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Combate entre los ashigarus de Ii Naomasa y los del regimiento negro de los Hōjō, Odawara 1590 (Howard Gerrard).
 
Hōjō Ujimasa, el diplomático.
 
Ya hemos visto como Ujimasa (nacido en 1538) había asumido nominalmente el mando del clan en 1560, compartiéndolo de facto con su padre a pesar de su supuesto retiro. Lo mismo sucedería entre Ujimasa y su hijo Ujinao (nacido en 1562). Ujimasa abdicaría en 1580 pero de facto seguiría al frente del clan hasta su fin, compartiendo el liderazgo con su hijo.
 
Una vez sólo, Ujimasa tuvo que emprender el camino de la diplomacia, algo que inicialmente dio sus frutos. Se logró la ansiada paz con los Takeda que supuso un alivio después de años de estragos, aun a costa de enemistarse de nuevo con Uesugi Kenshin que volvió a realizar incursiones en territorio Hōjō Como parte de la alianza con Shingen, Ujimasa tuvo que despachar 2.000 hombres en 1572 a asistir en la campaña contra Ieyasu Tokugawa.
 
En general Ujimasa pudo dedicarse a consolidar la posición de su clan durante buena parte de la década de 1570. Shingen moriría en 1573 y Kenshin en 1578. La muerte de este último supuso la vuelta del conflicto. La disputa por la sucesión dentro del clan Uesugi (Kenshin no había tenido hijos) enfrentó a Uesugi Kagetora con Uesugi Kagekatsu.
 
El clan Hōjō apoyó a Kagetora, ya que este había nacido dentro del propio clan antes de ser adoptado por Kenshin, en el marco de unas negociaciones de paz. Tradicionalmente se ha presentado a Kagetora como Hōjō Ujihide, el hijo mas joven de Ujiyasu; aunque parece que hay evidencias de que esto es un error, pudiendo haber sido por ejemplo un hijo de Hōjō Tsunanari. Por contra Kagekatsu encontró apoyo exterior en el nuevo daimyō takeda: Takeda Katsuyori, lo que supuso la ruptura de la alianza Hōjō-Takeda. La sucesión se resolvió a favor de Kagekatsu, que consiguió reunir mayor apoyo interno dentro del clan e imponerse a Kagetora.
 
Los Takeda y los Hōjō se enfrentarían durante varios años a lo largo de la costa de Izu, con participación tanto de fuerzas terrestres como de fuerzas navales. La principal batalla tuvo lugar en Omosu (1580) cuando las fuerzas de Ujimasa atacaron a las de Katsuyori, aunque se habla de una victoria hōjō parece que la batalla estuvo lejos de ser decisiva.
En cualquier caos, los Takeda tenían las horas contadas y desaparecerían en 1582 cuando sus territorios fueran invadidos y conquistados por un ejército Oda-Tokugawa.
 
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Hōjō Ujimasa (izquierda) y Hōjō Ujinao (derecha).
 
 

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Castillo de Nagahama (Gentaro Kagawa), base naval en la bahía de Suruga desde la que operaron las fuerzas navales hōjō en su lucha con las takeda.
 
Los últimos triunfos: Kanagawa.
 
La destrucción de los Takeda era un reflejo del cambio de los tiempos. Oda Nobunaga (1534-1582) se había convertido en la fuerza dominante del país, y el proceso de unificación estaba en marcha aunque probablemente los Hōjō no fueran del todo conscientes. De lo que sí eran conscientes es de que ahora tenían en sus fronteras a un poderoso rival. Los intentos de acercarse a Nobunaga fueron vanos ya que éste fue asesinado por un vasallo en 1582.
Los Hōjō aprovecharon la confusión dentro del clan Oda para lanzarse contra Takigawa Kazumasu. Kazumasu era un general Oda que había destacado en la destrucción del clan Takeda, y Nobunaga lo había instalado en la provincia de Kozuke, con el mandato de vigilar la región del Kantō 
El ejército Hōjō bajo el mando del propio Hōjō Ujinao, acompañado por su tío Hōjō Ujikuni, reunió una impresionante fuerza de 56.000 hombres, y se dirigió hacia la frontera entre Musashi y Kozuke. Las tropas hōjō batieron a los cerca de 20.000 hombres de Kazumasu en la batalla de Kanagawa (1582), y éste se vio obligado a abandonar la región, mientras los Hōjō se hacían con Kozuke.
 
