la calidad de un amigo que estaba ansioso por preservar la paz. Su excelencia, para que nuestros esfuerzos tengan éxito, no debería hacer nada para precipitar un conflicto. En estas circunstancias, confiaba en que el gobierno ruso aplazaría el ukase de la movilización tanto tiempo como fuera posible, y que no se permitiría a las tropas cruzar la frontera incluso cuando aquel se emitiera. En respuesta, el ministro de Asuntos Exteriores me dijo que hasta la emisión del ukase imperial no se podrían tomar medidas efectivas hacia la movilización, y que el Gobierno austrohúngaro se beneficiaría de la demora para completar sus preparativos militares si se aplazaba demasiado…”.

Sir Maurice de Bunsen, embajador británico en Viena, envía un telegrama a Sir Edward Grey: ”… El embajador ruso tuvo hoy una larga y seria conversación con el barón Macchio, subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores de Austria. Le dijo que, al regresar de San Petersburgo, conocía bien las opiniones del Gobierno ruso y el estado de la opinión pública rusa. Podía asegurarle que si estallaba una guerra real con Servia, sería imposible localizarla, porque Rusia no estaba dispuesta a ceder de nuevo, como lo había hecho en ocasiones anteriores, y especialmente durante la crisis de la anexión de 1909. Esperaba que algo sucedería antes de que Servia fuera invadida. El barón Macchio respondió que ahora sería difícil, pues ya se había producido una escaramuza en el Danubio, en la que los servios habían sido los agresores. El embajador ruso dijo que haría todo lo posible para mantener callados a los servios en espera de cualquier debate que pudiera tener lugar, y me dijo que aconsejaría a su gobierno que indujera al Gobierno servio a evitar cualquier conflicto el mayor tiempo posible, y retroceder ante un avance austriaco. El tiempo así ganado debería ser suficiente para permitir llegar a un acuerdo. Acababa de enterarse de una conversación satisfactoria que el ministro ruso de Asuntos Exteriores mantuvo ayer con el embajador de Austria en San Petersburgo. El primero había estado de acuerdo en que gran parte de la nota austro-húngara a Servia había sido perfectamente razonable y, de hecho, prácticamente habían llegado a un entendimiento en cuanto a las garantías que razonablemente se le podría pedir a Servia que diera a Austria-Hungría por su futuro buen comportamiento. El embajador ruso instó a que la embajada de Austria en San Petersburgo sea dotada de plenos poderes para continuar la discusión con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, que está muy dispuesto a aconsejar a Servia que ceda todo lo que se le pueda pedir con justicia como potencia independiente. El baron Macchio prometió presentar esta sugerencia al ministro de Relaciones Exteriores… ”.

Sir George Buchanan, embajador británico en San Petersburgo, envía otro telegrama a sir Edward Gray, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña: "... Desde mi conversación con el ministro de Relaciones Exteriores, como se informó en mi telegrama de hoy, entiendo que su excelencia ha propuesto que las modificaciones que se introduzcan en las demandas austriacas sean objeto de conversación directa entre Viena y San Petersburgo ... ”.

El conde Albert Viktor Julius Joseph Michael Graf von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, embajador austríaco en Gran Bretaña, le envía un telegrama al conde Leopold Berchtold: ”... El príncipe Lichnowsky habló con sir E. Grey esta mañana y lo encontró muy deprimido y convencido de que la respuesta servia aceptaba todo, excepto un punto en el que se podía llegar a un entendimiento. Si Austria-Hungría no está satisfecha con esta humillación sin precedentes por parte de Servia, prueba sin lugar a dudas que buscaba un pretexto y que su único objetivo es acabar con Servia y con la influencia rusa. Si Austria da el paso precipitado y ocupa Belgrado, provocará una gran conflagración europea. Sir E. Grey está a punto de hacer una declaración en la Cámara de los Comunes, propondrá una mediación y una conferencia entre Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia que se llevará a cabo en Londres. Sir E. Grey estaba muy decidido y declaró que siempre se le pedía que pacificara San Petersburgo; ahora era el momento en que Alemania debería empezar a calmar a Viena. El embajador alemán, con grave aprensión, está convencido de que si marchamos hacia Servia, Inglaterra cambiará por completo al otro lado ... ".

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Sazonov, envía un telegrama a los embajadores rusos en París (conde Alexander Petrovich Izvolsky) y Londres (conde Alexander Konstantinovich Benckendorff): "... El embajador británico llamó para preguntar si creemos que es conveniente que Gran Bretaña tome la iniciativa de convocar a un conferencia en Londres de los representantes de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia para examinar la posibilidad de encontrar una salida a la situación actual. Le respondí al embajador que he iniciado conversaciones con el embajador austrohúngaro en condiciones que, esperaba que fueran favorables. Sin embargo, todavía no había recibido ninguna respuesta a mi propuesta de revisión de la nota por parte de los dos gabinetes. Si las explicaciones directas con el gabinete de Viena resultaban imposibles, estaba dispuesto a aceptar la propuesta británica, o cualquier otra propuesta de un tipo que pueda conducir a una solución favorable del litigio ... ".

El encargado de negocios de Rusia en Berlín, A. Bronewsky, envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Sazónov:"... Le rogué al ministro de Asuntos Exteriores (alemán) que apoyara su propuesta en Viena de que se autorizara a Szapary a redactar, mediante un intercambio privado de opiniones con usted, una nota con las exigencias austrohúngaras que serían aceptables para ambas partes. Jagow respondió que estaba al tanto de esta propuesta y que estaba de acuerdo con Pourtales en que, como Szapary había comenzado esta conversación, bien podría continuar con ella. Él telegrafiará en este sentido al embajador de Alemania en Viena. Le rogué que presione a Viena con mayor insistencia en adoptar esta línea conciliatoria; Jagow respondió que no podía aconsejar a Austria que cediera…”.

Maurice Paleologue, embajador de Francia en San Petersburgo, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro de Relaciones Exteriores en funciones francés: "... Sazonov ha utilizado un lenguaje conciliador con todos mis colegas. A pesar de la emoción del público, el Gobierno ruso está aplicándose con éxito para contener a la prensa; en particular, se ha recomendado una gran moderación hacia Alemania. Sazonov no ha recibido ninguna información de Viena o de Berlín desde ayer ... ".

Sir Francis Bertie, embajador británico en París, envía un telegrama al secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, sir Edward Grey: ”… Su propuesta, tal como consta en sus dos telegramas de ayer, es aceptada por el Gobierno francés. El embajador francés en Londres, que regresa allí esta noche, ha recibido las instrucciones correspondientes. Se han enviado instrucciones al embajador francés en Berlín para que se ponga de acuerdo con su colega británico sobre la conveniencia de hablar conjuntamente con el Gobierno alemán. También se han enviado las instrucciones necesarias a los representantes franceses en Belgrado, Viena y San Petersburgo, pero hasta que se sepa que los alemanes han hablado en Viena con cierto éxito, sería, en opinión del ministerio de Relaciones Exteriores, peligroso para los embajadores de Francia, Rusia y Gran Bretaña hacerlo… ”

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... Ayer en el curso de una conversación entre Sazonov, Paleologue y sir G. Buchanan, el ministro ruso dijo que Servia estaba dispuesto a apelar a las potencias y que en ese caso su Gobierno estaría dispuesto a hacerse a un lado. Sir E. Grey ha tomado estas palabras como un texto con el que formular a los gabinetes de París, Berlín y Roma una propuesta que sir Francis Bertie pondrá en conocimiento de Vuestra Excelencia. Las cuatro Potencias intervendrán en la discusión, y los embajadores de Francia, Alemania e Italia en Londres recibirán instrucciones de buscar, con sir E. Grey, un medio para resolver las dificultades actuales. Se entiende que, durante las sesiones de esta pequeña conferencia, Rusia, Austria y Serbia se abstendrán de todas las operaciones militares activas. Sir A. Nicolson ha hablado de esta sugerencia al embajador alemán, que se ha mostrado favorable a ella…”.

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía otro telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador de Serbia no ha recibido instrucciones de su Gobierno para pedir la mediación de Inglaterra; sin embargo, es posible que los telegramas de su Gobierno se hayan detenido en el camino. Sin embargo, se ha presentado la propuesta británica de intervención de las cuatro potencias insinuada en mi telegrama anterior, y creo que debería ser apoyada en primer lugar ... ".

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia, le envía un telegrama a Aimé-Joseph de Fleuriau, encargado de negocios francés en Londres: ”… El embajador británico me ha comunicado la propuesta de sir E. Grey para la acción común de Inglaterra, Alemania, Francia e Italia en Viena, Belgrado y San Petersburgo, para detener las operaciones militares activas mientras los embajadores alemán, italiano y francés en Londres examinan, con sir Edward Grey, los medios para encontrar una solución a las actuales complicaciones. Esta mañana he ordenado a Jules Cambon que hable de esto con el embajador británico en Berlín y que apoye su gestión en la forma que considere adecuada. Le autorizo a participar en la reunión propuesta por sir E. Grey. También estoy dispuesto a dar instrucciones a nuestros representantes en Viena, San Petersburgo y Belgrado en el sentido solicitado por el Gobierno británico. Al mismo tiempo, creo que las posibilidades de éxito de la propuesta de sir E. Grey dependen esencialmente de la acción que Berlín esté dispuesto a emprender en Viena; una gestión de este lado, promovida con miras a obtener una suspensión de las operaciones militares, me parecería condenada al fracaso si no se ejerciera primero la influencia de Alemania. También he notado, durante las observaciones del barón von Schoen, que el Gobierno austrohúngaro era particularmente susceptible cuando se usaban las palabras "mediación", "intervención", "conferencia", y estaba más dispuesto a admitir "consejos amistosos" y "conversaciones". . ".

Aimé-Joseph de Fleuriau, conde de Bellevue, encargado de negocios de la embajada francesa en Londres, le envía un nuevo telegrama a Jean Baptiste Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia:"... He comunicado a sir Edward Grey la adhesión a su propuesta de mediación por las cuatro Potencias y de una conferencia en Londres. El embajador británico en Viena ha recibido las instrucciones necesarias para informar al gobierno austrohúngaro tan pronto como sus colegas franceses, alemanes e italianos estén autorizados a realizarlas. El Gobierno italiano ha aceptado la intervención de las cuatro Potencias con el fin de evitar operaciones militares; están consultando al Gobierno alemán sobre la propuesta de una conferencia y el procedimiento a seguir con respecto al Gobierno austrohúngaro. El Gobierno alemán no ha respondido todavía…”.

Sir George Buchanan, embajador británico en San Petersburgo, le envía un telegrama a Sir Edward Grey: “… Vi al ministro de Relaciones Exteriores esta tarde y lo encontré muy conciliador y más optimista. Dijo que utilizaría toda su influencia en Belgrado para inducir al Gobierno de Serbia a ir tan lejos como sea posible para dar satisfacción a Austria, pero su integridad territorial debe estar garantizada y sus derechos como Estado soberano respetados, de modo que no debe ser convertido en vasallo de Austria. No sabía si Austria aceptaría el intercambio amistoso de puntos de vista que había propuesto, pero, si lo hacía, deseaba mantenerse en estrecho contacto con las demás potencias durante las conversaciones que siguieran. Se refirió nuevamente al hecho de que las obligaciones asumidas por Servia en 1908, aludidas en el ultimátum austríaco, fueron entregadas a las potencias. Le pregunté si había oído hablar de su propuesta con respecto a la conferencia de las cuatro potencias y, al responder afirmativamente, le comuniqué confidencialmente las instrucciones que me habían dado y le pregunté si, en lugar de esa conferencia, preferiría un intercambio directo de puntos de vista, que él había propuesto. El embajador alemán, con el que acababa de hablar, había expresado su opinión personal de que un intercambio directo de puntos de vista sería más agradable para Austria-Hungría. Su excelencia dijo que estaba perfectamente dispuesto a hacerse a un lado si las potencias aceptaban la propuesta de una conferencia, pero confiaba en que se mantendría en contacto con el embajador de Rusia en caso de que se llevara a cabo… ”.

Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores de Francia, envía un telegrama a Jules Cambon, embajador de Francia en Berlín, al presidente del Consejo a bordo del "La France"…y a los embajadores de Francia en Londres, San Petersburgo, Viena y Roma: ”… Los tres pasos dados por el embajador alemán en París me parecen característicos: —El viernes lee una nota en la que el Gobierno alemán se coloca categóricamente entre Austria y las potencias, aprobando el ultimátum austríaco a Servia, y añadiendo que "Alemania desea vivamente que la disputa permanezca localizada, ya que cualquier intervención de otra parte puede provocar consecuencias incalculables mediante el juego de sus alianzas"; -el segundo día, sábado, habiéndose producido el efecto y habiendo tenido las potencias, a causa de la sorpresa, la brevedad del tiempo límite y los riesgos de una guerra general, aconsejaron a Servia que cediera, von Schoen vuelve a minimizar este paso, fingiendo estar asombrado por la impresión producida, y protesta por las intenciones que se atribuyen a Alemania que ella no alberga, "ya que", dice, "no había ni concierto antes ni amenaza después;", el tercer día, domingo, habiéndose obtenido el resultado, ya que Servia ha cedido, como casi podría decirse, a todas las demandas austriacas, el embajador alemán aparece en dos ocasiones para insistir en las pacíficas intenciones de Alemania, y en su cálido deseo de cooperar en el mantenimiento de la paz, después de haber registrado el éxito austriaco que cierra la primera fase de la crisis. La situación en el momento de escribir este artículo sigue siendo preocupante, debido a la incomprensible negativa de Austria a aceptar la sumisión de Servia, a sus operaciones de movilización y a sus amenazas de invadir Servia. La actitud adoptada desde un principio por el Gobierno austriaco, con el apoyo de Alemania, su negativa a aceptar cualquier conversación con las potencias, prácticamente no permiten que estas últimas intervengan eficazmente con Austria sin la mediación de Alemania. Sin embargo, el tiempo apremia, porque si el ejército austriaco cruza la frontera será muy difícil circunscribir la crisis, Rusia no parece ser capaz de tolerar la ocupación de Servia después de que esta última se haya sometido en realidad a la nota austriaca, dando todas las satisfacciones y garantías. Alemania, por el hecho mismo del cargo que asume, está capacitada para intervenir eficazmente y ser escuchada en Viena; si no lo hace, justifica todas las sospechas y asume la responsabilidad de la guerra. Las potencias, particularmente Rusia, Francia e Inglaterra, han inducido a Belgrado a ceder con su urgente consejo; así han cumplido con su parte; ahora le corresponde a Alemania, que es la única que puede obtener una audiencia rápida en Viena, dar consejo a Austria, que ha obtenido satisfacción y no puede, por un detalle fácil de ajustar, provocar una guerra general. Es en estas circunstancias que se presenta la propuesta realizada por el gabinete de Londres; habiendo dicho Sazonov al embajador británico que como consecuencia de la apelación de Servia a las potencias, Rusia estaría de acuerdo en hacerse a un lado, sir Edward Grey ha formulado la siguiente sugerencia a los gabinetes de París, Berlín y Roma: los embajadores de Francia, Alemania e Italia en Londres serían instruídos paara que buscaran con sir Edward Gray un medio para resolver las dificultades actuales, entendiendo que durante esta conversación Rusia, Austria y Serbia se abstendrían de todas las operaciones militares activas. Sir A. Nicolson ha hablado de esta sugerencia al embajador de Alemania, quien se mostró favorable a ella; será igualmente bien recibida en París, y también en Roma, con toda probabilidad. Aquí nuevamente es el turno de Alemania de hablar, y tiene la oportunidad de mostrar su buena voluntad por otros medios que no sean las palabras. Le ruego que llegue a un entendimiento con su colega británico y que apoye su propuesta ante el Gobierno alemán en la forma que le parezca oportuna…”.

El canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg, le envía un telegrama al embajador de Alemania en Londres, pírincipe Lichnowsky:”…Hasta el momento no hemos recibido noticias de la sugerencia de sir Edward Grey de celebrar una conferencia cuádruple en Londres. Nos resulta imposible colocar a nuestra aliada en su disputa con Servia ante un tribunal europeo. Nuestra mediación debe limitarse al peligro de un conflicto austro-ruso…”.

Berchtold informa sobre un ataque serbio contra las tropas austriacas.

El embajador alemán en Austria-Hungría, Heinrich von Tschirschky, le envía un telegrama al canciller de Alemania, Theobald von Bethmann-Hollweg: "... El conde Berchtold me pide que exprese a Su Excelencia su agradecimiento por la comunicación de la propuesta de mediación inglesa. Sin embargo, comenta que tras la apertura de las hostilidades por parte de Servia y la posterior declaración de guerra, el paso parece algo tardío…”.

El canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg, le envía un nuevo telegrama al embajador de Alemania en Londres:”…Hemos comenzado inmediatamente los esfuerzos de mediación en Viena en el sentido deseado por sir Edward Grey. También le hemos comunicado al conde Berchtold el deseo del señor Sazonov de un parlamento directo con Viena…”.

Jules Cambon, embajador francés en Alemania, envía un telegrama a Bienvenu- Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… Hoy he tenido una conversación con el secretario de Estado sobre la propuesta de Inglaterra de que Alemania s una a los gabinetes de Londres, París y Roma para evitar las hostilidades entre San Petersburgo y Viena. Le comenté que la propuesta de sir Edward Grey abrió el camino a un reultado pacífico. Von Jagow respondió que estaba dispuesto a unirse, pero me comentó que, si Rusia se movilizaba, Alemania se vería obligada a movilizarse de inmediato, que nosotros también nos veríamos obligados a seguir el mismo camino, y que entonces se produciría un conflicto casi inevitable. Le pregunté si Alemania se consideraría obligada a movilizarse en caso de que Rusia se movilizara sólo en la frontera austriaca; me dijo "No" y me autorizó formalmente a comunicarle esta limitación. También concedió la mayor importancia a una intervención en Rusia por parte de las potencias que eran amigas y aliadas a ella. Finalmente, comentó que si Rusia atacaba a Austria, Alemania se vería obligada a luchar de inmediato de su lado. La intervención propuesta por Inglaterra en San Petersburgo y Viena sólo podría, en su opinión, entrar en funcionamiento si los acontecimientos no se precipitan. En ese caso, no desespera de que pueda tener éxito. Lamenté que Austria, con su actitud intransigente, hubiera llevado a Europa al difícil paso por el que atravesábamos, pero expresé la esperanza de que la intervención tuviera su efecto… ”.

Sir Edward Goschen, embajador británico en Berlín, le envía un telegrama a sir Edward Gray, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña: ”…El secretario de Estado dice que la conferencia que usted sugiere equivaldría prácticamente a un tribunal de arbitraje y, en su opinión, no podría reunirse excepto a petición de Austria y Rusia. Por lo tanto, no pudo aceptar su sugerencia, aunque deseaba cooperar para el mantenimiento de la paz. Le dije que estaba seguro de que su idea no tenía nada que ver con el arbitraje, pero quería decir que los representantes de las cuatro naciones que no estaban directamente interesadas debían discutir y sugerir medios para evitar una situación peligrosa. Sin embargo, sostuvo que la conferencia que propuso no era viable. Añadió que las noticias que acababa de recibir de San Petersburgo mostraban que había una intención por parte de Sazonov de intercambiar puntos de vista con el conde Berchtold. Pensó que este método de procedimiento podría conducir a un resultado satisfactorio, y que sería lo mejor, antes de hacer cualquier otra cosa, esperar el resultado del intercambio de puntos de vista entre los Gobiernos austriaco y ruso. En el curso de una breve conversación, el secretario de Estado dijo que hasta el momento Austria sólo se estaba movilizando parcialmente, pero que si Rusia se movilizaba contra Alemania, ésta tendría que hacer lo mismo. Le pregunté qué quería decir con "movilizarse contra Alemania". Dijo que si Rusia solo se movilizaba en el sur, Alemania no se movilizaría, pero si ella se movilizaba en el norte, Alemania también tendría que hacerlo, y que el sistema ruso de movilización era tan complicado que podría ser difícil localizar exactamente su movilización. Por lo tanto, Alemania tendría que tener mucho cuidado de no ser tomada por sorpresa. Finalmente, el secretario de Estado dijo que las noticias de San Petersburgo le habían llevado a tener una visión más esperanzadora de la situación general… ”.

Sir Edward Grey envía un telegrama a sir Edward Goschen, embajador británico en Berlín: ”… El embajador alemán me ha informado que el Gobierno alemán acepta en principio la mediación entre Austria y Rusia por parte de las cuatro potencias, reservándose, por supuesto, su derecho como aliado a ayudar a Austria si es atacada. También se le ha ordenado que me pida que utilice la influencia en San Petersburgo para localizar la guerra y mantener la paz en Europa. He respondido que la respuesta servia fue más lejos de lo que se podía esperar para satisfacer las demandas austriacas. El propio secretario de Estado alemán ha dicho que había algunas cosas en la nota austriaca que difícilmente se podía esperar que Servia aceptara. Supuse que la respuesta servia no podría haber llegado tan lejos a menos que Rusia hubiera ejercido una influencia conciliadora en Belgrado, y era realmente en Viena donde ahora se necesitaba una influencia moderadora. Si Austria hace a un lado la respuesta servia por no tener valor y marcha hacia Servia, significa que estaba decidida a aplastar a Servia a toda costa, siendo imprudente ante las consecuencias que pudieran estar involucradas. La respuesta servia debe ser tratada al menos como una base para la discusión y la pausa. Dije que el Gobierno alemán debería instar a esto en Viena. Recordé lo que había dicho el Gobierno alemán en cuanto a la gravedad de la situación si la guerra no podía localizarse, y observé que si Alemania ayudaba a Austria contra Rusia sería porque, sin ninguna referencia a los méritos de la disputa, Alemania no podía permitirse ver a Austria aplastada. De la misma manera, podrían surgir otras cuestiones que reemplazarían la disputa entre Austria y Servia, y atraerían a otras potencias, y la guerra sería la más grande jamás conocida; pero mientras Alemania trabajara para mantener la paz yo me mantendría en estrecho contacto. Repetí que después de la respuesta servia, es en Viena donde se debe instar a cierta moderación ... ”.

Camille Barrère, embajador francés en Roma, le envía un telegrama a Jean Baptiste Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El marqués de San Giuliano ha regresado a Roma esta noche, y lo vi inmediatamente después de su llegada. Me habló del contenido de la nota austriaca, y me aseguró formalmente que no había tenido ningún conocimiento previo de la misma. De hecho, sabía que la nota debía tener un carácter riguroso y contundente; pero él no sospechaba que pudiera tomar tal forma, le pregunté si era cierto que había dado en Viena, como alegan ciertos diarios, una aprobación de la acción austriaca y una garantía de que Italia cumpliría con sus deberes como aliado de Austria. "De ninguna manera", respondió el ministro, "no se nos consultó; no se nos dijo nada; no nos correspondía entonces hacer tal comunicación a Viena". El marqués de San Giuliano piensa que Servia habría actuado más sabiamente si hubiera aceptado la nota en su totalidad; hoy sigue pensando que esto sería lo único que podía hacer, convencido de que Austria no retirará ninguna de sus pretensiones y las mantendrá, incluso a riesgo de provocar una conflagración generalizada; duda de que Alemania esté dispuesta a ejercer a alguna presión sobre su aliado. Sin embargo, afirma que Alemania en este momento concede gran importancia a sus relaciones con Londres, y cree que si alguna potencia puede hacer decidir a Berlín a favor de la acción pacífica, es Inglaterra. En cuanto a Italia, seguirá haciendo todo lo posible en favor de la paz. Con este fin, se ha adherido sin dudarlo a la propuesta de sir Edward Grey de una reunión en Londres de los embajadores de aquellas potencias que no están directamente interesadas en la disputa austro-servia ... ”.
Sir Edward Grey, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, le envía un telegrama a sir Renell Rodd, embajador británico en Roma: "...El embajador italiano informó hoy a sir Arthur Nicolson (subsecretario de Asuntos Exteriores británico) que el ministro italiano de Asuntos Exteriores estuvo totalmente de acuerdo con mi propuesta de celebrar una conferencia de cuatro en Londres. En cuanto a la cuestión de pedir a Rusia, Austria-Hungría y Serbia que suspendan las operaciones militares en espera del resultado de la conferencia, el marqués de San Giuliano (ministro de Relaciones Exteriores italiano) recomendaría cordialmente la sugerencia al Gobierno alemán, y le preguntaría qué procedimiento propondría que se siguiera en Viena…”.

Sir Francis Bertie, embajador británico en París, envía un telegrama a sir Edward Gray, secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña: "...Tengo el honor de transmitirle adjunta copia de un memorando del ministro interino de Relaciones Exteriores francés sobre las medidas que deben adoptarse para evitar el estallido de hostilidades entre Austria-Hungría y Servia. Nota comunicada a sir F. Bertie por Bienvenu-Martin: En nota del 25 de este mes, su excelencia el embajador británico informó al Gobierno de la República que, a juicio de sir E. Grey, la única forma posible de asegurar el mantenimiento de la paz en caso de que las relaciones entre Rusia y Austria se pongan más tensas sería si los representantes de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia en Austria y Rusia actuaran conjuntamente en Viena y San Petersburgo; y expresó el deseo de saber si el Gobierno de la República estaba dispuesto a acoger tal sugerencia. El ministro de asuntos exteriores ad interim tiene el honor de informar a su excelencia sir Francis Bertie que ha solicitado a Jules Cambon (embajador francés en Alemania) que acuerde con el embajador británico en Alemania y respalde cualquier declaración que considere conveniente realizar al gabinete de Berlín. De acuerdo con el deseo expresado por el Gobierno británico y transmitido por sir F. Bertie en su nota del 26 de este mes, el Gobierno de la República también ha autorizado a Paul Cambon (embajador francés en Londres) a participar en la conferencia que sir E. Gray ha propuesto con miras a descubrir, en consulta con él mismo y con los embajadores de Alemania e Italia en Londres, un medio para resolver las dificultades actuales. Asimismo, el Gobierno de la República está dispuesto a instruir a los representantes franceses en San Petersburgo, Viena y Belgrado para que induzcan a los Gobiernos ruso, austriaco y servio a abstenerse de todas las operaciones militares activas en espera de los resultados de esta conferencia. Considera, sin embargo, que la posibilidad de que la propuesta de sir E. Grey tenga éxito depende esencialmente de la acción que el Gobierno de Berlín esté dispuesto a emprender en Viena. las presentaciones realizadas al Gobierno austrohúngaro con el fin de provocar una suspensión de las operaciones militares parecerían condenadas al fracaso a menos que el Gobierno alemán no ejerza de antemano su influencia en el gabinete de Viena ... ".

Sergei Sazonov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, envía un telegrama al conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, embajador de Rusia en Londres: ”… El embajador británico vino a comprobar si creemos conveniente que Gran Bretaña tome la iniciativa de convocar una conferencia en Londres con los representantes de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia para examinar la posibilidad de una salida a la situación actual. Respondí al embajador que había entablado conversaciones con el embajador austrohúngaro en condiciones que, espero, sean favorables. Sin embargo, todavía no he recibido ninguna respuesta a la propuesta que hice de revisar la nota entre los dos gabinetes. Si las explicaciones directas con el gabinete de Viena fueran imposibles, estoy dispuesto a aceptar la propuesta británica, o cualquier otra propuesta de ese tipo que conduzca a la solución favorable del conflicto. Deseo, sin embargo, poner fin a partir de este día a un malentendido que podría surgir de la respuesta dada por el ministro de Justicia francés al embajador alemán, con respecto a los consejos de moderación que deben darse al gabinete imperial…”.

El embajador ruso en Londres, conde Alexander Konstantinovich Benckendorff, le envía un telegrama ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Seguei Sazonov: "... He recibido su telegrama del 26 de julio. Por favor, infórmeme por telégrafo si considera que sus conversaciones con el gabinete de Viena armonizan con el esquema de Grey para la mediación de los cuatro gobiernos. Habiendo escuchado del embajador británico en San Petersburgo que usted estaría dispuesto a aceptar tal variante, Grey decidió convertirla en una propuesta oficial, que comunicó ayer a Berlín, París y Roma ... ".

Jules Camhon, embajador de Francia en Berlín, le envía un telegrama a Bienvenu Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: "... El embajador británico, que regresó hoy, vio al secretario de Estado y conversó con él la propuesta de sir Edward Grey. En su respuesta, von Jagow continuó manifestando su deseo de paz, pero agregó que no podía consentir en nada que se pareciera a una conferencia de las potencias; eso sería establecer una especie de tribunal de arbitraje, una idea que sólo sería aceptable si lo pidieran Viena y San Petersburgo. El lenguaje de von Jagow confirma el utilizado por el barón von Schoen a Vuestra Excelencia. De hecho, una gestión de las cuatro potencias en Viena y San Petersburgo podría ser provocada por la vía diplomática sin asumir la forma de una conferencia y ser susceptible de muchas modificaciones, lo importante es dejar en claro en Viena y en San Petersburgo el deseo común de las cuatro potencias de que se evite un conflicto. Un problema satisfactorio a las dificultades actuales sólo se puede encontrar ganando tiempo…”.

Jules Cambon, embajador de Francia en Berlín, le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Relaciones Exteriores de Francia: ”… Tuve una conversación hoy con el secretario de Estado y apoyé la gestión que sir E. Goschen acababa de hacer. Von Jagow me respondió, como había hecho con el embajador británico, que no podía aceptar la propuesta de que se instruyera a los embajadores italiano, francés y alemán para que se esforzaran por encontrar con sir Edward Grey un método para resolver las dificultades actuales, porque eso sería organizar una verdadera conferencia para tratar los asuntos de Austria y Rusia. Le respondí a von Jagow que lamentaba su respuesta, pero que el gran objetivo que tenía a la vista sir Edward Grey iba más allá de cualquier cuestión de forma; que lo importante era la cooperación de Gran Bretaña y Francia con Alemania e Italia en una obra de paz; que esta cooperación podría tener efecto mediante gestiones comunes en San Petersburgo y Viena; que a menudo me había expresado su pesar por ver a los dos grupos aliados siempre opuestos entre sí en Europa; que aquí había una oportunidad de demostrar que había un espíritu europeo, mostrando cuatro Potencias pertenecientes a los dos grupos actuando de común acuerdo para prevenir un conflicto. Von Jagow eludió el punto diciendo que Alemania tenía compromisos con Austria. Le observé que las relaciones de Alemania con Viena no eran más estrechas que las de Francia con Rusia, y que era él mismo quien en realidad ponía a los dos grupos de aliados en oposición. El secretario de Estado me dijo entonces que no se negaba a actuar para evitar una disputa austro-rusa, pero que no podía intervenir en la disputa austro-servia. "Una es la consecuencia de la otra", dije, "y se trata de evitar la aparición de un nuevo factor de tal naturaleza que lleve a la intervención de Rusia". Como el secretario de Estado insistió en decir que estaba obligado a mantener sus compromisos con Austria, le pregunté si estaba obligado a seguirla a todas partes con los ojos vendados y si había tomado nota de la respuesta de Servia a Austria, que el encargado de negocios servio le había entregado esta mañana. "Todavía no he tenido tiempo", dijo. —“Lo lamento. Verá que, excepto en algunos detalles, Servia ha cedido por completo. Parece entonces que, dado que Austria ha obtenido la satisfacción que le ha proporcionado su apoyo, hoy podría aconsejarle que se sienta satisfecha o que examine con Servia los términos de su respuesta.” Como von Jagow no me dio una respuesta clara, le pregunté si Alemania deseaba la guerra. Protestó enérgicamente, diciendo que sabía lo que estaba en mi mente, pero que era completamente incorrecto. "Entonces," respondí, "debe actuar con coherencia. Cuando lea la respuesta servia, le suplico en nombre de la humanidad que sopese los términos en su conciencia y no asuma personalmente una parte de la responsabilidad de la catástrofe que Uds. están permitiendo". Von Jagow protestó nuevamente, agregando que estaba dispuesto a unirse a Inglaterra y Francia en un esfuerzo común, pero que era necesario encontrar una forma para esta intervención que él pudiera aceptar, y que los gabinetes deben llegar a un entendimiento sobre este punto. "Por lo demás", añadió, "se han iniciado y están en curso conversaciones directas entre Viena y San Petersburgo. Espero muy buenos resultados de ellos y tengo esperanzas". Al irme le dije que esta mañana había tenido la impresión de que había llegado la hora de la distensión, pero ahora vi claramente que no había nada de ella. Él respondió que estaba equivocado; que esperaba que las cosas estuvieran bien encaminadas y tal vez llegaría rápidamente a una conclusión favorable. Le pedí que tomara medidas en Viena que aceleraran el avance de los acontecimientos, porque era una cuestión de importancia no dejar tiempo para el desarrollo en Rusia de una de esas corrientes de opinión que se llevan todo por delante. En mi opinión, sería bueno pedirle a sir Edward Grey, quien debe haber sido advertido por sir Edward Goschen de la negativa a su propuesta en la forma en que fue hecha, que la renueve bajo otra forma, para que Alemania no tenga pretexto para negarse a asociarse con él, y tendría que asumir las responsabilidades que le corresponden a los ojos de Inglaterra…”.

