Los pueblos de España

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Bernardo Pascual
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Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Los mitos siempre se excusan en un supuesto pasado para explicar el presente. Tienen el mismo valor histórico que los dibujos animados de Los Picapiedra. Sólo cambian el decorado y el vestuario, pero la trama y los personajes siguen siendo los mismos. En esa pseudo-Historia el presente se repite en todas las épocas. Un buen reflejo, una buena caricatura, se encuentra en la Historia de aquí de Forges, donde el tema es siempre el de las dos Españas: neandertales y cromañones, griegos y fenicios, celtas e iberos, visigodos e hispanorromanos, musulmanes y cristianos, liberales y conservadores... Así hasta llegar a la Guerra Civil y a las derechas y las izquierdas. El caso es que al lector le resulta tan cómodo y familiar que no cae en la cuenta de que se está repitiendo siempre lo mismo. Es más, le parece lógico, ya que se establece una relación de causa y efecto. Es justo lo que él quería oír.

En la actualidad, ese mito de las dos Españas, sin embargo, tiende a ser sustituido por el de las diez y siete. Ahora, precisamente, a todo el mundo le cuadra más la diversidad que la dualidad anterior, la cual poco a poco se va matizando. Incluso da la impresión de una mayor credibilidad, igual que suenan más creíbles las invasiones dorias que el amamantamiento de Rómulo y Remo por una loba. Antes sólo estaban los celtas y los iberos, de cuyo encuentro, tal como el maestro lo enseñaba en la escuela, habían surgido los celtíberos, una mezcla entre africanos y europeos, entre morenos y rubios, ganderos y agricultores, guerreros y constructores, la auténtica esencia española. Ahora cada autonomía tiene un origen distinto, más complejo, por supuesto. Las etnias han aumentado, y curiosamente se adaptan a las Comunidades Autónomas. Es más, si antes los dos focos eran el europeo y el africano, ahora los focos son lingüísticos: el catalán, el vasco, el gallego y el castellano; iberos, vascones, celtas y celtíberos respectivamente. Los vascones se habrían extendido por Navarra y la Rioja, los iberos por todo el Levante, etc.

Alguno dirá que esta es la verdad definitiva, jurará que ya no va a haber más, e incluso añadirá que, en cierto modo, siempre se supo. Las leyendas de los antiguos celtas, de los antiguos vascones, argumentará, han llegado hasta el presente por insospechados vericuetos, y si esto parece poco científico, ahí están los más recientes e innovadores estudios del ADN, ante los que todo historiador, como todo hombre de letras ante el de ciencias, debe agachar la cabeza. Con el Dr. Mengele hemos topado, amigo Sancho.

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“A mi modo de entender, los que están persuadidos a que por la historia particular se puede uno instruir lo bastante en la universal, son en un todo semejantes a aquellos que, viendo los miembros separados de un cuerpo poco antes vivo y hermoso, se presumen estar suficientemente enterados del espíritu y gallardía que le animaba. Pero si uno, uniendo de repente los miembros y dando de nuevo su perfecto ser al cuerpo y gracia al alma, se lo mostrase segunda vez a aquellos mismos, bien sé yo que al instante confesarían que su pretendido conocimiento distaba antes infinito de la verdad y se asemejaba mucho a los sueños. Y ciertamente, que por las partes se forme idea del todo, es fácil; pero que se alcance una ciencia y conocimiento exacto, imposible. Por lo cual debemos estar persuadidos a que la historia particular conduce muy poco a la inteligencia y crédito de la universal, de la que únicamente el reflexivo conseguirá y podrá sacar utilidad y deleite, confrontando y comparando entre sí los acontecimientos, las relaciones y diferencias.”
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Dice Gustavo Bueno que el pasado no existe, que el pasado se perfecciona en el presente. Cuando creemos mirar al pasado, lo que estamos haciendo en realidad es entender el presente, analizarlo, despiezarlo, separar sus partes. Es complicado, tanto como entender que al alcanzar la velocidad de la luz el tiempo se para. Si España no existiera, el Estado actual me refiero, no existirían los iberos, igual que si Alemania no existiera, tampoco existirían los germanos, o sin el País Vasco los vascones. Pero las fuentes antiguas hablan de ellos, exclamará alguien. Da igual; son sólo palabras. Lo que les da sentido es la realidad, el presente. ¿Si los vascones eran los antiguos vascos, o los iberos los antiguos españoles, si eliminamos de la ecuación a los actuales vascos o los actuales españoles, en qué se quedan aquellos? En nada. Para los historiadores romanos, ni los vascones ni los iberos eran los antepasados de nadie. Constituían una masa informe, tan informe que los propios nombres poseían una acepción genérica o abstracta. Tampoco se trataba de pueblos, porque la idea o el concepto de pueblo también es posterior, al menos tal como se entiende en el presente, que, insisto, es lo que importa.

