BELLUM NUMANTINUM

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Bernardo Pascual
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Los romanos llamaron a los habitantes de la Meseta celtíberos. Los propios celtíberos, sin embargo, al adaptar el nombre extranjero a su idioma, mutaron esta palabra en cántabros. El primero que transcribió la forma vulgar o indígena, descartando la famosa cita de Catón, fue César, refiriéndose a los vecinos de los galos que habían luchado en el ejército de Sertorio. Está claro que se trata de los de Huesca, y no de los de Santander, y también parece casi seguro que César está optando por esta forma sabiendo su significado. Menos de un siglo más tarde, no obstante, después de las guerras cántabras, Estrabón ya sí que diferencia a los celtíberos de los cántabros como dos pueblos distintos, aunque, por supuesto, todavía no con la misma nitidez que los distinguimos hoy en día. También la Cantabria del Itinerario de Antonino queda un poco fuera de sitio; parece coincidir con el Medio y Alto Duero. La confusión se dio incluso durante la Edad Media. En ese periodo también hay una Cantabria más meriodional, en Cuenca, con su nombre árabe: Santabiya o Santáber. La Cantabria de la que surge Castilla, diría, no hay que buscarla en montañas lejanas. Se debe entender más bien como un sustrato histórico o legendario, una antigua demarcación romana.

Como los celtíberos eran de los que preguntan por el significado de los nombres, también tradujeron el suyo propio, el cual, en su lengua dio arévacos. Ahora fueron los romanos quienes lo volvieron a mutar al transcribirlo como carpetanos. Contrariamente, en este caso la forma escrita, se supone que el cultismo, es posterior a la voz popular. Carpetanos viene de are-vaccei, are-vascos, are-vettones, que, como digo, no es sino la traducción bárbara del gentilicio romano celtíberos. Esto se aprecia bien en la fórmula Uxama Aregala, la Osma de los aregalos, o lo que es lo mismo, de los arévacos o celtíberos.

Si yo fuera portugués, desconfiaría más de los que hablan de Iberia que de los que hablan de España. Para Estrabón Iberia e Hispania son dos cosas distintas; la primera el conjunto de la Península y la segunda el territorio dominado por Roma. Para Polibio, sin embargo, son la misma, aunque no por eso deja de diferenciar las dos partes; a una la llama indistintamente Iberia o Hispania, y a la otra, cuando quiere diferenciarla, Celtiberia. Esto implica que, antes de la llegada de los romanos, Iberia no se diferenciaba del conjunto de la Galia; étnica o políticamente me refiero. Aquí, al menos, ya se entraría en un debate anterior, el de los cunetes y los iberos, que tampoco eran exactamente los mismos. Los cunetes sí que se corresponden concretamente con la Cuña, con "el país de los conejos", pero los iberos se difuminan por el norte. Es Europa en realidad lo que los define, Ebrobia.

...Y qué decir de los famosos Ebreos o Ipuru, la versión asiática de los gitanos (ego=sur> Egipto). ¿De dónde iban a proceder sino del otro extremo? Los mismos pueblos del mar fundaron la pequeña Galia, en Palestina; o había mucho pantano o algo les viene del norte a los filisteos. Más lógico que pensar que hubo una trasmisión genética directa entre el Cáucaso y los Pirineos, parece también atribuirlo a la etimología. ¿Iberos en todos los extremos de Europa? ¿Qué podían tener en común?

Hace quinientos años apareció una tribu perdida de iberos en el Amazonas. El conquistador que los descubrió, un tanto guasón, exclamó: "¡Míralos; parecen jíbaros!" Fueron los primeros ibero-americanos. :-B Estoy convencido que viene de ahí, y lo he buscado, pero no se sabe. Algunos piensan que efectivamente pueda tener un origen español, porque el término, por lo visto, con un caracter un tanto despectivo, debe estar extendido por parte de Suramérica.


Nelitis neque litis

“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Poliorcetos »

Para Segovias y similares, este artículo es interesante. La que me faltaba en el Duero:
https://www.ehu.eus/ojs/index.php/Velei ... /4933/4801
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
IV Item. Decreta que Don Alfonso, Rey de León y de Galicia estableció en la Curia de León en 1.188
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Buen resumen; vamos por partes:
marcelo escribió: 17 May 2020Remontándonos a la campaña de Fulvio Nobilior el año anterior a la llegada de Marco Marcelo (Apiano, Sobre Iberia, 44-47), sabemos que invernó en Renieblas, unos 3 km al Este de Numancia (en uno de los cinco campamentos existentes en la zona, incluido uno atribuido a Catón). Apiano cuenta que se dirigía a Segeda, situada unos 5 km al SE de Calatayud. Y que persiguió a los rebelados hasta Numancia, ciudad separada de Segeda unos 100 km. Pero antes de llegar fue emboscado en una espesura. El camino más directo entre Segeda y Numancia es por la actual N-234, que atraviesa el valle del río Ribota en una longitud de 40 km, lugar propicio para las emboscadas. No obstante, no tenemos certeza de la existencia de una vía por esa zona.
La huída de los segovianos a Numancia se produjo en el año 142 a. C. Te estás saltando diez años, Marcelo. Lo de las murallas de Segeda es una fábula. Encaja con la huída a Numancia, pero no puede ser porque, como digo, habría sucedido diez años antes de que Numancia entrase en la guerra.
Es como decir que la I Guerra Mundial estalló porque Alemania invadió Polonia. gc80gc
marcelo escribió: 17 May 2020Si efectivamente este hubiese sido el camino, en unos cinco días de marcha Nobilior se podía mover de Segeda a Numancia. El lugar de la emboscada parece que deba ser cercano a Numancia porque esa misma noche, los arévacos regresan a su ciudad, y el combate además acabó por falta de luz en pleno mes de agosto, por lo que el día estaba muy avanzado. Quizás en un lugar en las cercanías de las actuales Ojuel o Mazalvete.


Por otro lado, que la que contraatacase fuese la caballería que iba escoltando el tren de suministros, no quiere decir que este fuese el atacado por los celtíberos. Es posible que para realizar este contraataque abandonasen la escolta y acudiesen a otro punto de la columna atacada.

Coincido con Poliorcetos en que si esta derrota fuese tan épica como para declararla día nefasto, el ejército habría sido aniquilado. Si fue una derrota del calibre que nos han contado (6.000 muertos), no pasa de ser una de tantas. De hecho, sería contradictorio con pasar a la ofensiva poco después.
Esta batalla de las Vulcanalia, como no podía ser de otra manera, se cuenta un montón de veces, tantas casi como la de Baécula. Es la batalla de Cáuciro contra Mummio, en la que murió Cáuciro cuando perseguía a los romanos. Los estandartes capturados fueron exhibidos por toda la Celtiberia, y a raíz de ello los arévacos se unieron a la revuelta. Rectugenos de Segovia, el que se atrincheró en Numancia, es el hijo de Caro de Segeda.
marcelo escribió: 17 May 2020Lo de los refuerzos de Masinisa (apenas 10 elefantes y 300 jinetes), valen para una batalla campal, no para un asedio. Y llegar desde Numidia, desembarcarlos en Tarraco y siguiendo el Ebro marchar hasta Numancia, no termino de verlo, a no ser que ya estuviesen en camino cuando el cónsul es emboscado. La fecha del combate a final de agosto hace poco probable que si se pidieron esos refuerzos a causa del desastre, pudiesen estar antes de mes y medio junto a las tropas de Nobilior, lo que nos sitúa a mitad de octubre. Empleados contra las murallas, tampoco tiene mucho sentido y menos que se revuelvan contra los romanos como si estos asaltasen murallas en formación cerrada. Ya tenemos una segunda derrota de Nobilior. Ahora junto a las murallas de la ciudad y en fecha indeterminada del otoño.
Cáuciro muere antes del ataque de los celtíberos a Ocili, una ciudad que titubea entre un bando y otro. La facción belicista la lidera Letondo, el que visitiaría después Roma como embajador. Mummio, al parecer, socorre la ciudad, pero Nobilior finalmente la pierde y luego la recupera Marcelo. Estuviera donde estuviera, Ocili es el epicentro de este conflicto.
marcelo escribió: 17 May 2020
Y no contento, ataca Axino (probablemente Uxama Argaela), situada a unos 60 km (tres jornadas de distancia para llegar y otros tres para volver), y de nuevo fracasa cosechando bajas.

Y envía jietes a reclutar caballería entre las tribus aliadas, y de nuevo son emboscados.

Y la ciudad aliada de Ocilis, deserta del bando romano. Aunque esto tiene pinta de haber pasado ya durante el invierno. Quizás es lo más creíble de todo, pues cuando llega Marcelo, lo primero que hace es someterla nuevamente.
Observa detenidamente, Marcelo, estos tres párrafos tuyos, con una visión sinóptica, todos a la vez. ¿No notas algo? Es la misma historia contada tres veces. La ciudad que se pasa al enemigo es Ocili. Axinio se corresponde con Ocili. Es la misma palabra, igual que Ucero e Izana. Aunque ya me gustaría, no veo de momento sin embargo nada que permita identificarla con Osma. El inicio de la guerra parece ocurrir más al suroeste. La batalla de las Vulcanalia me da que tiene poco que ver con Soria.

Tenemos dos guerras distintas, separadas por diez años, con el nexo en Segeda y la saga de los Caraunios, pero con dos fuentes también distintas, y eso hay que tenerlo muy claro, las dos de primera mano, Polibio y Rutilio Rufo. Numancia sólo intervino en la segunda guerra (143-133 a. C.). La primera (155-151 a. C.) se libró, en mi opinión, más al sur, por la parte de Madrid. En todo caso, a lo que me refiero es que se pueden identificar las fuentes por el léxico que utilizan. Todo esto después los recompuso Poseidonio, y lo mezcló con la turmis. Hay muchas cosas que se atribuyen a Polibio y es imposible que sean suyas. Él no conoció nunca Numancia, y la Numancia de Rutilio Rufo es designada siempre como Pallantia. Numancia es un nombre tardío. Es muy difícil, también, que tanto Polibio como Rufo hubiesen mencionado los dos a los titios y los belos, dos pueblos que después desaparecen y ya no los cita ni Estrabón ni nadie. Sin embargo, los titios y los belos aparecen en la guerra de Viriato, y ésa está claro que no la historió Polibio. Alguien lo entretejió.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Este fragmento se debatió mucho en su día. Me reafirmo en que Apiano cuenta el mismo suceso tres veces seguidas, correspondiéndose cada una con una fuente distinta.
47-. Nobílior, después que hubo tomado un pequeño respiro tras el desastre, llevó a cabo un intento contra cierta cantidad de provisiones que el enemigo había almacenado en la ciudad de Axinio, pero al no conseguir ningún resultado positivo y sufrir, por el contrario, también alí muchas bajas, regresó de noche al campamento. Desde allí envió a Biesio, un oficial de caballería, a una tribu vecina para lograr una alianza y solicitar jinetes. Ellos les dieron algunos, a los que los celtíberos tendieron una emboscada en su viaje de regreso. Descubierta la emboscada, los aliados lograron escapar, pero Biesio y, con él, muchos romanos perecieron en la lucha. Bajo la influencia de una sucesión tal de desastres acaecidos a los romanos, la ciudad de Ocilis, donde estaban las provisiones y el dinero de estos últimos, se pasó a los celtíberos. Nobílior, perdidas las esperanzas totalmente, invernó en su campamento guareciéndose como le fue posible. Al contar tan sólo con las provisiones que tenía en él sufrió severamente por la falta de las mismas, por la abundancia de nevadas y el rigor del frío, de modo que perecieron muchos soldados, algunos mientras estaban recogiendo leña, otros dentro del campamento, víctimas de la falta de espacio, y otros de frío.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Este otro fragmento de Estrabón sí que es bueno. Aparece Polibio, pero resulta difícil desmarejarlo.
“Inmediatamente después de sobrepasar la Idubeda (está) la Celtiberia, grande y desigual. La mayor parte de ésta es abrupta y pantanosa, pues a través de ella pasa el Anas, el Tagos y, después, la mayor parte de los ríos que descienden hacia el mar occidental tras haber nacido en Iberia. Entre éstos el Dureias, que pasa por Numancia y Serguntia, y el Betis, que nace en la Orospeda y cruza la Oretania hacia la Bética. Viven en la parte norte de los celtíberos los berones, vecinos de los cántabros coniscos y llegados con la emigración celta; (los berones) tienen la ciudad de Varia, donde está situado un paso del Ibero, y también están al lado de los barduitas, los que hoy son llamados bardualos. Por el oeste, algunos de los astures, callaicos y vaccaios, así como de los vettones y carpetanos. Al sur, los orenos, además de los bastetanos y dittanos que viven en la Orospeda. Por el este la Iubeda. De estos celtíberos hacen hasta cuatro partes: los más poderosos viven, principalmente, hacia el este y el sur; los posteriores, que limitan con los carpetanos y con las fuentes del Tagos –Nomantia es su ciudad más famosa, y demostró su valor en la Guerra celtibérica contra los romanos, que duró veinte años; en efecto, aniquilaron muchos ejércitos con sus generales, y los numantinos al final, asediados, se mantuvieron firmes, salvo unos pocos que entregaron la muralla-; también los lusones están hacia el este, limitando con las fuentes del Tagos; y de los arvactos es la ciudad de Segeda, y también Pallantia
Por de pronto, lo que más llama la atención es la duplicación del binomio Segovia-Numancia de forma inconsciente. Eso ya revela varias fuentes, aparentemente una anterior (Segeda-Pallantia) y otra posterior (Numancia-Serguntia). Polibio es el de los ríos. La mención a los arvactos no procede de él, ya que aparece precisamente ese binomio que se le atribuye a él, Segisama-Intercatia, pero que no es suyo, sino posterior. Polibio no puede mencionar ni Pallantia, ni Intercatia, y mucho menos Numancia, porque no la conoció. Lo de los vacceos es un apaño posterior para darle sentido
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