El vacío creado en la región, tras Kanagawa, impulsó a Tokugawa Ieyasu a internarse en las provincias de Kai y Shinano. Hubo varios choques fronterizos entre los Hōjō y los Takeda, pero finalmente se llegó a un acuerdo. Los Hōjō recibieron algunas tierras en Kai, y se concertó una boda entre una hija de Ieyasu y Hōjō Ujinao. 
 
Ujimasa y Ujinao creyeron tener su flanco occidental firmemente controlado, pero estaban equivocados. La sucesión en el clan Oda culminó con el ascenso de Toyotomi Hideyoshi, un hombre que había empezado de ashigaru y ascendido hasta general, y que acabó absorbiendo el clan de su antiguo señor y se hizo cargo de su legado. Hideyoshi e Ieyasu combatieron en la inconcluyente campaña de Komaki (1584), y éste último acabó aceptando aliarse con Hideyoshi asumiendo una posición subordinada. 
 
Parece que Ujimasa y Ujinao confiaban en que los problemas en el Oeste, les dieran tiempo a seguir extendiendo sus dominios incluso más allá del Kantō En 1584 su objetivo fue el clan Satake, pero un gran ejército hōjō fue derrotado por Satake Yoshishige en Numajiri (Shimotsuke), al parecer gracias al uso masivo y acertado de armas de fuego. 
Los Satake y los Uesugi, tenían buenas relaciones con Toyotomi Hideyoshi, lo que incrementó en los Hojo una sensación de aislamiento. De momento Hideyoshi estaba concentrado en el Oeste, pero una vez sometidos los clanes occidentales volvió sus miras hacia el último gran clan independiente que quedaba en Japón: los Hojo.
 
 
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Castillo de Numata (Kozuke); estratégico castillo que se disputaron los Sanada y los Hōjō, hasta que Hideyoshi optó por cedérselo a los Hōjō a cambio de que los Sanada obtuvieran el castillo de Nagurumi.
 
 
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Extensión del poder de los Hōjō en tiempos de Ujimasa.
 
 

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Estandartes de Hōjō Ujimasa (Emmanuel Valerio).
 
 
El (3er) sitio de Odawara.
 
Lo más inteligente hubiera sido someterse a Hideyoshi pero los Hōjō mantuvieron una actitud desafiante. A partir de 1587 empezaron a preparar sus defensas, reuniendo a sus guerreros que sumarían al menos 50.000. Una cifra en cualquier caso insuficiente si se compara con los 200.000 que Hideyoshi había reunido en su última campaña, pudiendo reunir ahora sin problemas una cifra mayor.
En diciembre de 1589, Hideyoshi se hartó de las maniobras de los Hōjō. Aparentemente Ujimasa había prometido acudir a Kioto a rendir vasallaje a Hideyoshi (o al menos así lo había entendido éste) y no había cumplido. No sólo eso sino que los Hōjō habían atacado el castillo de Nagurumi (Kozuke) perteneciente al clan Sanada, vasallos desde hace poco de Hideyoshi.
 
En abril de 1590 estaban completados los preparativos para invadir las tierras Hōjō. Fueron movilizados 200.000 hombres, incluidos cerca de 30.000 que tenía que proveer Tokugawa Ieyasu (para demostrar su lealtad a Hideyoshi). Ujinao propuso enfrentarse directamente a la invasión, probablemente su intención no era tanto dar una batalla campal sino hacer uso de la red de fortalezas hōjō para por un lado contener a los atacantes y por otro atacar a cuerpos separados. Sin embargo se impusieron Ujimasa y otros consejeros: los Hōjō retiraron la mayoría de sus fuerzas a su fortaleza de Odawara. A costa de reforzar Odawara, la mayoría de los castillos hōjō vieron reducida su guarnición al mínimo, y tendrían que aguantar sin confiar en la llegada de socorros.
Odawara estaba pues bien defendida y aprovisionada, por lo que los dirigentes hōjō confiaban en que el enorme ejército de Hideyoshi, incapaz de tomar la fortaleza al asalto se tuviera que retirar eventualmente por falta de suministros. 
 
Estaba claro que los Hōjō no acababan de entender a lo que se enfrentaban. Hideyoshi no era un daimyō más; era un meticuloso y prudente general que tenía acceso a grandes recursos y sabía como utilizarlos. La logística de la campaña fue impresionante para la época, y Hideyoshi ordenó almacenar 200.000 koku de arroz para sus hombres (un koku de arroz era teóricamente lo que consumía un hombre durante un año), así como grandes cantidades de forraje. Además de crear una red de almacenes, se reunió una flota de cargueros que debía acompañar al ejército.
 
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Campaña de Odawara.
 