El emperador Francisco José le comenta al barón Giesl:"..."Aún no estamos en guerra, y si puedo, voy a impedirla…".

El encargado de negocios de Rusia en París, Matvey Sevastopoulo, le envía un telegrama al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Sazonov: "... El embajador alemán ha vuelto a hablar hoy de la situación en profundidad con el Director del Departamento Político. El embajador hizo gran hincapié en la absoluta imposibilidad de cualquier mediación o conferencia ... ".

El zar sugiere a Sazonov que el conflicto entre Serbia y Austria-Hungría quizá podría remitirse al tribunal de La Haya como una manera de prevenir un preocupante deslizamiento hacia un conflicto abierto. Sazonov no actúa sobre esta sugerencia.

El conde Leopold Berchtold le envía un telegrama al embajador del Imperio austro-húngaro en Rusia conde Frigyes Szapáry de Szapár, Muraszombat et Széchy-Sziget: "... Le autorizo a decirle a Sazonov que Austria-Hungría no tiene ninguna intención de realizar conquistas territoriales, siempre que la guerra permanezca localizada entre Austria-Hungría y Servia.

El ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold, le envía un telegrama al embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény:"… Declaración de guerra en pocos días….el comienzo de las operaciones de guerra debe retrasarse hasta que se haya completado la movilización de las tropas, de modo que se pueda hacer frente a un golpe decisivo con toda la fuerza. Para ello será necesario un cierto tiempo, porque la experiencia nos ha enseñado a no apresurarnos a aplicar medidas militares a gran escala, antes de que estemos seguros de que habrá realmente guerra. Su excelencia informará a von Jagow en consecuencia, pidiendo estricta privacidad al mismo tiempo…”.

El embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény, le envía un telegrama al ministro de Relaciones Exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold: "... Me dice el secretario de Estado que von Tschirschky le ha telegrafiado: el general Conrad von Hotzendorf ha informado en privado, que para que sea efectiva contra Servia desde un punto de vista militar, nuestra movilización no podría realizarse antes del 12 de agosto. Al mismo tiempo, el secretario de Estado dijo que lamentaba que el plazo del inicio de nuestra acción militar tuviera que posponerse tanto…”.
El embajador austro-húngaro en Alemania, conde Ladislaus Szögyény, le envía un nuevo telegrama al ministro de relaciones exteriores de Austria-Hungría, conde Leopold Berchtold: "...El secretario de Estado, en la más estricta privacidad, me informó que muy pronto las eventuales propuestas inglesas de mediación serían comunicadas a su excelencia a través del gobierno alemán. El Gobierno de Alemania asegura de la manera más decidida que no se identifica con estas proposiciones, que por el contrario aconseja ignorarlas, y que debe transmitirlas para satisfacer al gobierno inglés. El Gobierno alemán cree que en este momento es de suma importancia que Inglaterra no se ponga del lado de Rusia y Francia. Por lo tanto, se debe hacer todo lo posible para evitar que se rompa la relación que aún funciona entre Alemania e Inglaterra. Si Alemania le dijera con franqueza a sir E. Grey que se negaba a comunicar los deseos de Inglaterra a Austria-Hungría -que cree que serán más considerados si pasan por las manos de Alemania- podría ocurrir la eventualidad antes mencionada. El Gobierno alemán, siempre que Inglaterra tenga una solicitud de este tipo, declarará con decisión que no puede apoyar tales propuestas de intervención y solo las transmitirá para complacer a Inglaterra. El Gobierno británico ayer, a través del embajador alemán en Londres, y a través del embajador británico en Berlín, pidió a von Jagow que apoyara los deseos de Inglaterra con respecto a una modificación de la nota a Servia. Jagow le había respondido que actuaría de acuerdo con el deseo de sir E. Grey y le enviaría sus propuestas, pero que no podía apoyarlas, porque el conflicto con Serbia era una cuestión de prestigio para la monarquía austrohúngara que, hasta cierto punto, Alemania comparte. Por tanto, el secretario de Estado había enviado la nota de sir Edward Grey a von Tschirschky, pero sin indicarle que la presentara a vuestra excelencia; de este modo, fue posible informar al gabinete inglés que, lejos de negarse a cumplir el deseo de sir E. Gray, había enviado la nota a Viena. Antes de concluir nuestra conversación, el secretario de Estado repitió su punto de vista sobre el caso y me suplicó que le asegurara a su excelencia que no había duda de que, aunque había actuado como intermediario en este asunto, de ninguna manera deseaba apoyar las proposiciones para una mediación…”.

El imperio Austro-húngaro denuncia que un miembro del estado mayor general de Serbia está trabajando en conjunto con el agregado militar de Rusia en Belgrado.

Farges, cónsul general francés en Basilea le envía un telegrama a Bienvenu-Martin, ministro interino de Asuntos Exteriores francés:”…Hace cuatro días, los oficiales alemanes con licencia en este distrito recibieron órdenes de interrumpir su licencia y regresar a Alemania. Además, me enteré por dos fuentes fidedignas de que se ha advertido a las personas que poseen automóviles en el Gran Ducado de Baden que se preparen para ponerlos a disposición de las autoridades militares, dos días después de una nueva orden. El secreto sobre el tema de esta advertencia se ha establecido bajo pena de multa. La población de Basilea está muy inquieta y los servicios bancarios están restringidos…”.

El consulado alemán en Kovno envía un telegrama al canciller imperial:”… Kovno ha sido declarada en estado de guerra…”.

Telegrama del embajador alemán en Berna al canciller imperial:”…He escuchado de una fuente confiable que el XlV Cuerpo francés ha descontinuado las maniobras…”.

Francia ordena la retirada de la mayor parte de sus fuerzas en Marruecos para enviarlas a Europa y comienza la implementación de la seguridad ferroviaria.

El general francés Louis Hubert Lyautey telefonea a París para evacuar Marruecos excepto la costa. Lyautey dice "Una guerra entre los europeos es una guerra civil. Es la locura más monumental que el mundo haya cometido".

En París se realizan manifestaciones contra la guerra.

En Londres, el Times advierte del peligro de guerra.

El sindicalista y político británico John Burns escribe en su diario:"...Porqué cuatro grandes potencias se tienen que pelear por Serbia es algo que nadie puede comprender...".

El almirante von Tirpitz regresa a Berlín.

La flota de alta mar alemana regresa a su base.

El káiser Wilhelm II llega a la estación de Wildpark en Potsdam a la 1:00 p.m. después de haber tomado el tren nocturno de Kiel. A pesar de los mensajes de Bethmann Hollweg restándole importancia a la crisis internacional, el káiser sabe por otras fuentes que la situación es cada vez más grave.

El canciller se reúne con el káiser, que está furioso, en la estación. Bethmann Hollweg ofrece su renuncia. Wilhelm la rechaza afirmando: "Usted ha cocinado este caldo, ahora lo comerá."

Por la tarde, el káiser se reúne de nuevo con Bethmann Hollweg y otras figuras de alto rango. El canciller no informa los preparativos militares rusos, centrándose, en cambio, en las conversaciones conciliadoras de Sazonov con Pourtalès. También hace referencia a la propuesta de Grey sobre la mediación de las cuatro potencias. La propuesta no resulta atractiva para Bethmann Hollweg, pero siente que demuestra la falta de interés de Gran Bretaña en la guerra.

El diario social demócrata alemán Vorwärts afirma."...solo los adolescentes inmaduros podrían sentirse atraídos por una aventura guerrera que ha de convertir Europa en un matadero que apestará a sangre y descomposición...".

El oficial de inteligencia alemán en Königsberg, Prusia Oriental, informa que los rusos han declarado la ley marcial en los distritos Kovno, Vilna y Suvalki.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe en su diario:"...Mis reflexiones son de un pesimismo radical. Por más esfuerzos que haga para contradecirlas siempre me llevan a esta conclusión: la guerra. Ha pasado el tiempo de las combinaciones y de los artificios diplomáticos. Junto a las causas lejanas y profundas que han determinado la crisis actual, nada son los incidentes de los últimos días. Ya no hay iniciativa individual, ni voluntad humana que pueda resistir al mecanismo automático de las fuerzas desencadenadas. Nosotros los diplomáticos hemos perdido toda acción sobre los acontecimientos; ya no podemos sino tratar de preverlos e insistir para que nuestros gobiernos adapten a ellos su conducta..."

En Italia, el gobierno estima la situación. Domenico Grandi, ministro de la Guerra, habla con Antonio Salandra, el Primer Ministro: Italia no puede hacer frente a una guerra.

El grupo parlamentario socialista italiano pide una sesión extraordinaria de la cámara como consecuencia de la situación internacional.

Saludos
estebanj
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por Schweijk »

El estudio de los acontecimientos diplomáticos desde el asesinato del archiduque Francisco Fernando hasta el comienzo de la guerra es verdaderamente apasionante. ¡Qué ceguera criminal la de los dirigentes de aquella Europa! Desde nuestra perspectiva parece una pesadilla donde el abismo atrae sin poder resistirse. Pero el destino no está escrito: con un poco más de buena voluntad y clarividencia la tragedia podría haberse evitado.

Esta caricatura de la época capta bien el desarrollo de los hechos:

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"No sé lo que hay que hacer, esto no es una guerra".

Lord Kitchener

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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

28 de julio de 1.914.

Tarde en la mañana, Poincaré y Viviani finalmente llegan de vuelta en Francia. En el tren de regreso a París, el presidente y el primer ministro son informados de manera detallada de la situación. Se enteran de que un gran número de tropas francesas en Argelia y Marruecos ya se han movilizado y están listos para ser enviadas a Francia.

En las primeras horas de la mañana, la flota británica navega a través del canal Inglés y se reúne en su base de guerra en Scapa Flow, en las Orcadas.

El gobierno británico se divide: una minoría que incluye a Churchill, Grey y al primer ministro Asquith está a favor de ponerse del lado de Rusia y Francia en el caso de una guerra europea, pero la mayoría prefiere mantenerse neutral. En esta etapa cualquier decisión definitiva corre el riesgo de dividir el gabinete y poner fin al gobierno.

Sir Edward Goschen, embajador británico en Berlín, le informa a Edward Grey que "...un colega austriaco le dijo hoy que una guerra general era muy poco probable, ya que Rusia no quería ni estaba en condiciones de hacer la guerra. Creo que esa opinión es compartida por muchas personas aquí...".

Después de leer esta mañana -por primera vez- el texto completo del ultimátum austríaco y la respuesta serbia, el káiser no encuentra ningún motivo para que Austria declarara la guerra y escribe en el margen de la respuesta serbia:"Una gran victoria moral para Viena, pero con ella desaparecen todos los motivos para la guerra y Giesl debería quedarse en Belgrado, tranquilamente. En virtud de esto, yo jamás hubiera ordenado una movilización."

Bethmann Hollweg se reúne con Moltke y Erich von Falkenhayn, el ministro de guerra. Falkenhayn quiere declarar el estado de amenaza de guerra, avanzar en los preparativos militares y disponer la movilización. Bethmann Hollweg pone reparos, con la esperanza de que la diplomacia aún pueda evitar la guerra.

Wilhelm II se reúne con Bethmann Hollweg, Falkenhayn y Tirpitz en Potsdam. El tiempo parece que se está acabando y el emperador le reclama al canciller por su incompetente gestión política. Sin embargo, con los esfuerzos diplomáticos en movimiento se considera demasiado pronto para declarar el estado de amenaza de guerra tanto como empezar a movilizar el ejército.

Berchtold, ministro de relaciones exteriores austro-húngaro, recibe un telegrama de Bethmann Hollweg, canciller alemán: “Serbia ha cumplido de hecho las demandas austríacas en una manera tan amplia, que si el gobierno Austro-húngaro adopta una actitud totalmente intransigente, tendría que considerar un rechazo de Austria por parte de la opinión pública en toda Europa." Berchtold ignora la cuestión.

Bethmann Holleweg se reúne con sir Edward Goschen, el embajador británico, a quien comenta que espera que Gran Bretaña se mantenga neutral si Alemania responde a un ataque ruso contra Austria-Hungría. Goschen le pregunta si Alemania respetará la neutralidad de Bélgica. Bethmann Holleweg responde que si Bélgica no se opone a Alemania, luego de terminada la guerra, se respetará su territorio. Así se pone de manifiesto que el plan de guerra de Alemania implica la invasión de Bélgica.

Lichnowsky, el embajador de Alemania en Londres, informa sobre una conversación con Grey. El canciller británico le ha dicho que si la mediación entre Rusia y Austria-Hungría falla, entonces Gran Bretaña no podrá permanecer neutral en un conflicto entre Alemania y Austria-Hungría contra Rusia y Francia.

Llegan a Alemania informes preocupantes sobre la magnitud de los preparativos militares rusos.

Bethmann Hollweg envía telegramas a sus embajadores en San Petersburgo y París para que adviertan a Rusia y Francia que si avanzan con sus preparativos militares, Alemania tendrá que responder de la misma manera.

El canciller alemán, von Bethmann-Hollweg, informa confidencialmente al gobierno de Alemania que las pruebas presentadas por Austria-Hungría fueron concluyentes en el sentido de demostrar la complicidad -en el crimen de Sarajevo- de los miembros del gobierno de Serbia y el ejército y la existencia en Serbia de propaganda organizada contra la monarquía dual. Austria-Hungría, por tanto, tiene justificada su acción.

Moltke envía una nota a Bethmann Holleweg para que se le exiga a Austria-Hungría movilizarse también contra Rusia.

Bethmann Hollweg se entera que Bélgica está llamando a las reservas y fortaleciendo las defensas fronterizas.

Alemania rechaza una de las tantas ofertas británicas de convocar una conferencia internacional.

Alemania se presenta como conciliadora pero carga a Rusia la responsabilidad por la guerra.

El ministro de guerra alemán, general Falkenhayn, ordena que todas las tropas en maniobras regresen a sus guarniciones.

El embajador alemán en Londres informa a su gobierno que allí los diplomáticos creen que Italia no se pondrá del lado de Alemania y Austria-Hungría en caso de guerra.

El barón von Müller telegrafía al conde Berchtold desde Tokio, haciéndole saber que el Japón Times publica un artículo sobre la cuestión Serbia, con la afirmación de que Japón está en el mejor de los términos con las tres grandes potencias interesadas, Austria-Hungría, Alemania y Rusia, y totalmente desinteresado de Serbia. Deduce von Müller que en caso de guerra el Japón mantendría la neutralidad.

Se inician negociaciones entre los turcos y los alemanes.

Sazonov vuelve a asegurar al embajador alemán que no tienen intenciones agresivas contra Alemania. El embajador alemán Pourtalès le señala que Rusia no debería seguir con sus preparativos militares y así evitar que Alemania se movilice. Sazonov toma esto como una amenaza y acusa Alemania de empujar a Austria-Hungría a la guerra.

El zar habla con Sazonov por teléfono. Nicolás está perplejo por la discrepancia entre el amigable telegrama que ha recibido del káiser y las amenazas de Pourtalès. Decide enviar un telegrama al káiser, pidiendo una explicación.

Sazonov vuelve a hablar con el zar por teléfono y le pide que apruebe la movilización general, dados los movimientos de Austria-Hungría contra Serbia y las amenazas de Alemania. El zar está de acuerdo. Se envían telegramas a los comandantes de distrito En ese momento el zar recibe otro telegrama del káiser con contenido conciliador e instando a Nicolás a detener la movilización.

A pesar de las protestas del ministro de guerra Vladimir Sukhomlinov y del jefe del estado mayor del ejército Nikolai Yanushkevitch, el zar insiste en que se detenga la movilización.

El conde Benckendorff, embajador ruso en Londres, comunica a Grey un telegrama de Sazonof, ministro ruso de asuntos exteriores, en el que afirma que de sus entrevistas con el embajador alemán, el conde Pourtalès, "...confirma su impresión de que Alemania apoyaría la actitud inflexible de Austria-Hungría. El Gabinete de Berlín, que podría haber impedido esta crisis en desarrollo, parece no estar ejerciendo ninguna influencia sobre su aliado ....Esta actitud del gobierno alemán es alarmante. Me parece que Gran Bretaña está en una mejor posición que cualquier otra potencia para hacer otro intento en Berlín e inducir al gobierno alemán a tomar las medidas necesarias. No hay duda de que la clave de la situación se encuentra en Berlín... ".

El imperio Austro-Húngaro le declara la guerra a Serbia. A las 11.10 a.m. el conde Leopold von Berchtold envía un telegrama Pashitch, primer ministro de Serbia, que lo recibe en Nish a las 12.30 p.m.:"El Gobierno del Reino de Serbia no ha respondido de manera satisfactoria la nota del 23 de julio de 1914, presentada por el ministro austro-húngaro en Belgrado, el Gobierno Imperial y Real está obligado a velar por la protección de sus derechos e intereses, y, con este objeto, a recurrir a la fuerza de las armas. Austria-Hungría en consecuencia, se considera a partir de ahora en estado de guerra con Serbia."

