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Justo Jimeno Bazaga. Lucha en las calles de Madrid.
 
13. España (I): “Los Provisionales”.
 
En otoño de 1807 Napoleón está organizando la campaña de “Portugal”. El 16 de octubre ordena la creación de una brigada de caballería pesada compuesta por 2 regimientos provisionales. Dichos regimientos -a cuyo frente se pone a un “major” en vez de a un coronel- están formados por destacamentos (de los quintos escuadrones) de los 2 regimientos de carabineros y de 8 de los 12 de coraceros. Para el mando de la brigada es designado el general Rigaud. El destino final de la brigada no fue Portugal sino Madrid.
 
En enero de 1808 se añadió un tercer regimiento, en base a destacamentos de los 4 regimientos de coraceros restantes (cuyos quintos escuadrones se encontraban en Italia). Dicha unidad no marcha a reunirse con sus hermanos, sino que se integra en la brigada Bessières, cuyo destino es Barcelona.
 
Madrid (2-V).
El 2 de mayo de 1808 pilla a la brigada de coraceros en Madrid, formando parte del 2º Cuerpo de Observación de la Gironda del general Dupont. Los coraceros se encontraban acuartelados en los Caranbacheles (municipios que por entonces no formaban parte de Madrid) y van a ser una de las fuerzas convocadas para reprimir a los madrileños. Reciben ordenes de cerrar el acceso por la Puerta de Toledo y penetrar en Madrid. Al llegar a la Puerta de Toledo la encuentran defendida por una muchedumbre de hombres y mujeres de los barrios cercanos y tienen que tomarla al asalto. Suben por la calle de Toledo y cargan contra la multitud reunida en la Plaza de la Cebada para finalmente llegar a la Plaza Mayor.
 
2º Provisional.
Al generalizarse el levantamiento el destino de los dos regimientos de la brigada Rigaud sería diferente. El 2º provisional permanece asignado a Dupont y participa en su fatídica campaña de Bailén.
 
Mengibar (16- VII).
La fuerza francesa presente en esta acción contaba con un nutrido destacamento de coraceros, bajo el mando del general La Grange: unos 400. Los coraceros intervienen en un momento crítico cuando los franceses se están replegando de la superior fuerza española de Reding y el general al mando, Gobert, cae herido. Su preocupado sucesor, el general Dufour, temiendo que sus fuerzas se vinieran abajo, ordenó a los coraceros cargar para frenar el avance español.
 
La Grange carga al frente de tal vez unos 200 coraceros del 2º provisional, encabezados por un escuadrón del 9º de Coraceros. Al paso le sale la caballería española, con el propio Reding al frente. Los jinetes españoles se desordenan al ponerse al galope mientras que los coraceros avanzan al trote. La caballería española es desbaratada y corre a refugiarse entre la infantería vecina, que no tiene tiempo a formar adecuadamente. La línea española es brevemente rota por una parte de los coraceros pero rápidamente se rehace y los coraceros que la han penetrado reciben un fuego devastador por todos lados. La rehecha caballería española contracarga y persigue a los coraceros que huyen. 
 
Aunque la carga, en palabras de un oficial francés, no tuvo los brillantes resultados que se esperaban, el caso es que dio un respiro a los franceses para organizar su repliegue. Al menos 3 oficiales del 2º Provisional (todos ellos del 9º regimiento) resultan muertos/heridos. 
 
Bailén (19-VII).
El grueso del 2º provisional, que constituían la “brigada” La Grange, tras participar en Mengibar acompañaron a la división Vedel, por lo que no participaron en la batalla. Junto a Dupont, únicamente quedaba en torno a un escuadrón o poco más del regimiento (150 sables aprox.), agregado a la brigada de dragones Privé. Dicho contingente se llegó a fraccionar ya que Dupont solicitó unos cuantos coraceros para reforzar su escolta de dragones.
 
A pesar de su escaso número, los coraceros tendrían una presencia destacada en la batalla. Su momento de mayor lucimiento fue durante el primer ataque de la caballería de Privé al ala izquierda española. El escuadrón de coraceros seguido por un destacamento de dragones, consiguió flanquear de manera inadvertida (aprovechando el relieve del terreno) la posición española. De repente bajaron desde un cerro sobre el flanco de una fuerza española que se replegaba ante la presión francesa. El regimiento de caballería España se retiró dejando desprotegido al regimiento Provincial de Ciudad Real que fue desorganizado y cuyos hombres tuvieron que buscar refugio entre los olivares. Los coraceros se dispersaron entre dichos olivares y ahora sí el regimiento España actuó, contracargando con éxito, siendo salvados los coraceros por los dragones franceses.
 
