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Capítulo XXVIII: Lucha de Acorazados

Entretanto, en el Este las elecciones generales de la Confederación ya habían pasado, y sus resultados fueron comunicados en marzo de 1862. Como se esperaba, Jefferson Davis se vió confirmado en la Presidencia para un periodo de seis años.

Su gobierno apenas cambió de composición. Tan sólo y para tranquilizar a los militantes airados, Judah Benjamin fue separado del Ministerio de Guerra, que pasó al Brigadier George W. Randolph, (recién ascendido). Mientras Benjamin, de quien Davis no tenía intención de prescindir, sustituía a R.M.T Hunter en la Secretaría de Estado, cada vez más claramente convertido en el número dos del Gobierno.

A su vez, se dio satisfacción a “Stonewall” Jackson permitiéndole sustituir en el mando del Alleghany a William Wing Loring por uno de “sus” hombres, el recientemente nombrado Brigadier Edward Johnson. A Loring se le dio también satisfacción, nombrándole Mayor General y dándole el mando del Kanawha, cuyo titular anterior Alexander R. Lawton pasó a segundo plano.

Por su parte, Davis terminó de “amansar” a los militares creando ahora el grado de General, (conocido como General Full Rank), al que fueron inmediatamente ascendidos Samuel Cooper, Joseph E. Johnston y Albert S. Johnston, mientras Pierre G.T Beauregard lo era a Tte. General como segundo en el mando del Oeste.

En toda la negociación con los militares levantiscos, la intermediación del también Tte. General Robert E. Lee había sido fundamental. Y Davis, no queriendo perder su consejo, lo mantuvo en Richmond sirviendo como una especie de Jefe de Estado Mayor extraoficial para asuntos estratégicos y nombramientos de altos cargos. Mientras, Samuel Cooper seguía dirigiendo el Estado Mayor oficial, más limitado a cuestiones de logística, personal en general y armamento.

Por otra parte, uno de los primeros comandantes de división del Ejército del Potomac secesionista, el surcarolino Mitlege L. Bonham, había armado una pequeña tormenta con su decisión de presentarse como candidato a Gobernador de su Estado, y el Ejército Provisional había retenido su ascenso a Mayor General, que a los comandantes de división del Ejército del Potomac se les estaba otorgando en masa.

Bonham ganó las elecciones y abandonó el ejército por el cargo de Gobernador, pero su ascenso fue definitivamente retenido y hubo de retirarse como Brigadier. Y otro brigadier que dejó su cargo por la política fue Humphrey Marshall, que había obtenido un escaño por Tennessee en el Senado Confederado.

En Washington también había habido algunas tormentas desde el fin de Enero. La acusada personalidad del nuevo Secretario de Defensa, Edwig McMasters Stanton, se había mezclado con un Lincoln cuya casi infinita paciencia estaba al fin agotándose para producir una actitud bastante más dura del Gobierno hacia los estamentos militares.

La primera muestra de esta nueva actitud había sido la llamada “Orden Presidencial nº 1” del 27 de Enero de 1862, en la que Lincoln como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, ordenaba a los ejércitos de la Unión, nombrados uno a uno, pasar a la ofensiva para el 22 de febrero. Era un fustazo a la pasividad que ciertos mandos parecían cultivar, y sobre todo un desafío a McClellan, al que se emplazaba a ponerse en marcha o enfrentar una orden superior directa.

President's General War Order No. 1 Executive Mansion,
Washington, January 27, 1862

Ordered that the 22nd. day of February 1862, be the day for a general movement of the Land and Naval forces of the United States against the insurgent forces.

That especially --
The Army at & about, Fortress Monroe.
The Army of the Potomac.
The Army of Western Virginia
The Army near Munfordsville, Ky.
The Army and Flotilla at Cairo.
And a Naval force in the Gulf of Mexico, be ready for a movement on that day.

That all other forces, both Land and Naval, with their respective commanders, obey existing orders, for the time, and be ready to obey additional orders when duly given.

That the Heads of Departments, and especially the Secretaries of War and of the Navy, with all their subordinates; and the General-in-Chief, with all other commanders and subordinates, of Land and Naval forces, will severally be held to their strict and full responsibilities, for the prompt execution of this order.

En realidad las relaciones de McClellan con el Gobierno eran más tempestuosas que nunca. En su correspondencia, el infatuado soldadito describía a aquel como “una pandilla de miserables”, y un amostazado Lincoln le escribía a su vez: “Si alguna vez se siente usted dispuesto a tomar la ofensiva, nadie le obligará a renunciar a ello”.

El problema era que aunque ya nadie más que el propio McClellan y su paniagudo Pinkerton, fingía siquiera creer las descabelladas cifras de efectivos enemigos que el segundo proporcionaba, el general seguía asiéndose a ellas para exigir como condición previa a la ofensiva, una fuerza de 250.000 hombres en el área Maryland-Distrito Federal. (Importante en este cometido de aparentar unos efectivos inexistentes fue el empleo de los más tarde “Quaker Guns” o “Cañones Quáqueros” que descubriremos mejor en el siguiente capítulo)

Pero para el grado de movilización alcanzado por la Unión, tal cifra resultaba simplemente inalcanzable. Después de ascender a unos 210.000 hombres, se había detenido y tendía a disminuir. Siendo el principal culpable el propio McClellan, presuntamente tan buen organizador, que no había cuidado las medidas más elementales de higiene de los campamentos como hubiese sido la construcción de unas letrinas.

Gustaba mucho de hacerse retratar entre las tiendas de campaña, aunque a las noches se retiraba a un cómodo palacete en Washington, pero ni siquiera había cuidado de hacer cavar letrinas. Y con las tropas hacinadas en el mismo sitio desde agosto y antes, sumándose luego los fríos y la humedad del invierno, las enfermedades estaban matando o inutilizando soldados a velocidades vertiginosas. En los campamentos florecían la gripe y las bronquitis, aumentaba inquietantemente la temida tuberculosis, y últimamente había penetrado en ellos la disentería y lo que parecían brotes de cólera y meningitis.

