En Muchos aspectos, en la época en la que fue librada, la batalla de Creta era única. Nunca se había visto nada parecido. Fue el primer ataque en gran escala con tropas aerotransportadas que registran los anales de la guerra. El cuerpo aéreo alemán representaba lo más encendido del cuerpo juvenil hitleriano, y constituía una ardiente encarnación del espíritu teutónico de venganza por la derrota de 1918

W. S. Churchill, Memorias, Vol. III La Gran alianza. Parte 1. Alemania ataca Rusia. Orbis, 1989.

 

 

Son las siete de la mañana del día 20 de mayo de 1941. En su puesto de mando del Hotel de Gran Bretaña, en Atenas, un hombre espera nervioso las comunicaciones por radio que han de enviarle sus hombres desde la isla de Creta. Allí tiene lugar un asalto clave para él, y según la Directiva Nº 28 de Hitler, para Alemania.

Se trata del General der Flieger Kurt Student, de cincuenta años, antiguo piloto de aviones y de planeadores, un hombre deportivo y a la vez intelectual e imaginativo, que el 21 de abril de 1941 presentó a Hitler su plan para invadir Creta desde el aire, una operación, según él, totalmente realizable, a pesar de las dudas del Führer, que aún así se deja convencer.

El 25 de abril se emite la directiva Nº 28, para la toma de Creta, con un doble objetivo a la vez ofensivo y defensivo. Los aeródromos cretenses de Maleme e Iráklio se encuentran aproximadamente a 350 millas de Tobruk, principal punto de defensa británico en el norte de África contra el “Afrika Korps” de Rommel. Y a la vez su ocupación evitará que los aviones británicos puedan utilizarlos para atacar los pozos de petróleo rumanos de Ploesti, que pronto van a ser el único suministro de petróleo de la Alemania nazi y sus ejércitos, ya que con el inicio de “Barbarroja” (invasión de la URSS) el petróleo soviético dejará de manar.

En los días siguientes el XI Fliegerkorps se encargará de planificar el desembarco aéreo. Este se hará en cuatro lugares: Maleme, para el grupo oeste, Haniá y Réthimno para el grupo centro, y Iráklio para el grupo este. Los objetivos principales son el puerto de Haniá, y los aeródromos de Iráklio, Réthimno y Maleme. Este último el más importante, pues es el más operativo y por él deben llegar los primeros refuerzos aerotransportados.

El Grupo Oeste, bajo el mando del Generalmajor Meindl, que debe iniciar su desembarco aéreo el 20 de mayo a las 07:00 está compuesto por los cuatro batallones del Sturmregiment (Regimiento de Asalto Paracaidista) de la 7 Falschirmjäger Division (División Paracaidista), excepto las compañías 1 y 2 del Ier Batallón, a los que se añaden una compañía de defensa antiaérea y una compañía de defensa contra carro. Su misión es controlar el área de Maleme, y su vital aeródromo, para avanzar luego hacia el oeste para unirse al 3 Falschirmjäger Regiment (Regimiento de Cazadores Paracaidistas) en la zona de Haniá.

La Misión de asaltar y hacerse con el control del aeródromo y de la loma 107, al sur, que lo domina, se asigna al Ier batallón del Sturmregiment, bajo el mando del Major Koch, héroe de la toma de los puentes del Albert Canal, en la zona del fuerte de Eben Emael, en Bélgica, y uno de los oficiales más destacados de la división.

El aeródromo de Maleme se extiende junto a la costa, orientado aproximadamente de este-sur-este a oeste-norte-oeste. Su flanco norte lo limitan la playa y el mar, al oeste se extiende el cauce del rió Tavronitis, al sur la carretera que sigue toda la costa norte de Creta y justo al sur de la misma, la loma 107 y por fin al este se hallan el cementerio de Maleme y los pueblos de Maleme y Pyrgos. La carretera sigue la margen sur del aeródromo, uniendo los pueblos de Maleme y Tavronitis, y cruzando el cauce del río por un largo puente de 60 metros de largo. La zona está defendida por el 22 batallón neozelandés (5ª Brigada Neozelandesa, 2ª Div. Neozelandesa). En concreto el aeródromo lo defiende la compañía “C” y media docena de cañones bofors de 40 mm. instalados en el perímetro.

