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Primera parte aquí

 

Pawel A. Rotmistrow:

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Comandante en Jefe del 5º Ejército Acorazado de la Guardia, nacido en la aldea de Skoworowo (Kalinin), el 23.06.1901.

Miembro del Ejército Rojo y del Partido Comunista desde 1919. Durante la Guerra Civil Rusa luchó, como simple soldado, en la Liquidación de Melekeskowo (1919), en la guerra polaco-soviética (1920-21) y en el motín de marineros en Kronstadt (1921). En 1924 se licencia en la “Escuela Militar de Unificación” –WCIK- y manda, después, una compañía y es Ayudante del Jefe del Batallón.

Cursa estudios, en 1931, en la Academia Frunse. Entre 1931 y 1937, sirve en distintos Estados Mayores de Divisiones y Ejércitos, y manda un regimiento de infantería. En 1938, es nombrado profesor de Táctica en la Escuela para Mecanización y Motorización del Ejército Rojo. Durante la guerra de invierno en Finlandia, manda un batallón acorazado y es Jefe de Estado Mayor de la 35ª Brigada Acorazada. Desde agosto de 1940, Ayudante del Comandante de la 5ª División Acorazada, en mayo de 1941, ascendido a Jefe de Estado Mayor del 3. Cuerpo Mecanizado.

Tras el comienzo de la guerra germano-soviética, lucha en el Frente Occidental. Desde septiembre de 1941, Comandante de la 8ª Brigada Acorazada de la Guardia y, desde enero de 1942, de la 3ª, tomando parte en los contraataques frente a Moscú. Nombrado, en abril de 1942, Comandante del 7º Cuerpo Acorazado, con el que operará en Jelez y Stalingrado. En febrero de 1943, es nombrado Comandante en Jefe del 5º Ejército Acorazado de la Guardia. 

Wasilij D. Sokolowski:

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Comandante en Jefe del Frente Occidental, nacido en Kozliki (Bialystok, Polonia), el 9.07.1897. Descendiente de una familia de la nobleza polaca.

En el Ejército Rojo desde 1918 lucha, durante la Guerra Civil Rusa, en los frentes Este, Sur y Caúcaso. Hacia el final de la misma, Ayudante del Jefe de Estado Mayor de la 39ª División de Fusileros, Comandante de una Brigada y Jefe de Estado Mayor de la 32ª División de Fusileros. En 1921 se licencia en la Academia de Guerra del Ejército Rojo y es nombrado Jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor del Frente del Turkestán, después, Jefe de Estado Mayor, Comandante de división y Comandante de los Grupos de Combate de Fergansk y Samarcanda. Por su buen hacer, es condecorado con la Orden de la Bandera Roja. Entre 1922 y 1930, es Jefe de Estado Mayor de una División de Fusileros en el norte de Asia. Después, del Distrito Militar de Moscú y de un Cuerpo de Infantería en el norte del Caúcaso. En 1928, realiza cursos en las más importantes Academias Militares.

Entre 1930 y 1935, Comandante de una División de Fusileros y Ayudante del Jefe de Estado Mayor del Distrito Militar del Wolga. Desde 1931, miembro del Partido Comunista de la URSS. Desde 1935, Jefe de Estado Mayor del Distrito Militar de los Urales. En 1941, es nombrado Ayudante del Jefe del Estado Mayor General.

Tras el comienzo de la guerra germano-soviética, desde julio de 1941 y enero de 1942; y desde mayo de 1942 y febrero de 1943, sirve en el Frente Occidental. De julio a septiembre de 1942, Jefe de Estado Mayor del mismo; desde febrero de 1943, Comandante en Jefe.

 

Nikolai F. Watutin:

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 Comandante en Jefe del Frente del Woronesh, nacido en la aldea de Tschepuchino (Bjelgorod), el 3.12.1901.

Durante la Guerra Civil de 1918 a 1922, lucha contra los partisanos ruso-blancos Mahno en Lugansk y Starobielsk. Desde 1920 en el Ejército Rojo y, desde 1921, miembro del Partido Comunista. Se licenció en la Escuela de Infantería de Poltawa en 1922. Durante 1923 manda un pelotón y, después, sirve en el Estado Mayor de la 7ª División de Fusileros.

En 1924 cursa estudios en la Escuela de Altos Estudios Militares de Kiev y, en 1929, la Academia Frunse (disciplina principal à Táctica Operativa). En 1934, termina sus estudios en la Academia de Estado Mayor General. Entre 1931 y 1941, sirve como Jefe en diferentes Estados Mayores Divisionarios, como Jefe de Sección en el Primer Distrito Militar de Liberia y como Ayudante del Jefe de Estado Mayor y Jefe de Estado Mayor del Distrito Militar de Kiev. Después, Jefe de la Sección de Operaciones del estado Mayor General y Ayudante del Jefe del Estado Mayor General.

Al comienzo de la guerra germano-soviética, es Jefe de Estado Mayor del Frente Noroeste, tomando parte en la defensa de Nowgorod. Entre mayo y julio de 1942, ayudante del Jefe de Estado Mayor General y uno de los representantes de STAWKA (Alto Mando del Ejército Rojo) en el Frente de Brjansk. Nombrado Comandante en Jefe del Frente del Woronesh el 14.07.1942. Toma parte, como Comandante en Jefe del Frente Suroeste, entre 19423 y 1943, en la batalla de Stalingrado y es de nuevo nombrado Comandante en Jefe del Frente del Woronesh en marzo de 1943. 

Prólogo:

El Sol poniente se hunde lentamente bajo la línea del horizonte, y sus últimos rayos iluminan todavía las nubes de humo que se elevan sobre la ciudad, los tejados cubiertos de nieve y las ruinas. Por los caminos bloqueados por restos ardientes de vehículos y por material abandonado, se abren camino los carros soviéticos, que aún disparan a un enemigo invisible. El tableteo continuo de las ametralladoras queda tapado por el retumbar de la artillería y los silbidos de los Katjuskas. Largas columnas de soldados rusos, con uniformes de camuflaje blancos, saltan, disparando con sus subfusiles y cubiertos por los muros, de casa en casa, hacia el centro de la ciudad. Un par de enormes detonaciones hacen temblar el suelo, pero la llegada de la oscuridad hace que reine el silencio sobre la ciudad. Sólo, aquí y allá, se oyen disparos aislados. Los soldados ponen en el último piso de la “Casa de los Pioneros”, agujereada por los proyectiles de artillería e iluminada por el fuego de las casas vecinas, que arden, una bandera roja.

Estoy describiendo el 8 de febrero de 1943, día en el que, tras toda una jornada de terrible lucha casa por casa, el 60º Ejército Soviético (Teniente General Tschernjachowski), ha reconquistado Kursk.

Veinticuatro horas después, el 9 de febrero, cae Bjelgorod ante el 40º Ejército Soviético (Teniente General Moskalenko). Justamente una semana antes, han capitulado las últimas tropas alemanas en la bolsa norte de Stalingrado. La primera quincena de febrero de 1943 ha presenciado una serie de victorias soviéticas consecutivas: aunque los alemanes mantienen la “Línea Mius” al norte del Mar de Azow y aún resisten al sur del Donbas, las tropas soviéticas en la zona del Woronesh continúan su avance imparable en un amplio frente. Penetran desde el Noreste y el este en el norte de Ucrania. La ciudad de Kursk es liberada y muchas grandes y pequeñas ciudades más son, así mismo, recuperadas.

