José Espinosa, periodista de “El Liberal” y antiguo piloto militar, se hace con los servicios de un Bristol Tourer civil (matrícula M-AAFA) y de su piloto, el británico Hereward De Havilland. Al parecer este piloto era el encargado de entregar el Bristol a la escuela de vuelo civil que el teniente Alberto Bayo tenía en Madrid.
El día 24 el Tourer con De Havilland a los mandos y Espinosa de pasajero aterriza junto al fuerte de Cabrerizas Altas en Melilla. El periodista recaba información sobre la situación de la plaza sitiada y al día siguiente regresa a Madrid donde publica un reportaje sobre el tema.
Ese mismo día 25 los pilotos militares capitanes Manzaneque (piloto) y Carrillo (observador), ansiosos por incorporarse a las operaciones en África, visitan a De Havilland en el hotel Palace donde se hospedaba y logran que éste les ceda (no se sabe en que términos) su aparato.
El día 26 los dos aviadores militares parten de Cuatro Vientos a bordo del M-AAFA con destino a Melilla, pero la caída de la noche les obliga a aterrizar en Calzada de Calatrava, averiando el tren de aterrizaje durante la toma.
Una vez reparado el Bristol aterrizará en Melilla el día 29, en la pista de la Hípica que los pilotos de la desaparecida 2ª Escuadrilla habían habilitado como aeródromo pese a las limitaciones de la instalación: tenía unas dimensiones de 250x80 metros y se encontraba rodeada de edificios y postes de telégrafo. Un DH 4 de la Aeronaútica Militar, tripulado por los capitanes Moreno Abella y Bada, intentó un aterrizaje en la Hípica ese mismo día pero el aparato, más pesado que el Bristol, se averió gravemente durante la maniobra.
El mismo día 29 Manzaneque y Carrillo efectuaron un servicio de reconocimiento intentando localizar la columna Navarro. Durante los días 30, 1 y 2 el incansable Bristol efectuó continuos servicios de reconocimiento y de lanzamiento de abastecimientos sobre las sitiadas posiciones de Monte Arruit y Zeluán. En cada uno de estos vuelos el aparato lanzaba un paquete de 50 kg. (era lo máximo que podía cargar) con víveres y municiones. Se llegaron a ensayar lanzamientos de municiones con paracaídas. Durante esos días parece que el capitán Carrillo ocupó siempre el asiento de observador mientras que a los mandos el capitán Fernández Mulero sustituyó en alguna ocasión a Manzaneque. Al menos el día 1 de agosto el aparato regresó a la base con impactos de bala en los planos.
El día 2, al regreso de un servicio, el Tourer se averió en la toma, pero afortunadamente ese mismo día comenzaron a operar desde la Hípica (que había sido por fin acondicionada adecuadamente) los DH 4 de la escuadrilla enviada por el Servicio. El baqueteado Tourer sería reparado y continuaría operando desde Melilla al menos hasta el día 17 de septiembre, pero ahora en compañía de los De Havilland. El 14 de noviembre el aparato será embalado y enviado a Cuatro Vientos, probablemente para devolverlo a la casa Bristol. Nada más se sabe del histórico aparato, seguramente los británicos lo enviarían directamente al desguace.
Durante los días en que este pequeño avión civil voló en solitario desde Melilla desarrolló una labor meritoria, y aunque sus esfuerzos no lograron cambiar el triste final de los hombres de Monte Arruit, su sola presencia sirvió para mantener la moral de la población de Melilla y sus vuelos ofrecieron las únicas informaciones fiables con las que el mando pudo evaluar la situación tras el Desastre y planificar la contraofensiva.
Corregido el error de fechas (mea culpa). Gracias Mencey.
Pues si que parece que tienes razón, pero juraría que los dos artículos en que me he basado (ambos del mismo autor por cierto) tienen ese mismo error. Esta noche lo repaso y mañana mismo edito el post.
Naturalmente las fechas en ambos textos son las correctas y yo me hice un lio escribiendo. Ya está corregido.
