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La Compañía Catalana desfila a su llegada a Constantinopla

Los almogávares fueron grupos de mercenarios, principalmente al servicio de la Corona de Aragón, famosos por su valentía y destreza. Comenzamos a tener noticias de estos guerreros a partir de principios del siglo XIII, cuando en pequeños grupos se dedicaban a realizar pequeñas incursiones en tierras musulmanas. Etimológicamente la palabra almogávar (o almugàver) puede derivar de la palabra árabe mugâwir que significa “realizar una expedición”. Estas expediciones eran comandadas por un almugaten, del árabe al-mucaddem, “el capitán”, “el que dirige”, y para una operación de mayor envergadura por un adadil, del árabe dalla, “enseñar el camino”. Pero la primera referencia escrita que tenemos podemos encontrarla en la biografía que Bernat Desclot escribe sobre Pedro el Grande, “Libro del Rey Pedro”, siendo mencionados durante un reclutamiento que tiene lugar para La cruzada de Túnez (1282).


Estas tropas estaba formada principalmente por campesinos y pastores oriundos de los valles pirenaicos (o de muy diversa procedencia: valencianos, navarros e incluso sicilianos y árabes). Hombres arruinados por las continuas incursiones de las tropas árabes que no les queda otra opción que enrolarse como mercenarios al servicio del rey de Aragón. Se caracterizaban por ser tropas de choque de infantería ligera que combatían a pie, con armas y bagajes ligeros, generalmente un par de jabalinas y una lanza, un cuchillo largo (coltell) y a veces un pequeño escudo como única defensa. Vivian de la tierra y de lo que podían saquear, siempre acompañados por sus familias, sus hijos pronto se acostumbraban a la guerra. Vestían únicamente un camisón corto (tanto en verano como en invierno), llevaban un grueso cinturón de cuero y calzaban abarcas de cuero. Antes de entrar en batalla solían aterrorizar a sus enemigos al grito de «¡Desperta Ferro!» , «¡Sant Jordi!» o «¡Aragón!». Les gustaba atacar de noche mientras golpeaban sus armas contra las rocas, aunque seguramente las golpeaban contra el pedernal utilizado para encender el fuego, por las que estas desprendían enormes chispas que impresionaban a sus enemigos.

Historia

Combatieron durante la Reconquista, participaron en la cruzada sobre Almería(1309) y las campañas de Granada(1330-1334), lucharon contra el rey de Mallorca(1343-1344), participaron en las expediciones a Cerdeña(1353, 1354, 1367) y lucharon en el sur de la península Itálica. Pero sus gestas más importantes fueron acontecidas en Oriente, principalmente en el Imperio Bizantino a principio del siglo XIV. La expedición de los almogávares al Imperio Bizantino es la gran aventura que llevará a los almogávares a la leyenda, esta expedición no nació fruto de la casualidad si no que sucede debido a tres factores determinantes:

-El primero de ellos es que Federico II de Sicilia quería deshacerse de los almogávares, los cuales después de la paz de Caltabellotta (1302, que había puesto fin a las luchas entre los catalanes y la casa de Anjou, dejando Nápoles para Carlos II de Anjou y Sicilia para Federico) quedaron sin ningún cometido causando desórdenes en la isla.

-La segunda razón es que el antiguo templario Roger de Flor(Brindisi 1266- Adrianopolis 1305), líder de los almogávares, tenía interés en no ser entregado a la orden del Temple. Este último había sido acusado por la orden de robo y las buenas relaciones que mantenía Federico con la Santa Sede le hicieron desconfiar.

-La tercera razón es que el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo, tenía urgente necesidad de tropas para conjurar el peligro turco que avanzaba desde Asia Menor y los catalana-aragoneses poseían las suficientes ansias de riquezas para embarcarse en una nueva aventura.

La Compañía Catalana

Se forma así la Compañía Catalana (Societate Catallanorum) teniendo al frente a Roger de Flor. La expedición zarpó de Sicilia en el verano de 1302 contando con treinta y dos naves y 2.500 soldados, que, viajando junto con sus mujeres e hijos, contabilizaban un total de unas 7000 personas.

A su llegada, la Compañía desfiló ante el emperador bizantino en la ciudad de Constantinopla y poco después aniquiló a los genoveses de la ciudad, cosa que agradeció el emperador, harto de su influencia.