Poco a poco. Con el título del hilo sólo pretendo expresar mi admiración por Julio Caro Baroja. Espero que no se me acuse de plagio o se piense erróneamente que el contenido pudiera salirse del más estricto ámbito antiguo, o si se apura, protohistórico.


Nelitis neque litis

“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

“Es la nación de los suevos la más populosa y guerrera de toda la Germania. Dícese que tienen cien merindades, cada una de las cuales contribuye anualmente con mil soldados para la guerra. Los demás quedan en casa trabajando para sí y los ausentes. Al año siguiente alternan; van éstos a la guerra, quedándose los otros en casa. De esta suerte no se interrumpe la labranza y está suplida la milicia. Pero ninguno de ellos posee aparte terreno propio, ni puede morar más de un año en su sitio; su sustento no es tanto de pan como de leche y carne, y son muy dados a la caza. Con eso, con la calidad de los alimentos, el ejercicio continuo, y el vivir a sus anchuras (pues no sujetándose desde niños a oficio ni arte, en todo por todo hacen su voluntad), se crían muy robustos y agigantados. Es tanta su habitual dureza, que siendo tan intensos los fríos de estas regiones, no se visten sino de pieles, que por ser cortas, dejan al aire mucha parte del cuerpo, y se bañan en los ríos.

Admiten a los mercaderes, más por tener a quien vender los despojos de la guerra, que por deseo de comprarles nada. Tampoco se sirven de bestias de carga traídas de fuera, al revés de los galos, que las estiman muchísimo y compran muy caras, sino que a las suyas nacidas y criadas en el país, aunque de mala traza y catadura, con la fatiga diaria las hacen de sumo aguante. Cuando pelean a caballo, se apean si es menester, y prosiguen a pie la pelea; y teniéndolos enseñados a no menearse del puesto, en cualquier urgencia vuelven a montar con igual ligereza. No hay cosa en su entender tan mal parecida y de menos valer como usar de jaeces. Así, por pocos que sean, se atreven con cualquier número de caballos enjaezados. No permiten la introducción del vino, por juzgar que con él se hacen los hombres regalones, afeminados y enemigos del trabajo.

Tienen por la mayor gloria del Estado el que todos sus contornos por muchas leguas estén despoblados, como en prueba de que gran número de ciudades no ha podido resistir a su furia. Y aun aseguran que por una banda de los suevos no se ven sino páramos en espacio de seiscientas millas. Por la otra caen los ubios, cuya república fue ilustre y floreciente para entre los germanos; y es así que, respecto de los demás nacionales, están algo más civilizados, porque frecuentan su país muchos mercaderes navegando por el Rin, en cuyas riberas habitan ellos, y por la vecindad con los galos se han hecho a sus modales. Los suevos han tentado muchas veces con repetidas guerras echarlos de sus confines, y aunque no lo han logrado por la grandeza y buena constitución del gobierno, sin embargo los han hecho tributarios, y los tienen ya mucho más humillados y enflaquecidos.”
Julio César, Guerra de las Galias, IV.
Esta descripción se corresponde con la de un pueblo prehistórico, lo que se conoce también como un grupo étnico, formado por un conjunto de tribus y familias. Coincide muchísimo con el retrato que hace Evans-Pritchard de los nuer.

La principal característica de los suevos es su aislamiento. Viven rodeados de selvas, y con sus vecinos mantienen una guerra constante. Se trata, así pues, de un pueblo principalmente ganadero y seminómada, con una agricultura muy pobre y casi seguro que de rozas. Esos despoblados entre ellos y sus vecinos constituyen su reserva ecológica.