El Major Koch ha decidido dividir la tarea entre las dos compañías de las que dispone. La 3ª, bajo el mando del Oberleutnant Von Plessen, se encargará del aeródromo, y la 4ª, bajo el mando del Hauptmann Sarrazin se encargará de la cota 107. Ambas unidades llegarán en planeadores, aterrizando a las 07:00 justo al oeste de sus objetivos respectivos, en el cauce del río Tavronitis. Dado que el batallón ha sido mutilado de sus dos primeras compañías, un grupo "ad hoc", bajo el mando del Major Braun (comandante del estado mayor del Sturmregiment) y compuesto principalmente por la sección de combate del cuartel general del regimiento, se encargará de tomar el puente entre ambos objetivos y quitar las cargas explosivas que pudiera tener y posteriormente dar apoyo al Ier batallón. Este grupo aterrizará en planeadores, en torno a su objetivo, a las 07:15

El resto del Sturmregiment efectuará su desembarco aéreo: a las 07:30. El IIIer batallón, a las órdenes del Major Scherber, que saltará al sur de Maleme. Su misión será la misma que la del Ier batallón, pero atacando desde el este. El IIº batallón, bajo el mando del Major Stenzler, saltará al oeste de la zona de combate, en un sector supuestamente tranquilo, protegerá la retaguardia y servirá de reserva al regimiento. Salvo una compañía, la 6ª, que deberá tomar el puerto de Kastelli, en el extremo oeste de la isla. El IVº batallón, bajo el mando del Hauptmann Gericke, junto con la compañía sanitaria y todos los elementos de apoyo del regimiento saltarán justo al oeste del pueblo de Tavronitis, con la misión de tomar el pueblo y dar apoyo con sus armas pesadas al resto del regimiento. Con ellos saltará el propio Meindl.

Los planeadores modelo DFS 230 del Ier batallón despegan a las 04:30 del aeródromo de Eleusis, tirados por los ubicuos trimotores de transporte Ju-52. El viaje es de lo más incómodo, apretujados en los planeadores de contrachapado de 11,24 metros de largo y 2,74 de alto, los ocho paracaidistas, incómodos, se marean. Una y otra vez preguntan a los dos pilotos dónde se encuentran y cuanto falta para llegar. La tensión debe ser máxima, aunque buena parte de ellos no sean novatos y estén todos excelentemente entrenados. La moral es alta… si supieran.

OL 2/302 enviado a El Cairo el 13 de mayo de 1941 a las 17:45 horas: “A continuación se resumen las operaciones de ataque a Creta deducidas de las órdenes operativas dictadas.
Párrafo 1. La Isla de Creta será capturada por el 11º Cuerpo del Aire y la 7ª División Aérea y las operaciones estarán bajo el control del 11º Cuerpo del Aire.” (Hay hasta doce párrafos)

OL 12/370 enviado a El Cairo el 19 de Mayo de 1941 a las 01:55 horas: “El 19 de mayo a las 08:00 horas HMG, conferencia de los oficiales al mando de las unidades de la fuerza aérea en el aeródromo de Eleusis. Tratarán de la operación contra Colorado (Creta), en particular Maleme, Haniá, Réthimno e Iráklio. … Probable que hoy, lunes, sea el día menos uno.

Tal y como los Cita Anthony Beevor. “La Batalla de Creta” Apéndice B. en Español Editorial Crítica, 2003.

Los mensajes citados son transcripciones obtenidos de Ultra, el servicio de descifrado de los mensajes alemanes, que fueron enviados al Cuartel General de Wawel en El Cairo antes del ataque. Los británicos sabían que los alemanes llegaban a Creta, sabían incluso donde y cuando iban a llegar. Pero con un error. No todos los mensajes habían llegado a Creta. El General Freyberg, comandante en jefe de la “Creforce” (Cuartel General que agrupa las fuerzas de defensa de Creta) estaba convencido que el principal ataque sería un desembarco anfibio, y sus tropas estaban atrincheradas para defender la costa, más que el interior. Ese error provocará una terrible falta de actividad en las fuerzas defensoras durante las primeras horas del asalto.