En los meses siguientes pasó a Anatolia y tomó las ciudades de Filadelfia, Magnesia y Éfeso, rechazando a los turcos hasta Cilicia y Tauro (1304) siempre venciendo en batallas en las que sus enemigos los superaban en número. También durante la primavera de 1304 tuvo lugar una batalla entre los almogávares e invasores escitas procedentes del norte del Mar Negro, que fueron derrotados.

En recompensa por los servicios al imperio, Andrónico le concedió el título de mega duque (Mega Dux) y la mano de María, su sobrina e hija del zar de Bulgaria. Pero todas estas batallas fueron de menor intensidad comparadas con la que se produjo cerca de las Puertas de Hierro (1304). Roger de Flor y 8.000 almogávares derrotaron a un ejército turco compuesto por 30.000 soldados, en su mayoría jenízaros, provocando 18.000 muertos. Después de esta gran victoria los turcos se pensaron dos veces atacar de nuevo al Imperio Bizantino durante varios años y Roger fue proclamado César del Imperio, concediéndole en feudo los territorios bizantinos en Asia Menor, con excepción de las ciudades. Una de las condiciones de Roger era que a su gran amigo y mano derecha Berenguer de Entenza, que había reforzado a la compañía con 1.000 almogávares ese mismo año, se le concediera el título de mega duque. También Ramón Muntaner, uno de los integrantes de la expedición, narra en su Crónica de los Almogávares que en la batalla de monte Tauro se enfrentaron a un ejército de unos 40.000 turcos y que estos se retiraron tras perder unos 18.000 hombres, aunque los números sean exagerados este texto es clave para conocer los avatares que sufrió la expedición.

El fin de Roger de Flor

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Roger de Flor

Sin embargo, la situación de los almogávares en el imperio no era cómoda. Por una parte, al parecer cometieron excesos con la población local, y por otra, parece que la ambición de Roger de Flor era grande y pretendía erigirse en soberano de los territorios conquistados. Finalmente, su creciente ambición e influencia despertaron la hostilidad de Miguel IX, hijo de Andrónico II y coemperador del imperio. Así que éste le hizo asesinar en Adrianópolis durante un banquete al que invitó junto con más de un centenar de jefes almogávares (5 de abril de 1305), y aniquiló posteriormente a las tropas almogávares en la ciudad y a todos los catalanes. Poco después Berenguer de Entenza, segundo al mando de la compañía, es capturado por los genoveses. Los Bizantinos pensaron que sin sus líderes la compañía estaba perdida, sin embargo, no sólo no pudieron acabar con ellos sino que los supervivientes, bajo el mando de Bernat de Rocafort, contraatacaron y arrasaron todo cuanto encontraron a su paso en Tracia y Macedonia. Estos hechos son conocidos como Venganza catalana. La Compañía acaba haciéndose fuerte en la región de Gallípoli, derrotando a los ejércitos del gran enemigo de la compañía, Miguel IX, en Brankhiálion y poco después en la decisiva batalla de Apros (20 de junio de 1305) donde casi pierde la vida el coemperador. Después de esta derrota, los ejércitos del emperador Bizantino no osaran oponerse más a la compañía.

Durante el 1306 la compañía se embarcará en una acción punitiva contra los alanos, artífices de la matanza de Adrianapolis, rechazando cualquier oferta de paz del emperador Andrónico II y retirándose posteriormente otra vez a Gallípoli.

Terminada su venganza, los almogávares, forman un consejo de gobierno, el Consejo de los Doce (Consell de Dotze). Poco después vuelve Berenguer de Entenza pero las cosas han cambiado, ahora el líder indiscutible de la Compañía es Bernat de Rocafort y la relación entre los dos derivará en una guerra civil entre partidarios de los dos bandos, esta acabará con la muerte de Entenza y el posterior liderato indiscutible de Rocafort (1307). Durante esta época los almogávares dejan la península de Gallípoli, saqueada durante años, y se trasladan hacia una región más occidental.

