Este periodo histórico en Cuba se caracterizó fundamentalmente por los sucesos de la guerra civil conocida como “La Chambelona”, entre liberales y conservadores, y por la entrada de Cuba en la guerra contra el Imperio Alemán. Los protagonistas de estos sucesos, tanto cubanos como norteamericanos, casi sin excepción, fueron veteranos de la guerra contra España que concluyó en 1898.



LA GUERRA DELA “CHAMBELONA”

En 1913 en Cuba existían dos partidos mayoritarios:
Los Conservadores, que representaban más a los intereses norteamericanos y españoles en Cuba, y los de las clases medias y altas. Su líder era el ex general de la Guerra de Independencia, que tuvo destacada participación en la batalla de Las Tunas, el aristocrático Mario García Menocal, ingeniero educado en los Estados Unidos, de carácter frio y calculador, quien fuera también director del central Chaparra, en el norte de Oriente, la mayor fábrica de azúcar construida en Cuba.

General Mario García Menocal, Presidente de la República de Cuba 1913 al 1921:


Los Liberales, entonces en el poder, el partido del “gallo y del arado”, símbolos que portaban en su bandera, en clara alusión a sus bases agrarias, con un amplio apoyo en la población de clase mas baja, en los campesinos y en los negros, aprovecharon y explotaron el sentimiento antinorteamericano e hicieron de la crítica contra la Enmienda Platt su bandera. Instauraron la Lotería (fuente de corrupción y prebendas) y autorizaron las peleas de gallos. Estaban acaudillados por el ex presidente José Miguel Gómez, quien combatió en las tres guerras de independencia, y uno de los pocos cubanos que alcanzó los grados de Mayor General del ejército mambí, y por el candidato a la presidencia Alfredo Zayas, abogado ex-autonomista en tiempos de la Colonia, y hermano de un general insurrecto caído en combate. J. M. Gómez, en contraste con su oponente, tenía un carácter campechano y dicharachero, amante del compadreo y amigo de sus amigos, hijo de unos hacendados acomodados de Las Villas. Desde muy joven se incorporó a la lucha contra España, por lo que nunca termino sus estudios.

General José Miguel Gómez, Presidente de la República de Cuba 1909 al 1913:
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Ese año, Manuel Sanguily, como Secretario de Gobernación, presidió unas elecciones ordenadas, pacíficas y honestas en la que el candidato oficialista Alfredo Zayas fue derrotado por el candidato opositor Mario García Menocal, el cual llevaba al destacado sociólogo y filósofo Enrique José Varona y Pera para Vicepresidente.
Este mandato presidencial transcurrió sin sobresaltos, pues coincidió con un período de prosperidad debido a la espectacular subida del precio del azúcar debido al estallido en Europa de la Primera Guerra Mundial, lo cual posibilitó una entrada masiva de divisas en la isla. Pero cuando llegó el momento de las siguientes elecciones en 1917, las cosas no ocurrieron tan pacíficamente como las anteriores. Al parecer, Menocal trató de forzar la reelección mediante fraudes frente al candidato liberal Alfredo Zayas, los liberales protestaron y pidieron como única solución la repetición de las elecciones.