Se ha pretendido trasladar este modelo a la Península Ibérica, pero aquí no hubo nada semejante a aquello, ni en Hispania, ni en la Galia, al menos en la Edad del Hierro. No existían ese tipo de grupos étnicos cerrados y en permanente guerra con sus vecinos. Aquí eran sedentarios y con intensas redes comerciales. Démonos cuenta de que el pueblo suevo, en demografía y extensión, se viene a equiparar con la Península Ibérica. Los suevos no se consideraban una tribu más dentro de un conjunto de tribus, sino el centro del mundo, el único pueblo, rodeados si no por bárbaros, por algo parecido.

Imaginarse así a los vacceos, los astures, los vascones, los celtíberos, etc., es francamente absurdo.
Nelitis neque litis

“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Ya no se trata sólo de que no existieran dentro de la Península distintos grupos étnicos al pretendido estilo suevo, ni vascones, ni vacceos, ni astures, ni celtíberos, etc., sino que ni siquiera el conjunto de sus habitantes constituían una única etnia por sí solos. Iberia es un invento romano. Se daban diferencias, por supuesto, con el resto de europeos occidentales, igual que ahora, pero el propio Julio César, insisto, equipara a los aquitanos con los iberos.

Igualmente absurdo es imaginarse una vertebración entre iberos y celtas dentro de la Península. De nuevo se trata de un mito decimonónico. Ninguna fuente antigua expresa esa idea, ni Polibio, ni Estrabón, ni siquiera Marcial cuando dice que él, en cuanto celtíbero, es una mezcla de iberos y celtas. Estrabón lo explica muy bien. Tanto para él como para Polibio o Marcial la oposición es entre barbarie y civilización. Lo que en realidad está diciendo Marcial es que él es hispanorromano. La verdadera diversidad étnica se daba entre las gentes de occidente, los celtas o iberos, es decir, los nativos, y las gentes del Mediterráneo, fenicios, griegos y romanos.

En cuanto a entidades políticas, ni existían las naciones étnicas, ni existían las ciudades Estado. Lo que había era mafias o familias, algo muy parecido a lo que ocurría en la Edad Media. Los castellanos, por ejemplo, o los aragoneses, los navarros o los leoneses no son grupos étnicos, ni naciones, ni ciudades Estado, sino mafias o familias. Así pues, no cabe hablar de ciudadanos o compatriotas, sino una nobleza guerrera que habitaba en castillos y que gobernaba sobre la población servil. Una de esas familias, en un momento dado, podría incluso aspirar a dominar si no toda, gran parte de la Península.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

El debut de la Península Ibérica en la Historia se debe analizar en tres planos distintos que no hay que confundir, el geográfico, el humano y el político.

Geográficamente la Península Ibérica no es sino el coño de Europa. Así la conocían los antiguos, como la Cuña. De ahí viene la palabra conejo. El conejo es originario de la Península Ibérica. Ese, por tanto, es el nombre más preciso, “el país de los conejos”. De ahí viene también el primer gentilicio para designar a sus habitantes, los cunetes o conios, pero ese nombre, insisto, sólo tiene una acepción geográfica. En principio no alude a ningún rasgo étnico y mucho menos político.

Étnicamente, por el contrario, los habitantes de la Península Ibérica no se diferenciaban del resto de los europeos, al menos no para los primeros exploradores. De ahí que, en cuanto a sus rasgos culturales y físicos, se les llamase iberos o celtas, es decir, “europeos” o “alechados”, ya que en un primer momento iberos y celtas también eran los mismos, los europeos a excepción, lógicamente, de los griegos. Iberos también se llamaba a los del Cáucaso, los del otro extremo de Europa, igual que celtas. Iberia, inicialmente, era el norte, igual que Siberia. La metonimia se produjo mucho más tarde.

Y del mismo modo que no existía una raza humana exclusiva de la Península Ibérica, tampoco existía una entidad política a la que se pudiera identificar con ella. No existía, eso sí, hasta que llegaron los cartagineses y montaron aquí su imperio. A partir de ese momento nació España, o Hispania.

El nombre Hispania ni siquiera se refería tampoco en un principio a la Península Ibérica, sino a Occidente. La peculiaridad peninsular no importaba mucho por entonces. Hispania viene de Hesperia, “la tarde”, de donde también provienen víspera u oeste, wesper en alemán antiguo, de donde después saldría wester. Hesperia era el extremo occidental del mundo, pero en un sentido más genérico que la Cuña. Como todavía no existía España, sin embargo, no se daba mucha importancia a estos matices. No se puede hablar de lo que no existe.

