La muerte de Indíbil

Toda la Historia Militar desde la Prehistoria hasta 1453.

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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Poliorcetos »

La campaña de Escipión en Africa es un calco de la anterior, incluso la de Asdrúbal Barca padre. Es increíble todo lo del Africano. La increíble guerra de los mercenarios, la romana de Atilio Régulo, todo es lo mismo, en los mismos sitios y con los mismos nombres, está todo tan mezclado que ya no hay manera de desliar la madeja. Ganas me dan de abrir un hilo de la 1ªGP revisada.

También andaba a vueltas con el tal Tagus. Si se asocia al río, sería Asdrúbal pero el bello el que recorrería aquellas tierras. Con Silio Itálico,
Así las cosas, se entregan las riendas del poder a Asdrúbal, quien por entonces esquilmaba con furor desproporcionado las riquezas de los pueblos de Occidente, la nación íbera y los que habitan junto al Betis.
Para Polibio, el que mata a Asdrúbal es un galo.

A éste Asdrúbal se asigna el Tratado del Ebro por un lado y los conflictos de Sagunto por otro, él sería supuestamente el que alcanzaría esos territorios.

Hamilcar es el de los asedios, y es el que deja, o dejan, a Asdrúbal al frente de los asuntos de Hispania. Y es el que acude desde Sicilia a Africa a derrotar a los romanos, previo asalto de su campamento, y se firma la paz. Giscón repatria a los mercenarios que no habían cobrado, esto es raro. Hannón es el inútil, durante el asedio de Utica, que después cambia de bando y después asedia El Africano... y todo así, me puede.


Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
IV Item. Decreta que Don Alfonso, Rey de León y de Galicia estableció en la Curia de León en 1.188
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Poliorcetos escribió: 16 Feb 2021La campaña de Escipión en Africa es un calco de la anterior, incluso la de Asdrúbal Barca padre. Es increíble todo lo del Africano. La increíble guerra de los mercenarios, la romana de Atilio Régulo, todo es lo mismo, en los mismos sitios y con los mismos nombres, está todo tan mezclado que ya no hay manera de desliar la madeja.
Lógico, todos siguen los pasos de sus predecesores en la guerra contra Cartago. Al fin y al cabo, la república púnica está donde está, es lógico que se repitan escenarios; es más, son los mismos escenarios, casi, que la campaña de Agatocles contra los púnicos, más de un siglo antes :~i
El momento ideal para ser un héroe, es aquél en que se ha acabado la batalla y los otros tipos han muerto, que Dios los tenga en su gloria, y tú te llevas todo el mérito.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Poliorcetos »

Si, la geografía y la lógica de la campaña. Eso es inamovible y siempre ocurrirá. Lo extraño en estos casos es que llaman al mejor general, algo que no ocurre con Agatocles, que se va y cuando vuelve, todo va mal.

No sé. Es un ruido de fondo, un algo que hace excesivamente similares la 1ª y 2ª GP en Africa, demasiadas casualidades. Como los mercenarios y númidas. Me descuadra Jantipo, es la única variación.

Simplemente, los hechos de los hermanos Escipión son más falsos que las balas del equipo A, así que lo del Africano, también, por extensión. Esos vacíos se rellenan con campañas posteriores, pero no acaba ahí la cosa. Seguro que parte de Aníbal, Sagunto y todos esos rollos, son retazos sacos de contexto, trasplantados. Un Asdrúbal que opera en Hispania contra unos Escipiones que no estuvieron, o al menos como se cuenta, algo necesario para tener a alguien que oponer. Aníbal se planta en Italia y eso es insoportable. Ese es el fondo, el móvil y a lo que todo confluye.
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Tchazzar »

