Batalla del río Yalú: China-Japón 1894

La batalla del río Yalú tuvo lugar el 17 de septiembre de 1894 durante la guerra Chino-Japonesa que se desarrolló entre 1894 y 1895, el motivo de dicho conflicto fue el dominio sobre Corea, país sometido al control del Imperio Chino y sobre el cual un emergente Japón quería ejercer su influencia.
El río Yalú traza la frontera entre China y Corea, la batalla se desarrolló cerca de la desembocadura de dicho río cuando una flota japonesa al mando del almirante Sukeyuki Ito intentó interrumpir el desembarco de tropas chinas protegidas por la flota del almirante Ting Ju-chang.

El crucero japonés Naniwa

Sobre el papel la flota china era superior, sus principales unidades eran pre-dreadnoughts de fabricación alemana que montaban numerosas piezas de 8, 10 e incluso 12 pulgadas, sin embargo las tripulaciones chinas apenas estaban entrenadas en el manejo de la artillería y eran propensas al pánico bajo el fuego enemigo. La corrupción también jugó al parecer un papel importante ya que parte de la munición e incluso algunas piezas artilleras habían sido vendidas en el mercado negro y en algunos barcos se almacenaban conservas para el contrabando en lugar proyectiles.
Además los japoneses confiaban en sus propios mandos mientras que los chinos dependían de los consejeros e instructores extranjeros como el alemán Constantin von Hanneken o el norteamericano Philo McGiffen.

Barcos chinos en la batalla del río Yalú

 



La flota japonesa se componía de dos escuadrones, el principal era liderado por el almirante Ito que izaba su bandera en el Matsushima acompañado por el transatlántico convertido Saikyo y la cañonera Akagi; el resto del cuerpo principal lo formaban los cruceros Chiyoda, Itsukushima, Hashidate, Fuso y Hiei. Un escuadrón volante compuesto los navíos Yoshino, Takachiho, Akitsushima y Naniwa avanzaba al frente de la escuadra nipona. La mayoría de los barcos japoneses eran de fabricación británica y algunos, como el buque insignia Matsushima, de fabricación francesa.
Los chinos también formaban en dos escuadrones, uno formado por los cruceros Ting Yuen (insignia), Tsi Yuen, Kuang Chia, Chih Yuen, King Yuen, Chen Yuen, Lai Yuen, Ching Yuen, Chao Yung y Yang Wei. El segundo escuadrón lo componían el Kuang Ping y el Ping Yuen además de dos cañoneras y dos torpederos.
El combate comenzó de manera desgraciada para los chinos, el Ting Yuen disparó sus piezas principales contra los japoneses a 5.500 metros de distancia lo cual era desperdiciar munición, pero además lo hizo apuntando directamente hacia el frente cosa que había sido desaconsejada por los instructores alemanes ya que podía afectar a la estabilidad del puente voladizo tal y como ocurrió, de ese modo el almirante Ting Ju-chang y varios oficiales chinos resultaron heridos por la caída nada más comenzar la batalla.
La flota china abrió fuego a discreción al pasar frente a la escuadra japonesa pero no logró ningún impacto significativo con sus piezas de gran calibre, sin embargo los japoneses concentraron su fuego sobre los últimos barcos de la línea china con resultados devastadores para el Chao Yung y el Yang Wei que pronto se vieron envueltos en llamas. Los japoneses intentaron envolver el flanco derecho de la escuadra china con su escuadrón volante, pero la oportuna llegada del segundo escuadrón chino abortó dicha maniobra.
Un nuevo contratiempo agravó la situación de la flota china, el Ting Yuen perdió su mástil de señales en el primer intercambio de disparos lo cual provocó gran confusión entre los demás navíos. Para contrarrestar dicha eventualidad el mando chino había dispuesto que sus barcos se agrupasen dos a dos, para darse apoyo mutuamente. El almirante Ito, mientras tanto, envió a sus cruceros más rápidos para acompañar el avance del Hiei, el Saikyo y el Akagi, que por su menor velocidad habían quedado retrasados. Dicha maniobra acabó de poner a la flota china a merced de los nipones que actuaron con mucho mayor orden, determinación y puntería.
En el combate subsiguiente cinco barcos chinos fueron hundidos y otros tres resultaron seriamente dañados, las bajas chinas consistieron en 850 marineros muertos y 500 heridos. El buque insignia Ting Yuen no fue hundido, pero registró 14 muertos y 25 heridos entre sus tripulantes.
Por parte japonesa cuatro barcos, Hiei, Akagi, Saikyo y Kabayama, sufrieron daños graves, los daños en los demás navíos fueron leves. 50 marineros japoneses murieron y 200 resultaron heridos.
Tras el combate los barcos chinos que aún seguían a flote se retiraron a Port Arthur, los japoneses también se retiraron por falta de munición y por temor a un ataque nocturno de torpederos chinos.
Aunque el resultado de la batalla fue claramente favorable a los japoneses, muchos cronistas neutrales hablaron de una victoria, al menos parcial, de los chinos, ya que estos consiguieron que sus tropas desembarcaran satisfactoriamente mientras se desarrollaba el combate y además los japoneses terminaron por retirarse. Sin embargo la batalla del río Yalú es recordada por los chinos como una humillante derrota que fue decisiva para que los japoneses ganaran la guerra y quedara demostrada la debilidad del Celeste Imperio, provocando a la larga la caída de la dinastía Qing. El gobierno chino achacó la derrota al virrey Li Hung-chang y al almirante Ting Ju-chang, sin embargo este último fue descrito por el almirante británico Freemantle, que le conoció tras la batalla, como “un hombre valiente y patriota, todavía cojo por las heridas recibidas en la acción del Yalú”.


El consejero norteamericano Philo McGiffen herido tras combatir a bordo del Chen Yuen.

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