Liberales y conservadores se acercaron al embajador norteamericano en La Habana, para ganar su respaldo. El 10 de febrero de 1917, los liberales Orestes Ferrara y Raimundo Cabrera embarcaron hacia Washington y le solicitaron al gobierno que enviara testigos a cada uno de los colegios donde se volvería a votar. Pero el gobierno norteamericano, enfrascado en la tensa situación en Europa, no les hizo caso.
Los liberales entendieron que no tenían otra salida que la violencia (la antigua y mala costumbre de los cubanos de resolver los problemas políticos tomando las armas y alzándose en el monte). José Miguel recibió la adhesión de altos jefes militares de Oriente y Camagüey, y junto a su hijo Miguel Mariano se embarcó en su yate “Julito” por Batabanó, al sur de La Habana, aparentemente para ir de pesca, pero el 10 de Febrero desembarcó en la Bahía de Juan Hernández, cerca de Tunas de Zaza (Camagüey), y levantó el estandarte de la rebelión. Inmediatamente se le unieron dotaciones militares y civiles de las dos provincias orientales, si bien estos últimos de forma limitada. En Santa Clara se declaraban contra Menocal: Machado, Mendieta y otros jefes liberales, todos veteranos del Ejercito Libertador. Comenzaba así la llamada “Guerra de la Chambelona” por una popular conga que cantaban y bailaban los liberales en sus campañas electorales, a la que le adicionaban versos con contenido político y ofensivo para los conservadores, cuyo estribillo rezaba: ¡AE, AE, AE LA CHAMBELONA!
Los conservadores por su parte también tenían su rumbita, si bien no alcanzó la popularidad de la de los liberales, pero que ha llegado hasta la actualidad, y su estribillo dice así:

Tumba la caña, anda ligero
Que ahí viene el Mayoral, sonando el cuero.


La ultima frase en clara alusión al apodo con que era conocido Menocal: “el Mayoral de Chaparra” y al restallar del látigo. Hay que aclarar que en Cuba la palabra mayoral tiene una connotación diferente que en otros países, ya que en el tiempo de la colonia, este personaje era el encargado de hacer trabajar a las dotaciones de esclavos en las plantaciones, a menudo auxiliado por el látigo de cuero.