La campaña de Agatocles es algo distinta opera en el sur-centro de Tunez y la buscando el apoyo de Cirenaica.
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Bernardo Pascual
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Antigono Monoftalmos escribió: 17 Feb 2021
Poliorcetos escribió: 16 Feb 2021La campaña de Escipión en Africa es un calco de la anterior, incluso la de Asdrúbal Barca padre. Es increíble todo lo del Africano. La increíble guerra de los mercenarios, la romana de Atilio Régulo, todo es lo mismo, en los mismos sitios y con los mismos nombres, está todo tan mezclado que ya no hay manera de desliar la madeja.
Lógico, todos siguen los pasos de sus predecesores en la guerra contra Cartago. Al fin y al cabo, la república púnica está donde está, es lógico que se repitan escenarios; es más, son los mismos escenarios, casi, que la campaña de Agatocles contra los púnicos, más de un siglo antes :~i
Exacto, al eliminar los sucesos ficticios como la campaña de los Escipiones, quedan unas historias que se repiten todo el rato. Amílcar abandona Italia y libra la guerra contra los mercenarios. Aníbal se retira de Italia y en su caso combate contra los númidas. Hasta ahí podría ser lo que dice Antígono, situaciones similares, ¿pero cómo se explican las coincidencias en los detalles, que la batalla de la muerte de Amílcar, por ejemplo, se pueda entender a partir de otras batallas como la de la muerte de Indíbil o la de Metauro, igual que la muerte ficticia de los Escipiones a partir de la batalla de Tesino? Como poco se estarían rellenando vacíos, adornándolos, aunque también podría ser que simple y directamente se estuviesen confundiendo sucesos o inventándolos desde cero. ¡Anda que no se las trae!

Amílcar sitia una ciudad llamada Ilice. Entonces su aliado el rey de los oretanos le traiciona. En la batalla, intentando huir, Amílcar, para cruzar un río, trata de engañar al enemigo, y ahí se inserta la anécdota de los bueyes jubileos. Salva a sus hijos pero él muere. No diréis que no suena extremadamente familiar, la historia de siempre aunque un tanto destripada. Para volverse loco.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Antigono Monoftalmos »

Tchazzar escribió: 17 Feb 2021La campaña de Agatocles es algo distinta opera en el sur-centro de Tunez y la buscando el apoyo de Cirenaica.
Pero tan fracasada como la de Régulo. Lo de Cirenaica fue un intento tanto de Agatocles de implicar a Ptolomeo como de Ofelas buscando hacerse con un nuevo reino para sí mismo.
Bernardo Pascual escribió: 17 Feb 2021No diréis que no suena extremadamente familiar, la historia de siempre aunque un tanto destripada. Para volverse loco.
Sí, pero hay que tener en cuenta que los autores antiguos no pretendían hacer Historia al modo moderno, trataban de relatar los hechos históricos de modo que de ellos se desprendieran lecciones morales y como forma de alabar a sus mecenas, o de justificar a su bando a posteriori.
De ahí el análisis crítico de las fuentes; hay que saber quién es el autor, a sueldo de quién está y qué pretende con su relato. Y a partir de ahí expurgar todo lo que se considere propaganda y quedarnos con el relato real.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Me autocito:

"Amílcar sitia una ciudad llamada Ilice. Entonces su aliado el rey de los oretanos le traiciona. En la batalla, intentando huir, Amílcar, para cruzar un río, trata de engañar al enemigo, y ahí se inserta la anécdota de los bueyes jubileos. Salva a sus hijos pero él muere." 

Supongamos que proviene de una fuente cartaginesa mal entendida por los romanos, y que no es el padre quien muere sino alguno de sus hijos, mismamente parte de esa misteriosa biografía de Magón. Entonces se aprecia cierto parecido con Baécula vista al revés:

Los cartagineses sitian Ilurci, pero luego se retiran. Son perseguidos, derrotados en un desfiladero y traicionados por Orisón.