Los cartagineses y sobre todo los romanos llamaron Hispania finalmente, otra metonimia, a aquella parte de Occidente que caía bajo su control, al la entidad política recién creada. Luego el nombre se extendió al resto de la Península, y no al revés. Polibio llama Iberia, el equivalente griego de Hispania, a aquella parte de la Península que quedaba dentro del dominio romano, aunque los griegos aquí sí se liaban un poco, pero tampoco mucho más que los romanos. Hoy en día, sin ir más lejos, ocurre igual. La palabra España se utiliza indistintamente para designar al conjunto de la Península como a uno solo de los Estados que la conforman. Este tipo de polisemias se dan en todos los lugares, y no hay por qué buscarle tres pies al gato, o al conejo en este caso.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Edhawk »

Bernardo Pascual escribió: 30 Sep 2020 El debut de la Península Ibérica en la Historia se debe analizar en tres planos distintos que no hay que confundir, el geográfico, el humano y el político.

Geográficamente la Península Ibérica no es sino el coño de Europa. Así la conocían los antiguos, como la Cuña. De ahí viene la palabra conejo. El conejo es originario de la Península Ibérica. Ese, por tanto, es el nombre más preciso, “el país de los conejos”. De ahí viene también el primer gentilicio para designar a sus habitantes, los cunetes o conios, pero ese nombre, insisto, sólo tiene una acepción geográfica. En principio no alude a ningún rasgo étnico y mucho menos político.
En Hispania Prerromana estuvimos hablando en clase sobre el tema. Parece que, si fuese por conejo sería uno parecido que vivia en el Norte de áfrica y que los Fenicios lo tendrían catalogado como ello, ahora mismo tendría que buscar dicho animal..¿ Podría ser también por la raíz -Spn? Ósea por la abundancia de metales y esa mezcla de ellos de la que Griegos y Fenicios quedaron perplejos...
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Edhawk escribió: 30 Sep 2020 En Hispania Prerromana estuvimos hablando en clase sobre el tema. Parece que, si fuese por conejo sería uno parecido que vivia en el Norte de áfrica y que los Fenicios lo tendrían catalogado como ello, ahora mismo tendría que buscar dicho animal..¿ Podría ser también por la raíz -Spn? Ósea por la abundancia de metales y esa mezcla de ellos de la que Griegos y Fenicios quedaron perplejos...
https://www.ucm.es/data/cont/docs/345-2 ... 3%B1ol.pdf
Por lo que estoy viendo en Internet, todos los conejos domésticos provienen de la Península Ibérica.

Plinio lo cuenta al revés. No es que Hispania signifique “tierra de conejos”, sino que conejo, como quiera que se diga en fenicio, significa “español”, independientemente y a parte de cual sea el significado de la palabra Hispania. Esa ya es otra cuestión. También en latín, precisamente, conejo, cuniculus, significa “español”, tal como se deduce de la explicación que da Estrabón para el gentilicio cunetes o conios. Por eso al coño, con perdón, se le llama también conejo, porque son la misma palabra, el diminutivo, igual que en latín.

Ya digo que otra cosa es el origen de la palabra Hispania. Ahí ya sí que aventuro un poco más, pero a mí me convence mucho más lo de Hesperia, algo que está sobradamente documentado. Aunque Hispania procediera de la supuesta raíz -Spn, sobre la que además no hay ninguna fuente que la confirme, Hesperia seguiría siendo uno de los nombres atestiguados en la Antigüedad para referirse a la Península.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

APV escribió: 27 Jul 2017 Se discute, pasando por el griego Ἴβηρ; y relacionado con el vasco ibar (valle) y ibai (río); hay quien dice que ib- e ip- eran raíces arcaicas de hidrónimos (aunque hay otras en España).
En euskera no hay palabras que empiecen por r, de manera que o bien se elimina esa r, o bien se añade delante una vocal. En el caso de river o ribera, daría erribera o, posiblemente, también ibai, más arcaico, upe en letón.

Juniperus, ginebra, enebro, ipuru, ipar-orre.

¿Qué significa ese orre unido a ipar? ¿Cómo se podría traducir ipar-orre todo junto?
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Pino »

En mi humilde parecer Ἴβηρ es una apropiación indebida del genérico ῎Ιβηρος.