Los Liberales el mismo 10 de Febrero entregaron una carta al Presidente Wilson pidiendo la intervención estadounidense, amparándose en la Enmienda Platt, para impedir más ilegalidades en la repetición de las elecciones (Complementarias) planeadas para el 14 de Febrero en Santa Clara y el 20 en Oriente. Pero las condiciones internacionales eran muy distintas a las 1906, cuando el entonces presidente Teddy Roosevelt accedió a regañadientes a la petición de intervención del entonces presidente Estrada Palma. Los Estados Unidos, inmersos en la compleja situación internacional producto a la guerra en Europa, no estaban para dirimir disputas en las republicas bananeras. Como diría el destacado historiador cubano Moreno Fraginals: “La cúpula liberal, furiosa porque se le escamoteara la victoria en las urnas, no vio otra salida que otra revuelta... Una vez más se pretendía resolver una injusticia a balazos. La violencia política heredaba de las guerras independentistas del siglo XIX la tradición sublevacionista”
Si los liberales obtuvieron la adhesión de muchas dotaciones militares de la mitad Oriental, el apoyo de los civiles fue limitado. En Occidente los brotes de la insurrección pronto fueron sofocados. Alfredo Zayas, Nº 2 de los liberales, que se encontraba en la capital, se desmarcó de la rebelión y se refugió en su finca de Cambute en Palatino, cercana a La Habana, creo que es digno de elogiar su espíritu civilista al no secundar la rebelión armada. No obstante no pudo escapar a que lo motejaran como el “agachado” (escondido) de Cambute.
Los liberales dominaban las provincias de Las Villas, Camagüey y Oriente, en esta última los miguelistas se apoderaron del regimiento de Santiago de Cuba (13 de febrero de 1917), y tomaron la capital provincial.
Los conservadores por su parte, encabezados por Mario García Menocal, no perdieron tiempo. En Occidente conjuraron la sedición de la tropa y con aplomo y astucia neutralizaron a los soldados rebeldes. Compraron a los Estados Unidos 10.000 modernos fusiles Springfield modelo 1903 y dos millones de balas, y acusaron a los liberales de germanófilos, que no era poca cosa para como estaba el mundo en aquellos días. J. M. Gómez se aprestó a avanzar sobre la capital, aprovechando que ya se había construido en Cuba un ferrocarril que recorría toda la isla, en él embarcó a toda la infantería, mientras que la caballería los seguiría por sus propios medios, pero no tuvo en cuenta que el ferrocarril avanzaba mucho mas rápido que los caballos. Se detuvo a esperar a los jinetes en el pueblo de Managua, donde se cuenta que se organizaron fiestas y hasta el propio José Miguel bailó la Chambelona en el parque central. Esta demora, a la postre resultó fatal porque mientras, el gobierno destruyó el importante puente de Jatibonico, cortando el paso al tren de los liberales. No obstante las tropas gubernamentales fueron vencidas por las liberales, bajo mando del propio J.M. Gómez, el 17 de Febrero de 1917, en Trilladeras, a orillas del rio Jatibonico en Las Villas.
A pocos meses antes de que los Estados Unidos declararan la guerra a Alemania, cuando en Rusia se producían cambios que la llevarían bajo el poder de los Bolcheviques, que se apresuraron a firmar una paz por separado con Alemania que dejaba en la estacada a los Aliados, y cuando la guerra submarina total de los alemanes ponía en peligro el abastecimiento de productos clasificados de estratégicos como el azúcar cubano, a los liberales se les ocurría dirimir sus diferencias, muy justificadas por cierto, por medio de un alzamiento armado y la guerrita subsiguiente, sin tener en cuenta el factor de las tensiones internacionales. El presidente americano Woodrow Wilson declaró que no reconocería ningún gobierno impuesto a través de una revolución que desestabilizara el área precisamente en momentos en que barcos mercantes y de pasajeros norteamericanos y de otras naciones neutrales eran atacados, y que pediría responsabilidades individuales por las pérdidas ocasionadas a los intereses estadounidenses en Cuba. Dio instrucciones en este sentido a su embajador en la Habana William González (de origen cubano), el cual expuso en muchas ocasiones la posición de los Estados Unidos. Menocal, el presidente conservador, para poner la guinda al pastel aprovechó para acusar de germanófilos a los rebeldes liberales. Ésto selló la suerte de la rebelión.
La Sala de Gobierno de la Audiencia de La Habana, en sesión extraordinaria, designó a un juez especial para tramitar causas por sedición, alta traición a la patria, etc.. Se llegó a procesar a más de 5 000 personas, en su mayoría por "germanófilos", ya que todo adversario de Menocal y todo "liberal", era tildado de espía alemán. El senador norteamericano Swanson declaró en Washington que tenía absoluta seguridad de que "Alemania costea el movimiento sedicioso en Cuba". Esta asombrosa declaración causó estupor en la Isla por lo increíble.
A Santiago de Cuba arribó, procedente de la base naval de Guantánamo, el USS San Francisco, bajo el mando del comandante Henry Varnum Butler (mas tarde alcanzaría los grados de contraalmirante). Alrededor de 500 US Marines fueron desembarcados en Santiago para ayudar a preservar el orden. Como oficial superior de las fuerzas norteamericanas en Santiago, se designó al comandante Reginald Rowan Belknap (quien fuera uno de los jefes a cargo de la base de Key West durante la guerra contra España de 1898, mas tarde participara en la guerra de Filipinas y el que durante la 1ª Guerra Mundial estuvo al frente de los siembra-minas norteamericanos, contribuyendo a plantar mas de 56.000 minas en el Mar del Norte, llegó al grado de contraalmirante). Los propietarios de ingenios y plantaciones azucareras norteamericanos y cubanos de la zona apoyaron la acción de la marina estadounidense porque de esta forma se mantendría la exportación de azúcar a través del puerto santiaguero. De forma parecida a la actuación en Santiago fue la de los contingentes de marines americanos desembarcados en otros puntos de Cuba, como Manzanillo, Nuevitas, y la ciudad de Guantánamo, y de destacamentos establecidos en las minas de El Cobre y el central Preston.
Por su parte, los intereses azucareros americanos también apelaron al embajador no oficial de los liberales cubanos en Washington, Orestes Ferrara (de origen italiano y ex-coronel del Ejercito Libertador cubano), para la protección de sus propiedades. Hay que decir que aunque la misión liberal fue incapaz de lograr el apoyo del presidente Wilson a los rebeldes, al menos éste ignoró los repetidos requerimientos del gobierno de Menocal para que arrestara y extraditara a Ferrara y sus colaboradores.