Es mosqueante, y no es la primera vez que se plantea. La traición de los oretanos ya había salido por otros motivos. El problema está en que parece coincidir más con la versión de Escipión que con la de Catón, que se deduce anterior, pero también Catón y Manlio realizan un movimiento de pinza, el uno precisamente desde el Ebro y el otro, a lo que se entiende, desde Cartagena. Podría haber algo. Comienza cuando Magón ataca Lersa porque se había sublevado.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

marcelo escribió: 12 Feb 2021 Al hilo de todo lo que estamos hablando, ¿habéis considerado que la rebelión en Hispania fuese una consecuencia directa de la declaración del territorio como provincias en el 197 a.C.? Ese año es el primero en que se nombran seis pretores. Si desde 201 a.C. en que se firma la paz entre Cartago y Roma la presencia de los romanos era tolerada de mejor o peor grado por los nativos hispanos pudiera ser por una falsa idea de que no se expandirían y se limitarían a las plazas que ya pudieran tener y que arrebataron a los cartagineses. Pero a partir de ese momento las intenciones están claras.
Ese mismo año acaba la segunda guerra macedónica y no es de extrañar que en Hispania se olieran que eran los siguientes en ser fagocitados.
Según lo cuenta Tito Livio, parece como si hubiera lista de espera para entrar en guerra con Roma. Da la sensación, así pues, que se trata de intervenciones para defender a los aliados que las solicitan. Cuando se soluciona un conflicto, se pasa a otro. No es que los iberos se rebelen en bloque contra Roma, sino que la guerra entre ellos la obliga a intervenir, igual que en Grecia. Si lo dejasen pasar, otro Aníbal acabaría invadiendo Italia.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Tchazzar »

La naciones, tribus, etc... pelean entre ellas. Roma siempre aprovecha esas guerras para intervenir, siempre hay una facción que le pide ayuda.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Tchazzar escribió: 22 Feb 2021 La naciones, tribus, etc... pelean entre ellas. Roma siempre aprovecha esas guerras para intervenir, siempre hay una facción que le pide ayuda.
Nadie invadiría Italia por mar mientras tuviese guerra en casa. Se destacan los cónsules por tanto en la Galia Cisalpina, para cerrar el itsmo, y en el resto del Mediterráneo se usa la diplomacia para evitar que nadie destaque. Cuando los galos dan un respiro, se organiza una intervención en ultramar, África, Grecia, Hispania o Siria. Estaban siempre en guerra.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Tchazzar »

Bernardo Pascual escribió: 22 Feb 2021
Tchazzar escribió: 22 Feb 2021 La naciones, tribus, etc... pelean entre ellas. Roma siempre aprovecha esas guerras para intervenir, siempre hay una facción que le pide ayuda.
Nadie invadiría Italia por mar mientras tuviese guerra en casa. Se destacan los cónsules por tanto en la Galia Cisalpina, para cerrar el itsmo, y en el resto del Mediterráneo se usa la diplomacia para evitar que nadie destaque. Cuando los galos dan un respiro, se organiza una intervención en ultramar, África, Grecia, Hispania o Siria. Estaban siempre en guerra.
No tiene una política exterior moderna, pero si tiene una idea de como llevar la guerra. Están continuamente en guerra, moviendo de frente a frente según las necesidades. Si necesitaban algo de movimiento, soltaban algún príncipe o noble para una rebelión/guerra civil para distraer a las otras naciones. Tienen un gran uso de los aliados, vasallos para involucrarlo y usarlo en las fases de desgaste.

Es la ventaja de la República, todos quieren ganar dinero, necesitan crecer, hay demasiados intereses, facciones para contentar.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

La serie de binomios Indortas e Inducimaro, Menicapto y Vismaro, Indíbil y Mandonio, Budar y Besadines, Culchas y Luxinio, etc., en mi opinión, responde a la adaptación de una misma leyenda a distintas lenguas o naciones, pues en todos los casos el relato se salda con la misma batalla. Y en esa batalla precisamente parece ser que murió algún Barca importante. O murió o fue capturado.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Ya estoy cerrando el bucle de todo el ciclo saguntino, y la conclusión podría ser bestial, la traca final. Además de las duplicaciones de los Escipiones, del Africano, de Catón y de Graco, podría haber una quinta, la de los hermanos Barca, Aníbal y Magón, es decir, Indíbil y Mandonio.