Al menos es lo que dicen esos que saben:

https://dle.rae.es/ibero

Un saludo.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Pino escribió: 01 Oct 2020 En mi humilde parecer Ἴβηρ es una apropiación indebida del genérico ῎Ιβηρος.

Al menos es lo que dicen esos que saben:

https://dle.rae.es/ibero

Un saludo.
Una explicación concisa y sencilla pero muy precisa. Relaciona a los iberos de ambos extremos de Europa, al mismo tiempo que desborda a los occidentales de los meros límites de la Península. No me aparto ni un ápice de ella. Por lo demás, comparto plenamente tu opinión, Pino. Es una "apropiación indebida".:dpm:
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Estrabón es un autor tan oscuro que a día de hoy todavía se siguen proponiendo nuevas traducciones para sus escritos. Tien un estilo muy desordenado y confuso, e incluso, aunque suele citar sus fuentes, las mezcla también de tal manera que parece poner en boca de unos lo que dijeron otros. A Polibio por ejemplo, en mi opinión, lo destripa totalmente, cuando no le atribuye comentarios que lo más seguro no procedan de él. Da casi la sensación de que lo hubiese leído de forma indirecta.

En el siguiente fragmento se pueden apreciar bien esas ambigüedades. Por un lado está el típico “la parte de acá del Ebro”, sin que se pueda saber cuál es esa, pero lo mismo ocurre cuando pone como límite de los iberos “el Ródano y el istmo que comprenden los golfos galáticos”, o sea, los Pirineos. Parece contradecirse. Se llega a sospechar que ni él mismo entiende lo que está contando.
“Es cierto que los escritores romanos imitan a los griegos; pero no lo logran en mucho: traducen lo que han dicho los héllenes, sin mostrar por sí mismos una curiosidad muy despierta. Así, resulta que cuando faltan aquéllos, los otros no llenan el vacío. Por lo demás, la mayoría de los nombres geográficos en uso son de origen griego. Con el nombre de Ibería, por ejemplo, los antiguos [griegos] designaron todo el país, a partir del Rhodanós y del istmo que comprenden los golfos galáticos; mientras que los de hoy día colocan su límite en el Pyréne, y dicen que as designaciones de Ibería e Hispanía son sinónimas. Según otros, el nombre de Ibería no designó más que la región de la parte de acá del Íber, a cuyos habitantes, en un principio, llamaban iglétes y ocupaban una región pequeña, al decir de Asklepiádes el Myrleanós. Los rhomaíoi han designado a la región entera indiferentemente con los nombre de Ibería e Hispanía, y a sus partes las han llamado ulterior y citerior, reservándose el modificarla aún si las circunstancias exigiesen una nueva división administrativa.”
Estrabón, III, 4, 19.
Bueno, el caso es que Estrabón ofrece tres definiciones para Iberia, una que supera la Península Ibérica, al parecer a caballo entre ésta y lo que hoy es Francia, según él la más antigua, otra que la reduce a una pequeña región en “la parte de acá del Ebro”, se supone que al sur de los Pirineos, y una tercera, la romana, que equipara plenamente Iberia con la Península.

Veamos ahora tres fragmentos de Herodoto:
“Estos foceos fueron los primeros de los griegos en hacer largos viajes por mar, y fueron ellos los que descubrieron el mar Adriático, Tirrena, Iberia y Tarteso.”
Herodoto, I, 163.

“Los celtas, por cierto, están más allá de las Columnas de Heracles y confinan con los cinesios, que son, de todos los pueblos establecidos en Europa, los que habitan las zonas más occidentales.”
Herodoto, II, 33.

“…el Istro corre a través de toda Europa: tiene su origen en el país de los celtas, que después de los cinetes son los habitantes más occidentales de Europa…”
Herodoto, IV, 49.
Está claro que en la primera frase utiliza una fuente distinta a la de las otras dos, aunque también se puede explicar argumentando que la primera describe sólo la costa, mientras que las dos siguientes describen el interior o una franja de tierra más ancha o extensa. En todo caso, Herodoto, que en ninguna de estas descripciones, por más que procedadan de fuentes distintas, se deja nigún pueblo, no opone sin embargo los iberos a los celtas, sino que parece equipararlos, ya que a los iberos los intercala entre Tirrenia y Tarteso. No los sitúa en paralelo a los cinetes, los cuales coincidirían más bien con Tarteso, sino a los celtas. Coincide, echándole un poco de imaginación, con la primera definición de Iberia de Estrabón.

