La liberación de Melilla.
Desde el día 8 de septiembre en adelante, el Ejército del Aire estuvo batiendo los
objetivos militares que se encontraban a 30 millas alrededor de Melilla. También se atacó a las
unidades militares que hostigaban a las poblaciones de los islotes (Chafarinas, Peñón de Velez
de la Gomera y Peñón de Alhucemas). Los ataques se iban intensificando a medida que se
acercaba el momento en el que se produciría el desembarco de la Infantería de Marina Española.
Mientras tanto, la agrupación naval siguió una trayectoria de acercamiento más bien
errática, con la intención de provocar confusión al enemigo y dividir sus medios defensivos,
esparciéndolos a lo largo de una gran superficie de costa. En teoría era imposible saber la zona
exacta donde se produciría el desembarco, ya que la agrupación naval tenía a tiro muchas zonas
adecuadas, incluido la propia ciudad de Melilla y sus playas adyacentes.

 


La flecha roja, indica el lugar donde estaba la agrupación de desembarco el día 9 de septiembre de 2013. La flecha
naranja indica el rápido movimiento de esa misma noche y la madrugada del día 10 de septiembre de 2013.


El día 8 y 9 de septiembre la agrupación de desembarco ya estaba frente a la costa de
Melilla. Todo el mundo podía verlo y de momento, nada se podía hacer contra todos esos
buques. La Fuerza Aérea Marroquí (FARM) ya estaba contra las cuerdas y la Armada Real
Marroquí, a esas horas ya estaba oxidándose en el fondo del mar. Sin duda, los contundentes y
sorpresivos ataques aéreos, habían surtido el efecto deseado.
El 9 de septiembre por la noche, la flota se desplazó rápidamente al otro lado del Cap des
Tríos Fourches, sobre las playas que se encontraban más al sur, el lugar elegido finalmente para
el desembarco de la Infantería de Marina Española.
La sorpresa fue relativa, ya que allí esperaban algunas fuerzas de defensa, aunque no
contaban con un número importante de material y efectivos, puesto que gran parte de las fuerzas
defensivas estaban esparcidas al otro lado del cabo, protegiendo la ciudad de Nador, o en la
propia frontera con Melilla. Tampoco hubo tiempo para desplazar todo el material y persona
con que contaba el ejército de tierra marroquí y he aquí una de las claves del conflicto: Si se
hubiera dado el suficiente tiempo al ejército de tierra marroquí, hubiera acumulado tal cantidad
de efectivos y material, que hubiera sido imposible desalojarlo de sus posiciones. La Armada y
la FARM cuentan con medios más escasos, pero no es el caso del ejército de tierra marroquí,
que cuenta con más de 150.000 efectivos y gran cantidad de material y experiencia en su uso.

 


En amarillo: Ciudad de Melilla. En rojo: Área de desembarco de la infantería de marina española.
En azul: Dirección que siguieron las fuerzas armadas marroquíes.


El día 10 de septiembre ya de madrugada, se produjo el desembarco de la infantería de
marina española. La idea principal, era llegar rápidamente hasta la frontera con Melilla, pero sin
desproteger ninguno de los flancos, ya que se esperaba un fuerte contraataque de las fuerzas
marroquíes destacadas más hacia el sur, y que estaban en progresión hasta esa área.
El CIFAS no tenía muy claro lo que iba a suceder con las fuerzas marroquíes acantonadas
alrededor de Melilla. Era una gran incógnita. Lo que sucedió finalmente es que las fuerzas
marroquíes (ya debilitados por los continuos bombardeos) se desplazaron apresuradamente
hacia el sur, ya que temían ser aislados (con razón) del resto de su ejército.
Hay que señalar que para evitar bajas propias, una vez adivinado el movimiento de las
fuerzas que estaban alrededor de Melilla, se les dio un margen de tiempo suficiente, con el fin
de evitar una confrontación directa o enquistar las posiciones de cada bando.
El contacto de la fuerza española y la entrada a Melilla se produjo el día 12 de septiembre
de 2013, sólo cinco días después del comienzo de las hostilidades. El Gobierno del Reino de
Marruecos ya era consciente de que el conflicto se le escapaba de las manos, e incluso, de que
podía ir a peor, por lo que decidió proponer un alto el fuego, que por aquel entonces, también
interesaba a España. El alto el fuego se estableció para el día 18 de septiembre y la capitulación
se estableció para el 15 de Noviembre de 2013.


