La Nueve, de Evelyn Mesquida

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Bruno Stachel
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La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por Bruno Stachel »

Algunos libros necesitan ser escritos, como la historia de la Nueve, pero, dependiendo de cómo se escriban, más vale que no se tomaran tanto esfuerzo.

Esa es la impresión que me ha quedado con el libo de Mesquida, La Nueve, en su edición Penguin Random House Grupo Editorial. Un libro que podía haber sido muy bueno y que se queda por el camino.

La sensación que me queda es que, o bien existen pocos archivos sobre la Nueve o que la autora consultó lo justo para cumplir su expediente. En general el libro adolece de precisión, salvo la actuación de la Nueve a partir del desembarco de Normandía hasta la toma de París (y así así) y luego brevemente en la toma de Bertchesgaden; en mi opinón, la narración tiene un aire impreciso que hace que la Nueve desfile como una especie de presencia inmaterial e intangible. Un detalle que me llama la atención en la difrencia de trato que Mesquida aplica es en la descripción de la fuerza con la que Leclerc realiza su expedición contra Kufra, en la que sólo falta que la autora explique cuántos obuses llevaban los cañones y el modelo de los neumáticos. Ese "lujo" de detalles (que tampoco es tanto) no se encuentra con la Nueve, ni siquiera en el capítulo que se centra en ellos y lleva su nombre. No deja de ser irónico que conozcamos los nombres de hasta el cabo furriel de la compañía Easy de la 101a Aerotransportada y en este libro sobre la Nueve sólo aparezcan citados por su nombre un puñado de los 146 soldados españoles o de origen hispano de la compañía; y de este puñado tenemos unos cuantos retazos de, como mucho, una docena. Eso sí, de los oficiales no faltan detalles, obviamente.

Aún así, el libro tiene cosas buenas. La primera parte, que se centra en la historia de la formación, aporta algunos apuntes biográficos del general Leclerc, desvelando inclusos sus simpatías por los golpistas del 18 de julio de 1936 (por el origen aristócratico del francés, por suspuesto), lo que no deja de tener su ironía al tener entre sus mejores soldadoss a un buen puñado de rojos. Por otra parte, informa de aspectos desconocidos del exilio republicano. Harto famosas (por infames) son las experiencias de los republicanos que pasaron por los campos de Argelès, Saint Cyprien, etc, pero yo desconocía el destino de los que fueron enviados a los campos del Norte de África, en Argelia, donde sus captores compitieron en crueldad no ya con sus compatriotas metropolitanos, sino con la de los mismos nazis de los campos de exterminio. No en vano uno de esos campos, el de Hadjerat, será conocido como el Buchenwald francés, y así se titula el libro en el que uno de sus internos (Un Buchenwald français sous le regime du Marechal, escrito bajo el seudónimo de Golski). Lo más interesante e ilustrativo de ambos casos es que, mientras que algunos de los oficiales y personal a cargo de esos campos pagaron con su vida o con la cárcel, no consigo recordar ahora que ninguno de los responsables de Agde, Argelès, Colliure, Le Vernet, etc, tuvieran que responder por sus actos (si estoy equivocado y alguien me puede corregir al respecto lo agradeceré sobremanera). Supongo que la diferencia radica en que unos obedecían al denostado régimen de Vichy y los otros a la sacrosanta República francesa.

En las páginas de esta primera parte desfilan los soldados republicanos, ya sea los que combaten con la compañía que manda el almirante Buiza, alistado como un simple capitán en la Legión Extranjera francesa, con los Cuerpos Francos o los que acaban uniéndose en África Central a Leclerc. Se menciona brevemente a los españoles de Bir el Hakeim (una vez más destaca la carencia de datos que hacen que la autora simplemente mencione los sucesos y continúe) y se les sigue, como una presencia fantasmal, tras Rommel hacia Maruth, por un lado, o recorriendo la costa norteafricana hacia Túnez.