La península de Calcídica, con su forma de tridente fácilmente defendibles, es una zona ideal para los planes de Rocafort, y en una de la tres puntas (Cassandria) instalará su base la Compañía. Abandonados por todos acaban sometiéndose a su antiguo enemigo, el rey Carlos de Valois (31 de agosto 1307) y ocupando el mando estará Thibaut de Chepoy. El rey quiere usarlos en su campaña contra Constantinopla. Pero Bernat de Rocafort, lejos de someterse, ambicionaba convertirse en un señor feudal de la Grecia Latina, lo que le llevará a su muerte después de ser ajusticiado por el Consejo de los Doce (1308). Al año siguiente la Compañía rompe su relación con Carlos de Valois y se convierten en una fuerza mercenaria temida por todos. Abandonan Cassandria y son contratados por el duque de Atenas (1310), Walter de Brienne, para luchar contra sus enemigos de Tessalia. Durante el 1310, los almogávares y sus aliados turcos cumplieron a la perfección la misión que les fue encomendada. Conquistaron más de treinta plazas fuertes, ciudades importantes como Lamia, Demetrias, Domokós o Farsalia cayeron en manos del Ducado. Sin embargo, una vez realizado el trabajo, el barón franco se negó a pagarles y decidió deshacerse de ellos, los almogávares lo derrotarán en la decisiva batalla del río Cefis.

Una batalla decisiva

Desde el siglo XIX existe un debate histórico sobre donde se ubica exactamente esta batalla ya que las fuentes de la época no se ponen de acuerdo sobre su localización. En España la llamamos la batalla de Cefis y por ejemplo en la literatura Anglosajona se la conoce como la batalla de Almirós o Halmyrós. Lo que se sabe seguro es que ninguno de los dos bandos conocía las repercusiones que tendría esta batalla en los años posteriores.

Después de negarles la paga, el duque Brienne les ordena que abandonen las tierras conquistadas, la Compañía se niega y durante el invierno el duque reúne un ejército con lo más selecto de la caballería franca de oriente.

En la primavera del 1311, seguro de su victoria, se dirige al encuentro de los catalano-agoneses, inferiores en número. Consiguen arrinconarlos en el plano de Queronea, con el lago de Copais a sus espaldas.

Los Almogávares no tienen ninguna posibilidad contra la caballería franca. Además, para disgusto de la Compañía, sus aliados turcos se retiraron para esperar unirse después al ganador de la contienda. Al día siguiente (13 de Marzo de 1311) comienza la batalla, la caballería franca se organizó en tres cuerpos, iniciando la carga simultáneamente mientras la infantería guardaba la retaguardia.

Al aproximarse a unos cien metros de las líneas Almogávares caen en la trampa tendida por estos ya que sus caballos quedan clavados en el barro perdiendo la carga todo su empuje. Los almogávares habían trabajado toda la noche para desviar el cauce del río e inundar el campo de batalla. Este es el momento en el que aprovechan para masacrar a los caballeros francos. Mientras, su caballería rodea el pantano y ataca la infantería del duque con la ayuda de los turcos, que viendo la inminente victoria se unen a la masacre, dejando muy pocos supervivientes. Las perdidas Francas son enormes y el grueso de la nobleza franca cae exterminada, entre ellos el propio duque de Atenas Gualter de Brienne.

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El reino almogávar

Poco después, un caballero rosellonés, Roger Desllor, se convierte en el nuevo líder de la compañía. A partir de aquí sufren una transformación, dejan de ser un ejército mercenario y pasan a una vida sedentaria. Negándose a devolver el ducado a su legítimo heredero, el Papa los excomulga en 1318. Poniendo los territorios conquistados bajo la protección de Federico de Sicilia. En estos años aprovechan para ampliar sus territorios con Neopatria (las tierras del duque de Tesalia, muerto sin descendencia), convirtiendo a Tebas, capital de Beocia, en la capital catalano-aragonesa en Grecia durante casi todo el siglo XIV.

En 1331, un fuerte ejército armado en Francia con el beneplácito del Papa intenta recuperar Atenas, pero es derrotado. El dominio de los reyes de la Corona de Aragón sobre estos ducados se mantuvo hasta 1391.
Los almogávares siempre destacaron por su ferocidad y arrojo en la batalla lo que infundió el miedo tanto en sus aliados como en sus enemigos. Todavía hoy son recordados en las fiestas de moros y cristianos que se celebran al sur de Valencia, y han pasado a la imaginaria popular en forma de libros, cómics y películas.

Fuentes:
Almogàvers, La Historia; Ernesto Marcos.
Historia Militar de Catalunya, H.Hernández.
Crónicas de Ramon Muntaner.
La Wikipedia.


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