Imprimir
Categoría de nivel principal o raíz: Artículos
Visto: 5563

1. Las fragatas de la segunda mitad del siglo XVIII.

En la primera mitad del siglo XVIII nos encontramos con fragatas de una gran variedad de formas. Las había pequeñas de una sola cubierta (fragatas ligeras o fragatillas) y de dos cubiertas; estas últimas en multitud de configuraciones. Las dos cubiertas podían dedicarse a llevar artillería, alcanzando los 44-50 cañones en las fragatas de dos puentes más grandes, siendo verdaderos “mini-navíos de línea”. También estaban las “demi-batteries”, en las que la cubierta inferior no estaba completamente equipada con artillería, usándose sólo para un puñado de piezas. Asimismo no era raro que en el diseño de las fragatas se incorporaran portas para el uso auxiliar de remos. 

La artillería principal de las fragatas -sin contar las pequeñas piezas de alcázar y castillos- iba normalmente desde las piezas de a 6 libras la bala hasta las de a 12; aunque excepcionalmente había fragatas equipadas con cañones de a 18. 


Zoom in (real dimensions: 1200 x 396)Imagen
Sección de una fragata típica “clásica”. Por encima de la bodega, está la cubierta del sollado y por encima de ésta tenemos la cubierta artillería.



El inicio de la era de la “fragata clásica” a vela se suele situar en 1741, con la botadura de la francesa Medèe, armada con 26 cañones de 8 libras. Diseñada por Blaise Ollivier, la Medèe se caracterizaba por proporcionar una vía de evolución para las fragatas. En realidad no era un diseño revolucionario, ya que incorporaba elementos ya existentes, y el propio Ollivier no fue muy consciente en un primer momento de que su diseño había marcado un hito en la historia naval.

La nueva fragata ligera de 8 libras se caracterizaba por tener dos cubiertas, pero la cubierta inferior estaba dedicada a funciones de sollado (o equivalente), para el acomodo de la tripulación. Frente a las antiguas fragatas sin sollado, el espacio extra era algo bien recibido, sobre todo de cara a cuando una fragata emprendía un largo crucero. No sólo era más cómodo para la tripulación, sino que se podían almacenar más suministros (no sólo en la bodega). El destinar la cubierta inferior a sollado permitía reducir la altura entrepuentes, ya que no había que preocuparse de la altura para potenciales portas; manteniendo a su vez la batería principal alta lo que en caso mal tiempo era una ventaja contra aquellas naves que portaran la artillería principal en una cubierta que no se alzara mucho sobre la línea de flotación. 

La consiguiente reducción en altura total respecto a las antiguas fragatas de dos cubiertas, ya de por sí la hacía más marinera que estas. Pero además, Ollivier redujo los pesos altos, reduciendo las superestructuras y dejando la cubierta superior lo más despejada posible. En la Medèe, llegó al extremo de suprimir los cañones ligeros del alcázar; pero esta característica no prosperaría en posteriores modelos.

Aunque paralelamente, Ollivier presentó también un modelo más pequeño de 6 libras -siguiendo el mismo concepto-, el nuevo modelo de fragata con batería de 8 libras se impuso rápidamente como modelo normalizado. Esto sucedió no sólo en Francia, sino que fue copiado en el resto de armadas principales europeas. De hecho la propia Medèe fue capturada en 1744 por los británicos, que también capturaron algún otro de los primeros modelos de nueva fragata ligera francesa. El equivalente británico a la fragata de 8 libras sería la equipada con piezas de 9 libras, que dada la diferencia de peso entra la libra británica y la francesa venía a ser lo mismo. Para el inicio de las Guerras Napoleónicas, dicho calibre ya se había quedado pequeño y se consideraba más propio de “corbeta”; de hecho la última fragata francesa de 8 libras fue botada en 1774 (Alcmène).


Zoom in (real dimensions: 1252 x 613)Imagen
J. Boudriot. Perfil de proa y popa de la fragata francesa de 30 cañones, Renommée (1744); con batería de 8 libras.


Zoom in (real dimensions: 585 x 800)Imagen
Maqueta (Museo Naval de Madrid) de la fragata española de 30 cañones, Diana (1792); con batería de 12 libras.

Aunque en un primer momento no descartaba la posibilidad de que se siguieran produciendo fragatas de dos puentes, con batería principal de 12 libras, Ollivier pronto propuso aplicar el mismo concepto de una única cubierta de batería también para este calibre. La precursora sería la Hermione (1749), construida por Pierre Morineau. El modelo cobraría fuerza hacia el final de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), cuando tanto Francia como Gran Bretaña pasaron a botarlas en gran número, hasta el punto de desplazar a la fragata de 8 libras que se fue quedando “pequeña”.