El embajador británico en Viena describe la ciudad como "loca de alegría".

Una comunicación oficial es entregada a la prensa en Viena que resume la crítica del gobierno a la respuesta Serbia: "Ya que las demandas de Austria-Hungría constituyen el mínimo...necesario para el restablecimiento de una paz permanente en el sureste de la monarquía, la respuesta serbia se considera insuficiente. Que el gobierno serbio es consciente de esto se desprende de que contemplan la solución de la controversia por un arbitraje y también del hecho de que el día en que su respuesta debía ser presentada y antes de su presentación, dio órdenes para la movilización."

El rey Pedro de Serbia también se retira a Nish.

Los austro-húngaros lanzan algunas bombas sobre Belgrado.

El conde Berchtold telegrafía al conde Mensdorff -embajador austríaco en Londres- para que explique a Sir Edward Grey en detalle la actuación contra Serbia:"...hacer claro para él que el ofrecimiento de Serbia para satisfacer los puntos de nuestra nota fue sólo aparente, destinado a engañar a Europa sin dar ninguna garantía para el futuro....Serbia ha aceptado varias de nuestras demandas, con todo tipo de reservas, con el fin de impresionar a la opinión pública en Europa, confiando en que ella no estaría obligada a cumplir sus promesas. En conversación con sir Edward Grey, su excelencia debería poner especial énfasis en la circunstancia de que la movilización general del ejército serbio fue ordenada por la tarde del 25 de julio a las tres de la mañana, mientras que la respuesta a nuestra nota fue entregada justo antes de la expiración del plazo fijado, es decir, unos minutos antes de las seis... Hasta entonces no se había hecho ningún preparativo militar, por la movilización serbia nos vimos obligados a hacerlo...".

El Dr. M. Spalaikovitch, embajador serbio en Petrogrado, comunica oficialmente a Sazonov, ministro ruso de relaciones exteriores la situación:"Tengo el honor de informar a vuestra excelencia este acto lamentable, que una gran potencia tiene la valentía de cometer contra un pequeño país eslavo recién salido de una larga serie de batallas heroicas pero agotadoras. Le ruego dejarme, en esta ocasión de profunda gravedad para mi país, expresar la esperanza de que este acto, que perturba la paz de Europa y rebela su conciencia, será condenado por el mundo entero civilizado y severamente castigado por Rusia, el protector de Serbia..."

Los rusos se enteran durante la tarde del bombardeo austríaco sobre Belgrado.

En París Poincaré y Viviani se reúnen con Izvolsky, el embajador ruso, que les revela que Rusia ha comenzado su movilización parcial en respuesta a la declaración de guerra contra la Serbia de Austria-Hungría.

El káiser le envía un telegrama al zar Nicolás II:"..."He escuchado con la mayor ansiedad la impresión causada por la acción de Austria-Hungría contra Serbia. La inescrupulosa agitación que ha venido sucediendo durante años en Serbia ha conducido al repugnante crimen del archiduque Franz Ferdinand... El espíritu que hizo que los serbios asesinaran a su propio rey y su consorte aún predomina en ese país. Sin duda, estará de acuerdo conmigo en que nosotros, usted y yo, y todos los demás soberanos, tenemos un interés común para insistir en que todos aquellos que son responsables de este horrible homicidio deberán sufrir su merecido castigo... En vista de la cordial amistad que nos ha unido a nosotros durante largo tiempo, con firmes lazos, utilizaré toda mi influencia para inducir a Austria-Hungría a llegar a un diálogo franco y buen entendimiento con Rusia. Espero ...que me apoye en mis esfuerzos para superar todas las dificultades que puedan surgir..."

Al día de hoy los rusos tienen 72 pilotos de guerra.

En Italia se ordena concentrar los escuadrones 1 y el 2 de la flota en Gaeta.

En Bucarest, el rey rumano Carol informa al embajador austro-húngaro que la neutralidad de Rumania ha sido determinada por la de Italia.

El piloto de la Marina Real Arthur Longmore lanza por primera vez un torpedo Whitehead de 810 libras desde un hidroavión Short, en Calshot, Inglaterra, aunque lo propio habría hecho el capitán italiano Alessandro Guidonia en Pescara Italia a "mediados de 1914".

El buque mercante alemán Kronprinzessin Cecilie deja el puerto de Nueva York con un cargamento de $ 10.000.000 en oro.

Fin del juicio Caillaux: Madame Caillaux es absuelta. Había asesinado a Gaston Calmette, director del diario Le Figaro. En el diario publicó unas cartas que complicaban a su marido Joseph Caillaux en plena campaña electoral. El homicidio había ocurrido el 16 de marzo de 1914.

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Estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

29 de julio de 1.914.

El ejército belga aumenta su número de miembros de 55.000 a 100.000.

El general belga Leman ordena la construcción de tres líneas de trincheras en Lieja.

El presidente francés Poincare y el primer ministro Viviani llegan finalmente a París procedentes de Rusia.

El káiser celebra un consejo de guerra en Postdam y da instrucciones a la cancillería de hacer la oferta de que Alemania no anexaría territorio francés si Gran Bretaña se mantiene neutral.

Sir Edward Gray hace saber al káiser que Gran Bretaña no podía mantenerse ante cualquier circunstancia siempre neutral. Considera la propuesta de Alemania sobre la neutralidad británica como infame.

En Gran Bretaña el Comité Imperial de Defensa abre el Libro de Guerra.

Churchill se reúne con Kitchener para hablar sobre medidas militares.

En Gran Bretaña se dictan instrucciones en relación con el papel en la guerra del Royal Naval Air Service (RNAS). El RNAS debe limitarse a proteger los puntos vulnerables de los ataques de aviones enemigos y las exploraciones y patrullaje ser considerados como secundarios. Todos los aviones deben mantenerse listos para la acción.

Alemania informa a Rusia que su movilización parcial va a desencadenar la guerra.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...Anoche, el gobierno austro-húngaro ha ordenado la movilización general del ejército: el gabinete de Viena se niega, pues, a la conferencia directa que le proponía el gobierno ruso. Esta tarde, cerca de las tres, Pourtalès viene a declarar a Sazonov que si Rusia no suspende inmediatamente sus preparativos militares, Alemania movilizará también su ejército...A las once de la noche, Nicolás Alexandrovich Basily, vicedirector de la cancillería del Ministerio de Relaciones Exteriores, se presenta en mi embajada; viene a comunicarme que el tono imperativo con que el embajador de Alemania se ha expresado esta tarde ha determinado al gobierno ruso: 1º, a ordenar, esta misma noche, la movilización de los trece cuerpos destinados a operar contra Austria y Hungría, y 2º, a comenzar secretamente la movilización general. Estas últimas palabras me estremecen...".

El kaiser y el zar intercambian telegramas sin ningún efecto: el zar al káiser a la 1.00 a.m.: "Me alegro de que esté de vuelta. En este momento grave le pido que me ayude. Una innoble guerra ha sido declarada a un país débil. La indignación en Rusia, totalmente compartida por mí, es enorme. Preveo que muy pronto seré abrumado por la presión sobre mí y obligado a tomar medidas extremas que conducirán a la guerra. Para tratar de evitar tal calamidad como una guerra europea, es que le ruego en el nombre de nuestra vieja amistad, que haga lo que pueda para detener a sus aliados de ir demasiado lejos.". El káiser al zar a las 6.50 a.m.:"He recibido su telegrama y comparto su deseo de que la paz debe mantenerse. Pero como le dije en mi primer telegrama, no puedo considerar la acción de Austria contra Serbia una guerra 'innoble'. Austria sabe por experiencia que las promesas serbias en el papel no son totalmente fiables. Entiendo que su acción debe ser juzgada como que tiende a conseguir plena garantía de que las promesas serbias se convertirán en hechos reales. Mi razonamiento es corroborado por la declaración del Consejo de Ministros austríaco que Austria no quiere hacer ningún conquista territorial a expensas de Serbia. Por tanto, sugiero que Rusia siga siendo un espectador del conflicto austro-servio... Creo que un entendimiento directo entre su Gobierno y Viena es posible y deseable y como ya telegrafié a usted, mi Gobierno continúa con sus esfuerzos para promoverlo. Por supuesto, las medidas militares por parte de Rusia pueden considerarse por Austria como una amenaza, precipitarían una calamidad que tanto deseamos evitar y ponen en peligro mi posición como mediador...". El zar al káiser a las 8.20 p.m.:"Gracias por su telegrama conciliador y amistoso. El mensaje oficial presentado hoy por su embajador a mi ministro fue transmitido en un tono muy diferente. Rogamos que explique esta divergencia...".

El ministro de relaciones exteriores alemán, von Jagow, afirma que Alemania puede tener que entrar en Bélgica para la protección de sí misma.

El conde Szécsen, embajador de Austria en Francia, informa que Francia está, sin lugar a dudas, haciendo preparativos militares.

El embajador alemán en Francia, barón von Schon, informa a Viviani que los preparativos militares franceses podrían obligar a Alemania a tomar medidas similares que necesariamente no pueden mantenerse en secreto y que podrían causar una gran expectación pública si se conocen. Que de esta manera los dos países, a pesar de que sólo se esfuerzan por la paz, se verán obligados a por lo menos una movilización parcial, lo que sería peligroso.

El ministro de relaciones exteriores ruso -Sazonov- y el jefe de estado mayor general -Yanushkevich- convencen al zar de que es imposible frenar la movilización. El general Yanushkevich, sin la anuencia del zar, ordena una movilización total y no parcial.

El gobierno ruso aprueba el "Estatuto de la Administración del Ejército en tiempo de guerra": el comando militar es superior a las autoridades civiles en una amplia zona detrás de la línea del frente. Esta zona incluye a San Petersburgo. Los redactores de la ley suponen que Nicolás II será el Supremo Comandante en Jefe y que no existirá ningún problema de coordinación y cooperación cívico-militar.

El embajador de Francia en San Petersburgo asegura de nuevo a Rusia el apoyo francés.

Los austríacos siguen lanzando algunas bombas sobre Belgrado desde dos monitores ubicados en el río Danubio. La artillería serbia responde.

Los serbios demuelen el puente sobre el río Saba en Zemun.

El ejército nacional de Serbia, encabezado por el jefe de estado mayor Radomir Putnik, tiene doce divisiones, unos 400.000 hombres, incluidas las reservas. Además enfrenta una grave escasez de artillería, granadas y fusiles, con sólo cuatro ametralladoras por regimiento.

La empresa británica de cordita, pólvora, etc. Cotton Powder Company ofrece a Serbia distintos suministros.

El embajador alemán en Rusia, conde Pourtalès, informa a su gobierno que es imposible persuadir a Sazonov de la idea de que Serbia no podría ahora ser abandonado por Rusia.

La flota de alta mar alemana comienza a reunirse en el río Jade.

El almirante von Tirpitz expresa sus dudas sobre la neutralidad de Gran Bretaña.

500 marineros turcos llegan a Gran Bretaña, en el buque inglés Tyne, a buscar el nuevo acorazado 'Sultan Osman I'. El almirantazgo británico comienza a discutir su adquisición por parte del Imperio Otomano.

El gobernador general en África Ecuatorial francesa, señor Merlin, dispone medidas de defensa en la zona.

El gobernador colonial británico en África del Este envía un cable al ministerio de las colonias solicitando se tomen todas las medidas preventivas necesarias.

Los montenegrinos ocupan Kotor (Cáttaro).

Bulgaria declara su neutralidad.

El general Cadorna considera inminente la guerra entre la Triple Alianza y Francia.

Pola, Italia. El crucero de batalla alemán Goeben y su compañero, el crucero ligero Breslau, parten rumbo a Trieste. Ellos son comandados por el contralmirante Wilhelm Souchon y están destinados en el Mediterráneo desde 1912.

Saludos
Esteban
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

30 de julio de 1.914.

En Bélgica, los fuertes son reforzados y el gobierno prohíbe la exportación de caballos y vehículos.

Sir John French es designado comandante en jefe de la eventual Fuerza Expedicionaria Británica en Francia.

Sir E. Gray rechaza definitivamente la propuesta alemana del día de ayer.

Sir E. Gray declara ante la Cámara de los Comunes:"Lamento que no puedo decir que la situación es menos grave de lo que era ayer. Los hechos destacados son casi los mismos. Austria ha comenzado la guerra contra Serbia. Rusia ha ordenado una movilización parcial. Esto no ha conducido hasta ahora a ningún paso correspondiente por parte de otras potencias, tan lejos como nuestra información llega. Seguimos buscando el gran objetivo de preservar la paz en Europa, y para ello estamos manteniendo un estrecho contacto con otras potencias. Me alegro de decir, no ha habido hasta el momento ninguna dificultad en mantenernos en contacto; aunque no ha sido posible para las potencias unirse en la acción diplomática como se propuso el lunes."

Churchill cena con Asquith.

El gobierno australiano pone a disposición del almirantazgo británico su armada.

Comienzan los movimientos preliminares para la formación de la Fuerza Expedicionaria Neozelandesa (NZEF).

Viviani informa a los embajadores franceses en San Petersburgo y Londres que Alemania había notificado a Rusia su decisión de movilizar a menos que Rusia cese sus preparativos militares.

Las tropas alemanas están cerca de la frontera francesa. Las tropas francesas se mantienen a 10 km.

Viviani instruye al embajador Paul Cambon en Londres para que informe a Sir Edward Grey los preparativos militares de Francia y Alemania, para demostrar que "no es Francia la que está teniendo pasos agresivos... A pesar de que Alemania ha cubierto a unos cientos de metros la frontera, a lo largo de todo el frente de Luxemburgo y de los Vosgos, y ha transportado a sus tropas a sus posiciones de guerra, hemos mantenido nuestras tropas a diez kilómetros de la frontera y se les prohibió a acercarse más...Al dejar una franja de territorio sin defensa contra la agresión repentina del enemigo, el Gobierno de la República espera demostrar que Francia no tiene, al igual que Rusia, la responsabilidad del ataque. Para convencerse de ello, basta con comparar las medidas adoptadas en los dos lados de la frontera; en Francia los soldados que estaban de permiso no fueron convocados hasta que estuvimos seguros de que Alemania los había convocado cinco días antes. En Alemania, no sólo las tropas de la guarnición de Metz han sido llevadas hasta la frontera también se han reforzado con unidades transportadas por tren de las guarniciones del interior como Trèves y Colonia; nada como esto se ha hecho en Francia...Las estaciones de ferrocarril fueron ocupadas por los militares en Alemania el sábado 25; en Francia el martes 28. Por último, en Alemania los reservistas por decenas de miles han sido citados... se ha convocado a los oficiales de la reserva, en el interior las carreteras están cerradas, los coches a motor sólo circulan con permiso, es la última etapa antes de la movilización. Ninguna de estas medidas se ha tomado en Francia. El ejército alemán tiene sus puestos de avanzada en nuestra frontera; en dos ocasiones ayer patrullas alemanas penetraron nuestro territorio...Bajo pena de recibir un disparo, los habitantes de las partes anexas de Alsacia-Lorena tienen prohibido cruzar la frontera...".

El embajador francés en Berlín, Jules Cambón, informa que en "...Alemania ya se han tomado todas las medidas de movilización que se pueden tomar antes de la publicación de la orden general, y que están ansiosos aquí para hacernos publicar nuestra movilización primero con el fin de atribuirnos la responsabilidad a nosotros... ".

El príncipe Enrique de Prusia envía un cable al rey británico Jorge V pidiéndole que asegure la neutralidad franco-rusa. Más tarde le comenta que él está tratando que Austria no vaya más allá de Belgrado, con la esperanza de que el káiser influirá en ese sentido sobre Viena.

El kaiser ordena a su canciller que -en caso de guerra- ponga al mundo mahometano en contra de Gran Bretaña, con el fin de que si ellos -Alemania- llegan a morir desangrados, que Inglaterra por lo menos pierda la India. Sin embargo sigue tratando que los austríacos hagan un alto en Belgrado, le escribe a Francisco José:"No puede rechazar la petición personal del zar y la de mi embajador. Entre otras cosas...después de ocupar Belgrado...se deben dar a conocer sus condiciones. Por favor, hágame saber su decisión rápidamente...".

Bethmann Holleweg envía un telegrama a su embajador en Viena, Heinrich von Tschirschky, para que aliente a los austro-húngaros a aceptar la propuesta británica de mediación de las cuatro potencias.

Por su parte Moltke insiste a Conrad para que se movilice contra Serbia y también contra Rusia.