“Retorna ahora nuestra historia a la guerra de arévacos y numantinos, a los que Viriato había incitado a la revuelta. Cecilio Metelo fue enviado desde Roma contra ellos con un ejército más numeroso y sometió a los arévacos, cayendo sobre ellos con sobrecogedora rapidez, mientras estaban entregados a las faenas de la recolección. Sin embargo, todavía le quedaban Termancia y Numancia.”
Apiano, Sobre Iberia, 76.
Así comienza Apiano la guerra de Numancia propiamente dicha o, si se prefiere, la segunda parte de la guerra de Numancia. Entre estas dos partes, la guerra de fuego (154-151 a. C.) y la guerra de Numancia propiamente dicha (143-133 a. C.), Apiano ha aprovechado para insertar la historia de Viriato. Ahora, sin embargo, al retomar el escenario celtíbero, ni siquiera se entretiene ya en los antecedentes del nuevo conflicto, salvo la escueta referencia a la incitación de los celtíberos por parte de Viriato. No sólo no explica las causas, sino que también silencia los pirmeros sucesos. Como se ve, desde un principio se centra en Numancia. ¿Pero qué había pasado antes para acabar allí? Conviene ampliar eso de que Metelo había caído sobre los arévacos “con sobrecogedora rapidez”.
“Es digna de memoria también la táctica de Quinto Metelo. Hacía éste la guerra en España contra los celtíberos en calidad de procónsul, y no pudiendo tomar por la fuerza a Contrebia, capital de este pueblo, después de largas y secretas meditaciones consigo mismo, encontró el procedimiento que debía llevarle al éxito deseado. Se puso en camino con gran empuje, dirigiéndose ahora aquí, ahora allí; se establecía en estos montes, poco después se trasladaba a aquellos, sin que en todo este tiempo ni los suyos ni los enemigos conociesen la causa de esta inopinada y súbita fluctuación; una vez que le preguntó un íntimo amigo suyo por qué seguía este género disperso e incierto de campaña, le contestó: “desiste de preguntar esto, pues si me enterase de que mi túnica interior conocía mi propósito, mandaría al instante quemarla.” ¿A dónde, pues, tendía esta disimulación, cuál era su fin? Cuando hubo confundido en ignorancia a su ejército, y en falsas suposiciones a toda la Celtiberia, una vez que se había puesto en marcha con otro rumbo, torció de repente hacia Contrebia, y, descuidada y atónita, la tomó.”
Valerio Máximo, 7, 4, 5.
Valerio Máximo lo acaba de volver a contar. Metelo conquista la capital de los celtíberos por sorpresa, “con sobrecogedora rapidez”, haciéndoles creer que se dirigía a otro lado. Y reenganchando con Apiano, al perder su capital, ya sólo les queda Numancia. Esos mismos celtíberos que habían dejado desprotegida su ciudad se refugian a continuación en Numancia. Ahora se empieza a ver la duplicación de lo de Segeda. Lo de la muralla es un mito, una versión muy distorsionada.

Pero tranquis, que hay más pistas. Apiano también había añadido que Viriato incitó a los celtíberos a la revuelta, algo que Ps. Frontino confirma.
“Los segovienses, habiéndoles sido devueltos por Viriato los hijos y las esposas, prefirieron contemplar el suplicio de sus rehenes antes que ser infieles a los romanos.”
Ps. Frontino, 4, 5, 22.
Esta anécdota de los segovienses también la amplia Valerio Máximo:
“Luchando Quinto Metelo contra los celtíberos puso cerco a la ciudad de Centóbriga: aprestadas las máquinas junto a la única parte del muro que podía ser destruida, parecía ya a punto de derrocarla, cuando pospuso la próxima victoria a la humanidad. Pues habiendo expuesto los centobrigenses a los golpes de la catapulta a los hijos de Retógenes, que se había pasado a Metelo, para que no perecieran de cruel muerte a la vista del padre, levantó el asedio, a pesar de que Retógenes protestaba de que no debía ser él el obstáculo para consumar el asalto, aunque debiese hacerse con la destrucción de su linaje. Y con esta tan clemente conducta, si dejó de tomar las murallas de una ciudad, se captó en cambio la voluntad de todos los celtíberos, e hizo que no necesitase de muchos asedios para reducirlos al dominio del pueblo romano.”
Valerio Máximo, 5, 1, 5.
Ahí tenemos a Rectugenos. Metelo abandonó el asedio de Segovia para volver a dirigirse contra ella posteriormente. De ahí vienen todas esas leyendas o versiones distorsionadas y mitificadas. Como Metelo fracasó en el primer intento, se justifica en que lo hizo bien para engañar a los celtíberos o bien por consideración a su aliado Rectugenos. Este proceso de deformación llega a tal punto que lo de las murallas de Segeda se queda corto. Los dos asedios de Segovia también se acaban considerando asedios distintos, el de la ciudad conquistada y el de la perdonada. El caso es que Metelo siempre queda como un héroe.
“Aquel Metelo que había merecido su sobrenombre por su actuación en Macedonia, también habría merecido que se le diera el de Celtibérico al haber capturado Contrebia en memorable actuación y respetado, con mayor gloria todavía, Nertóbriga.”
Floro.
En realidad, lo de la "sobrecogedora rapidez" es un eufemismo de lo mucho que tardó en tomar Segovia. :~i
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

“...De Tiresio, a quien venció, recibió una espada en don, y habiendo recibido su ságulo, le dio la diestra en señal de amistad.”
Tito Livio.
¡Qué prosopopeya tan bonita! Tras un duelo, el romano perdona la vida al rey celtíbero. Este Tiresio es Rectugenos. Lo que importa aquí es el perdón. Metelo perdonó a Rectugenos. Valerio Máximo lo destripa.
“Quinto Occio, habiendo marchado a España como legado del cónsul Quinto Metelo, y luchando a sus órdenes contra los celtíberos, cuando se enteró que estaba retado a un duelo por un joven de este pueblo -estaba en esto ya puesta la mesa, a punto para comer-, dejó la comida y dio orden de que sacasen fuera de la muralla sus armas y su caballo con todo secreto, para que Metelo no se lo prohibiese; y persiguiendo a aquel celtíbero que con gran insolencia había cabalgado a su encuentro, le dio muerte, y blandiendo los despojos de su cadáver, entró en el campamento en medio de una gran ovación. Este mismo hizo cucumbir ante sí a Pirreso, sobresaliente en nobleza y valor entre todos los celtíberos, quien lo había retado a un certamen. Y no se ruborizó aquel joven de ardoroso pecho en entregarle su espada y su ságulo a la vista de ambos ejércitos; y Occio por su parte pidió que se uniesen los dos por ley de hospicio cuando se restableciese la paz entre los celtíberos y los romanos.
Valerio Máximo.
Eso sí, lo destripa pero con arte. Para empezar duplica la historia. Al primero lo mata. A Pirreso, por supuesto, no lo podía matar. Ahí está la gracia del chiste, en el perdón. Metelo perdonó a Segovia.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

marcelo escribió: 15 May 2020 Bernardo, la alusión de Polibio a los lusitanos con los que se enfrenta Claudio Marcelo, bajo mi punto de vista es equívoca. Se refiere a los lusones. Marcelo hace la guerra con lusones, titos, belos y arévacos. o sea, se mueve en el área de las actuales Soria, Guadalajara y partes occidentales de Teruel y Zaragoza.
Los últimos mensajes de Marcelo en el hilo de la rebelión de los iberos me parece que van a ir acabando en éste. Sorprende lo currado que tiene Marcelo el tema, para no ser de aquí. :-B

Estoy de acuerdo en que el gentilicio lusones, del que viene Lusitania, tenía un carácter mucho más genérico a mediados del siglo II a. C., entendiéndose como lusitanos o lusones los enemigos del momento, tanto lusitanos propiamente dichos como celtíberos, o incluso turdetanos del oeste.
“Llama también a los iberos, lusitanos. Pues dice que Memmio fue enviado a España como pretor con un ejército, pero los lusitanos, girándose contra él y tomándole desprevenido y acabado de desembarcar, le vencieron en una batalla y le destruyeron la mayor parte del ejército. Divulgado este éxito entre los iberos, los arévacos, considerándose muy superiores a los iberos, despreciaron a sus enemigos, y la multitud reunida en pública asamblea decidió por esta causa hacer la guerra a los romanos.”
Diodoro, 31, 42.
Diodoro parece plantear la misma cuestión. Duda que fuesen realmente los lusitanos quienes se enfrentaron a Mummio.

Imagen
marcelo escribió: 15 May 2020 A ver, no es que yo siga a la Universidad de Zaragoza. Pero hay una cosa clara, Polibio describe dos frentes muy separados entre sí. Por un lado hablamos de la zona en torno a la Cordillera Ibérica (habitada por belos, titos, lusones y arévacos), y por otra de la zona entre Extremadura y Córdoba. De la Nertóbriga extremeña a esta última hay unos 150 km. Es cierto que Polibio parece decir que la tregua en el frente noreste de la península con el envío de emebajadores a Roma, permitió a Marcelo dirigirse al suroeste, lo cual tiene sentido.

Apiano habla de las operaciones en Ocilis (en el frente noreste) y de como consigue someterlos (entrega de dinero y rehenes). E inmediatamente después habla de Nergóbriga y de cómo los habitantes de esta ciudad intentan pactar pero una parte de ellos comete una traición. Marcelo la asedia y le piden capitular. Pudiera ser compatible que tras pactar con Ocilis, y aprovechando la tregua, Marcelo cambiase de escenario al suroeste peninsular.

Pero aquí es donde reside la diferencia. Para Apiano, la negociación con los habitantes de Nergóbriga queda vinculada a la de los titos, belos y arévacos. Y es en ese momento cuando estos pueblos envían embajadas que son remitidas a Roma por Marcelo. Y no parece que puedan tener relación lusitanos y estos otros pueblos. A no ser que pensemos que en Hispania había una insurrección generalizada y coordinada de tribus celtas (que incluiría a los lusitanos afincados entre el Tajo y el Guadiana). Pero en ese caso, estos lusitanos debieran enviar embajada también a Roma y no lo hacen. Por lo que la relación de unos y otros parece menos clara. Aparentan ser dos guerras distintas. Y es por eso por lo que se piensa que para que tengan relación, esa Nergóbriga y esos lusitanos pudieran estar en la cordillera ibérica y ser los lusones. En cuyo caso Polibio erraría al hablar de operaciones en Lusitania y de cómo inverna en Córdoba. La otra opción es que ambas sublevaciones no tienen relación y la frase de Apiano de que Marcelo vincula la negociación con los lusitanos a la de los celtíberos es incorrecta.
Tiene gracia. Para una vez que Marcelo defiende a Apiano frente a Polibio, yo estoy en contra, pero el liante, en el fondo, no es Apiano, sino Schulten y la Universidad de Zaragoza, el primero al ubicar Segeda en Calatayud y la segunda al insistir en ello. Si se desecha el Poyo de Mara y se sustituye por Segovia, la capital de los arévacos, los errores de Apiano se minimizan mucho, o al menos se entienden mejor. La metedura de pata de Apiano, en todo caso, consiste, más que nada, en adelantar diez años la huida de Rectugenos a Numancia, pero esa era la comidilla de la época. Más crimen tenemos nosotros al haber tardado tanto en darnos cuenta. A todas estas cuestiones que plantea Marcelo las he dado vueltas miles de veces.
"A no ser que pensemos que en Hispania había una insurrección generalizada y coordinada de tribus celtas (que incluiría a los lusitanos afincados entre el Tajo y el Guadiana)."
Cáuciro promueve una gran revuelta en gran parte de la Península, sobre todo en el centro. Luego, tras su muerte en la batalla de las Vulcanalia, la rebelión se divide en dos. Por un lado se unen los arévacos, Letondo. Por otro, los lusitanos que habían ocupado el Guadiana cruzan el Estrecho para combatir en la guerra entre Masinisa y Cartago. No se puede entender sin el fondo de la tercera guerra púnica.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Poliorcetos »

Bernardo Pascual escribió: 20 Jul 2020“Llama también a los iberos, lusitanos. Pues dice que Memmio fue enviado a España como pretor con un ejército, pero los lusitanos, girándose contra él y tomándole desprevenido y acabado de desembarcar, le vencieron en una batalla y le destruyeron la mayor parte del ejército. Divulgado este éxito entre los iberos, los arévacos, considerándose muy superiores a los iberos, despreciaron a sus enemigos, y la multitud reunida en pública asamblea decidió por esta causa hacer la guerra a los romanos.”
Diodoro, 31, 42.
Esto me ronda y no encuentro solución.
Si los lusitanos se giran, es que ya habían trabado contacto y eran perseguidos o huían. Si los romanos habían desembarcado, esto cuadra poco, salvo que atacaran la cabeza de playa y se retiraran. ¿Y dónde podían atacar quien fuera, iberos o lusitanos, a un ejército recién desembarcado? ¿Será una operación del paso en fuerza de un río? Porque lo normal sería desembarcar en un puerto. No creo que lo hicieran en una playa y oh casualidad estuvieran esperando los enemigos. Y atacar un puerto fortificado, sería complicado la parte de la destrucción. Me suena muy muy muy raro.
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

El relato en el que huyen los lusitanos y después se reagrupan es la versión mitificada, la cual se repite mucho, con Galba, por ejemplo. Ocurrió al revés. Fueron puestos en fuga los romanos y, después, al reagruparse socorridos por la caballería, fue cuando murió Cáuciro. El combate duró hasta la noche, y la victoria se la adjudicaron ambos bandos. A los romanos les sonaba mejor la primera versión, ya que parece una treta de bárbaros. Puede incluso que a Mummio le concedieran un triunfo por haber salvado el ejército, si es cierto ese primer triunfo del que habla Apiano. Murieron seis mil romanos.