El reinado de la fragata de 12 libras se vino abajo con la irrupción de la todavía más potente fragata de 18 libras; con una pegada de entre un 50% y un 60% más fuerte (además de cañones de un mayor calibre podía llevar alguno más por su mayor tamaño). El calibre de 18 libras no era un completo desconocido en el mundo de las fragatas, pero había sido bastante excepcional. Sorprendentemente el movimiento hacia la adopción generalizada de este calibre vino por parte de la habitualmente conservadora administración naval británica (siempre suspicaz ante peticiones de naves más grandes ya que normalmente implicaban un mayor gasto presupuestario). 

Habiéndose declarado la guerra en 1778, la intención declarada era que las nuevas fragatas “excedieran en fortaleza a cualquiera en uso por parte de los franceses”. Una vez decididos, los británicos botaron dos modelos diferentes como prueba. Uno era la fragata de 36 cañones Flora (1780), según diseño de John William; y el otro la (algo mayor) fragata de 38 cañones Minerva (1780), diseño de Edward Hunt.
Los franceses no tardaron en seguir la estela, y de hecho ya se habían planteado diseñar fragatas para piezas de 18 libras, allá por 1762; e incluso habían acabado teniendo un par de ellas, aunque de manera un tanto imprevista porque no habían sido diseñadas como tales. En 1782 se botaron las dos primeras unidades de fragatas de 38/40 cañones de lo que se ha venido en llamar “clase Hébé”, diseño de Jacques-Noël Sané. 

La fragata de 18 libras sería el arquetipo de fragata napoleónica, construida en gran número durante el periodo. Ya de por sí potente, con sus piezas de 18 libras en la batería principal, la aparición de piezas ligeras de gran calibre como eran las carronadas o los obuses navales para complementar/sustituir parte de su artillería, las dotó de todavía una mayor potencia de fuego.


Zoom in (real dimensions: 2067 x 1725)Imagen
Maqueta de la fragata británica de 38 cañones, Diana (1794); con batería de 18 libras.


Zoom in (real dimensions: 1280 x 610)Imagen
Maqueta (Royal Museums Greenwich) de la fragata francesa de 40 cañones, Gloire (1803); con batería de 18 libras. 


En la escala naval de calibres, el siguiente al de 18 libras era el de 24. Otra cosa era la conveniencia de utilizarlo a bordo de una fragata. El cañón largo de 24 libras era un clásico de los navíos de línea; calibre principal de los navíos de línea más pequeños, también era usado como calibre de batería secundaria en algunos de los más grandes. 
Mayor pegada siempre era una buena cosa, pero también había que tener en cuenta las implicaciones. Cada aumento de tamaño implicaba mayores costes. Las fragatas debían crecer para acomodar piezas más grandes; y en el caso de las fragatas de 24 libras eso las llevaba hacia unas esloras aumentadas que implicaban riesgos estructurales, al hacerlas más propensas a sufrir debido a los esfuerzos de arrufo y quebranto, haciéndolas más caras proporcionalmente de mantener.

No sólo había que aumentar la eslora (y manga en proporción), para tener espacio de maniobra para las piezas; sino que había que aumentar a su vez el grosor y anchura de las maderas de los elementos principales del buque, tanto costados como cubiertas debían de ser capaces de soportar el peso y el retroceso de las pesadas piezas.

Cañones más pesados implicaban a su vez mayor dotación, por un lado para manejar los cañones y por otro para marinar naves más grandes y con mayores arboladuras.

No dejaba de existir otra alternativa, de la que veremos ejemplos, la de aligerar las piezas de 24 libras en vez de aumentar el tamaño de la nave.

Por último hay que señalar que aun cuando los calibres de 12-18-24 libras eran generalizados en todas las principales armadas, el peso en sí de la libra podía variar de país a país. Así la libra británica pesaba 453,60 gramos, mientras que la francesa pesaba 489,50 gramos. Ya hemos visto que el equivalente británico al 8 francés era el 9 libras. En el caso español, lo curioso es que no se empleaba la libra española (460,80) en artillería, sino directamente la francesa.


