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ImagenHorace Vernet: carga de los coraceros. El coracero que sostiene una bandera austriaca capturada no está montado precisamente en un caballo de gran alzada.
 
5. Organización.
 
Los regimientos de coraceros contaban inicialmente con 4 escuadrones, cada uno de ellos dividido en 2 compañías. Los 3 primeros escuadrones eran los escuadrones “de batalla” y el 4º era el de “depósito”, y generalmente permanecía en el depósito regimental entrenando a los reclutas que irían al resto de escuadrones. 
 
En el verano de 1806, Napoleón decide reforzar a los coraceros con un 5º escuadrón. Sus respectivas compañías se crean en octubre y diciembre de ese año; y el decreto que confirmó la existencia de dicho escuadrón tuvo lugar en marzo de 1807. El escuadrón “extra” tendría una vida azarosa. Tras la paz de Friedland y el acantonamiento de las divisiones de coraceros, se decidió utilizarlos para formar 3 regimientos provisionales en 1807-1808 de cara a su envío a España. A finales de 1809 serían oficialmente disueltos los quintos escuadrones (con excepción del del 13º regimiento), pero fueron recuperados para la campaña de 1812 en Rusia; siendo vueltos a eliminar de cara a la reconstrucción de los regimientos en 1813.
 
En 1803 los regimientos se componían de 657 hombres para tiempo de paz y 706 para tiempo de guerra. Para 1806, habían pasado a estar compuestos por 820 hombres. Con la temporal incorporación de otro escuadrón llegaron a tener 1040 hombres. Por supuesto una cosa eran las cifras teóricas y otra la realidad.
 
Los regimientos contaban con un estado mayor regimental que ascendía en 1806 a 20 hombres. 
 
El comandante del regimiento era un coronel (rango recuperado por Napoleón en sustitución del revolucionario “chef de brigade”). El segundo oficial en rango era el “major”, que quedaba a cargo del depósito del regimiento. Asistiendo al coronel había 2 jefes de escuadrón (“chefs d´escadron”), que en realidad no comandaban escuadrones, sino que era un rango que había sustituido al antiguo teniente-coronel. Los jefes de escuadrón servían de lugartenientes en el manejo del regimiento; pudiendo asimismo asumir el mando de un destacamento formado por una o más compañías.
El staff regimental contaba con varios ayudantes, así como con un “brigadier-trompette”, que era el encargado de instruir a los trompetas del regimiento. 
 
Adicionalmente dicho staff incluía personal especializado, como un oficial que ejercía de tesorero, así como los miembros del servicio médico (1 “chirurgien-major”, 1 ayudante y 2 auxiliares), o los dedicados a “oficios” como guarnicionería, veterinaria...
 
Los escuadrones no tenían un mando propio, sino que el mando lo ejercía el capitán de mayor antigüedad de las dos compañías que lo componían. Una compañía de coraceros/carabineros se componía en 1806 de 100 hombres: 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente (2 a partir de 1809), 5 sargentos, 9 cabos, 1 trompeta y 82 “coraceros/carabineros”.
 
 

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Alex Cabaret. Uniformes del estado mayor regimental del 1º de Coraceros, 1815.
 
 

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Alex Cabaret. Uniformes de un improvisado estado mayor a nivel de escuadrón en base a personal del estado mayor regimental; 1º Coraceros, 1815.
 
 

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Alex Cabaret. Uniformes y distintivos de las compañías de coraceros; 1º Coraceros, 1815.

 

 

 

6. Tropa y oficiales.
 
Los coraceros y carabineros eran apodados los "gros frères" (grandes hermanos) y los "gros talons" (grandes tacones); términos que se podían generalizar a toda la caballería pesada, formada por hombres grandes enfundados en botas altas. A su vez el término "gros lolo" (gran pecho) se convirtió en un término en argot para referirse a un coracero.
 
Los coraceros, al igual que el ejército en general, nutrían sus filas con los nuevos conscriptos de cada año y unos cuantos voluntarios. En cada leva, los conscriptos eran clasificados; separando a los más altos y robustos, aquellos que eran considerados aptos para las unidades de élite. A la hora de distribuirlos, normalmente por altura, carabineros y (tras ellos) coraceros tenían preferencia. En 1806 la altura de los jinetes pesados quedó establecida en un rango de 1,7 a 1,8 metros; superando normalmente los 1,73.
 
En general, las regiones de preferencia para encontrar hombres “altos” para las unidades eran los departamentos del norte y este de Francia. Cuando el Imperio se expandió e incorporó nuevos departamentos adyacentes, coraceros y carabineros no hicieron ascos a incorporar reclutas de dichas zonas, mientras cumplieran los requisitos físicos.
 