En cuanto a lo de que acababan de desembarcar, en mi opinión se trata de una especie de metáfora. En el fondo querría decir que llegó con tropas bisoñas y eso, que se dirigió contra el enemigo nada más desembarcar, sin entrenamiento ni aclimatación. No tengo ni idea de dónde aconteció, pero me inclino más por el centro de la Península, en ningún caso a pie de playa, y de haber un río cerca, también apostaría por el Tajo.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Tchazzar »

A lo mejor algún recorrido en transporte fluvial?
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

¿Es o no es la misma batalla?
“Así pues, Nobílior fue enviado contra ellos con un ejército de treinta mil hombres. Los segedanos, cuando supieron de su próxima llegada, sin dar remate ya a la construcción de la muralla, huyeron hacia los arevacos con sus hijos y sus mujeres y les suplicaron que les acogieran. Éstos lo hicieron así y eligieron como general a un segedano llamado Caro, que era tenido por hombre belicoso. A los tres días de su elección, apostando en una espesura a veinte mil soldados de infantería y cinco mil jinetes, atacó a los romanos mientras pasaban. Aunque el combate resultó incierto durante mucho tiempo, logró dar muerte a seis mil romanos y obtuvo un brillante triunfo. Tan grande fue el desastre que sufrió Roma. Sin embargo, al entregarse a una persecución desordenada después de la victoria, los jinetes romanos que custodiaban la impedimenta cayeron sobre él y mataron al propio Caro, que destacó por su valor, y a sus acompañantes, en número éstos no inferior a seis mil, hasta que llegada la noche puso fin a la batalla. Estos sucesos tuvieron lugar el día en el que los romanos acostumbraban a celebrar una procesión en honor de Vulcano. Por este motivo, desde aquel tiempo, ningún general romano quiso comenzar un combate voluntariamente en este día.”
“Por este tiempo otra tribu de los iberos autónomos, los llamados lusitanos, bajo el liderazgo de Púnico, se dedicaron a devastar los pueblos sometidos a Roma, y después de haber puesto en fuga a sus pretores Manilio y Calpurnio Pisón, mataron a seis mil romanos y, entre ellos, al cuestor Terencio Varrón. Púnico, envalentonado por estos hechos, hizo incursiones por toda la zona que se extendía hasta el océano y, uniendo a su ejército a los vettones, puso sitio a una tribu vasalla de Roma, los llamados blastofenicios. Se dice que Aníbal el cartaginés había asentado entre ellos algunos colonos traídos de África y que, a causa de esto, reciben el nombre de blastofenicios. Púnico, golpeado en la cabeza por una piedra, murió y le sucedió en el mando un hombre llamado Césaro."
"El tal Césaro entabló combate con Mummio que venía desde Roma con otro ejército y, al ser derrotado, huyó. Pero como Mummio lo persiguió de manera desordenada, giró sobre sí mismo y haciéndole frente dio muerte a nueve mil romanos, volvió a recuperar el botín que le había sido quitado y su propio campamento, al tiempo que también se apoderó del de los romanos y cogió armas y muchas enseñas que los bárbaros pasearon en son de burla por toda Celtiberia."
“Sin embargo, cuando Atilio se retiraba para pasar el invierno, todos cambiaron de parecer de repente y asediaron a algunos pueblos vasallos de Roma. Servio Galba, el sucesor de Atilio, les apremió a que levantaran el cerco. Tras recorrer en un día y una noche una distancia de quinientos estadios, se presentó ante los lusitanos y entabló combate de inmediato con el ejército cansado. Por fortuna logró romper las filas enemigas, pero se puso a perseguir al enemigo con poca experiencia en la guerra. Razón por la cual, al hacerlo de forma débil y desordenada debido a la fatiga, los bárbaros, al verlos diseminados y que se detenían a descansar por turnos, se reagruparon y atacándolos dieron muerte a unos siete mil. Y Galba, con los jinetes que estaban a su lado, huyó a la ciudad de Carmona. Aquí recuperó a los fugitivos y, después de reunir aliados hasta un número de veinte mil, marchó hacia el territorio de los cuneos y pasó el invierno en Conistorgis.”
Si se toma al pie de la letra, los romanos habrían salido a una gran derrota por año, perdiendo en cuatro años en Hispania, sólo en grandes encuentros, ventiocho mil vidas. Teniendo en cuenta, por otro lado, que Césaro, Cáuceno, Cáuciro y Caro son la misma persona, ya surgen duplicaciones. Así pues, creo que resulta lógico pensar que se trata siempre de la misma batalla, incluidas la de Púnico y la de Galba.

Como siempre, cada general tiene la suya. :lol:
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Poliorcetos »

La parte de la persecución y salvación en el último instante, es la de siempre. Como siempre, un hecho decisivo que se repite. Eso es claro. Lo de desembarcar, pues no se me había ocurrido esa versión, al ir precedida de un avance. Gracias.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Poliorcetos escribió: 21 Jul 2020 La parte de la persecución y salvación en el último instante, es la de siempre. Como siempre, un hecho decisivo que se repite. Eso es claro. Lo de desembarcar, pues no se me había ocurrido esa versión, al ir precedida de un avance. Gracias.
Ese detalle también aparece en las otras duplicaciones.
"El tal Césaro entabló combate con Mummio que venía desde Roma con otro ejército y, al ser derrotado, huyó. Pero como Mummio lo persiguió de manera desordenada, giró sobre sí mismo y haciéndole frente dio muerte a nueve mil romanos..."
Aquí la idea está más atenuada, casi no se aprecia, pero compárese ahora con la versión de Galba, donde esa misma idea ya sí que se ha mitificado del todo.
"Servio Galba, el sucesor de Atilio, les apremió a que levantaran el cerco. Tras recorrer en un día y una noche una distancia de quinientos estadios, se presentó ante los lusitanos y entabló combate de inmediato con el ejército cansado. Por fortuna logró romper las filas enemigas, pero se puso a perseguir al enemigo con poca experiencia en la guerra. Razón por la cual, al hacerlo de forma débil y desordenada debido a la fatiga, los bárbaros, al verlos diseminados y que se detenían a descansar por turnos, se reagruparon y atacándolos dieron muerte a unos siete mil."
La metáfora coloquial del reciente desembarco es sustituída por la del cansancio de una marcha prolongada.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Aunque Polibio no escribió sobre el cerco de Numancia, intuyo que tampoco le habría entusiasmado mucho hacerlo. Desde lejos todo parece muy bonito, muy heroico, pero Escipión no salió tan bien parado como cuenta la leyenda. Hay una serie de escándalos en esa década que implican a la familia, y uno de ellos, es el de Numancia, la causa en el fondo de la enemistad entre Emiliano y Graco. A día de hoy a los Escipiones se les ha rehabilitado e incluso devuelto su antigua grandeza, pero lo cierto es que su imagen llegó a decaer bastante, ya desde la inspección de hacienda al Africano. A Polibio no le faltaba trabajo, y eso también lleva a pensar en su sustituto.
Tchazzar escribió: 26 Jul 2020 Lo malo de Roma que tenemos pocos escritos y con eso poco se puede conseguir, a menos que como vosotros los leáis un millón de veces para encontrar los errores o duplicaciones.
Los romanos en Numancia debieron pasarlas muy canutas, pero eso no significa que esté todo escrito. De hecho, en contra de lo que se creía hasta ahora, sólo está documentada una de aquellas peripecias, pero eso sí, en primera persona y con mucho detalle. Sobre Numancia siempre se cuenta lo de aquella noche que pasaron en armas temiendo ser cercados a su vez, aquel día que salieron a forrajear. Ese suceso, como viene siendo habitual, se les atribuye a todos los generales que combatieron en Numancia, llámese Numancia o Pallantia. Si se ve por dónde voy, pues ese es precisamente el relato de la rendición de Mancino, se apreciará de inmediato que la cosa tiene bemoles.

La ciudad ya estaba cercada, o casi, y no hay duda de que el relato procede de Rutilio Rufo, presente con Escipión en Numancia. Así pues, ni Pompeyo, ni Mancino, ni Emilio Lépido; a quien le pasó aquello fue a Escipión, y además por duplicado, una vez en Numancia y otra en Pallantia. |-rs

87-. Cuando calculó que el ejército estaba presto, obediente a él y capaz de soportar el trabajo, trasladó su campamento a las cercanías de los numantinos. Pero no estableció, como algunos, avanzadillas en puestos de guardia fortificados ni dividió por ningún concepto su ejército a fin de que, en caso de ocurrir algún contratiempo en un principio, no se ganara el desprecio de los enemigos, que, incluso entonces, ya los menospreciaban. No llevó a cabo tampoco ningún intento contra aquéllos, pues todavía estudiaba la naturaleza de la guerra, su momento favorable y cuáles serían los planes de los numantinos. Recorrió, en busca de forraje, toda la zona situada detrás del campamento y segó el trigo todavía verde. Cuando hubo segado todos estos campos, se hizo preciso marchar hacia delante. Había un atajo que pasaba junto a Numancia en dirección a la llanura y muchos le aconsejaban que lo tomara. Manifestó, sin embargo, que temía el retorno, pues los enemigos estarían, entonces, descargados y tendrían a su ciudad como base desde donde atacar y a la que poder retirarse. Y añadió: En cambio, los nuestros retornarán cargados, como es natural en una expedición que viene de recoger trigo, y exhaustos, y llevarán animales de carga, carros y vituallas. El combate será muy difícil y desigual; arrostraremos un gran peligro, si somos vencidos, y sin embargo, en caso de vencer, no obtendremos una gloria grande ni provechosa. Es ilógico exponerse al peligro por un resultado pequeño y es incauto el general que acepta el combate antes del momento propicio; bueno, en cambio, lo es el que sólo se arriesga en el momento necesario. Y prosiguió, a modo de comparación, que tampoco los médicos echan mano de amputaciones o cauterizaciones antes que de fármacos. Después de haber dicho esto, ordenó a sus oficiales que hicieran la ruta por el camino más largo. Acompañó, entonces, a la expedición hasta el limite del campamento y se dirigió a continuación al territorio de los vacceos, de donde los numantinos compraban sus provisiones, segando todo lo que encontraba y reuniendo lo que era útil para su alimentación, mientras que lo sobrante lo amontonaba en pilas y le prendía fuego.
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Nada mejor que un discurso a posteriori para advertir de lo que no debía hacerse. La batalla se produjo en el mismo Garray. El ejército de Escipión quedó partido en dos. Los forrajeadores y la caballería pasaron la noche al otro lado del Duero, en un antiguo campamento.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

A mi gusto, esta es la versión más precisa de la batalla de las Vulcanalia, aunque no tengo nada claro si comandaba a los romanos Nobilior o Mummio. Yo diría que Mummio.
“Así pues, Nobílior fue enviado contra ellos con un ejército de treinta mil hombres. Los segedanos, cuando supieron de su próxima llegada, sin dar remate ya a la construcción de la muralla, huyeron hacia los arevacos con sus hijos y sus mujeres y les suplicaron que les acogieran. Éstos lo hicieron así y eligieron como general a un segedano llamado Caro, que era tenido por hombre belicoso. A los tres días de su elección, apostando en una espesura a veinte mil soldados de infantería y cinco mil jinetes, atacó a los romanos mientras pasaban. Aunque el combate resultó incierto durante mucho tiempo, logró dar muerte a seis mil romanos y obtuvo un brillante triunfo. Tan grande fue el desastre que sufrió Roma. Sin embargo, al entregarse a una persecución desordenada después de la victoria, los jinetes romanos que custodiaban la impedimenta cayeron sobre él y mataron al propio Caro, que destacó por su valor, y a sus acompañantes, en número éstos no inferior a seis mil, hasta que llegada la noche puso fin a la batalla. Estos sucesos tuvieron lugar el día en el que los romanos acostumbraban a celebrar una procesión en honor de Vulcano. Por este motivo, desde aquel tiempo, ningún general romano quiso comenzar un combate voluntariamente en este día.”
Apiano, Iberia, 45.
La idea ya comentada de la precipitación de los romanos también aparece en este párrafo. De ahí precisamente que a los segedanos no les diese tiempo de concluir sus murallas, aunque también está el otro mito, el del cambio del comienzo de año al 1 de enero, que, por cierto, Apiano no menciona, pero que casa como anillo al dedo con el asunto de las murallas.