El Primer día: 20 Mayo 1941

Un golpe brusco, un cambio en el ritmo del vuelo, tal vez un descenso en un ángulo preocupante indican a los amontonados paracaidistas que su planeador se ha soltado. Los minutos siguientes son cruciales. Cruciales para el piloto, que debe aterrizar su avión en el lugar indicado, cruciales para los sirvientes de los antiaéreos bofors, que tratan de derribar los recién llegados planeadores, aunque se vean constantemente hostigados por los Stuka de la escolta, cruciales para los paracaidistas, que saben que, sin poder hacer nada, cada segundo puede ser el último.

¡Agarraos! Seguramente sea lo que oigan muchos paracaidistas justo antes de tocar tierra. Un estrépito de metal y contrachapado roto, el sonido rasgado de una gran masa arrastrándose por un pedregal, rebotando sobre pedruscos y matojos, empotrándose tal vez contra el tronco de un olivo. Y después la cacofonía de las balas y los obuses ¡Fuera! Gritan los oficiales y suboficiales, tratando de despertar a sus hombres en estado de shock. Muchos están heridos: contusiones, huesos rotos, balas, explosiones… el cauce del Tavronitis se ha convertido en un infierno para los hombres de las compañías 3ª y 4ª.

Al norte del puente, en el sector asignado a la 3ª Cía. el caos es total. La sección del Oberfeldwebel Arpke debe encargarse de los nidos de ametralladoras al norte del aeródromo, la del Leutnant Muysal de los cañones al oeste y la del Oberfeldwebel Scheel debe tomar el ángulo suroeste del mismo. La sección pesada del Feldwebel Gleitsmann los cubrirá. Pero ninguno de los doce planeadores ha llegado al punto convenido, de hecho uno de ellos, el que transporta al Oberfeldwebel Scheel ha tenido que posarse en la isla de Antykhitera. De los otros once salen corriendo los paracaidistas que están en condiciones de combatir. Frente a ellos se halla atrincherada la Cía. “C” del 22 batallón neozelandés.

El Oberjäger Erich Schuster se encuentra desde el primer momento al mando de su sección, la de Arpke, que yace entre los restos de su planeador, con el cráneo abierto y semiinconsciente. Decide tomar la iniciativa y, en medio de las balas, junta un grupo de hombres con el que atacará dos posiciones de cañones bofors, que capturarán, el primero a fuerza de granadas y tiros, el segundo abandonado por sus sirvientes. Son las 07:30, los Junkers de la segunda oleada empiezan a llegar. Pero tras esta acción exitosa se encuentra aislado. Debe informar a su jefe el Oberleutnant Von Plessen, que manda la compañía.

Este se halla en una situación difícil. Su planeador se ha detenido al norte, casi donde el río Tavronitis llega al mar. Allí hay otro bofors que algunos paracaidistas han intentado tomar, sin éxito y sufriendo duras bajas. Un nuevo intento, dirigido por Von Plessen en persona fracasa también al morir este. El Leutnant Muysal toma el mando de la compañía, a pesar de que en el aterrizaje ha recibido graves heridas en ambas piernas. Al final el Feldwebel Ellersiek tomará el mando efectivo de los soldados de la 3ª Cía. durante un tiempo.

En medio de durísimos combates conseguirán tomar otra posición de cañón bofors, que ha sido evacuada por los neozelandeses, y varias edificaciones. Finalmente se conseguirá dar cierta cohesión a la compañía, aunque las bajas serán terribles, hasta el punto que será un médico, el Oberartz Weisel, quien acabe tomando el mando, a falta de oficiales.

Al sur de la carretera, para la 4ª Cía., la situación es igualmente caótica. Los planeadores han demostrado ser totalmente ineficaces para aterrizar sobre el suelo rocoso de Creta, hay gran número de heridos con los huesos rotos o conmociones cerebrales. Ni siquiera han llegado a combatir. Su objetivo es la colina 107, cubierta de maleza, defendida por la Cía. “D” en el cauce del río y la Cía. “A” en la cima. La matanza es la misma. Grupos de soldados tumbados aquí y allá, intentando fundirse con el suelo para no ser alcanzados por las balas. Grupos de soldados lanzándose hacia delante para tomar una u otra posición. Aquí también la sangría de jefes es intensa. El Major Koch, herido grave, el Hauptmann Sarrazin, desaparecido (finalmente encontrarán su cadáver) el Oberleutnante Schubert herido grave. Nuevamente son los suboficiales los que uniendo aquí y allí pequeños grupos de hombres crearán algo parecido a una línea de defensa. Al final el Stabsarzt Dr. Jäger tomará el mando del Ier batallón. Otro médico al mando.