 
Las fuerzas navales de Hideyoshi se ocuparon de que la escuadra hōjō no molestara, y pusieron sitio por mar a la base naval de Shimoda (Izu). Shimoda estaba defendida por apenas 600 hombres pero los sitiadores no parece que se decidieran a asaltarla, y la fortaleza aguantó hasta que cayó la propia Odawara.
 
El camino principal de la invasión terrestre era la ruta del Tokaido, y antes de llegar a Odawara se encontraba la fortaleza clave de Yamanaka en la ruta del Tokaido cerca del estratégico paso Hakone. Yamanaka contaba con una respetable guarnición de 3.000 hombres, bajo el mando de Hōjō Ujikatu, que se esperaba suficiente para contener un tiempo al enemigo. Sin embargo el ejército enemigo contaba con 50.000, bajo el mando de Toyotomi Hidetsugu (y Tokugawa Ieyasu), y éste no estaba dispuesto a perder tiempo asediando Yamanaka. El castillo fue tomado en sólo medio día tras un brutal asalto. La ruta occidental hacia Odawaraquedó despejada.
Aun así quedaban castillos en Izu por conquistar, y una fuerza de 40.000 hombres (Oda Nobukatsu) fue enviada a tomar la antigua sede familiar de Nirayama, defendida por Hōjō Ujinori con 3600 hombres. El viejo castillo de Sōun, aguantó un sitio de 3 meses, rindiéndose mas o menos en la misma época de Odawara; también es verdad que a diferencia de Yamanaka no representaba una amenaza.
 
 

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Asedio del castillo de Yamanaka.
 
 
El sitio de Odawara empezó en mayo, tras haber despejado la ruta del Tokaido. A las fuerzas terrestres se unieron fuerzas navales para cerrar el bloqueo por todos lados. Hideyoshi no tenía intención de desperdiciar guerreros en sangrientos asaltos, y como ya hemos comentado venía preparado para un largo asedio. Confiaba en que se resolvería para finales de año, pero si se prolongaba estaba tan bien preparado para ello.
Las tropas toyotomi y aliadas cavaron un doble foso para cercar a Odawara, y a partir de ahí tenían poco que hacer. A Hideyoshi le preocupaba que una prolongada inactividad llevara a su heterogéneo ejército a buscar bronca entre sí, y además quería mostrar a los defensores su determinación a esperar lo que hiciera falta. Por todo ello, Hideyoshi transformó el campamento de sitio en una verdadera “ciudad” a la que acudieron mercaderes, artesanos, músicos, bailarinas, cortesanas e incluso las propias esposas de muchos samuráis. Los sitiadores se dedicaron a festejar mientras los sitiados en sus parapetos rumiaban su triste situación.
Aun así algunos sitiadores seguían deseando otro tipo de emociones, y por ejemplo las tropas de Ii Naomasa (vasallo de Ieyasu) se las apañaron para librar alguna escaramuza con los defensores, sin mayor trascendencia que la de probarse a si mismos como guerreros.
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Donde si había algo mas de lucha era en otros frentes. Junto a la de Tokaido, la otra ruta principal de invasión era a través de Kozuke hacia Musashi, por el que sería conocido más tarde como camino Nakasendo entre Edo y Kioto. 
 
En dicha ruta el principal obstáculo era el castillo de Hachigata. El cuerpo encargado de despajar ese camino, eran los 35.000 hombres de Maeda Toshiie y Uesugi Kagekatsu. Hachigata estaba defendido por Hōjō Ujikuni con 3.000 hombres, que consiguieron resistir durante un mes. Finalmente Ujikuni se rindió, bajo la condición de que se respetara la vida de sus hombres.
 
Tras tomar Hachigata, ambos generales se dirigieron (en junio) hasta el castillo de Hachiōji (Musashi), cerca del paso Kobosatsu. Hachioji era uno de los últimos castillos levantados por los Hojo. Se empezó a construir en 1572 como respuesta a la invasión de Takeda Shingen, con el objetivo de controlar la ruta hacia Kai, y estaba situado en una montaña. Su comandante era Hōjō Ujiteru, pero había partido para Odawara, por lo que su guarnición era limitada. El sitio duró un sólo día, ya que el castillo fue tomado al asalto a pesar de la tenaz resistencia de los defensores. Al ver todo perdido muchos guerreros y sus familiares se suicidaron; muchas mujeres se arrojaron a una cascada cercana y se dice que el agua corría roja de sangre. La noticia de la caída de Hachiōji, desalentó a la escasa guarnición del castillo de Tsukui, el otro gran castillo hojo fronterizo con Kai, que optó por la rendición.
 