Imágenes:
USS Petrel, presente también en 1917 en la bahía de Santiago de Cuba, veterano de la batalla de Manila:
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USS San Francisco, veterano de la Guerra Hispanoamericana de 1898:
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Base Naval de Guantánamo: Un grupo de marineros se acomoda debajo de una tienda, al fondo de ve el San Francisco:
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Base Naval de Guantánamo: Panorámicas de la época:


Muchos de los luchadores independentistas de 1895 se unieron al alzamiento liberal, como los generales orientales José Manuel Capote, Carlos González Clavell, Francisco Leyte Vidal, Bernardo Camacho, Luisillo Milanés, y los villareños Gerardo Machado y Tello Sánchez.
En Bayamo, soldados y milicianos menocalistas resisten parapetados en el cuartel el fuego de los chambeloneros generales Capote, Clavell y Milanés, todos luchadores independentistas de 1895-98, que habían ocupado la ciudad. El 24 de febrero, el coronel conservador Matías Betancourt, y el capitán Juan Corona, algunos dicen que después de abastecerse de armas, pertrechos y municiones en el crucero estadounidense “New York” (veterano de la batalla naval de Santiago de Cuba), desembarca en Manzanillo, derrota en La Guarina a estos generales ex-mambises alzados, y libera Bayamo y otras ciudades. Ésto provoca la dispersión de los liberales en Oriente, quedando como último reducto Santiago de Cuba. Las tropas conservadoras de Matías Betancourt se disponían a asaltar la ciudad cuando gracias a la mediación norteamericana se logró evacuar hacia Haití, en aquel entonces ocupado por los norteamericanos, al insubordinado comandante militar de la plaza Rigoberto Fernández y a sus tropas, quedando pacificada la provincia de Oriente.
En Camagüey el senador, ex-gobernador de la provincia y antiguo jefe mambí Gustavo Caballero, al frente de la sublevación liberal, atacó y tomó los poblados de Santa Cruz del Sur y Guáimaro, pero fue acorralado y derrotado por los soldados del comandante Patricio de Cárdenas, en La Caridad, cerca de Nuevitas. Se rindió previa promesa de respetársele la vida, pero en el trayecto ferroviario hacia Camagüey es asesinado en cumplimiento al fatídico telegrama cursado desde Palacio y enviado al coronel Eduardo Pujol en fecha previa a la captura de Gustavo Caballero, y que decía: “Traiga cadáver de Caballero a Camagüey”

El 7 de marzo, en Caicaje, cerca de Santi Spiritus, en Las Villas, los Liberales, comandados por José Miguel Gómez sufren una importante derrota frente a las tropas leales al gobierno del coronel Rosendo Collazo (otro importante veterano de la guerra de independencia, natural de Artemisa). La caballería, que otrora había cosechado tantos éxitos para los mambíses frente a la infantería española, en esta ocasión no pudo hacer nada frente a las modernas ametralladoras de los menocalistas, ocasionándole a los liberales mas de un centenar de muertos. El 8 de marzo de 1917 José Miguel Gómez era detenido junto a su estado mayor en las lomas de Caicaje, donde había logrado refugiarse después del “copo” de los conservadores. Su hijo Miguel Mariano, el coronel Mendieta y toda la escolta son trasladados hacia la capital de la Isla y recluidos en el Castillo del Príncipe. Era el fin de los liberales. Los generales Machado, Figueroa y algunos más resistieron algún tiempo, pero al final fueron capturados.
Si bien se produjeron algunos fusilamientos, acallados por la censura de prensa impuesta por Menocal al suspender las garantías constitucionales, poco tiempo después se decretó una amplia amnistía y fueron liberados todos los jefes liberales que pronto se reincorporaron a la política activa. La ley de amnistía fue para todos los presos incluyendo a José Miguel Gómez. En ese mismo año abandonó el país y se radicó en Miami. Murió 4 años después en 1921.

