«La última gran Victoria» Augusto Ferrer-Dalmau. La victoria de Valenncienes en 1656 es el último cuadro del pintor.
 
Socorro de Valenciennes. (1656).
 
 
España no concerto en Westfalia la paz con Francia, esperando sacar el mayor beneficio de las difilcutadas que atravesaba el gobierno de Mazarino con motivo de las luchas de la Fronda. Al ser derrotados los "fronderos", el principe de Conde se paso al Servicio de España y fue nombrado por Felipe IV, generalisimo de todas las tropas en Flandes. Las diferencias surgidas en 1655 entre conde y el Archiduque Leopold, motivaron que este fuese sustituido por D. Juan José de Austria.
 
 
Los comienzos de este hijo natural de Felipe IV no pudieron ser mas afortunados. En 1656 los mariscales Turena y la Ferte, al frente de 30. 000 hombres, habian puesto sitio a la plaza de Valenciennes, situadas a orilla del Escalda.
 
 
Don Juan José, unido a Conde y al marques de Caracena, determino socorrerla y se presento ante las lineas francesas el 15 de julio. En la noche del 15 al 16, los españoles, a toda fuerza, asaltaron el campamento frances y con gran arojo arrollaron a todo frances que se le puso por delante, clavando las banderas y estandartes en las trincheras enemigas.
 
 
La victoria fue aplastante; Valenciennes fue salvada; 7000 franceses quedaron muertos y 4000 fueron hechos prisioneros, entre estos ultimos estaba el mariscal de la Ferte.

En la victoriosa batalla de Valenciennes, en 1656, cuando los españoles asaltaron las líneas francesas, "... se comenzaron las descargas; pero las nuestras fueron tan ventajosas y con tanta cantidad de granadas, que en un brevísimo espacio ganaron los españoles una barrera, por la cual comenzó a entrar alguna caballería nuestra. 21 años antes, en la toma del fuerte Schenk, los españoles se apoderaron de 4.000 granadas, aunque en este caso no estoy seguro de si se refiere a armas arrojadizas, o a proyectiles explosivos de artillería...

A pesar de que la estación estaba ya muy avanzada, nada más llegar y establecerse en Bruselas, el 12 de mayo de 1656, don Juan José de Austria dispuso todo lo necesario para preparar la campaña militar de aquel año.

Reunido con sus consejeros militares (el Príncipe de Condé, el Marqués de Caracena, el Príncipe de Ligné, el Conde de Marsin y don Fernando de Solís) se decidió acudir en primer lugar en auxilio de la simbólica plaza fronteriza de Valenciennes, que permanecía aislada por las tropas del mariscal francés Le Ferte.

Se trataba de una plaza de considerable importancia estratégica por la proximidad al Escalda y también por su significado moral para los flamencos. Sin embargo, Valenciennes se encontraba en una situación de extremo peligro, debido a la poca pólvora existente en ella.

Por otro lado, la guarnición era muy escasa, tan sólo 1.000 infantes y 200 caballos, en medio de una abundante población burguesa, de cuya actitud se recelaba. La principal ventaja con la que se contaba era la mala comunicación de enemigo, cuyas fuerzas estaban comandadas por los mariscales Turenne y de La Ferte.