Un grupo de coraceros (tal vez un pelotón) también tuvieron tiempo de estar presentes en medio del polémico incidente del enfrentamiento entre suizos al servicio de Francia y suizos al servicio de España. En medio del desorden que se generó al creer los del lado español que los otros venían a desertar, los coraceros aprovecharon para cargar y tomaron una de las banderas del regimiento español Reding nº 3, antes de que los soldados del regimiento se pudieran reorganizar.
 
En cuanto a los coraceros de la escolta de Dupont; estos junto a los dragones participaron en una carga durante el ataque general a la línea española. Estando concentrada toda la caballería francesa en las alas, dicha escolta era la única unidad montada a la que recurrir ante la presencia de caballería española en el centro en forma del regimiento Farnesio que acosaba a una unidad de infantería francesa. Los jinetes españoles fueron perseguidos hasta una batería, pero ahí se les acabó el fuelle a los franceses y los de Farnesio contraatacan. En medio de la batería, con los artilleros luchando con lanadas y espeques contra coraceros y dragones, se produjo una melé en la que salieron victoriosos los españoles.
 
Como es bien sabido, la batalla acabó con la rendición de Dupont, en la que se incluyeron a las tropas de Vedel. El grueso del 2º regimiento provisional cae prisionero y desaparece. La parte del regimiento no presente en la campaña se une al 1er regimiento provisional.
 
3º Provisional.
Siguiendo con la mala costumbre de fraccionar a los coraceros, el no muy nutrido 3º provisional (en torno a 400 sables) va a operar normalmente durante los años 1808-1809 en pequeños destacamentos, siendo una parte importante de la guarnición de Barcelona. Los coraceros van a estar presentes en múltiples acciones, la mayoría de poca entidad. Se pueden mencionar entre ellas a la famosa emboscada del Bruc a la brigada Schwartz (06-VI-1808). También están presentes en la batalla de Molins de Rei (21-XII-1808).
La desgracia para el regimiento viene en el invierno de 1808-1809. En la acción de San Feliú (24-XII) tienen 45 bajas y en la de Mollet (21/01) un escuadrón es capturado casi por completo. 
Después no hay muchas noticias del regimiento, tal vez por que se suele confundir con el 13º, pero todavía en abril de 1810 se le menciona con la designación de un nuevo coronel (Pierre de Rolland).
En principio el regimiento sería disuelto en 1811, y es de suponer que sus supervivientes se integrarían finalmente en el famoso 13º.
 
1º Provisional.
Cuando el 2º provisional marchó hacia Andalucía, el 1º quedó atrás. Un destacamento participó en la batalla de Medina de Rioseco (14-VII). Replegado al otro lado del Ebro, al hilo del repliegue francés tras la derrota de Bailén, el regimiento es transformado en el 13º de Coraceros (octubre de 1808). En realidad la orden inicial de Napoleón es la de hacer un regimiento a partir de todos los regimientos provisionales de caballería pesada existentes en España. En la práctica eso supuso transformar el 2º en el 13º pues como hemos visto del 1º ya poco quedaba y el 3º siguió teniendo vida independiente durante un tiempo.
 
El 13º estuvo presente en la batalla de Tudela (23-XI) como parte de la brigada Digeon, que en principio apenas fue empeñada en el combate mas que para la persecución de los españoles. Un escuadrón de marcha de coraceros estaba integrado con húsares y lanceros del Vïstula en la brigada Wathier, y es posible que sean ellos a los que se refiere un testigo durante la retirada: “se nos echaron encima los Polacos lanceros, los húsares y los granaderos a cavallo (sic) franceses, cogiéndonos ya sin formación ninguna”. Sí había carabineros en dicho escuadrón de marcha, serían fácilmente confundibles con granaderos a caballo. Las Tablas Martinien recogen 3 oficiales del 13º heridos en Tudela.
El caso es que los coraceros parecen haberse ganado una especial reputación entre los fugitivos españoles, pues ya hemos visto al comenzar el tema, la proclama de Palafox, en la que los pone como ejemplo de grito derrotista: “que vienen los coraceros, que nos cortan”.
Los coraceros participan en el segundo sitio de Zaragoza, no como tropa de asalto sino como parte del cordón para aislar la ciudad. Al finalizar dicho sitio, permanecen integrados en la caballería del III Cuerpo; cuerpo cuyo mando asume Suchet, general con el que pasaran a estar asociados por el resto de la guerra.