Zoom in (real dimensions: 738 x 750)Imagen
J. Bodriot. Evolución de las fragatas “clásicas”. En el caso del modelo de 24 libras, el perfil es mas bien el "post-napoleónico"


Imagen
F.H. Chapman. El diseñador sueco ilustró en su Architectura Navalis Mercatoria los efectos del viento sobre una nave de guerra, en este caso una fragata. Se puede ver la importancia de mantener una batería alta que pudiese operar a pesar de la inclinación. Lo ideal en un combate fragata contra fragata era situarse a barlovento del rival (por el lado de donde viene el viento), lo que le permitía “imponer” el momento y distancia del combate. En el combate en sí, el situarse a barlovento, permitía que los disparos al casco pudieran impactar bajo la línea de flotación (al atacar el lado que se elevaba) y que el humo fuera empujado hacia el rival. Asimismo se podían recargar los cañones más rápido ya que el retroceso era menor al estar la cubierta inclinada hacia las portas. Los efectos para el rival eran los contrarios.

2. Las precursoras: las fragatas de Boux.

Mucho antes de la adopción sistemática de las fragatas de 18 libras, en Francia se discutió sobre si había un “nicho” para una fragata de 24 libras. En 1768, Francia se estaba planteando reiniciar la construcción de navíos de dos puentes de 50 cañones, con cañones de 24 libras en su batería principal. Aunque ya no se consideraban aptos para el combate en línea, países como Gran Bretaña los seguían fabricando para su uso como “cruceros” en aguas lejanas de la metrópoli y escolta de convoyes.

Ante la petición de nuevos diseños de navíos de 50 cañones, el teniente de navío Boux respondió con el de una fragata de 38 cañones, con 26 piezas de 24 libras en su cubierta de artillería, las mismas que tenía un navío de línea de 64 cañones en su batería principal y 4 más que las que tenía un navío de 50 cañones. Las fragatas tenían prácticamente el mismo desplazamiento (287 toneladas menos) que los navíos de 50 cañones pero prometían ser mucho mas marineras; con mayor eslora y menor altura (una cubierta menos). Además había más espacio para almacenar suministros (hasta un año de víveres no perecederos) y necesitaban menos tripulación.

Se concluyó que las “grandes” fragatas serían capaces de esquivar a los navíos de mayor porte y escoger con ventaja a sus adversarios. En un mundo plagado por entonces de fragatas de 12 libras, poco tenían que temer de rivales menores. Aun así la enorme desproporción de coste (de construcción y mantenimiento en servicio) respecto a las fragatas de 12 libras provocó que no se consideraran económicas para su empleo en cruceros desde aguas metropolitanas, estipulando que su uso ideal sería como “naves capitales” en lejanas aguas coloniales.

La propuesta de Boux fue finalmente aceptada, y se aprobó la construcción de dos fragatas de 24 libras para su uso en aguas del Índico, en las que Francia tenía varias colonias.

Por desgracia, un cambio en la administración naval francesa supuso que Boux se quedara sin valedores y cayera en desgracia. Se botaron dos fragatas: Pourvoyeuse (1772) y Consolante (1775), pero la nueva administración vio con recelo el concepto (al parecer por una mezcla de celos y venganza). Al equiparse lo hicieron con cañones de 18 y no de 24 libras, y se destinaron inicialmente al servicio “en flûte ” como transportes/naves almacén armados, con armamento reducido. 

Aun así, llegado el momento, si acabaron destinadas en el Índico, participando en la campaña de Suffren durante la Guerra de Independencia Americana, aunque sin llegar a recibir nunca el armamento para el que habían sido concebidas. Aun cuando sirvieran con cañones de 18 libras no dejaban de ser una rareza, en una época en la que todavía no se había planteado el adoptar el modelo “de 18 libras” como modelo normalizado de fragata. 

Características de la “clase Pourvoyeuse”.
Astillero: Lorient. 
Periodo de servicio: Pourvoyeuse, 1773-1786/1794; Consolante, 1776-1784/1785.
Dimensiones: 50,02 (eslora) x 12,37 (manga) x 5,22 (puntal).
Armamento (previsto): 26 cañones de 24 libras (cubierta) y 12 de 8 libras (alcázar y castillo).

3. Las fragatas “Bellona” de Chapman.

Correspondería a Suecia el honor de ser la primera en poner en servicio fragatas de 24 libras. En este caso no se trataba de buscar un crucero “para aguas lejanas” sino un concepto completamente diferente: un refuerzo para la propia escuadra de batalla.
Con objeto de reforzar rápidamente la escuadra sueca de cara a una guerra con Rusia, el destacado diseñador Frederik H. Chapman diseñó un binomio en base a la construcción de los 10 navíos de línea de 62 cañones (clase Kronprins Gustaf Adolph o Wasa “mejorada”) y de las 10 fragatas pesadas de 40 cañones de la “clase Bellona”. La idea era que las Bellona pudieran, en caso de necesidad, formar parte de la línea de batalla.