Todavía es todo como un sueño. Aníbal se ve obligado a regresar a África a causa de la revuelta de los númidas y el desembarco romano en Útica. En su lugar Magón asume las operaciones en el norte de Italia. Tras sofocar la revuelta, parece ser que Aníbal regresa o viene a Hispania. Aquí se vuelve a repetir todo, como con Amílcar y con Asdrúbal. Es siempre la misma historia: Baécula, el sitio de Cástulo, llámese Cártama o Cértima, y la destrucción de Sagunto. Es por lo visto Magón, el jefe de los mercenarios, quien desembarca en Sagunto, mientras los romanos estaban sitiando Cástulo. Los fugitivos olcades sublevan a los Saguntinos al igual que con los vacceos, del mismo modo que los fugitivos de Salmatis sublevan a los de Arbucala. Todo se mezcla, los nombres y los lugares cambian, pero el guión es siempre el mismo.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Gracias a la identificación o contextualización correcta de la campaña de Graco ahora se entienden muchas cosas. Una de las más interesantes es ésta:
Al principio los habitantes resistieron los asaltos, pero cuando se vieron atacados por máquinas de asedio además de por armas, dejaron de confiar en la protección de sus murallas y se retiraron todos a la ciudadela. Por último, enviaron emisarios poniéndose ellos y todos sus bienes a merced de los romanos. Aquí se capturó una gran cantidad de botín, así como muchos de sus nobles, entre los que se encontraban dos hijos y la hija de Turro. Este hombre era el régulo de aquellos pueblos, y con mucho el hombre más poderoso de Hispania. Al enterarse del desastre a sus compatriotas, mandó a solicitar un salvoconducto para visitar a Graco en su campamento. Cuando llegó, su primera pregunta fue si se les permitiría vivir a su familia y a él. Al responderle el pretor que sus vidas estarían a salvo, le preguntó, además, si se le permitiría luchar del lado de los romanos. Graco también le concedió esa petición y él le dijo: "Te seguiré contra mis antiguos aliados, ya que ellos no han querido tomar las armas para defenderme". A partir de entonces, estuvo junto a los romanos y en muchas ocasiones sus valientes y fieles servicios resultaron útiles a la causa romana.
Tito Livio, XL, 49.
Compárese con este otro fragmento:
Así, en España, el cónsul Escipión, sentado su cuartel de invierno en Tarragona, como hemos dicho anteriormente, empezó por ganar al pueblo romano la amistad y confianza de los españoles, devolviéndoles a cada uno sus rehenes. La casualidad hizo que para esto le sirviese de mucho Edecón, poderoso régulo del país. Este príncipe, tan pronto como supo la toma de Cartagena, y que Escipión se había apoderado de su mujer y sus hijos, presumiéndose la deserción que harían los españoles al partido de los romanos, se propuso ser él el autor de esta mudanza, persuadido principalmente, a que de este modo recobraría su mujer y sus hijos, y daría a entender al cónsul que abrazaba voluntariamente el partido de los romanos sin que la necesidad le forzase. Efectivamente, sucedió así. Porque cuando ya se hallaban las tropas en cuarteles de invierno, llegó él a Tarragona con sus parientes y amigos. Acudió a una conferencia con Escipión y le dijo: que daba las mayores gracias a los dioses de que fuese él el primero de los señores del país que hubiese venido a su presencia; que los otros potentados, aunque daban la mano a los romanos, mantenían aún correspondencia con los cartagineses, y miraban con inclinación sus asuntos; pero que él había venido a entregar no sólo su persona, sino sus amigos y parientes a la fe de los romanos; en cuyo supuesto, si merecía ser admitido por su amigo y aliado, le prestaría grandes servicios, tanto en la actualidad como en el futuro: en la actualidad, porque al ver los españoles que él había sido admitido y había alcanzado lo que pedía, todos seguirían su ejemplo, llevados del deseo de recobrar sus parientes y entrar en la alianza de los romanos; y en el futuro, porque inducidos de semejante honor y humanidad, le serían unos indefectibles apoyos de las expediciones que le restaban. «Por lo cual os ruego me devolváis mi mujer y mis hijos, y contado en el número de vuestros amigos, me dejéis volver a mi casa, hasta que se presente ocasión oportuna en que yo y mis amigos mostremos cuanto esté de nuestra parte, el reconocimiento a vuestra persona y a los intereses de Roma.» Así terminó Edecón su discurso. Escipión, que ya de tiempos atrás se hallaba inclinado a esta entrega, y mucho antes había reflexionado lo mismo que Edecón le decía, entregó a este príncipe su mujer y sus hijos, concertó con él alianza, y cuando ya tuvo ganado, por varios modos que la conversación misma le ofreció, el afecto del español y hecho concebir a sus amigos magníficas esperanzas para el porvenir, los despachó para sus casas.
Polibio, X.
Polibio traslada esta anécdota, la de la liberación de las prisioneras, a Cartagena. Así pues, la versión de Livio sobre Graco, al ubicarla donde en realidad corresponde, demuestra ser anterior. Es Polibio quien bebe en esa fuente en la que después beberá Livio y no al revés. Polibio recrea la toma de Cartagena tomando sucesos de la rendición de Jaén.