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J.A. Gros. Retrato del “sous-lieutenant” Charles Legrand del 9º de Coraceros. Charles (hijo del general Legrand) moriría durante los sucesos del 2 de Mayo.
 
 
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Estampa de finales del XIX dedicada al Episodio de Bailén (Hª de Europa de Emilio de Castelar). Visión romántica y llena errores.
 
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F. Vela. Bailén, el “sous-lieutenant” de coraceros Chustait captura una bandera española. Los jinetes de Privé capturaron dos banderas, una por parte de los dragones y otra por los coraceros. En la ilustración se muestra como capturada por los coraceros una del regimiento Jaén, pero los testimonios parecen apuntar a que en realidad la que capturaron fue una de las del Reding nº 3.
 

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D. Muñoz y Cuesta. “El juego de cartas”. Un coracero y un dragón, en su tiempo de asueto.

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D. Muñoz y Cuesta. “El interrogatorio”. Tropas francesas, entre ellas varios coraceros, durante un interrogatorio en España

 

 

 

14. España (II): Los coraceros de Suchet.
 
En mayo de 1809, cuando Suchet asume el mando del III Cuerpo, se encuentra con una caballería (general Wathier) formada por básicamente por el 13º de Coraceros (+/- 500 sables) y el 4º de Húsares (junto a un escuadrón de lanceros polacos), regimiento con el compartiría muchas de sus aventuras. Al final, y tras la desaparición del 3º provisional, el 13º quedó como único regimiento de coraceros operando en España. A pesar de que los coraceros estaban pensados para actuar “en masse”, el solitario regimiento se iba a ganar una excelente reputación por su papel en las batallas de María, Margalef y Sagunto.
 
María.
Dos escuadrones de la unidad están presentes en el desastroso debut de Suchet en Alcañiz (23-V), no teniendo mayor protagonismo que cubrir la retirada. 
 
Un papel bastante más relevante va a tener el regimiento (4 escuadrones, 480 sables) en la batalla de María (15-VI). La brigada Wathier recibe la orden de cargar por el camino Zaragoza-María. Húsares y coraceros arrollan a la brigada de caballería española O´Donoju. La carga continúa hasta el puente de María que es tomado, apoderándose de una batería española que lo guardaba. Los coraceros tienen al menos dos oficiales heridos durante la batalla. Estarían de nuevo presentes en Belchite (18-VI), pero enviados junto a una fuerza de flanqueo se perderían la acción en sí.
A continuación el regimiento sería utilizado, generalmente de manera fraccionada, en misiones contra-guerrilla en la zona de Aragón. Misiones poco apropiadas para los coraceros, y que se cobran una sangría en hombres y caballos. Así tenemos que el 1 de noviembre, el regimiento se encuentra en Daroca y sus 4 escuadrones reducidos a una fuerza operativa de 298 hombres.
 
Margalef.
En enero de 1810, le llegan al 13º ingentes refuerzos traídos por el 2º regimiento de marcha. Se trata de coraceros procedentes de la disolución de los quintos escuadrones del resto de regimientos (el 5º escuadrón del 13º se salva y se mantiene activo en Francia). En teoría el regimiento llega a un tope de fuerza de 1.100 hombres, aunque en la realidad son algunos menos y en unos cuantos meses el regimiento quedara reducido a un tamaño más normal.
 
La unidad participa en el sitio de Lérida (abril-mayo), siendo protagonista en el combate de Margalef (23-IV), librado contra las fuerzas que acudían en socorro de la ciudad. Los coraceros (cerca de 450 sables) se encontraban abrevando a sus caballos, cuando reciben el aviso de que tienen que montar a toda prisa y unirse a la columna Musnier. Una columna española es localizada reagrupándose en Margalef y los coraceros son enviados a cargar, acompañados por una batería a caballo. La débil caballería española presente se vino abajo, permitiendo un avance cómodo de los coraceros sobre el flanco de la línea española -que al parecer estaba ejecutando un cambio de columna a línea- a la que acometieron arrollando varios batallones que fueron capturados casi por entero por la infantería que seguía a los coraceros. Uno de dichos batallones era uno suizo (Wimpffen) que consiguió contener un tiempo a los coraceros permitiendo a una parte de las fuerzas españolas la retirada. La brillante acción se salda sólo con 17 bajas.
 
A lo largo de 1810, el regimiento seguiría participando de nuevo en numerosas pequeñas acciones de “control del territorio”.
 