El levantamiento liberal fracasó por la negativa de los americanos a intervenir y por su apoyo al gobierno de Menocal, por demoras inexplicables de J. M. Gómez en su avance hacia la capital, que permitieron reorganizarse a los conservadores, y por la rapidez y eficacia del ejercito y la policía, cuerpos ya muy numerosos y experimentados.

CUBA Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL:

Los USA declaran la guerra a Alemania el 6 de Abril de 1917, por las pérdidas cada vez mayores de barcos norteamericanos y neutrales en la guerra submarina total, declarada por los alemanes y para contrabalancear la retirada de Rusia de la “guerra imperialista”, retirada provocada por el triunfo de la revolución bolchevique. El Gobierno y el Congreso de la Republica de Cuba declararon la guerra a Alemania y a las potencias centrales el siguiente día 7 de Abril de 1917, de forma “espontanea y resuelta… en cumplimiento de un deber de gratitud hacia esa gran nación (los Estados Unidos)” según palabras del embajador cubano en Washington en esos días: Carlos Manuel de Céspedes (hijo).
El Ejercito Nacional de Cuba tenía al comenzar la 1ª Guerra Mundial sobre los 17.000 hombres (en comparación con los 3.000 de que disponía en 1906), según una publicación americana de la época, se subdividía en Estado Mayor, 6 Regimientos de Caballería, 1 Reg. de Infantería, 1 de Artillería, un Departamento Médico y Veterinario y un Departamento de Auditorías.
Además pone: “La República se dividía en 8 distritos militares: 6 de los cuales correspondían a las 6 provincias, y los otros en La Habana en el Campamento de Columbia (Reg. de Infantería) y otro correspondiente a los puestos militares de las antiguas fortalezas españolas de La Cabaña, La Fuerza, y las baterías costeras de La Habana, (Velasco, Santa Clara.. ).
El Ejército Nacional de Cuba está bien equipado. Las regulaciones son prácticamente las mismas del US Army y por muchos años ha contado con oficiales norteamericanos como instructores. Esta pequeña pero eficiente fuerza se puede coordinar con el US Army en caso de necesidad, el armamento estándar es el mismo y los uniformes también son muy similares. La artillería está equipada con el famoso Schneider-Creuzot de 75 mm, cañón de tiro rápido modelo francés.”
El presidente Menocal creó la Secretaría de Marina y Guerra, y al frente de la cual, virtualmente como jefe del ejército, quedó el ya general José Martí Zayas Bazán, hijo de José Martí Pérez, el organizador del levantamiento contra España en 1895 y considerado el Apóstol de la pasada Guerra de Independencia de Cuba. A más de $13.000.000,00 asciende el presupuesto del Ejército y existe dotación para 13.252 soldados. El presidente de la República aumentó los haberes a los alistados del Ejército.