A partir de 5 años de servicio el soldado napoleónico podía en teoría ser licenciado; pero a efectos prácticos en el periodo 1804-1814 la licencia era sólo por motivos médicos. Con los años de servicio, el soldado iba ganando “galons d'ancienneté” en forma de chevrón que se lucía en la manga. Uno a los 10 años, dos a los 15 y tres a los 20.
 
La promoción entre las filas de los soldados y los suboficiales era responsabilidad del coronel del regimiento, siendo a veces simplemente por una cuestión de antigüedad. Eran raros los intercambios entre regimientos, salvo en el caso de que se consiguiera una recomendación. 
 
Muchos oficiales provenían directamente de la tropa. Como requisito se pedía que el soldado supiera leer y escribir. A ese respecto hay una anécdota de al menos una excepción hecha por el propio Napoleón: al revistar a los caballería en 1807 se encontró con la imponente figura del maréchal-des-logis chef Chambrotte del 1º de Carabineros. Chambrotte era un condecorado veterano que tenía “43 años de servicio” ya que se había unido a los propios carabineros de niño como “enfant de troupe” (en 1773); cuando se le preguntó que de donde era, Chambrotte no pudo mas que afirmar que su hogar era el estandarte del escuadrón. Napoleón cuestionó por qué un hombre como él no era oficial, y al ser informado de que no sabía leer ni escribir, preguntó al oficial al mando que dejando aparte eso ¿si era un buen hombre? Fue el propio Chambrotte el que se apresuró a contestar que sí que lo era, y Napoleón le ascendió a oficial en el acto. 
 
A partir de 1806, y especialmente desde 1809 con la creación de la Ecole Imperiale de Cavalerie de Saint-Germain, las filas de oficiales se empezaron a nutrir también de jóvenes que habían pasado por las escuelas imperiales. Sin embargo estos últimos no accedían directamente al puesto de oficial sino que se les obligaba a pasar por todos los rango, teniendo además que hacer exámenes para los rangos de “brigadier” (cabo) y “maréchal des logis” (sargento).
 
La promoción entre los oficiales, podía implicar en un principio el cambiar de regimiento de caballería, pasando a veces de unidades pesadas a las de dragones o ligeras y viceversa. Esto se consideró poco práctico debido a las diferencias tácticas entre armas. Al avanzar el periodo se procuró que todos los oficiales (hasta el rango de coronel) de la caballería pesada promocionaran dentro de ella. En caso de moverse a la Guardia Imperial, lo serían a la unidad pesada correspondiente: los Grenadiers à Cheval.
A la hora de progresar en la carrera de oficial había un puesto especialmente señalado. El coronel del regimiento escogía entre los capitanes o tenientes más prometedores del regimiento a 2 “adjudant-majors”, cuya misión era transmitir ordenes y hacer cumplir ciertas órdenes genérales. Dicho cargo era considerado una excelente escuela para oficiales superiores, y en el caso de un teniente que accedía a dicho cargo recibía automáticamente el rango de capitán si aguantaba 18 meses en él.
 
 
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P. Benigni. Oficial y coraceros del 3º, realizando instrucción a caballo; 1804-1805. 
 
 

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P. Benigni. Joven recluta de coraceros en 1813.
 
 

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C. Vernet. Coraceros del 2º jugando a los bolos; 1812. 
 
 
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P. Benigni. Dos barbudos carabineros, en el de la derecha se puede observar en su manga el triple chevron que denota sus más de 20 años de servicios.
 

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C. Vernet. Oficiales del 7º de coraceros, 1812. Los oficiales posan delante de un exótico decorado de ambiente egipcio que contrasta con la campaña en la que están a punto de participar.
 

 

7. Caballos.
 
Las regulaciones francesas establecían que la alzada mínima de los caballos de coraceros/carabineros era de 15,1 manos (1,55 metros). Asimismo había teóricamente una alzada máxima de 15,3 manos (1,6 metros), ya que se estimaba que era difícil para los jinetes subirse a caballos más altos debido a lo ajustado de sus pantalones de monta y el peso de las corazas.
 
El problema era que no era fácil encontrar en Francia suficientes monturas adecuadas. En la propia Francia, las remontas de caballos pesados se solían hacer con ejemplares de zona de Normandía, siendo una de las razas favoritas la Boulonnais. También se procuraban comprar caballos en las regiones alemanas de Hannover y Holstein (holsteiner). El nº de caballos alemanes aumentó cuando se consiguió acceso directo a las yeguadas alemanas tras las conquistas napoleónicas. Una de las razas favoritas pasó a ser la de Mecklemburg, en 1813 se ordenó reservar los caballos de esta región para la reconstrucción de la caballería pesada. 
 