Al final de la mañana la lucha sigue siendo muy dura, pero la situación es algo más clara. El Major Stenzler, al mando ahora del grupo oeste pues el Generalmajor Meindl ha sido herido de gravedad igualmente, empieza a dar las órdenes pertinentes. El Ier batallón, deberá defender sus posiciones. Recordemos que la 3ª Cía., comandada por el Oberartz Weisel, controla el extremo oeste del aeródromo. La 4ª Cía., comandada por el Stabsarzt Jäger se halla atrincherada al pie de la cota 107. Tras ellos, las compañías 13ª, 14ª y 15ª del IV batallón de Hauptmann Gericke se disponen a apoyarlos en sus objetivos.

A pesar de lo que se podría pensar, la situación al otro lado de la colina es igualmente caótica. El Coronel Andrew, al mando del 22 batallón australiano, se encuentra aislado en su puesto de mando de Maleme. No consigue hablar con el Brigadier Hargest, su superior inmediato, y a causa del terreno tampoco sabe qué está sucediendo en el sector de sus dos compañías avanzadas, la “C” y la “D”. Sus grupos de observación no pueden comunicarse con él debido a que carecen de radio y tienen que esconderse, aplastados bajo el peso del ataque aéreo de los Stuka, de modo que no sabe cual es la fuerza del enemigo con el que se enfrenta.

Así va a transcurrir la mañana. En medio de intensos combates para las tropas del frente, intentando conseguir una idea clara de la situación los oficiales en el cuartel general del batallón. A las diez de la mañana el capitán Johnson, al mando de la Cía. “C” consigue ponerse en contacto con su jefe de batallón. Sus tropas están siendo duramente presionadas por la 3ª Cía. paracaidista y por el grupo Braun, que ha tomado el pequeño campamento administrativo de la RAF justo al sur del aeródromo, junto a la carretera. Solicita el envío de la “reserva especial” del batallón, dos carros de combate “Matilda mk I” del 7ª Royal Tank Regiment. El refuerzo es denegado.

En torno a mediodía los alemanes empiezan a emplear morteros y una pequeña pieza de artillería y el pánico aumenta. El Coronel Andrew, que de nuevo ha perdido contacto con sus compañías de vanguardia acaba de perder los nervios y ordena disparar bengalas blancas y verdes, que es la señal de emergencia para que intervenga el 23 batallón, la reserva de la brigada, pero desde las posiciones de este negarán posteriormente haber visto las bengalas.

A las 17:00 Andrew consigue ponerse en contacto radiofónico con el Cuartel General del General de Brigada Hargest para solicitar ayuda del 23 batallón. La respuesta es que éste está combatiendo y no hay ayuda disponible. La historia del combate resultará ser falsa. Finalmente Andrew decide utilizar su “reserva especial”. Pilotados por un grupo de voluntarios, los dos matilda se lanzan hacia delante. El primero caerá por un terraplén justo antes de llegar al puente sobre el río Tavronitis y será abandonado. El segundo ha dado media vuelta mucho antes, en cuanto su tripulación descubre, poco después de iniciar el avance, que la torreta está atascada.

Finalmente, en torno a las 18:00, Andrew informa a su superior que va a ordenar la retirada de sus tropas. Este le responde de forma críptica: “Si debe hacerlo, hágalo”. De todos modos le aseguran que dos compañías de refuerzo están en camino y llegarán enseguida. Cosa que no sucede. Una vez caída la noche, se da la orden de retirada a las unidades del 22 batallón, aunque los mensajeros no llegarán a informar de ello a las Cías “C” y “D”, que se enterarán por su cuenta de lo que sucede y se retirarán más tarde. Se tratará como vemos de una retirada caótica, que, por suerte, los paracaidistas alemanes, agotados, no tratarán de evitar y que se efectuará a pesar de la llegada, durante la noche, de las dos compañías de refuerzo prometidas, una del 28 batallón (maorí) y otra del 23 batallón. La línea se restablecerá una media de 1 kilómetro hacia el este.