El martes, 16 de febrero de1943, el II. SS-Panzerkorps (Obergruppenführer y General der Waffen-SS Hausser) se ve obligado, en contra de las estrictas ordenes de Hitler, a evacuar Charkow, la cuarta ciudad de la URSS. Y mientras las tropas del Frente Sur (General de Ejército Malinowski) recuperan Nowo-Tscherkassk y Rostov, las tropas del General de Ejército Watutin reconquistan el gran centro industrial Woroschilowgrad. Parece como si la reconquista del importante territorio metalúrgico y minero del valle del Donez fuera ya un hecho consumado: tras la reconquista de Charkow, continúa el Ejército Rojo con su marcha hacia el oeste y llega, el 17 de febrero, a la vista del Dnjepr.

Seis días después, el lunes 22 de febrero de 1943 comienza, sin embargo, la contraofensiva alemana entre el Dnjepr y el Donez bajo el mando del mejor estratega de la Wehrmacht, el Comandante en Jefe del Heeresgruppe Süd, Generalfeldmarschall Erich von Manstein. Se dirige contra el Frente del Woronesh (Gen. de Ej. Watutin) y el Frente Suroeste (Gen. de Ej. Malinowski). Y pronto rueda la ola de vuelta: el Ejército Rojo pierde en ese sector, rápidamente, todo el territorio ganado durante la ofensiva de invierno.

El sábado, 6 de marzo de 1943, se lanza al ataque el 4. Panzerarmee (GenOberst. Hoth), con la Armeeabteilung Kempf (Gen. d. Pz. Tr. Kempf), contra el 3. Ejército Acorazado Soviético (Capitán General Rybalko), el 69º Ejército (Teniente General Krjutschenkin) y el Frente del Woronesh (Gen. de Ej. Watutin); dirección del ataque: oeste-este hacia Charkow.

Nueve días después, el lunes, 15 de marzo de 1943, toman las unidades del II. SS-Panzerkorps (Obergruppenf. Hausser), tras desbandar al 3. Ejército Acorazado Soviético y tras varios días de terrible lucha callejera, de nuevo, Charkow.

El jueves, 18 de marzo de 1943, mientras el XXXXVIII. Panzerkorps (Gen. d. Pz. Tr. v. Knobelsdorff) aniquila a los restos del 3. Ejército Acorazado al sur de Charkow, el 4. Panzerarmee, reforzado por la masa del II. SS-Panzerkorps y cubierto por unidades de la Luftflotte 4. (GFM von Richthofen), comienza su empuje en dirección a Bjelgorod. Tras duros combates contra el 69º Ejército, se vuelve a tomar la ciudad. Ahora, toda la retaguardia del Frente Central está seriamente amenazada.

El GFM von Manstein planea un ataque en tenaza, desde Orel, en el norte y desde Bjelgorod, en el sur, con el objetivo de embolsar y aniquilar a los ejércitos soviéticos del saliente de Kursk. Dicha operación, tras la cual la Wehrmacht se habría ahorrado “Zitadelle”, fracasó, sin haber comenzado, por la absoluta negativa del Comandante en Jefe del Heeresgruppe Mitte, GFM. Von Kluge, a poner a disposición de Manstein para el ataque las unidades de su flanco sur, ya que en ese momento estaban siendo “rellenadas y descansadas”. Entonces, por la proximidad del “periodo del barro”, se abandonó la contraofensiva también en el Heeresgruppe Süd.

Con sus operaciones de las últimas semanas, había conseguido Manstein proteger los territorios carboníferos del Donez, tan importantes para la industria de guerra; así como recuperar la unión de su frente con el del Heeresgruppe Mitte, que había sido rota por los soviéticos en el invierno. Pero el precio de interrumpir la contraofensiva sin realizar antes los planes de Manstein sería muy alto: ahora, el frente de su flanco norte transcurría por un peligroso saliente.

El saliente de Kursk comprendía un espacio del tamaño de Baviera, insertado en el centro de la línea defensiva alemana hasta muchos kilómetros al oeste. Esta situación geográfica ofrecía enormes oportunidades a ambos bandos para operaciones de gran calado a lo largo del año 1943, y se convertía, así, en el centro de gravedad de todo el frente oriental. El saliente separaba los Heeresgruppe Mitte y Süd, poniendo en peligro, ante un ataque masivo ruso, sus flancos profundos, así como su retaguardia operativa. Al mismo tiempo, las tropas alemanas concentradas en la primavera del 43 en Orel y Charkow ponían en serio peligro los flancos norte y sur de las tropas soviéticas estacionadas en el saliente.

En la primavera del 43, la situación estratégica alemana era tremendamente complicada: después de pasados veinte meses del ataque a la URSS, seguía sin estar a la vista la consecución de su principal objetivo, la destrucción del Ejército Rojo. La derrota en Stalingrado había llevado a Alemania a una seria crisis diplomática con sus aliados en Asia y Europa. En Italia y Rumania, se refuerzan las posiciones a favor de una salida separada de la guerra. Japón decide definitivamente respetar su pacto de no agresión con la URSS y Turquía desiste de su empeño en declarar la guerra a los rusos a lo largo del 43. Así, una estrategia defensiva en el este, renunciando a operaciones ofensivas de gran calado, habrían significado el derrumbe de los planes políticos de Hitler. Pero es que el Mando alemán se ve, a lo largo de estos primeros meses de 1943, más y más forzado a una posición defensiva. En tierra, en el mar y en el aire. Además, en varios sectores productivos, en especial en el combustible, se pasa por diversas crisis.

Hitler, que ve peligrar seriamente su prestigio, ha expresado su deseo de:

“im Sommer das wieder zu holen, was in Winter verlorengegangen war”

“recuperar en el verano todo lo perdido en el invierno”. De hecho, tras la pérdida de Stalingrado y la situación desesperada en el Norte de África, el retroceso en los éxitos de los submarinos, la crisis en la Guerra Aérea y el hecho de tener a Italia sujeta con alfileres, el régimen nazi necesitaba un sonado éxito militar. Y lo antes posible. El pueblo alemán debe recuperar la fe ciega en la “victoria final” y el proceso de descomposición del Eje Roma-Berlín debe ser parado.

Tras el fin de los combates de invierno, ocupan el ahora más corto (2600 Km.) frente 159 divisiones alemanas, en su mayoría debilitadas en su capacidad de combate. Frente a ellas: por lo menos 400 grandes unidades soviéticas, que han recuperado sorprendentemente rápido su completa fuerza de combate. Debido a la longitud del frente, la Wehrmacht no se puede permitir una defensa estática. Ante este desequilibrio de fuerzas, Hitler ve, como único camino a la victoria, debilitar al enemigo mediante ataques, limitados en sus objetivos pero fuertes, para reducir decisivamente la fuerza de empuje de los soviéticos en su esperada ofensiva de verano.