McClellan condescendió al menos a explicar cual era su famoso “Plan Maestro”, que resultó consistir en transportar al Ejército del Potomac a la península de Yorktown para asaltar Richmond por detrás. Lincoln, que había estado poniéndose a tono para no ser engañado por unos militares en los que cada vez confiaba menos, leyendo todo lo que caía en sus manos sobre estrategia, de Clausewitz al mismo Halleck, quedó más bien perplejo.

A su parecer, tal estrategia obligaría a dividir el ejército para poder cubrir Washington, mientras que el avance por vía terrestre obviaba ese problema. (Quizá por delicadeza, omitió subrayar que tal plan demostraba que McClellan tampoco creía en las cifras de Pinkerton. Si los confederados hubiesen realmente dispuesto de 200.000 hombres, la dispersión de fuerzas hubiera sido totalmente suicida).

Probablemente, en origen McClellan sólo quería provocar una actitud de rechazo o “escasa confianza” por parte del Gobierno para utilizarla como excusa para permanecer inmóvil. Y aunque Lincoln acabó por dar un permiso algo renuente, siguió sin actuar.

En tanto, el plazo marcado por la “Orden Nº1” había pasado y el grado de obediencia a ella resultó bastante variado. No se podía culpar a Canby en Nuevo México, sometido a una dura presión, de no tomar la ofensiva; y Burnside en los Sounds y Halleck en los frentes centrales, con las acciones de Garfield, Thomas, Grant y Curtis, habían satisfecho bien la orden. Pero otros mandos como T. W. Sherman en la costa suratlántica, W. S. Rosencrans en West Virginia y sobre todo el mismo McClellan, no se habían movido.

El impetuoso Stanton quería empezar a cortar cabezas y Lincoln estaba por una vez de acuerdo, quizá exasperado porque acababa de sufrir un terrible golpe familiar. En efecto y durante las acostumbradas visitas de la familia presidencial a los hospitales militares del área de Washington, Willie, el hijo de 12 años de Lincoln se había contagiado de una enfermedad mal diagnosticada, (sus síntomas hacen pensar en algo de tipo meningítico), muriendo en pocos días.

A este terrible golpe se sumó de inmediato un no ilógico agravamiento del delicado estado mental de Mary Todd Lincoln, y el Presidente estaba pasando un calvario personal que no le empujaba precisamente a ser piadoso, de manera que autorizó a Stanton a iniciar su “purga”.

Ya explicamos en un capítulo anterior cómo su primera “víctima”, Thomas Wood Sherman, se encontró despojado de su mando independiente. Y el siguiente en la lista era William Starke Rosencrans. Este se había batido bastante bien en 1861, y su alejamiento puede parecer algo injusto, pero es que precisamente presentaba una serie de ventajas muy tentadoras en el contexto de la pugna entre la presidencia y McClellan.

En primer lugar dejaba vacante sobre el papel un mando importante, pero en aquel momento poco comprometido, que podía ser cedido al Mayor General John Charles Fremont, que estaba clamando por uno, era enemigo personal y político de McClellan, y el apoyo de cuyos incondicionales sería muy útil al Gobierno si por tener que destituir a “Little Mac” se organizaba una tempestad en el Capitolio.

Además, si Fremont era enemigo de McClellan, Rosecrans que había sido su Jefe de Estado Mayor, estaba considerado un hombre del “generalísimo”, y su remoción enviaba a éste un claro mensaje. Para colmo y como era de esperar dada la prepotente personalidad de Fremont, éste encontraba insuficientes los 15.000 soldados, (divisiones de J.D. Cox y R.C. Schenck), con que Rosecrans había contado. Y eso dio oportunidad para hacer el mensaje aún más inequívoco retirando al Ejército del Potomac 10.000 hombres para reforzar a Fremont. (Tan sólo se trataba de la división “europea” de Louis Blenker, pues para el estándar de otros frentes, las divisiones de que disponía McClellan eran de lujo).

George Brinton McClellan entendió perfectamente que el tiempo de las contemplaciones había pasado y, aunque es claro que había estado buscando el enfrentamiento, se “arrugó” al ver que el Presidente no lo rehuía. En el acto, a comienzos de marzo, comenzó a enviar sin mucho orden y como el correr del tiempo lo comprobaría, sin un verdadero plan de acción, tropas de su mando a la Península de Yorktown, tratando de fingir que en realidad estaba preparando el ataque.

El forcejeo entre la Presidencia y McClellan, y las reformas en el ejército de la Unión continuarían aún por semanas, pero ya es hora de que las dejemos para relatar la reacción secesionista a estos primeros envíos de tropas, que iban a dar lugar a quizás los combates navales más conocidos de toda la guerra, incluyendo una lucha de acorazados.

La raíz de esta reacción era que, en sus enjuagues políticos, McClellan había explicado “confidencialmente” su plan a tanta gente que, al menos entre los “enterados”, era ya de dominio público. La noticia había llegado ya tiempo atrás al Mando Confederado, sólo que éste, como el propio Lincoln, al que tampoco la reciente declaración oficial del “generalísimo” había sonado a nuevo, lo encontraba complicado y poco práctico y no acababa de creer que fuera serio.

Pero cuando entre los días 5 y 7 de marzo los transportes comenzaron a depositar grandes cantidades de soldados unionistas en Hampton y Newport News, (en principio llegó la 2º división del Ejército del Potomac del venerable Edwin Vose Summer con regimientos que ya conocemos como los “Zuavos de Fuego” de New York), los confederados sólo pudieron concluir que los planes eran ciertos.