Otra cuestión desconcertante es la de si los romanos estaban persiguiendo a los celtíberos; no a los segovianos huyendo a Numancia, por supuesto, pero acaso a los titios camino de Segeda. Uno acaba viendo duplicaciones en todos los lados...
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

47-. Nobílior, después que hubo tomado un pequeño respiro tras el desastre, llevó a cabo un intento contra cierta cantidad de provisiones que el enemigo había almacenado en la ciudad de Axinio, pero al no conseguir ningún resultado positivo y sufrir, por el contrario, también alí muchas bajas, regresó de noche al campamento. Desde allí envió a Biesio, un oficial de caballería, a una tribu vecina para lograr una alianza y solicitar jinetes. Ellos les dieron algunos, a los que los celtíberos tendieron una emboscada en su viaje de regreso. Descubierta la emboscada, los aliados lograron escapar, pero Biesio y, con él, muchos romanos perecieron en la lucha. Bajo la influencia de una sucesión tal de desastres acaecidos a los romanos, la ciudad de Ocilis, donde estaban las provisiones y el dinero de estos últimos, se pasó a los celtíberos. Nobílior, perdidas las esperanzas totalmente, invernó en su campamento guareciéndose como le fue posible. Al contar tan sólo con las provisiones que tenía en él sufrió severamente por la falta de las mismas, por la abundancia de nevadas y el rigor del frío, de modo que perecieron muchos soldados, algunos mientras estaban recogiendo leña, otros dentro del campamento, víctimas de la falta de espacio, y otros de frío.

El suceso que Apiano triplica en el párrafo 47, lo vuelve a repetir en el 48.
48-. Al año siguiente, llegó como sucesor en el mando de Nobílior, Claudio Marcelo con ocho mil soldados de infantería y quinientos jinetes. Logró cruzar con suma precaución las líneas de los enemigos que le habían tendido una emboscada acampó ante la ciudad de Ocilis con todo su ejército. Hombre efectivo en las cosas de la guerra, logró atraerse de inmediato a la ciudad y les concedió el perdón, tras exigir rehenes y treinta talentos de plata. Los nergobrigenses, al enterarse de su moderación, le enviaron emisarios para preguntarle por qué medios obtendrían la paz. Cuando les ordenó entregarle cien jinetes para que combatieran a su lado como tropas auxiliares, ellos les prometieron hacerlo, pero, por otro lado, lanzaron un ataque contra los que estaban en la retaguardia y se llevaron algunas bestias de carga. Poco después, llegaron con los cien jinetes, como en efecto se había acordado, y con la relación a lo ocurrido en la retaguardia, dijeron que algunos de los suyos, sin saber lo pactado, habían cometido un error. Entonces, Marcelo hizo prisioneros a los cien jinetes, vendió sus caballos, devastó la llanura y repartió el botín entre el ejército. Finalmente, puso cerco a la ciudad. Los nergobrigenses, al ser conducidas contra ellos máquinas de asalto y plataformas, enviaron un heraldo revestido de una piel de lobo en lugar del bastón de heraldo y solicitaron el perdón. Éste replicó que no lo otorgaría, a no ser que los arevacos, belos y titos lo solicitaran todos a la vez. Cuando se enteraron estas tribus, enviaron celosamente emisarios y pidieron a Marcelo que, tras imponerles un castigo moderado, se atuviera a lo tratados firmados con Graco. Se pusieron en contra de esta petición algunos nativos a quienes ellos había hecho la guerra.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Para que se vea hasta qué punto se distorsionan los relatos históricos a causa de la trasmisión oral, aquí se ofrece un magnífico ejemplo.
“Atacando Quinto Pompeyo la ciudad de Lagni, y poniéndole cerco, los numantinos, para auxiliar a sus congéneres, les enviaron durante la noche un refuerzo de cuatrocientos soldados. Los lagnitanos los recibieron con gran alegría, llamándoles sus salvadores y obsequiándoles con regalos. Pocos días después, atemorizados por el sitio, negociaron con Pompeyo la entrega de la ciudad, pidiendo la seguridad de sus vidas. Pero como Pompeyo no admitiese condiciones si primero no se le entregaban los soldados numantinos, los lagnitanos, no atreviéndose a hacer un tal agravio a sus bienhechores, prefirieron soportar el asedio. Pero más tarde, reducidos al último extremo, enviaron un mensaje a Pompeyo diciéndole que estaban dispuestos a pagar su salvación con la perdición de sus amigos. Pero no escapó este hecho a los amenazados, sino que al saberlo tomaron las armas, y atacando por la noche a los ciudadanos, hicieron una gran matanza. Pompeyo, al enterarse del tumulto, aplicó escaleras a las murallas y se apoderó de la ciudad. Exterminó a los lagnitanos, pero a los auxiliares numantinos, que eran en número de doscientos, los dejó ir sin peligro, sea porque se compadeciese del infortunado valor de aquellos hombres y del peligro a que la ingratitud les había expuesto, sea por captarse con este beneficio la buena voluntad de los numantinos hacia el pueblo romano. En cuanto a la ciudad, la arrasó.”
Diodoro, 33, 17.
A simple vista parece un episodio más de los muchos que debieron tener lugar durante la guerra de Numancia, pero no lo es. Este fragmento en realidad es un resumen completo de la guerra de Numancia. Lagni es Numancia. Los cuatrocientos numantinos son en realidad los cuatro mil segovianos de Rectugenos, y a Escipión se le está confundiendo con Pompeyo. El final ya es tremendo, un final feliz en el que en vez de apresar y esclavizar a la guarnición y cortar las manos a los que les habían acogido, se perdona a los primeros y se extermina a los segundos.

El topónimo Lagni existe tanto en Francia como en Italia. Es la traducción latina del nombre Intercatia, otra variante alternativa al de Pallantia. Lagni significa “Laguna”. Pallantia es “la ciudad de los pantanos”, mientras que Intercatia, el original, el ibero, se podría traducir textualmente como “encharcada”.

De aquí se deduce también otra etimologia, la del Lacio, del que viene el gentilicio latinos. El Lacio era una región también pantanosa. Por eso los romanos relacionaban Numancia con su rey Numa. Nimes y Nimega también son ciudades situadas en lugares cenagosos, en tierras no aptas para la agricultura, destinadas únicamente a pastos y bosques, es decir, susceptibles de ser sorteadas o nomadeadas.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Cuando enumera las tribus y las ciudades de los vacceos y de los celtíberos, Polibio cita, entre otras, las plazas de Sesegama y de intercatia.
Estrabón, III, 4, 13.
Este comentario de Estrabón es erróneo. La cita no proviene de Polibio. ¿Por qué elige esas dos ciudades concretas “entre otras”? Estrabón no sabe qué ciudades son, pero resulta que dos líneas antes ya las había mencionado:
“A los aruacos pertenecen las ciudades de Segeda y Palancia.”
Estrabón, III, 4, 13.
No se trata de dos ciudades cualquiera, sino de Segeda y Numancia, algo, que como digo, Estrabón ignora. Así pues no las pudo elegir al azar dentro de un repertorio más amplio supuestamente perteneciente a Polibio. Nos la está colando. La fuente de donde las saca, sea la que sea, las nombra ex profeso en alusión a la guerra de Numancia, y no cita otras ciudades, y esa fuente, además, no es Polibio.

Vaya con Estrabón. :-
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

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¡Ya tengo otra!
"A comienzos del año en que ocurrieron estos hechos Sexto Digicio, pretor en la Hispania Citerior, libró una serie de batallas más numerosas que memorables contra gran cantidad de ciudades que se habían sublevado después de la marcha de Marco Catón. La mayoría de las batallas fueron tan poco afortunadas que entregó a su sucesor apenas la mitad de los soldados que había recibido. Y está fuera de duda que toda Hispania habría tenido ánimos para sublevarse de no ser porque el otro pretor, Publio Cornelio Escipión, hijo de Gneo, libró con éxito muchas batallas al otro lado del Ebro provocando tal pánico que se pasaron a él no menos de cincuenta plazas fortificadas. Estas acciones las llevó a cabo Escipión cuando era pretor. Ya como propretor atacó a los lusitanos cuando marchaban de vuelta a su país con un botín muy cuantioso tras haber devastado la provincia Ulterior. Libró un combate de resultado incierto desde la hora tercera hasta la octava; estaba en inferioridad numérica pero llevaba ventaja en otros aspectos, pues combatió con hombres en formación compacta frente a una columna estirada y obstaculizada por el tropel de animales, y con soldados descansados frente a otros agotados por la prolongada marcha. El enemigo, en efecto, había salido al tercer relevo de la guardia, y a la caminata nocturna se había añadido otra de tres horas durante el día, sucediendo el combate a la fatiga de la marcha sin haber tenido ni un instante de reposo. Por consiguiente, al comienzo de la batalla tenían algunas fuerzas físicas y anímicas, y en un principio crearon desconcierto entre los romanos; después, la lucha se fue nivelando gradualmente. En esta comprometida situación el pretor prometió con voto unos juegos a Júpiter si derrotaba y hacía trizas al enemigo. Al fin los romanos pusieron mayor brío en su empuje y los lusitanos cedieron terreno y luego emprendieron una franca huída; los vencedores persiguieron de cerca de los que huían, y resultaron muertos en torno a los doce mil enemigos, cayeron prisioneros quinientos cuarenta, casi todos jinetes, y se capturaron ciento treinta y cuatro enseñas militares. El ejército romano perdió setenta y tres hombres. La batalla se desarrolló no lejos de Ilipa, ciudad a la que regresó Publio Cornelio al frente de su ejército victorioso y cargado de botín. El botín quedó todo expuesto delante de la ciudad, y se ofreció a los propietarios la posibilidad de identificar sus pertenencias; se le entregó al cuestor lo que quedó para su puesta en venta, y el producto de la misma fue repartido entre los soldados."
Livio, XXXV, 1.
Este fragmento no me encajaba. No podía haber ocurrido en la fecha que propone Livio. Pues bien, resulta que es una duplicación que se repite además varias veces. Ese Escipión no es el hijo de Gneo, sino el mismísimo Emiliano.
59-. Lúculo, que había combatido contra los vacceos sin autorización senatorial y, a la sazón, se encontraba invernando en Turdetania, al darse cuenta de que los lusitanos hacían incursiones contra las zonas próximas, envió a sus mejores lugartenientes y dio muerte a cuatro mil lusitanos. Mató a mil quinientos cuando atravesaban el estrecho cerca de Gades, y a los demás, que se habían refugiado en una colina, los rodeó de una empalizada y capturó a un número inmenso de ellos. Entonces, tras invadir Lusitania, se puso a devastarla gradualmente. Galba llevaba a cabo la misma operación por el lado opuesto. Cuando algunos de sus embajadores vinieron a él con el deseo de consolidar los pactos que habían hecho con Atilio, el general que le había precedido, y que habían quebrantado, los recibió, firmo una tregua y mostró deseos de entablar relaciones amigables con ellos, ya que entendía que se dedicaban a la rapiña, a hacer la guerra y quebrantar los tratados por causa de la pobreza: Pues les dijo la pobreza del suelo y la falta de recursos os obligan a esto, pero yo daré una tierra fértil a mis amigos pobres y os estableceré en un país rico distribuyéndoos en tres partes.
Apiano.
El mismo suceso, no obstante, se atribuye también a Mummio (también por duplicado).
57-. Mummio se dedicó a hacer ejercicios de entrenamiento dentro del campamento con los cinco mil soldados que le quedaban, temeroso de salir a campo abierto antes de que los soldados hubieran recobrado de nuevo su coraje. Esperó allí a que los bárbaros pasaran con una parte del botín que le habían arrebatado, cayó sobre ellos de improviso y, tras haber dado muerte a muchos, recobró el botín y las enseñas. Los lusitanos del otro lado del río Tajo y aquellos que ya estaban en guerra con los romanos, cuyo jefe era Cauceno, se pusieron a devastar el país de los cuneos que estaban sometidos a los romanos y tomaron Conistorgis, una ciudad importante de ellos. Atravesaron el océano junto a las columnas de Hércules y algunos hicieron incursiones por una parte de África y otros sitiaron a la ciudad de Ocilis. Mummio los siguió con nueve mil soldados de infantería y quinientos jinetes, mató a unos quince mil de los que estaban entregados al saqueo y a algunos otros, y levantó el asedio de Ocilis. Después se topó, casualmente, con los que llevaban el producto de su rapiña y los mató a todos, de tal manera que ni siquiera logró escapar un mensajero de esta desgracia. Tras haber entregado al ejército el botín que podían llevar consigo, el resto lo quemó como ofrenda a los dioses de la guerra. Y Mummio, una vez que finalizó su campaña, regresó a Roma y fue recompensado con el triunfo.
Apiano.
...Y a Galba, aunque en esta ocasión cambia un poco el cuento. Los cansados no eran los lusitanos, sino los romanos.
Sin embargo, cuando Atilio se retiraba para pasar el invierno, todos cambiaron de parecer de repente y asediaron a algunos pueblos vasallos de Roma. Servio Galba, el sucesor de Atilio, les apremió a que levantaran el cerco. Tras recorrer en un día y una noche una distancia de quinientos estadios, se presentó ante los lusitanos y entabló combate de inmediato con el ejército cansado. Por fortuna logró romper las filas enemigas, pero se puso a perseguir al enemigo con poca experiencia en la guerra. Razón por la cual, al hacerlo de forma débil y desordenada debido a la fatiga, los bárbaros, al verlos diseminados y que se detenían a descansar por turnos, se reagruparon y atacándolos dieron muerte a unos siete mil. Y Galba, con los jinetes que estaban a su lado, huyó a la ciudad de Carmona. Aquí recuperó a los fugitivos y, después de reunir aliados hasta un número de veinte mil, marchó hacia el territorio de los cuneos y pasó el invierno en Conistorgis.
Apiano, 58.
Es la batalla de las Vulcanalia, que también se vuelve a repetir con Mummio.
El tal Césaro entabló combate con Mummio que venía desde Roma con otro ejército y, al ser derrotado, huyó. Pero, como Mummio lo persiguió de manera desordenada, giró sobre sí mismo y haciéndole frente dio muerte a nueve mil romanos, volvió a recuperar el botín que le había sido quitado y su propio campamento, al tiempo que también se apoderó del de los romanos y cogió armas y muchas enseñas que los bárbaros pasearon en son de burla por toda Celtiberia
Apiano, 56.
...Y con Nobilior:
45-. Así pues, Nobílior fue enviado contra ellos con un ejército de treinta mil hombres. Los segedanos, cuando supieron de su próxima llegada, sin dar remate ya a la construcción de la muralla, huyeron hacia los arevacos con sus hijos y sus mujeres y les suplicaron que les acogieran. Éstos lo hicieron así y eligieron como general a un segedano llamado Caro, que era tenido por hombre belicoso. A los tres días de su elección, apostando en una espesura a veinte mil soldados de infantería y cinco mil jinetes, atacó a los romanos mientras pasaban. Aunque el combate resultó incierto durante mucho tiempo, logró dar muerte a seis mil romanos y obtuvo un brillante triunfo. Tan grande fue el desastre que sufrió Roma. Sin embargo, al entregarse a una persecución desordenada después de la victoria, los jinetes romanos que custodiaban la impedimenta cayeron sobre él y mataron al propio Caro, que destacó por su valor, y a sus acompañantes, en número éstos no inferior a seis mil, hasta que llegada la noche puso fin a la batalla. Estos sucesos tuvieron lugar el día en el que los romanos acostumbraban a celebrar una procesión en honor de Vulcano. Por este motivo, desde aquel tiempo, ningún general romano quiso comenzar un combate voluntariamente en este día.
Apiano.
Es decir, Apiano la relata seis veces, todas seguidas, y Livio, de lo que se conserva, al menos una la data en una fecha equivocada. Si abstraemos el guión quedaría lo siguiente: Tras Catón hubo otra rebelión de los iberos. Vencieron a los romanos y saquearon el país, pero luego llegó Escipión y los derrotó cuando regresaban cargados con ese botín. Es muy posible que esto sí que pudiera ser Polibio.
Nelitis neque litis