El equilibrio de fuerzas no permite ninguna gran ofensiva más, pero la Wehrmacht, tal como demostrara en la contraofensiva de febrero, aún es capaz de lanzar rápidos y eficientes golpes. Y lo más importante, con una guerra de movimiento, posibilitada por la profesionalidad y capacidad táctica de los mandos intermedios alemanes, aún se pude dar a los soviéticos una dura batalla de desgaste.

Hitler sigue aún convencido, en especial después de que se haya podido, una vez más a finales del pasado invierno, capear el temporal de una aplastante derrota, de que puede llevar la guerra en el este a un final victorioso para Alemania. Se mantiene en sus trece de adelantarse a los rusos con un ataque propio antes del periodo del barro. Este plan fue el tema principal de una reunión del Führer con la cúpula militar que tuvo lugar entre el 17 y el 19 de febrero de1943. Asistieron a ella, además de Hitler, el Jefe del OKW, General der Artillerie Jold, el Jefe del Generalstabes des Heeres, General der Infanterie Zeitzler, así como los Comandantes en Jefe de los Heeresgruppe Mitte y Süd, GFM von Kluge y von Manstein. En ella, recibieron de Hitler la orden terminante de recuperar la iniciativa en el este, al precio que fuese:

“Nur offensive Kampfhandlungen würden einen Ausweg aus der Lage schaffen”

“Sólo las operaciones ofensivas nos harán encontrar una salida a esta situación”. El saliente de Kursk se ofrecía como un reclamo irresistible para este tipo de operaciones. Si era cortado por ambos flancos, no solamente metería a ingentes cantidades de tropas soviéticas en la trampa, sino que, además, dejaría a los soviéticos sin posición de partida para sus ofensivas contra los flancos profundos de los Heeresgruppe Süd y Mitte. Parecía posible, incluso, atrapar y destruir en el movimiento de tenaza a las fuertes reservas soviéticas acumuladas al este de Kursk para su ofensiva de verano.

La eliminación de ese saliente de 200 Km. de anchura, que se introducía en las defensas alemanas a una profundidad de hasta 100 Km., representaba para el OKH un acortamiento de 240 Km. del frente, con el correspondiente ahorro de reservas. Por todas estas razones, el OKH se decidió al planeamiento de una operación con objetivos limitados en Kursk. Se buscaba la posibilidad de embolsar y destruir a dos Frentes Soviéticos (= dos Heeresgruppe alemanes) creando una amplia ruptura en el frente ruso que podría ser aprovechada con posteriores operaciones en dirección sur y noreste.

Hitler predice un rápido y decisivo triunfo de la operación. Condición sine qua non: si había que realizar una operación ofensiva en el saliente de Kursk, esta debía tener lugar lo más pronto posible, para intentar coger a los rusos en un momento de relativa debilidad. Contra este plan: los soviéticos esperaban el ataque alemán, con toda seguridad, precisamente aquí, y habían fortificado extraordinariamente su frente. Así, se corría el riesgo de desgastar más las propias tropas que las enemigas. También era posible que los soviéticos aprovecharan la acumulación de reservas alemanas en el sector para atacar, por su parte, el saliente de Orel.

Preparativos: 5. 3. – 3. 7. 1943:

Da comienzo una carrera contra el tiempo, el peor enemigo de cualquier planeamiento táctico, tanto en el Führerhauptquartier en los bosques de Prusia Oriental como en el Cuartel General Soviético, STAWKA.

Ya el miércoles, 03. 03. 1943, se puede leer en el “informe sobre la situación enemiga nº 28” del Amt Fremde Heere Ost: “…Se ha confirmado la concentración de divisiones de Stalingrado en el sector de Kursk…”

El General Schukow escribiría el día 04. 03: “…Atraparemos la ofensiva enemiga en una defensa en profundidad, la agotaremos y, entonces, la aplastaremos en el contraaque…” La mayoría de los miembros del Consejo Supremo de Guerra en Moscú son de la opinión de que lanzar una ofensiva contra los preparativos alemanes sería más efectivo y produciría mayores éxitos. Schukow, sin embargo, está en contra, ya que quiere evitar convertir el enfrentamiento de las grandes unidades acorazadas en una batalla de movimiento.

El viernes, 05. 03. 1943, el OKH emite su Orden de Operaciones nº 5 para el desarrollo de la guerra en el este en los siguientes meses.

Algunos días después, el 13. 03. 1943, Hitler y el Jefe del Estado Mayor del Ejército, General der Infanterie Zeitler, visitan el Cuartel General del Heeresgruppe Mitte (GFM von Kluge) en Minsk. En esta visita se toman las siguientes decisiones: unir los flancos interiores del 2. Armee (Gen. der Inf. Weiss) y del 2. Panzerarmee (GenOberst R. Schmidt); formar un grupo de ataque a partir de las fuerzas del 9. Armee (GenOberst Model) y, por último, iniciar el ataque en dirección a Kursk a primeros de mayo.

Una vez finalizada la reunión, Hitler emite su primera Orden de Operaciones para “Zitadelle”, en la que se reafirma en su decisión de lanzar una ofensiva contra el sector de Kursk a primeros de mayo. Con dicha orden, Hitler contradice, una vez más, los deseos y consejos de sus generales. En ella también se ordena acortar la cabeza de puente de Kuban (posición “Gotenkopf”) y que el Heeresgruppe Süd pase a defensa estática en todo su frente y forme un fuerte grupo acorazado en el sector norte que, en colaboración con el grupo de ataque del flanco sur del H. Gr. Mitte, tendrá la misión de embolsar el saliente de Kursk.

Hasta mediados de abril de 1943 ambos Heeresgruppe han de formar sendos grupos de ataque, el Mitte al sur de Orel y el Süd en el sector de Bjelgorod. Junto con las fuerzas sacadas –con el consabido debilitamiento- de otros sectores de sus frentes, pueden contar con las nueve divisiones que han quedado libres tras el “Büffelbewegung” (“Movimiento Búfalo”, evacuación del saliente Rschew – Wjasma), algunas unidades traídas de Francia y con dos divisiones sacadas de la posición “Gotenkopf”. Todas las unidades comprometidas en la operación han de ser completadas y totalmente equipadas en el menor tiempo posible, a costa del resto de divisiones del frente oriental. Al haberse decidido por la ofensiva, el OKH está ignorando flagrantemente el verdadero desequilibrio de fuerzas en el frente oriental e infravalorando las posibilidades e intenciones soviéticas. Un error que habrá de pagar muy caro.

Pero, además, no será el único. El error más grave será que el OKH se creerá capaz de ocultar a los rusos los preparativos de la ofensiva, de mantener en secreto las direcciones principales del ataque y de aprovechar, por todo ello, el efecto sorpresa. El mismo día 13 STAWKA, que está sobre la pista de los planes alemanes desde primeros de marzo, crea el Departamento Militar de la Estepa, que no es más que un Frente (grupo de ejércitos) de Reserva camuflado.