Ulldecona.
La mayor parte del tiempo la pasaría el regimiento librando pequeñas acciones de “control del territorio” a lo largo de Aragón y más tarde Valencia; acciones en las que participaban pequeños destacamentos del regimiento.
 
Algunas de ellas podía llegar a ser tan sangrienta como una batalla. En el combate de Ulldecona (12-IV-1811) los coraceros (57 según los franceses, 80-90 según el parte español) libran una reñida acción con el regimiento de Dragones del Rey (unos 200). Los coraceros sufren 17 bajas, incluido su comandante, el chef d´escadron Robinchon, que los españoles dan por muerto aunque sus hombres consiguen retirarle herido del campo de batalla. Según el parte español de la acción, los coraceros se salvaron de la aniquilación por la llegada de un destacamento de húsares. Lo cierto es que ambas partes se atribuyen la victoria.
 
Sagunto.
El gran triunfo francés en el año de 1811 es el de Sagunto (25-X), con protagonismo del 13º. Integrados en la brigada Boussart, hay presentes 3 escuadrones (350 sables). Hay un momento crítico en la batalla en que se suceden en el centro de la lucha una carga del 4º de húsares (al parecer apoyada por un escuadrón de coraceros) y un contraataque español a manos de la caballería española que pone en fuga a los húsares y en peligro a la infantería francesa. Suchet ordena a los coraceros cargar, siendo herido en ese mismo momento. En sus memorias, Gonneville -comandante de unos de los escuadrones del 13º- se atribuye todo el mérito de lanzar la que iba a ser una devastadora carga, que hace huir en desbandada a la caballería española (cayendo prisioneros los generales Caro y Loy), siendo atropellada la infantería adyacente y recuperando los coraceros varias piezas de artillería que se habían perdido en la derrota previa de los húsares. El centro español quedó roto. Los coraceros sufren 20 bajas (entre ellas 3 oficiales).
 
Las dos batallas de Castalla.
Un par de escuadrones del 13º (180 sables) están presentes en el combate (1ª batalla) de Castalla. (21-VII-1812) Tambaleándose las fuerzas españolas por un ataque de flanco de los dragones franceses, los coraceros -recién llegados desde Ibi- lanzan un ataque frontal en apoyo del avance de dos batallones de infantería. La caballería española opuesta vuelve grupas y la infantería es arrollada por coraceros y dragones, que además toman un par de cañones españoles. Tras la brillante carga los coraceros dejan a los dragones la explotación del éxito y regresan a toda prisa hacia Ibi, amenazada por otro destacamento de tropas españolas.
 
Tras Castalla, sólo hay un puñado de pequeñas acciones durante los siguientes 9 meses. De nuevo vuelve a haber una batalla (2ª) en Castalla (13-IV), esta vez contra un combinado de fuerzas anglo-hispanas. El terreno es poco propicio para la caballería, y el papel del 13º limitado a uno de apoyo y de cubrir la retirada francesa tras su derrota.
 
Ordal.
La última actuación relevante del 13º en España se va a dar en el combate de Ordal-Vilafranca (12 y 13-IX-1813). Los coraceros intervinieron cuando Suchet comprobó que las fuerzas aliadas se estaban retirando. Por dos veces cargaron junto a los húsares -y apoyados por una batería a caballo-, pero la caballería británica -integrada por una mezcolanza de escuadrones británicos (20º dragones ligeros), alemanes (Húsares de Brünswick), sicilianos y multinacionales (Húsares “Extranjeros”)- se interpuso. Aunque superados, los jinetes británicos ganaron tiempo para que la infantería se fuera retirando, de posición en posición y rechazando con su fuego a algunos jinetes que consiguieron acercarse. 
 
Tras unos meses de calma, el 13º de Coraceros abandona el territorio español a finales de enero de 1814.

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Courcelle & Girbal. El 13º de Coraceros en Daroca, finales de 1809. Daroca sirvió como una de las bases principales de los coraceros desde septiembre de 1809 y a lo largo de 1810.

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D. Muñoz y Cuesta. Coraceros patrullando por España.
 
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P.A. Leroux. Coracero del 13º.
 
 

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C. Warner. Suchet herido en Sagunto (1811) junto a un corneta del 13º (acaba de ordenar una carga) y un ayudante de campo. 

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P. Benigni. Coracero del 13º.

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A. García Pinto. Carga de dragones y coraceros contra la artillería española en la 1ª batalla d