En el contexto de la noche tuvo lugar la controvertida hazaña del Dr. Neumann. El personaje en cuestión es el Oberstabsarzt (comandante médico) del Regimiento de Asalto Paracaidista. Se trataba de un hombre temerario que ya se había distinguido durante la guerra civil española, como médico de la Legión Condor, por apuntarse a menudo a volar como artillero de cola de los bombarderos alemanes, hasta que se le ordenó volver a Alemania advirtiéndole que la Luftwaffe prefería tener un médico vivo antes que un aviador muerto. La versión alemana es que este héroe indiscutible consigue juntar un grupo de unos quince paracaidistas y al mando del mismo se lanza al asalto de la colina 107 durante la noche. Tras un duro combate en el que el grupo pierde un muerto y algunos heridos, consiguen llegar a la cima y atrincherarse en ella. Por ello será condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. La versión aliada es que el ataque del Dr. Neumann coincide con la retirada de las tropas neozelandesas del sector, encontrándose la colina ya desocupada, y el único combate que tiene lugar es con algunos rezagados. Posiblemente ambas versiones sean ciertas, cada una a su modo.

El Segundo día: 21 Mayo 1941.

A amanecer el Hauptmann Gericke, jefe del IV batallón recibe del Major Stenzler que manda provisionalmente el regimiento la orden de tomar el control del aeródromo junto a las Cías 3ª y 4ª del Ier Batallón. El asalto recibirá el apoyo de dos grupos paracaidistas que saltarán al este de Maleme y sobre Pyrgos (algo mas al este), y de un intenso apoyo aéreo que se iniciará a las 14:00.

Pero la mañana no va a transcurrir en silencio. Los británicos emplearán los cañones de las unidades navales en la bahía de Suda y su artillería terrestre para bombardear el aeródromo, aunque la falta de un puesto de observación ahora que han perdido la colina 107 hará que dicho bombardeo resulte impreciso y errático. A su vez los alemanes contestarán con sus morteros, su cañón y los cañones bofors capturados al enemigo, disparando contra los soldados británicos que se hallan atrincherados mas allá de la linde este del aeródromo. Pero la acción se limitará al bombardeo. A pesar de que los alemanes lo esperan y lo temen, no habrá contraataque británico.

A las doce tiene lugar un espectáculo insólito para los paracaidistas alemanes que defienden el extremo oeste del aeródromo. Un solitario Junkers-52 sobrevuela la zona. Todos buscan con la mirada la aparición de otros aviones iguales, pero efectivamente viene solo. Tras dar un par de vueltas vira de nuevo y empieza a descender. Rápidamente se disparan bengalas para informar al piloto de que el aeródromo no está operativo, pero el piloto se limita a desviarse ligeramente y seguir descendiendo, para posarse sobre la playa, dejando dos largas rodadas sobre la arena. “Leutnant Koenitz”, se presenta. Recuperándose de la sorpresa el avión es descargado a toda velocidad por un grupo de paracaidistas. Se embarcan heridos, entre ellos el General Meindl, y vuelve a despegar. Es el primer avión en tomar tierra sobre suelo cretense (y volver a despegar).

Mas tarde otros Junkers-52 aterrizarían en la playa de la misma manera, e incluso un piloto, el Hauptman Kleye, enviado personalmente por el General der Flieger Kart Student, aterrizará en el extremo oeste del aeródromo, zona desenfilada tras la retirada británica.

A las dos de la tarde se inicia el ataque alemán. Los paracaidistas avanzan con cautela, aprovechando el bombardeo aéreo prometido. Los defensores, batallones 21 y 23 de la 5ª Brigada neozelandesa (el 22 ha sido disuelto y sus hombres repartidos) no se darán prácticamente cuenta de nada hasta que los paracaidistas llegan a las primeras casas del pueblo de Maleme. Por otra parte el asalto aéreo que debe hacerse más al este de Maleme y sobre Pyrgos termina en un rotundo fracaso, siendo aniquilados los paracaidistas por los soldados del 28 batallón (maorí) y la compañía de ingenieros de la brigada. Se repite el intento a pesar del desastre sufrido el día anterior, recuérdese que el IIIer batallón del Regimiento de Asalto saltó sobre esa misma zona (ver supra), siendo prácticamente aniquilado.

Hasta Maleme avanzarán los paracaidistas alemanes, pero no más allá. La resistencia británica decide entonces volverse tenaz, a pesar de que ya han perdido el aeródromo y el avance hacia Pyrgos fracasa.