La estación húmeda comienza esa primavera en el sector de Kursk excepcionalmente pronto. A pesar de las heladas nocturnas, las “carreteras” se encuentran en muy mal estado y la tierra negra se ha convertido en lodo. STAWKA aprovecha, además, sus conocimientos sobre las órdenes de concentración de los Heeresgruppe alemanes y lanza fortísimos ataques de hostigamiento contra las rutas de marcha: noche tras noche, atacan los aviones soviéticos la línea de abastecimiento Smolensk – Brjansk. Al mismo tiempo, intentan destruir el importante centro ferroviario de Roslawl. Las estaciones en un tramo de 60 kilómetros son atacadas cada día. Las líneas y conexiones de comunicaciones son destruidas; los importantísimos cambios de agujas (es una línea de una sola vía) caen bajo las bombas, dejando el servicio bloqueado durante días. Incluso es atacado el depósito de municiones de Brjansk, cuya posición ha sido revelada por los partisanos.

En la noche del 20 al 21 de marzo, los partisanos vuelan los dos puentes de la línea Minsk – Brjansk, sobre los ríos Desna y Wigonitischi. El responsable de ambas acciones habla sobre ellas dos días después en la radio moscovita.

En las últimas semanas de marzo, crecen de día en día los conocimientos de STAWKA sobre los planes alemanes. Stalin, que sabe aprovechar como nadie las posibilidades del que ve las cartas del contrario, es informado continuamente sobre el estado de los preparativos del OKH para la ofensiva de verano. Los informes que día a día van poniendo los servicios de información ante el dictador, van formando, como las piedrecillas de un mosaico, un cuadro cada vez más claro de las intenciones del Alto Mando alemán.

Es el Teniente General Onjanow, coordinador de la sección dedicada al ejército alemán de la Glawnoje Raswediwatelnoje Uprawlenije, GRU (Teniente General Iljitschow), en el Estado Mayor, quien se encarga de tejer toda la maraña de hilos. Se encarga de clarificar y unificar todos los informes de los servicios secretos militares y de presentárselos a Stalin diariamente. Será Stalin quien decida cuales de estos informes serán dados a conocer a STAWKA y cuales se reservará para su exclusivo conocimiento. Estos informes son el fruto del trabajo de numerosos agentes soviéticos en la Europa ocupada y de las informaciones de las partidas de partisanos que operan en la retaguardia alemana. Otras informaciones se consiguen a través del ejército y del reconocimiento aéreo: interrogatorios a prisioneros y desertores, documentos capturados, patrullas, fotografías aéreas y escuchas radiofónicas.

A principios de 1943, STAWKA formó cinco batallones especiales de radio. Su misión: perturbar las comunicaciones enemigas y mantener la seguridad de las propias. Los batallones especiales de radio nº 129, 130, 131, 132 y 226 son conocidos en el ejército rojo como “las primeras unidades de perturbación electrónica de comunicaciones”. Su creación es tomada en el Alto Mando Soviético como un “gran logro en la dirección de la guerra electrónica soviética”. Tras el correspondiente adiestramiento, cada Frente soviético en el sector de Kursk se beneficiará de los servicios de uno de estos batallones.

Cada uno de ellos cuenta con el siguiente equipo: 8/10 perturbadores móviles, 18/20 receptores para la captura de emisiones secretas enemigas y 4 localizadores/radiogoniómetros. Los equipos radio alemanes capturados se usan para la decepción imitativa en operaciones de desinformación. Sus operaciones tienen como objetivo estorbar los sistemas de comunicaciones tácticas y estratégicas de los alemanes, a nivel división, cuerpo y ejército. Además, se pinchan frecuencias principales y de reserva localizadas, con la intención de obtener información sobre fuerzas, dislocación y equipamiento de las unidades enemigas.

Nuevas revelaciones han dado lugar a cambiar uno de los aspectos más difundidos en la mayoría de las publicaciones sobre la batalla de Kursk: la importancia de los informes del grupo de agentes soviéticos dirigidos por Alexander Rado “Dora” en Suiza y su influencia en el desarrollo de la operación “Zitadelle”. La red de espías soviética en Ginebra, que entraría en la historia de la Segunda Guerra Mundial con el nombre del “Trío Rojo”, “Los Tres Rojos” o “Dora”, no estaba en realidad en condiciones de conseguir informaciones importantes para los rusos, ya que carecía en absoluto de los imprescindibles contactos en los Estados Mayores alemanes. A pesar de ello, uno de los informadores de Rado, llamado Christian Schneider “Taylor”, recibía material aparentemente interesante de Rudolf Roessler “Lucy”. Dicho material, una vez analizado en la central moscovita de la Raswedupr, no hacía más que aumentar el desconcierto entre los mandos soviéticos.

La verdad: Roessler, un periodista alemán exiliado, era propietario de una excelente biblioteca militar y de un extensísimo archivo de recortes periodísticos, pero era un completo ignorante en cuanto a la verdadera situación de la Wehrmacht. Mantenía contactos con un miembro del servicio secreto suizo, que le permitía ver sus informes. Los informes del servicio secreto suizo procedían de los interrogatorios a desertores e internados alemanes. Roessler los rellenaba con material de su propio archivo y se los pasaba a Schneider. Cuando llegaban a Rado, éste no se preocupó ni una vez de comprobar su procedencia, y los radiaba directamente a Moscú. Una vez allí, aterrizaban sobre la mesa del Teniente General Onjanow y, a medida que las patrullas y el reconocimiento aéreo iban aportando más información, se revelaban las discrepancias cada vez más graves entre la situación real y los informes de “Dora”, especialmente en lo concerniente al frente oriental.

Las más importantes y fehacientes informaciones sobre la Wehrmacht de Hitler no le llegaban a Stalin procedentes de sus agentes en el extranjero ni de los partisanos, sino de su tan odiado servicio secreto británico; más concretamente de la sección MI 6. Por orden personal de Churchill, cada nueva información obtenida por la operación “Ultra Secret” del MI 6 es enviada inmediatamente, por correo aéreo urgente, a Stalin en Moscú. Dichas informaciones, procedentes de la más importante fuente de los aliados occidentales, no procedía, en ningún caso, de informaciones de segunda mano reunidas por los agentes, sino de los mensajes secretos originales radiados por las más altas instancias de mando alemanas. Desde mediados de 1940, tras un año de intenso trabajo, que llevó a la construcción de una máquina “Enigma” y al descifrado del código de la Wehrmacht, los ingleses eran capaces de leer los mensajes interceptados (supuestamente cifrados en un código “indescifrable”) al mismo tiempo que sus verdaderos destinatarios.

La más secreta de todas las operaciones del MI 6 durante toda la Segunda Guerra Mundial, oculta como “Operation Ultra Secret”, tiene una larga e interesante historia tras ella: corría el año 1932 cuando un equipo de tres jóvenes matemáticos polacos, J. Rozycki, M. Rejewski y H. Zygalski, conseguían, tras un estudio intensivo de la Teoría de Ciclos, descifrar el código de la máquina “Enigma”. Unos pocos meses antes del ataque alemán a Polonia consiguen, además, dar el gran golpe: construyen ellos mismos una “Enigma” en Varsovia. Al saberlo, viajan inmediatamente a la capital polaca el jefe de la sección DY del servicio secreto francés, Major G. Bertrand, y dos especialistas británicos, el Comandante Denniston y el matemático D. Knox. El servicio secreto polaco les hace, el 24 de julio de 1939, un regalo inapreciable: dos réplicas exactas de la máquina “Enigma”. Una se quedará en París. La otra, viajará a Londres, donde es recibida con el mayor de los escepticismos. En otoño de 1939, se crea el cuartel general de criptología del SIS (Secret Intelligence Service) en Bletchley Park, al norte de Londres. Allí, con la ayuda de un antepasado de los ordenadores, se empiezan a descifrar las emisiones enigma interceptadas.