Los navíos debían armarse con cañones de 24 libras “en tiempo de paz” y las fragatas con cañones de 18. En caso de guerra, ambas clases debían reamarse con cañones de 36 y 24 respectivamente, con la salvedad de que estos cañones no serían los típicos cañones “largos”, sino versiones “cortas”. Los cañones cortos (a veces también llamados “medios”), venían a ser una solución intermedia entre las ligeras carronadas, y los pesados cañones largos. Se sacrificaba alcance (y poder de penetración a larga distancia) a cambio de ligereza y velocidad de disparo. Los suecos consideraron que, al menos en el marco de la guerra naval en el Báltico, el combate a larga distancia no era demasiado relevante. 

Al final, mas que rearmarse en bloque en tiempo de guerra, parece que la decisión tomada fue que se fueran equipando con cañones cortos de 24 libras, según estos fueran estando disponibles. A partir de 1783 se fueron proveyendo piezas, pero la última fragata no estuvo equipada con ellos hasta fecha tan tardía como 1800. Por tanto no todas las Bellona habrían librado la guerra de 1788-1790, con armamento pesado, pero no sabemos exactamente cuales fueron.


Zoom in (real dimensions: 1210 x 385)Imagen
Planos de la fragata Venus.


Zoom in (real dimensions: 1183 x 656)Imagen
Modelo de cañón “Chapman” de 24 libras sobre montaje de corredera. El modelo es de un cañón del navío Wasa, pero es posible que las “Bellona” llevaran piezas similares.

La clase se componía de la siguientes unidades: Bellona (1782-1809; naufragada), Diana (1783-1802), Minerva (1783-1789; incendiada), Venus (1783-1789; capturada), Fröja (1784-1834), Camilla (1784-1842), Thetis (1784-1818), Galatea (1785-1854), Eurydice (1785-1858), Zemire (1785-1790; hundida). 
Al ser diseñadas para portar cañones largos de 18 libras o bien de cortos de 24, el resultado es que apenas eran un poco más grandes que una fragata corriente de 18. Las fragatas fueron construidas en tiempo récord, pero hubo que recurrir a economizar en su construcción. No todas fueron dotadas de forro de cobre en el casco, y se utilizó pino en vez de roble en algunos elementos. No es de extrañar por tanto, que tuvieran que ser reconstruidas entre 1794 y 1815.

Se trataba de un gran diseño, y sus cualidades marineras podían llegar a ser excelentes, llegando a alcanzar los 13-14 nudos. Por contra, nos encontramos que en varias ocasiones resultaron “humilladas” al verse adelantadas por naves supuestamente más lentas, y es que en definitiva el rendimiento de cualquier nave de la época dependía sobre todo de la calidad de su dotación.

Características “clase Bellona”.
Astillero: Karlskrona.
Periodo de servicio: Bellona, 1782-1809 (naufragada); Diana, 1783-1802; Minerva, 1783-1789 (incendiada); Venus, 1783-1789 (capturada por Rusia); Fröja, 1784-1834; Camilla, 1784-1842; Thetis, 1784-1818; Galatea, 1785-1854; Eurydice, 1785-1858; Zemire, 1785-1790 (hundida). 
Dimensiones: 46,3 (eslora) x 11,9 (manga) x 5,2 (puntal).
Armamento: 26 cañones cortos de 24 libras (cubierta) y 14 de 6 libras (alcázar y castillo).


Zoom in (real dimensions: 800 x 663)Imagen
Maqueta (Sjöhistoriska museet) de la fragata Bellona.Zoom in (real dimensions: 1183 x 613)Imagen
Sección de la fragata Bellona.

Guerra ruso-sueca (1788-1790).

La oportunidad de demostrar su potencial les llegaría pronto a las “Bellona”, durante la guerra ruso-sueca. Tres de ellas: Bellona, Diana y Venus, conformarían inicialmente el escuadrón de Gotemburgo, operando en el Báltico occidental. En este frente naval, el suceso más significativo sería precisamente la pérdida de la Venus, fragata a la que se dedicará un capítulo aparte.

Las otras siete fueron asignadas a la escuadra principal de Karlskrona, para la que realizarían tanto misiones convencionales de fragata como las ya previstas de refuerzo de línea de batalla sueca.