Aun así, En 1812 se tuvo que reducir la alzada mínima en media pulgada, y al año siguiente en otra pulgada, dejándola en 15 manos (1,524 metros).
 
La victoria sobre Prusia en 1806 supuso la captura de numerosos ejemplares de caballos prusianos y sajones. Entre ellos había como no buenos caballos pesados que fueron utilizados para remontar a la caballería pesada en el invierno de 1806-1807. Sin embargo no deja de ser llamativo que más de la mitad de los caballos capturados nunca llegaran a los depósitos de remonta por una combinación de negligencias y malversaciones, por lo que al final en la gran remonta de ese invierno de la caballería francesa sólo un pequeño porcentaje eran caballos capturados: en torno al 20% del total de nuevos ejemplares de la caballería. Al parecer muchos ejemplares capturados fueron revendidos de manera ilegal por sus “vigilantes” mientras que otros fueron directamente utilizados como “comida”; a ello hay que añadir otras causas como los robos, extravíos o muerte natural del animal antes de ser entregado al depósito.
 
Los caballos demandaban una gran cantidad de alimento, especialmente los grandes caballos de la caballería pesada. El habitual sistema de vivir del terreno de los ejércitos franceses, se reveló un grave problema en el invierno de 1806-1807, con serias dificultades para conseguir forraje para la caballería y la perdida de muchos animales por falta de adecuada alimentación. Aunque Napoleón tomó nota de los fallos logísticos, la naturaleza de la campaña de 1812 supuso unos problemas insuperables y de nuevo la perdida de numerosos ejemplares durante una dura campaña, mucho antes de la desastrosa retirada. Los grandes caballos sufrieron especialmente a causa de la sed, y la pobre dieta: la cantidad de cólicos, diarreas y constipados era enorme; y las muertes pronto se volvieron alarmantes.
 
En campañas como la de 1807 y la de 1812, las graves bajas en monturas provocaban que hubiera que apañarse con lo que se tuviera a mano, aunque fueran pequeños caballos locales. En 1807 Gonneville, por entonces teniente del 6º de Coraceros, fue capturado precisamente cuando se ocupaba de forrajear para la unidad. A su vuelta, tuvo que hacerse con varios caballos -la mayoría de los oficiales estaban obligados a tener 2-3 caballos-, obteniéndo por un lado “un caballo de Ucrania tan ligero como un pájaro y que nunca se cansaba”, después otro al que define como “ordinario” y finalmente un caballo adicional en la forma de un caballo cosaco que había sido dejado atrás por haber sido herido.
 
Se ha hecho famosa la supuesta negligencia de la caballería francesa en el cuidado de sus caballos. Ciertamente a sus aliados polacos les sorprendía el escaso celo que detectaban en muchos de sus colegas franceses a la hora del cuidado de sus monturas. 
Curiosamente las regulaciones básicas francesas al respecto, redactadas en 1788, eran muy avanzadas, y se considera que Gran Bretaña no alcanzó un nivel similar hasta el impulso dado por el capitán Nolan a mediados de siglo. Otra cosa era la practica real, en especial la falta de conocimientos de los nuevos reclutas; o la falta de adecuado sustento en campaña por mucho que las regulaciones establecieran la dieta y las raciones a dar a los caballos.
 
Coraceros y carabineros como unidades de élite parece que cuidaban algo mejor de sus caballos que otras unidades. Así frente a comentarios preocupantes de varias unidades sobre el estado de sus caballos en la concentración del ejército para la campaña de 1812, tenemos el testimonio contrapuesto de un sargento del 2º de Coraceros de que la marcha a través de Alemania hasta el frente había sido apacible para las monturas y que las unidades estaban en un estado excelente de forma. 
 
 

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R. Knötel. Carabinero a la altura de 1805, montado en un enorme caballo negro. El negro era el color “típico” de los caballos de carabineros, aunque más adelante se tuvieron que conformar con monturas de otras tonalidades.
 
 

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P. Benigni. Coracero del 11º se toma un descanso mientras el caballo come, 1805.

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A. Lalauze. Coraceros dando descanso a sus monturas. Se puede comparar la alzada de sus caballos con la del jinete ligero (probablemente un ayudante de campo) que pasa a su lado.
 
 

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Coracero montando a caballo.
 
 

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C. Vernet. Un “farrier” herrando un caballo del 1º de carabineros con la ayuda de un cabo, 1812.