Así, a partir del verano de 1940, gran cantidad de órdenes del OKH, del OKL y del OKM y de sus mandos subordinados; informes sobre planeamiento de operaciones, fuerza de las unidades y su localización y cadenas de mando, junto a gran cantidad de otras importantes informaciones secretas van a caer a manos de Churchill, que decide personalmente su clasificación y divulgación.

El secreto “Ultra Secret” será guardado tan celosamente que los alemanes no sabrán de él hasta treinta años después de la guerra. Nos puede parecer paradójico que los británicos recibían sus mejores informaciones sobre las fuerzas soviéticas de los informes alemanes descifrados, ya que Stalin se negaba a dar tales informaciones a sus aliados, a pesar de que recibía los mejores equipos para sus fuerzas de élite de la ayuda anglo – americana. Peor aún, Stalin se negaba a informar a los británicos sobre nuevas armas alemanas capturadas. Gracias a los informes alemanes interceptados, los ingleses pudieron advertir a los rusos de que el B-Dienst de la Wehrmacht había conseguido romper el código secreto del Ejército Rojo.

A pesar de lo poco amistosas que habían sido las relaciones anglo – soviéticas hasta ese momento, a partir de julio de 1941, el Agregado Militar británico en Moscú, Teniente General Mason-McFarlane (y después su sucesor, el Contralmirante Miles), fue encargado de hacer llegar al Estado Mayor soviético informaciones de “Ultra Secret”. Por orden personal de Churchill, a partir de mayo de 1942, dichas informaciones debían ser entregadas en mano a Stalin o a su Jefe de Estado Mayor, Mariscal Schaposchnikow (después, a su sucesor, Mariscal Wassilewski).

Como fuentes se citaban, por seguridad, a “un alto oficial alemán anónimo destinado en el Führerhauptquartier”, a “una fuente muy bien situada en Berlín” y, a veces, a “una fuente muy fiable”. También en Londres se tenía mucho cuidado con los detalles, como por ejemplo, no mencionar nunca en los informes los apelativos tácticos secretos de las unidades alemanas, para no revelar que la información procedía de escuchas radiofónicas. Otras medidas de seguridad del MI 6: se pidió encarecidamente a los rusos que nunca comunicaran por radio que recibían información secreta de fuentes británicas. También se corregían en los informes enviados a Rusia las pequeñas incorrecciones cometidas por la forma germana de escribir los topónimos rusos, para ocultar así el origen de las informaciones.

En fecha tan temprana como agosto de 1941, se creó una sección especial del MI 6, bajo control directo de la oficina de guerra, encargada del trabajo conjunto con la Agregaduría Militar soviética en Londres. A partir de mayo de 1942, se empezaron a realizar reuniones semanales entre ambas instituciones, pero no se sacó nada del proceso: el caudal de información secreta siguió moviéndose en una única dirección: de oeste a este. Ni siquiera la intervención directa del Embajador británico en Moscú ante el Ministro Molotov sirvió para variar esta tendencia.

En junio de 1942, el Estado Mayor soviético comunicó al Agregado Militar británico, Contralmirante Miles, que el Ejército Rojo había conseguido, en el sector central del frente, capturar las llaves del código “Auca”, que era utilizado por la Luftwaffe en su tráfico aire – suelo – aire. Los soviéticos pedían consejo a los británicos para la escucha y aprovechamiento de dicho código táctico, que sirvió para descifrar las conversaciones entre las tripulaciones con los aeródromos y entre los oficiales de la Luftwaffe asignados a las unidades Panzer como coordinadores de los aparatos de apoyo a tierra.

El lunes, 22 de marzo de 1943, el servicio secreto británico se hizo con importantes informaciones sobre los preparativos alemanes para la ofensiva de verano: a través del descifrado de tráfico “Enigma” de la Luftwaffe, se enteraron del envío de divisiones panzer al sector central del frente, además de detalles sobre los movimientos en el sector de la Luftflotte 4 (GFM von Richthofen) como por ejemplo, que el VIII. Fliegerkorps había sido concentrado en el sector de Charkow para realizar misiones de apoyo a las unidades de tierra. También se enteraron, por el mismo medio, de que la ofensiva estaba planeada para finales de abril. Toda esta información de vital importancia fue enviada inmediatamente a Moscú.

El mismo día fue nombrado, por orden directa de la Oficina de Guerra, y en sustitución del Contralmirante Miles como Agregado Militar en Moscú, el Teniente General Gissard Lequesne – Martel, antiguo comandante del “Royal Armoured Corps”. El motivo de la sustitución: las más importantes informaciones sobre el frente oriental que se reciben en ese momento afectan, especialmente, a unidades acorazadas, por lo que se hace urgente poner al frente de la operación a un “especialista en carros”.

El viernes, 26 de marzo de 1943, interviene por primera vez en los combates en el Frente Oriental la Escuadrilla de Caza “Normandie” (Major De Tulasne). La escuadrilla había sido formada en diciembre de 1942, a iniciativa del General De Gaulle, en Iwanowo, al sur de Moscú, a partir de una escuadrilla del Ejército Francés del Aire. Estaba equipada con cazas soviéticos de tipo Jak – 1. Se les asigna la escolta de bombarderos soviéticos en los ataques a concentraciones de tropas alemanas y de nudos de comunicaciones en el sector al norte de Orel.

Mientras que los cazas de los “franceses libres” vigilan a las tropas alemanas bajo el encapotado cielo ruso de marzo, otros hijos de Francia, en este caso al servicio de Hitler, se encargan de cazar partisanos rusos o de frenar el ataque soviético sobre el Desna, al oeste del saliente de Kursk. Son las unidades de la “Légion des Volontaires Français contre le Bolchevisme” (L. V. F.). Dicha Legión fue creada a iniciativa de las “Tres D”: Doriot (fundador del Parti Populaire Français), Deloncle (Mouvement Social Révolutionnaire) y Déat (Ressemblement Nacional Populaire), notorios colaboracionistas franceses.

Previo acuerdo con las autoridades militares alemanas en París y tras la bendición del Cardenal Baudrillart y otros prelados de la iglesia gala, se crea, el 05. 08. 1941 la L. V. F. Tras el juramento a Adolf Hitler, que prestan en uniforme alemán, los 181 oficiales y 2271 suboficiales y soldados franceses entran en servicio como Infanterieregiment 638, bajo las órdenes del Coronel Labonne, anteriormente Agregado Militar francés en Ankara. Entra en acción por primera vez el 23 de noviembre de 1941, ante Moscú, en las proximidades de Djukowo, integrados en la 7. Infanteriedivision (GenMaj. Frhr. V. Gablenz). Aquí no les fue mucho mejor que a sus compatriotas de la Grande Armée 129 años antes: hasta el 7 de diciembre, perdieron el 50 % de sus fuerzas y se vieron obligados por los contraataques soviéticos a retirarse hasta Smolensk.