Creían tener la respuesta adecuada para la ofensiva puesta en marcha, pues en su Arsenal de Gosport, en la orilla Sur de las Hampton Roads, acababa de ser concluido el buque blindado favorito del Secretario de Marina Stephen Mallory, el “CSS Virginia”, al que por usar el casco y las calderas del antiguo crucero de la Armada Federal “USS Merrimack”, la Prensa unionista le llamaría “CSS Merrimack”, nombre por el que hoy es más conocido que por su nombre auténtico “CSS Virginia”.

La historia del “CSS Virginia” comenzó el 20 de abril de 1861cuando los federales en su abandono apresurado del Gosport Navy Yard, la destrucción del material allí guardado y su dique seco fue del todo ineficaz. El “Merrimack” sólo se quemó hasta su línea de flotación quedando sus motores más o menos intactos y el dique pronto sería restaurado. Los confederados habían ganado el mayor astillero para el Sur sin disparar un solo tiro y con él llegaría su buque de guerra más famoso. Además de más de mil cañones pesados, armones y una ingente cantidad de pólvora, todos ellos materiales muy necesitados en un Sur nada industrializado.

Con el control de Norfolk y su astillero la Confederación mantenía el control de la ribera sur de Hampton Roads que junto con las baterías instaladas en Sewell’s Point y la Isla Carney en la desembocadura de los ríos Elizabeth y James eran la barrera de protección de Richmond ante un ataque anfibio. Por su parte la Unión mantenía el control de Fort Monroe y Fort Wool, con lo que disponían de una puerta en la parte sur de la Península en Newport News.

Con el inicio del bloqueo el 30 de abril de 1861, Norfolk y Richmond quedaron prácticamente aisladas del mar debido a la presencia de la flota unionista en conjunción con los cañones de Fort Monroe y Newport News, por lo que la Confederación debía hacer algo para cambiar la situación en la zona.

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Cañón Rodman de 15 pulgadas en Fort Monroe

Años antes durante la Guerra de Crimea ya se habían hecho experimentos con buques blindados y propulsión a vapor. Para 1860 la Marina Francesa había botado su primer acorazado “La Gloire” y un año más tarde la seguía la Royal Navy con su “HMS Warrior”. Cuando la guerra estalló, el Secretario Naval Confederado, Stephen R. Mallory, era un entusiasta del blindaje y creía firmemente que era el único camino a seguir para que la Confederación pudiese compensar la diferencia numérica de buques con la Unión. El blindaje contrarestaría el número con calidad y con esa idea se comenzó a reclutar a cuantos hombres pudiesen desarrollar su idea.

Pero los confederados tenían un serio problema, la falta de fábricas capaces de construir los motores y planchas de blindaje para construir esos “magníficos” barcos que Mallory tenía en mente. La única factoría siderúrgica con capacidad suficiente sería Tredegar Iron Works, pero no estaba en condiciones de construir los motores hasta dentro de un año. Con todo ello, los “padres” del “CSS Virginia”, diseñador Tte. Comandante John M. Brooke, constrtuctor John L. Porter y responsable de propulsion Jefe de Máquinas William P. Williamson, crearon un auténtico monstruo.

Los confederados llegaron a poner en rada 14 buques blindados, no todos los cuales llegarían a operativos, pero el “CSS Virginia” iba a ser quizás el más perfeccionado. Ante la situación logística, Williamson aconsejó aprovechar los motores y el casco del “Merrimack”, proponiendo que el diseño fuese adaptado al casco existente. Porter realizó los planos que fueron presentados aMallory para su aprobación. El 11 de julio de 1861 el diseño fue aceptado y se comenzó inmediatamente su construcción.Todo esto le dio una sólida base y aceleró considerablemente su construcción y puesta en servicio.

Dotado de la típica superestructura blindada en forma de tejado confederada y armado con 6 cañones Dahlgren de 9 pulgadas de ánima lisa, 2 de 6,4 pulgadas y 2 Brooke Rifles de 7 pulgadas. El blindaje consistiría en planchas de 1 pulgada (25 mm), pero se sustituyó por un panel de 2 pulgadas de hierro, además de 24 pulgadas de pino. Dispondría de 14 troneras, cuatro a cada costado, tres en proa y tres en popa Además contaba con un temible espolón de arrabio, pues como muchos acorazados confederados era un “ram”.

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“CSS Virginia”

El buque no había realizado aún sus pruebas de mar, pero el Secretario Mallory y el Comodoro John Randolph Tucker, comandante naval confederado de las Hampton Roads, tenían confianza en su capacidad para aplastar el poder naval unionista en aquel estuario, por lo que fue puesto en servicio el 17 de Febrero de 1862.

Se reunió una tripulación que, por falfa de personal naval, hubo de completarse con soldados voluntarios del ejército y cuyo mando se dio a un notable marino, el Capitán Franklyn Buchanan. Se preparó en el río James tres cañoneros improvisados, los “CSS Teazer”, “CSS Jamestown” y “CSS Patrick Henry”, que debían apoyar al “CSS Virginia”. Y desde el último de los cuales, el mayor y mejor armado con potencia equivalente al “USS Harriet Lane” unionista, el propio Tucker asistiría a la acción. Así, llegadas las últimas órdenes en la mañana del 8 de Marzo de 1862, el buque acorazado zarpó a mediodía.

Pero claro, la Unión no estaba de brazos cruzados y la información corría igual en ambos sentidos y ante el conocimiento en Washington de la construcción de un buque blindado por parte confederada los federales tomaron cartas en el asunto. El Secretario de Marina de la Unión, Gideon Welles, solicitó el permiso al Congreso que obtubo el 3 de Agosto de 1861. Welles reunió a tres oficiales navales (Capitanes Joseph Smith, Hiram Paulding y Comander Charles Henry Davis) que debían asesorar al Secretario Welles entre los tres proyectos presentados. Este grupo sería conocido como el Consejo Acorazado Ironclad Board.