 
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El sitio de Hachiōji.
 
 
Aunque se trataban de objetivos secundarios, varias fuerzas fueran despachadas a someter los castillos hōjō en las fronteras orientales, asi como someter a clanes todavía aliados a los Hōjō. Honda Tadakatsu (vasallo de Ieyasu) marchó contra el clan Chiba en Shimōsa, conquistando su fortaleza de Sakura y sometiendo al clan. 
 
Peor suerte tuvo Ishida Mitsunari que había empezado bien su campaña conquistando el castillo de Tatebayashi, pero “naufragó” cuando se dirigió contra el castillo de Oshi del clan Narita. Su lider, Narita Ujinaga, se encontraba en Odawara sirviendo a los Hōjō; asi que la defensa recayó en su hija: Kaihime (y su hermano pequeño). Mitsunari contaba con 23.000 hombres frente a los 600 guerreros y 2.000 campesinos que guarnecían Oshi. 
 
Oshi era un castillo rodeado de marismas, que dificultaban el ataque. Tras ver rechazados varios asaltos, Mitsunari optó por utilizar una estrategia que su señor Hideyoshi había usado con éxito en el pasado: inundar un castillo desviando con diques el flujo de los ríos. Las tropas toyotomi construyeron enormes diques, y una enorme cantidad de agua anegó la zona, pero eso no impresionó mucho a los defensores que se limitaron a asumir que su castillo ahora había pasado a “flotar” en medio de un lago. Oshi no se rindió hasta que le llegaron noticias de la caída de Odawara.
 
Odawara aguantó hasta comienzos de agosto. No es que se hubieran agotado los abundantes suministros, sino que las noticias eran desalentadoras. Los castillos hōjō iban cayendo, y los sitiadores vivían a cuerpo de rey sin mostrar signos de que fueran a pasar penurias en un futuro. El 4 de agosto, los Hōjō comunicaron a Hideyoshi su rendición incondicional.
 
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El sitio de Oshi (el “castillo flotante”).
 
El destino del clan.
 
Quedaba por ver, cual sería el destino del clan Hōjō. Hideyoshi había sido benévolo en el pasado con algunos de sus enemigos, permitiéndoles seguir existiendo una vez que lo habían reconocido como amo. No iba a ser el caso de los Hōjō.
 
A Ujimasa y su hermano Ujiteru se les obligó a suicidarse. A Ujinao se le ahorró el cometer seppuku gracias a la intercesión de su suegro, Ieyasu. Ujinao fue exiliado y murió en 1591 sin haber tenido descendencia. Hideyoshi no acabó con todos los Hōjō, otros hermanos de Ujimasa como Ujikuni (que se rindió en Hachigata) y Ujinori (que había defendido Nirayama) fueron perdonados. Los Hōjō supervivientes fueron desposeídos de sus tierras y compensados con pequeños feudos en sitios donde no pudieran volver a ser peligrosos.
 
Para las tierras Hōjō, cinco provincias y parte de otras tres, Hideyoshi tenía un gran plan diseñado. Se las ofreció a Tokugawa Ieyasu, a cambio de que abandonara sus propias provincias. Se trataba de un regalo envenenado que Ieyasu no podía rechazar sin generar suspicacias. Hideyoshi conseguía alejar al peligroso Ieyasu del centro de Japón, además de separarlo de una población leal (aunque sus principales vasallos le siguieron al Kantō). Por otra parte, Ieyasu era un hombre paciente y vio las posibilidades que le ofrecía la región de Kantō. Tomando como base la buena administración hōjō, consiguió mejorarla y hacerse aun más fuerte, y cuando llegó el momento supo aprovechar la situación. En 1600, los samuráis de Kantō, marcharían bajo el estandarte Tokugawa hacia la victoria en Sekigahara. 
 
Ieyasu decidió no quedarse con Odawara como capital, y en su lugar eligió Edo como nueva capital. Edo crecería con el tiempo hasta convertirse en la actual Tokyo.
 
 
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Tumbas de los líderes Hōjō, en Sōun-ji. 
 
 
 
Bibliografía:
 
A History of Japan, 1334-1615. George Samson.
Japanese castles, AD 250-1540. Stephen Turnbull.
La saga de los samuráis: los Takeda de Kai. Terje Solum.
Los Hōjō de Odawara (Desperta Ferro Historia Moderna nº 5). Stephen Turnbull.
Samurai, an illustrated history. Mitsuo Kure.
Samurai armies, 1467-1649 (Osprey Battle Orders 36). Stephen Turnbull.