Tras un periodo de refresco en Dembiza (sur de Polonia), se les envía a principios de 1942 a la retaguardia del sector central del Frente Oriental para luchar contra los partisanos y proteger las líneas de abastecimiento alemanas.

Desde la primavera de 1943, la L. V. F., ahora bajo el mando del Coronel Puaud, un veterano de la lucha contra los rifeños en la Legión Extranjera, entra de nuevo en acción: una parte del III. Bataillon (Maj. Panné) forma parte de las operaciones anti – partisanos en los bosques de Brjansk, el grueso del III. Infaterieregiments 638 es estacionado en el Desna y el I. Bataillon (Capt. Bridoux) se une a las unidades de seguridad alemanas que intentan controlar la plaga de partisanos en el sector de Borissow.

El martes, 30. 03. 1943, después de que el Heeresgruppe Mitte recibiera la orden del GFM von Kluge de iniciar los preparativos para Zitadelle, el Armeeoberkommando 9 (en adelante AOK 9) pasa a ser denominado Festungsstab 11 (sección de fortificaciones 11) y es trasladado a Orel.

General de Ejército Rokossowski: “El mando supremo del Frente estaba convencido de que el enemigo descargaría su golpe con toda la fuerza posible. Se había dado a las tropas, desde finales de marzo, instrucciones exactas para la construcción de todo tipo de fortificaciones, puntos fuertes y defensas. El Comandante de los Ingenieros del Frente, Capitán General Proschljakow, había realizado un exhaustivo plan e hizo todo lo humanamente posible para que los trabajos estuviesen terminados en la fecha prevista”.

Aunque las tropas rusas hubiesen pasado temporalmente a la defensiva en todo el frente, las ventajas conseguidas con tanto trabajo en los dos últimos años seguían jugando a su favor.

El Tercer Reich seguía siendo, a pesar de Stalingrado, un enemigo temible; pero el equilibrio de fuerzas se había roto, drásticamente, en el invierno de 1942/43: la creciente superioridad económica, científico/técnica y militar soviética (gracias, ante todo, a los enormes envíos de sus aliados conforme a lo pactado en el acuerdo del Land-Lease) dejaba poco margen para un éxito alemán en la primavera de 1943. Para la fecha, el Ejército Rojo ya había repuesto sus enormes pérdidas personales y materiales. Se habían constituido gran número de nuevas grandes unidades operativas, especialmente ejércitos aéreos y acorazados, así como nuevas grandes unidades de artillería, algunas de las cuales llegaron a tomar parte en la batalla de Stalingrado.

Las sangrientas purgas del régimen de Stalin entre los viejos Comandantes del Ejército Rojo habían significado el rapidísimo ascenso de una nueva generación de dinámicos y jovencísimos Generales. La edad media de los comandantes soviéticos en Kursk sería 20 años inferior a la de sus contrincantes alemanes. Dicho rejuvenecimiento de la cadena de mandos traería un aumento significativo en el rendimiento y en la actividad, tanto en el trabajo de los generales como en la movilidad táctica de las tropas.

También la táctica de las grandes unidades operativas soviéticas se benefició mucho gracias a la experiencia adquirida en el último año de guerra: la evolución organizativa de los cuerpos acorazados y mecanizados consigue, por ejemplo, hacer ganar a los mismos mucho en profundidad operativa, al dotarlos ahora de más artillería orgánica. Con ello, ganan en potencia, a la vez que aumentan su equipamiento con nuevos carros pesados y medios y con más Stürmgeschütze. Incluso encuentran solución a la endémica falta de medios de transporte que venía sufriendo el Ejército Rojo, gracias al envío de cantidades ingentes de estupendos camiones americanos. También tendrán origen americano los millones de toneladas de provisiones y pertrechos que solucionarán el problema del aprovisionamiento que, dado el tamaño del Ejército Rojo y el lamentable estado de la red de transportes, había impedido hasta ahora a éste emplearse con toda su fuerza.

Mientras que en el frente oriental se pasa, a finales de marzo de 1943, a la guerra de posiciones, en el norte de África se abre camino una nueva catástrofe político – militar de gran calado para la Wehrmacht: la derrota de las tropas germano – italianas, que ahora están rodeadas en una estrecha franja costera en el norte de Túnez por fuerzas superiores anglo – americanas.

Ya que no se podía ocultar a los soviéticos durante mucho tiempo que, desde principios de abril de 1943, se estaban reuniendo grandes unidades operativas en el sector de Charkow (lo que, sin duda, llevaría a los rusos a pensar en una gran ofensiva en el sector), el Mando alemán intentó, a través de diversas operaciones de engaño y de intenso camuflaje, ocultar sus intenciones. Se construyeron, por ejemplo, gran cantidad de posiciones y fortificaciones de retaguardia, así como posiciones artilleras, para simular ante los soviéticos que los alemanes pasaban a la defensiva en el sector. Mariscal Schukow: “De acuerdo con el Jefe del Estado Mayor General, Mariscal Wassilewski, y con los Comandantes de los distintos Frentes, decidimos intensificar hasta el extremo el reconocimiento en los sectores de los Frentes Central, Woronesch y Suroeste. Los distintos ejércitos estacionados en dichos frentes, se encargaron de gestionar el reconocimiento aéreo y terrestre en cada uno de sus sectores. A principios de abril ya teníamos suficiente material como para demostrar la concentración de tropas enemigas en los sectores de Orel, Ssumy, Bjelgorod y Charkow”.

El sábado, 03. 04. 1943, STAWKA dicta una nueva instrucción que hace hincapié en la necesidad de “hacer prisioneros a toda costa, para seguir en todo momento los cambios en la dislocación de las tropas enemigas y conocer, de inmediato, los sectores donde son concentradas, en especial, en lo que se refiere a unidades acorazadas”. El Mariscal Wassilewski encarga, además, a la Sección de Reconocimiento del Estado Mayor General (Teniente General Iljitschow) y al Estado Mayor Central del Movimiento Partisano, informar de forma continua sobre la fuerza de las reservas alemanas y su localización y sobre la llegada de nuevas tropas de Francia, Alemania o cualquier otro lugar.

El lunes, 05. 04. 1943, el AOK 9 (GenOberst Model) ocupa su nuevo cuartel general en Kiskinka (Orel).

El jueves, 08. 04. 1943, el Mariscal Schukow presenta ante Stalin su plan de operaciones para la primavera de 1943: primero, desgastar a las tropas atacantes alemanas en Kursk mediante una defensa activa, destruir sus fuerzas acorazadas y entonces, con reservas frescas, aplastarlas con una gran ofensiva. Schukow: “Yo consideraba un sinsentido lanzar a nuestras tropas al ataque con el fin de adelantarnos al enemigo”. Stalin acepta el plan. Se envían unidades frescas al sector de Kursk, entre ellas las que forman parte del “Distrito Militar de la Estepa” (Coronel General Konjew). Estas unidades formarán la más fuerte reserva estratégica que tendría STAWKA en toda la Segunda Guerra Mundial. El Distrito Militar de la Estepa (después renombrado Frente de la Estepa) queda estacionado al este de Kursk y recibe orden de mantenerse preparado tanto para la defensa como para el ataque.