El primero había sido un gran buque blindado a la europea diseñado por Merrick&Sons de Philadelphia: 3.500 toneladas, blindaje de 4,1 pulgadas y 20 cañones pesados en barbeta. Con un coste de 780.000$. Aunque de diseño más convencional, tenía muchas semejanzas con el “CSS Virginia” y hubiese sido un buen rival, pero su construcción era larga y complicada, por lo que estaría disponible hacia finales de 1861. Se le llamaría “New Ironsides” en honor de la gloriosa fragata “USS Constitution” cuyo apodo en la Armada era “Old Ironside”.

El segundo producto, construido por Bushwell de New Haven, era un modesto cañonero de 700 toneladas, con 18 cañones ligeros y un blindaje de chapas de entre 4 y 2 (sobremanera del espesor menor) pulgadas. Se le llamó “USS Galena” y estuvo rápidamente disponible al bajo coste de sólo 235.000$. Pero este no parecía rival para enfrentarse al “CSS Virginia”.

El tercero fue propuesto ya en octubre por el prestigioso ingeniero sueco John Ericsson, inventor de la hélice para buques y ahora fabricante de barcos en New York. A cambio de manos libres, se comprometía a crear un rival digno del más pesado de los “ram” confederados en sólo cuatro meses y a un precio asequible. Al final costaría 275.000$, toda una ganga.

Lo que pretendía con su petición de “manos libres” era que se le permitiera aplicar soluciones revolucionarias, hasta entonces no salidas del ámbito del tablero de dibujo. La principal era el uso de una torre artillera giratoria, y su idéa era crear el buque mínimo posible en torno a una torre giratoria armada con dos Dahlgren de 11 pulgadas (280 mm).

Todo era muy inusitado, y no se puede menos que admirar la decisión de los hombres que le dieron luz verde. Fueron ante todo el propio Lincoln y su Secretario de Marina, Gideon Elles, pero también sus consejeros navales, Capitán Gustavus V. Fox y el que por entonces comandaba el Arsenal Naval del Distrito de Columbia, Capitán John A.B. Dahlgren, que era el inventor de los cañones “Dahlgren” de avancarga y tan apreciados por la Armada en esas fechas.

De los tres proyectos presentados, el más innovador era el tercero, el presentado por el ingeniero sueco John Ericsson y su “Monitor”.

La mejor definición del mismo fue la que recibió en su día “una caja de queso sobre una balsa” (“Cheesebox on a raft”). Pero esta caja de quesos contenía muchas sorpresas.

El “USS Monitor” se construyó en los astilleros Continental Iron Works del propio Ericsson que estaban en el río East en Greenpoint, Brooklyn, e incluía muchas novedades, especialmente a lo referente a blindaje y armamento. Destacable era la supresión de una artillería numerosa por la inclusión de tan sólo dos cañones Dalhgren, pero de gran calibre. En un principio se diseñó para cañones de 15 pulgadas (380 mm) pero se debió optar por unos de 11 pulgadas (280 mm) pues eran los que estaban disponibles.

Otro detalle innovador fue la incorporación de una torreta artillera. Esta tenía 20 pies de diámetro y 9 pies de altura, realizada de 8 planchas de hierro de 1 pulgada de espesor (200 mm). Accionada por un mecanismo central y que se movía mediante un motor controlado por un hombre. Torreta que permitía dirigir el fuego hacia cualquier dirección, una auténtica innovación que el paso del tiempo ha corroborado como perfecta.

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“USS Monitor”

Pero el buque no era un diseño perfecto. Un defecto destacable era que la cabina del timón se encontraba en una pequeña estructura situada en la proa. Esta cabina impedía realizar fuego directamente hacia adelante a la vez que se encontraba aislada del resto del buque.

También es destacable la escasa borda del buque. Esta característica beneficiaba al buque pues ofrecía un menor blanco al fuego enemigo, pero limitaba al buque a la hora de navegar por aguas abiertas, debiendo contar siempre con el estado de la mar.

El buque fue construido en menos de cuatro meses estando operativo incluso antes que su rival, aunque no fue puesto en servicio hasta el 25 de febrero de 1862. Pero volvamos a la Confederación para seguir el devenir de los hechos históricos que estaba a punto de producirse. Ericsson había cumplido los plazos, entregando a su debido tiempo su extraño “hijo”. Apenas tenía obra muerta y fue descrito como “una quesera sobre una balsa”. Pero funcionaba y con un blindaje de nada menos que 8 pulgadas en su torre y partes más expuestas, era una temible máquina de guerra, que además llevaba menos de la cuarta parte de la dotación del “CSS Virginia”.

Un detalle destacable se produjo en la diferencia en que los barcos fueron a sus diferentes mandos. En la CSNavy el Tte. Catesby Ap Roger Jones el cual había participado desde el primer momento en la construcción del “CSS Virginia” no recibió el mando del buque, siendo sólo su oficial ejecutivo. Según la cadena de mando confederada el buque debía ser asignado a un capitán que estaría determinado por el sistema de antigüedad de rango. El Secretario de Marina Mallory se decantaba por el combativo Franklin Buchanan, pero había al menos otros dos capitanes con mayor antigüedad y el buque que estaba llamado a ser la insignia de la CSNavy era un puesto muy codiciado.

En vista de la situación Mallory empleó su poder político nombrando a Buchanan Jefe de la Oficina de Órdenes y Detalle, lo cual le otorgaba el mando como Flag Officer de las operaciones navales en torno a Norfolk y el río James. Por lo que el “CSS Virginia” estaría bajo su mando pero tecnicamente no tendría un capitán asignado.