“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Bernardo Pascual
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Re: BELLUM NUMANTINUM

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“Efectuada la tregua con Marco Claudio, despacharon los celtíberos embajadores a Roma y permanecieron tranquilos esperando la contestación. Aprovechó Marcelo este intervalo para marchar contra los lusitanos, tomando por asalto a Nergobrix, su capital, y pasando el invierno en Córdoba. Los representantes de los belos y de los tithos, como amigos del pueblo romano, fueron recibidos en Roma; mas a los aravacos, de quienes estaban descontentos, se les ordenó que esperasen en sus tiendas al lado opuesto del Tíber hasta que se examinara su asunto. Cuando llegó el momento de que el Senado celebrase audiencias, el cónsul los condujo ante él separadamente. Los belos y tithos, aunque bárbaros, explicaron con gran sensatez los diferentes bandos de su región, y demostraron que si no se castigaba cual merecían serlo a los que habían tomado las armas contra los romanos, tan pronto como el ejército consular saliera del país, atacarían a los amigos de Roma, tratándoles como a traidores a su patria; que si su primera falta quedaba impune, la renovarían; y si conseguían resistir al poder de Roma, no les sería difícil arrastrar toda España a su partido. Manifestado esto, solicitaron la permanencia de un ejército en España; que se enviara cada año un cónsul que protegiera a los aliados y les vengara de los insultos de los aravacos, y que antes de retirar las legiones se tomara de la sublevación de éstos venganza capaz de inspirar temor a los que desearan seguir su ejemplo.

Retiráronse los helos y los tithos y penetraron los aravacos, en quienes se advertía, a pesar de la afectada modestia de sus frases, que no se consideraban vencidos, y que sus pensamientos no respondían a sus palabras. Atribuyeron sus derrotas a la inconstancia de la fortuna; dijeron que las victorias de los romanos sobre ellos fueron largo tiempo disputadas, y hasta osaron insinuar que tuvieron ventaja en los combates con los romanos; y que si se les imponía algún castigo se someterían de buen grado, porque expiando así su falta se les restauraría bajo el pie de la antigua confederación ordenada por Tiberio Graco en España. Despedidos los aravacos, oyó el Senado a los comisionados de Marcelo, y advirtiendo en su informe que se inclinaban a acabar la guerra y que el mismo cónsul era más favorable a los enemigos que a los aliados, contestó a los embajadores de unos y otros que Marcelo les daría a conocer en España las intenciones del Senado. Persuadido éste de que el consejo de los belos y tithos era ventajoso a la República, de que debía ser reprimido el orgullo de los aravacos y de que Marcelo no se atrevía por timidez a proseguir la guerra, ordenó secretamente a los comisarios enviados a España seguir a todo trance las operaciones contra los aravacos y de una forma digna del nombre romano. Tomada esta resolución, porque no inspiraba gran confianza el valor de Marcelo, pensóse en seguida dar otro jefe al ejército de España, que debía ser uno de los dos cónsules, Aulo Postumio Albino o L. Licinio Lúculo, que entraron entonces en ejercicio. Comenzaron sin pérdida de tiempo grandes preparativos para resolver los asuntos de España, creyendo que, subyugados los enemigos, todos los pueblos de este continente se someterían a la ley de la República dominante; y si, por el contrario, se empleaban las contemplaciones, todos se contagiarían del orgullo de los aravacos.

A pesar del celo y actividad del Senado, en esta ocasión, al tratar del reclutamiento de tropas, tuvo gran sorpresa. Súpose en Roma por Quinto Fulvio y los soldados que a sus órdenes sirvieron en España el año anterior, que casi constantemente se vieron obligados a estar con las armas en la mano, siendo innumerables los combates, infinidad los romanos muertos y que los celtíberos eran invencibles, temblando Marcelo de que se le ordenara continuar la guerra. Tales noticias produjeron en la juventud consternación tan grande, que los más ancianos declaraban no haber visto jamás en Roma cosa semejante. En fin, la aversión por el viaje a España creció hasta el punto de que, mientras en otras ocasiones se encontraban más tribunos de los necesarios, ninguno pidió entonces este cargo. Los antiguos jefes designados por los cónsules para marchar con el general se negaron a seguirle, y lo más deplorable fue que la juventud romana, a pesar de citada, no quiso hacerse inscribir; y para evitar el alistamiento valióse de pretextos que ni el honor permite examinar ni la vergüenza explicar. La multitud de los culpados hacía imposible el castigo.

Inquietos esperaban el Senado y los cónsules dónde iría a parar la imprudencia de aquella juventud, porque así se calificaba entonces su despego a la guerra, cuando Publio Cornelio Escipión, joven aún, que había aconsejado la guerra, aprovechó el conflicto en que el Senado se hallaba para unir a su reputación de prudente y probo la de esforzado y animoso que le faltaba. Púsose en pie y manifestó que iría de buen grado a prestar sus servicios en España como tribuno o general; que se le había invitado a ir a Macedonia para asunto de menos riesgo (porque efectivamente los macedonios le solicitaron nominalmente para reprimir algunos desórdenes en aquel reino) mas que no podía abandonar la República en tan premiosas circunstancias, que obligaban a ir a España a cuantos tuvieran amor a la gloria. Sorprendió este discurso, admirando que, mientras tantos otros no osaban presentarse, un joven patricio ofreciera generosamente sus servicios. Acudieron a abrazarle, y al día siguiente redoblaron los aplausos, porque los que tuvieron miedo de alistarse, temerosos de que el valor de Escipión comparado con su cobardía les deshonrara, apresuráronse a solicitar los cargos militares y a inscribirse en los alistamientos. Vaciló al principio Escipión acerca de si convenía atacar inmediatamente a los bárbaros.”
Este texto no puede pertenecer a Polibio. Que me aspen si es Polibio. Se nos está dando gato por liebre. Los sucesos que aquí se narran no tienen nada que ver con Marcelo ni con Lúculo. Se refieren a la guerra de Numancia propiamente dicha, y se deben datar veinte años después. Polibio tiene un usurpador, alguien que se hace pasar por él, un imitador, y como ya comenté, muy posiblemente se trate de Poseidonio. La cosa es mucho más grave de lo que pensaba, y creía que ya nada me podía sorprender.
“Polibio, al detallar las tribus y distritos de los vacceos y celtíberos, incluye con el resto de las ciudades tanto Segesama como Intercatia. Poseidonio dice que Marco Metelo exigió un tributo de seiscientos talentos de Celtiberia, de lo que se infiere que los celtíberos eran ricos y numerosos, aunque el país en el que viven es bastante pobre. Pero cuando Polibio dice que Tiberio Graco destruyó trescientas ciudades en Celtiberia, Poseidonio se burla de él, diciendo que el hombre hizo esto simplemente para halagar a Graco, denominando ciudades a los baluartes, como lo hacen en los desfiles triunfales. Y tal vez esta observación de Poseidonio no deba ser desacreditada, ya que no solo los generales sino también los historiadores pueden fácilmente caer en una falsificación como esta, al tratar de embellecer los hechos que describen.”
Estrabón, III, 4, 13.
Estrabón no está leyendo a Polibio, sino a Poseidonio. Él es quien lo lía todo. Una parte de lo que conocemos de Polibio, en concreto lo referente a las guerras celtíberas, si no mucho más, no procede directamente de de Polibio, sino de una revisión hecha por Poseidonio, quien pone en boca de Polibio cosas que no dijo.

Entiendo lo controvertida que puede resultar esta afirmación, pero se puede demostrar. La embajada celtíbera a la que se refiere el supuesto texto de Polibio está de sobra duplicada. El tratado que evocan los numantinos no es el firmado con Graco padre, sino con Graco hijo, el cuestor de Mancino. Precisamente todas las duplicaciones de dicha embajada, que son unas cuantas, son sucedidas siempre por una incursión desautorizada contra los vacceos. Apiano repite lo mismo continuamente. Siempre que los numantinos firman una paz con los romanos, mientras se debate en el Senado si se ratifica o no, el siguiente general ataca ilegalmente a los vacceos, que en realidad son los mismos. Pallantia es Numancia. La enemistad de Graco con su cuñado surge precisamente de ahí, por haber roto el pacto que él había firmado.

Cabe otra opción, todo hay que decirlo, que Polibio hubiese estado en Numancia, pero personalmente me parece muy improbable. Por un lado Polibio debía tener ya setenta años, y por otro la fuente en que se documenta Apiano es Rutilio Rufo. Si Polibio hubiese presenciado el final de Numancia Rutilio Rufo carecería de trascendencia.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Bernardo Pascual
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Cualquiera que no siga nuestros razonamientos va a pensar que estoy loco o paranoico, pero esto lo digo para aquellos que lo han ido entendiendo hasta ahora, y sobre todo para Poliorcetos, tan responsable como yo de tales descubrimientos o desvaríos. La primera parte de las segunda guerra púnica en Hispania es una duplicación de la segunda parte, lo de los Escipiones es ficticio, pero ahora resulta que la primera parte de la guerra de Numancia, la llamada guerra de fuego, es también en cierto modo una duplicación de la segunda parte, de la guerra de Numancia propiamente dicha. En el caso de la segunda guerra púnica se puede llegar a entender que Polibio cometiera semejante error, pero es imposible que eso le ocurriera en el caso de la guerra de Numancia, y no porque en ese caso estaría mintiendo descaradamente, algo que dudo de él, sino porque es físicamente imposible. La obra de Polibio concluyen en el 146 a. C., sin embargo se le atribuye haber narrado sucesos posteriores a esa fecha.