El mismo día ocho, Rudolf Roessler (“Lucy”), principal agente de los “Tres Rojos” (Rado), informa a Moscú sobre las últimas intenciones alemanas para la ofensiva de Kursk: “Ha sido retrasada hasta primeros de mayo”. La verdad: Hitler no decidirá hasta el 15. 04. 1943 iniciar “Zitadelle” el cuatro de mayo.

 El viernes, 09. 04. 1943, el Generaloberst Model expone el plan de ataque para su 9. Armee en “Zitadelle”: atacar frontalmente, en dirección norte – sur, Kursk con dos Panzerkorps, mientras que otro Panzerkorps se ocuparía de asegurar el flanco derecho y un Armeekorps el izquierdo. Objetivo: ocupar las tierras altas al este de Kursk, que son, según palabras del mismo Model: “la llave para el dominio de las comunicaciones este - oeste".

El sábado, 10. 04. 1943, Stalin encarga al Estado Mayor General realizar un informe para STAWKA sobre el plan para la campaña de verano, especialmente dirigido a conocer las opiniones de los Comandantes en Jefe de los Frentes sobre la posible dirección del esperado golpe alemán. Los Comandantes de los Frentes Central (General de Ejército Rokossowski) y Woronesch (General de Ejército Watutin) se muestran convencidos de que el enemigo atacará en dirección a Kursk. Mariscal Schukow: “Al llegar a Moscú el 11 de abril a última hora de la noche, Wassilewski me informó de que Stalin quería tener sobre su mesa, antes de la noche del 12, un mapa de situación con las últimas informaciones y los planes trazados… dado el alto grado de acuerdo que reinaba entre nosotros, estaba todo terminado para la tarde. Antonow (2º Jefe del Estado Mayor General) se mostró como un maestro es su trabajo, ya que mientras nosotros trazábamos los principios del informe que íbamos a rendir ante Stalin, realizó rápidamente un mapa de su puño y letra sobre la concentración de las fuerzas entorno al saliente de Kursk. Así se realizó, ya a mediados de abril, un preplaneamiento de las medidas defensivas que ordenaría el Cuartel General. Sobre este trabajo volvimos una y otra vez, tanto a finales de mayo como a principios de junio, cuando se tomaron las decisiones finales para la defensa. Para cuando llegó el momento, conocíamos en todo detalle los planes enemigos de atacar nuestros Frentes Central y Woronesch con sus Panzergruppe, apoyados en sus nuevos carros “Tigre” y en los obuses autopropulsados “Ferdinand””.

 

Panzerkampfwagen VI Tiger nuevos de fábrica para estrenar en Kursk.

El lunes, 12. 04. 1943, el Estado Mayor del Heeresgruppe Mitte presenta ante el OKH el plan que ha preparado, por encargo del Generaloberst Model, para su ataque durante la operación “Zitadelle”. En él, se contempla lo siguiente: “el 9. Armee romperá, el “día X”, las líneas enemigas entre Trossna y Maloarchangelsk, tras el ataque conjunto de las unidades situadas a ambos lados de la línea férrea Orel – Kursk y empujará, con su grupo de centro de gravedad… en una columna hasta las tierras altas al norte y este de Kursk, para tomar, finalmente, la propia ciudad… la unión con las fuerzas del Heeresgruppe Süd, que avanzarán por el eje Obojan – Tim desde el sur, se realizará lo antes posible…”.

El mismo día 12, tiene lugar en Moscú el briefing sobre los planes de STAWKA para las operaciones veraniegas. Ponentes: Stalin, Schukow, Wassilewski y Antonow. Teniente General Schtemenko, Jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor General: “En la reunión que tuvo lugar el 12 de abril en el Cuartel General, todos los participantes estuvieron de acuerdo en que el más probable objetivo de la ofensiva enemiga de verano sería el embolsamiento y destrucción de los Frentes Central y Woronesch en el saliente de Kursk… el paso a una defensa activa limitada en el tiempo sería, dadas las condiciones actuales, la mejor opción, para desangrar a la Wehrmacht fascista y conseguir las mejores condiciones para el paso a una gran ofensiva de verano”.

Finalmente, STAWKA impartió las pertinentes instrucciones al Estado Mayor General y a los Comandos Supremos de los Frentes Central y Woronesch de preparar las operaciones defensivas en el saliente de Kursk. Al mismo tiempo, comenzaron los trabajos de planeamiento de las contraofensivas en dirección a Orel y Bjelgorod – Charkow. La operación ofensiva en dirección a Orel, que sería llevada a cabo por tropas pertenecientes al flanco izquierdo del Frente Occidental (Coronel General Sokolowski), al Frente del Brjansk (Coronel General Popow) y al flanco derecho del Frente Central (General de Ejército Rokossowski), recibe el nombre en clave de “Kutusow”. La destrucción de las unidades alemanas en el sector de Bjelgorod – Charkow es encargada a las fuerzas del Frente del Woronesch, del Distrito Militar de la Estepa y del Frente Suroeste. El nombre clave de esta operación: “Polkowodez Rumjanzew”.

El martes, 13. 04. 1943, una orden del Luftwaffenkommando Ost a sus unidades avanzadas implicadas en la operación, transmitida a través de Enigma, con instrucciones de adelantar las posiciones de los aeródromos, es interceptada por los británicos. Será la primera vez que los ingleses oigan el nombre en clave de la ofensiva alemana de verano: “Unternehmen Zitadelle”. También esta información será transmitida de inmediato a Moscú.

El jueves, 15. 04. 1943, Hitler ordena, en el marco de la Orden de Operaciones nº 6, que “Zitadelle” sea la primera de las ofensivas de este año. La operación de Kursk tiene para el mando alemán un significado decisivo, ya que pretenden retomar con ella la iniciativa en el este al menos durante el próximo verano. Adolf Hitler: “la victoria de Kursk ha de tener el efecto de un faro para el resto del Mundo”.La intención de Hitler es, tras el triunfo de “Zitadelle”, lanzar inmediatamente el movimiento de ataque hacia el sudeste (“Unternehmen Panther”), para aprovechar el desconcierto enemigo.

El plan de operaciones “Zitadelle” contempla el clásico método de “extirpado” de un saliente en el frente mediante un ataque en tenaza contra su base. El peor defecto de semejante plan: el vital efecto sorpresa es aquí nulo. Como el enemigo espera que le ataquemos de esta forma, la única manera de igualar, al menos en parte, la ventaja que desechamos al perder la sorpresa será lanzando un ataque inicial súbito y demoledor y manteniendo al enemigo ciego en cuanto al centro de gravedad y dirección principal de nuestra ofensiva. El plan de operaciones “Zitadelle” ofrecía dos soluciones:

1.- Ceder la iniciativa al enemigo, dejarlo desgastarse contra un frente extremadamente fortificado y, finalmente, aplastarlo en el contraataque. Defensores de esta táctica: los miembros del OKH y los Comandantes de los Heeresgruppe Süd y Mitte, Manstein y Kluge. Ambos creen que el éxito lo traerá una defensa elástica capaz de fijar al enemigo, para retomar la guerra de movimiento en el contraataque y aprovechar así en la batalla campal subsiguiente la superioridad de la tropa y de los mandos intermedios alemanes y no un costosísimo avance a través del sistema soviético de fortificaciones a lo largo y ancho de todo el frente.