Pero Polibio además vuelve a contar la misma historia referida también a la familia de Indíbil:
Durante este tiempo vino a echarse a sus pies la mujer de Mandonio, hermana de Indibilis, rey de los llergetes, para suplicarle con lágrimas que cuidase de que se guardase más decoro con las prisioneras que el que habían tenido los cartagineses. Escipión, compadecido de ver a sus pies una dama de avanzada edad, y que aparecía en su rostro un cierto aire venerable y majestuoso, le preguntó qué le faltaba delo necesario. Pero viendo que callaba, envió a llamar a los que habían sido encargados del cuidado de las mujeres, los cuales le dijeron que los cartagineses las habían provisto con abundancia de todo lo preciso. A pesar de esto, como la dama volviese a abrazarle de las rodillas y a repetirle la misma arenga, Escipión entró más en confusión, y sospechando si habría habido algún descuido, y los comisionados de aquel encargo no le contaban por ahora la verdad, le dijo: «Sosegaos, señora, yo os prometo nombrar otras personas que cuiden de que no os falte lo necesario.- Vos no habéis penetrado el fondo de mis palabras, replicó la señora después de un breve silencio, si creéis que nuestra súplica se reduce ahora a la comida.» Entonces, comprendiendo Escipión lo que quería decir la dama, y reparando en la hermosura de las hijas de Indibilis y de otros muchos potentados, no pudo contener las lágrimas al ver que en una sola palabra le había dado una idea de su triste situación. Y así, dándole a entender que había penetrado su pensamiento, la cogió de la mano, procuró consolarla, y lo mismo a las demás, prometiendo que en adelante él mismo las cuidaría como si fueran sus hermanas o hijas, y las pondría hombres de probidad para su custodia.
Polibio, X.
Polibio está confundiendo a Indíbil con alguien similar a Edecón porque no sabe quién es Indíbil en realidad. Piensa que ese nombre designa a otro régulo ibero y a partir de ahí se inventa su historia. La clave, no obstante, se encuentra en la siguiente frase de Tito Livio:
Cástulo, fuerte y célebre ciudad de Hispania, estrechamente unida a los cartagineses hasta el punto de que la esposa de Aníbal era de allí, se pasó a los romanos.
Tito Livio, XXIV, 41.
La cuestión está en cómo se produjo ese cambio de bando.
“A continuación Escipión marchó a Cástulo con su ejército; defendían esta ciudad tanto fugitivos hispanos como supervivientes del ejército cartaginés reagrupados tras una huida en desbandada. Pero la llegada de Escipión venía precedida de la derrota de los iliturgitanos, a raíz de la cual había cundido el pánico y la desesperación. Como además los intereses eran encontrados y cada uno quería mirar por sí y desentenderse del otro, primero una desconfianza tácita y después una discordia manifiesta provocó la escisión entre cartagineses e hispanos. En éstos mandaba Cerdubelo, decidido partidario de la capitulación, y en los auxiliares cartagineses mandaba Himilcón; Cerdubelo entregó a los romanos a éste y sus tropas junto con la ciudad, después de recibir garantía en secreto. En esta victoria hubo mayor clemencia, pues la falta cometida no era tan grave, y por otra parte la entrega voluntaria había aplacado un tanto las iras.”
Livio, XXVIII, 20.
En Cástulo estaban los restos de un ejército cartaginés derrotado recientemente y que había llegado hasta allí huyendo en desbandada. Esa batalla, por tanto, no puede ser otra que la de Baécula. Se entiende por otro lado que también tenían que estar allí los mandos de ese ejército. Si no, la tropa no se habría reagrupado. Cerdubelo entrega a estos oficiales, unos oficiales con los que sin duda tenía que estar emparentado. ¿Por qué se remarca entonces lo de la mujer y las hijas de Indíbil? ¿Por qué en la negociación de una rendición en la que el derrotado se convierte en aliado del vencedor, a cambio de entregar a sus antiguos aliados, hay una preocupación por la vida de las mujeres? No tiene ningún sentido que le devuelva la ciudad, lo convierta en su amigo y, sin embargo, esclavice a su familia.