Incluso la formación de la famosa Segunda División Blindada francesa pasa de puntillas. Sólo abunda, y no demasiado, la información a partir de que se preparan los desembarcos de Normandía, y como ya he dicho, la entrada en París. Después de ese momento glorioso, en el que un español, Amado Granell, no un francés, es el primer en llegar al Ayuntamiento (y un español el primero que encañona a von Choltitz, que se niega a rendirse a nadie que no sea un oficial -harán falta tres para que el alemán diga "ahora sí, me rindo"), y tras la toma, la Nueve escolta al mismo De Gaulle en su recorrido de la ciudad ondenado la bandera republicana durante el desfile, para gran furia de los militares franceses, llega el momento, para mí, más amargo de toda la historia. Ver como la Nueve prácticamente desaparece entre unas pocas páginas (entre la partida de París y el final median 9 páginas de las 168 que forman la primera parte.

Sí, se mencionan duros combates aquí y alla (Grussenheim, Dompaire, Châtel, Vaxoncourt), sí, se hace una lísta impresionante de soldados españoles condecorados con la Cruz de Guerra (algunos con una palma, algunos con más de una), pero todo se explica demasiado a la carrera, sin apenas datos, salvo uno: Al final de la segunda guerra mundial, sólo quedaban doce españoles en la Nueve. Algunos de ellos acompañarían a Leclerc a Indochina.

La segunda parte es una serie de entrevistas (11) a ex miembros de la división (uno de ellos, Amado Granell, Cruz de Guerra con cinco palmas, oficial de la Legión de Honor, cuya lápida, en el cementerio de Sueca, fue pagada por el gobierno de Francia), que ocupan 112 páginas. Es la parte que más me ha costado leer, por encontrarme con frases como esta, de José Hernández:

"¿Sabe usted? Fue muy importante ser de la Nueve. Yo siempre me he sentido muy orgulloso... aunque luego nos hayan olvidado".

O esta, de Germán Arrue, con la que comienza la segunda parte.

"Cuando nos reunieron nos ofrecieron también la nacionalidad española [...] ¿Por qué tenía que querer ser francés? Yo había luchado por Francia y estimaba que después de lo que habíamos hecho yo era también francés, no nos podían decir que éramos extranjeros. En aquel momento podía haber podido elegir la nacional que quería, francés, americano o inglés... pero yo nací en España, era de Benaguacil y quería seguir siendo español. Muchos años después, para facilitar la vida cotidiana, los papeles, el retiro y todo eso, me hice francés, también. Un francés de ocasión. Hoy soy español y francés y vivo en Francia y me voy a morir aqui. Pero me acuerdo mucho de España y de mi pueblo".

Esa frase final es devastadora.

La tercera parte incluye una breve reseñas de diversos personajes históricos que desfilan por la historia, como Abd-el-Krim (pues bueno, pues vale, pues adiós), Victoria Kent, que se hallaba en París cuando la Nueve la liberó y un pequeño archivo de fotos, y Euialio Ferrer, soldado republicano de Santander, que, tras cruzar la frontera, se encontró con Antonio Machado, aterido de frío en una plaza de Banyuls, y le tapó con su manta. Al parecer, no se sabía quién había sido este soldado. Pues aquí queda, para que su nombre no se borre de la historia.

Por cierto, que con el desencanto se me olvidó comentar una de mis especialidades. La tradución. :mrgreen:

No es mala, pero es una AUTÉNTICA CHAPUZA. Y lo peor, es que, si no fuera por las meteduras de pata, que son ocasionales, podría decirse que es una buena traducción. Ahora me explico.

En general, la traducción es buena, pero de vez en cuando, de tanto en tanto, el texto se ve salpicado por unos gazapos que me dejan pensando "aquí el editor se ha dormido"... "anda, aqui también"... "anda, otra vez". Es eso, fallos que se repiten con cierta regularidad que dejan entrever una desidia a la hora de comprobar la calidad de la traducción. Si es que se hizo.