En el lado de la Unión el mando le correspondía al Flag Officer Louis M. Goldsborough, el cual mandaba en la Escuadrilla de Bloqueo del Atlántico Norte, pero en los días que se produjo la batalla éste se encontraba con Burnside y su Expedición en Carolina del Norte. El segundo en el mando era el Capitán John Marston, destinado en el “USS Roanoke”, pero este buque terminó encallado y Marston nunca llegó a bordo del “USS Monitor”, razón por la cual el capitán a todos los efectos fue John L. Worden.

La batalla comenzó en la mañana del 8 de Marzo de 1862 cuando el “CSS Virginia” encendió sus calderas. Masas de curiosos lo despedían con gritos de ánimo desde los muelles de Norfolk y desde los más lejanos de Portsmouth, admirando su extraño aspecto. Alguien lo describió como “una especie de caimán mecánico”, y no contribuía a mejorarlo el que la tripulación, no fiandose siquiera de las planchas de blindaje de 4 pulgadas, lo hubiese recubierto con piezas de manteca de cerdo, esperando que éstas hicieran resbalar los proyectiles enemigos.

Su objetivo era expulsar a la navegación federal de las Hampton Roads, que era precisamente la principal base del Escuadrón de Bloqueo del Flag Officer Louis M. Goldsborough, por lo que habría de esperar fuerte oposición. El propio Goldsborough estaba en su “USS Philadelphia” en North Carolina, donde se preparaban nuevas operaciones anfibias, pero tras él había quedado una división de buques pesados mandada por el Capitán Marston.

Marston contaba con dos grandes cruceros a vapor, los “USS Minnesota” y “USS Roanoke”, en el que alzaba su insignia, de 24 cañones pesados y gemelos del “USS Merrimack” original. Y además con dos potentes fragatas, la “USS Congress” de 50 cañones y la más moderna “USS Cumberland” con 24 cañones pero de mayor calibre. Además la antigua “50 cañones” “USS Saint Lawrence”, ahora dotada de 12 cañones superpesados y que acababa de recalar para reaprovisionarse y recibir reparaciones menores, también estaba a disposición del unionista.

Si bien no esperaban una salida tan pronta, los unionistas sabían que el “CSS Virginia” iba a ser operativo pronto, por lo que antes de partir Goldsborough había dejado a Marston una serie de directrices. Cada buque pesado debía tener fondeado junto a él, día y noche, un remolcador con las calderas encendidas. Así lo vapores podrían ser sacados del puerto mientras sus propias calderas eran encendidas y cogían presión, y los veleros no dependerían del viento para dejar sus fondeaderos. Y la flotilla, que de esta forma podría hacerse a la mar en un tiempo no demasiado largo, se agruparía una vez fuera para actuar en conjunto.

Pero eran instrucciones engorrosas, el peligro no parecía inminente y Marston no las había seguido. Además y como conocían la no muy brillante ejecutoria del acorazado enemigo “CSS Manassas” en las bocas del Mississippi del Otoño anterior. Los marinos unionistas tenían demasiado poco respeto por el “CSS Virginia”, y esperaban cubrirse de gloria combatiéndolo. Así que su salida fue un extraño espectáculo.

Nada estaba preparado y nadie esperaba a nadie, de forma que cada cual y en condiciones muy variadas, competía por llegar el primero ante el enemigo. Los cruceros y la “USS Saint Lawrence” estaban fondeados en Hampton, al abrigo del viento pero sin un mal remolcador a mano, y hubo auténticas riñas entre ellos para conseguir uno.

Las fragatas, fondeadas en Newport News, se encontraban en mitad del zafarrancho de limpieza general del sábado y por tanto con las cubiertas llenas de ropa recién lavada y tendida a secar. Pero tenían una buena brisa y aprovecharon para despejar cubiertas y en un abrir y cerrar de ojos zarparon de inmediato. El Capitan Radford de la fragata “USS Cumberland”, que asistía a un consejo de guerra a bordo del “USS Roanoke” en Hampton, salió a escape, saltó sobre un caballo y batió records de velocidad para llegar a Newport News, sólo para encontrarse en el muelle pues su buque ya había zarpado al mando del Tte. Comandante G.A Morris.

El “CSS Virginia” que saliendo del Río Elizabeth acompañado por el “CSS Raleigh” y el “CSS Beauford” se encontraba ya a la altura de de Hampton Roads en donde se les unieron la Escuadrilla del Río James compuesta por los buques “CSS Patrick Henry”, “CSS Jamestown” y CSS Teaser”. La primera baja de la batalla fue el “Patrick Henry” que recibió un impacto en su caldera que causó cuatro muertos. El disparo provenía de las baterias unionistas de Newport News, pero no incapacitaron al buque confederado definitivamente y tras unas reparaciones de urgencia se uniría a la batalla que acababa de comenzar.

Las fragatas estaban fuera de puerto antes de que los cruceros comenzaran a moverse en cuanto vieron acercarse al acorazado confederado pero esa urgencia les llevó directamente a terminar encalladas quedando la “USS Saint Lawrence” y “USS Roanoke” totalmente fuera de la batalla. Y la misma “USS Cumberland”, de construcción mucho más moderna que la “USS Congress”, (veterana de las guerras napoleónicas), se adelantó demasiado.

Esta desorganización fue rápidamente aprovechada por el “CSS Virginia” que puso rumbo directo contra la desperdigada escuadrilla unionista. El primer contacto lo realizó el “USS Zouave” que disparó sobre el “CSS Beaufort”, el cual contestó aunque sin ningún efecto.