¿Y si Cástulo se pasó a los romanos a cambio de entregar a los refugiados cartagineses, qué le ocurrió entonces a la esposa de Aníbal, la cual sin duda debía ser hija o hermana del régulo de aquella ciudad?
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Con los nombres Aníbal e Indíbil, Andóbales que decía Polibio, ocurre igual que con los nombres Hermann (alemán) y Armand (francés). Se trata de una reducción de nasal seguida de dental sonora, o algo así. En realidad la correcta grafía de Aníbal sería Hannibaal, con doble n. Así pues, resulta que Andóbales es la forma más antigua del nombre Aníbal utilizada por los historiadores griegos y romanos. No es que Indíbil venga de Aníbal, sino Aníbal de Indíbil. Andóbales es la forma griega de Hannibaal.
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Re: La muerte de Indíbil

Mensaje por Bernardo Pascual »

Los historiadores del siglo I a. C. recopilaron las distintas tradiciones orales, la leyenda. Oían campanas. Sabían que en Hispania durante la segunda guerra púnica habían muerto dos hermanos famosos, pero no sabían realmente quiénes. Pensaron así pues que se trataba de los hermanos Escipión.

De este modo desplazaron los dos sucesos. La muerte de Magón a Italia...
[30,18] Durante este verano, el pretor Publio Quintilio Varo y el procónsul Marco Cornelio libraron una batalla campal contra Magón. Las legiones del pretor formaron la línea de combate; Cornelio mantuvo las suyas en reserva, pero cabalgó al frente y tomó el mando de una de las alas, dirigiendo el pretor la otra y exhortando ambos a los soldados para cargar furiosamente contra el enemigo. Al no lograr hacer ningún efecto sobre ellos, Quintilio dijo a Cornelio: «Como puedes ver, la batalla se está desarrollando muy lentamente; el enemigo está ofreciendo una inesperada resistencia y en ella se han escudado contra el miedo, hay peligro de que conviertan ese temor en audacia. Debemos descargar un ataque de caballería contra ellos, si queremos turbarlos y hacerles ceder terreno. Así pues, mantén tú el combate en primera línea y yo traeré la caballería, o bien yo me quedo aquí y dirijo las operaciones de primera línea mientras tú lanzas la caballería de las cuatro legiones contra el enemigo». El procónsul dejó al pretor que decidiera qué deseaba hacer. Quintilio, en consecuencia, acompañado por su hijo Marco, un joven enérgico, cabalgó donde estaba la caballería, le ordenó que montase y la envió de inmediato contra el enemigo. El efecto de su carga se incrementó por el grito de guerra de las legiones y el enemigo no habría mantenido sus posiciones si Magón, al primer movimiento de la caballería, no hubiera hecho entrar en acción sin demora a sus elefantes. La aparición de estos animales, su bramido y olor, aterrorizaron de tal manera a los caballos que hicieron su ayuda inútil. Cuando se acercaban y podían emplear la espada y la lanza, la caballería romana tenía ventaja, pero cuando era arrastrada por un caballo aterrorizado resultaba mejor objetivo para los dardos númidas. En cuanto a la infantería, la duodécima legión había perdido una gran parte de sus hombres y estaban manteniendo su terreno más para evitar la vergüenza de la retirada que por cualquier esperanza de ofrecer una resistencia eficaz. Tampoco lo hubiesen podido sostener mucho más tiempo si la decimotercera legión, que estaba en reserva, no hubiera sido llevada al frente para intervenir en el combate indeciso. Para enfrentarse a esta nueva legión, Magón empleó también a sus reservas. Estos eran galos, y los asteros de la undécima legión no tuvieron muchos problemas en ponerlos en fuga. A continuación, cerraron y atacaron a los elefantes que estaban creando confusión en las filas de la infantería romana. Lanzando contra ellos una lluvia de proyectiles, amontonados como estaban y casi nunca fallando el blanco, los hicieron retroceder sobre las líneas cartaginesas una vez hubieron caído cuatro, heridos de gravedad.