Sólo pondré un ejemplo, pero resume perfectamente lo que quiero transmitir:

"Un día, una granada ligeramente desviada estuvo a punto de matar a varios oficiales franceses. A pesar del susto y algunas furias no hubo consecuencias graves".

Realmente todo el problema es esto: cada cierto tiempo, te encuentras con una palabra o una expresión que no casa con el castellano, como cuando se lucha contra "los Panzergrenadierdivision" (recuerdos fuertes de aquella "infantería acorazada" y aquellos "barcos de batalla" de Tempus). La traducción es buena, pero cuando te encuentras fallos así, que te chocan, y que además se van repitiendo, de manera que queda claro que no son casos aislados sino un fallo continuado... pues lo deslucen y ponen en duda el trabajo realizado, en especial el del editor, que debía de estar algo despistado en algunos momentos...

Y eso, para mí es una chapuza, porque demuestra que nadie hizo un repaso final del libro eliminando esos fallos.

En fin, que me he quedado con ganas de mucho más. :-e


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Re: La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por Buscaglia »

Saludos.

Totalmente de acuerdo. Fue un libro muy publicitado, que nació para ser best-seller. Y, como tal, prefirió no meterse en muchos archivos (Francia tiene una documentación ingente sobre las unidades de la II Guerra Mundial, incluida La Nueve) ni en la bibliografía previa, dispersa pero amplia.

Por otro lado, es un libro de experiencias de vida -en esta caso, bélicas- para lectores generalistas, así que lo normal es que nos sepa a poco a los lectores especializados en lo bélico. Se perdió la ocasión de hacer "la obra de referencia" sobre La Nueve, pero era algo que pienso ni la autora ni la editorial buscaban.
Según reza una antigua inscripción en la portada de la iglesia de Otxate, cuando el mundo era joven, solo habitaban la tierra y los océanos seres primordiales a los que no resultaba agradable contemplar. Extraños y deformes, procedentes del vacío y las estrellas. En una época aún arcana, estos seres primordiales se ocultaron más allá del tiempo, pero dejaron su semilla. Cthulhu engendró a los seres de la tierra; Dagón, a los marinos, y Derleta, a los lunares.

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Re: La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por Bruno Stachel »

Completamente de acuerdo. Sospecho que lo hicieron para tapar un hueco y acallar sus conciencias, pero en realidad no pasa de ser una ligerísima introducción al tema.

El gran libro sobre la Nueve está por hacerse todavía.
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Re: La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por dibol »

Muy buen aporte. Me apunto el libro ya que es una parte de la historia que me interesa especialmente.
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Re: La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por Buscaglia »

dibol escribió: 30 May 2021 Muy buen aporte. Me apunto el libro ya que es una parte de la historia que me interesa especialmente.
Saludos.

Yo, además de este, cogería en una biblioteca el de Pons Prades sobre españoles en la II Guerra Mundial. No está libre de defectos (Prades es un anarquista y se nota mucho en lo que escribe, además dice algunas cosas que no son ciertas, como que en la Resistencia no se ejecutaba a los prisioneros), pero es mucho más amplia la información.
Según reza una antigua inscripción en la portada de la iglesia de Otxate, cuando el mundo era joven, solo habitaban la tierra y los océanos seres primordiales a los que no resultaba agradable contemplar. Extraños y deformes, procedentes del vacío y las estrellas. En una época aún arcana, estos seres primordiales se ocultaron más allá del tiempo, pero dejaron su semilla. Cthulhu engendró a los seres de la tierra; Dagón, a los marinos, y Derleta, a los lunares.

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Re: La Nueve, de Evelyn Mesquida

Mensaje por Bruno Stachel »

Yo, la verdad, creo que el verdadero libro sobre la Nueve está aún por escribirse.
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