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La posible ruta de los prisioneros polacos.

El testimonio de los observadores presentes en KATYN durante las exhumaciones
El corresponsal sueco Christer Jaederlunt, del Stockholm Tidningen, fue invitado por el ministerio de propaganda nazi para visitar Katyn. Al principio sospechó que se trataba de un montaje nazi para lanzar una diatriba anticomunista. Sin embargo, al llegar a Katyn, y tras realizar unas cuantas investigaciones, Jaederlunt tuvo que reconocer que no podía tratarse de un montaje propagandístico nazi: “No nos fiábamos de Goebbels y pensamos que podía tratarse de un montaje. Pero cuando estuve frente a las fosas, todas mis sospechas se desvanecieron. “
Casmir Skarzynski de la Cruz Roja polaca establecida en la Polonia ocupada testificó que la Cruz Roja no quería participar en el comité que iba a investigar la masacre, porque lo consideraron un “mero movimiento propagandístico”. Una vez en Katyn, la magnitud de la tragedia le conmovió y se convenció de que el ejército alemán era inocente, y que por ello testificaba, debido a su convencimiento.
El teniente coronel Donald B. Stewart y el coronel John H. Van Vliet, Jr., del US Army habían sido capturados por los alemanes en África del Norte. Ellos, junto con dos oficiales ingleses visitaron Katyn en Mayo de 1943. Como en el caso de Christer Jaederlunt , Stewart también sospechaba sobre las intenciones alemanas, y él estaba decidido a no participar en ningún acto propagandístico nazi. Van Vliet afirmó: “Odiaba a los alemanes. No quería creerles. Al ser invitado para ir a Katyn, me di cuenta que los alemanes querían manipularme para hacer creer al mundo que Soviética era culpable. Y me propuse no dejarme convencer”. La visión de los cadáveres les hizo cambiar de opinión. Los dos oficiales comentaron el excelente estado de las ropas, especialmente las botas. Por su experiencia como prisioneros de guerra de los alemanes, ambos oficiales afirmaron que las ropas no podían haber estado en ese estado si hubieran sido llevadas por un año en un campo de prisioneros. Si los oficiales polacos hubieran sido usados para construir carreteras, como indicaban los soviéticos, las ropas y las botas hubieran mostrado un evidente desgaste, y ese no era el caso.

 

Marian A. J. LOWINSKI, capitán del ejército polaco. Asesinado en Katyn

Zbigniew Rowinsk estaba prisionero en Woldenberg cuando fue llevado a Katyn en abril de 1943. Afirmó que no todos los prisioneros fueron ejecutados por un disparo en la cabeza: “Supongo que sólo los que quisieron defenderse fueron atados, porque vi varios cadáveres con serrín en sus bocas y algunos con sus cabezas cubiertas por sus abrigos, con una cuerda alrededor del cuello y conectada con las ligaduras que le ataban las manos. Por tanto, si se movían para liberar sus manos, debieron ahogarse ellos mismos”.
El testigo identificado como "John Doe" mantuvo que el y un compatriota habían visto a los soviéticos ejecutar a 200 prisioneros polacos en lo que el supuso que era el bosque de Katyn. Estas observaciones fueron efectuadas por el testigo y sus compañeros tras escaparse del campo de prisioneros de Pavilschchev Bor, a principios de noviembre. Tras narrar como observaron como eran llevados los prisioneros polacos al bosque, el testigo continuó: “Dos de ellos [soldados soviéticos] les ataron las manos a la espalda y uno de ellos levantó su barbilla –la de la víctima- abrió su boca y se la llenó con un puñado de serrín”. Añadió el testigo que vio a la mayoría de los prisioneros ejecutados con un tiro en la nuca, pero que algunos fueron lanzados vivos a las tumbas para que se asfixiaran. "John Doe” añadió que varios prisioneros fueron maniatados con alambre de espino. Debe hacerse notar que cuando “John Doe” testificó estos hallazgos no se habían hecho públicos, aunque se encontraban testimonios similares entre el material recogido por el gobierno polaco relativo a la masacre. Estos testimonios fueron confirmados por el doctor Tramsen, de la comisión médica alemana, y por el Dr. Naville, de Suiza, de la comisión médica internacional. Varios testigos alemanes confirmaron estos detalles.
Boris Olshansky, ex oficial del ejército soviético que escapó en 1946 a EEUU, relató sus conversaciones con N. N. Burdenko, director de la comisión especial soviética que investigó la masacre en enero de 1944 y que afirmó que ésta tuvo lugar en otoño de 1941. Olshansky testificó que Burdenko le dijo que el informe era falso, que Stalin le había nombrado personalmente para ocuparse del asunto, que todos los cadáveres tenían una antigüedad de 4 años, y que, finalmente, todo se había tratado de un error del NKVD. Olshansky añadió que Burdenko le aseguró que en Soviética existían más Katyns en la URSS.

 

Juliusz NIKIEL, Hombre de negocios, subteniente del ejército polaco.

Testimonio de la comisión médica internacional.


Los alemanes formaron una comisión interancional con expertos en criminología de 12 países europeos. El comité escuchó los testimonios de cinco de estos médicos:
Dr. Edward Lucas Miloslavich (Croacia)
Dr. Helge Tramsen (Dinamarca).
Dr. Ferenc Orsos (Hungría.
Dr. Francois Naville (Suiza).
Dr. Vincenzo Mario Palmieri (Italia).
Todos afirmaron haber tenido completa libertada para investigar y actuar en la manera que considerasen más conveniente durante la investigación. Asimismo, se les dio libertada para interrogar a quien considerasen apropiado. Su conclusión unánime fue que los polacos asesinados en Katyn lo fueron al menos 3 años atrás, y emplazaron la muerte en abril de 1940.
El Dr. Tramsen presentó el protocolo original firmado por los 12 doctores de su puño y letra. Los Dr. Orsos, Dr. Naville y Dr. Tramsen identificaron el protocolo y aseguraron que mantenían las mismas conclusiones que cuando firmaron el informe el 30 de abril de 1943. El Dr. Miloslavich testificó lo siguiente: "Un cadáver estaba encima de otro, con las caras hacia abajo. No había nada que los separara. Todos los cadáveres llevaban el uniforme del ejército polaco, ropa de invierno, ropa interior y el uniforme, incluyendo también los abrigos. Habían tres cadáveres uno al lado del otro, con doce columnas de profundidad, y así multiplicado por la longitud de la fosa. [...] Según mis estimaciones, se hallaron 2,870 cadáveres, o un poco menos de 3000 oficiales. [...] Los cadáveres estaban apretados y unidos por los fluidos emanados por los cadáveres. Los fluidos de la descomposición habían empezado a penetrar e inflitrar cada cadáver. Había una masa sólida en la que sólo se podían reconocer los cráneos para saber que eran seres humanos.
El doctor Miloslavich examinó varios cadáveres, encontrando en todos la herida mortal en la nuca, lo que los alemanes denominaron `nacken schuss.' En la mayoría de los casos, la bala entró por la nuca y salió en la base de la nariz, lo que significa que la cabeza estaba orientada hacia abajo. Los disparon eran tan precisos que la médula espinal fue completamente destruída. Tanto Tramsen como Naville presentaron numerosa documentación, botones, insignias de oficiales, y, en el caso del Dr. Naville, una pitillera, que tomaron de los cadáveres de Katyn durante las autopsias y que antes de abandonar la comisión ofrecieron a las autoridades