1. El origen de la idea

La idea de crear una unidad militar judía fue sugerida en un principio por Albert Nahumi (su verdadero nombre era Ariel Weits) a Luigi Longo, uno de los organizadores de las Brigadas Internacionales. Nahumi era un comunista francés que formaba parte del grupo de 14 judíos que partieron de París en octubre de 1936. Nahumi era un representante de la Comisión judía del Comité Central del Partido Comunista Francés.

Longo comunicó el entusiasmo de esta propuesta en la introducción de la obra de Gina Medem: Los judíos voluntarios de la libertad en la guerra civil de España, publicado en 1937.

Nahumi discutió la idea con André Marti, comunista francés y comandante de las Brigadas con base en Albacete. Se permitió a Nahumi que hiciera una llamada a los voluntarios judíos que estaban en las distintas unidades para que formaran una unidad exclusivamente judía. Pero según Longo el idioma sería una dificultad. Nahumi murió durante las acciones registradas en Madrid en 1937.

A pesar de estas dificultades, la idea de crear una unidad judía no fue abandonada. Se volvió a discutir durante una reunión de voluntarios en Albacete en mayo de 1937 entre todos los voluntarios judíos presentes. En agosto de 1937 se formó la Brigada Dombrowski.

El comunista Max Stark, quien había llegado a España procedente de Bélgica, retomó la idea y comunicó sus ideas a sus camaradas del Batallón Thälmann y a Gina Medem. La idea fue comunicada a otros judíos encuadrados en otras unidades y sometido a intensa discusión.
Según las memorias de Gershon Dua Borgen, algunos estaban a favor dado el pasado de los judíos en España y su persecución en tiempos de la Inquisición –con la cual se hacía un paralelismo en la coyuntura actual-, otros argumentaban que era más efectiva una lucha antifascista en las unidades ya establecidas; un tercer grupo esgrimía que dado el carácter racista de los fascismos, era una oportunidad única formar una unidad judía y combatir de esa manera el antisemitismo.

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2. La creación de la Compañía Botwin

La Compañía Botwin fue formada el 12 de diciembre de 1937 y encuadrada en la 13 Brigada Polaca Dombrowski del Batallón Palafox. La Compañía no era nueva en su totalidad, ya que aglutinaba a personal que ya estaba en activo en el batallón Palafox. La Compañía dependería del Comisariado Político establecido en Albacete.

Aparentemente iba en contra del ideario del KOMINTERN promover este tipo de unidades de carácter étnico, pero las presiones del Partido Comunista Francés jugó un papel primordial para materializar esta idea, ya que mantenía un estrecho contacto y comunicación fluída entre los voluntarios judíos que estaban luchando en España. Parte de esta red de comunicación dependía del periódico yiddish Naye Presse. Muchos de los periodistas de este diario estaban luchando en España, y numerosos combatientes judíos publicaban artículos y cartas en él.

La idea de una Compañía judía se discutió largamente en París en julio y agosto de 1937 y se decidió que Jacques Kaminsky, lider comunista francés, viajara a España a discutirlo con el mando de las Brigadas Internacionales y los mandos judíos de las unidades. Las conversaciones llegaron a buen término.

Al mismo tiempo se produjo una reforma en la Brigadas Internacionales, lo que permitió entre otras cosas, que el Batallón Dombrowski se convirtiera en Brigada, en la cual existían unidades independientes formadas por judíos y ucranianos.

Los motivos del apoyo del Partido Comunista a la formación de una Compañía judía según Sigmund Stein se explica por varios motivos:

-El valor propagandístico, ya que sería ejemplo para todos los judíos del mundo y serviría de modo de propagar la ideología comunista además de facilitar la recaudación de fondos.

-El Partido Comunista francés estaba integrado en buena parte por emigrantes, entre los que abundaban los judío-polacos y el organizar una compañía judía sería un buen aliciente para que fueran a combatir a España.

-La participación en la guerra española se veía además como una excelente manera de hacer “carrera” dentro del partido.

El 12 de diciembre de 1937, Mietek (comisario político de la Brigada Dombrowski) y Gershon Dua-Bogen acudieron a las trincheras de Tardienta –en el frente de Aragón- donde tenían sus posiciones. Su llegada fue comunicada por teléfono a Carol Gutman, comandante de la 2ª Compañía del Batallón Palafox. La ceremonia oficial de creación de la Compañía Botwin tuvo lugar en la trinchera donde estaba la sección dirigida por Shloyme Elboym. La “ceremonia” consistió en la lectura a través del teléfono de las siguientes palabras (ya que se estaba produciendo un ataque de las tropas nacionales):

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Discurso a los voluntarios:

“¡Camaradas soldados! ¡Camaradas oficiales y comandantes de la Brigada Dombrowski! ¡Camaradas voluntarios judíos!