Operaciones especiales.
Mucho se ha especulado y poco ha trascendido sobre el papel de las fuerzas especiales en
el conflicto bélico. Lo poco que sabemos es siempre atando algunos cabos, sacando información
de aquí y de allí.
Un ejemplo es el sabotaje sufrido por la patrullera 305 Commandant Boutouba, en el
puerto de Al-Hoceima. Un equipo operacional perteneciente a la Fuerza de Guerra Naval
Especial (FGNE) fue infiltrado a través del submarino S-74 Tramontana, justo en la bocana del
puerto marroquí. Se limitaron a colocar explosivos bajo el buque 305 y otros lanchones
amarados al puerto, quedando todos ellos seriamente dañados e inutilizados.
El radar de Tan-tan
La localización y destrucción de un radar móvil de defensa aérea situado al sur de
Marruecos, supuso un quebradero de cabeza para el Ejército del Aire Español. El escurridizo
radar era trasladado habitualmente de emplazamiento, y era conectado y desconectado a
intervalos de tiempo irregulares, además era de última tecnología y muy resistente a las medidas
electrónicas (interferencias).
Por lo que sabemos, se consiguió infiltrar un comando especial (GOE) desde las Islas
Canarias, con la misión de contactar con unos agentes del CNI, que iban a ayudar a cumplir la
misión, proporcionando vehículos y conocimientos del terreno.
Catorce hombres fueron aerotransportados en un avión de transporte C-235 y lanzados a
baja cota y sobre el mar, a dos millas de la costa sur del Sahara. La operación se realizó en plena
noche y ganaron la costa gracias a que contaban con pequeñas zodiac. Una vez llegan al punto
acordado, fueron recogidos por unos agentes del CNI (“antenas”) y transportados en dos Land
Rover Santana 109 hasta la zona norte del Aaiún, donde se supone que estaba operando el radar
de defensa aérea marroquí.
Después de una minuciosa búsqueda, finalmente fue localizado y se comunicó la posición
exacta a una pareja de F/A-18 “Hornet” que estaban prevenidos y preparados para la misión.
Los comandos señalizaron el objetivo con un designador láser portátil y verificaron los daños
una vez se produjo el ataque a la instalación militar.
Los componentes del comando se replegaron rápidamente hacia el sur y fueron
“recuperados” gracias a una compleja misión de exfiltración, que contaba con un importante
apoyo aéreo.