El conde Leopold Berchtold -ministro de relaciones exteriores austríaco- advierte que Moltke quiere que Austria-Hungría se movilice mientras que Bethmann Hollweg le insta a aceptar la mediación. "¿Quién gobierna en Berlín?", se pregunta, "¿Moltke o Bethmann?".

Los austríacos vuelven a bombardear Belgrado.

Sazonov envía un telegrama al embajador ruso en Londres, Alexander Konstantinovich Benckendorff, para que le haga saber a los británicos la inconveniencia de la venta de los acorazados que se están construyendo a los turcos, toda vez que se alteraría el equilibrio del poder naval en el Mar Negro.

El káiser envía un telegrama al zar:"...Es completamente inadmisible que las palabras de mis embajadores pudieran haber estado en contradicción con el tenor de mi telegrama. El conde Pourtalès fue instruido para llamar la atención de su gobierno por las graves consecuencias que implican una movilización, dije lo mismo en mi telegrama a usted. Austria solo se ha movilizado contra Servia y sólo una parte de su ejército. Si, ya que es ahora el caso, según la comunicación enviada por su Gobierno, Rusia se moviliza contra Austria, mi rol como mediador que amablemente me confió...será puesto en peligro e inclusive arruinado. Todo el peso de la decisión recae exclusivamente sobre sus hombros ahora que tiene que asumir la responsabilidad de la paz o la guerra.". El zar le responde al káiser:"Gracias de todo corazón por su rápida respuesta...Las medidas militares que ahora han entrado en vigor se decidieron hace cinco días por razones de defensa a causa de los preparativos de Austria. Espero de todo corazón que estas medidas no interfieran de ninguna manera con su rol de mediador que acogió con gran valor. Necesitamos su fuerte presión sobre Austria para llegar a un entendimiento con nosotros...".

Rusia ofrece a Alemania, frenar la movilización a cambio de que Austria elimine del ultimátum las puntos que afectan la soberanía de Serbia. Esta oportunidad de paz no es remitida a Viena, donde el gabinete se entera de la movilización de Rusia mientras considera la propuesta británica de mediación.

A raíz del anuncio prematuro de una movilización alemana publicado en el periódico alemán Berliner Lokal Anzeiger, el zar -a las 4 p.m.- firma la orden de plena movilización de sus ejércitos. También se moviliza la flota rusa en el mar Báltico.

Después de la medianoche, Sazonov convoca Pourtalès y le señala la contradicción entre los telegramas conciliadores del káiser y sus mensajes amenazadores. El embajador alemán intenta mostrar que sus mensajes eran una advertencia amistosa a Rusia para detener la movilización contra Austria-Hungría. Sazonov insiste en que la movilización no se puede revertir.

El intento de Rusia para hacer entrar a Rumania en el conflicto con la promesa de entregarle Transilvania está bloqueado por el pro-alemán rey Carol de Rumania.

En Rusia se forma la Unión de los Consejos Rurales (Zemstvos).

La flota italiana se mueve fuera del puerto de Gaeta.

Giuseppe Garibaldi dice que va a luchar por Serbia si Italia se mantiene neutral.

El almirante británico Archibald Milne, comandante de la flota del Mediterráneo, está en Malta pronto a cubrir el paso de las tropas francesas desde África al continente europeo.

Holanda declara su neutralidad.

El noruego Jens Tryggve Herman Gran se convierte en el primer piloto en cruzar el Mar del Norte en un monoplaza Bleriot.

Saludos
Esteban
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

31 de julio de 1.914.

Bélgica ordena su movilización, a realizarse desde el 1° de agosto. Se suspenden las conexiones ferroviarias belgas con Alemania.

En Francia el dirigente socialista Jean Jaurés es asesinado en el Café du Croissant en París por Raoul Villain, un estudiante nacionalista.

Churchill comenta: "Todavía quedan esperanzas aunque las nubes son cada vez más negras".

Churchill emite las órdenes para apoderarse de los dos acorazados que se están construyendo en Gran Bretaña para la marina turca.

Gran Bretaña interroga a Francia y Alemania para averiguar si van a respetar la neutralidad belga: Francia se compromete a hacerlo, Alemania no responde.

La bolsa de Londres cierra por primera vez de 1773. Se forman largas filas frente al banco de Londres con la gente que trata de cambiar sus billetes en oro.

Raymond Poincaré, presidente de Francia, informa a Jorge V que "... Alemania está empujando hacia adelante los preparativos militares, especialmente en la frontera francesa, mientras que Francia solo ha llevado a cabo medidas de precaución indispensables...Estamos, a pesar de la moderación del gobierno de la república y la calma de la opinión pública, en la víspera de los acontecimientos más terribles...De toda la información que nos llega, parece que la guerra es inevitable si Alemania está convencida de que el gobierno británico no intervendría en un conflicto en el que Francia puede ser involucrada; si por el contrario, Alemania está convencida de que la entente cordiale se puede afirmar en caso de necesidad, incluso hasta el punto de tomar parte uno al lado del otro...la paz se mantendría intacta...Es cierto que los arreglos militares y navales dejan libertad completa al gobierno de Su Majestad, y que, en las cartas intercambiadas en 1912 entre sir Edward Grey y M. Paul Cambon, Gran Bretaña y Francia convinieron nada más que en un acuerdo de consultas mutuas, en el caso de tensión europea, para examinar si la acción en común era aconsejable....Pero el carácter de una estrecha amistad que...se ha dado en ambos países... la confianza con la que nuestros dos gobiernos nunca han dejado de trabajar para el mantenimiento de la paz y los signos de simpatía que su majestad ha mostrado a Francia, me justifican a la hora de informar francamente las impresiones de toda la Francia...Nosotros, desde las etapas iniciales de la crisis, hemos ordenado a nuestro aliado Rusia una actitud de moderación de la que no se desvió. En concierto con el gobierno de Su Majestad, y de conformidad con las últimas sugerencias de Sir Edward Grey, vamos a seguir actuando en el mismo sentido. Pero si todos los esfuerzos de conciliación emanan de un lado, y si Alemania y Austria pueden especular sobre la abstención de Gran Bretaña, las demandas de Austria se mantendrán inflexibles y un acuerdo entre ella y Rusia llegará a ser imposible. Estoy profundamente convencido de que si en el momento presente, Gran Bretaña, Francia y Rusia pueden dar una impresión profunda de que están unidos en su acción diplomática, será posible... la preservación de la paz..."

El parlamento inglés pospone el tratamiento del tema del auto-gobierno irlandés.

El Gabinete británico aún no se siente preparado para dar a Francia una promesa definitiva de asistencia.

Churchill envía a Asquith un informe de la Royal Navy sobre la incautación de bases en islas Frisias.

El embajador británico en Berlín, sir Edward Goschen, informa al secretario de relaciones exteriores -Grey-:"...El canciller alemán Bethmann-Hollweg me informa que sus esfuerzos por predicar la paz y la moderación en Viena han sido seriamente perjudicados por la movilización rusa contra Austria. Se ha hecho todo lo posible para alcanzar su objetivo en Viena, tal vez incluso algo más de lo que era totalmente aceptable...".

Grey telegrafía a su embajador en San Petersburgo:"...He informado al embajador alemán que, en cuanto a los preparativos militares, no vi cómo Rusia podría ser instada a suspenderlos a menos que se ponga algún límite a Austria en el avance de sus tropas a Serbia...".

El primer ministro australiano, Joseph Cook, en una audiencia en Horsham, Victoria, Australia, afirma que "...cuando el Imperio está en guerra, Australia está en guerra...".

El zar le envía un telegrama a el káiser:"...agradezco cordialmente por su mediación, que permite mantener la esperanza de que todo todavía puede terminar en paz. Es técnicamente imposible interrumpir los preparativos militares, que han sido necesarios debido a la movilización de Austria. Está lejos de nosotros querer la guerra. Mientras las negociaciones entre Austria y Serbia continúan, mis tropas no emprenderán ninguna acción provocativa. Le doy mi palabra de honor al respecto. Confío con toda mi fe en la gracia de Dios, y espero el éxito de su mediación en Viena para el bienestar de nuestros países y la paz de Europa...". En el mismo momento el káiser le envía un telegrama al zar:"..."Por su apelación a mi amistad y su solicitud de mi ayuda, he participado en la mediación con el gobierno de Austria-Hungría. Mientras esta acción se llevaba a cabo sus tropas estaban siendo movilizadas contra mi aliado, Austria-Hungría, con lo cual , como ya lo he comunicado a usted, mi mediación ha llegado a ser casi ilusoria. A pesar de ello he seguido y ahora recibo noticias fiables de que preparativos serios para la guerra se están llevando a cabo en mi frontera oriental. La responsabilidad de la seguridad de mi país me obliga a medidas de defensa. He ido al límite extremo de lo posible en mis esfuerzos para la preservación de la paz del mundo. No soy yo quien lleva la responsabilidad por la mala suerte que ahora amenaza a todo el mundo civilizado. Nadie pone en peligro el honor y la paz de Rusia, que bien podría haber esperado el éxito de mi mediación. La amistad para usted y su país, legada por mi abuelo en su lecho de muerte, tiene siempre un valor sagrado para mí, y yo la he mantenido fielmente por Rusia mientras se encontraba en una grave enfermedad, especialmente durante la última guerra. La paz de Europa todavía se puede conservar si Rusia decide suspender los preparativos militares que amenazan a Alemania y Austria-Hungría...".

El general Conrad von Hötenzorf es el austro-húngaro más entusiasta con la movilización general. En un consejo de guerra al que asisten Francisco José, Berchtold y Tisza prevalece la postura de Conrad. Austria-Hungría ordena su movilización general pero no comenzará hasta el 4 de agosto. La cuestión de si la movilización es solo contra Serbia o contra Serbia y Rusia, por el momento no se resuelve.

El emperador Francisco José telegrafía al káiser:"...Tengo plena conciencia del alcance de mis decisiones, que he adoptado confiando en la justicia divina y en la seguridad de que tu ejército, demostrando una inquebrantable lealtad a la alianza, servirá a mi Imperio y a la Triple Alianza..."

El general Helmuth von Moltke, jefe del estado mayor alemán, informa al general austríaco Franz Conrad von Hötenzorf, que Alemania movilizará sus fuerzas.

Alemania declara el estado de "peligro de guerra" y desafia a Francia para que dentro de 18 horas haga saber si iba a permanecer neutral, en cuyo caso, le exige la entrega temporal de los fuertes de Toul y de Verdún.

El káiser telegrafía al rey británico Jorge V:"...Muchas gracias por su comunicación amistosa. Sus propuestas coinciden con mis ideas y con la comunicación que esta noche recibí de Viena y que yo he pasado a Londres. Acabo de escuchar que Nicolás esta tarde ha ordenado la movilización de todo su ejército y la flota. Ni siquiera ha esperado el resultado de la mediación en la que estoy comprometido y me ha dejado a ciegas. Estoy viajando a Berlín para garantizar la seguridad de mi frontera oriental, donde las fuertes fuerzas rusas ya han tomado su posición... ".

Bethmann Holleweg telegrafía a su embajador en Francia -Wilhelmn von Schoen-:"...Rusia ha ordenado la movilización de la totalidad de su ejército y de la flota, por lo tanto, también en contra de nosotros a pesar de que nuestra mediación está pendiente. Tenemos, por lo tanto, que declarar el estado de amenaza de la guerra que está destinado a ser seguido por una movilización, a menos que Rusia detenga dentro de las doce horas todas las medidas de guerra contra nosotros y Austria. La movilización implica inevitablemente la guerra. Por favor, pregunte al gobierno francés si tiene la intención de permanecer neutral en una guerra ruso-alemana. La respuesta debe ser hecha dentro de las dieciocho horas...".

Viviani contesta que Francia actuará de acuerdo con sus intereses.

Alemania le da a Rusia doce horas para detener la movilización. La nota es entregada en San Petersburgo por el agregado militar alemán en Rusia, general Oskar von Chelius.

Bethmann Holleweg telegrafía a Portales embajador alemán en Rusia."... Rusia ya ha movilizado a todo el ejército y la marina. Nos vemos obligados a declarar el peligro de la amenaza de una guerra, lo que aún no es la movilización. Pero va a seguir si Rusia no nos dice dentro de las 12 horas que la movilización se ha detenido...".

Bethmann Holleweg telegrafía al embajador alemán en Italia, barón Ludwig von Flotow:"Hemos seguido negociando entre Rusia y Austria-Hungría a través de un intercambio directo de telegramas entre Su Majestad el Kaiser y su Majestad el Zar, así como en relación con Sir Edward Grey. Por la movilización de Rusia todos nuestros esfuerzos se han visto obstaculizados en gran medida, si no los han hecho imposibles. A pesar de las garantías de paz, Rusia está tomando medidas de largo alcance contra nosotros, por lo que la situación se está volviendo amenazadora...".

El Reichsbank suspende el rescate de notas de la deuda por oro.

El kaiser dice "La frivolidad y la debilidad van a sumir al mundo en la guerra más espantosa".

El káiser habla desde el balcón del palacio real en Berlín:"...Ha sonado una hora trascendental para Alemania. Sus rivales envidiosos en todas partes nos obligan a nuestra legítima defensa. La espada está en nuestras manos. Espero que en el caso de que mis esfuerzos hasta el último momento no tengan éxito en traer a nuestros adversarios a la razón y a la preservación de la paz, podamos utilizar la espada, con la ayuda de Dios, para envainarla otra vez con honor. La guerra exigirá enormes sacrificios a los alemanes, pero debemos mostrar al enemigo lo que significa atacar Alemania. Así que os encomiendo a Dios. Vayan a las iglesias a arrodillarse delante de Dios, implorando su ayuda para nuestro valiente ejército...."

El káiser escribe a Viena."En esta dura lucha, es de la mayor importancia que Austria dirija su fuerza principal contra Rusia y no la divida lanzando una ofensiva simultánea contra Serbia. Esto es tanto más importante cuanto que una gran parte de mi ejército está atado por Francia. En esta lucha de gigantes en la que nos embarcamos, hombro con hombro, Serbia interpreta un papel bastante subordinado, lo que exige limitarse a las medidas defensivas más absolutamente necesarias...".

El embajador alemán en Italia -barón Ludwig von Flotow- informa a Alemania:"...El gobierno italiano ha discutido, en el consejo de ministros celebrado hoy, la cuestión de Italia en la guerra. El marqués de San Giuliano me dijo que el gobierno italiano ha considerado el asunto a fondo, y de nuevo había llegado a la conclusión de que el procedimiento de Austria contra Serbia debe ser visto como un acto de agresión... Por consiguiente, Italia se declara neutral. En mi violenta oposición a esto, el ministro llegó a afirmar el punto de vista de que ya que Italia no había sido informada de antemano del procedimiento de Austria contra Serbia, podría tener menos razones para ir a la guerra, dado que los intereses italianos se vieron afectados directamente por la acción de Austria. Todo lo que me podía decir ahora era que el gobierno local se reserva el derecho de determinar si era posible que Italia intervenga más tarde..., sin embargo, en ese momento, los intereses italianos deben ser protegidos de manera satisfactoria...".

El embajador de Alemania en Grecia, conde Bassewitz, entrega una nota al rey griego Constantino en Atenas, en la que se sugiere que en caso de guerra Grecia se una a la Triple Alianza.

Austria anuncia la movilización general. El consejo de la corona de Austria decide continuar la guerra contra Serbia y hacer caso omiso de los peligros de la movilización rusa.

El embajador ruso en Viena, Nikolai Schebeko, telegrafía a Sazonov:"...A pesar de la movilización general, mi cambio de impresiones con el conde Berchtold y sus colegas continúa. Todos ellos afirman la ausencia de parte de Austria de intenciones hostiles contra Rusia, y de cualquier intento de conquista a expensas de Serbia, pero todos ellos son igual de insistentes en que Austria está obligada a llevar a cabo la acción que ha comenzado para dar a Serbia una lección seria, que constituiría una garantía segura para el futuro... ".

Los rusos empiezan a poner minas en el golfo de Finlandia.

Las fábricas estatales rusas actualmente producen sólo una quinta parte de las necesidades de proyectiles que necesita la artillería de Rusia.

El jefe de la misión militar de Rusia en París, conde Nikolai Ignatiev, telegrafìa a San Petersburgo para hacer saber que el ministro de la guerra francés "...sugiere que Rusia invada Alemania y avance sobre Berlín...".

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...la orden de movilización general está publicada desde el alba. En toda la ciudad (San Petersburgo), tanto en los barrios populares como en los barrios ricos y aristocráticos, el entusiasmo es unánime. Me señalan hurras belicosos en la plaza del palacio de invierno y delante de Nuestra Señora de Kazán...".

Turquía ordena su movilización para empezarla el 3 de agosto, convocando a los hombres de entre 25 y 40 años.