2.- Atacar primero, adelantarse al enemigo. Esta será la decisión de Hitler. Le tiene pánico a cualquier mínima pérdida territorial y, además, piensa: “No es necesario que Stalin me haga el favor de lanzar una ofensiva. Además, la más que posible invasión de occidente no deja a Alemania ningún tiempo que perder”.

Según las expectativas de Hitler, con el movimiento en tenaza del Heeresgruppe Mitte desde el sur de Orel y del Heeresgruppe Süd desde la zona a ambos lados de Bjelgorod, se embolsarán y destruirán las fuerzas soviéticas estacionadas en el saliente de Kursk. El OKH mantiene la esperanza de poder romper el frente en Kursk, pero sólo si:

  1. se consigue fijar la mayor cantidad posible de reservas soviéticas con ataques secundarios en otros sectores del frente.
  2. se reduce radicalmente el sector de ruptura asignado a cada división (fijado inicialmente en de 2,8 a 3,3 Km.).
  3. se consigue concentrar los nuevos carros de los tipos “Tiger” y “Panther” en un número no inferior a los 30 – 40 por kilómetro de frente.

El General der Infanterie Zeitzler, Jefe del Estado Mayor del OKH, se muestra conforme con este plan, pero pone una condición: se atacará lo antes posible, mejor si es aún en abril. Si se espera demasiado, la defensa soviética se volverá demasiado fuerte. Pero Hitler no está ni mucho menos de acuerdo con dichas fechas. Quiere esperar a la entrada en servicio de los “Panther” y, sobre todo, de los “Tiger”, que darán, en su opinión, una ventaja decisiva a sus tropas. La gran desventaja de todo el plan sigue siendo, de todos modos, que los rusos esperan la ofensiva precisamente en el saliente de Kursk y en ninguna otra parte.

Y mientras que Manstein quiere retomar el movimiento y lanzar golpes acorazados en campo abierto, el saliente se ha convertido en un auténtico bastión, que solo podrá ser tomado con muchísimo esfuerzo y cuantiosas pérdidas. Se cierra la fecha para el lanzamiento de “Zitadelle”: será el 04. 05. 1943.

Por esas mismas fechas, del lado soviético del saliente, se trabaja a todo ritmo en las fortificaciones. Teniente General Moskalenko, Comandante del 40º Ejército (Frente Occidental, General Coronel Sokolowski): “Todos nuestros soldados fueron transformados en zapadores. Cavamos cientos de kilómetros de trincheras, construimos refugios para tanques, cañones, camiones y caballos y búnqueres para nuestros soldados que eran impenetrables incluso para una granada de 150 mm. Todo ello tan fundido en el entorno, que ni las patrullas ni el reconocimiento aéreo eran capaces de identificar nada”.

General der Panzertruppe von Knobelsdorff, Comandante del XXXXVIII. Panzerkorps (Heeresgruppe Süd, GFM von Manstein): “Al mismo tiempo que recibía nuevas tropas, el enemigo construía un gigantesco sistema de fortificaciones cuidadosamente planificado en profundidad. En el sector de mi Korps, la construcción de posiciones defensivas alcanzaba, en algunos casos, los 20 Km. a retaguardia. Los rusos se estaban mostrando de nuevo como grandes maestros en la situación, construcción y ocultación de su sistema de fortificaciones”.

Teniente General Dragunski, comandante de la 1ª Brigada Mecanizada (1º Ejército Acorazado, Frente del Woronesch): “Para cada carro, cada cañón y cada ametralladora se prepararon posiciones de fuego, se asignaron sectores de fuego y puntos de orientación; se prepararon planes de fuego anticipados y se repartieron posiciones principales, de reserva y de emergencia”.

General de Ejército Rokossowski, Comandante en Jefe del Frente Central: “Soldados y Comandantes se responsabilizarían del poderío de las posiciones por ellos mismos construidas. Dado que en esa misma línea habían resistido exitosamente los ataques alemanes de febrero y marzo, gozaban de una amplia experiencia”.

El Alto Mando alemán no se hacía ni una remota idea de la profundidad y fuerza de las posiciones defensivas soviéticas en construcción. Había una media de ocho búnkeres por cada kilómetro de frente. Los nudos defensivos de cada batallón unían una tupida red de trincheras totalmente reforzadas con tablas, cemento y refugios techados. La densidad era de 3,8 kilómetros de trinchera por cada kilómetro de frente. Especialmente fuerte era la fortificación de la línea principal de defensa: varias líneas de trincheras reforzadas y unidas entre sí, con tupidas redes de alambre de espino, campos de minas, fosos antitanque, búnkeres y refugios subterráneos, incontables nidos de ametralladoras y de anillos de PAK’s, posiciones artilleras en profundidad, tanques enterrados… un sistema defensivo, en fin, que no podía ser atravesado en un único asalto.

Se construyeron miles de posiciones para facilitar la movilidad de las baterías de la artillería soviética, tan bien camufladas que eran imposibles de distinguir durante un ataque. La zona de defensa táctica, compuesta por una primera y una segunda línea, alcanzaba una profundidad de entre 15 y 20 Km. Hasta una profundidad de entre 20 y 30 Km. a retaguardia de la primera línea, se constituyeron sectores defensivos a nivel de ejército, que fueron ocupados por las reservas de cada uno de ellos. Además, los Frentes Central y del Woronesch construyeron tres líneas de defensa y el Distrito Militar de la Estepa otra más al este del saliente de Kursk, entre Rossoschnoje y Belij Kolodes. La zona táctico-operativa de estos frentes estaba ocupada por tropas en una profundidad de hasta 70 Km.

En conjunto, la profundidad de los ocho sectores y líneas de defensa variaba entre los 200 y los 300 Km. Este sistema de trincheras defensivas y de enlace, de pozos de tirador y de fortificaciones carecía de paralelo en el resto del frente oriental. Así, por ejemplo, en el sector de los Frentes Central y Woronesch, se cavaron casi 10000 Km. de trincheras; sólo en el sector del Frente del Woronesch se construyeron: 83912 posiciones de tiro, nidos de ametralladoras y posiciones para fusiles antitanque (Panzerbüchsenstellungen), 5322 posiciones de observación y 17505 refugios y búnqueres subterráneos; además de colocarse 637500 minas antitanque y antipersonal y 593 Km. de barreras de alambre de espino. En los sectores especialmente amenazados, entre cada línea de defensa se construyeron posiciones erizo. El Distrito Militar de la Estepa construyó otra línea defensiva a retaguardia en el sector de Kschen.

Para poder organizar mejor la coordinación entre las distintas unidades, fueron organizadas en “sectores de defensa antitanque”. La densidad de cañones antitanque alcanzaba en las direcciones principales los 12-15 pak’s por kilómetro de frente. En comparación: en la defensa de Moscú la concentración era de cinco cañones por kilómetro y en Stalingrado 6-8. General de Ejército Rokossowski: “Le dimos especial importancia a conseguir diferentes clases de barreras antitanque. Ante la línea más avanzada y en las direcciones amenazadas colocamos innumerables barreras, consistentes en campos de minas, fosos antitanque, dientes de dragón, presas para inundar el terreno y barricadas de árboles”.

- Continua en la 3º Parte

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