La primera ocasión para participar en una línea de batalla, se dio con ocasión de la batalla de Hogland (17/07/1788). La escuadra rusa (Samuel Greig), formó en una línea de batalla compuesta por 17 navíos de línea. Por su parte la línea de batalla de la escuadra sueca del duque Carlos de Södermanland estaba formada por 15 navíos de línea y, contra las convenciones de la época, por 5 fragatas pesadas, de las que cuatro eran de la clase Bellona (la otra era un ex-navío de línea). 

Las fragatas pesadas estaban integradas en la línea, de la siguiente manera: Camilla (5ª), Fröja (7ª), Minerva (13ª) y Thetis (15ª). Como podemos ver, al ser los elementos más vulnerables, se procuró situarlos en las posiciones menos comprometidas, ni en vanguardia ni en retaguardia, ni en el mismo centro; y con navíos de línea a proa y popa.

La batalla terminaría con un navío de línea perdido por cada bando, así como más de 1.000 bajas por escuadra.

En esta primera experiencia, las “Bellona” no parecen haberse desenvuelto mal; en parte porque varios navíos rusos se mantuvieron disparando a distancia y no parece que ninguna fragata se encontrara en una situación de duelo uno contra uno con un navío ruso. Así tenemos que en un momento de la batalla, la fragata Minerva se encontró combatiendo junto al navío Äran (62) contra el navío ruso Iziaslav (66). 


Zoom in (real dimensions: 1200 x 968)Imagen
Esquema táctico de la batalla de Hogland. El documento refleja las posiciones tras la virada de las escuadras y hay a su vez algún cambio respecto al orden inicial de navegación. 


En la batalla de Öland (26/07/1789), formaron parte de la línea de batalla sueca 6 de las fragatas: Zemire, Thetis, Galatea, Minerva, Eurydice y Fröja; faltando únicamente la Camilla de entre las 7 fragatas “Bellona” de Karlskrona. El combate en sí no dejo ser una simple escaramuza, que se saldó con muy pocas bajas a pesar del gran número de naves presente.

A finales del año 1789 se perdería la Minerva, en la propia base de Karlskrona, debido a un incendio accidental.

Las fragatas Camilla, Fröja, Eurydice y Galatea formarían de nuevo parte de la línea de batalla en el ataque sueco a la escuadra rusa anclada en Reval (13/05/1790); que de nuevo fue mas una escaramuza que un combate reñido. Parecido sería el caso de los combates cerca de Kronstadt (14 y 15/06/1790); aunque en esta ocasión, las “Bellona” fueron apartadas inicialmente de la línea de batalla, reservándolas para cubrir huecos que fueran surgiendo en dicha línea. Igualmente, la batalla culminó con muy pocas bajas.

En la batalla de Viborg (04/07/1790) estuvieron presentes al menos las Camilla, Fröja, Eurydice y Zemire. La batalla consistió en una ruptura del cerco ruso por parte de las atrapadas escuadras suecas. Al menos la Camilla sufrió daños de consideración durante la batalla. 
Sin embargo la peor parada fue la desafortunada Zemire. Como parte de su estrategia, los suecos habían preparado varios brulotes. Uno de ellos era el Postiljonen, que estaba siendo remolcado por el navío de línea Enigheten (70). Al parecer, el capitán del brulote estaba borracho y prendió fuego al navío demasiado pronto, con la mala fortuna de que este chocó con el Enigheten, para a su vez colisionar ambos con la cercana Zemire. Fatalmente enganchados, volaron los tres por el aire.


Zoom in (real dimensions: 982 x 716)Imagen
Christer Hägg. Fragata Camilla.


Guerra sueco-tripolitana (1801-1802).

Un rebrote de actividad de los piratas berberiscos a finales del siglo XVIII supuso que un buen puñado de mercantes suecos fueran capturados a partir de 1796, y que las habituales demandas de dinero a cambio de protección por parte de Trípoli fueron en aumento. 

Finalmente los suecos se cansaron, y a pesar del imprevisto dispendio que iba a suponer mandar un escuadrón al Mediterráneo, decidieron que eso era mejor a la constante humillación de pagar tributo. El escuadrón, al mando de Rudolf Cederström, se compuso en base a las fragatas Fröja y Camilla, reforzadas por una fragata ligera de 12 libras: Sprengtporten (24) y un bergantín. En el Mediterráneo se debían unir a la Thetis, que ya había sido despachada con anterioridad. 