Mientras el acorazado confederado se había aproximado al “USS Cumberland” y aunque recibió fuego por parte de éste y del “USS Congress” sus balas rebotaron en el blindaje. Con 11 piezas de 9 pulgadas en cada batería lateral, y 2 de caza orientables de 10 pulgadas, la fragata abrió fuego a distancia y saludó con una andanada completa al “CSS Virginia” al cruzarse con él pero sin resultados. Luego, como el “CSS Virginia” evolucionaba para repetir los cruces a más corta distancia, aceptó el reto esperando que la proximidad hiciese más efectivos sus disparos. Pero tras cinco andanadas más, realizadas cada vez a menor distancia, tampoco causaron efecto aparente.

Mientras, el confederado sólo había hecho unos pocos disparos con su “100 libras” de proa, y lanzado una andanada, uno de cuyos proyectiles desmontó un “9 pulgadas” matando a todos sus servidores menos a uno. Los unionistas llegaron a creer que estaba jactándose de su invulnerabilidad, pero lo más probable es que, con la variopinta dotación y mal entrenada, esa fuese su cadencia máxima de fuego. Después, suficietemente próximo y al parecer harto del juego, el “CSS Virginia” evolucionó “como un cocodrilo entre dos aguas”, y espoloneó a las 3 de la tarde el flanco de la fragata, abriendo una enorme vía de agua y las aguas rápidamente se adueñaron del buque mientras “disparaba gallardamente sus cañones que fueron engullidos por las aguas” según palabras del propio Buchanan.

Había mucho “marino de agua dulce” en la tripulación confederada y uno de ellos, creyendo que el “USS Cumberland” se iba a hundir de inmediato y no queriendo perderse el espectáculo, asomó entonces medio cuerpo por una trampilla, siendo partido en dos por un cañonazo.Este incidente pareció aguijonear la moral de la dotación unionista, que redobló el fuego. Pero el veterano Buchanan aprovechó la falta de movilidad de la “USS Cumberland” para ocupar una posición desde la que podía cañonearla a placer sin mucho riesgo, apresurando su hundimiento siendo el fondo de sólo 54 pies de profundidad, quedaban asomando parte de sus mástiles.Al fondo del río el buque fue acompañado por 121 hombres de su dotación de 376, a los que debemos sumar posteriormente a los 29 heridos supervivientes.

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Hundimiento del “USS Cumberland”

Pero no todo fue perfecto en el buque confederado. Debido al choque el “CSS Virginia” estuvo a punto de irse a pique pues el espolón había penetrado demasiado en el buque unionista y uno de los anclas se enganchó al espolón, por lo que aunque logró librarse sufrió la pérdida del espolón.

A la vez, la desordenada salida de la flotilla de Marston acababa en desastre. Los cruceros, aún a remolque, fueron a meterse en el campo de tiro de la batería de costa confederada de Sewell’s Point al buscar un atajo. El “USS Minnesota”, que ya tenía presión y al que uno de los primeros cañonazos había arrancado un mástil, dejó los remolcadores y maniobró bajo potencia propia alejandose de la batería, pero quedando clavado en un bajío de fango.

El “USS Roanoke”, aún arrastrado por dos remolcadores, varó también al huir aunque no tan profundamente. Los remolcadores lo desencallaron con facilidad, pero su maquinaria por algún motivo misterioso siempre más problemática que la de sus gemelos “USS Minnesota” y “USS Merrimack”, aprovechó la oportunidad para averiarse y hubo de ser remolcado de vuelta a puerto.

El “USS Saint Lawrence”, salido de Hampton tras ellos y con sólo un remolcador, les estaba siguiendo cuando vió lo que ocurría y tratando de evitarlo embarrancó a su vez, que aunque no era en forma difícil ni peligrosa, era mu complicada de solucionar por un solo remolcador. Quedó así sola la “USS Congress” que, con cañones más ligeros que la desafortunada “USS Cumberland”, no tenía obviamente oportunidad alguna ante el “CSS Virginia”.

Con la primera presa ya anotada en su haber, hacia las 3:30 de la tarde Buchanan dirigió a su “CSS Virginia” contra la siguiente presa y esta no era otra que la “USS Congress”. El Tte. Joseph B. Smith al mando del buque y viendo el trágico final de su compañera sólo encontró una salida, buscar aguas menos profundas bien para alejarse del acorazado confederado o que acabase enbarrancando no pensaba sino en salvarla, se había procurado los servicios de un remolcador y con el velamen arriado se estaba haciendo remolcar por un estrecho canal entre bancos de fango, tratando de ponerse fuera del alcance del “CSS Virginia” que era de mayor calado. Pero las horas estaban contadas. La Escuadrilla del James River dirigida por John Randolph Tucker llegaba junto al “CSS Virginia” y se lanzaban al combate contra el buque yankee. Pero acabó quedando atrapada, inmóvil en un pasaje, y Buchanan logró colocar su buque atravesado y a 150 yardas de su popa, barriéndola con proyectiles de espoleta retardada que explotaban tras penetrar por la popa. Para las 4 de la tarde, el Tte. Simth había muerto y el pabellón de la fragata había sido arriado.

Durante una hora la “USS Congress” se defendió con uñas y dientes, pero la desigualdad era evidente y el buque se rindió.La rendición del “USS Congress” se vió interrumpida porque, cuando el vapor sureño “CSS Beaufort” se puso a su lado para recoger a la dotación unionista, una batería disparó contra él desde tierra y Buchanan, creyendo que los disparos venían de la misma “USS Congress”, reanudó el bombardeo que pronto la envolvió en llamas. El buque ardió en llamas el resto del día y hacia la medianoche la santabárbara fue alcanzada por las llamas llegando la irremisible explosión y el hundimiento del buque. En ella y sobre 434 tripulantes, 100 habían muerto y 20 pasado como prisioneros al vapor confederado “CSS Beaufort”. Y el “USS Minnesota” tuvo 3 muertos y 16 heridos, sumando la flota nordista 244 bajas absolutas por sólo 6 entre los confederados, que había tenido 2 muertos y 8 heridos (entre estos el propio Buchanan) en el “CSS Virginia” y 4 muertos y 20 heridos entre la dotación de los vapores.