El crucero alemán Konigsberg deja Dar-es-Salam para comenzar a entorpecer el comercio aliado. Es avistado por tres cruceros de la Royal Navy pero se escapa.

Friedrich der Grosse –el barco insignia de la flota de alta mar, a cargo del almirante von Ingenohl- pasa por el canal de Kiel al Mar del Norte; el crucero ligero Emden deja Tsingtao.

En Berlín, el embajador estadounidense James W. Gerard, a instancias del embajador francés Jules Cambon y el ministro belga Barón Beyens, escribe a Bethmann-Hollweg apelando a la paz, pero no recibe respuesta.

El industrial Walther Rathenau publica un artículo en el Berliner Tageblat diciendo que sin la lealtad ciega de Alemania a Austria, esa nación no habría sido tan audaz en su política de guerra.

Italia se mantiene neutral aunque sin abandonar la Triple Alianza. Busca tiempo para esperar el curso de los acontecimientos y decidir más tarde.

La bolsa de Nueva York cierra por primera vez desde 1893.

Se descubre petróleo en el lago de Maracaibo, Venezuela.

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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

1 de agosto de 1.914.

Bélgica declara que se mantendrá neutral.

Bélgica inicia su movilización.

El embajador alemán en Bélgica asegura al gobierno belga que "Bélgica no tiene nada que temer de Alemania."

El embajador francés en Gran Bretaña -Pierre Paul Cambon- se pregunta ante la actitud del Reino Unido."...Gran Bretaña intervendrá o se ha borrado la palabra" honor "de su diccionario?...".

El gobierno francés ordena la movilización general. Las órdenes son emitidas a las 15.45 horas y los primeros carteles que anuncian el movimiento aparecen en las calles de París a las 16.00 horas.

En las calles de París hay manifestaciones patrióticas e informes de ataques a empresas alemanas y austro-húngaras.

Joffre descarta de manera cortante las preocupaciones expresadas por el general Ruffey en el sentido de que las fuerzas alemanas avanzarán a través de Bélgica.

La aeronáutica militar francesa requisa 50 monoplanos Morane-Saulnier que los turcos habían
pedido.

Camille Barrère, embajador francés en Roma, informa a su gobierno que el ministro de relaciones exteriores italiano, Antonio San Giuliano, le ha comentado que Italia no seguirá a Alemania y Austria en esta guerra.

Declaración en la Cámara de los Comunes del primer ministro británico Asquith: "Acabamos de escuchar, no de San Petersburgo, sino de Alemania, que Rusia ha proclamado una movilización general de su ejército y de la flota y como consecuencia, el estado de guerra (ley marcial) ha de ser proclamado en Alemania. Entendemos que esto significa que la movilización seguirá en Alemania si la movilización rusa es general y se sigue con ella. En estas circunstancias, yo preferiría no contestar más preguntas hasta el lunes."

Grey le pide a Alemania que no ataque a Francia si Francia se mantiene neutral.

Edward Grey, secretario de relaciones exteriores de Gran Bretaña, protesta contra la demora de buques británicos en Hamburgo, pero el gabinete no está de acuerdo con el envío de la BEF (Fuerza Expedicionaria Británica) por ello.

Todos los puntos estratégicos en Gran Bretaña son vigilados por las tropas.

En Gran Bretaña, el rey Jorge V tiene esperanza de que la guerra pueda ser evitada. Envía un telegrama a su primo el zar: "No puedo dejar de pensar que algún malentendido ha producido este punto muerto...estoy ansioso de no perder ninguna posibilidad para evitar la terrible calamidad que en la actualidad amenaza a todo el mundo...".

Jorge V le envía un telegrama al káiser:"...Muchas gracias por su telegrama de anoche. He enviado un telegrama urgente a Nicolás, en el que le he asegurado mi disposición a hacer todo lo posible para promover la reanudación de las negociaciones entre las potencias interesadas..."

El consejo de ministros de Canadá ofrece sus tropas al Reino Unido.

Por la mañana, el embajador alemán en Gran Bretaña, Lichnowsky, se reúne con William Tyrrell, secretario privado de Grey. Tyrrell sugiere que si Alemania no ataca a Francia, Gran Bretaña no solo puede permanecer neutral sino que también garantizaría la neutralidad francesa. Lichnowsky telegrafía a Berlín inmediatamente.

El gabinete inglés sigue sin decidir qué hacer en caso de que estalle una guerra europea. Los conservadores apoyan una intervención británica. La cuestión de la neutralidad de Bélgica es determinante. Grey es autorizado a enviar otra nota a Lichnowsky, el embajador alemán, preguntando de nuevo sobre las intenciones de Alemania hacia Bélgica y advirtiendo las graves consecuencias si no se ofrecen garantías.

Llega el mensaje de Lichnowsky con la oferta de William Tyrrell y hace que el káiser, Tirpitz, Jagow y Bethmann Hollweg consideren que Alemania tiene ahora un solo enemigo para luchar: Rusia. El káiser afirma que se debe mandar el ejército hacia el este.

Moltke queda pasmado. Alemania tiene sólo un plan de movilización: enviar la mayor parte de sus fuerzas al oeste para luchar contra los franceses. Si el ejército va al este llegará allí no como un ejército, sino como una turba desorganizada. El káiser insiste: el ejército de alguna manera tendrá que ser enviado al este. Se despachan telegramas a Grey y al rey Jorge V agradeciendo la generosa oferta de Gran Bretaña. Moltke está tan enojado que tiene que ser enviado a casa.

Al mediodía vence el ultimátum alemán a Rusia.

La flota británica del Mediterráneo -comandada por el almirante Milne- sigue concentrada en Malta.

Alemania cancela la navegación de los barcos de vapor desde sus puertos, atrapando a muchos turistas y extranjeros en el país.

Alemania completa las dos primeras escuadrillas de U-boats -20 submarinos cada una- en Heligoland.

La flota de alta mar alemana se concentra en el amarradero de Jade.

El canciller alemán Bethmann comenta:"...si la tirada de dados da hierro, que Dios nos ayude...".

Por la mañana, Bethmann Holleweg va al Bundesrat (Consejo Federal). Necesita su apoyo a la declaración de guerra. El canciller dice que con la movilización de Rusia y Francia es vital que Alemania se mueva o se quedará atrás; de ahí el ultimátum a Rusia. El Bundesrat da apoyo unánime a la propuesta de Bethmann Hollweg para declarar la guerra a Rusia si se rechaza el ultimátum; de igual manera con Francia si no hay ninguna garantía de su neutralidad.

Una compañía del regimiento alemán de infantería 69 invade Luxemburgo a las 17.00 horas para tomar la estación de ferrocarril y el telégrafo, al mismo tiempo que el káiser envía un telegrama ordenando que no se cruce la frontera en función de su nueva idea de atacar solo Rusia.

El rey británico envía un telegrama la káiser (elaborado para él por Grey). Wilhelm es despertado para leerlo. El monarca le aclara que Grey no hizo ahora ninguna oferta para garantizar la neutralidad francesa o incluso para mantenerse neutral definitivamente ellos mismos, que Lichnowsky debe haber entendido mal los comentarios de Grey. El Kaiser está furioso. Llama a Moltke y le dice que proceda con el plan original de la movilización. Luxemburgo debe ser invadido esta noche.

El zar le envía un telegrama al káiser:"...He recibido su telegrama. Entiendo que están obligados a movilizar, pero deseo tener la misma garantía de su parte como la que yo le di, que estas medidas no signifiquen la guerra y que continuaremos con negociaciones... con la ayuda de Dios, para evitar el derramamiento de sangre. Ansiosamente, lleno de confianza, espero su respuesta...". El káiser responde:"...Gracias por su telegrama. Le señalé ayer a su gobierno la forma por medio de la cual la guerra puede ser evitada. A pesar de que habíamos pedido una respuesta para el mediodía de hoy, ningún telegrama de mi embajador transmitiendo una contestación de su gobierno me ha llegado hasta el momento. Por lo tanto me he visto obligado a movilizar a mi ejército. Una inmediata respuesta afirmativa, clara e inconfundible, por parte de su gobierno es la única manera de evitar la miseria sin fin. Hasta que no haya recibido esta respuesta, por desgracia, no estoy en condiciones de discutir el tema de su telegrama. Como cuestión de hecho, debo pedirle que avise inmediatamente a sus tropas que en ningún caso cometan el más mínimo acto de traspaso de nuestras fronteras..."

Falkenhayn convence a Moltke para ir con él a ver Jagow para retrasar la declaración "tontamente prematura" de la guerra a Rusia, pero Jagow les dice que es demasiado tarde.

El káiser habla desde el balcón del palacio real de Berlín: "...Les agradezco desde el fondo de mi corazón por la expresión de su lealtad y su amor. Cuando se trata de la guerra, todas las divisiones cesan y todos somos hermanos. Uno u otro partido me han atacado en tiempos de paz, pero ahora tengo que perdonarlos de todo corazón. Si nuestros vecinos no nos dan la paz, entonces esperamos y deseamos que nuestra espada alemana vuelva victoriosa de esta guerra!...".

Alemania le declara la guerra a Rusia a las 19.10 hs., habiendo ordenado la movilización general a las 15.40 hs. Se limita a hombres de entre 25 y 40 años de edad.

El káiser es informado de que la movilización en Alemania no puede limitarse solamente al frente oriental.

Cuando el embajador de Alemania en Rusia entrega el declaración de guerra al canciller Sazonov, el ministro le dice que "éste es un acto criminal de su parte. Las maldiciones de todas las naciones estarán sobre ustedes." El embajador, Friedrich Pourtalès, responde: "Estamos defendiendo nuestro honor." A lo que Sazonov agregó: "Su honor no está involucrado. Se podría haber evitado la guerra con una sola palabra: no la queremos".

La declaración de guerra alemana a Rusia dice:"En cumplimiento de un deseo expresado a él (Wilhelm) por Su Majestad el emperador de Rusia, el emperador alemán había llevado a cabo, de acuerdo con Gran Bretaña, una mediación entre los gabinetes de Viena y San Petersburgo; pero Rusia, sin esperar ningún resultado, procedió a realizar una movilización general de sus fuerzas en tierra y mar. Como consecuencia de este paso amenazador, que no se justifica por ningún proceso militar por parte de Alemania, el Imperio Alemán se enfrenta con un peligro grave e inminente. Si el Gobierno alemán no se protege contra estas medidas, se habrá puesto en peligro la seguridad y la existencia misma de Alemania. El gobierno alemán ha sido, por lo tanto, obligado a intervenir ante el gobierno de Su Majestad el emperador de todas las Rusias e insistir en una cesación de los actos militares antes mencionados. Negándose Rusia a cumplir por no haber considerado necesario responder a esta demanda, y habiendo mostrado por este rechazo que su acción estaba dirigida contra Alemania, tengo el honor, siguiendo instrucciones de mi gobierno, de informar a VE que: Su Majestad el Emperador, mi Augusto Soberano, en nombre del Imperio Alemán, acepta el reto, y se considera en guerra con Rusia."

A las 23.00 horas Wilhelm II da la orden al ejército alemán de iniciar su marcha hacia el oeste.

El diario alemán Hamburger Echo afirma:"...el bullicioso ánimo que habían provocado unos pocos locos irreflexivos durante los primeros días de la semana ha ido desapareciendo...pocas veces se oye en el calle una risa alegre..."

El Gobierno alemán da de baja a los dirigibles LZ9 y LZ12, ambos clase F.

Los reservistas alemanes en China comienzan a concentrarse en Tsingtao.

Los oficiales alemanes destinados en África del Sur comienzan a regresar a Alemania.

Se producen algunas escaramuzas en la frontera con Polonia: Las fuerzas rusas abren fuego contra una patrulla alemana cerca de Prostken.

El general del imperio austro-húngaro Franz Xaver Joseph Conrad Graf von Hötzendorf escribe al general italiano Luigi Cadorna preguntando cuándo las tropas italianas estarán listas para combatir en Galicia.

El ministro de asuntos exteriores italiano Antonino di San Giuliano declara a los periódicos que Italia va a mantener una actitud benévola hacia los aliados tanto como a otros beligerantes.

Austria aparece conciliadora hacia Gran Bretaña.

El emperador Franciso José le envía un telegrama la rey italiano Vittorio Emanuele III:"...Rusia, que reivindica el derecho a entrometerse en nuestro conflicto con Serbia, ha movilizado a su ejército y su flota y pone en peligro la paz de Europa. De acuerdo con Alemania, decidí defender los derechos de la Triple Alianza y ordené la movilización de mis fuerzas de mar y tierra. Tenemos treinta años de paz y prosperidad sobre la base de nuestro tratado...Estoy feliz en este momento solemne en que podemos contar con el apoyo de mis aliados y sus poderosos ejércitos, expreso los mejores deseos para el éxito de nuestros armas y el futuro glorioso de nuestros ejércitos...".Vittorio Emanuele III contesta a Francisco José: "He recibido el telegrama de Su Majestad."

Cuando se informa que el ministerio de guerra francés cree que Rusia debe invadir Alemania, el general Nikolai Golovin dice que eso es "el equivalente a pedirle a Rusia a cometer suicidio."

El zar envía un cable al rey británico Jorge V para hacerle saber que Rusia tuvo que movilizar sus tropas para ayudar a Serbia y que Alemania le había declarado la guerra a pesar de haber prometido al káiser no mover las tropas durante las conversaciones que todavía se realizaban.

Se inicia un movimiento para cambiar el nombre de San Petersburgo -por tener un pronunciación similar al alemán- a Petrogrado.

El vapor alemán Priamus es retenido por los rusos en Riga.

En Italia se prohíben las exportaciones de cereales, azúcar y ganado.

Un grupo de industriales, entre ellos Louis Blériot, compra la compañía de aviones Deperdussin, que está en quiebra.

Los acorazados Sultán Osmán I y Reshadieh están en el río Tyne renombrados Agincourt y Erin.

El crucero alemán clase Moltke, Goeben, llega a Brindisi desde Pola y se junta con el crucero ligero alemán clase Magdeburg, Breaslau, ambos con rumbo a Durazzo. (Albania).

Dinamarca declara su neutralidad en el conflicto entre Austria y Serbia y realiza una movilización de emergencia del ejército.

Noruega declara su neutralidad y moviliza su armada.

Holanda y Suiza se movilizan.

Se estrena en EE.UU. The Property Man (Charlot regisseur) un cortometraje estadounidense con la dirección y actuación de Charles Chaplin. Chaplin tiene problemas con los actores por quién obtiene el camerino de la estrella.

Saludos
Esteban
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

2 de agosto de 1.914.

A pesar de las advertencias de su embajador en Berlín, Bélgica informa a Gran Bretaña que supone que no va a necesitar ninguna ayuda externa para repeler a los invasores.

El vicecónsul belga en Colonia, Alemania, informa a la cancillería de Bélgica que desde la seis de la mañana salen trenes desde la ciudad del Rin llenos de soldados y en dirección hacia la frontera belga.

El cuartel general francés -que recibe la libertad de acción por parte del gobierno de Francia- sospecha de la realización de una treta de distracción por parte de los alemanes, pero transfiere igual fuerzas a la frontera franco-belga y ordena un avance del VII cuerpo en Alsacia con el objetivo de apoderarse de Mulhouse y Huningen y destruir los puentes del Rin.

Francia declara el estado de sitio, la ley marcial y el control de los ferrocarriles.

En las escaramuzas entre Francia y Alemania muere el primer soldado francés en la guerra: Andre Peugeot. También muere el teniente alemán Albert Mayer.

El almirante Jellicoe llega a Scapa Flow y se le comunica que reemplazará al almirante Callaghan al mando de la gran flota.

Gran Bretaña moviliza a los reservistas de la armada y asegura en secreto a Francia que la flota británica prestará “toda la asistencia que tuviera a su alcance si la flota alemana entraba en el Canal de la Mancha o el mar del Norte para atacar embarcaciones francesas". Esto en razón de que la flota francesa se encuentra en el Mediterráneo.

Lord Lansdowne y Bonnar Law ofrecen al primer ministro Asquith apoyo de la oposición en la emergencia nacional.

Asquith escribe a Venetia Stanley que el gabinete está con fuerza "... en contra de cualquier tipo de intervención en cualquier caso" (a menos que Bélgica sea totalmente invadida).

En Londres se declara una moratoria. La Gazeta de Londres informa que se aplaza por un mes el pago de letras de cambio que no sean cheques.

Después de algunas discusiones el gabinete británico decide que la invasión de Bélgica por parte de Alemania representara un casus belli.

En Canadá el ministro de la milicia toma el control del uso de la mensajería por cables y el ministro del servicio naval asume el control de la telegrafía sin hilos.

Se completa la movilización en Serbia de 489.500 hombres.