El viaje desde Suecia hasta Málaga, punto de reunión con la Thetis, fue bastante accidentado. Por el camino naufragó el bergantín, y las fragatas llegaron en mal estado. No sólo habían perdido varias vergas al atravesar temporales, sino que se pudo comprobar el mal estado de los forros de cobre a pesar de que eran recientes lo que denota mala calidad.

De las 3 “Bellona”, sabemos que al menos la Fröja había cambiado sus piezas de 24 libras por las de a 18. No sería raro que para la misión planteada, también las otras dos se hubieran reequipado con cañones largos de 18 libras.

Las fragatas estuvieron varios meses en el Mediterráneo dedicándose a tareas de escolta, así como al bloqueo del propio puerto de Trípoli. Durante este tiempo libraron algún que otro combate contra embarcaciones tripolitanas. La Fröja llegaría a capturar un jabeque enemigo, pero los tripolitanos lo recuperaron, capturando a su vez a la dotación de presa sueca que lo marinaba. 

Finalmente los suecos se conformarían con un tratado, en el que se reducían las cantidades a pagar a Trípoli como “compensaciones”.

Durante esta guerra, los suecos colaboraron con los estadounidenses, que también se encontraban en la misma situación. En una ocasión, la Fröja se cruzo con la fragata estadounidense de 12 libras Boston (32). El capitán de la Fröja vivió como una humillación el que la Boston se demostrará más veloz que su fragata. Poco acostumbrado a verse aventajado, atribuyó tal hecho al uso de sobrejuanetes por parte de la Boston, y en cuanto tocó puerto puso a sus carpinteros y veleros a trabajar en un aparejo similar. 


Zoom in (real dimensions: 1912 x 1350)Imagen
Antoine Roux. Fragata Camilla.


Zoom in (real dimensions: 1183 x 654)Imagen
Mascarón de proa de la fragata Fröja. 


Guerras Napoleónicas. 
Suecia se vería involucrada de una manera u otra en las guerras en el periodo 1805-1814. Sus conflictos más relevantes en el frente naval serían contra Rusia y Dinamarca, en el periodo 1808-1809; y de nuevo contra Dinamarca en el periodo 1813-1814. Sin embargo Suecia ya no estaba en condiciones de afrontar grandes operaciones navales como antaño.

Varias de las “Bellona” volvieron a integrarse en la escuadra de batalla sueca, pero no hubo grandes combates donde ponerse a prueba. Lo más próximo a una batalla fue la persecución de la escuadra rusa que se vivió en los días 25 y 26 de agosto de 1808, acción que culminó con la destrucción del navío ruso Vsvolod (74).

Los protagonistas de la acción por parte aliada, fueron los dos únicos navíos británicos presentes: el Implacable (74) y el Centaur (74), que dejaron rezagados a sus aliados suecos. Entre las fuerzas suecas se encontraban las fragatas Bellona, Eurydice y Camilla; así como la más moderna Af Chapman. La Camilla acabo siendo la nave más veloz de los suecos, estando situada a unas 2 millas de distancia cuando culminó la acción; mientras que las otras fragatas y uno de los navíos de línea sueco, estaban algo más alejados (pero aun así por delante del grueso de la escuadra sueca). El incidente no dejó de ser una humillación para los suecos, cuando vieron que ni sus veloces fragatas pesadas eran capaces de mantener el ritmo de los bien tripulados navíos de línea británicos.

Por lo demás, la mayoría de sus actuaciones fueron rutinarias, aunque en alguna que otra ocasión alguna “Bellona” se vio en peligro frente a las agresivas lanchas cañoneras danesas. Por ejemplo tenemos un intento (mayo de 1808) por parte de 5 cañoneras de destruir a la Fröja, aprovechando que esta estaba inmovilizada por la falta de viento. Por fortuna para ésta, levantó el tiempo y pudo escapar. En septiembre de 1813 sería la Camilla, la que se viera en problemas, intentando defender un convoy de 49 naves del ataque de 14 cañoneras; sería la llegada de refuerzos suecos lo que aseguraría el escape del convoy. 


Zoom in (real dimensions: 1825 x 1293)Imagen
Jean Baugean. Una fragata “Bellona”, probablemente la Camilla.


Zoom in (real dimensions: 1024 x 738)Imagen
Antoine Roux. Fragata Galatea, 1827. Luce la insignia naval sueca introducida en 1815, tras la unión con Noruega.

FORO DE DISCUSIÓN