Hoy, 12 de diciembre de 1937, se ha añadido a nuestra gloriosa y gran familia antifascista, la Compañía Naftali Botwin. Desde nuestra llegada a las tierras de España, nuestra brigada, y todos nuestros voluntarios, hemos sido primero como Compañía, más tarde como un batallón y ahora como Brigada, una gran familia fraternal compuesta por todos los combatientes: polacos, alemanes, ucranianos, bielorusos, judíos, húngaros, españoles y muchos más.

Todos nosotros, antifascistas, sin distinción de nacionalidad o convicciones políticas, estamos firmes en nuestra convicción de luchar duramente contra el fascismo, el racismo y el antisemitismo; de esforzarnos por liberar al pueblo de España y a la humanidad de la bestialidad fascista y la esclavitud.

Los antifascistas de todos los países os asisten en esta lucha por vuestra libertad y la nuestra.

Junto a los voluntarios de las Brigadas Internacionales, y en especial los de la Brigada Dombrowski, los voluntarios judíos de han distinguido por su heroísmo, su espíritu de lucha y su devoción por combatir al fascismo.

En Madrid, Guadalajara, Brunete y Zaragoza, allá donde nuestra brigada se encontrara, luchó siempre contra el enemigo mortal de la humanidad: el fascismo. Los voluntarios judíos siempre han estado en primera línea, dando ejemplo con su heroísmo y conciencia anti-fascista.

En honor al gran número e importancia de los voluntarios judíos de la Brigada Dombrowski, y para conmemorar a aquellos combatientes judíos que han caído por la libertad, hemos decidido que la Segunda Compañía del Batallón Palafox sea conocida como Compañía Judía Naftali Botwin.

El nombre de Botwin es de emocionado recuerdo para todos nosotros.

Botwin es el nombre de un trabajador judío de Polonia quien sacrificó su vida en la lucha contra la reacción y el fascismo, luchando heroicamente y muriendo heroicamente, sentenciado a muerte por un tribunal fascista.

Su nombre es un símbolo, y su vida un ejemplo, del esfuerzo de la población judía en busca de vuestra libertad y la nuestra, un símbolo de la solidaridad internacional y la hermandad entre las naciones.

El comandante de la 13a Brigada Dombrowski
Janek Barvinski

De este modo quedaba formada la compañía. Posteriormente Gershon Dua-Bogen pronunció un discurso (está posteado más arriba) y Janek Barwinsky y Stakh Matusthsahk firmaron los documentos que acreditaban la formación de la unidad.

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3. Composición y estadísticas

Desde sus inicios la Compañía Botwin fue una unidad mixta en cuanto a nacionalidades se refiere. La Compañía original estaba formada por aproximadamente 80 hombres, muchos de los cuales eran españoles con 10 judíos y 10 polacos. A lo largo de su historia fue cambiando y aumentando en números.

 

El número de los voluntarios que lucharon en la Compañía Botwin es un tema confuso. Algunos autores como Wuzek señalan 153. Pero según fuentes más recientes se puede señalar que alrededor de 200 voluntarios pasaron por las filas de la Compañía.

La Compañía recibió voluntarios judíos procedentes de diferentes nacionalidades: Alemania, Grecia, Polonia y dos árabes de Palestina. El caso más peculiar es el de un alemán que fue enviado a España en la Legión Cóndor y que tras desertar acabó formando parte de la Compañía Botwin.

El día de la formación de la Compañía, se celebró una conferencia en Paris en los locales del Yidisher Arbeter Sport Klub que reunió a miembros de las diferentes asociaciones judías de París. De este encuentro salió un nuevo contingente de voluntarios dispuestos a luchar en España. Fueron enviados a la base de entrenamiento de las Brigadas Internacionales en casa Ibáñez, donde la propia Compañía Botwin se había entrenado antes de partir hacia el Frente de Extremadura en 1938. En esta base recibieron entrenamiento militar y político.
Según Stein, el entrenamiento militar consistía en largas marchas por el campo. No se realizó ningún entrenamiento con armas de fuego.

4. La Compañía Botwin en acción

Tras el periodo de “instrucción” en Casa Ibáñez, la compañía y los refuerzos llegados de Paris fueron enviados al frente de Extremadura, donde entraron en acción por primera vez. La ofensiva fue desastrosa y la compañía sufrió enormes pérdidas: de 120 hombres solo sobrevivieron 20.