Si analizamos lo que hay de fondo o lo que se oculta detrás de todo esto, no es otra cosa que la familia Escipión, o si se quiere la familia Cornelio. Da la casualidad de que todos los supuestos errores, todos los sucesos ficticios, la benefician. Estoy empezando a sospechar, así pues, que la obra de Polibio fue reeditada por ellos, encargándoselo no a un negro sino a un griego, quien además de retocarla muy torpemente, sustituyendo principalmente algunos nombre, algo no tan raro, y duplicando algunas cosas por ignorancia, habría añadido también un apéndice sobre la guerra de Numancia. Habría completado las hazañas de Emiliano, lo cual, como digo, es físicamente imposible que hiciera el propio Polibio.
“En su obra Historias, Posidonio continuó con la Historia Mundial de Polibio. Su historia del periodo comprendido entre 146 y 88 a. C. se dice que llegó a ocupar 52 volúmenes.13​ Su obra prosigue el relato de la ascensión y expansión del dominio de Roma, del que parece que era partidario. Posidonio no continuó con el mismo estilo fáctico e imparcial de Polibio, puesto que Posidonio veía a los acontecimientos como la causa de la psicología humana. Si bien entendía las pasiones y locuras humanas, no las perdonaba o excusaba en sus escritos históricos, y usaba su capacidad narrativa para dirigir la aprobación o condena del lector.”
Wikipedia.

Hay además datos biográficos de Posidonio muy interesantes:
“Posidonio se convirtió en ciudadano de Rodas, en donde tomó parte activa en la vida política. Su estatus social, a la vista de los cargos que ocupó, fue muy alto, llegando a ocupar el cargo de pritano de Rodas. También sirvió como embajador en Roma entre los años 87 y 86 a. C., en la época de Mario y Sila.”
Wikipedia.
Sila era un Cornelio en principio venido a menos, y esos años coinciden justo con su campaña en Grecia. Pompeyo, un hombre de Sila, visitó a Posidonio varias veces en Rodas, e incluso le pidió que escribiese su bioografía.
"Posidonio parece que se movió con facilidad entre las clases altas de la sociedad romana en su calidad de embajador de Rodas. Se asoció con algunas de las principales figuras de la época final de la República romana, incluyendo a Cicerón y Pompeyo, los cuales le visitaron en Roma. Otros romanos que visitaron a Posidonio en Rodas fueron Veleyo, Cota y Lucilio. Cicerón, cuando se encontraba en la veintena, atendió a sus lecturas (77 a. C. y continuaron manteniendo contacto por correspondencia. En su obra De Finibus, Cicerón sigue de cerca la posición de Posidonio sobre las enseñanzas éticas de Panecio. Pompeyo, por su parte, tuvo contacto con Posidonio en Roma, cuando este era embajador, y acudió a Rodas a visitarle en dos ocasiones, en 66 a. C. y en 62 a. C., durante sus campañas contra los piratas y en el este, respectivamente. En esas visitas, Pompeyo pidió a Posidonio que escribiese su biografía. Además, y como gesto de respeto y gran honor para Posidonio, Pompeyo hizo que se depusiesen sus fasces a la puerta de Posidonio."
Wikipedia.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Los numantinos firman la paz con un general romano y envían embajadores a Roma. El sucesor de ese general, mientras se debate en el Senado si se ratifica o no la paz, ataca sin autorización a los vacceos, es decir, a los vecinos de los numantinos.

Lúculo.
49-. Marcelo envió embajadores de cada parte a Roma para que dirimieran allí mutuamente sus querellas y, en privado, mandó una carta al senado instando a la consecución de los tratados. Quería, en efecto, poner fin a la guerra por medio de su intervención personal, pues esperaba que ello le habría de reportar una gloria provechosa.

50-.De este modo, terminó la guerra de los belos, titos y arevacos antes de la llegada de Lúculo.

51-. Este último, que estaba deseoso de gloria y necesitado de dineros por causa de su penuria, realizó una incursión contra los vacceos, otra tribu celtíbera, que eran vecinos de los arevacos, sin haber recibido ninguna orden de Roma y sin que los vacceos hubieran hecho la guerra a los romanos, ni siquiera hubieran cometido falta alguna contra el mismo Lúculo.
Popilio Lenas.
79-. Popilio los envió a Roma para que se querellaran allí con Pompeyo. Celebrado el juicio en el senado, los numantinos y Pompeyo dirimieron su querella y el senado decidió continuar la guerra con los numantinos. Popilio atacó a los lusones, un pueblo vecino de aquéllos, pero sin haber obtenido ningún resultadopues llegó Hostilio Mancino, su sucesor en el mando, regresó a Roma.
Emilio Lépido.
80-. A Mancino lo llamaron para juicio, y lo siguieron embajadores de los numantinos. Emilio, entre tanto, cansado de la inactividad mientras aguardaba la respuesta de Roma - puesto que, en efecto, algunos accedían al mando buscando gloria, botín o el honor del triunfo mas bien que el provecho de su ciudad, acusó falsamente a los vacceos de haber suministrado víveres a los numantinos en el transcurso de esta guerra, de modo que llevó a cabo una incursión contra su país y puso cerco a la ciudad de Palantia, que era la más importante de los vacceos y que en nada había faltado al tratado.
Calpurnio Pisón.
82-. Los senadores se irritaron con ambos por igual, pero Pompeyo escapó, debido a que ya antes había sido juzgado por estos hechos. Y decidieron entregar a Mancino a los numantinos por haber llevado a cabo un tratado vergonzoso sin su autorización, argumentando que también sus antepasados habían entregado a los samnitas a veinte generales que habían tratado en semejantes condiciones sin su consentimiento. Por tanto, Furio, llevando a Mancino de vuelta a Iberia, lo entregó, inerme, a los numantinos, pero ellos no lo aceptaron. Elegido general contra ellos Calpurnio Pisón no realizó ningún intento contra Numancia, sino que hizo una incursión contra territorio de Palantia y, tras haberlo desvastado un poco, pasó el resto de su mandato en sus cuarteles de invierno en Carpetania.
Todos menos Escipión, que es quien en realidad lo hizo. Fue él quien anuló la paz firmada por los numantinos con Mancino, es decir, con Graco. Pallentia es Numancia.

¡Cómo iba a relatar Polibio este suceso referido a Marcelo y Lúculo! Es imposible. Y si se analizan los combates librados en Pallantia aún se aprecia mejor que siempre se repite lo mismo, ni más ni menos que el sitio de Numancia: el ataque a los forrajeadores, la precipitación en la zanja y la noche en vela.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Apiano relata tres veces el intento fallido contra Palantia, con Lúculo, con Emilio Lépido y con Mancino. No hay duda de que se trata siempre de la misma historia. Acosados continuamente por los bárbaros y acuciados por el hambre, acaban huyendo y son perseguidos por el camino. Bueno, en realidad ocurre dos veces en Palantia, con Lúculo y Emilio Lépido, y la otra, la de Mancino, ya en Numancia. La confusión, insisto, proviene del nombre. Numancia es un nombre tardío, pues inicialmente se la conocía como Palantia. Por eso se duplica, porque no relacionan la una con la otra. Debido a que los autores antiguos ignoraban que Palantia y Numancia eran la misma ciudad, el relato se articula en dos historias paralelas que se van alternando, de Numancia a Palantia y de Palantia a Numancia.
55-. Se dirigió a continuación a la ciudad de Palantia que gozaba de gran fama a causa de su valor y en la que se habían reunido muchos refugiados. Por este motivo le aconsejaron algunos que se retirara antes del intento. Sin embargo, Lúculo no hizo caso, pues se había informado de que era muy rica, pero los palantinos lo acosaban sin cesar con su caballería cada vez que iba a aprovisionarse de comida y le impedían abastecerse de alimento. Así que Lúculo, al estar falto de víveres, se replegó con el ejército formado en cuadro. Los de Palantia le persiguieron también entonces hasta el río Duero, desde donde se retiraron durante la noche, y Lúculo después de atravesar hacia el país de los turditanos se retiró a sus cuarteles de invierno. Este fue el final de la guerra de los vacceos llevada a cabo por Lúculo contra el decreto del pueblo romano. Pero Lúculo nunca fue llamado a juicio por ello.
82-. Al prolongarse el asedio de Palantia, comenzaron a faltar los alimentos a los romanos y el hambre hizo presa en ellos, todos sus animales de carga perecieron y muchos hombres empezaron a morir de necesidad. Los generales Emilio y Bruto resistieron con paciencia durante mucho tiempo, pero, vencidos por la mala situación, dieron la orden de retirarse, de manera repentina, una noche alrededor de la última guardia. Los tribunos militares y los centuriones corrían de un lado a otro apremiando a todos a hacer esto antes del amanecer. Y ellos, en medio del tumulto, lo abandonaron todo, incluso a los heridos y enfermos que se abrazaban a ellos y les suplicaban que no los abandonasen. Como la retirada se llevó a cabo de forma confusa y desordenada y muy semejante a una huida, los habitantes de Palantia atacando desde todos los lugares les causaron muchas heridas desde el amanecer hasta la tarde. Cuando llegó la noche, lo romanos, hambrientos y exhaustos, se dejaron caer al suelo agrupados, según cayó cada uno, y los de Palantia se retiraron gracias a una intervención de la divinidad. Y esto fue lo que ocurrió a Emilio.
80-. Mancino sostuvo frecuentes combates con los numantinos y fue derrotado muchas veces; finalmente, habiendo sufrido numerosas bajas se retiró a su campamento. Al propalarse el rumor de que los cántabros y vacceos venían en socorro de los numantinos, pasó toda la noche, lleno de temor, en la oscuridad sin encender fuego y huyó a un descampado que había servido, en cierta ocasión, de campamento a Nobílior. Al llegar el día y verse encerrado con su ejército en este lugar sin preparación ni fortificación, cercado por los numantinos que amenazaban con matar a todos, a menos que hicieran la paz, consintió en firmar un pacto sobre una base de equidad e igualdad para romanos y numantinos.
Tras este incidente, los romanos y los palentinos (o pelendones) establecieron una tregua, y fueron enviados a Roma embajadores celtíberos para debatir sobre el cese definitivo de las hostilidades. A Graco, firmante de la tregua, le interesaba la paz, mientras que a Emiliano, que aspiraba a cubrirse de gloria, le interesaba la guerra. Ahí es cuando surge la enemistad entre los dos cuñados que culminaría con la deriva de Graco al populismo y su posterior asesinato, en el que sin duda estuvo implicado Escipión, al que acabaría asesinando a su vez su propia esposa, Sempronia, la hermana de los Graco.