Después se puso de nuevo en marcha, poniendo proa al inmovilizado “USS Minnesota”. Este había intentado ponerse a flote con la ayuda de un remolcador, no lograndolo porque la marea estaba bajando y había tenido que defenderse de la flotilla de Tucker que lo acosaba aprovechando su inmovilidad, para buscar ángulos de tiro en que a sus artilleros les fuese difícil responder. Pero al fin uno de sus disparos alcanzó de lleno al “CSS Patrick Henry”, perforando una de sus calderas y causándole 7 bajas, ante lo que Tucker cedió apartando a sus cañoneros.

El “USS Saint Lawrence”, que en tanto había desembarrancado y embarrancado de nuevo un par de veces, trató de ayudar disparando de lejos. Pero el “CSS Virginia” parecía inmune a sus pesados proyectiles y respondía con el “100 libras” de proa, manejado por sus mejores artilleros. Cuando un proyectil cónico alcanzó al “Saint Lawrence” desde media milla, casi atravesándolo de parte a parte y rebotando en una viga estructural de hierro, rehaciendo la mitad del camino de vuelta. La fragata unionista se hizo remolcar prudentemente a puerto.

El “USS Minnesota” que se encontraba sentenciado fue sin embargo salvado por dos factores. Primero que la marea continuaba bajando, lo cual le dejaba aún más en seco, provocó que el “CSS Virginia”, de obra viva originalmente igual a la suya pero más hundida debido al sobrepeso del blindaje y el espolón, no se le podiese acercar lo suficiente, por lo que le cañoneó a distancia. El segundo factor fue que la noche comenzaba a caer, eran las 5 de la tarde, por lo que con apenas una hora y media más de luz diurna, los confederados no querían apurar para no arriesgar a su solitario campeón a quedar varado en el regreso a puerto. Así que el “CSS Virginia” rompió contacto sobre las 6 de la tarde, volviendo a la protección de las baterías confederadas de Sewell’s Point mientras Tucker enfilaba de vuelta a la boca del río James.

El telégrafo chismorreó toda la noche, y al día siguiente el mundo entero especulaba sobre las consecuencias de la aparición del “CSS Virginia”. Pero era en vano, pues en aquellos mismos momentos comenzaba el segundo “round” de aquella extraña batalla. En efecto, en la noche del 8 de marzo había alcanzado las Hampton Roads el campeón blindado del Norte.

Destinado en principio a proteger a las flotas de la Unión de los “ram” confederados, el “USS Monitor” estaba ya haciendo sus pruebas de mar cuando comenzó el traslado de tropas a la Península de Yorktown. Enseguida se le envió allí bajo el mando del veterano Tte. Comandante John Lorimer Worden y, aunque entretenido de camino por una tempestad en la que casi naufraga, (era escasamente marinero), el “USS Monitor” llegó a las Hampton Roads, como ya apuntamos, la noche del día 8 usando su menor calado para ir a fondear junto al varado “USS Minnesota”.

Buchanan, herido y ascendido a Comodoro, fue sustituido para su salida a la navegación el día 9 por el Tte. Comandante Catesby R. Jones, que llevó el “ram” dando un rodeo ante las baterías de Fort Monroe, cuyos disparos resistió sin problemas, con la intención de aproximarse al “USS Minnesota” siguiendo el mismo canal que usara aquél la víspera. Pero al acercarse al crucero varado, la “sorpresa” preparada por los federales se presentaba ante sus ojos, se encontraba enfrentado por el “USS Monitor”.

Ambos acorazados se cañonearon a bocajarro sin consecuencias. En el “USS Monitor”, 9 proyectiles hicieron mellas visibles en el espeso blindaje de la torre. Unicamente y como para poder evitar su pérdida, las cabezas de los remaches de unión habían sido dejados por dentro. Esto provocaba que las situadas en el punto de impacto saltaran violentamente, causando molestias y algunas heridas leves a los artilleros. (De aquel combate se obtuvo la lección de dejar siempre las cabezas de los remaches por fuera de los blindajes). Respecto al “CSS Virginia”, los brutales impactos de los proyectiles de 11 pulgadas llegaron a agrietar sus planchas, pero sin perforarlas ni hundirlas.

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“Duelo de acorazados”

Hubiesen sido más eficaces piezas rayadas de retrocarga, que además hubieran ahorrado mucho volumen y peso a la superestructura, al no tener que habilitar espacio para tener que introducir el cañón entero tras cada disparo. Pero aún eran muy proclives a explosiones de la recámara, razón por la que Ericcson no quiso que un accidente de tal tipo dentro de la torre dejara inerte su “USS Monitor”.Otra lección aprendida en este combate por los confederados fue la necesidad de mantener a bordo munición perforante, en el caso de enfrentarse a buques blindados. Tampoco los unionistas habían hecho bien sus deberes, el “USS Monitor” tenía una carga de pólvora de sólo 15 libras (6,8 kgs) lo que restaba capacidad de penetración a sus proyectiles. Posteriormente se realizaron pruebas de esfuerzo a los cañones Dahlgren y se comprobó que soportaban perfectamente una carga de munición de 30 libras (14 kgs).

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El unionista atacó también al espolón, aunque su poca masa, la falta de un verdadero espolón y la dificultad de tomar velocidad entre fondos traicioneros, le impideron lograr resultados. El “CSS Virginia” decidió después ignorarlo y atacar al “USS Minnesota”, que como el día anterior era ya acosado por los “CSS Jamestown” y “CSS Patrick Henry”, que habían tocado seriamente al remolcador “USS Dragon” situado a su lado.