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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Cuando los españoles llegaron al Caribe, diferenciaron a sus habitantes en dos grupos, los taínos, los indios buenos, y los caribes, los malos, los caníbales, pero estos dos grupos no existían anteriormente. Los taínos se volvieron buenos precisamente por el contacto con los españoles, mientras los caribes eran los más alejados, los no sometidos, pero en un principio todos eran caribes. Con la llegada de los romanos a la Península Ibérica ocurre algo parecido. A los que caían bajo su dominio, los civilizados por tanto, los llamaron iberos o hispanos, en cuanto que quedaban dentro de la provincia. A los otros los llamaron celtas o celtíberos, sin que su territorio tuviera un nombre concreto. Debería llamarse también Hispania o Iberia, pero como todavía no había sido conquistado, queda en suspenso. No le iban a poner otro nombre. Lusitania es el oeste y Galicia, Vareia o Betonia, el norte. En aquel tiempo se trataba de términos simplemente orientativos. No había todavía fronteras. De hecho, fueron los romanos los primeros en trazarlas.

Tan romana es la división supuestamente previa, que todo se mira desde el sur, pero desde el sur de Estrabón, además, que dispone los Pirineos de norte a sur. Al centro, por ejemplo, a lo que hoy se conoce como la Meseta o Castilla, lo llamaban Carpetania, que significa algo así como “el país que limita con el norte”, de donde viene el gentilicio arévacos, de are-vaccei, are-vettones o are-barskunes, “los que están antes de los vacceos, los vettones o los vascos”, los celtíberos en una palabra, los cántabros, con los que limitan al norte los berones.

Incluso Cataluña, la Lacetania, se mira desde el sur (en este caso evidentemente desde el este). Lacetania o Lusitania es “el país del oeste”, patria genérica de lusones o lusitanos. Los lacetanos propiamente dichos, así pues, caen hacia el interior, mientras que en la costa habitaban los ceretanos, sisones o sedetanos, los del este, igual que los cerindones. Se utilizan los nombres indígenas, me refiero, para construir unas fronteras antes inexistentes. Ningún antiguo habitante de la Península llamaría a los catalanes lacetanos, del mismo modo que ningún soriano prehistórico llamaría lusones a sus vecinos del Ebro y del Jalón. El que pone esos nombres viene del sureste. Por eso también a Andalucía se la conoce como la Bética, porque es la céltica, la que está más alejada, e incluso orientada hacia el norte. El Guadalquivir no se llamaba Betis, sino Tarsis o Turia. Debido a la confusión de Estrabón, lusitanos y vettones acabaron siendo los mismos.

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En este mapa la Ulterior queda al norte. gc80gc
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Cántabros es la forma vulgar del cultismo celtíberos. En el siglo I a. C. a los celtíberos ya no se les llamaba celtíberos, sino cántabros. La palabra había mutado. Del mismo modo, la frontera romana había avanzado, así que los celtíberos habían sido reducidos a un territorio menor.

En realidad los celtíberos históricos, los de Aragón, aparecen en la historiografía después que los cántabros, pues es entonces cuando se hace necesario diferenciarlos, cuando las dos versiones de la misma palabra adquieren distintos significados.

Si Julio César hubiese leído a Polibio, se habría encontrado ante un serio dilema. ¿Eran los mismos los celtíberos que los cántabros? Seguramente habría deducido que sí. Cien años después, sin embargo, en tiempos de Apiano, ya resultaba muy difícil llegar a tal conclusión. A partir de ahí comienzan a existir los celtíberos históricos, pero eso sólo lo sabían y les preocupaba a los intelectuales.

De hecho, en la Hispania romana no hay ninguna división administrativa que se llame Celtiberia. Por simple definición, es más, la Celtiberia debe quedar al otro lado del limes. Los celtíberos históricos, por tanto, habrían sido un supuesto pueblo anterior a la conquista, cuyas únicas noticias procedían de los libros. Fueron los intelectuales romanos quienes enseñaron a los celtíberos, a los históricos, su propia historia. Hasta entonces no se consideraban celtíberos, o no se llamaban así, sino como mucho cántabros en un sentido más genérico, o incluso cántabros sometidos o togados.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Piteas »

Sobre la palabra "Hispania" solo está claro que es de origen fenicio. Pero no está nada claro su significado, aunque hay dos teorías muy aceptadas:

-La seria: Que Hispania venga de "I-span" ("lugar o tierra al norte" en fenicio). Sería la tierra al norte de África.