Dejemos que sea el propio Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (hijo del homónimo iniciador de la guerra de independencia contra España en 1868 y primer presidente de la República de Cuba en Armas), embajador cubano en Washington, el que nos narre las circunstancias en que Cuba entró en guerra contra el Imperio Alemán y las medidas que se tomaron al respecto. Tomado de un artículo que redactó el embajador a petición del historiador americano Frank H. Simons, para su recopilación “Historia de la Guerra del Mundo” publicada en 1920:
“La actitud de apoyo moral y material de Cuba a los Estados Unidos de América fue intensamente apreciada en este país. Fue muy satisfactorio notar esta circunstancia…
Ahora bien, ¿qué hizo Cuba en su papel de beligerante? Empezó por adoptar todas las medidas de guerra, puestas en vigor por los Estados Unidos, que fueran de aplicación práctica en la Republica de Cuba. A los enemigos extranjeros no se les permitió continuar viviendo cerca de las costas de la Isla; muchos de ellos fueron internados y sometidos a la vigilancia de las autoridades militares y se estableció una rígida censura sobre toda clase de comunicaciones.
Habiéndose reconocido como una indispensable y urgente necesidad de los Estados Unidos y de los Aliados la de aumentar grandemente la producción de azúcar de Cuba, ésta se puso manos a la obra inmediatamente y colocó la totalidad de la producción de la zafra de 1916-17, unas 3.400.000 toneladas a disposición de los Estados Unidos y los Aliados al extraordinario bajo precio de 4,6 centavos la libra… La zafra de 1917-18 de mas de 4.000.000 de toneladas fue vendida (también a los Estados Unidos)… a 5,5 centavos la libra, que representaba un aumento reconocido como indispensable para alentar de manera racional la producción de azúcar, que de otra manera hubiera empezado a disminuir debido a la insuficiencia del precio anterior. En ambas ocasiones las grandes transacciones fueron realizadas por medio de una comisión cubana nombrada por el presidente Menocal, que tuve el privilegio de presidir. Para que se tenga una idea de lo que la contribución a la causa significó, baste decir que el azúcar de Cuba en el mercado libre se vende ahora alrededor de 18,5 centavos por libra (Danza de los Millones); esto significa muchos millones de pesos economizados por los Aliados a los que Cuba virtualmente renunció en beneficio de la causa común.
Siguiendo este orden de la participación económica de Cuba en la guerra, debe recordarse que ella tomó y suscribió mucho mas de su cuota en los empréstitos americanos llamados “Liberty Loans” … “

A continuación el embajador comenta las abundantes y generosas contribuciones y donativos de los cubanos residentes en Nueva York y otros lugares de los Estados Unidos a la Cruz Roja, Empréstito de la Libertad, etc..
Continúa Céspedes: “La estricta vigilancia mantenida por los barcos de la marina de Cuba sobre las 4.000 millas de la costa de la Isla, impidió el establecimiento de bases por los submarinos (alemanes) mientras nuestros buques también ayudaban a guardar las entradas del Golfo de México.
Un número de barcos mercantes alemanes, representando en conjunto 13.511 toneladas gruesas, fue confiscado por el Gobierno cubano, que se los entregó al Gobierno norteamericano para ser utilizados por la Comisión de Navegación durante la guerra, sin compensación alguna.
Se adoptó el Servicio Militar Obligatorio para preparar al ejercito cubano para cualquier emergencia, y fue hecho el ofrecimiento de enviar tropas al frente en Europa; pero el Gobierno de los Estados Unidos, al dar las gracias al Gobierno de Cuba por su deseo de cooperar también de este modo, expresó el alto aprecio que hacía del magnífico esfuerzo que Cuba estaba realizando, y sugirió que por el momento se mantuvieran las tropas en Cuba (...)
(...) El Congreso cubano votó una ley que fue inmediatamente aprobada por el Presidente, concediendo un crédito de $2.400.000 anuales, como una contribución a las organizaciones de la Cruz Roja de los Estados Unidos y de los Aliados; a la vez que la Cruz Roja de Cuba, bajo la dirección de la señora de Menocal, recogía considerables sumas de dinero y materiales que fueron empleados en socorrer a los enfermos y heridos de los países en guerra contra los gobiernos imperiales de Austria y Alemania.
El 4, el 14 y el 21 de Julio fueron declarados días de fiesta nacional en honor de los Estados Unidos, Francia y Bélgica; y celebrándose grandes demostraciones oficiales y populares en honor de Italia, Inglaterra, y las otras naciones aliadas…
Naturalmente este cuadro no comprende todo lo que se hizo, pero da una idea general de la participación de Cuba en la Guerra Mundial, que fue santificada por la sangre de muchos jóvenes voluntarios cubanos que pelearon en las filas del ejercito de los Estados Unidos, a la vez que algunos de ellos alcanzaron distinción en la escuadras aéreas de Francia.”