El ejército serbio captura Uvats, Rudo y Ustivar en la frontera austriaca con Bosnia.

El general Von Moltke es nombrado jefe del estado mayor de los ejércitos alemanes en campaña.

Se firma un tratado ofensivo-defensivo entre Turquía y Alemania. Los dos países han estado cerca durante mucho tiempo y Turquía ya tiene un general alemán, Otto Liman von Sanders, al mando de su ejército. Ahora Hans von Wangenheim, embajador de Alemania en Constantinopla, está autorizado a firmar un tratado de alianza con el imperio otomano. En el lado turco el tratado es firmado por el Gran Visir, Said Halim Pasha.

El octavo ejercito alemán –del General von Prittwitz- se concentra en la frontera con Rusia.

Alemania invade la Polonia rusa. Ocupa Bendzin, Chenstokhov, y Kalish.

En las primeras horas de la mañana las tropas alemanas entran en Luxemburgo para asegurar la red ferroviaria del país. Esto se presenta como una medida defensiva. El país no puede resistir militarmente pero el primer ministro Paul Eyschen envía una nota de protesta a Berlín que es ignorada. Luxemburgo es obligado a expulsar al embajador francés. Durante la noche se completa la ocupación.

En Londres, Grey le informa al embajador francés, Pierre Paul Cambon, que la ocupación de Luxemburgo por parte de Alemania no dará lugar a la intervención británica. Esta decisión provoca el disgusto del embajador francés.

Bethmann Holleweg le ordena a sus embajadores en Gran Bretaña y Francia - Lichnowsky y Schoen- que expliquen a las autoridades pertinentes que el movimiento alemán en Luxemburgo tuvo como objetivo únicamente proteger el tren. Que se han prometido compensaciones.

Paul Eyschen, primer ministro de Luxemburgo, le hace saber a Julien Davignon, ministro belga de asuntos exteriores que "...muy temprano, las tropas alemanas penetraron en territorio de Luxemburgo por los puentes de Wasserbillig y Remich y se dirigieron sobre todo hacia el sur y en dirección de Luxemburgo, la capital del Gran Ducado. Un cierto número de trenes blindados con tropas y municiones han sido enviados a lo largo de la línea ferroviaria de Wasserbillig a Luxemburgo...Estos hechos constituyen actos que son manifiestamente contrarios a la neutralidad del Gran Ducado que garantiza el Tratado de Londres de 1867. El gobierno de Luxemburgo ha presentado...una enérgica protesta contra esta agresión a los representantes de Su Majestad el Emperador de Alemania en Luxemburgo. Una protesta idéntica será enviada por telégrafo a la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores en Berlín...".

Alemania envía -a las 20.00 horas- una nota al gobierno de Bélgica para que se mantenga pasivo dejando pasar su ejércitos por su territorio. En la nota se afirma que los franceses invadirán Alemania por Bélgica y que si Bélgica no se mantiene neutral será considerada como un enemigo. Los belgas tienen tiempo para contestar hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

El texto de la nota del gobierno alemán al belga, dice:"...El Gobierno Imperial posee información confiable del despliegue previsto de las fuerzas francesas en el tramo Givet-Namur de la Meuse. Esta información no deja ninguna duda sobre la intención de Francia de avanzar a través del territorio belga contra Alemania. El Gobierno Imperial no puede dejar de estar preocupado de que Bélgica sin su ayuda, a pesar de sus buenas intenciones, no será capaz de repeler un ataque francés con suficientes perspectivas de éxito, como para proporcionar una garantía adecuada de cara a la amenaza a Alemania. Es esencial para la supervivencia de Alemania adelantarse a este ataque enemigo. Por consiguiente, el Gobierno alemán consideraría con el mayor pesar que Bélgica viera como un acto hostil que las medidas tomadas por sus enemigos obligen a Alemania, con fines de defensa, ...entrar en el territorio belga. Para excluir la posibilidad de una mala interpretación, el Gobierno Imperial hace la siguiente declaración: 1. Alemania no tiene intenciones hostiles hacia Bélgica en absoluto. Si Bélgica está dispuesta a adoptar una posición de neutralidad benévola hacia Alemania en la guerra inminente, el Gobierno alemán se compromete a garantizar plenamente las posesiones y la independencia del reino con la llegada de la paz. 2. Sin perjuicio de las condiciones anteriormente citadas, Alemania se compromete a retirarse del territorio del reino tan pronto como se haga la paz. 3. Si Bélgica coopera, Alemania se compromete, con el acuerdo de las autoridades reales belgas, a pagar por los requerimientos de sus tropas y para compensar cualquier daño que pudiera haber sido causado por las tropas alemanas. 4. Si Bélgica adopta una postura hostil contra las tropas alemanas, sobre todo si se obstruye su avance con la resistencia de sus fortalezas en la Meuse o mediante la destrucción de los ferrocarriles, carreteras, túneles y otras estructuras, Alemania, lamentablemente, se verá obligada a considerar al reino como un enemigo . En este caso Alemania no podría asumir ninguna obligación hacia el reino... El Gobierno Imperial alemán espera que no ocurra esta eventualidad y que el Gobierno Real de Bélgica tome las medidas oportunas para evitar que los eventos mencionados se lleven a cabo. En cuyo caso, los lazos de amistad entre los dos estados vecinos no sufrirían...".

El rey Alberto de Bélgica preside una reunión de gabinete y con los jefes del ejército. A pesar de la fuerza devastadora que viene en camino, están de acuerdo en rechazar el ultimátum alemán y luchar por la supervivencia de su nación.

Se forman siete ejércitos alemanes para el frente oeste.

El embajador alemán en Londres informa a von Jagow que la violación de la neutralidad de Bélgica provocará seguramente el ingreso de Gran Bretaña en la guerra.

El general alemán von Moltke es nombrado jefe del estado mayor de los ejércitos alemanes en campaña.

Bethmann Holleweg le informa a Wilhelm II que cosacos atacaron el ferrocarril en Johannisberg esta mañana.

La prensa alemana informa falsamente que los franceses bombardearon Nuremberg.

En la concesión colonial alemana de Kiau Chau (China) se declara la ley marcial.

Las fuerzas rusas cruzan la frontera con Alemania en Schwiddem, en Prusia Oriental.

En San Petersburgo, el zar convoca a un período extraordinario de sesiones de la Duma estatal para explicar la situación y firma el manifiesto declarando la guerra a Alemania.

El gran duque Nicolás Nicholaevitch es designado comandante supremo del ejército ruso. El Stavka (sede suprema del comando de las fuerzas rusas) se establece en Baranovitchi.

Miles de personas se reúnen en la plaza de San Petersburgo en apoyo de la guerra, con pancartas, banderas y retratos del zar.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...¡La suerte está echada!...¡La parte de razón que gobierna a los pueblos es tan débil que ha bastado una semana para desencadenar la locura universal!...(El zar) con voz lenta, pausada, declara:... Solemnemente juro que no concluiré la paz mientras haya un solo enemigo en el suelo de mi patria...(luego el zar) aparece en el balcón. Instantáneamente todo el mundo se arrodilla y entona el himno ruso...".

En el Mar Báltico, la flota rusa tiene cuatro acorazados viejos, 10 cruceros, 36 destructores, cinco submarinos y seis minadores, con su base naval principal en Kronstadt.

En el Báltico, los cruceros alemanes Magdeburgo y Augsburgo bombardean el puerto de Libau y ponen 100 minas en la zona.

Italia declara su neutralidad. El primer ministro italiano Antonio Salandra afirma:"...algunas potencias de Europa están en estado de guerra pero Italia está en paz con todas las partes en conflicto. En consecuencia el gobierno del Rey, los ciudadanos y las autoridades están obligados a observar los deberes de la neutralidad de acuerdo con la las leyes y los principios del derecho internacional...".

En Italia se suspenden las operaciones bursátiles hasta nuevo aviso.

El rey Constantino de Grecia le comunica al káiser que la neutralidad de Grecia resulta necesaria.

El rey de Montenegro firma una orden de movilización.

En Holanda se prepara, de manera preventiva contra invasiones, un plan de inundación del país.

El emperador japonés convoca un consejo y pide un informe sobre el ejército; los buques de guerra japoneses se rearman.

El papa Pío X publica un llamamiento en favor de la paz para el clero y los católicos en general:"... Cuando casi toda Europa está arrastrada por el torbellino de una funestísima guerra, cuyos peligros, cuyos estragos y cuyas consecuencias nadie puede pensar sin sentirse oprimido por el dolor o por el espanto. Nos no podemos dejar de preocuparnos también , y no podemos dejar de sentir que se nos desgarra el alma con el dolor más amargo, por la salvación y la vida de tantos cristianos y de tantos pueblos como llevamos en el corazón. Entre tan graves angustias, sentimos y comprendemos bien lo que Nos exige la caridad de Padre y el ministerio apostólico: elevar los ánimos a Aquél de quien únicamente puede llegarnos la ayuda, a Cristo, Príncipe de la Paz y Mediador poderosísimo de los hombres cerca de Dios. Por consiguiente, exhortamos a los Católicos de todo el mundo a que recurran confiadamente a su trono de gracia y de misericordia; que al frente de ellos estén los sacerdotes con su ejemplo, celebrando, en sus respectivas parroquias, con la autorización de su Obispo, oraciones públicas para obtener que Dios, movido de Piedad, aleje cuanto antes las funestas antorchas de la guerra e inspire a los regidores supremos de las Naciones pensamientos de paz y no de aflicción."

El médico estadounidense Charlos H. Mayo predice una tasa más baja de mortalidad en esta guerra en comparación con los conflictos anteriores por los avances de la medicina.

Saludos
Esteban
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

3 de agosto de 1.914.

En las primeras horas de la mañana el gobierno belga está de acuerdo con el texto del rechazo del ultimátum de Alemania. Se envía a Berlín. "..."Esta nota (el ultimátum) ha hecho una impresión profunda y dolorosa en el gobierno belga. Las intenciones atribuidas a Francia por Alemania están en contradicción con las declaraciones formales que se nos hicieron el 1 de agosto, en nombre del gobierno francés. Por otra parte si, en contra de nuestras expectativas, la neutralidad belga es violada por Francia, Bélgica tiene la intención de cumplir con sus obligaciones internacionales y el ejército belga ofrecerá la resistencia más vigorosa al invasor. Los tratados de 1839, confirmados por los tratados de 1870, dan fe de la independencia y la neutralidad de Bélgica bajo la garantía de las potencias, y en particular del gobierno de Su Majestad el Rey de Prusia. Bélgica siempre ha sido fiel a sus obligaciones internacionales y ha llevado a cabo sus funciones con un espíritu de imparcialidad leal... El ataque a su independencia con la que el gobierno alemán amenaza constituye una violación flagrante del derecho internacional... Si el gobierno belga aceptara las propuestas presentadas, sacrificaría el honor de la nación y traicionaría su deber hacia Europa. Consciente del papel que Bélgica ha desempeñado durante más de ochenta años en la civilización del mundo, es que se niega a creer que su independencia, sólo se puede conservar con el precio de la violación de su neutralidad...el gobierno belga tiene el firme propósito de repeler, por todos los medios a su alcance, todos los ataques sobre sus derechos...".

El rey Alberto asume el mando directo del ejército belga y ordena inmediatamente la demolición de los puentes cerca de Lieja y los enlaces ferroviarios con Luxemburgo.

El rey Alberto de Bélgica apela al rey Jorge V de Gran Bretaña, con el fin de que intervenga diplomáticamente y resguarde la integridad territorial belga.

El gobierno británico promete ayuda armada a Bélgica en caso de una invasión alemana.

El agregado militar de Francia en Bruselas ofrece al gobierno belga cinco cuerpos del ejército francés, pero Bélgica rechaza el ofrecimiento.

El general Joffré se reúne en París con los comandantes de sus cinco ejércitos.

El desertor francés del ejército e ingeniero eléctrico Paul Pichon, que trabaja en la empresa alemana Telefunken, se entrega a las autoridades francesas y les da conocer el último modelo de la radio Audion a válvulas. Pichon es incorporado al Servicio de Telegrafía militar francesa.

En Francia Víctor Augagneur reemplaza a Armand (Elzear) Gauthier como ministro de marina.

En Canadá, el control de los puertos de Montreal y Quebec pasa a las autoridades militares.

Por la mañana el embajador alemán -Lichnowsky- y el secretario de relaciones exteriores británico -Grey- se reúnen una vez más. Para ganar la neutralidad británica, el embajador dice que Alemania no enviará su flota para atacar la costa francesa y que se restaurará a Bélgica a su plena soberanía después de la guerra.

Sir Edward Grey en la Cámara de los Comunes define actitud británica. Anuncia la movilización de la armada y del ejército y también que "... no podemos emitir una declaración de neutralidad incondicional...".

El embajador alemán en Londres Karl Lichnowsky envía un telegrama al gobierno alemán informando que el discurso de Grey ante el parlamento británico todavía deja espacio para la negociación; sugiere que los líderes británicos no están todos a favor de intervenir en la guerra.

Asquith aprueba un acuerdo de cooperación naval con Francia y la autorización al Almirantazgo para requisar barcos.

Los socialistas británicos Keir Hardy y Jorge Lansbury hablan en la plaza Trafalgar de Londres contra la guerra.

El ejército británico es oficialmente movilizado.

El consejo de ministros británico se reúne de nuevo en la noche. Grey envía una nota de protesta a Alemania relacionada con la cuestión belga, aunque no es un ultimátum.

De vuelta en su oficina en Whitehall, Grey ve que las luces de gas están encendidas en St. James Park y comenta: "...Las lámparas se apagan en toda Europa. No las vamos a ver de nuevo en nuestras vidas... ".

Lord John Morley dimite del gabinete británico debido a su posición contraria a la participación de Gran Bretaña en la guerra.

Australia ofrece 20.000 hombres.

El representante de Prusia en Munich hace saber a von Jagow que los informes de los bombardeos sobre Nuremberg son falsos. Si bien fueron vistos algunos aviones, no dejaron caer bombas y no se sabe si eran franceses.

Alemania declara la guerra a Francia. En París, el embajador alemán Wilhelm von Schon va al Ministerio de Asuntos Exteriores francés. El automóvil del embajador lleva custodia porque ha sido atacado por los franceses ultranacionalistas. Una vez en el ministerio, Schoen presenta Viviani la declaración de guerra de Alemania. Schoen deja París esa noche.

El texto de la declaración de guerra de Alemania a Francia afirma:"...Las autoridades administrativas y militares alemanas han determinado un cierto número de actos manifiestamente hostiles cometidos en territorio alemán por aviadores militares franceses. Varios de ellos han violado abiertamente la neutralidad de Bélgica en su vuelo sobre el territorio de ese país; uno ha tratado de destruir edificios cerca de Wesel; otros se han visto en el distrito de la región de Eifel; uno ha arrojado bombas en la vía férrea, cerca de Carlsruhe y Nuremberg. Se me ha instruido, y tengo el honor de informar a VE, que ante estos actos de agresión, el Imperio Alemán se considera en estado de guerra con Francia...".

El embajador francés en Alemania deja Berlín.

Enterado von Tipritz de la posibilidad de que Gran Bretaña se involucre en la guerra, comenta:"...Entonces, está todo perdido...".

En Munich, el ciudadano austriaco Adolfo Hitler peticiona al rey Luis III de Baviera que se le permita unirse al ejército bávaro.

La caballería alemana cruza la frontera con Bélgica en Gemmenich.

Lunéville es bombardeada por un avión alemán que deja caer seis bombas. Los daños son muy leves. (Lorena).

El primer ministro de Luxemburgo, Paul Eyschen, envía telegramas a Bethmann Hollweg y von Jagow. Les hace saber que el general al mando de las tropas alemanas en Luxemburgo está diciendo públicamente que su invasión era necesaria porque las tropas francesas estaban atacando a Alemania a través de Luxemburgo lo cual es totalmente falso.

El general Motlke le dice a Conrad que en Prusia Oriental solo hay que defenderse.

Hay escaramuzas entre los puestos avanzados rusos y alemanes en la costa del Báltico.

El gran duque Nikolai Nikolaevich -tío del zar- nombrado ayer comandante de todas las fuerzas rusas, nombra como jefe de su estado mayor al general Nikolai Nikolaevich Yanushkevich y al general Yuri Danilov como intendente general.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...El emperador quería ponerse inmediatamente a la cabeza de las tropas. Goremykin, Krivocheine, el almirante Grigorovich y sobre todo Sazonov, le han observado con respetuosa insistencia que no debe exponerse a comprometer su prestigio y su autoridad en la dirección de una guerra que se anuncia como muy ardua, muy peligrosa y caos comienzos son de los más inciertos...".