-La divertida: Que venga de "I-shepan-im" (no "ispanim", que no tiene puñetero sentido) . Siendo ""I" lugar, "im" terminación plural masculina y "shepan" el nombre dado a roedores grandes en general, como liebres o damanes norteafricanos. Así que no es en ningún caso "Tierra de conejos", porque no conocían el nombre local del animal o no lo usaron. Para ellos los conejos eran roedores grandotes, "shepanim", y la península ibérica sería más bien "El lugar de los roedores gordetes o grandotes"
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Tchazzar »

Bernardo Pascual escribió: 07 Jul 2021
De hecho, en la Hispania romana no hay ninguna división administrativa que se llame Celtiberia. Por simple definición, es más, la Celtiberia debe quedar al otro lado del limes.
Como Dacios, dacios libres y Carpios. Son lo mismo pero Roma los nombra de forma distinta. Como se llaman ellos, es la gracia. Roma a un lado y al otro de una frontera le cambia el nombre a la misma tribu.
Piteas escribió: 08 Jul 2021 Sobre la palabra "Hispania" solo está claro que es de origen fenicio. Pero no está nada claro su significado, aunque hay dos teorías muy aceptadas:

-La seria: Que Hispania venga de "I-span" ("lugar o tierra al norte" en fenicio). Sería la tierra al norte de África.

-La divertida: Que venga de "I-shepan-im" (no "ispanim", que no tiene puñetero sentido) . Siendo ""I" lugar, "im" terminación plural masculina y "shepan" el nombre dado a roedores grandes en general, como liebres o damanes norteafricanos. Así que no es en ningún caso "Tierra de conejos", porque no conocían el nombre local del animal o no lo usaron. Para ellos los conejos eran roedores grandotes, "shepanim", y la península ibérica sería más bien "El lugar de los roedores gordetes o grandotes"
Me da que la segunda teoría, es como la leyenda del origen del nombre de la horchata. Son mitos graciosos y por eso se quedan.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Piteas escribió: 08 Jul 2021 Sobre la palabra "Hispania" solo está claro que es de origen fenicio. Pero no está nada claro su significado, aunque hay dos teorías muy aceptadas:

-La seria: Que Hispania venga de "I-span" ("lugar o tierra al norte" en fenicio). Sería la tierra al norte de África.

-La divertida: Que venga de "I-shepan-im" (no "ispanim", que no tiene puñetero sentido) . Siendo ""I" lugar, "im" terminación plural masculina y "shepan" el nombre dado a roedores grandes en general, como liebres o damanes norteafricanos. Así que no es en ningún caso "Tierra de conejos", porque no conocían el nombre local del animal o no lo usaron. Para ellos los conejos eran roedores grandotes, "shepanim", y la península ibérica sería más bien "El lugar de los roedores gordetes o grandotes"
No es que España signifique “tierra de conejos”, sino que al conejo los fenicios lo llamaban “español”, igual que los romanos.

España, Hispania o Hesperia significa “occidente”. El norte es Iberia. Ha habido, no obstante, quienes han creído ver en Hispania e Iberia un mismo origen, por ejemplo Edelmiro Zamanillo Rosales. De ahí la teoría del significado de "norte". Si no ya me dirás de dónde viene la idea.

Wester deriva de vesper.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Piteas »

No veo un origen griego (Hespería) al nombre, porque en latín no se transformaría en "Hispania" ni de lejos. Tampoco el latín "vesper" puede derivar en "Hispania". Desde luego, en los etimologos tradicionales siempre hubo una tendencia a buscar orígenes helénicos o latinos a muchos lugares en busca de prestigio clásico y menoscabar o rechazar orígenes "bárbaros", como el fenicio. Pero está claro que, signifique lo que signifique, Hispania huele a fenicio o semita en su raiz triconsonántica "spn", ya sea "norte" o "roedor", porque lo escribían igual.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

¿Patria o matria?