Según el relato de Stein, al inicio de la ofensiva, el comandante Karo, Gutman fue reemplazado por un oficial español. Se proporcionó armas solo a 10 hombres de la compañía, y el resto tuvo que cavar refugios –incluso con las manos- para soportar el bombardeo enemigo. Otro veterano, Wuzek, señala que no solo tenían carencia de armas, sino incluso de ropas. A pesar de esta situación, la Compañía estaba situada justo en el centro de las líneas republicanas y recibió todo el rigor del ataque de las tropas nacionales.

Tras la batalla en Extremadura, la compañía de la cual solo quedaban 18 judíos, fue reforzada con elementos españoles y polacos. El comandante Gutman, murió durante la batalla y fue reemplazado por el polaco Tadeus Shliakhta. La Compañía fue enviada al Frente de Aragón, donde pasó a ser dirigida por Leon Rubinstein y a donde llegaron nuevos voluntarios judíos y se incorporaron también más españoles.
La Compañía participó en las batallas de Belchite, Lesera y Caspe. En esta ultima Rubistein y Misha Reger –comisario político- fueron heridos. El lugar de Rubistein fue ocupado por Galant. Tras la batalla, la Compañía fue enviada a tomar posiciones cerca de Lérida. En este momento Moshe Safir, quien era capitán en la Brigada Lincoln, pasó a ser nuevo comandante de la Compañía. Se incorporaron nuevos voluntarios sumando una fuerza de 120 hombres. Durante la batalla de Lérida, Safir fue herido de gravedad y murió. Su lugar fue ocupado por Emmanuel Mink.

Alrededor del mes de abril la Compañía fue trasladada al Ebro, estableciendo sus posiciones en Pradel, donde permanecieron hasta julio de 1938. Mink fue trasladado –en realidad enviado a un curso de entrenamiento para oficiales- y sustituido por Moshe Halbersberg, antiguo miembro de la Legión Extranjera. La Compañía recibió más personal judío y español. Durante la Batalla del Ebro, Halbersberg cayó en combate, Mink ocupó de nuevo el mando de la compañía.

En la primavera de 1938 estaban luchando en el frente de Aragon, en la zona del Ebro. El presidente de la Generalitat –Lluis Companys- los recibió con éstas palabras: “Esta Compañía, en cuya bandera están bordadas las letras hebreas, forja un eslabón de oro en el combate de la España Republicana junto al capítulo judío de nuestra historia brutalmente cortado por la Inquisición Católica”

El valor de la Compañía Botwin era conocido en el frente, lo que les hizo merecedores del nombre: “Di royte teyvelonim”, esto es: diablos rojos.

El ultimo voluntario brigadista que murió en España fue un miembro de la Compañía Botwin: Haskel Honigstein, a quien se le hizo un funeral de Estado por parte del Gobierno republicano. Con posterioridad a este episodio, la Compañía Botwin sufrió las consecuencias de la represión de Stalin quien en 1938 acusó al Partido Comunista Polaco de ser traidores a la causa.

Cuando cayó el gobierno republicano, los miembros de la Compañía cruzaron a Francia. Al igual que los judíos alemanes e italianos que habían combatido en las Brigadas Internacionales, no pudieron regresar a su país –Polonia- donde además se les había privado de su ciudadanía. Permanecieron internados en los campos franceses en condiciones pésimas, y solo cuando Alemania invadió Francia pudieron compartir su experiencia de lucha al integrarse en unidades de la Resistencia de Francia y Bélgica.

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5. Retirada

Tras pelear en diferentes batallas, la Compañía Botwin terminó su servicio en Parafruel, cerca de la frontera con Francia.
A pesar de desmovilizarse a las Brigadas Internacionales, algunos miembros de la Compañía decidieron continuar en España y continuar la lucha junto a las fuerzas republicanas. Tuvieron un papel destacado cubriendo la retirada de las fuerzas republicanas y la población civil hacia Francia. Cuando cruzaron la frontera fueron desarmados e internados, los que regresaron a la Unión Soviética fueron enviados a campos de concentración (gulags). Como triste curiosidad: los ex - botwin que consiguieron regresar a Polonia tras la 2GM fueron expulsados de este país tras la Guerra de los Seis Días.

6. Vida social y cultural

La Compañía Botwin tuvo una vida cultural muy activa sobre todo durante su estancia Pradel antes de la ofensiva del Ebro. La casa que ocuparon fue decorada intentando crear un “Estilo Yiddish” tal y como denominaron los miembros de la compañía. El lugar fue llamado Kashrilevke, en honor a una ciudad ficticia que aparece en una novela de Sholem Aleichem. Incluso se efectuaron competiciones de diseño y decoración entre las diferentes secciones de la Compañía.

Se erigieron monumentos a los camaradas caídos en batalla, se organizó un coro, encuentros deportivos, murales y sobresalió la creación de un periódico: el Botwin.

