“La hora de los tanques”.
William Henry Lowe Watson.
Título original: “A company of tanks”.
Traducción, introducción y notas: Juan Pablo Lasterra Antuñano.
289 páginas.
Editorial Hécate.
Pamplona, 2016.
Al día siguiente de la declaración de guerra del Reino Unido a Alemania, con 23 años recién cumplidos, Willliam H. L. Watson se alistó como voluntario. Su primer destino fue la compañía de transmisiones de los ingenieros reales, donde sirvió como mensajero motorizado. En Febrero de 1915 resultó transferido a una compañía ciclista, encargada de tareas de reconocimiento. Recogió las vivencias de esta etapa en sus libros “Adventures of a despatch rider” y “Tales of a gaspipe officer”.
En Marzo de 1916 se le ascendió a comandante del batallón ciclista del XI cuerpo. Sin embargo, cuando a fines de ese año la “rama pesada del cuerpo de ametralladoras”, designación oficial del cuerpo de tanques en aquel tiempo, solicitó voluntarios, pidió ser trasladado a la misma. Fue nombrado jefe de la compañía nº 11 del batallón D.
El libro comienza narrando la formación e instrucción de la misma, en Blangy-sur-Ternoise, y como se fue desarrollando el espíritu de cuerpo. A continuación describe su actuación en la primera y segunda batalla de Bullecourt, la tercera de Ypres y en Cambrai.
A principios de 1918 fue reasignado a la cuarta compañía de carros blindados de transporte. Estas compañías, concebidas para trasladar infantería a primera línea, se usaron básicamente para llevar suministros. Con la misma participó en la batalla de Amiens, el asalto a la línea Hindenburg y la segunda batalla de Le Cateau.
Watson emplea un estilo pulido, aderezado con suave humor. Con unas pocas impresiones sabe reconstruir una situación o un ambiente. Aunque como oficial al mando no participó en combate directo transmite con precisión la suerte de aquellos primitivos carros, propensos a las averías y a atascarse en el terreno, y nos ofrece una visión muy valiosa de cómo se contemplaba la lucha desde el cuartel general. Considera que la guerra no tiene nada de noble, romántica o épica, y trata con respeto al enemigo.
William H. L. Watson
Un puñado de mapas ayuda a seguir el relato, aunque se echa de menos alguno más. Las abundantes notas aclaran los puntos confusos y amplían la información.
El volumen se completa con un texto del coronel Ernest Dunlop Swinton, uno de los promotores del cuerpo, otro con las impresiones de Churchill, informes de carristas británicos y consejos alemanes sobre las mejores tácticas para combatirlos. Está ilustrado por unas cuantas fotografías e imágenes.
Nos hallamos, en conclusión, ante un texto interesantísimo para conocer los comienzos de una rama destinada a cambiar los campos de batalla.