Por si fuera poco, a Palantia también se la conoce por la versión ibera del nombre, Intercatia. Es precisamente en la versión de Intercatia donde encontramos un resumen completo de la guerra de Numancia. En el siguiente fragmento se narran dos episodios distintos, las campañas de Mancino y la de Escipión, mezclados o fusionados, eso sí, en una sola. Lo que va en azul es la campaña de Mancino, que coincide con los textos anteriores, el acoso de la caballería, el hambre y el miedo. Lo que va en rojo, sin embargo, ya es el propio cerco establecido por Escipión. Ahí es precisamente donde se inscribe el incidente de la zanja tantas veces repetido. Eso no les ocurrió ni a Pompeyo, ni a Mancino, sino a Escipión. Parece referirse más bien a un intento por parte de los numantinos por romper las obras de circunvalación.
54-. Esta victoria elevó la moral de los romanos, pero durante la noche muchos temores hicieron presa en ellos. Pues todos los jinetes bárbaros que habían salido a forrajear antes de que Lúculo llegara, al no poder entrar en la ciudad por haberla sitiado éste, se pusieron a correr alrededor del campamento dando gritos y provocaron un alboroto. Y los que estaban dentro los coreaban. Por lo cual un extraño temor invadió a los romanos. A ello se añadía el cansancio por la falta de sueño a causa de la guardia y la falta de costumbre de la comida del país. No tenían vino, sal, vinagre, ni aceite y, al comer trigo, cebada, gran cantidad de carne de venado y de liebre cocida y sin sal, enfermaban del vientre y muchos incluso morían. Finalmente cuando estuvo completado el muro de asalto y, golpeando las murallas de los enemigos, consiguieron echar abajo una parte, penetraron a la carrera en la ciudad. Sin embargo, no mucho después, al ser obligados a retirarse, se precipitaron por ignorancia en una cisterna de agua en donde perecieron la mayoría. Durante la noche los bárbaros volvieron a construir la parte de la muralla que había sido derribada. Y como ambas partes sufrían severamente pues el hambre los acosaba-, Escipión prometió a los bárbaros que, si pactaban, no se quebrantarían los tratados. Le creyeron en razón de su prestigio y puso fin a la guerra bajo estas condiciones: los de Intercacia entregarían diez mil sagos a Lúculo, una cierta cantidad de ganado y cincuenta hombres como rehenes. En cambio, no obtuvo Lúculo el oro y la plata que había pedido y por lo que precisamente hacía la guerra, al creer que toda Iberia era rica en oro y plata. Y es que, en efecto, no los tenían y ni siquiera aquellos celtíberos daban valor a estos metales.
No hubo, lógicamente, ninguna ruptura desautorizada de la tregua ni ninguna incursión durante ésta contra los vacceos. Tras la retirada ignominiosa de Mancino, Escipión sitió Numancia y la acabó rindiendo por hambre. Por eso en esta última fuente, al parecer una de las más antiguas e incomprensibles, todo va seguido.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

Los historiadores romanos tenían un cacao mental de tres pares de narices. Aquí Apiano está adelantando sin saberlo veinte años la guerra de Numancia. Nobilior vendría a suplantar a Pompeyo y Marcelo a Mancino. Lúculo, por supuesto, equivale a Escipión. En todo caso, como todos contaban las batallitas de su abuelo, no hay cosa menos fiable que los nombres de los generales. Lo que importa es que el guión, la estructura del relato, siempre se repite, e incluso también muchas anécdotas.
47-. Nobílior, después que hubo tomado un pequeño respiro tras el desastre, llevó a cabo un intento contra cierta cantidad de provisiones que el enemigo había almacenado en la ciudad de Axinio, pero al no conseguir ningún resultado positivo y sufrir, por el contrario, también alí muchas bajas, regresó de noche al campamento. Desde allí envió a Biesio, un oficial de caballería, a una tribu vecina para lograr una alianza y solicitar jinetes. Ellos les dieron algunos, a los que los celtíberos tendieron una emboscada en su viaje de regreso. Descubierta la emboscada, los aliados lograron escapar, pero Biesio y, con él, muchos romanos perecieron en la lucha. Bajo la influencia de una sucesión tal de desastres acaecidos a los romanos, la ciudad de Ocilis, donde estaban las provisiones y el dinero de estos últimos, se pasó a los celtíberos. Nobílior, perdidas las esperanzas totalmente, invernó en su campamento guareciéndose como le fue posible. Al contar tan sólo con las provisiones que tenía en él sufrió severamente por la falta de las mismas, por la abundancia de nevadas y el rigor del frío, de modo que perecieron muchos soldados, algunos mientras estaban recogiendo leña, otros dentro del campamento, víctimas de la falta de espacio, y otros de frío.

48-. Al año siguiente, llegó como sucesor en el mando de Nobílior, Claudio Marcelo con ocho mil soldados de infantería y quinientos jinetes. Logró cruzar con suma precaución las líneas de los enemigos que le habían tendido una emboscada acampó ante la ciudad de Ocilis con todo su ejército. Hombre efectivo en las cosas de la guerra, logró atraerse de inmediato a la ciudad y les concedió el perdón, tras exigir rehenes y treinta talentos de plata. Los nergobrigenses, al enterarse de su moderación, le enviaron emisarios para preguntarle por qué medios obtendrían la paz. Cuando les ordenó entregarle cien jinetes para que combatieran a su lado como tropas auxiliares, ellos les prometieron hacerlo, pero, por otro lado, lanzaron un ataque contra los que estaban en la retaguardia y se llevaron algunas bestias de carga. Poco después, llegaron con los cien jinetes, como en efecto se había acordado, y con la relación a lo ocurrido en la retaguardia, dijeron que algunos de los suyos, sin saber lo pactado, habían cometido un error. Entonces, Marcelo hizo prisioneros a los cien jinetes, vendió sus caballos, devastó la llanura y repartió el botín entre el ejército. Finalmente, puso cerco a la ciudad. Los nergobrigenses, al ser conducidas contra ellos máquinas de asalto y plataformas, enviaron un heraldo revestido de una piel de lobo en lugar del bastón de heraldo y solicitaron el perdón. Éste replicó que no lo otorgaría, a no ser que los arevacos, belos y titos lo solicitaran todos a la vez. Cuando se enteraron estas tribus, enviaron celosamente emisarios y pidieron a Marcelo que, tras imponerles un castigo moderado, se atuviera a lo tratados firmados con Graco. Se pusieron en contra de esta petición algunos nativos a quienes ellos había hecho la guerra.

49-. Marcelo envió embajadores de cada parte a Roma para que dirimieran allí mutuamente sus querellas y, en privado, mandó una carta al senado instando a la consecución de los tratados. Quería, en efecto, poner fin a la guerra por medio de su intervención personal, pues esperaba que ello le habría de reportar una gloria provechosa. Los embajadores de la facción amiga penetraron en la ciudad y fueron agasajados como huéspedes; en cambio, los del bando enemigo, como era la costumbre, acamparon fuera de las murallas. El senado desestimó la propuesta de paz y se tomó muy a mal que no hubieran querido someterse a los romanos cuando precisamente se lo pidió Nobílior, el predecesor de Marcelo, y les replicó que este último les comunicaría la decisión senatorial. Y, de inmediato, reclutaron un ejército para Iberia, ahora por primera vez mediante sorteo, en vez del sistema de leva habitual. Y se decidió, en esta ocasión, formar el ejército mediante sorteo, debido a que muchos culpaban a los cónsules de haber recibido un trato injusto en el enrolamiento, en tanto que a algunos los habían elegido para los servicios más fáciles. Mandaba las tropas el cónsul Licinio Lúculo. Como lugarteniente tenía a Cornelio Escipión, el que, no mucho después, tomó Cartago y, más tarde, Numancia.

50-. Lúculo se puso en camino, y Marcelo anunció públicamente la guerra a los celtíberos y les devolvió sus rehenes como lo habían pedido. Después llamó a su lado al portavoz de los celtíberos en Roma y estuvo conferenciando con él en privado durante largo rato. En razón de esto, se empezó precisamente a sospechar ya entonces, y después fue confirmado en mayor medida por los acontecimientos posteriores, que intentaba convencerles de que se pusieran en sus manos sus asuntos, buscando con ansiedad dar fin a la guerra antes de la llegada de Lúculo. Después de esta entrevista, cinco mil arevacos ocuparon Nergóbriga, y Marcelo se puso en marcha hacia Numancia y acampó a una distancia de cinco estadios de ésta. Persiguió a los numantinos acorralándolos en la ciudad y, finalmente, el jefe de éstos, Litennón, haciendo un alto, dijo a voces que quería reunirse con Marcelo para negociar. Cuando estuvieron reunidos, afirmó que los belos, titos y arevacos se ponían voluntariamente en manos de Marcelo. Éste, feliz por la noticia, exigió rehenes y dinero a todos ellos y, habiéndolos tomado, los dejó libres. De este modo, terminó la guerra de los belos, titos y arevacos antes de la llegada de Lúculo.

51-. Este último, que estaba deseoso de gloria y necesitado de dineros por causa de su penuria, realizó una incursión contra los vacceos, otra tribu celtíbera, que eran vecinos de los arevacos, sin haber recibido ninguna orden de Roma y sin que los vacceos hubieran hecho la guerra a los romanos, ni siquiera hubieran cometido falta alguna contra el mismo Lúculo...
Obsérvense ahora las tres siguientes duplicaciones y compárense con lo de Ocili/Axinio.
“Pompeyo, cuando estaba acampado ante Numancia, marchó a cierto lugar, y los numantinos, descendiendo, mataron a un cuerpo de su caballería que corría detrás de él. Cuando regresó, desplegó su ejército en la llanura y los numantinos bajando a su encuentro se replegaron un poco como intentando huir hasta que Pompeyo (…) en las empalizadas y precipicios.”
“Como fuera derrotado a diario en escaramuzas por un enemigo muy inferior, se dirigío contra Termancia por considerarlo una tarea mucho más fácil. Sin embargo también aquí cuando trabó combate perdió setecientos hombres y los termantinos pusieron en fuga al tribuno que le llevaba las provisiones, y en un tercer intento en ese mismo día, tras acorralar a los romanos en una zona escarpada, arrojaron al precipicio a muchos de ellos, soldados de infantería y de caballería con sus caballos.”
“Atacando a otros que buscaban forraje, mataron a muchos y entre ellos a Opio, tribuno militar. En otro lugar atacaron a los romanos cuando cavaban una zanja y dieron muerte a cuatrocientos y a su jefe.”
Es siempre la misma historia.
“Los soldados, acampados al aire libre en medio de un frío gélido y poco habituados aún al agua y el clima del país, enfermaron del vientre y algunos perecieron. A un destacamento que había salido en busca de forraje, los numantinos, ocultándose, le tendieron una emboscada muy cerca del campamento romano y les dispararon dardos para provocarles, hasta que algunos, sin poder soportarlo salieron contra ellos, y los que estaban emboscados salieron de su escondite y les hicieron frente. Muchos soldados y oficiales romanos perecieron y los numantinos salieron al encuentro de los que llevaban el forraje y mataron a muchos.”
Nelitis neque litis

“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Se va despejando el enigma. Las dos opciones parecen concentrarse en Numancia u Osma. Ocili/Axinio es el nombre original de Soria, el oriente de la Celtiberia, la Sedetania o Ceretania celtíbera. Asia es el este, de donde provienen los burros.
"...se trasladó a Sedetania que era desvastada por un capitán de bandoleros llamado Tangino (Rectugenos). Pompeyo lo venció y tomó muchos prisioneros. Sin embargo, la arrogancia de estos bandidos era tan grande, que ninguno soportó la esclavitud, sino que unos se dieron muerte a sí mismos, otros mataron a sus compradores y otros perforaron las naves durante la travesía."
Apiano.
Los romanos llegaron a Soria desde el oeste, desde Castilla, desde Segovia, no desde el este. No vinieron por el Ebro, sino por el Tajo. gc80gc
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por marcelo »

Dos detalles que me gustaría comentar. El primero es que Posidonio escribió sobre la Segunda Guerra Púnica. A él se atribuye la calificación de Marcelo cómo la "espada de Roma".

Esto hace dudar que su obra fuese una mera continuación de la de Polibio. Se superpondrían bastantes años. Por otra parte, el ensalzar a Marcelo se contrapone a la obra de Polibio en la cual este general es denostado.

La segunda cuestión a considerar es que el envío de embajadores a Roma es algo bastante común. En la primera guerra macedónica lo vemos cuando Levino envía a los etolios a Roma y tardan bastante en firmar el tratado, aunque de facto esté en vigor.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

marcelo escribió: 17 Dic 2020 Dos detalles que me gustaría comentar. El primero es que Posidonio escribió sobre la Segunda Guerra Púnica. A él se atribuye la calificación de Marcelo cómo la "espada de Roma".

Esto hace dudar que su obra fuese una mera continuación de la de Polibio. Se superpondrían bastantes años. Por otra parte, el ensalzar a Marcelo se contrapone a la obra de Polibio en la cual este general es denostado.

La segunda cuestión a considerar es que el envío de embajadores a Roma es algo bastante común. En la primera guerra macedónica lo vemos cuando Levino envía a los etolios a Roma y tardan bastante en firmar el tratado, aunque de facto esté en vigor.
Cierto, creo que el detalle de acampar al otro lado del Tíber también se menciona en las negociaciones con Cartago. La embajada en todo caso es sólo un elemento más en una combinación de ellos. Por sí sola no dice nada, pero es la repetición de esos sucesos en el mismo orden varias veces lo que da la clave:
  1. Derrota romana a causa del acoso continuo, del hambre, del frío y del insomnio.
  2. Envío de la embajada a Roma, en la que unos abogan por la paz firmada con Graco mientras que otros se oponen.
  3. Ruptura de la tregua y ataque desautorizado a los vacceos.
Polibio no pudo referirse a esa embajada entre otras cosas porque él no fue testigo de la guerra de Numancia. Así pues, alguien se hizo pasar por él y completó su obra desde el 146 a. C. hasta el 133 a. C., centrando el protagonismo, por supuesto, en Emiliano, concluyendo su gesta. Ese alguien incurre en anacronismos que lo delatan. En mi opinión se trata de Posidonio. El fragmento de la embajada atribuido a Polibio imita claramente su estilo, y hay que reconocer que está muy bien elaborado, pero insisto en que no puede pertenecer a Polibio. Ni siquiera es la fuente original. La fuente original es Rutilio Rufo.

Los sucesos en los que participó Polibio se revelan si se despeja todo lo referente a la guerra de Numancia. No hubo campaña contra los vacceos. Eso, incluso, es una metedura de pata, una confusión. Polibio anduvo por la parte de Extremadura. Participó en la guerra contra los lusitanos y los vettones. Muy posiblemente esté también implicado en la matanza y esclavización de los lusitanos. Galba sólo era un subalterno de Lúculo.