Para los Estados Unidos fue esencial desde el punto de vista económico que Cuba fuera a la guerra también. El historiador Hugh Thomas en su libro “Cuba: Pursuit of freedom” llega a decir: “En Francia los ejércitos marchaban con los estómagos llenos desde La Habana”. Francia otorgó la Gran Cruz de la Legión de Honor de Francia al presidente Menocal, la cual le fue entregada solemnemente por el embajador de ese país.
La vigilancia marítima fue efectuada fundamentalmente por los cruceros "Cuba" (2.055 tons) y "Patria" (1.200 tons), comprados en los Estados Unidos en 1911, los cuales, unidos a varios cañoneros y "cutters", algunos nuevos y otros ex-guardacostas españoles, constituían la Marina de Guerra cubana en aquel tiempo.
Desde el 5 de julio de 1913 se crea el Cuerpo de Aviación del Ejército de Cuba, nombrándose Capitán a Agustín Parlá, "Padre de la Aviación de Cuba". El primer avión que obtuvo la aviación militar cubana fue un Curtiss modelo FS, comprado en la primavera de 1913. Al producirse la rebelión de "La Chambelona" en febrero de 1917, Jaime González les lanza a los liberales desde el aire octavillas incitándoles a rendirse e intimidándolos con sus vuelos, siendo ésta la primera acción bélica de la aviación militar cubana. El 14 de setiembre de 1917 se crea una escuadrilla de aviación para combatir en Francia, con el nombre de "Le Escadrille Cubaine", organizada por Santiago Campuzano y con 33 integrantes. El Teniente Campuzano recibió la medalla al valor del Ejército Francés.
También fueron internados súbditos alemanes y de los otros países enemigos, al igual que los marinos de los buques incautados. Se desató la paranoia, en el periódico “La Discusión” en aquellos días podemos encontrar el siguiente titular: “Los manejos del espionaje alemán en Cuba. El Gobierno descubre un complot. Detenidas varias personas, entre ellas el vicepresidente de la Compañía Cubana de Calzado, Ricardo Gutmann”. Hasta los propietarios de la famosa marca de cigarros “H. Upmman” fueron víctima de persecuciones.
En Agosto de 1918 el gobierno cubano impone el impopular Servicio Militar, que fue abolido a mediados de 1919. Otras medidas de guerra también afectaron a la población cubana: El general Menocal y el Congreso decretaron nuevos impuestos de guerra, suscitando el rechazo de la población a dicho gravamen. Cuba sufrió durante ese año escasez de carbón y harina. En los sitios públicos no se vendía leche. No había letreros lumínicos y el tráfico ferroviario estuvo en peligro de paralizarse. Los teatros funcionaban solamente hasta las 23:00h y después de las 12:00h. La Habana sufrió apagones. Fue una crisis única en la historia republicana del país, pero a pesar de ésta se trataba de mantener a todo trance en el país la existencia de víveres, combustibles, maquinarias y material de guerra para el Ejército y la Marina.
Por último, decir que Cuba estuvo entre los firmantes del Tratado de Versalles que puso fin oficialmente a la 1ª Guerra Mundial.

Imágenes:
Ejército cubano en 1918: Se observan soldados de raza negra, en el ejército cubano nunca existió la segregación, a diferencia del US Army de aquel entonces.


Banquete entre oficiales cubanos y americanos en el cuartel “Moncada”, antiguo cuartel español “Reina Mercedes”, en Santiago de Cuba
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BIBLIOGRAFÍA:

Además de la bibliografía antes mencionada, se empleó en la elaboración de este artículo:

"Cuba: order and revolution". Escrito por Jorge I. Domínguez.
"Cuba Libre 1895-1958", de Mario Riera Hernández.
"Cien años de historia de Cuba, 1898-1998", escrito por Manuel Moreno Fraginals:
http://books.google.es/books?id=Raumu41 ... je&f=false
Pagina de internet de la aviación cubana:
http://www.geocities.com/urrib2000/Mil1-1.html
Noticias del New York Times sobre la guerra de la Chambelona:
http://query.nytimes.com/mem/archive-fr ... 838C609EDE
http://query.nytimes.com/mem/archive-fr ... 838C609EDE
Publicación americana de la época:
http://www.archive.org/stream/republico ... a_djvu.txt
Titulares del periódico “La Discusion”.


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