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Reconstrucción de un cuatrirreme romano de 100 remos, en una ilustración de los años 70 (Viereck)
En la vista cenital se puede ver el mástil abatido, hay que recordar que éste representaba un peligro en combate (si era derribado) por lo que las galeras o lo abatían o incluso lo dejaban en la playa antes de una batalla.2.2 Naves maioris formae (naves mayores/pesadas).


2.2.1 Cuatrirremes.

 

Los autores clásicos asignaban a Cartago el mérito de ser los primeros en construir el cuatrirreme (quadriremis). Es posible que la construcción de “cuatros” se produjera a raíz de las guerras entre Cartago y Siracusa, aunque no sabemos a ciencia cierta que vino primero si el cuatrirreme púnico o el quinquerreme siracusano. Como muy tarde el cuatrirreme se habría inventado a mediados del siglo IV, aunque su primera aparición histórica contrastada se da en el sitio de Tiro (332 a.C.) por parte de Alejandro Magno.

 

El cuatrirreme es el más pequeño de los llamados polirremes; aunque los clásicos no los llamaban así. Livio hablaba de “naves maioris formae”; y otros hablan simplemente de naves catafractas y naves afractas, con el problema de que no estamos seguros de si asumían que sólo las naves pesadas eran catafractas (ya que en cierto sentido sí eran naves pensadas para ser catafractas) o incluían entre las catafractas a naves ligeras con cubierta.

 

 

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Aceptando que un cuatrirreme supone 4 remeros por hilera en cada amura, tenemos la cuestión de como se distribuían. Si nos vamos al gráfico del primer post, vemos que el autor propone 3 variantes: una configuración trirreme de 2+1+1; una birreme de 2+2 y una monorreme de 4 remeros. 

Tirando de las referencias clásicas a su capacidad y rendimiento comparado con otras naves; así como una referencia al pago por los remos de un “cuatro” -que varios autores calculan que es el equivalente a unos ochenta y tantos remos-; se llega a la conclusión de que el cuatrirreme era una nave remada a dos niveles (birreme). Muy probablemente el diseño surgió como una evolución de la pentecóntera dicrota.

Era menos veloz que el trirreme pero un poco más que el quinquerreme; y tenemos referencia a que su francobordo era menor que el de éste (lo que cuadra con la distribución birreme). Su eslora sería algo menor que la del trirreme, y según alguna estimación su peso podría rondar las 60-75 toneladas. Lo más significativo es que aumentaría la manga desde los poco más de 3 metros de las naves con un sólo remero por remo hasta unos 5,6 metros. 

Se supone que portarían entre 40-50 remos por amura, lo que hace 160-200 remeros. La dotación de soldados podría rondar los 60-75, a los que añadir 20-25 marineros y oficiales.

Los “cuatros” eran en principio los navíos más pequeños en montar torres, al menos las pesadas torres de la época; pudiendo llevar incluso dos: una a proa y otra a popa. El lienzo que cubría la torres se solía pintar para distinguir mejor naves propias de enemigas, y hacia el final del periodo parece que se puso de moda pintar las torres para hacerlas parecer hechas de piedra. Por supuesto, si eran capaces de soportar el peso de las torres, también lo eran de llevar algunas piezas de artillería. 

Cuando los romanos crearon su primera gran escuadra para enfrentarse a Cartago al inicio de la 1ª Guerra Púnica (264) saltaron directamente del trirreme al quinquerreme. Probablemente el primer contacto relevante de los romanos con las cuatrirremes sería a través de Siracusa, cuando ésta pasó a ser aliada de Roma, al poco de empezar la guerra, y/o través de cuatrirremes púnicos capturados. Precisamente en el 250 los romanos usaron un “cuatro” púnico capturado para apresar a Anibal el Rodio en Lilibeo, cuya veloz nave se había burlado repetidamente de anteriores intentos de darle caza.

 

En el año 205 Publio Cornelio Escipión el Africano consigue que las ciudades aliadas le construyan 30 galeras, de las que 10 son cuatrirremes. Probablemente ya antes de esa fecha se habían venido construyendo algún que otro “cuatro” para las fuerzas navales romanas.

 

La presencia de cuatrirremes fue importante en las fuerzas rodias, aliadas de Roma; llegando a reunir 32 de ellos para enfrentarse a Anibal, ahora al frente de la escuadra seleúcida (190 a.C.).

 

En los combates de Alejandría (47 a.C.) había un buen puñado de cuatrirremes; 10 de las 15 galeras “mayores” cesarianas eran “cuatros” y los egipcios habían reunido 22 de ellos. 

 

Aunque no sabemos el número, los “cuatrirremes” representaban una parte importante (al menos cualitativa) de la flota de Sexto Pompeyo, ya que se describe a las galeras pompeyanas como con torres pero más bajas que las galeras pesadas de Agripa. En Accio (31 a.C.) había sin duda unos cuantos en las filas de Octavio, y se estima que debían representar una parte importante de sus fuerzas “pesadas”.

El cuatrirreme seguía siendo una nave relativamente rápida y como galera “ligera” dentro de las “mayores” no era extraño que se la considerase también apta para misiones de exploración. Sin embargo tenían que ser cuidadosos: tenemos el caso de Brindisi (48 a.C.) en el que Antonio uso un par de trirremes como cebo haciéndoles aparentar que estaban de prácticas; 5 cuatrirremes pompeyanos fueron despachados para interceptarlos pero no pudieron con los más veloces trirremes que los atrajeron hasta el puerto donde les estaban esperando más galeras y acabaron capturados.

 

Una de sus mayores virtudes residía en ser mas económica de operar que naves como los “cincos”: no sólo necesitaba menos remeros sino que dado que sólo se necesita un remero experto por remo, la mitad de los remeros podían ser “reclutas”. 

En combate frente a naves de mayor orden, tenían la desventaja de que su menor altura les suponía una desventaja a la hora de intercambiar proyectiles, aparte de su menor dotación de soldados. Por contra su menor calado les permitía navegar más cerca de la línea de costa que sus rivales más pesados.


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Esquema de remado (J. Coates).


Zoom in (real dimensions: 1023 x 390)Imagen
Reconstrucción de un cuatrirreme temprano de 90 remos (J. Coates).