Aquí se duplica la campaña de Lúculo. El detalle está en la empalizada. La segunda versión, la de Galba, ya está mitificada. Sólo se asesinó a una parte de la nobleza, en un banquete. Al resto se les reunió con engaños, se les encerró y se les esclavizó. La primera fuente, la azul, no dice, es más, que lo hiciera el propio Lúculo, sino que "envió a sus mejores lugartenientes".
59-. Lúculo, que había combatido contra los vacceos sin autorización senatorial y, a la sazón, se encontraba invernando en Turdetania, al darse cuenta de que los lusitanos hacían incursiones contra las zonas próximas, envió a sus mejores lugartenientes y dio muerte a cuatro mil lusitanos. Mató a mil quinientos cuando atravesaban el estrecho cerca de Gades, y a los demás, que se habían refugiado en una colina, los rodeó de una empalizada y capturó a un número inmenso de ellos. Entonces, tras invadir Lusitania, se puso a devastarla gradualmente. Galba llevaba a cabo la misma operación por el lado opuesto. Cuando algunos de sus embajadores vinieron a él con el deseo de consolidar los pactos que habían hecho con Atilio, el general que le había precedido, y que habían quebrantado, los recibió, firmo una tregua y mostró deseos de entablar relaciones amigables con ellos, ya que entendía que se dedicaban a la rapiña, a hacer la guerra y quebrantar los tratados por causa de la pobreza: Pues les dijo la pobreza del suelo y la falta de recursos os obligan a esto, pero yo daré una tierra fértil a mis amigos pobres y os estableceré en un país rico distribuyéndoos en tres partes.

60-. Ellos, confiados en estas promesas, abandonaron a sus lugares de residencia habituales y se reunieron en donde les ordenó Galba. Este último los dividió en tres grupos y, mostrándoles a cada uno una llanura, les ordenó que permanecieran en campo abierto hasta que, a su regreso, les edificara sus ciudades. Tan pronto como llegó a la primera sección, les mandó que, como amigos que eran, depusieran sus armas. Y una vez que lo hubieron hecho, los rodeó con una zanja y, después de enviar a algunos soldados con espadas, los mató a todos en medio del lamento general y las invocaciones a los nombres de los dioses y a las garantías dadas.
Ahora que ya hemos resuelto lo otro, hay que empezar a trabajar sobre esto.

De todas formas, Marcelo, se trate o no de Posidonio, era inevitable que alguien lo concluyera, incluso haciéndose pasar por Polibio (yo al menos lo he pensado unas cuantas veces :lol: ). Ahí estaba la gracia. Lo dejó a huevo; Cartago, Corinto y Numancia. Otra cosa es que ese pseudo-Polibio llegue a meter mano en otros pasajes de su obra, lo cual a estas alturas ya ni me extrañaría.
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Mensaje por Bernardo Pascual »

La paz de Graco se corresponde con la tregua firmada por Mancino con los celtíberos, pero ésta se repite en muchos otros sitios, uno de ellos con Graco padre y otro con Marcelo, incluso con Catón. Así pues, todas estas campañas están mezcladas. Ya Poliorcetos vio similitudes entre la campaña de graco y la guerra de Numancia.

Por suerte, todo se desplaza en bloque. Entonces, si la paz de graco, por ejemplo, se desplaza a Marcelo, veinte años antes, la campaña de Marcelo a su vez se desplaza a Graco padre, otros veinte años atrás. Y efectivamente parece cuadrar. No obstante, es complicadísimo, pura cirugía histórica, como separar a hermanos siameses.

Estos tres fragmentos cuentan lo mismo. La profusión de detalles, además, hace pensar que aquí sí que estuvo presente Polibio.
48-. Al año siguiente, llegó como sucesor en el mando de Nobílior, Claudio Marcelo con ocho mil soldados de infantería y quinientos jinetes. Logró cruzar con suma precaución las líneas de los enemigos que le habían tendido una emboscada acampó ante la ciudad de Ocilis con todo su ejército. Hombre efectivo en las cosas de la guerra, logró atraerse de inmediato a la ciudad y les concedió el perdón, tras exigir rehenes y treinta talentos de plata. Los nergobrigenses, al enterarse de su moderación, le enviaron emisarios para preguntarle por qué medios obtendrían la paz. Cuando les ordenó entregarle cien jinetes para que combatieran a su lado como tropas auxiliares, ellos les prometieron hacerlo, pero, por otro lado, lanzaron un ataque contra los que estaban en la retaguardia y se llevaron algunas bestias de carga. Poco después, llegaron con los cien jinetes, como en efecto se había acordado, y con la relación a lo ocurrido en la retaguardia, dijeron que algunos de los suyos, sin saber lo pactado, habían cometido un error. Entonces, Marcelo hizo prisioneros a los cien jinetes, vendió sus caballos, devastó la llanura y repartió el botín entre el ejército. Finalmente, puso cerco a la ciudad. Los nergobrigenses, al ser conducidas contra ellos máquinas de asalto y plataformas, enviaron un heraldo revestido de una piel de lobo en lugar del bastón de heraldo y solicitaron el perdón. Éste replicó que no lo otorgaría, a no ser que los arevacos, belos y titos lo solicitaran todos a la vez. Cuando se enteraron estas tribus, enviaron celosamente emisarios y pidieron a Marcelo que, tras imponerles un castigo moderado, se atuviera a lo tratados firmados con Graco. Se pusieron en contra de esta petición algunos nativos a quienes ellos había hecho la guerra.
Apiano.
Los propretores en Hispania, Lucio Postumio y Tiberio Sempronio, acordaron un plan conjunto de operaciones: Albino marcharía a través de la Lusitania contra los vacceos y regresaría luego a la Celtiberia; de estallar una guerra más importante, Graco se encontraría en las fronteras más lejanas de la Celtiberia. Este se apoderó al asalto de la ciudad de Munda, mediante un ataque nocturno por sorpresa. Después de tomar rehenes y poner una guarnición en la ciudad, siguió su marcha, asaltando los castillos y quemando los cultivos, hasta llegar a otra ciudad de excepcional fuerza, a la que los celtíberos llamaban Cértima. Se encontraba ya aproximando sus máquinas contra las murallas cuando llegó una delegación de la ciudad. Sus palabras mostraban la sencillez de los antiguos, pues no trataron de ocultar su intención de seguir la lucha si disponían de los medios. Pidieron permiso para visitar el campamento celtíbero y pedir ayuda; si se les rehusaba, decidirían por sí mismos. Graco les dio permiso y regresaron a los pocos días, trayendo con ellos diez enviados.
Livio, XL, 47.
[40.49] Después de esta batalla, Graco llevó las legiones a la Celtiberia, que devastó y saqueó. Cuando los nativos vieron tomados sus bienes y ganados, sometiéndose voluntariamente algunas tribus y otras por miedo, en pocos días aceptó la rendición de ciento tres ciudades y consiguió una enorme cantidad de botín. Marchó después de vuelta a Alce y comenzó el asedio de aquel lugar. Al principio los habitantes resistieron los asaltos, pero cuando se vieron atacados por máquinas de asedio además de por armas, dejaron de confiar en la protección de sus murallas y se retiraron todos a la ciudadela. Por último, enviaron emisarios poniéndose ellos y todos sus bienes a merced de los romanos. Aquí se capturó una gran cantidad de botín, así como muchos de sus nobles, entre los que se encontraban dos hijos y la hija de Turro. Este hombre era el régulo de aquellos pueblos, y con mucho el hombre más poderoso de Hispania. Al enterarse del desastre a sus compatriotas, mandó a solicitar un salvoconducto para visitar a Graco en su campamento. Cuando llegó, su primera pregunta fue si se les permitiría vivir a su familia y a él. Al responderle el pretor que sus vidas estarían a salvo, le preguntó, además, si se le permitiría luchar del lado de los romanos. Graco también le concedió esa petición y él le dijo: "Te seguiré contra mis antiguos aliados, ya que ellos no han querido tomar las armas para defenderme". A partir de entonces, estuvo junto a los romanos y en muchas ocasiones sus valientes y fieles servicios resultaron útiles a la causa romana.
Livio.
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Re: BELLUM NUMANTINUM

Mensaje por Bernardo Pascual »

[40.49] Después de esta batalla, Graco llevó las legiones a la Celtiberia, que devastó y saqueó. Cuando los nativos vieron tomados sus bienes y ganados, sometiéndose voluntariamente algunas tribus y otras por miedo, en pocos días aceptó la rendición de ciento tres ciudades y consiguió una enorme cantidad de botín. Marchó después de vuelta a Alce y comenzó el asedio de aquel lugar. Al principio los habitantes resistieron los asaltos, pero cuando se vieron atacados por máquinas de asedio además de por armas, dejaron de confiar en la protección de sus murallas y se retiraron todos a la ciudadela. Por último, enviaron emisarios poniéndose ellos y todos sus bienes a merced de los romanos. Aquí se capturó una gran cantidad de botín, así como muchos de sus nobles, entre los que se encontraban dos hijos y la hija de Turro. Este hombre era el régulo de aquellos pueblos, y con mucho el hombre más poderoso de Hispania. Al enterarse del desastre a sus compatriotas, mandó a solicitar un salvoconducto para visitar a Graco en su campamento. Cuando llegó, su primera pregunta fue si se les permitiría vivir a su familia y a él. Al responderle el pretor que sus vidas estarían a salvo, le preguntó, además, si se le permitiría luchar del lado de los romanos. Graco también le concedió esa petición y él le dijo: "Te seguiré contra mis antiguos aliados, ya que ellos no han querido tomar las armas para defenderme". A partir de entonces, estuvo junto a los romanos y en muchas ocasiones sus valientes y fieles servicios resultaron útiles a la causa romana.
Livio.
Es una pasada. Por de pronto aquí hay unas similitudes con lo de Cartagena tremendas, pero centrémonos en el tal Turro. Resulta que aparece más veces.

“Al enterarse del desastre a sus compatriotas, mandó a solicitar un salvoconducto para visitar a Graco en su campamento. Cuando llegó, su primera pregunta fue si se les permitiría vivir a su familia y a él.”
50-. Lúculo se puso en camino, y Marcelo anunció públicamente la guerra a los celtíberos y les devolvió sus rehenes como lo habían pedido. Después llamó a su lado al portavoz de los celtíberos en Roma y estuvo conferenciando con él en privado durante largo rato.
Apiano.
Con un nombre muy parecido tenemos a un tal Tiresio o Pirreso, quien después de librar un duelo con quinto Occio, se hizo amigo de los romanos.
“Quinto Occio, habiendo marchado a España como legado del cónsul Quinto Metelo, y luchando a sus órdenes contra los celtíberos, cuando se enteró que estaba retado a un duelo por un joven de este pueblo -estaba en esto ya puesta la mesa, a punto para comer-, dejó la comida y dio orden de que se sacasen fuera de la muralla sus armas y su caballo con todo secreto, para que Metelo no se lo prohibiese; y persiguiendo a aquel celtíbero que con gran insolencia había cabalgado a su encuentro, le dio muerte, y blandiendo los despojos de su cadáver, entró en el campamento en medio de una gran ovación. Este mismo hizo sucumbir ante sí a Pirreso, sobresaliente en nobleza y valor entere todos los celtíberos, quien lo había retado a un certamen. Y no se ruborizó aquel joven de ardoroso pecho en entregarle su espada y su ságulo a la vista de ambos ejércitos; y Occio por su parte pidió que se uniesen los dos por la ley del hospicio cuando se restableciese la paz entre los celtíberos y los romanos.”
Valerio Máximo.
“...lo mató. De tiresio, a quien venció, recibió una espada en don, y habiendo recibido un ságulo, le dio la diestra en señal de amistad.”
Livio.
Padre de familia, detalle clave, a partir de ahí su lealtad se convierte en legendaria.
"Luchando Quinto Metelo en España contra los celtíberos puso cerco a la ciudad de Centobriga; aprestadas las máquinas junto a la única parte del muro que podía ser destruída, parecía ya a punto de derrocarla, cuando pospuso la próxima victoria a la humanidad. Pues habiendo expuesto los centrobrigenses a los golpes de la catapulta a los hijos de Retógenes, que se había pasado a Metelo, para que no perecieran de cruel muerte a la vista del padre, levantó el asedio, a pesar de que Retógenes protestaba de que no debía ser él obstáculo para consumar el asalto, aunque debiese hacerse con la destrucción de su linaje. Y con esta tan clemente conducta, si dejó de tomar las murallas de una ciudad, se captó en cambio la voluntad de todos los celtíberos, e hizo que no se necesitase de muchos asedios para reducirlos al dominio del pueblo romano."
Valerio Máximo.
Son todo retazos de una leyenda que después al transcribirse se destripó. Todos querían ser los protagonistas.
Se lee en los historiadores que aquel intercatiense cuyo padre fue muerto por Escipión Emiliano en un duelo, firmaba con un sello con la imagen de esta lucha; siendo conocida la ocurrencia de Estilón Preconino que se preguntaba qué hubiera hecho si su padre hubiese dado muerte a Escipión.
Plinio.
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