Por fin, el enemigo comenzó a ceder terreno y toda la infantería romana, al ver a los elefantes volverse contra su propio bando, se precipitaron hacia delante para aumentar el pánico y la confusión. Mientras Magón mantuvo su posición en el frente, sus hombres se retiraron poco a poco y en buen orden; pero cuando lo vieron caer, gravemente herido y sacado del campo de batalla a punto de desmayarse, se produjo una desbandada general. Las pérdidas del enemigo ascendieron a cinco mil hombres, capturándose veintidós estandartes. La victoria estuvo lejos de resultar incruenta para los romanos, que perdieron dos mil trescientos hombres del ejército del pretor, la mayoría de la duodécima legión, entre ellos dos tribunos militares, Marco Cosconio y Marco Mevio. La decimotercera legión, la última en tomar parte en la acción, también sufrió sus pérdidas; Cayo Helvio, un tribuno militar, cayó mientras reanudaba el combate, y veintidós miembros del orden de los caballeros, pertenecientes a familias distinguidas, junto con algunos de los centuriones, resultaron muertos al pisotearlos los elefantes. La batalla habría durado más si la herida de Magón no hubiese dado la victoria a los romanos.
[30,19] Magón se retiró durante la noche, marchando tan rápidamente como se lo permitía su herida, hasta alcanzar aquella parte de la costa ligur que estaba habitada por los ingaunos... 
Tito Livio.
...Y la de Gneo a Hispania.
Desde allí se trasladó a Munda el campamento cartaginés, y allá los siguieron los romanos a toda prisa. Se libró allí una batalla campal de casi cuatro horas en la que iban venciendo claramente los romanos cuando se dio la señal de retirada, porque le había atravesado el muslo a Gneo Escipión una jabalina y los soldados que estaban en torno a él temían que la herida fuese mortal. Pero no había duda de que se podía haber tomado aquel día el campamento cartaginés de no haber sobrevenido aquel contratiempo, pues aparte de los soldados también los elefantes habían sido rechazados hasta la empalizada y fueron acribillados con jabalinas treinta y nueve de éstos encima mismo de las trincheras. Se dice que también en esta batalla hubo cerca de doce mil muertos y que fueron capturados cerca de tres mil hombres y cincuenta y siete enseñas militares. Desde allí los cartagineses se retiraron a la ciudad de Auringis y los siguieron los romanos para echárseles encima mientras eran presa del pánico. De nuevo libró allí batalla Escipión, trasladado en litera al frente de batalla, y su victoria fue clara; murieron, sin embargo, menos de la mitad de enemigos que la vez anterior, puesto que eran menos los supervivientes que podían participar en el combate.
Livio, XXIV, 42.
Por supuesto, los romanos siempre ganan, aunque pierdan, y los cartagineses siempre pierden, aunque ganen. Ambos fragmentos relatan por igual la muerte de Magón, pero al trasladar este suceso a Italia, en la versión auténtica o anterior, la de Hispania, es sustituído por Gneo.
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“...Sin embargo, estoy convencido de que si nos ocurre lo que es propio de los hombres, el proyecto no quedará en el aire ni le faltarán hombres cabales; su belleza atraerá a muchos que lo tomarán bajo su responsabilidad y se esforzarán por llevarlo a cabo.”
Polibio
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