Epílogo
Sobre el Protocolo.
Una vez acabado el conflicto, el famoso PROTOCOLO M1/1 quedó al descubierto y
puedo ser estudiado con detenimiento. Dicho Protocolo establecía varias hipótesis de posibles
conflictos con Marruecos y dentro de cada hipotético conflicto, se establecía un completo plan
de actuación. La posibilidad de contar con un documento de este tipo, fue clave para las Fuerzas
Armadas Españolas, ya que disponían de un magnífico guión al que poder aferrarse en caso de
necesidad, como así fue. De esa forma, se evitaba la improvisación y sus posibles
inconvenientes, así como las pérdidas de tiempo que ocasionan la creación de nuevos planes
contra objetivos, asignación de medios, organización y un largísimo etcétera de cosas que hay
que preparar antes de atacar nada. El entrenamiento de la misión no suponía un grave problema,
ya que las Fuerzas Armadas Españolas cuentan con un entrenamiento adecuado y específico
para cada unidad, que finalmente puede integrarse en una misión específica y general.
Para el caso concreto que nos ocupa, donde existía un bloqueo aeronaval y una
acumulación de tropas en las fronteras, entre otros hechos inamistosos, el Protocolo
recomendaba el apartado M1/1. Dicho apartado recomendaba un ataque TOTAL al país vecino,
usando todos los medios disponibles por las Fuerzas Armadas Españolas y dejando a un lado,
los medios particulares de la OTAN, que previsiblemente iban a ser negados en un primer
momento o resultarían difíciles de activar en el plazo de tiempo necesario.
Dicho ataque debía realizarse en el menor tiempo posible y por sorpresa, de forma que se
tendría que destruir el 80% de la Armada, al menos el 50% de la Fuerza Aérea y el 50% de los
radares civiles y militares, todo eso debía hacerse en los dos primeros días de operaciones. Una
vez controlado el espacio aéreo enemigo y la supremacía en el mar, se podría concentrar los
esfuerzos sobre Melilla y los alrededores, que era el lugar donde se estaba concentrando el
numeroso ejército marroquí. El Protocolo establecía la necesidad de dificultar el envío de
material militar, tropas y víveres a las unidades de primera línea del ejército marroquí, de forma
que las posibilidades de una invasión militar de Ceuta o Melilla se reducían al mínimo.
El desembarco de la Infantería de Marina Española era clave y totalmente necesario, ya
que se consideraba que eran las únicas unidades con capacidad de “pinchar” el “globo” que
representarían las fuerzas marroquíes posicionadas alrededor de Ceuta o Melilla. La Infantería
de Marina sería el elemento desestabilizador definitivo y la llave maestra, que podría forzar una
negociación y/ o finalización de la contienda, en un corto plazo de tiempo.
El Protocolo disponía de una especie de introducción, y en esa introducción se explicaba
la necesidad de un fuerte y sorpresivo ataque militar, a poco que se tenga una buena excusa o
una gran oportunidad, ya que la escalada armamentística de las Fuerzas Armadas Marroquíes,
era considerada un hecho preocupante, y de no ser detenida en un corto plazo de tiempo, iba a
suponer un problema en el futuro, en caso de producirse un conflicto entre los dos países. Un
problema difícil de superar, por la configuración actual de las Fuerzas Armadas Españolas y que
exigiría un esfuerzo mayor y unas Fuerzas Armadas más poderosas y mejor entrenadas.
Sobre las consecuencias.
La prontitud con la que se tomaron las decisiones y la contundencia de los ataques a la
espina dorsal de la FARM, desbaratándola de la noche a la mañana, fue clave para hacerse con
el dominio del espacio aéreo enemigo y por tanto, con la iniciativa del resto de operaciones.
La Marina Real de Marroquí (MRM) fue destruida en los primeros compases del
conflicto, como establecía el Protocolo.
El Ejército de Tierra Marroquí (FAR) fue un hueso duro de roer. Contaba con gran
cantidad de medios materiales y humanos, además de recibir un constante entrenamiento y
contar con una gran experiencia, debido a los recientes conflictos fronterizos con el Polisario y
Argelia.


Imagen superior: Se puede apreciar en amarillo intenso, la antigua superficie que ocupaba la ciudad autónoma de
Melilla. En amarillo más claro, la superficie ganada a Marruecos durante el conflicto de 2013. En rojo y azul se ha
marcado la nueva frontera


Después de la estabilización del conflicto y de la delimitación de las nuevas fronteras, se
originaron graves revueltas en las provincias del RIF. Tradicionalmente, el pueblo rifeño nunca
se ha identificado con los sucesivos gobiernos marroquíes, sobretodo a raíz de la etapa conocida
como los "Años de Plomo", cuando sufrieron grandes penalidades.
Las revueltas populares encendieron la mecha de un incipiente golpe de estado,
provocado por el descontento militar y popular. Los golpes de estado en Marruecos no eran
nada nuevo, ya que ha habido varios intentos en su historia reciente.
Los graves incidentes del 25 de enero de 2014, culminaron con la huída del monarca alauí
y toda su familia, hacia la República Francesa y una junta militar provisional, tomaría el relevo
de la monarquía en febrero de 2014



 

FICHAS TÉCNICAS


 

1º PARTE

2ª PARTE


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