Ya en agosto de 1937 apareció el primer periódico en yiddish Frayhaytskemfer, iniciativa personal de un judío lituano llamado Brayer y que trabajaba en el cuartel general de las Brigadas Internacionales en Albacete. Esta publicación defendía la democracia y arremetía contra el racismo y el fascismo que estaba dominando a buena parte de Europa. La intención de Brayer era que este periódico sirviera para unir a “todos los judíos de todos los países”.

En cuanto al periódico Botwin, sólo se publicaron 7 números, los tres últimos después de la disolución de las Brigadas. El Botwin, tenía un carácter interno, es decir, destinado a los miembros de la Compañía, y obviamente tenía un carácter propagandístico, estando supervisado cada número por un comisario político. La calidad de la publicación fue señalada por otro periódico publicado, en esta ocasión, por los judíos americanos (Morgn Frayhayt) con estas palabras: “Un periódico peculiar. Desde sus páginas aparece un nuevo tipo de héroe judío, que se convertirá mientras viva, en una leyenda: el luchador por la libertad”

El tono del Botwin era siempre optimista, lo que contrastaba con la realidad militar. Por otro lado, los redactores del Botwin habían pensado en que la publicación se hiciera llegar a otros colectivos judíos que formaban parte de otras brigadas, pero los altos mandos de las Brigadas Internacionales desestimaron la idea por considerar que promovería el “nacionalismo judío”.

7. Comunicación con el exterior

El Comité judío del Partido Comunista francés organizó una serie de actos destinados a apoyar y conseguir solidaridad con los miembros de la Compañía Botwin. En mayo de 1937, un comité discutió acerca de abrir un museo dedicado a los voluntarios judíos, como anteproyecto en septiembre del mismo año se inauguró una exposición. El periódico Naye Presse incluyó una columna en la que se informaba de las acciones de los voluntarios judíos lo que animó a más voluntarios a alistarse. El ideólogo comunista Diamant publicó una serie de artículos en los que apelaba a los judíos a que lucharan en la guerra de España.

En estos artículos se desarrollaron una serie de ideas, a saber:

La lucha en España era en efecto una lucha contra la dominación fascista que estaba extendiéndose por Europa, una lucha por mantener la democracia.

La lucha de los judíos en España se vería como una lucha de este pueblo en contra de los idearios discriminadores de Alemania, Polonia, Rumanía; en definitiva una lucha contra el antisemitismo. Para ello en los artículos Diamant identificaba al bando de Franco con los tiempos oscuros de la Inquisisición.

La lucha de estos voluntarios venía a ilustrar la idea de “Luchadores por la Democracia”

La lucha en España suponía una ocasión única para apelar por una unidad entre todos los judíos de todas las naciones, ya que los voluntarios judíos provenían de diferentes sectores ideológicos y estaban unidos por una causa común.

El apoyo desde el exterior fue organizado desde París. Se creo un Comité de Solidaridad Judeo-Español que organizó el envío de ropa, tabaco, así como recolecta de dinero para comprar armas. Incluso consiguió una ambulancia que fue enviada al frente en abril de 1937.

En cuanto al esfuerzo propagandístico, Naye Prese se convirtió en el portavoz de los voluntarios de la Compañía Botwin con el resto de las comunidades judías. El alcance de estos esfuerzos llegaron incluso hasta Costa Rica.

Junto a estos aspectos oficiales, la correspondencia de los voluntarios de la Compañía Botwin se convirtió en un testimonio de la lucha que estaban desarrollando y el coste que pagaban por ello, cuya prueba más evidente era lo que el periodista Shneiderman denominó “el cementerio de cartas de Albacete”, es decir, los centenares de cartas remitidas por esposas, hijos, novias,etc… a los voluntarios y que no se habían entregado debido a la muerte de estos en combate. En este contexto, destaca la anécdota contada por Stein, según él recibió una carta del padre de los hermanos Jaffe, quienes habían acudido desde Palestina a luchar por la causa de la república – la de la democracia- y habían muerto en acción. El padre de los muchachos reconocía el sacrificio hecho por sus hijos y estaba dispuesto a permitir que su tercer y ultimo hijo acudiera a luchar también por “la causa de la libertad de pensamiento”.

Referencias Bibliográficas:

Ponencia: “Jewish Diaspora Fighting Units” de Benis M. Frank del Departamento de Historia del U.S. Marine Corps.
Tesis de maestría (inédita): Germen Zaagsma: Jewish volunteers in the Spanish Civil War: a case study of the Botwin Company. Presentada en la Universidad de Londres, Dpto. de Lenguas Orientales.