El liberalismo no liberó a los siervos por humanidad, sino como paso previo para liberar la tierra. Para poder vender un piso, antes hay que echar al inquilino. El liberalismo no supone otra cosa que la propiedad privada de los medios de producción, principalmente de las tierras de labor. Un padre de familia hoy en día puede jugárselas al póker junto a las mulas y el arado, y condenar a sus hijos a la pobreza con todas las de la ley. Eso en otros tiempos habría sido algo impensable, más que nada también porque el dinero no fluía tanto. Los hijos heredaban el oficio de sus padres. Menuda bronca le echó Dios a Judá por haberse ido de putas un día, vamos, que le quitó las tierras y todo.

Malinowski se queda asombrado, sin embargo, del grado de capitalismo alcanzado por los polinesios, sobre todo en la construcción naval, cuando supuestamente se trata de un pueblo primitivo. La única condición se la impone el matriarcado: las tierras se pueden alquilar, pero nunca vender. Siempre pertenecerán a la familia. El ingreso mensual no va al padre, sino a la madre y los hijos. El marido podrá trabajar el huerto de su esposa, pero si su esposa fallece, éste tendrá que echar cuentas a partir de entonces con su cuñada. En una sociedad preestatal guerrera, o navegante como la polinesia, esto funciona muy bien.

El matriarcado, por así decirlo, es el antecedente de la ciudadanía. Tampoco los paterfamilias romanos podía venderle tierras a un extranjero así como así. La diferencia está en que en el matriarcado quien concede la ciudadanía es la madre. Sólo puede aplicarse entonces si el peso productivo también recae sobre las hembras, a la par que el reproductivo. En el momento en que los machos tengan que alimentar a los hijos de otro, la cosa cambiará.

Entre los celtíberos trabajaban las mujeres, los jóvenes y los esclavos. Los varones libres adultos sólo se dedicaban a la guerra. Esto significa que no había una clase campesina libre propietaria de tierras. Las tierras pertenecían a las familias. De hecho, eran las mujeres quienes gestionaban la economía. La herencia se trasmitía por línea femenina. Consúltese a Estrabón.

Hoy en día se podría hablar de un repunte del matriarcado, pero es ilusorio, pues ocurre sólo entre las clases bajas. Todo por lo que luchan los sexos en el siglo XXI es por un miserable apartamento de ochenta metros, y anda que no se beneficia de ello el Estado. En vez de apuntalar la famila, el pseudo-matriarcado está ayudando a destruirla.
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Re: Los pueblos de España

Mensaje por Bernardo Pascual »

Inicialmente, del mismo modo que cántabros es la forma vulgar de celtíberos, algo parecido ocurría con el gentilicio arévacos, en este caso indígena al parecer, pero que acabó transformándose en el cultismo carpetanos. Los carpetanos derivan de los arvactos de Estrabón. El país de los arvactos o arévacos, la Carpetania, se corresponde con el centro mismo de la Celtiberia. Por eso en la interpretación moderna los carpetanos, pueblo supuestamente no celtíbero, aparecen sin embargo como una cuña en el corazón de la Celtiberia, llegando hasta Alcalá de Henares. Los que viven al norte de los carpetanos no son los celtíberos o los arévacos, como se suele pensar, sino los vettones o vacceos, los belos o berones, “los del norte”, mientras que al sur habitan los turdetanos, túrdulos o titios. Todos son celtíberos. Se trata de divisiones convencionales que pueden variar dependiendo de las partes que se estipulen, dos o tres.

Durante la segunda guerra púnica, los mercenarios celtíberos precisamente procedían de la Turdetania, lo cual ha creado mucha confusión, pues a los turdetanos no se les considera celtíberos actualmente, por más que las fuentes lo dejen bien claro: “El Betis nace en la Celtiberia.” Los mapas cambian continuamente, y con ellos el significado de los topónimos. Para describir la Península Ibérica, Estrabón utiliza fuentes de distintas épocas, del siglo II y del siglo I a. C. Estas fuentes, por tanto, se contradicen entre sí, ya que las fronteras y los nombres han cambiado.

Desde el punto de vista de un observador mediterráneo, los arevascos son los que limitan con los vascos, es decir, los arevaccei son los que limitan con los vaccei. Ocurre como con la articulación que hace César de la Galia. En un sentido amplio, todos son celtíberos, pero en otro más puntilloso o detallista los verdaderos celtíberos serían únicamente los del centro, los arévacos. Dependiendo del contexto, las palabras, en este caso los gentilicios, poseen diferentes significados.
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