Se establece el Congreso de Polonia en Varsovia. Jozef Pilsudski organiza un pequeño grupo con habitantes de Galicia y 200 voluntarios de la Polonia rusa que quieren luchar contra Rusia y los lleva al otro lado de la frontera austro-húngaro al norte de Cracovia. Ellos constituyen el núcleo de la Legión Polaca.

Los turcos comienzan la movilización y anuncian su neutralidad armada.

La marina imperial alemana arrienda el buque de carga Answald para convertirlo en el primer portador de hidroaviones de Alemania. Es el Flugzeugmutterschiff I.

El destructor alemán G 143 sufre una explosión en su caldera y se hunde en el Mar Báltico.

El barco petrolero británico San Wilfrido choca contra una mina en Cuxhaven, Baja Sajonia, Alemania. Su tripulación es rescatada por los alemanes y sus miembros se convierten en prisioneros de guerra.

El crucero canadiense Rainbow deja Esquimalt (Canadá) para proteger las rutas comerciales del Pacífico.

En Rumania se celebra un Consejo de la Corona en Sinaia, que rechaza la petición del rey rumano de unirse a las potencias centrales.

El general italiano Cadorna urge una inmediata movilización para anticiparse a un posible ataque de los austríacos.

Italia se declara neutral.

Trotsky deja Viena y se va a Suiza.

El embajador estadounidense en Moscú se ocupará de los intereses alemanes en Rusia y Europa del Este.

En Boston los industriales despiden a unos 10.000 operarios por la caída del comercio con Rusia y Austria.

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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

4 de agosto de 1.914.

Alemania le declara la guerra a Bélgica.

A las 8.02 hs. las tropas alemanas cruzan la frontera belga en Gemmerich. Gendarmes belgas abren fuego contra ellos y luego huyen.

Cuando la noticia de la invasión alemana llega a Bruselas el rey Alberto va al parlamento belga e interpela a sus miembros:"Señores!...si nuestras esperanzas son traicionadas, si nos vemos obligados a resistir la invasión de nuestro suelo y defender nuestros hogares amenazados, este deber, por duro que sea, nos encontrará armados y resueltos en los mayores sacrificios. Incluso ahora, en la preparación por cualquier eventualidad, nuestra valiente juventud se levanta en armas, firmemente resuelta, con la tradicional tenacidad y compostura de los belgas para defender nuestro país amenazado. En nombre de la nación, les doy un saludo fraternal. Por todas partes en Flandes y Valonia, en las ciudades y en el campo, un solo sentimiento une a todos los corazones: el sentido de patriotismo...". El parlamento vota por unanimidad resistir la invasión alemana.

El rey Alberto llama finalmente a Gran Bretaña y Francia para que ayuden a Bélgica.

Las fuerzas belgas se concentran detrás del río Gete, muy lejos para sostener los fuertes de Lieja.

Visé (Bélgica) es prendida fuego; el General von Emmich (60.000 soldados) inicia el ataque a Lieja. El plan de Moltke de invadir Francia a través de Bélgica requiere que el eje ferroviario de Lieja sea tomado lo más rápido posible.

Durante la noche dos aviones alemanes sobrevuelan Bruselas.

La Academia Nacional de Ciencias francesa se pone a disposición del gobierno francés.

El entierro de Jean Jaurès se lleva a cabo en París. El funeral del pacifista y opositor de la guerra se convierte en una ocasión para que los socialistas manifiesten su apoyo a la lucha con Alemania.

La cámara de diputados y el senado francés se reúnen en sesión conjunta. Viviani lee una carta de Poincaré en la que pide dejar de lado las diferencias de clase y de facciones. Reclama un país unido: una unión sagrada. Los políticos votan por unanimidad los créditos de guerra.

Con anterioridad los socialistas habían programado una huelga general en contra de la guerra, pero ahora sus diputados confirman su apoyo a los preparativos para el conflicto.

La movilización preliminar francesa se termina.

Tropas francesas marchan a través de París vitoreadas por una multitud en éxtasis.

Francia pide a Gran Bretaña que con urgencia la BEF sea enviada al continente.

Asquith convoca a Lord Kitchener -a punto de viajar a Egipto- para nombrarlo ministro de guerra.

El gobierno británico envía un ultimátum a Alemania para que respete la neutralidad belga. En caso de rechazo, el embajador británico debe dejar Berlín inmediatamente.

Edward Goschen -embajador británico en Berlín- presenta el ultimátum a Jagow a las 7.00 hs. Es derivado para que lo entregue personalmente a Bethmann Hollweg. El canciller alemán se sorprende y le comenta al embajador Goschen:"...Inglaterra va a la guerra por un trozo de papel..." en referencia al tratado de Londres de 1839.

A la media noche -hora alemana- el ultimátum británico expira.

Gran Bretaña le declara la guerra a Alemania. La declaración se notifica a las fuerzas armadas británicas mediante un telegrama.

El escritor y filósofo británico Herbert George Wells afirma que el enemigo de Gran Bretaña es el imperialismo y el militarismo alemán.

En este momento Gran Bretaña tiene 52 hidroaviones.

El gobierno británico se pone a cargo de la administración de los ferrocarriles.

Gran Bretaña actualiza su lista de contrabando.

El almirante Jellicoe -bajo las órdenes del Almirantazgo- toma reemplaza efectivamente en el mando al almirante Callaghan, con la nueva denominación de Comandante en Jefe de la Gran Flota. Iza su bandera en el Iron Duke.

El rey británico envía un mensaje al almirante Jellicoe y a la flota:"...En este momento grave en nuestra historia nacional le envío a usted y, por su intermedio, a los oficiales y soldados de la flota de la que usted ha asumido el mando, la seguridad de mi confianza de que bajo su dirección se van a revivir y renovar las viejas glorias de la Royal Navy y demostrar una vez más ser el escudo seguro de Gran Bretaña y de su imperio en la hora de la prueba...".

La gran flota se hace a la mar las 8.30 a.m.

El rey Jorge V envía un mensaje de agradecimiento a Canadá por su ofrecimiento de tropas.

El kaiser abre el Reichstag con un discurso desde el trono del palacio en Berlín.

El kaiser recibe del Reichstag la seguridad de que de ahora en más no habrá partidos, "solo alemanes".

El canciller de Reichstag anuncia la invasión de Bélgica: "...la necesidad no conoce ley ... " se encuentra en juego la supervivencia de Alemania.

Los socialistas alemanes aportan sus votos para los primeros 5.000.000.000 de marcos para el presupuesto de guerra.

Se publica en Alemania el Libro Blanco, que carga la responsabilidad de la guerra sobre sus enemigos.

Los alemanes toman Trieux, cerca de Briey en Lorena.

Moltke rechaza una propuesta de la marina de guerra alemana para interceptar a la BEF que ya cruza el Canal. Prefiere enfrentarse con ellos en tierra."...No es necesario y hasta será una ventaja que los ejércitos del oeste cobren sus deudas con los cientos sesenta mil ingleses, al mismo tiempo que con los belgas y los franceses..."

En Prusia se decreta una amnistía.

En la orden del día el káiser pide a sus tropas que exterminen a "la traidora Inglaterra" y pisoteen "...al pequeño y deleznable ejército del general French..." ("the contemptible little English Army").
En San Petersburgo saquean la embajada de Alemania.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...Todo el día han desfilado delante de la embajada (francesa) manifestaciones que llevaban banderas e iconos, dando gritos de ¡Viva Francia!..."

El crucero auxiliar alemán Kaiser Wilhelm der Grosse deja Bremen.

El almirante von Tirpitz ordena que el Goeben y el Breslau naveguen hacia Constantinopla.

Enver Pasha da a entender que los Dardanelos estarían abiertos a los buques de guerra alemanes, pero el Gran Visir, por temor a complicaciones, pone reparos.

Bône y Philippeville (Argelia) son bombardeadas por el Goeben y el Breslau al amanecer. Unas horas más tarde, los cruceros alemanes son avistados por el oeste de las islas Galita (Túnez) por los buques británicos Indomitable, Indefatigable y Dublín. En la penumbra del anochecer los británicos pierden el contacto.

El escuadrón asiático alemán al mando del almirante von Spee deja Tsingtao hacia Sudamérica.

El corsario alemán Emdem captura al mercante ruso Ryazan, al sureste de la península de Corea. Este barco había sido construido por el imperio alemán para los rusos y era usado tanto como para llevar pasajeros, correo o mercancías.

Estados Unidos declara su neutralidad.

El gabinete japonés decide asumir una estricta neutralidad.

Suiza y Brasil de declaran neutrales.

Suecia ordena su movilización.

Saludos
Esteban
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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estebanj
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Re: La Gran Guerra día a día

Mensaje por estebanj »

5 de agosto de 1.914.

El general alemán von Emmich exige la rendición de Lieja. Los belgas rechazan el pedido.

La caballería alemana alcanza Tongres y Namur y se enfrenta con la caballería belga en Plainevaux al sur de Lieja.

Durante la noche comienza el ataque alemán a Lieja.

El fuerte Fleron de Lieja queda fuera de combate.

El primer secretario de la embajada alemana en Bruselas -baron von Stumm- comenta a un colega estadounidense refiriéndose a los belgas:"...si nos estorban, los haremos papilla..."

Gran Bretaña, Francia y Rusia se comprometen a ayudar a Bélgica.

Zanzíbar (protectorado británico) le declara la guerra a Alemania.

Montenegro le declara la guerra a Austria.

Clemenceau llama a las armas:"...Guillermo II lo ha querido. El cañón tiene que hablar. El embajador de Alemania ha decidido apartarse, cansado de esperar en París los actos de violencia que no se producen. ¿Conocen las razones oficiales de su marcha? Es que un aviador francés está acusado de haber lanzado bombas sobre Núremberg. En lenguaje cortés Viviani respondió que se trataba de una mentira, aunque era muy cierto que tropa alemana había entrado en nuestro territorio y matado a un soldado francés; y el embajador, sin encontrar nada que decir, escapó sólo para regresar unos minutos después de reparar una ligera omisión. Se había olvidado de entregar al ministro una declaración de guerra. Uno no puede pensar en todo a la vez...Contra esta revuelta de todo, esta rebelión de la conciencia humana, esta insurrección de las ideas, contra un teutonismo delirante en la megalomanía, ambicioso como para no darse cuenta de lo que Alejandro, César, Napoleón no pudieron lograr: imponer a un mundo que desea ser libre la supremacía de acero. No es una cosa de nuestra época; los hombres han sufrido demasiado por ella. La idea moderna es el derecho de todos y la victoria para nosotros no podría significar la opresión, incluso para aquellos que lucharon contra nosotros, ya que Alemania ha conquistado con valor, al igual que muchos otros estados, el lugar que le corresponde en el mundo...Y ahora a las armas, todos nosotros! He visto llorando a aquellos que no pueden ir en primer lugar...No habrá un hijo de nuestra tierra que no vaya a tener un papel en esta lucha enorme. Morir es nada. Debemos ganar. Y para ello necesitamos el poder de todos los hombres. El más débil tendrá su parte de gloria...".

Francia prohibe la exportación de leche.

El ministerio de guerra francés decreta una censura parcial en las noticias de carácter militar. Se emitirán tres boletines diarios. Entre otras cosas se prohíbe indicar en los obituarios el lugar donde cayó el difunto.

El cuartel general francés se establece en Vitry-le-François en Champagne donde llega Joffre.

Sobre la base de información de inteligencia que indica que Alsacia no está bien defendida, el general Joffré ordena que se avance sobre Mulhouse.

La gran flota sigue en el Mar del Norte.

Lord Kitchener es nombrado secretario de guerra.

Primera reunión del consejo de guerra -formado para ejercer las funciones del comité de defensa imperial, pero con poderes ejecutivos adicionales- en el 10 de la calle Downing. Participan entre otros Asquith, Grey, Churchill, Haldane, Haig, Henry Wilson: Kitchener predice una larga guerra con la necesidad de millones de hombres. Se rechaza la solicitud de Francia de mandar el BEF a Amberes.

Se crea el cuerpo de inteligencia del ejército británico.

El servicio secreto británico, MI5, junto con la policía arrestan a 21 conocidos espías alemanes y a 200 sospechosos.

La Escuela Central del Vuelo en Upavon envía 20 de sus máquinas a South Farnborough para completar los números de la Fuerza Expedicionaria.

El líder del partido nacionalista irlandés en la cámara de los comunes, John Redmond, respalda la guerra.

Los comandantes de unidades del ejército británico reciben órdenes detalladas de embarque.

Fuerzas de Nueva Zelanda son aceptadas por el gobierno inglés. Las fuerzas navales de Nueva Zelanda son colocadas bajo el mando del Almirantazgo británico.

Se efectúa el primer disparo del imperio británico en la primera guerra mundial en la península de Mornington, Australia. El origen del disparo fue el intento de escape del buque alemán Pfalz de las aguas territoriales australianas.

El mayor general William Bridges Throsby es nombrado para comandar la fuerza militar australiana.

El Kaiser en Berlín re-instituye la condecoración de la Cruz de Hierro por servicios de guerra.

El jefe del estado mayor alemán Helmuth von Moltke escribe que "...Nuestro avance en Bélgica es ciertamente brutal. Pero estamos luchando por nuestras vidas y todo lo que se interponga en el camino debe asumir las consecuencias..."

Moltke le escribe al mariscal de campo austríaco Franz Conrad Hötzendorf:"...La felonía de Italia será vengada por la historia. Que Dios les conceda la victoria ahora, que usted será capaz de ajustar cuentas más tarde con esos bribones..."

Escaramuza entre la caballería rusa y alemana en Soldau. Estos movimientos están dirigidos a la defensa o conquista de ferrocarriles, importantísimos para el transporte de las tropas.

El embajador alemán en Viena, Heinrich von Tschirschky informa a von Jagow que Austria declarará la guerra a Rusia esta noche y que Conrad tiene escrúpulos.

El teniente austríaco Pokorny decifra el primer mensaje encriptado de los rusos.

El embajador francés en Rusia, Maurice Paleologue, escribe:"...La colonia francesa de Petersburgo hace celebrar hoy en Nuestra Señora de Francia una misa solemne para atraer sobre nuestros ejércitos la bendición divina...(el gran duque Nicolás) Me explica...su plan general de maniobra: 1º, un grupo de ejércitos operando sobre el frente prusiano; 2º, un grupo de ejércitos operando sobre el frente galitziano; 3º, una masa en Polonia destinada a caer sobre Berlín, desde que los ejércitos del Sur hayan conseguido "aferrar" y "fijar" al enemigo...".

Enver Pasha ofrece al embajador de Rusia una alianza para distribuirse los Balcanes con el solo fin de ganar tiempo. Mientras tanto, Enver forma una organización especial para promover alzamientos guerrilleros en Libia, Macedonia, Persia y el Cáucaso.

En definitiva el imperio otomano declara oficialmente el cierre de los Dardanelos y el Bósforo.

El Catholicos de Echmiadzin escribe en ruso al gobernador general ruso del Cáucaso, conde Illarion Ivanovich Vorontsov, ofreciendo la lealtad de los armenios en Turquía.

África oriental alemana se entera por la radio de Kamina, Togo, que ha estallado la guerra en Europa.

El Breslau y el Goeben entran en el puerto de Messina por carbón.

Se completa el submarino británico S.1.

Los británicos cortan el cable submarino alemán que iba de Endem a Vigo, a la altura del Canal de la Mancha.

El vapor inglés Craigforth es minado en el Bósforo.

El minador Königin Luise es hundido en Outer Gabbard, Mar del Norte, por los destructores británicos Lance y Landrail.

Cuba, Uruguay, Argentina, México y Chile declaran su neutralidad.

El presidente americano Wilson ofrece su mediación.

La ciudad americana Galveston es arrasada por un huracán.

Estados Unidos y Nicaragua firman un tratado mediante el cual Nicaragua concede a perpetuidad al gobierno de los Estados Unidos, libre de toda tasa o cualquier otro impuesto, los derechos exclusivos y propietarios necesarios y convenientes para la construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico por la vía del río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua o por cualquier ruta sobre el territorio de Nicaragua, cuando el gobierno de los Estados Unidos notifique al gobierno de Nicaragua su deseo o intención de construirlo y, para facilitar la protección del canal de Panamá, da en arriendo por 99 años las islas en el mar del Caribe conocidas con el nombre de Great Corn Island y Little Corn Island y también entrega, por 99 años, el derecho de establecer, operar y mantener una base naval en cualquier lugar del territorio de Nicaragua bañado por el golfo de Fonseca, que el gobierno de los Estados Unidos elija.

Saludos
Estebanj
«...las luces se están apagando ahora en toda Europa, y puede que no las veamos de nuevo encendidas en toda nuestra vida...» Edward Grey.
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