La situación es entonces terriblemente precaria. Cansados, casi sin munición ni agua, y habiendo recibido unos refuerzos mínimos (unos trescientos hombres que llegan junto al Oberst Ramcke, enviado para sustituir a Stenzler y tomar el mando del grupo Oeste en lugar de Meindl), los alemanes temen el contraataque, que puede aniquilarlos completamente, pero dicho contraataque no se llevará a cabo. Empantanados en el inmovilismo y en la creencia de que aún está por llegar el desembarco anfibio, el ataque principal, se pondrán condiciones casi imposibles para llevar a cabo un contraataque y cuando se haga, será demasiado tarde. Para los alemanes las condiciones ya han empezado a mejorar, a las 17:00 empieza a aterrizar en el aeródromo el 100 Gebirgsjäger Regiment (Regimiento de Cazadores de Montaña) de la 5 Gebirgsdivision (División de Montaña), bajo el mando del Oberst Utz.

Conclusión:

Durante la noche del 22 al 23 de mayo la Royal Navy consiguió interceptar y destruir el convoy naval que, apenas escoltado, trasladaba tropas de refuerzo a Creta. Aquella noche murió el temor al desembarco anfibio, lo cual no trajo ningún respiro al General Freyberg, que resumiendo la situación tendrá que admitir que si el este y el centro de la isla están mas o menos controlados (se ha conseguido detener el avance de los paracaidistas en esas zonas, aunque no acabar con ellos) la situación es muy diferente en el oeste, donde gracias al control del aeródromo de Maleme las tropas alemanas se están reforzando con rapidez.

En la mañana del 23 de mayo se iniciará el contraataque de la 5ª Brigada Neozelandesa de Hargest, pero si bien tiene a su disposición cinco batallones, solo el 28º (maorí) y el 20º atacarán, siguiendo la costa, de este a oeste, el primero a la izquierda de la carretera y el segundo a la derecha, con el apoyo de tres “Matilda mk I en la carretera. Los apoyará el 21º que tratará de envolver la colina 107 por el sur. Si bien al inicio el avance es alentador y sorprende a los alemanes, el ataque se acabará deteniendo. A pesar de ello el Brigadier Hargest no perderá el optimismo, informando que el constante ir y venir de aviones sobre el aeródromo de Maleme y las hogueras que arden en torno al mismo le hacen pensar que los alemanes están evacuando. Todo lo contrario.

Durante los días siguientes el grupo Oeste se reforzará e iniciará su avance hacia el este, uniéndose a los demás grupos. El 26 de mayo el General Freyberg informó a sus superiores de que Creta iba a caer, y al día siguiente se inició la evacuación.

La operación aerotransportada sobre Creta tuvo pues éxito y el General der Flieger Student ganó su apuesta, pero sería la última. Espantado por las bajas sufridas por las tropas de élite paracaidista Hitler no permitió ninguna operación aerotransportada más a lo largo de la guerra. Los que curiosamente si aprovecharían las lecciones enseñadas en Creta fueron los aliados, que llegaron a tener operativas hasta cinco divisiones paracaidistas, que serían empleadas en operaciones de cada vez mayor envergadura. Por citar: Túnez, Sicilia, Normandía, Arnhem y el Cruce del Rhin.

Cifras:

Total de hombres participantes en la campaña de Creta
Británicos: 42.460
Alemanes: 22.040

Muertos y desaparecidos
Británicos:1.751
Alemanes:3.986 (de ellos 3.094 paracaidistas)

Heridos
Británicos:1.738
Alemanes:2.594

Prisioneros

12.254

En el grupo Oeste combatieron 1.860 paracaidistas.
Por el aeropuerto de Maleme llegaron aerotransportados 13.980 soldados.

Bibliografía Básica Empleada

-Churchill, Winston S. Memorias, Parte III, volumen 5. Alemania Ataca Rusia. Orbis 1989
-Price, Alfred. Luftwaffe. Editorial San Martín 1980
-Lt. Col. Bauer, Eddy. The History of World War Two. Galahad Books 1979
-VVAA. Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial. Sarpe 1979
-Beevor, Anthony. La Batalla de Creta. Crítica 2003
-VVAA. Temoignages de Guerre 1939 – 1945. Vol 6 Balkans et Crete. ALP 1989
-Mabire, Jean. La Crete Tombeau des Paras Allemands. Presses de la Cité 1982