Al poco del inicio del acoso, uno de los proyectiles perforó la línea de flotación del “USS Minnesota”, otro hundió cuatro mamparos y causó un incendio, pero acto seguido el “USS Monitor” volvió a llamar su atención al espolonearle de nuevo. Finalmente, ambos acorazados acabaron saliendo de los canales, disparándose a bocajarro y atacándose con el espolón en aguas profundas.

A la altura del mediodía, un disparo confederado derrumbó la timonera del “USS Monitor”, que era eclipsable, causando una conmoción a Worden, que además recibió esquirlas y suciedad en los ojos junto a dos de sus hombres. El segundo al mando del buque unionista, Tte. Samuel Dana Greene, decidió romper contacto con el “CSS Virginia” para poder evaluar los daños. Ante esta situación, el oficial al mando confederado Jones, harto de la aventura, decidió interpretar que esa maniobra le otorgaba la victoria del combate, su intención era ocuparse finalmente del “USS Minnesota” pero la marea estaba bajando y ante el riesgo de encallar éste quedaba fuera de su alcance y retornó al puerto de Norfolk con los vapores de Tucker. Por su parte Greene una vez que había comprobado la operatividad del acorazado unionista, decidió volver en busca del confederado. Pero al verlo navegando a puerto pensó que estaba “herido” y renunciaba al combate, y puesto que las órdenes eran proteger el “USS Minnesota” sin arriesgar el buque lo dejó alejarse sin intentar perseguirlo. Ante esta interpretación del contrario, ambos bandos se otorgaron la victoria sobre el rival.

Por parte confederada el Secretario de Marina, Stephen Mallory escribió un informe al Presidente Davis ensalzando el valor de la tripulación y lo acertado del diseño del buque, calificando la acción como “la victoria más notable que se hubiese registrado en los anales navales”. Al mismo tiempo en Washington se consideraba que la victoria había sido suya, y Worden y sus hombres recibirían las Gracias del Congreso:

“Resolved . . . That the thanks of Congress and the American people are due and are hereby tendered to Lieutenant J. L. Worden, of the United States Navy, and to the officers and men of the ironclad gunboat Monitor, under his command, for the skill and gallantry exhibited by them in the remarkable battle between the Monitor and the rebel ironclad steamer Merrimack.”

Pero si los unionistas habían tenido esas 3 bajas en el “USS Monitor”, y 7 muertos y 29 heridos entre el “USS Minnesota” y el “USS Dragon”, los confederados tenían al “CSS Virginia” bien tocado.

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Catesby Ap Jones, CSNavy

Este primer combate entre acorazados de la historia se saldó con tablas, pero a pesar de tan espectacular inicio el final sería menos glorioso para ambos buques. El “CSS Virginia”debió permanecer durante casi un mes en dique seco para reparar los daños sufridos en la batalla, además de algunas modificaciones de mejora. Con su capitán, Buchanan, aún convaleciente se esperaba que en el puesto fuese confirmado Catesby Ap Jones a la vista del buen trabajo realizado durante la batalla. Pero de nuevo fue relegado ante el sistema de promociones de la CSNavy, el puesto fue otorgado al Comodoro Josiah Tattnall. Al mismo tiempo entre los unionistas se producía un suceso similar, y Samuel Dana Greene fue considerado demasiado inexperto para mandar el “USS Monitor”, siendo nombrado en el puesto el Tte. Thomas O. Selfridge que dos días más tarde sería sustituido por el Tte. William Nicholson Jeffers.

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Samuel D. Greene, USNavy

Pero la resolución de esta batalla inconclusa nunca iba a resolverse. Ambos bandos se dedicaron a vigilarse y evitar un combate en condiciones desfavorables. Además por parte de la Unión había órdenes expresas de no arriesgar el buque bajo ninguna circunstancia. Además por mucho que en la capital federal se anunciase la victoria, lo cierto es que esta “Batalla Naval de Hampton Roads” le había salido muy cara a la Unión.

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Los acontecimientos que se sucederían a continuación en la guerra marcarían el trágico final para ambos buques. El “CSS Virginia” permaneció en su base de Norfolk pero cuando la Unión comenzó su Campaña de la Península a finales de la primavera el acorazado se quedó sin un puerto adecuado para su calado y ante la imposibilidad de disponer de uno, hubo de ser destruido para evitar su captura por parte de los unionistas.

El “USS Monitor” correría una suerte similar, pues los avatares de la guerra hicieron necesaria su presencia en las costas de North Carolina en las Navidades de 1862. Estaría bajo el mando del Comandante John P. Bankhead y cuando estaba realizando la travesía en un mar embravecido y con su escasa capacidad marinera, el buque se inundó inutilizando sus calderas y siendo finalmente engullido por las aguas a la altura de Cabo Hatteras, North Carolina, el 31 de Diciembre de 1862. Un trágico y triste final para estos “Titanes” de los mares.

La victoria, esa suerte tan anelada y proclamada a los cuatro vientos por ambos bandos en Hampton Roads lo cierto es que no fue para ninguno. A primera vista está claro que la Confederación había infligido una derrota contundente sobre las aguas de esta batalla naval. Pero no suponía más que un pequeño logro ante la abrumadora superioridad en números y calidad de la USNavy frente a la naciente CSNavy y su precaria capacidad de reclutamiento y capacidad productiva.

Pero lo que pretendía lograr a largo plazo por el Secretario de Marina confederado, Stephen Mallory, era una utopía. La Confederación no tenía medios para construir los suficientes buques de al menos la capacidad ofensiva del “CSS Virginia”, pues incluso este buque pudo ser construido gracias al material requisado de los almacenes federales. Y además el tiempo corría en su contra, los recursos iban a empezar a escasear y el bloqueo comenzaría a dar sus frutos.